Muy buenas días o buenas tardes, Miguel Bermúdez Marín, misionero del Señor; y cada uno de ustedes, ministros, sus esposas también, colaboradoras, y también colaboradores y colaboradoras reunidos en esta ocasión. Es para mí un privilegio grande poder saludarles y verles felices y contentos en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador.
Me alegra mucho verte, Tirzo, y también a tu esposa Meda, que Dios les bendiga grandemente, y también a vuestro hijo aquí presente.
Es un momento muy importante para mí, estar con ustedes en esta ocasión.
“PERFECTAMENTE UNIDOS EN UNA MISMA MENTE Y UN MISMO PARECER.”
Eso es importante para el Cuerpo Místico de Cristo, porque así como Cristo está unido con el Padre y con Su Iglesia, nosotros tenemos que estar unidos los unos con los otros en el Cuerpo Místico de Cristo, y por consiguiente unidos con Cristo.
En la Primera Venida de Cristo cuando Él llevó a cabo el Plan de Redención en la Cruz del Calvario, y luego resucitó glorificado y tenía que irse al Trono del Padre como Intercesor, Sumo Sacerdote celestial según el Orden de Melquisedec… pues Él había dicho que Él se sentaría a la diestra de Dios, y así ocurrió; pues en Apocalipsis, capítulo 3, versos 20 al 21, dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Es Cristo en Espíritu Santo hablándole a Su Iglesia.
Y ahora en este pasaje nos dice: “Si alguno oye mi voz y abre la puerta…” Porque Él dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
Ya cuando nos habla de cena nos habla del tiempo de la tarde. Y ahora, la promesa es que cenará con la persona y le dará que se siente con Él en Su Trono. Dice: “Así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
El Trono del Padre es el que está en el Cielo, donde Cristo está sentado; y el Trono de Cristo del cual habla aquí, es el Trono de David, al cual Cristo es el heredero de ese Trono, pues Él dice: “Le daré que se siente conmigo en mi trono.”
En San Lucas, el Ángel Gabriel le dice a la virgen María las buenas nuevas de que ella va concebir del Espíritu Santo, va a dar a luz un hijo; y le dice que le pondrá por nombre Jesús, y le dice que Dios le dará el Trono de David Su Padre. Dice capítulo 1, versos 28 en adelante… vamos a empezar en el verso 26:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;
porque nada hay imposible para Dios.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”
Recordemos que la virgen María representa a la Iglesia del Señor Jesucristo; y aquí la promesa es que Dios le dará el Trono de David a Cristo, y reinará sobre Israel; o sea que el heredero al Trono de David es Jesucristo, y ese es el Trono del cual Cristo dice: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” Así como Cristo se ha sentado en el Trono celestial con el Padre, Él sentará con Él al vencedor en el Trono de David. Tan sencillo como eso. De eso hemos estado hablando desde hace muchos años y algún día veremos cómo será el cumplimiento de esa promesa.
Ahora, la virgen en el Nuevo Testamento, representada por María, es la Iglesia del Señor Jesucristo; y hay una bendición muy grande para la Iglesia del Señor Jesucristo, porque esa es la Familia de Dios, los hijos e hijas de Dios, los hijos e hijas de Dios por medio del segundo Adán, que es Cristo nuestro Salvador; los cuales, así como el cuerpo físico de Jesucristo fue creado por Dios cuando hizo sombra el Espíritu Santo sobre María, el mismo Espíritu Santo es el que produce el nuevo nacimiento en los creyentes en Cristo y es el que nos dará el nuevo cuerpo glorificado, eterno, inmortal y joven para toda la eternidad.
Por lo tanto, hay una bendición muy grande para los creyentes en Cristo de este tiempo final, juntamente… Vamos a ver aquí lo que dice el reverendo William Branham en la página 187 del libro de “Las Siete Edades de la Iglesia”. Dice… Comenzamos en la página 186 hasta la 187, dice:
“55. El primer hijo (Adam) era la Palabra-simiente hablada de Dios. Le fue dada una esposa para reproducirse. Para eso le fue dada la esposa, para reproducirse; para producir otro hijo de Dios. Pero ella cayó. Ella cayó por mezclarse. Ella hizo que él muriera.
