La Espada en la mano y en la boca del Hijo del Hombre – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y a los que están en diferentes lugares, ministros y sus congregaciones en diferentes países; y también misionero Miguel Bermúdez Marín allá donde se encuentra llevando la Palabra del Señor.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra las Escrituras y el entendimiento para comprender la Palabra correspondiente a este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta ocasión tenemos la introducción al tema de escuela bíblica del próximo domingo 16 de octubre; para hoy tenemos una corta introducción a ese tema. El tema es: “LA ESPADA EN LA MANO Y EN LA BOCA DEL HIJO DEL HOMBRE.”

Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 1, versos 10 en adelante, donde dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;

y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema en esta introducción al estudio bíblico del próximo domingo es: “LA ESPADA EN LA MANO Y EN LA BOCA DEL HIJO DEL HOMBRE.”

La Espada con la cual aparece en Apocalipsis 19, verso 15, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual es el Cristo en Su Segunda Venida, en Su Venida en el Día Postrero… Dice:

“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.”

La espada es la Espada del Rey de reyes y Señor de señores.

Y ahora, en Hebreos, capítulo 4, verso 12, nos dice:

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”

Así es la Palabra de Dios: como una espada; por eso cuando se habla de la Palabra, se representa en algunas ocasiones en una espada.

En Efesios, capítulo 6, también nos habla de la Palabra de Dios como una espada, y… Capítulo 6, verso 17, dice, de Efesios:

“Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”

La Espada del Espíritu es la Palabra de Dios; o sea que la Espada de Dios es la Palabra. Por eso en Apocalipsis 19 el Jinete del caballo blanco viene con una espada que sale de Su Boca: es la Palabra que sale de Su Boca como una espada; y cuando sale (eso es cuando es hablada), y cuando es hablada, hace aquello para lo cual es hablada. Es la Palabra creadora de Dios.

En los mensajeros, en los profetas, esa Palabra de Dios ha estado, y a través de ellos se ha manifestado; y por eso lo que han hablado, cumplimiento ha tenido.

Ahora, esa Palabra es Fuego también. Y en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, aparecen los Dos Testigos, que son los Dos Olivos de Zacarías, capítulo 4, versos 11 al 14; y Apocalipsis, capítulo 11, versos 3 en adelante.

Estos Testigos son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en el tiempo final; aun en los días de Jesús aparecieron Moisés y Elías en el Monte de la Transfiguración; y no sabemos cuántas veces estuvieron Moisés y Elías con Jesús en Su ministerio terrenal.

Para la ida de Jesús a Jerusalén, donde sería ofrecido como sacrificio vivo por el pecado del ser humano, estuvieron – le acompañaron Moisés y Elías; por eso en el Monte de la Transfiguración, en el capítulo 17 de San Mateo, aparecen Moisés y Elías hablando con Jesús de Su partida, de Su ida a Jerusalén (capítulo 17 de San Mateo, verso 1 en adelante).

Y en esa visión Jesucristo se transfiguró delante de Pedro, Jacobo y Juan, en la cúspide o cima del monte a donde Cristo llevó a Sus discípulos Pedro, Jacobo y Juan, para allí mostrarles el Orden de Su Segunda Venida, el Orden de la Venida del Hijo del Hombre para el tiempo final. Por eso apareció con Su rostro como el sol en esa visión del Monte de la Transfiguración; Sus vestiduras se hicieron resplandecientes como la luz.

Y ahora, encontramos que el Orden de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero es con los Dos Olivos. Los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, estarán siendo manifestados en este tiempo final; por eso aparecen en Zacarías, capítulo 4, versos 11 al 14; y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante. Veamos lo que dice aquí [Apocalipsis 11:3-5]:

“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.

Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos…”

Aquí la Palabra que sale de la boca de ellos es Fuego, o como fuego. En otros lugares dice que es como una espada; es la Palabra que sale de la boca de ellos como una espada, como fuego.

“Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos…”

¿Recuerdan a Elías…? que los capitanes con el grupo de soldados, que iban a buscarlo, a llevarlo preso, y Elías estaba en el monte, Elías ordenó que descendiera fuego del Cielo y los quemara a todos. O sea que ya eso lo hizo también Elías en su ministerio, primer ministerio.

“…y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía…”

Son tres años y medio de gran tribulación; y va a ser cerrado el cielo bajo el ministerio de los Dos Olivos. Ya Elías lo hizo en una ocasión por tres años y medio también, en su primer ministerio: Elías Tisbita.

“…y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre (eso lo hizo Moisés allá en Egipto), y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.”

Eso lo hizo Moisés y lo hizo también Elías. Sobre todo, Moisés, con la diez plagas que fueron habladas por Palabra de Dios allá a través de Moisés. O sea, era el pensamiento de Dios viniendo al alma, al corazón de Moisés, y Moisés hablándolo. Mientras Moisés no lo había hablado, no era todavía la Palabra; pero cuando Moisés lo habló, vino a ser la Palabra creadora de Dios, y tenía que cumplirse.

Antes estaba dicho que Dios libertaría a Israel con mano fuerte (eso está por Génesis, capítulo 15); pero ahora cuando llega el momento para cumplirse lo prometido, el Espíritu de Dios, el Ángel del Pacto, tiene que hablarlo a través de un hombre; y se materializará, porque es la Palabra creadora siendo hablada.

Era la Espada aguda de dos filos, la Palabra de Dios; era Fuego saliendo de la boca de Moisés, la Palabra de Dios. El Fuego saliendo de la boca y la Espada saliendo de la boca es lo mismo: es la Palabra de Dios, que es como fuego, y también es como una espada literal.

