Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones, ministros y sus congregaciones.
Hoy se encuentra el misionero Miguel Bermúdez Marín en Barcelona, Venezuela, donde pastorea el reverendo Jesús Barrolleta. Mis saludos, misionero Miguel Bermúdez Marín y reverendo Barrolleta, y toda la congregación allá en Barcelona, Venezuela.
Que Dios les bendiga grandemente, y les abra las Escrituras y el entendimiento para comprender la Palabra del Señor correspondiente al tema de escuela bíblica de hoy domingo, 5 de febrero de 2017.
Y también para todos los ministros y sus congregaciones lo mismo: Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean con todos ustedes, con todos los ministros y congregaciones, todos los hermanos; y también conmigo y con esta congregación acá en Puerto Rico, y su ministro, el reverendo José Benjamín Pérez. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión tenemos la lectura de Amós, capítulo 3, verso 7; y Zacarías, capítulo 7, versos 11 al 12. Dice el capítulo 3 de Amós, versos 7:
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?”
Y Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para el estudio bíblico de hoy domingo de escuela bíblica es: “LA REVELACIÓN DE DIOS POR MEDIO DE LOS PROFETAS”.
Es importante saber cómo viene la revelación de Dios a Su pueblo de etapa en etapa, de edad en edad; para lo cual, es importante saber que para cada tiempo Dios tiene en Su Programa una labor para llevar a cabo.
Hay Palabra de Dios para ser cumplida en cada etapa de la raza humana, hay Palabra de Dios para ser cumplida con Israel, hay Palabra de Dios para ser cumplida con la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, es importante saber cómo viene esa Palabra de Dios a Su pueblo, para ser materializada esa Palabra y producir el fruto correspondiente a ese tiempo.
Siempre que Dios va a hacer algo lo anuncia de antemano, porque eso es lo que está en el pensamiento de Dios desde antes de la fundación del mundo; para lo cual siempre tendrá un instrumento para revelarse a él, darle a conocer cuál es Su Programa correspondiente a ese tiempo, para que lo dé a conocer al pueblo de Dios bajo la dispensación en que se encuentra esa persona, de acuerdo al Pacto Divino, a la dispensación divina que se esté viviendo.
Por ejemplo, no puede venir una persona diciendo que recibió un mensaje, una revelación divina de parte de Dios, para construir un arca. Está atrasado por miles de años, porque ya esa persona que tenía que recibir esa revelación la recibió, y fue cumplida esa promesa para salvación de todos los que entraran a esa promesa materializada, al arca de Noé.
La persona tiene que saber el tiempo en que está viviendo y cuál es la promesa de Dios para el tiempo en que vive, y cuál es el instrumento que Dios tiene para ese tiempo; porque habrá muchos imitadores —como en todos los tiempos— en nuestro tiempo también; pero siempre hubo un profeta verdadero de Dios en cada tiempo, al cual vino la Palabra de Dios.
“Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Todo lo que Dios va a hacer en la Tierra, Él lo revela de antemano al profeta que Él tenga para ese tiempo. Y los profetas que profetizaron de lo mismo en tiempos pasados, son vindicados cuando aparece el profeta para el tiempo en que Dios va a cumplir lo que Él ha prometido. Tan sencillo como eso.
Ahora ¿por qué tiene que ser un profeta? Porque los profetas son los que son enviados por Dios para ese propósito, con las dos consciencias juntas. Lo que a una persona normal le corresponde hacer para tener un sueño, un profeta lo puede tener despierto. Una persona normal tiene que dormir para tener el sueño.
Es que el sueño tiene que ver con la consciencia y el subconsciente, con el consciente y el subconsciente; y por cuanto un profeta de Dios tiene las dos consciencias juntas, no tiene ningún problema. Lo que le corresponde a una persona normal dormirse para tener un sueño, a un profeta, despierto, lo puede tener. Por lo tanto no tiene ningún problema, por consiguiente, para recibir la revelación de Dios, sin tener que acostarse para soñar.
Son los embajadores de Dios en este planeta Tierra, son los instrumentos de Dios a través de los cuales Dios se ha revelado de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Por eso dice Zacarías (el pasaje que leímos) que no quisieron escuchar. ¿Escuchar a quién? A Dios. ¿Cómo? A través de un profeta.
“…y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros”.
¿Cómo vino la Palabra de Dios, la Palabra que Dios hablaba? Por medio de los profetas. Dios se la revela a ellos, le habla a ellos, y ellos le hablan al pueblo.