56. Al segundo Hijo (Jesús), también una Palabra–Simiente hablada de Dios, le fue dado una novia así como fue con Adam. Pero antes de que Él se pudiera casar con ella, ella también había caído. Ella, como la esposa de Adam, fue puesta a prueba para ver si creería la Palabra de Dios y tendría Vida, o dudar la Palabra y morir. Ella dudó, dejó la Palabra; y por eso murió.
57. De un grupo pequeño de la verdadera simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia…”
Escuchen con mucha atención:
“Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la virgen.
58. La Palabra de promesa vino a la virgen María, y esa Palabra prometida era Él mismo, Quien habría de ser manifestado. Dios fue manifestado. Él mismo actuó en ese tiempo y cumplió Su propia Palabra de promesa en la virgen. Fue un ángel quien le había traído el mensaje, y el mensaje de ese ángel fue la Palabra de Dios (Isaías 9:6). Él cumplió en ese tiempo todo lo que estaba escrito acerca de Él, porque ella aceptó Su Palabra.
59. Los miembros de la Novia-Virgen Le amarán y ellos tendrán Sus virtudes, porque Él es su cabeza y todo poder le pertenece. Ellos están sujetos a Él, así como los miembros de nuestros cuerpos están sujetos a nuestra cabeza.”
Y ahora, así como todo lo que Dios tuvo que hacer en el tiempo de Jesús, lo hizo a través de Jesús; y todo lo que Cristo ha tenido que hacer desde el Día de Pentecostés hacia acá, lo ha hecho a través de Su Iglesia, a través de Su Iglesia-Novia, que ha estado pasando por diferentes etapas.
Para comenzar tuvo que ir, subir al aposento alto conforme a la orden de Cristo, y esperar allí por una cantidad de tiempo; subir a Jerusalén, esperar, y luego recibir la Venida del Espíritu Santo, Cristo venir en Espíritu Santo diez días después de haberse ido en el rapto; descender, venir a ellos en Espíritu Santo, en la Columna de Fuego, para bautizarlos y producir en ellos el nuevo nacimiento.
La Iglesia nació con ciento veinte creyentes que nacieron de nuevo, así comenzó la Iglesia y así continuó naciendo cada hijo de Dios en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo nuestro Salvador; y para el Día Postrero se completará el nacimiento de los últimos escogidos de Dios en el Reino de Dios, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es el Cuerpo Místico que contiene todos los hijos de Dios que nacen en el Reino de Dios como hijos de Dios por medio del segundo Adán: Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, así como en cada etapa ha tenido Su mensajero y el grupo de escogidos que han recibido Su Palabra, y por medio de ellos ha hecho la Obra el Espíritu Santo en cada etapa; para este tiempo habrá un grupo también que sube a la edad que le corresponde, porque cada mensajero con su grupo sube a la edad que le corresponde.
O sea que el Espíritu Santo, Cristo, hace el llamado por medio del mensajero al cual le revela Su Palabra; él la habla ungido por el Espíritu Santo, Cristo hablando por medio del mensajero de cada edad y llamando a los escogidos de cada edad a la edad que les corresponde; por eso van subiendo de edad en edad. Y ahora el llamado ha sido [Apocalipsis 4:1]: “Sube acá”; eso es, al aposento alto de la Iglesia de la Edad de la Piedra Angular.
Es importante reconocer el tiempo, la edad que nos corresponde vivir en este tiempo, la edad a la cual nos corresponde subir, a la edad en la cual el Espíritu Santo habla, llama con Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final a los elegidos, a la simiente de Dios correspondiente al tiempo final, para la manifestación más grande de la historia de la Iglesia que está prometida en la Palabra; la manifestación que llevará a la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estamos vivos en este tiempo final, en la etapa correspondiente a este tiempo, que es el aposento alto de la Iglesia del Señor Jesucristo, el lugar secreto de Dios, la cámara del Rey, la cámara secreta del Rey, el lugar más importante.