Y ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros en este tiempo? Que la Palabra de Dios como una espada, como fuego, estuvo parcialmente y en la porción correspondiente a cada edad del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, de la Iglesia hebrea bajo la Ley, en la Dispensación de la Ley, y en la Iglesia del Señor Jesucristo bajo la Dispensación de la Gracia; la Palabra parcialmente ha estado en la porción correspondiente a cada edad en el mensajero de cada edad, pero luego se hizo carne en Jesús, el Verbo; la Palabra se hizo carne y habitó en forma humana en medio del pueblo hebreo. Eso fue la Primera Venida del Mesías, del Hijo del Hombre.

Como Hijo del Hombre, Él es un profeta: el Profeta de los profetas, del cual salía la Palabra de Dios, la Espada de dos filos; la Palabra, el Fuego de Dios salía de Su Boca.

Y ahora, en una ocasión Dios ordenó al reverendo William Branham para que fuera al Oeste, a Arizona, y estuviera una temporada en Tucson, Arizona, viviendo. Y en una ocasión de esos días, lo mandó a subir a un monte y (al Cañón Sabino) allí le vino a las manos…, mientras oraba con sus brazos en alto, cayó sobre sus manos una espada. No había nadie por allí, excepto él. Y escucha la Voz del Ángel que le acompañaba, que le dice: “Esta es la Espada del Rey.” O sea, no la espada de un rey, sino la Espada del Rey; y el único Rey es Dios.

Y luego de examinarla bien y moverla y darse cuenta que era real, luego desapareció. A él le fue puesta la Espada del Rey en la mano, bajo el tiempo de su ministerio, la Palabra de Dios para su tiempo.

Y ahora, la trayectoria de la Espada del Rey, la trayectoria del Fuego que sale de la Boca de Cristo a través de los Dos Ungidos, tenemos que conocerla. Viene desde el Génesis la Palabra para la raza humana.

Y ahora, en la trayectoria de la Palabra de Dios, de la Espada de dos filos, del Fuego que sale de la boca de los Dos Ungidos, veamos en el tiempo del reverendo William Branham dónde se encontraba esa Espada; por lo cual Dios hablaría por medio de él todo lo que deseaba hablarle a Su Iglesia para esa edad a la cual Dios lo envió; y las profecías que Dios quería dar para tiempos futuros, también habló muchas a través del reverendo William Branham.

En la página 479 del libro de “Los Sellos”, en el último párrafo, dice… orando ya, dice:

“Santifícanos en Tu Palabra. Concédelo, Señor. Luego, Señor, ruego que me ayudes. Estoy comenzando a decaer. Sé que mis días sobre esta Tierra ya no pueden ser muchos. Ruego que me ayudes y me concedas ser sincero, honesto y verdadero para que así pueda llevar el Mensaje hasta donde me es ordenado llevarlo. Luego, cuando me llegue el tiempo de descanso, cuando llegue allá al río y me lleguen las olas, oh Dios, concede que pueda entregar esta Espada a otro que sea honrado y que lleve la verdad. Concédelo, Señor.”

Aquí podemos ver, en la trayectoria de la Espada de dos filos, la Palabra de Dios, dónde se encontraba esa Espada. La Palabra de Dios para el tiempo en que vivió el reverendo William Branham, ¿estaba dónde? En él. Por eso cuando Dios lo usaba, por medio de Su Espíritu hablaba la Palabra y las cosas ocurrían. Era la Palabra creadora de Dios, la Espada de dos filos; y eso es Fuego saliendo de la Boca también, el Fuego del Espíritu Santo.

Ahora, aquí dice:

“…concede que pueda entregar esta Espada a otro que sea honrado y que lleve la verdad. Concédelo, Señor.”

Del cuarto Elías y precursor de la Segunda Venida de Cristo, la Espada tiene que pasar a otra persona. Y en Apocalipsis, capítulo 11, hemos visto que la Espada, que es el Fuego del Espíritu, que sale de la boca de los Dos Ungidos, de los Dos Olivos, está en ellos aquí señalado, profetizado en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante; y Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante.

Ya hemos visto a dónde llega al final del tiempo la Espada de dos filos que sale de la boca del Hijo del Hombre.

Ya con lo que hemos visto tenemos suficiente para orar por el estudio bíblico, la escuela bíblica del próximo domingo; porque si Dios nos ayuda veremos con más claridad este misterio: la Espada de dos filos. Del Fuego que sale de la boca de los Dos Ungidos podremos ver todo este misterio correspondiente a este tiempo final.

La Espada de dos filos es la Palabra de Dios, y el tema será: “LA ESPADA EN LA MANO Y EN LA BOCA DEL HIJO DEL HOMBRE.”

Podremos ver a través del estudio bíblico del próximo domingo: LA ESPADA EN LA MANO Y EN LA BOCA DE UN HOMBRE, lo cual está prometido para el tiempo final en la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Por lo tanto, donde estén las promesas, el ministerio de los Dos Olivos, allí estará la Espada de dos filos en la mano de un hombre, para ser hablada la Palabra creadora, y las cosas correspondientes a este tiempo final ser cumplidas, las bendiciones para la Iglesia del Señor Jesucristo ser cumplidas, y para el pueblo hebreo.

Oren mucho por la actividad del próximo domingo, la escuela bíblica, para que Dios nos abra las Escrituras y el entendimiento para comprender.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Será hasta el próximo domingo, Dios mediante.

Dejo con ustedes aquí al reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que continúe el culto en cada país; y en donde está el misionero Miguel Bermúdez Marín, lo dejo a continuación para continuar el culto allá donde se encuentre el misionero Miguel Bermúdez Marín.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y hasta el próximo domingo, Dios mediante.

“LA ESPADA EN LA MANO Y EN LA BOCA DEL HIJO DEL HOMBRE.”

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