Obedeciendo la Voz del Enviado en cada tiempo – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes lugares. Reciban mis saludos todos; y para el doctor Miguel Bermúdez Marín un saludo muy especial de todo corazón.

Para esta ocasión leemos en el Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23; y dice de la siguiente manera:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.

Para esta ocasión en la introducción del estudio bíblico del próximo domingo, titulado: “OBEDECIENDO LA VOZ DEL ENVIADO EN CADA TIEMPO”, veremos en esta introducción la base de este tema para el estudio bíblico del próximo domingo.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

A través de la Escritura podemos ver que Dios ha enviado a Su Ángel para la liberación del pueblo hebreo; y el Ángel del Pacto es nada menos que la imagen del Dios viviente.

Es, el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, el cuerpo angelical de Dios que aparece en esa Columna de Fuego, y en algunas ocasiones aparece como una persona de otra dimensión, o sea, en forma de Ángel o cuerpo angelical o cuerpo teofánico. Y Ese es nada menos que el Mesías, el Cristo, a través del cual Dios creó todas las cosas.

En San Juan, capítulo 1, nos dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Aquí nos muestra al Ángel del Pacto, el Verbo, el Ángel de Dios, el Verbo, el cual se hizo carne y fue conocido por el nombre de Jesús o Jesucristo.

El verso 18 dice:

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.

O sea que por medio del Verbo, el Ángel del Pacto, fue que Dios se dio a conocer desde el Génesis hacia acá, al ser humano. En todas las ocasiones en que aparecía el Ángel del Pacto, se decía que Dios le había aparecido a la persona o a las personas, y les había dicho tal y tal cosa.

Muchos de ellos, como Moisés[1], Jacob, también Manoa[2], quisieron conocer el Nombre del Ángel del Pacto, porque sabían que el Nombre del Ángel del Pacto es el Nombre de Dios.

Por eso cuando Moisés le dice a Dios: “Si ellos me preguntan cuál es Su Nombre (o sea, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que le había aparecido)…”. El Ángel del Pacto le dice: “Yo Soy el que Soy. Y dirás al pueblo: Yo Soy me envió a vosotros”[3].

Aquí el Yo Soy es el Dios Todopoderoso manifestado por medio del Ángel del Pacto, o sea, por medio de Su cuerpo angelical, que es el cuerpo angelical de Cristo, el Mesías, el Salvador del mundo. Por eso en San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58, de San Juan, dice Cristo Jesús:

“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”.

¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, era Jesucristo en Su cuerpo angelical, en esa Columna de Fuego, llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová.

En Hebreos, así como leímos en San Juan, capítulo 1, donde dice que todas las cosas por Él fueron hechas y sin Él nada de lo que fue hecho ha sido hecho; en Hebreos, el apóstol Pablo —conocedor de este misterio— dice en el capítulo 1 de Hebreos, verso 1 en adelante:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.

El universo fue hecho por Dios a través de Cristo, el Ángel del Pacto, antes de tener Su cuerpo de carne, el cual es nada menos que la imagen del Dios viviente; y también es la semejanza física de Dios en Su cuerpo llamado Jesús.

El Ángel del Pacto es nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical, el cual se hizo carne. “El Verbo se hizo carne, y habitó en medio de nosotros los seres humanos (y vimos Su gloria, como gloria del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de virtud”.

A Dios nadie le ha visto – le vio jamás. Cuando Jacob dijo: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”, en el capítulo 32, versos 24 al 32 del Génesis, encontramos que a quien había visto era a Dios velado en el cuerpo angelical, había visto al Ángel del Pacto, en el cual estaba Dios; porque el Ángel del Pacto es la imagen del Dios viviente, es Cristo en Su cuerpo angelical, en el cual está Dios en toda Su plenitud.

Y luego, cuando se hace carne y habitó en medio del pueblo hebreo, era nada menos que Emanuel, Dios con nosotros en forma humana, en cuerpo de carne visitando a Su pueblo del Pacto Antiguo; porque tiene que venir al pueblo del Pacto cuando cumple la promesa de Su Venida.

Por eso el apóstol San Pedro y San Pablo hablando de Cristo, lo muestran como la imagen del Dios viviente, el Ángel del Pacto hecho carne en medio del pueblo.

En Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16, dice:

“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne…”.

¿Cómo fue Dios manifestado en medio del pueblo hebreo, en medio del pueblo del Pacto? Dios fue manifestado en carne. O sea que Dios se manifestó en un cuerpo de carne llamado Jesús, se manifestó como un ser humano de esta dimensión terrenal, para llevar a cabo la Obra de Redención por medio de Su cuerpo físico, Su cuerpo de carne, el cual moriría en Sacrificio de Expiación por todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y ahora, hemos visto que Jesucristo es el Ángel del Pacto en Su cuerpo angelical, a través del cual Dios creó los Cielos y la Tierra. Toda la Creación fue hecha por Dios a través de Su cuerpo angelical. Tan sencillo como eso.

En Colosenses, capítulo 1, versos 12 en adelante… Capítulo 1, verso 12 en adelante, de Colosenses, dice San Pablo:

“… Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz…”.

Los santos, que son los creyentes en Cristo, tienen una herencia.

“… para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas…”.

Esto es: nos ha librado del reino de las tinieblas, del poder del reino de las tinieblas, del reino del maligno, del reino de la quinta dimensión…

“… y trasladado al reino de su amado Hijo (hemos sido trasladados al Reino de Cristo, al Reino del Mesías, que está en la esfera espiritual),

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”.

Y ahora, la imagen de Dios es Jesucristo, el Ángel del Pacto, y Él es el Primogénito de toda creación.

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;

todo fue creado por medio de él y para él”.

Toda la Creación fue creada por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, y para Él. Él es el dueño, el heredero de toda la Creación; fueron creadas por Dios a través de Él y para Él. Y a ese Reino de Cristo es que nosotros hemos sido trasladados al nacer de nuevo. Al nacer de nuevo nacemos en el Reino del Mesías, el Reino del Ángel del Pacto, el Reino de Dios, que está en la esfera espiritual y que va a estar en la esfera física en el Reino Milenial y por toda la eternidad.

Porque el reino de los gentiles será quitado en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa en que está en la actualidad. Comenzó con la cabeza de oro en el tiempo del rey Nabucodonosor; luego pasó a los pechos y los brazos de plata, que fue el imperio medo-persa; y luego pasó al vientre y los muslos de bronce, que fue el imperio de Grecia; y luego pasó a las piernas de hierro, que fue el imperio romano de los Césares; y luego pasó a los pies y los dedos de hierro y barro cocido.

En la etapa de las piernas de hierro, del imperio romano, Cristo fue en Su Primera Venida crucificado por el imperio romano. Luego, para este tiempo final será la Segunda Venida de Cristo en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, los cuales van a ser desmenuzados con la Venida del Mesías, la Venida de la Piedra no cortada de manos, en este tiempo final en el cual estamos viviendo.

Así como Dios ha hecho en el Antiguo Pacto enviando a Su Ángel, ahora vean lo que ocurre bajo el Nuevo Pacto. Corre paralelo al pueblo y con el pueblo del Pacto Antiguo, lo que estaría pasando con el pueblo del Nuevo Pacto, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual aparece en el Día de Pentecostés, donde nace, y donde se abre la brecha en la mitad de la semana número setenta de la profecía de Daniel, capítulo 9; y ahí hay una brecha para la aparición, el nacimiento del cristianismo o de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y por cuanto es a la mitad de la semana setenta que se detiene esa semana con la crucifixión de Cristo, encontramos que a Israel le restan tres años y medio de la semana número setenta; porque a la mitad de esa semana sería quitada la vida al Mesías conforme a Daniel, capítulo 9; y pronto Dios regresará a Israel para continuar la semana número setenta, cumplir los tres años y medio que le faltan de ser cumplidos a esa semana número setenta. Eso ocurrirá cuando complete Su Iglesia y lleve a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que vivimos.

Por lo tanto, Israel está en espera de la Venida del Mesías; promesa que se le cumplirá muy pronto. Pero antes Cristo está tratando, desde el Día de Pentecostés, con los creyentes en Él, con los creyentes en Cristo, bajo una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia, que es la sexta dispensación, de la cual Cristo es el mensajero de la sexta dispensación, la Dispensación de la Gracia.