Y recuerden que en el templo que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó Moisés, el lugar más importante era el lugar santísimo, un lugar pequeño; pero el más importante porque era el lugar de morada de Dios, donde Dios moraba, en donde no hubo luz. ¿Por qué? Porque Dios es Luz y Dios moraba allí, en la Columna de Fuego. Por eso le dice a Aarón que no entre en cualquier tiempo del año, sino en el Día de la Expiación, y que entre con sangre para que no muera, porque Dios aparecerá en la nube en medio de los dos querubines de oro que están sobre el propiciatorio; eso está por ahí por el Levítico, capítulo 10 y Levítico, capítulo 16.
Recuerden que en el capítulo 10 de Levítico, los dos hijos de Aarón que entraron con fuego extraño murieron allí, porque entraron a la presencia de Dios fuera de tiempo y sin lo que tenían que entrar; y les fue prohibido, entonces, entrar en cualquier tiempo a Aarón y a sus demás hijos; tenía que ser el día diez del mes séptimo, que es el día de la expiación.
Por lo tanto, es importante saber que todo aquello fue el tipo y figura de lo que sería la Iglesia como Templo espiritual, y de las cosas que estarían sucediendo en medio de la Iglesia del señor Jesucristo.
En este tiempo final es importante comprender que la Iglesia del Señor Jesucristo entra al Lugar Santísimo, al lugar de la presencia de Dios, el lugar donde será cumplida la Segunda Venida de Cristo, el lugar donde la Columna de Fuego estará presente en medio de Su Iglesia; y por eso en la Visión de la Carpa le fue mostrado al reverendo William Branham que la Columna de Fuego viajó hacia un cuartito pequeño; y dijo, el Ángel que le acompañaba al reverendo William Branham: “Yo te encontraré allí.”
O sea que hay una bendición grande, vio las cosas que estaban ocurriendo en esa Gran Carpa Catedral, Dios obrando en una forma maravillosa; y allí el reverendo William Branham escuchó lo que se hablaba, vio los milagros que ocurrían, vio cómo las personas pasaban al frente compungidos de corazón, todas esas cosas; y también fue llevado al cuartito pequeño de madera que estaba dentro de esa Gran Carpa Catedral y allí vio lo que estaba allí sucediendo; el Ángel que lo acompañaba estaba allí también.
El Ángel en otra ocasión le dice: “¿Recuerdas el nombre que tú buscabas cuando tuviste la visión?” O sea que hay un nombre allí, hay un nombre allí que él vio y oyó y buscaba. O sea que es un lugar donde hay cosas muy importantes del Programa Divino, y donde estará la Columna de Fuego, estará el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham; y el reverendo William Branham estuvo allí y vio, y el Ángel le dijo: “Eso será la Tercera Etapa, y no se lo dirás a nadie” ¿Para qué? Para que no pasara como sucedió con las dos etapas anteriores, que las dio a conocer y entonces llegaron los imitadores e interrumpieron el Programa que Dios estaba llevando a cabo con el reverendo William Branham; y se levantaron muchos imitadores. Y luego muchos de ellos se hicieron enemigos, le hicieron la guerra al hermano Branham e interrumpieron el Programa de Dios.
Pero el misterio de la Tercera Etapa está ligado al Séptimo Sello, a la Venida del Señor; y por eso es un misterio tan grande el Séptimo Sello y es un misterio tan grande la Tercera Etapa.
Y todo esto Él lo tiene que cumplir ¿dónde? En medio de Su Iglesia, en la etapa correspondiente a este tiempo final en Su Iglesia. Y eso es, no para la primera edad porque ya esa pasó; ni para la segunda edad tampoco porque ya sucedió; ni para la tercera, ni para la cuarta, ni para la quinta, ni para la sexta, ni para la séptima tampoco.
El reverendo William Branham decía que si se extendía un poco más, alcanzaría… alcanzaría esa promesa; pero no era para el tiempo suyo, sino que le fue mostrado lo que Dios va a hacer más adelante. Y si no era para el tiempo de San Pablo o demás apóstoles, demás mensajeros, o el reverendo William Branham, ¿entonces para quién es? Para nosotros.