Cualquier persona dice que cualquier persona puede recibir el Mensaje de Dios. En el corazón, luego que es dado, está llamado a recibirlo; pero recibirlo directo de parte de Dios para proclamarlo, solamente el mensajero correspondiente a ese tiempo.
Veamos lo que nos dice Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante. Dice:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”
¿A quién dice Dios que escuchen? Al profeta que Él levanta y envía.
“…conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
¿Dónde Dios pone Su Palabra? En la boca de un profeta. ¿Para qué? Para que la hable al pueblo. Y dice: “A él oiréis”.
Y dice:
“… y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
O sea, que no es un asunto de que “no creo que lo que esté hablando sea verdad”; es que Dios le va a pedir cuenta a todo el que no escuche a ese mensajero que Él envía para cada tiempo.
Puede una persona decir: “No me gusta como habla. No me gusta su estilo”. El estilo se lo dio Dios, lo diseñó Dios de esa forma; por lo tanto, él viene como Dios lo diseñó.
Juan el Bautista vino cubierto con una piel de oveja; y así por el estilo otros vienen en diferentes formas, como Dios los diseñó desde antes de la fundación del mundo. Por eso es que Jeremías y también Isaías hablan que desde antes de nacer ya su nombre estaba escrito en el Libro de Dios, y de que Dios lo había elegido para ser profeta.
Por eso es que ellos podían oír de Dios y hasta ver a los ángeles, escuchar a los ángeles enviados, como sucedía con el profeta Daniel, al cual Dios le envió al Ángel o Arcángel Gabriel para que le diera a conocer las cosas que iban a suceder.
Y aun le dice el Arcángel Gabriel a Daniel: “Porque tú eres muy amado en el Cielo”. [Daniel 9:23] O sea que expresó que en el Cielo aman a los mensajeros de Dios y al pueblo de Dios. Y por amor es que Dios ha hecho la Obra de Redención en favor del ser humano, por medio de Jesucristo, el profeta de Nazaret (como le llamaban), el Verbo hecho carne, Dios hecho carne en medio del pueblo hebreo, para hablarle y llevar a cabo la Obra que tenía que llevar a cabo en Su Primera Venida, para morir como el Sacrificio de Expiación por los pecados de Israel y por los pecados del ser humano.
Por lo tanto, es importante saber que Jesucristo era un profeta como Moisés. Y un profeta dispensacional siempre es un profeta como Moisés, porque Moisés era un profeta dispensacional: el profeta de la Dispensación de la Ley.
¿Y qué tiene que ver con nosotros este tema de un profeta como Moisés y la revelación de Dios por medio de un profeta, o de los profetas? Porque tenemos la promesa que para este tiempo final Dios enviará un profeta para los judíos, y también va a estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Tan sencillo como eso.
Y va a traer la revelación de Jesucristo para el tiempo final, va a traer la revelación divina de Dios para este tiempo final, para bendición de la Iglesia del Señor Jesucristo, para recibir la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y para el pueblo hebreo para bendición, para la restauración de Israel, para la introducción al Reino del Mesías, al Reino del Hijo de David.
Por eso en Malaquías, capítulo 4, nos habla que Dios envía a Elías antes que venga el día del Señor grande y terrible.
Ya envió a Elías en su primera ocasión: Elías Tisbita. Después el segundo Elías fue Eliseo, profeta con la doble porción que estaba en Elías; y por consiguiente fue el segundo Elías. Luego envió a Juan el Bautista con el espíritu y virtud de Elías; ese fue el tercer Elías o la tercera manifestación del ministerio de Elías en un hombre, en un profeta. Y por cuarta ocasión envió a otro profeta, al reverendo William Branham de Norteamérica; ese fue el cuarto Elías, precursando la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, la Segunda Venida de Cristo será conforme a como él dijo que iba a ser.
Y luego tenemos la promesa de que habrá un quinto Elías, que vendrá con el espíritu y virtud de Elías y con el espíritu y virtud del Espíritu Santo para el pueblo hebreo.
O sea que este es un tiempo paralelo al tiempo de Juan el Bautista y de Jesús; y por consiguiente la edad o etapa es paralela a la etapa en que vino Juan el Bautista y Jesucristo o Yeshua. Aquella fue etapa de Piedra Angular, la de Yeshua o Jesucristo. La de Juan fue séptima etapa de la Iglesia hebrea bajo la Ley.
