Muy buenas noches, amables hermanos y amigos presentes aquí en El Salvador. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Y leemos en San Mateo, capítulo 13, verso 1 en adelante… Vamos a leer la explicación que dio Jesús de la parábola. Versos 15 en adelante:
“Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“EL SEMBRADOR SEMBRANDO LA SEMILLA DE LA PALABRA.”
Ese el tema de introducción al mensaje o al estudio bíblico del próximo domingo, titulado: “El SEMBRADOR SEMBRANDO LA SEMILLA DE LA PALABRA.”
Notaremos que Cristo muestra en la naturaleza las cosas espirituales, muestra en la naturaleza a los seres humanos, muestra en la naturaleza el Programa Divino que Dios lleva a cabo de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Y así como se siembra el trigo, nace, es regado por agua, crece y lleva fruto, y después viene la cosecha —cada cosa en su tiempo—, así es con los seres humanos. Y para los hijos e hijas de Dios, la representación de ellos está en el trigo.
Cada cosa tiene su tiempo. Tiempo de sembrar la simiente; la siembra el Hijo del Hombre, el Señor Jesucristo, y usa instrumentos de edad en edad, sembrando la Palabra correspondiente a cada tiempo. Esa Palabra correspondiente a cada tiempo produce hijos e hijas de Dios. Si mezclan la Palabra con otras interpretaciones humanas, producirá seres humanos religiosos, pero nunca producirá hijos e hijas de Dios.
Ahora, luego encontramos en la planta de trigo, el tallo; también encontramos otras partes de la planta de trigo: la cáscara que guarda el trigo, y luego el trigo. O sea que esas representan etapas en la Iglesia del Señor Jesucristo, las cuales se van cumpliendo de edad en edad.
Para este tiempo final encontramos que la cáscara representa la séptima edad de la Iglesia gentil y el trigo está representado en la Edad de Piedra Angular, donde es recogido el trigo para ser llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
El trigo tiene que madurar para ser cosechado, por lo tanto madura con la Lluvia tardía y temprana: la enseñanza de la Palabra de Dios para este tiempo final. Y el Sol, Cristo, revelado en el tiempo final, madurará el fruto, madurará el trigo, nos madurará en la Palabra de Dios, hará que lo que está prometido para este tiempo final se haga realidad en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de Piedra Angular.
Esos son los que oyen y entienden la Palabra, y llevan fruto a ciento por uno, a sesenta por uno o a treinta por uno.
La Edad de Piedra Angular es la edad para la cosecha del trigo, de los hijos e hijas de Dios, en donde el Hijo del Hombre llama y junta a Sus escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo, les da la fe para ser transformados y raptados, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo.
Esto es la introducción al tema del estudio bíblico del próximo domingo, Dios mediante.
El próximo domingo hablaremos más ampliamente sobre el tema, para que tengamos el cuadro claro del tiempo en que estamos viviendo, y que hay más simientes; pero la simiente que oye y entiende la Palabra son los escogidos de Dios del Día Postrero, como fueron en cada edad los escogidos de Dios, los que entendieron y recibieron la Palabra para su tiempo, la cual le fue revelada al mensajero de cada edad. Él habla esa Palabra ungido con el Espíritu de Dios.
O sea que el Espíritu de Dios fue el que habló a través de cada mensajero la misma Palabra que le había revelado al mensajero de cada edad; y cuando la reciben las personas, se hace carne en ellos, es vivificada esa Palabra, y por consiguiente llevarán el fruto correspondiente a ese tiempo final; estarán trabajando, haciendo la Obra de Dios correspondiente a ese tiempo en que la Palabra es revelada de edad en edad; para nuestro tiempo: la Palabra prometida para la Edad de la Piedra Angular. Tan sencillo como eso. Esa es la Palabra que producirá la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Habrá un pueblo en la Edad de Piedra Angular, el cual subirá a esa edad; como fue subiendo de edad en edad, subirá a esa edad para recibir la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; recibirá la Lluvia tardía, recibirá la fe para ser transformados.