¿Quién más sabe de la Edad de la Piedra Angular? ¿Quién más sabe que es la Edad de Trono? ¿Quién más ha subido a esa edad? Dios nos ha subido haciéndonos el llamado de “Sube acá”. Hemos subido a una edad, así como en las edades pasadas cuando el Espíritu Santo se manifestaba a través del mensajero de cada edad y hablaba la Palabra, hacia el llamado, subían a la edad que le correspondían.
Y ahora nos ha tocado a nosotros subir con el llamado de la Gran Voz de Trompeta, llamándonos a subir. Por lo cual, en este tiempo hay grandes bendiciones para los que estarán unánimes juntos en el Aposento Alto de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Edad de la Piedra Angular en este tiempo final.
Es la Edad del Trono de Dios, es la Edad del Trono de Cristo, es la Edad para la adopción de los hijos es hijas de Dios, es la Edad de Piedra Angular paralela a la Edad de Piedra Angular de los días de Jesús. Cristo vino allá en Su ministerio en la Edad de Piedra Angular de la Iglesia del Antiguo Testamento, del pueblo hebreo.
Y ahora para el Día postrero Él viene para la Edad de Piedra Angular de la Iglesia del Nuevo Pacto, del Nuevo Testamento. Es ahí en donde tendremos el encuentro con Cristo en Su Venida en el Día Postrero, es ahí en esa edad donde Él nos da la fe para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero,
Vean, fue para la Edad de Piedra Angular allá, que les dio la fe para recibir el Espíritu, para recibir esa transformación interior, recibir el nuevo nacimiento; y será en la Edad de Piedra Angular acá, que nos dará la fe para ser transformados, recibir esa transformación física, y obtener la inmortalidad, ser glorificados; y así la Familia de Dios subir, luego de una manifestación de 30 a 40 días, subir en el rapto o arrebatamiento, que todos sabemos que el reverendo William Branham ha dicho que será en carros de fuego o platillos voladores; como Elías, que se fue en un carro de fuego, el cual representa a los creyentes en Cristo que serán raptados.
Aun también Cristo fue arrebatado al Cielo; y hubo ángeles en Su resurrección, hubo ángeles también cuando fue raptado, hubo ángeles que le dijeron a los discípulos luego: “¿Qué estáis mirando al cielo?” Porque ellos se quedaron mirando al cielo, porque una nube, cuando Cristo subió, lo cubrió y desapareció.
Estamos esperando nuestra transformación, estamos esperando el rapto o arrebatamiento para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; por lo cual estemos unánimes y juntos, pensando una misma cosa, estando en comunión con Cristo y en comunión los unos con los otros. Porque de un momento a otro la puerta será cerrada, pero nos encontrará dentro de la casa, como en la parábola de las diez vírgenes: que vino el Esposo, y las que estaban con aceite en sus lámparas entraron con Él, y se cerró la puerta.
Todavía la puerta está abierta, pero de un momento a otro se cerrará.
Y recuerden, cuando los discípulos estaban en el aposento alto, las puertas también las cerraron. Por lo tanto, encontramos que algún día la puerta será cerrada por Cristo nuestro Salvador, y eso será en el tiempo del fin.
Capítulo 13 de San Lucas, verso 22 en adelante, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”
La puerta es la misma puerta de la parábola de las diez vírgenes; y al ser cerrada la puerta, se cierra la dispensación y se cierra la puerta por la cual han entrado los creyentes. Y la puerta es Cristo es nuestro Salvador.
Habrá un tiempo en que estará cerrada la puerta, y ya se tendrán que atener a las consecuencias de los juicios divinos que vendrán durante la gran tribulación; pero los creyentes en Cristo serán transformados para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, es importante que estemos unánimes y juntos en la edad que nos corresponde, trabajando en amor divino, porque es la Edad del Amor Divino. Cada una de las edades tiene una virtud, y la Edad de Piedra Angular tiene el amor divino.
Por lo cual, la victoria será en el amor divino, como le fue profetizado al reverendo William Branham. Y la victoria será contra el enemigo de Dios, será contra la muerte; porque obtendremos la inmortalidad física también.
