El Día del Hijo del Hombre y las obras que hará en Su Venida – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos en Cristo reunidos aquí y en diferentes países. Que Dios les bendiga grandemente y nos abra las Escrituras y el entendimiento para comprender. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Un saludo muy especial para el misionero Miguel Bermúdez Marín, quien estuvo hablándonos hace unos momentos; y también para todos los ministros en todos los países.

Leemos el capítulo 17, versos 20 en adelante, de San Lucas, que dice:

“Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,

ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.

Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.

Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis.

Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día.

Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.

Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.

Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“EL DÍA DEL HIJO DEL HOMBRE Y LAS OBRAS QUE HARÁ EN SU VENIDA”.

Jesús nos dice que será la Venida del Hijo del Hombre como fue en los días de Lot y como fue también en los días de Noé.

En esos dos tiempos hubo una destrucción: en el tiempo de Noé para el pueblo o el mundo antediluviano, y fue con agua; para el tiempo de Lot, la destrucción para Sodoma y Gomorra y algunas ciudades cercanas fue con fuego; y como fue en aquellos días será en este tiempo final.

La destrucción con agua allá en el tiempo de Noé y la destrucción con fuego en el tiempo de Lot, representan el juicio divino que caerá sobre la raza humana para la destrucción del reino del anticristo, del reino de la bestia, del reino de los gentiles, que estará en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; pues en la interpretación dada en Daniel, capítulo 2, de la estatua que vio el rey y se lo interpretó el profeta Daniel, la destrucción para la estatua vino a los pies, o sea, cuando estaba representando el reino de los gentiles en el tiempo final, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa final del reino de los gentiles, la etapa que corresponde a la bestia, el anticristo, en el tiempo final. Por lo tanto, la destrucción será con fuego atómico; fuego atómico en una Tercera Guerra Mundial que ha de llevarse a cabo en el tiempo final.

Antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, le apareció Dios a Abraham, y luego le aparecieron los Ángeles Gabriel y Miguel a Lot, allá en Sodoma y Gomorra. O sea que aquella manifestación de Dios representa para el tiempo final la manifestación del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y Sus Ángeles son los ministerios de Moisés y Elías para el tiempo final.

El ministerio de Moisés se repitió en Jesús y se repetirá en este tiempo final; y el ministerio de Elías se repitió en Eliseo, luego se repitió por tercera vez en Juan el Bautista, luego se repitió por cuarta vez en el reverendo William Branham; y se repetirá nuevamente en este tiempo final, por quinta ocasión, como uno de los Dos Olivos, los Dos Ungidos de Apocalipsis, capítulo 11, versos 1 al 14, que viene esa promesa, esa profecía, desde Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14.

¿Cómo Dios lo hará? Sencillo. No será Moisés literalmente, sino un profeta como Moisés. Eso es lo que dice la Escritura: “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios; a él oiréis”[1].

Y la promesa de la venida de Elías no será Elías literalmente, sino un profeta como Elías. Así también lo esperan los judíos.

Y eso es para el tiempo final, para el Día de la Edad de Piedra Angular, porque la Venida del Hijo del Hombre dos mil años atrás fue en Edad de Piedra Angular.

Luego, encontraremos que ya Dios nos dio una muestra por el reverendo William Branham, en una manifestación del Hijo del Hombre, del Espíritu Santo, del Ángel del Pacto, de Cristo en Espíritu Santo velado y revelado en el reverendo William Branham hablándole a Su Iglesia y llevando a cabo la Obra de precursar la Segunda Venida de Cristo.

Hubo una manifestación de Hijo del Hombre en el reverendo William Branham, pero ya él se fue; pero él dijo que habrá otra manifestación del Hijo del Hombre para anunciar los juicios divinos. Por lo tanto, será una manifestación del Hijo del Hombre ya no en misericordia, sino en juicio divino, para anunciar el día de venganza del Dios nuestro, en donde se detuvo Cristo cuando leyó Isaías, capítulo 61, verso 1 al 2; leyendo, Él se detuvo a la mitad del pasaje de Isaías 61, allá en el verso 2; hizo la lectura, la tuvo en el capítulo 4 de San Lucas.

¿Por qué no continuó leyendo Jesucristo? Porque Él iba a decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura…”. Y la proclama o predicación del día de venganza del Dios nuestro no la estaba llevando a cabo Él en Su Primera Venida; Él estaba proclamando el año de la buena voluntad del Señor. Por lo tanto, hasta allí Él tenía que leer.

La parte de: “para proclamar el día de venganza del Dios nuestro”, tenían que transcurrir alrededor de dos mil años para continuar la lectura de ese pasaje de Isaías, capítulo 61, verso 1 en adelante.

Ya tuvimos una manifestación del Hijo del Hombre en el reverendo William Branham; porque la manifestación del Hijo del Hombre es la manifestación de Cristo en Espíritu Santo a través de carne humana, en un hombre, en un profeta. “Porque no hará nada el Señor, sin que revele Sus secretos a Sus siervos, Sus profetas”. (Amós, capítulo 3, verso 7). Y es por medio de profetas que viene la Palabra para el pueblo; viene al profeta primero, y a través del profeta luego el Espíritu Santo la habla al pueblo.

Por eso es que Dios le dice a Ezequiel: “Hijo del Hombre”, porque a él venía la Palabra de Dios, y a través de él se manifestaba Dios en Espíritu Santo trayendo la Palabra al pueblo.

Jesucristo habló de la Venida del Hijo del Hombre en el campo profético, y fue el tema más importante de la predicación de Jesús para el Día Postrero.

