Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y todos los que se encuentran en diferentes naciones, ministros y sus congregaciones; y también el misionero Miguel Bermúdez Marín allá donde se encuentra en esta ocasión.
Que Dios les bendiga a todos los ministros y sus congregaciones, y los ministros aquí presentes también; y que Dios en esta noche nos hable abriéndonos Su Palabra, abriéndonos las Escrituras y el entendimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta noche leemos en Levítico, capítulo 23, verso 9 al 14; y también Primera de Corintios, capítulo 15, verso 20 en adelante. Y dice así la Escritura:
“Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega.
Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá.
Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová.
Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin.
No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis”.
Y Primera de Corintios, capítulo 15, verso 20 en adelante, nos dice:
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.
Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta introducción del estudio bíblico para el próximo domingo es: “LA PRIMERA GAVILLA MECIDA”.
Las fiestas hebreas contienen en tipo y figura las cosas que Dios llevaría a cabo a través de Su Programa. O sea que todo está ahí codificado en esas fiestas hebreas.
Por ejemplo, la Pascua es un memorial, pero también tiene el elemento profético que se cumplió en los días de Jesús, en donde Él como Cordero de Dios (como lo presentó Juan el Bautista) murió por el pueblo, murió por Israel y por toda persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero.
Él es el Cordero pascual que libra de la muerte, de la segunda muerte, a todos los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso Él tuvo que morir. Para eso fue que vino: para poner Su vida en expiación por los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por lo tanto, toda persona por medio de Cristo puede obtener el perdón de sus pecados, puede obtener la vida eterna y vivir eternamente en el Reino de Dios, cuando sea establecido en el planeta Tierra.
Tenemos también la Fiesta de los Panes sin Levadura, que corresponde a las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Tenemos la Gavilla Mecida, que es Cristo resucitado y predicado sobre el pueblo con el Evangelio de la Gracia, el cual luego vino sobre el pueblo el Día de Pentecostés; y así la Gavilla Mecida, Cristo en Espíritu Santo, el Hijo del Hombre, ha estado siendo mecido sobre el pueblo para el pueblo ser aceptado por Dios.
Luego tenemos la Fiesta de Pentecostés, de la cual hablaremos en otra ocasión. Y también, luego de la Fiesta de Pentecostés tenemos la Fiesta de las Trompetas, de Levítico, capítulo 23, verso 24.
Luego, la sexta fiesta es la Fiesta de la Expiación, que le sigue a la Fiesta de las Trompetas.
Ahí hay tres fiestas, en el mes séptimo; mes séptimo de Tishrei, ahí hay tres fiestas: la Fiesta de las Trompetas (el primer día del mes séptimo), la Fiesta de la Expiación (el día diez del mes séptimo) y la Fiesta de las Cabañas o de los Tabernáculos (que es por siete días, comenzando desde el día quince del mes séptimo hasta el día veintiuno del séptimo mes).
En todas esas fiestas hebreas está el tipo y figura de todo el Programa Divino que Él llevaría a cabo hasta entrar la humanidad al ciclo divino que corresponde para pasar a la eternidad, en donde ya todo en la Tierra entrará a eternidad, con cuerpos eternos e inmortales; y el diablo echado en el lago de fuego y siendo destruido ahí en el lago de fuego.
Y los que no recibieron vida eterna porque rechazaron el Programa de Dios en el tiempo en que vivieron, también serán juzgados en el Juicio Final después del Reino Milenial, y condenados al lago de fuego; porque no quisieron recibir la vida eterna, la cual le fue ofrecida de parte de Dios.
Ahora, la Gavilla Mecida es Cristo resucitando el día primero de la semana, y siendo mecido luego sobre el pueblo, siendo predicado y manifestado en Espíritu Santo en Su pueblo.
La primera Gavilla, el primer Hijo de Dios que llegó a la perfección, que murió pero resucitó y vive para siempre; y se sentó a la diestra de Dios en el Cielo. Le fue entregado a Él todo poder en el Cielo y en la Tierra. Y Él sentado en el Trono de Dios, Dios está en Él, y a través de Él Dios obra y sostiene toda la Creación. Ese es la Gavilla Mecida: Cristo, el Hijo del Hombre. Él es la primera Gavilla mecida, Él es la primera Gavilla.
La gavilla era o es, en la cosecha del trigo y de otros cereales, esos manojos o mazos que recogen así todas esas espigas; las recogen, las hacen un manojo (un mazo) y las amarran.
¿Recuerdan la historia de José, el sueño que tuvo, que vio doce manojos? Cada uno representaba a cada uno de los hijos de Jacob, y once manojos se inclinaban al manojo de José; y la interpretación la entendieron los hermanos de José, le dijeron: “¿Hemos nosotros de postrarnos ante tu presencia?”. Y así era, iba a ser así. [Génesis 37:5-11]
Cuando José estuvo en Egipto (porque fue vendido por sus hermanos, pero llegó a ser el segundo en el reino del Faraón), ellos se postraron delante de ese príncipe, el cual no sabían que era su hermano. Y allí los once manojos —que representaban a los once hermanos de José— se estaban inclinando ante José, representado en el manojo ante el cual los demás manojos se postraban en el sueño que tuvo José. [Génesis 42]
Le llamaban “el soñador”; pero siempre y cuando los sueños sean de Dios, es bueno.