Ya tenemos la inmortalidad del alma, hemos obtenido la vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador al recibir el Espíritu de Cristo; por lo cual nos falta recibir la inmortalidad física, la cual está más cerca cada día que pasa; cada minuto está más cerca, cada hora está más cerca, cada día está más cerca, cada año está más cerca.
Por eso cuando un creyente en Cristo cumple año, algunos dicen, las personas dicen: “Un año más viejo.” Pero el creyente dice: “Un año más cerca de mi juventud eterna, un año más cerca de la inmortalidad física, un año más cerca de mi transformación.”
No sabemos en qué año será, pero sí sabemos que va ocurrir porque es una promesa divina; y las señales las estamos viendo, de que estamos en el tiempo en que de un momento a otro se completará la Iglesia de Cristo, y la puerta será cerrada; y los creyentes en Cristo serán resucitados, los que murieron físicamente, cada uno en el grupo de su mensajero; y los que vivimos seremos transformados, conforme a la Palabra del Señor.
Los que vivimos y quedemos vivos para ese tiempo, la promesa es que seremos transformados; lo cual estamos esperando cada día, cada semana, cada mes, cada año; y no importa cuánto tiempo pase, continuaremos esperando nuestra transformación.
Desde los tiempos de los apóstoles han estado esperando la resurrección de los muertos creyentes en Cristo y la transformación de los vivos; pero para ellos es la resurrección. Por lo tanto, han tenido que esperar ya unos dos mil años, los de la etapa de los apóstoles; y luego los de las etapas de las edades han tenido que esperar cientos de años; pero nosotros no tendremos que esperar muchos siglos: de un momento a otro vendrá el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia, para la dedicación de la Iglesia del Señor Jesucristo, como cuando Moisés dedicó el tabernáculo a Dios, que vino la Columna de Fuego, vino Dios en la Columna de Fuego, y entró al tabernáculo y se colocó en medio de los dos querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio, en el lugar santísimo.
Luego así también sucedió en el templo que construyó el rey Salomón. Cuando lo dedicó, los sacerdotes ya no podían ministrar por la presencia de la Columna de Fuego en la nube, por la presencia de Dios; y entró al templo y moró sobre el lugar santísimo, sobre el arca del pacto, allí sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro.
En adición hubo allí dos querubines de madera de olivo también; es porque en el Templo del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo, van a estar los Dos Olivos. Por eso no aparecen ni en la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad, los Dos Olivos; les toca aparecer en el Lugar Santísimo, que fue donde fueron colocados esos dos querubines de olivo cubiertos de oro; donde muestra la humanidad en la madera de olivo, y la Divinidad en el oro.
Son los ministerios de Moisés y Elías, entonces, para la etapa del Lugar Santísimo de la Iglesia del Señor Jesucristo; y por eso dice el reverendo William Branham: “Así como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles (lo cual fue a través de San Pedro y San Pablo), los gentiles lo llevaran a los judíos, y…” página 30 del libro de “Las Edades”, en esta versión en español, dice, penúltimo párrafo:
“109. Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan sólo les pudiera decir algo que está a punto de suceder hoy, en este nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder recorrerá hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos.”
¿Ven por qué el reverendo William Branham quiso ir a los judíos? Pero el ministerio de él, que estaba en él, aunque era el ministerio de Elías, era en la cuarta etapa; y el ministerio que llevará el Evangelio a los judíos con el ministerio de Moisés y Elías, es el ministerio de Elías por quinta ocasión.
Por lo tanto, el espíritu que estaba operando el ministerio de Elías en la cuarta ocasión, en la séptima edad, sube más arriba, a la Edad de Piedra Angular, para operar el ministerio de Elías por quinta ocasión y el ministerio de Moisés por tercera ocasión (si contamos el ministerio de Jesús como la segunda ocasión que fue operado el ministerio de Moisés).