El reverendo William Branham nos dice en una cita aquí, del libro de Citas, la cual corresponde al mensaje “Obra es fe expresada”, página 44 en español, predicado el 26 del mes de noviembre de 1965 (el mes anterior a su partida). Y dice: “El Hijo del Hombre…”. Página 164 de este libro de Citas, párrafo 1465, dice:

1465 – “El Hijo del Hombre será revelado en un cuerpo de carne. Ustedes, gente de la Iglesia, exactamente como fue antes de los días de Sodoma, un grupo llamado fuera que estaban creyendo en la promesa de Dios”.

Y en la página 165 de este libro de Citas, de mensajes del reverendo William Branham, en la página 165, párrafo 1471, que recoge estas palabras que son sacadas del mensaje “Tratando de hacer a Dios un servicio”, página 33, del 27 de noviembre de 1965 (o sea, al otro día de la cita anterior), dice:

1471 – “Ese no fue Elías, eso fue el Espíritu de Dios sobre Elías; Elías fue solo un hombre. Ahora, hemos tenido los Elías, y abrigos de los Elías, y mantos de los Elías, y todo de los Elías. Pero el Elías de este día es el Señor Jesucristo. Él ha de venir según Mateo 17… Lucas 17:30 dice que el Hijo del Hombre ha de revelarse entre Su gente. No un hombre, ¡Dios! Pero vendrá (en) un profeta. Y Él nunca tuvo dos profetas mayores en el mundo al mismo tiempo”.

Miren qué sencillo es el misterio del Hijo del Hombre; por lo tanto, vigilen, oren mucho para el culto del domingo. Hoy solamente es la introducción.

Y el tema para el próximo domingo es: “EL DÍA DEL HIJO DEL HOMBRE Y LAS OBRAS QUE HARÁ EN SU VENIDA”.

Ya vimos que en el Cuerpo Místico de Cristo, en Su Iglesia, el Día del Hijo del Hombre es la Edad de Piedra Angular; y en cuanto a tiempo cronológico, el Día del Hijo del Hombre es el séptimo milenio de Adán hacia acá, en el cual tendrá Su manifestación final en medio de Su Iglesia; e Israel, el pueblo hebreo, verá esa manifestación y dirá: “Este es el que nosotros estamos esperando”. Tan sencillo como eso.

La Iglesia del Señor Jesucristo tiene las promesas más grandes y gloriosas correspondientes a este tiempo final, para recibir la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces, que nos dará la fe, la revelación para nuestra transformación, la fe de rapto.

¿Y qué contiene esa revelación? El misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida del Señor a Su Iglesia, el misterio de la Venida del Hijo del Hombre a Su Iglesia; lo cual causó silencio en el Cielo, en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, cuando ese Sello fue abierto en el Cielo.

¿Por qué? Porque no conviene que las personas sepan el misterio hasta que llegue el tiempo para ser abierto ese misterio, para que no hagan personificaciones, no imiten; porque para los días de la Venida del Hijo del Hombre dos mil años atrás, hubo imitadores como Teudas y Judas (que vinieron antes de Jesús); y Jesús dijo de esos imitadores que vinieron delante de Él, antes que Él, que eran ladrones y robadores.

Todos los imitadores son calificados en esa forma, y sobre todo los del campo espiritual; y no tendrán buen futuro. Los imitadores tienen su lugar, a donde irán al final del camino (por lo tanto…), y no es bueno para ellos, y nadie desea ese final; ni ellos mismos.

Siempre queremos lo que es original, lo que es genuino de parte de Dios, aunque no tenga la atracción que el mundo gusta, la fama, como los artistas y todas esas cosas.

Queremos lo real, lo que Dios ha prometido darnos para este tiempo final; y eso es la manifestación del Hijo del Hombre en el Día Postrero, que nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, en lo que el cristianismo conoce como el arrebatamiento de la Iglesia o rapto de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Estamos en el Día Postrero o séptimo milenio de Adán hacia acá, y estamos también en el Día de la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, ambos son el Día para la manifestación del Hijo del Hombre, para darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Con lo que ya hemos escuchado tenemos la introducción al tema del próximo domingo, del estudio bíblico del próximo domingo.

Así que Dios me los bendiga a todos y les guarde, y nos abra el entendimiento y las Escrituras para comprender este misterio de: “EL DÍA DEL HIJO DEL HOMBRE Y LAS OBRAS QUE HARÁ EN SU VENIDA”.

Vamos a ver el próximo domingo las obras que están prometidas que va a llevar a cabo el Hijo del Hombre en Su Venida. Ya les dije una de ellas, que es darnos la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y así es como le va a ser abierto al Cuerpo Místico de Cristo en el Día Postrero el misterio del Séptimo Sello.

Y cuando conozcamos el misterio de la Venida del Hijo del Hombre, estaremos conociendo el misterio, ¿de qué?, del Séptimo Sello, y recibiendo la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Que Dios les bendiga y les guarde, y les acompañe todos los días de vuestra vida y a mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Bueno, que Dios me les bendiga y les guarde. Oren mucho por la actividad del domingo, Dios mediante, en la cual estaremos tocando el tema que hoy tocamos como introducción a la escuela bíblica del próximo domingo.

Continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto. Buenas noches.

“EL DÍA DEL HIJO DEL HOMBRE Y LAS OBRAS QUE HARÁ EN SU VENIDA”.

[Revisión abril 2018 – noviembre 2023]

[1] Deuteronomio 18:15

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