Y ahora, una gavilla mecida. Esa gavilla mecida es un mazo de trigo o de lo que tengan para empacar en esa forma; y esa gavilla mecida, ese manojo, representa al Señor.
Él es las Primicias, el primero que llegó a madurez, el primer hijo de Dios que llegó a la perfección; y el resto de los hijos de Dios, en la cosecha estarán perfectos todos, porque todos llegarán a la perfección; por eso el plan de recoger las gavillas, los hijos e hijas de Dios, de edad en edad.
Las Primicias, el primero, el primogénito entre muchos hermanos, ya llegó; y nos llevará también a nosotros para llegar. Yo llegaré, ¿y quién más? Cada uno de ustedes llegará también a la perfección. Ese es el Programa Divino de vida eterna y para vida eterna de todos los hijos e hijas de Dios, los cuales están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
O sea, usted no comenzó cuando nació aquí en la Tierra. Lo que comenzó de usted fue su cuerpo físico cuando nació en la Tierra; pero usted, en cuanto a su alma, que es lo que en realidad es usted y soy yo, estábamos en Dios. O sea que estábamos en Dios eternamente, somos los pensamientos divinos hechos realidad, hechos carne aquí en la Tierra.
Pero vean, las personas que nacen aquí en la Tierra, antes de nacer en un cuerpo físico son un pensamiento en la mente de su padre, y lo hacen una realidad por medio de la unión con su esposa. Y los hijos e hijas de Dios son un pensamiento divino que estaba en la mente de Dios eternamente, que tenía que ser manifestado y ser traído a la Tierra para hacer contacto con la vida eterna, con el Programa Divino que el segundo Adán tendría para restaurar a los hijos de Dios a la vida eterna.
Por medio del primer Adán todos mueren, vienen ya sin vida eterna; pero por medio del segundo Adán, que es Cristo, todos son vivificados, o sea, traídos a vida eterna para vivir eternamente con Dios en Su Reino.
Por lo tanto, los hijos de Dios no tienen miedo de vivir en esta Tierra; saben para qué están en esta Tierra. Estamos pasando por una etapa muy importante, en la cual somos probados; y escuchamos la Palabra de Dios: nace la fe de Dios, la fe de Cristo en nuestra alma, lo recibimos como Salvador; Él nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y nos reconcilia con Dios, nos recibe en Su Reino, nos coloca en Su Reino con vida eterna, produciendo el nuevo nacimiento; como dijo Cristo en San Juan, capítulo 3: “El que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios”.
Cuando hemos nacido en esta Tierra hemos entrado a este reino terrenal, mortal, temporal; pero cuando nacemos de nuevo, hemos entrado al Reino eterno de Dios, y por consiguiente hemos recibido vida eterna, vida eterna en el campo espiritual; y en la resurrección recibiremos la vida eterna física al recibir un cuerpo glorificado y eterno. Los que parten: siendo resucitados en cuerpos eternos, y los que vivimos y permanecemos vivos hasta ese momento: siendo transformados. Tan sencillo como eso.
Y ningún escogido se perderá, porque tiene su nombre en el Libro de la Vida del Cordero, del cual no puede ser borrado ningún nombre. De la otra sección… Hay otra sección de la cual sí pueden ser borrados nombres; pero los nombres de los elegidos de Dios, de los escogidos de Dios, de los hijos de Dios no pueden ser borrados; ninguno de ellos se perderá. Para eso fue que vino Cristo: para redimir a todos esos hijos e hijas de Dios. Para eso vino (¿quién?) LA PRIMERA GAVILLA MECIDA, para darnos vida eterna.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, en esta introducción al tema de escuela bíblica del próximo domingo: “LA PRIMERA GAVILLA MECIDA”.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted; ya sea que usted esté aquí presente o esté en otro país. Los que están en otros países también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos para recibirlo como único y suficiente Salvador.
Vamos a estar puestos en pie para hacer la oración por los que están viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos:
Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbeles en Tu Reino. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración que estaremos haciendo:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida. Creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en el cual podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas el nuevo nacimiento en mí.
Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo, Tu Nombre glorioso. En Tu Nombre Eterno y glorioso te lo ruego, Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, los que han recibido a Cristo como Salvador en diferentes países preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar?”.
Por cuanto ustedes han creído en Cristo como Salvador, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El bautismo en agua es tipológico. El agua no quita los pecados, pero el agua da testimonio, es tipológico. Por lo tanto, la tipología del bautismo en agua es importante conocerla.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando es sumergido en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; cuando es levantado de las aguas bautismales por el ministro, tipológicamente está resucitando, resucitando a una nueva vida: la vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por eso es tan importante el bautismo en agua en el Nombre del Señor. El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista. Podemos ver la importancia del bautismo en agua.
Y el mismo Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” [San Marcos 16:15-16]. Tan sencillo como eso.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Dios.
Y próximo domingo nos vemos aquí, y trataremos también de, la próxima semana, estar aquí con ustedes.
Que Dios les bendiga; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con nosotros al reverendo José Benjamín Pérez a continuación aquí, y en cada país dejo al ministro correspondiente, para que les indique a las personas cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
“LA PRIMERA GAVILLA MECIDA”.