El ministerio de Moisés, ministerio dispensacional, en Moisés, en Jesús, y por tercera ocasión está prometido que estará el ministerio de Moisés nuevamente; y hemos visto que será dentro de los gentiles que los gentiles llevarán el Evangelio a los judíos. O sea, que van a aparecer los ministerios de Moisés y Elías, ¿dónde? En medio de los gentiles, en medio del Templo espiritual de Cristo, el pueblo que está dentro del Nuevo Pacto.
Al pueblo del Nuevo Pacto le llegará el ministerio de los Dos Olivos en el Lugar Santísimo, en medio del Lugar Santísimo; y en medio de ellos estará también cumpliéndose, en su venida, la Venida del Señor, como estuvo sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro. Y por supuesto que van a estar también los Arcángeles Gabriel y Miguel, que tienen que ver con todo el Programa Divino correspondiente al tiempo final, como tuvieron que ver para los tiempos de la Primera Venida de Cristo.
Dice el reverendo William Branham: “El Ángel Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo, y anunciará la Segunda Venida de Cristo también.”
O sea que va a haber una intervención del Ángel Gabriel, también del Ángel o Arcángel Miguel, porque dice en Apocalipsis 12 y en Daniel capítulo 12, que en ese tiempo se va a levantar Miguel, el gran príncipe que está por los hijos del pueblo de Daniel: los judíos. O sea que Israel tiene el ángel más poderoso a su favor; y trabajan en mutuo acuerdo Gabriel y Miguel. Por lo tanto algo grande está por suceder.
Esos son los Ángeles que también estuvieron en Sodoma y Gomorra, y dijeron a Lot: “Dios nos ha mandado para destruir a Sodoma y Gomorra, para destruir la ciudad.” O sea que son ángeles que traen bendición para los creyentes, pero traen el juicio para los incrédulos.
¿Cómo será eso durante la gran tribulación? A mí lo que me interesa es cómo va a ser la bendición para los creyentes en Cristo, cómo va a ser en los días esos, y cómo va a ser en el Reino celestial.
En el Reino celestial estaremos en la Cena de las Bodas del Cordero, donde Cristo y Su Iglesia serán investidos como Reyes para reinar durante el Milenio sobre Israel y sobre todas las naciones, y Su Reino no tendrá fin.
Por lo tanto, estemos bien unidos, en un mismo pensar, en una misma mente, en un mismo corazón, unánimes juntos en el Aposento Alto de la Edad de la Piedra Angular, esperando el cumplimiento de las promesas divinas correspondientes a este tiempo final, y trabajando siempre en la Obra del Señor, porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Y lo que usted y yo haremos será de acuerdo al nivel en que amemos al Señor y el agradecimiento que tengamos al Señor. “A quién le ha sido perdonado mucho (dice Cristo a Simón), ama mucho.” Y al que no ha sido así, pues ama poco. [San Lucas 7:47].
Por lo tanto, indica que lo que hagamos para el Señor es la expresión de nuestro amor hacia el Señor; así como lo que Él ha hecho para nosotros en la Cruz del Calvario, ha sido la expresión del Amor de Dios para con nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16].
Fue una obra de amor allá en la Edad de Piedra Angular, y es una obra de amor divino acá de parte de Dios, lo que Él estará cumpliendo; y lo que nosotros estemos haciendo será también una obra de amor hacia Cristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, estemos perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer, como dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 1, versos 9 al 13.
Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la Palabra del Señor y de las promesas correspondientes a este tiempo final.
Hemos visto cómo será para los judíos, de dónde saldrá la bendición para los judíos, de dónde saldrán los Dos Olivos. Por lo tanto, estemos preparados unánimes y juntos en el Cuerpo Místico de Cristo, siendo instrumentos de Cristo, trabajando por amor a Cristo y en amor a Cristo; porque nuestra edad es la Edad del Amor Divino.
Las otras edades tuvieron, cada una, una virtud que se manifestó; y ahora lo más grande es el amor. Y es la Edad del Amor Divino para este tiempo final, como la etapa o tiempo de la Primera Venida de Cristo fue el tiempo de la manifestación del amor de Dios.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16]
Y ahora la Segunda Venida también será una manifestación del amor divino para nosotros; por lo tanto habrá amor divino en los escogidos del tiempo final; y llevándonos bien, como ministros los unos con los otros, y los hermanos llevándose bien también unos con otros; y con los ministros, los hermanos llevándose bien; y los ministros llevándose bien con los hermanos, ayudándoles en todo, ya que tenemos un viaje pendiente para la Casa de nuestro Padre celestial.