En todas las dispensaciones ha sido el Ángel del Pacto, Cristo, la imagen del Dios viviente, a través de la cual Dios se ha manifestado en cada dispensación; y ha enviado el mensajero de cada dispensación, a través del cual se ha velado y ha revelado al pueblo. Siempre ha sido Dios por medio del Ángel del Pacto hablando a Su pueblo a través de un hombre, de un profeta, como dice Zacarías, capítulo 7, versos 11 al 12.

Y ahora, Dios, el cual habló por medio de los profetas, luego vino y habló por medio de Jesús, y luego ha estado hablando por medio de los apóstoles en los tiempos pasados, y ha continuado hablando en medio de Su Iglesia por medio de los diferentes mensajeros que ha enviado para cada edad o etapa de Su Iglesia, a través de los cuales ha llamado y juntado a los escogidos de cada edad en Su Iglesia.

Y ahora vean aquí, Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.

Y ahora, Cristo nos dice que esta es la revelación Suya, de Jesucristo; y que ha enviado Su Ángel para manifestar estas cosas a Sus siervos, las cosas que deben suceder pronto.

En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Y ahora, “el Dios de los espíritus de los profetas”, o sea, el Dios de los cuerpos angelicales de los profetas, dice: “ha enviado su ángel”.

En la misma forma en que Dios bajo el Pacto que dio a través del profeta Moisés, envió a Su Ángel, el Ángel del Pacto, la imagen del Dios viviente, el cuerpo angelical de Dios; ahora Cristo dice en el Nuevo Testamento, en Apocalipsis, que en la misma forma en que Dios envió a Su Ángel bajo el Pacto que dio al pueblo a través de Moisés, ahora en el Nuevo Pacto Cristo dice que Él ha enviado Su Ángel. Capítulo 22, el verso 6, dice que lo ha enviado “para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Y en Apocalipsis, capítulo 22, versos 16, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Y ahora, ¿para qué ha enviado a Su Ángel? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.

Hablando de este Ángel, el reverendo William Branham dice que este Ángel es un profeta; así como el Ángel del Pacto cuando se hizo carne y fue conocido por el nombre de Jesús era un profeta, era el Hijo del Hombre; era Dios velado en Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto, y velado en Su cuerpo de carne llamado Jesús, que es la semejanza física de Dios. Y ahí podemos ver que hay un misterio grande.

Ese es el misterio que no pudieron ver los creyentes del tiempo final de la Dispensación de la Ley, y también es lo que no podrán ver los de la Dispensación de la Gracia en el tiempo final; pero lo verán los creyentes en Cristo escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Vean lo que dice el reverendo William Branham en “El Quinto Sello”: página 94 del libro de Citas, dice:

811 – “¿Han captado algo? Puede que yo no tenga que contarles entonces el domingo (y domingo era el día en que iba a hablar sobre el Séptimo Sello). Noten… ¡Maravilloso! Ahora, noten ahora. Entonces de acuerdo al tiempo que Dios iba a liberar al mundo antediluviano, Él envió un águila (o sea, un profeta, porque los profetas son representados en águilas). (…) ¿Creen ustedes que el tiempo, aún en Juan, en la Isla de Patmos, este Mensaje fue tan perfecto que Él no pudo confiarlo a un ángel? Ustedes saben, un ángel es un mensajero, pero ¿sabían ustedes que el mensajero era un profeta?”.

El Ángel que Jesús dice: “He aquí Yo Jesús he enviado Mi Ángel”, el reverendo William Branham dice que ese Ángel es un profeta.

811 – “¿Creen ustedes eso? Vamos a probarlo. Revelación, capítulo 22, vamos a ver si era un águila. Seguro que él fue un Ángel; él era un mensajero… Pero fue un profeta que a él le reveló este libro completo de Revelación. (Revelación, capítulo 22, verso 19). Y observe lo que Juan vio aquí: ‘Y yo Juan, soy el que ha oído y visto estas cosas… (Ahora él está concluyendo. Este es el último capítulo). Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas (Y él, entonces, el ángel, ¿ven?). Y él me dijo: mira, no lo hagas… (ningún verdadero profeta o mensajero de ninguna clase será adorado). Y él me dijo: mira, no lo hagas; porque yo soy siervo contigo y con tus hermanos los profetas y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios’. ¿Ven? Ahora, el libro era tan importante que es la Palabra de Dios. ¡Ahora observen! Y cuando la Palabra de Dios es traída, tiene que ser traída por el profeta, porque a él es al que la Palabra de Dios viene”.