Sin fe es imposible agradar a Dios. Todo es posible para el que cree, dice el Señor Jesucristo.
Por lo tanto, habrá un grupo de personas, de hijos e hijas de Dios que recibirán la Palabra-simiente correspondiente a este tiempo final; y esa Palabra se hará carne en ellos, y producirá el Espíritu Santo el fruto de esa Palabra prometida para los escogidos de Dios del Día Postrero.
Por lo tanto, la parábola del sembrador es muy importante para todos los hijos e hijas de Dios, porque en la naturaleza se refleja la parte espiritual del Programa Divino.
Si hay una siembra literal, hay una siembra espiritual. Si hay un crecimiento literal de semillas, hay un crecimiento espiritual de esa Palabra-simiente en la vida de cada creyente en Cristo. Y va creciendo así la Iglesia del Señor Jesucristo, de edad en edad, como Cuerpo Místico de creyentes.
Y recuerden que la buena tierra, que son seres humanos, son los escogidos de Dios, los cuales entienden la Palabra de Dios para el tiempo en que están viviendo. Son los que oyen y entienden la Palabra, y llevan el fruto correspondiente al tiempo en que están viviendo; se hace carne en ellos la Palabra prometida para ese tiempo, y lleva fruto conforme al Programa Divino.
Dios obra a través de Cristo en Su Primera Venida, y Cristo obra a través de Su Iglesia de edad en edad; y por consiguiente, en nuestro tiempo también obra Cristo en Su Iglesia y por medio de Su Iglesia lo que está prometido que Dios hará en este tiempo final.
Para la cosecha, el Hijo del Hombre enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos: primero los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo y luego los escogidos del pueblo hebreo.
Por lo tanto, para este tiempo final el Hijo del Hombre que está prometido, llevará a cabo una labor muy importante en favor de los creyentes en Cristo que están viviendo en este tiempo final, para darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
“EL SEMBRADOR SEMBRANDO LA SEMILLA DE LA PALABRA.”
Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta introducción al tema del estudio bíblico del próximo domingo en la escuela bíblica, Dios mediante.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos; y estaremos orando por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento. Para lo cual, puede pasar al frente y estaremos orando por usted.
En esta parábola de la simiente que el Hijo del Hombre siembra, están representados los creyentes en Cristo de edad en edad; por lo tanto, todo esto se mueve en el mundo espiritual, así como ocurre en el mundo físico en la siembra de la simiente.
Recuerden que los escogidos de Dios están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo. Por eso es que Cristo podía decir: “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo una cosa somos.” (San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30).
Es una bendición grande tener el nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por eso Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna.”
Ninguna otra persona puede darnos vida eterna, solamente hay uno, y Su Nombre es: Señor Jesucristo. Él es nuestro Salvador.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión.
Con nuestros rostros inclinados y nuestros ojos cerrados:
Padre nuestro que estás en los Cielos, vengo a Ti con todas estas personas que aquí y en otros lugares están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbeles en Tu Reino. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración que estaremos haciendo:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida. Creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado; y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente. Haz una realidad en mi vida la salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Porque Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Por lo tanto, bien pueden —hoy o el domingo— ser bautizados en agua los que han recibido a Cristo en esta ocasión, ya sea que estén aquí presentes o en otras naciones.
El bautismo en agua es un mandamiento de Cristo nuestro Salvador, el cual dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Aun el mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, el cual al principio no lo quería bautizar; y le dice a Jesús [San Mateo 3:13-15]: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y entonces lo bautizó.
Por lo tanto, nos conviene cumplir toda justicia. Bien pueden ser bautizados, ya sea hoy o el próximo domingo, Dios mediante.
Que Dios les bendiga a todos; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes al ministro correspondiente aquí, reverendo David, para continuar y finalizar esta parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Y nos vemos el próximo domingo, Dios mediante. Y en la actividad de mañana nos vemos también, Dios mediante, esperando las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL SEMBRADOR SEMBRANDO LA SEMILLA DE LA PALABRA.”