Que Dios les bendiga, les guarde y nos mantenga unidos en amor divino; y pronto se complete el número de la Iglesia, y los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos glorificados, y los que vivimos seamos transformados y luego llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, luego de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, en donde Dios mostrará Su poder en toda Su plenitud en el cumplimiento de la Visión de la Gran Carpa Catedral; por lo cual trabajamos también en ese Proyecto Divino.
Sin el cumplimiento de esa Visión no hay Tercera Etapa, no hay fe para rapto ni transformación, ni resurrección ni arrebatamiento para la Cena de las Bodas del Cordero.
Como meta física, la Visión de la Carpa Catedral tiene la prioridad en los trabajos; para tener el Señor el cumplimiento de lo que fue visto por el reverendo William Branham.
Él quiso hacerlo una realidad, pero… esa Visión, pero no le tocaba a él; a él le tocaba dar testimonio de lo que Dios haría más adelante, y así lo hizo. E hizo muy bien todo su trabajo precursando la Venida del Señor y dando muchos detalles sobre las cosas que estarán pasando en ese tiempo del cumplimiento de la Visión de la Carpa.
Por lo tanto, ese es un proyecto muy importante, un proyecto de Dios que fue mostrado al reverendo William Branham, como le fue mostrado a Moisés el proyecto de la construcción del tabernáculo, a Noé le fue mostrado el proyecto de la construcción del arca, a David le fue mostrado la construcción de un templo —puso ese sentir en David—, y luego Salomón fue el instrumento que Dios usó para el cumplimiento de ese proyecto.
Y ahora el proyecto físico único, que hemos visto que está profetizado, es una Gran Carpa Catedral, en donde la Tercera Etapa será manifestada en toda su plenitud. Por lo tanto, trabajamos en ese proyecto con amor divino. No porque nos obliguen, sino porque amamos a Cristo y queremos ser instrumentos de Él para el cumplimiento de lo que Él ha prometido, porque lo creemos de todo corazón.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Y mañana, Dios mediante, nos vemos en la actividad de la mañana, en el lugar que ustedes saben.
Por lo tanto, estaré con ustedes mañana, Dios mediante; y oren mucho por la actividad de mañana, Dios mediante, porque de un momento a otro se va a completar la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Y se completa dónde? En la Edad de la Piedra Angular. O sea que se va completar el número de los escogidos que corresponden a esa edad.
Recuerden que en la parábola de los obreros que fueron a buscar los convidados, vinieron diciendo: “Se hizo como dijiste y todavía hay lugar.” Luego en la Iglesia del Señor Jesucristo se ha hecho como Dios dijo para las siete edades, y todavía queda lugar: la Edad de Piedra Angular, y ahí se llena la Casa. Y a nosotros nos toca la mejor parte de la casa, el aposento del rey, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; por eso está representada nuestra edad en el alma. Y ahí vamos ya a dejar para mañana el resto, porque han transcurrido muchos años y todavía hay mucho material sobre el Lugar Santísimo, la Edad de Piedra Angular. Es inagotable todo lo que hay de parte de Dios para nuestra edad.
Que Dios les bendiga y les guarde; y dejo con ustedes – con nosotros nuevamente, al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín, a continuación.
Oren mucho por mí, para que Dios siempre me ayude, y la voz siempre esté bien para hablarles la Palabra del Señor.
Y en todos los proyectos que llevamos a cabo pueden estar todos los que de todo corazón quieran trabajar en los proyectos que estamos llevando a cabo, tanto del cristianismo —de la Iglesia—, como también los proyectos que lleva a cabo la Embajada Mundial de Activistas por la Paz.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde; y con nosotros el misionero Miguel Bermúdez Marín a continuación.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“PERFECTAMENTE UNIDOS EN UNA MISMA MENTE Y UN MISMO PARECER.”