Y ahora, podemos ver que si Dios va a darle la revelación de Su Palabra a Su pueblo en una edad, tiene que venir a través de un mensajero para esa edad. Esa es la forma en que tiene que venir en cada tiempo la Palabra del Señor. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. (Amós, capítulo 3, verso 7).

En Citas, página 41, párrafo 330, dice:

330 – “Y fue enviado al – ‘Y significó esto por Su Ángel a Juan’. No sabemos quién era el Ángel, la Biblia no dice quién era el Ángel. Pero sabemos que era un profeta, porque la Biblia enseguida dice que ‘Yo Jesús he enviado Mi Ángel para testificar de estas cosas que han de acontecer brevemente’. Luego vemos que cuando Juan comenzó a adorar al Ángel, el Ángel dijo: ‘Mira, no lo hagas’. Revelación, capítulo 22. Y Él dijo: ‘Porque yo soy siervo juntamente con los profetas’. Podía ser Elías, podía haber sido uno de los profetas… Juan era un apóstol, pero este profeta fue enviado. Y Juan siendo un apóstol… mire la naturaleza de sus demás epístolas; prueba que Juan no lo escribió, porque no tiene la naturaleza como Juan; tome Primera de Juan, Segunda de Juan, y etcétera, y léalo; y mire la naturaleza de ello. Luego mire la naturaleza de esto. Juan era un escritor y un apóstol, pero este es un espíritu de profeta. Es enteramente una persona diferente”.

Cuando el Ángel del Pacto, del Pacto Antiguo, que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, se hizo carne, cumplió la Primera Venida de Cristo en medio del pueblo del Pacto que estableció Dios con el pueblo hebreo en el monte Sinaí. Y es al pueblo del Pacto vigente que vino el Ángel del Pacto, el velo de carne que en el cuerpo angelical había guiado a Israel, a través del cual Dios estaba velado y revelado, manifestándose y libertando a Israel, y guiándolos a la tierra prometida.

Y ahora, encontramos que bajo el Nuevo Pacto Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Está haciendo en la misma forma que el Padre hizo con Él.

Y ahora, en el Nuevo Pacto…; así como en el Antiguo Pacto Dios, por medio del Ángel del Pacto, se velaba y se revelaba a través de los diferentes profetas y le hablaba al pueblo… En Zacarías, capítulo 7, versos 11 al 12, nos dice… Capítulo 7, versos 11 al 12, dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.

Y ahora, ¿cómo era que Dios hablaba? Hablaba por medio de Su Espíritu, que es el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical; hablaba por medio de los profetas que estaban ungidos por el Espíritu Santo, por el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, en el cual estaba Dios velado, metido dentro de un velo de carne llamado un profeta, a través del cual se manifestaba. Por eso cuando el Mesías vino, también era un profeta, Jesús, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud velado y revelado a Su pueblo Israel.

Y ahora, para el tiempo final podemos ver a través de la historia de la Iglesia, que Cristo ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo. Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (San Mateo, capítulo 28, verso 20). Y también San Mateo 18, verso 20, donde dice: “Donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estaré”.

Así como estaba en medio del pueblo hebreo todo el tiempo, bajo el Pacto de la Ley, velándose y revelándose a través de los diferentes profetas y hablándole al pueblo hebreo, encontramos que Cristo, el Ángel del Pacto, ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo en Espíritu Santo, velándose y revelándose por medio de cada mensajero en cada tiempo, en cada etapa, y llamando y juntando Sus escogidos de cada edad.

Y así como el Ángel del Pacto dos mil años atrás, luego de manifestarse por medio de los diferentes profetas se manifestó en Jesús, se veló, se hizo carne… “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. (San Juan, capítulo 1, verso 14). Y eso fue para llevar a cabo el Programa de la Primera Venida de Cristo, la Venida del Mesías, para llevar a cabo el Sacrificio de Expiación por los pecados del pueblo; vino el Ángel del Pacto vestido de un cuerpo de carne. El Ángel de Dios que había libertado al pueblo hebreo ahora viene en la forma de un hombre llamado Jesús, en la forma de un profeta; porque cuando se usa el nombre “Hijo del Hombre”, el título de Hijo del Hombre, se refiere a un profeta.

Para el tiempo final, el mismo que ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo en Espíritu Santo, se manifestará en medio de Su Iglesia para darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

No se manifestó en toda Su plenitud en el primer mensajero de Su Iglesia entre los gentiles: San Pablo; pero se manifestó en la porción correspondiente a ese tiempo de la primera etapa de la Iglesia. Él supo muchas cosas que sucederán en este tiempo final, relacionadas a la Venida del Señor con Sus Ángeles.

Tampoco se manifestó en toda Su plenitud en la segunda etapa de Su Iglesia, ni en la tercera, ni en la cuarta, ni en la quinta, ni en la sexta, ni en la séptima; pero se manifestará en toda Su plenitud en este tiempo final, y producirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos en ese tiempo final, en esa etapa final de Su Iglesia, que corresponde a la Edad de Piedra Angular; como en la ocasión en que se hizo carne el Verbo, correspondía a la Edad de Piedra Angular. Tan sencillo como eso.

Para el tiempo de Edad de Piedra Angular conoceremos al Ángel que Cristo envía para dar testimonio de estas cosas a las iglesias; y ahí conoceremos el misterio del Ángel que Cristo envía para dar testimonio de estas cosas que han de suceder; y estaremos obedeciendo la Palabra del Señor, la Palabra de Cristo, la Palabra del Espíritu Santo para este tiempo final. Y eso será “OBEDECIENDO LA VOZ DEL ENVIADO EN CADA TIEMPO”.

Como obedecieron la Voz del Enviado en cada tiempo a través de la manifestación del Ángel del Pacto de edad en edad, a través de cada mensajero; en este tiempo final estará el grupo de creyentes del Día Postrero que va a ser transformado; y si alguno se va antes, será resucitado con todos los muertos en Cristo cuando resuciten.

Estarán escuchando todos, y obedeciendo la Voz del Enviado del Día Postrero, del Espíritu Santo manifestado en el Ángel que Cristo enviará en este tiempo final, así como envió en cada edad un ángel mensajero.

Para este tiempo final enviará un espíritu de profeta. Así como envió un espíritu mensajero en cada edad pasada, enviará un espíritu de profeta para el tiempo final en el cual estamos viviendo. Y a través de él tratará con Su Iglesia y tratará con el pueblo hebreo, y obrará también una manifestación grande para el mundo entero. Tan sencillo como eso.

Lo importante para nosotros es que estaremos obedeciendo la Voz del Enviado del tiempo final, así como el pueblo estuvo obedeciendo la Voz del Enviado en cada edad, la Voz del Espíritu Santo a través del mensajero correspondiente a cada edad. Así estaremos nosotros en este tiempo final: obedeciendo la Voz del Espíritu Santo, de Cristo, a través del Enviado de Dios para el Día Postrero en la Edad de Piedra Angular.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en la introducción del estudio bíblico del próximo domingo, Dios mediante; y espero que para el próximo domingo podamos ver más claramente el tema del cual estaremos estudiando en la escuela bíblica del próximo domingo.

Que Dios les bendiga y les guarde; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez aquí, y en cada país dejo al ministro correspondiente a continuación.

Hasta el próximo domingo, Dios mediante. Pasen todos muy buenas noches.

Oren mucho por la actividad del próximo domingo. Va a ser muy importante todo lo que estaremos viendo en ese tema del próximo domingo, Dios mediante.

Que Dios les bendiga, les guarde, y les prospere espiritualmente y materialmente, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

“OBEDECIENDO LA VOZ DEL ENVIADO EN CADA TIEMPO”.

[Revisión octubre 2023 – RM-PP]

[1] Éxodo 33:18-23

[2] Jueces 13:1-21

[3] Éxodo 3:13-15

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