Para este tiempo final Dios envió al reverendo William Branham con el ministerio de Elías por cuarta ocasión, precursando la Segunda Venida de Cristo en la séptima edad de la Iglesia gentil, representada en la Edad o Iglesia de Laodicea.
Y luego: la promesa del precursado para la Edad de Piedra Angular, que tiene que ser también un profeta, pero dispensacional; al cual le serán reveladas las cosas que debe hablar a Su Iglesia, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y al pueblo hebreo. Ese será un David.
Recuerden que David era el hijo número ocho de Isaí. Y así como Isaí tuvo ocho hijos, la Iglesia del Señor Jesucristo tiene ocho etapas con ocho mensajeros, cada uno para cada edad.
Los siete primeros hijos de Isaí son tipo y figura de los siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia; y el octavo hijo, David, es tipo y figura de la Venida de Cristo en el Día Postrero, en Su manifestación final, la Venida del Hijo del Hombre como Hijo de David, conforme a como está profetizado. O sea que el que tendrá la bendición más grande es el de la edad octava, que es la Edad de Piedra Angular, como fue dos mil años atrás.
Por lo tanto, toda revelación para este tiempo final (luego de la revelación que vino para cada edad, y toda la revelación que vino por consiguiente a Pablo y a cada uno de los mensajeros, y al reverendo William Branham) luego es coronada con la revelación que viene a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de Piedra Angular, por medio de la manifestación de Dios en Espíritu Santo a través del mensajero de la Edad de la Piedra Angular; que será un profeta dispensacional, el profeta de la Dispensación del Reino, para introducir el Reino de Dios en la Tierra e introducir el Reino de Dios, el Reino de David al pueblo hebreo, ser restaurado ese Reino con la unión de las tribus perdidas de Israel con la tribu de Judá y Benjamín.
Parece sencillo, y será sencillo para Dios; pero para el ser humano imposible, excepto por la manifestación del Espíritu de Dios en el Día Postrero en el ministerio profético correspondiente al ministerio del mensajero de la Edad de Piedra Angular, que vendrá con el Espíritu de Dios, a través del cual Dios estará haciendo esa Obra.
En Primera de Corintios, capítulo 2, versos 9 en adelante, dice:
“Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.
¿Cómo Dios nos reveló estas cosas? Por medio de Su Espíritu: “porque el Espíritu Santo todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido…”
Y ahora, todos los misterios, todos los secretos divinos, el único que los conoce es el Espíritu Santo; y el Espíritu Santo es el Ángel del Pacto, es el cuerpo angelical de Dios, es la teofanía de Dios, es la imagen de Dios.
Cuando los profetas quisieron ver a Dios, y les fue concedido una vista de Dios, Dios le dijo a Moisés: “Nadie puede verme. Nadie jamás ha visto a Dios”, y le dice que el que ve a Dios morirá; pero luego le lleva a una parte de la roca, a una hendidura de la roca, y coloca a Moisés y pasa frente a Moisés; y Moisés ve las espaldas de Dios. [Éxodo 33:18-23]
Y nadie ha visto a Dios. ¿Qué vio entonces? El cuerpo angelical de Dios, que es la imagen del Dios viviente y que es llamado también el Espíritu Santo. Vio a un espíritu, pero no cualquier espíritu, sino al Espíritu Santo; porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.
Por lo tanto, es importante que sepamos que el único que puede revelar las cosas de Dios es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto. Dios por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, es que habla y usa velos de carne llamados profetas, y se vela en ellos; y a través de ellos le habla al pueblo las cosas que el pueblo debe conocer: las cosas que han sucedido, las que están sucediendo y las que sucederán más adelante.
Cuando el reverendo William Branham habló del libro del Apocalipsis en la serie de “Las Siete Edades de la Iglesia”, y también en el “Libro de los Sellos”, habló de cómo vino la revelación del Apocalipsis a Juan el apóstol. Y quiero leerles lo que él dijo, para que tengamos un cuadro claro de cómo Dios obra por medio de seres humanos enviados con las dos consciencias juntas, llamados profetas, que son los embajadores que Dios envía al pueblo.
Dice en el libro de “Citas”, pasaje tomado del libro “La revelación de Jesucristo”, página 41, predicado en Jeffersonville, el 12-4 del año 60, dice:
330 – “Y Eso fue enviado al… ‘Y la declaró enviándola por medio de Su ángel a Su siervo Juan’. No sabemos quién era el ángel. La Biblia no declara quién era el ángel. Pero sí sabemos que era un profeta…”
El Ángel que fue enviado a Juan el apóstol para darle la revelación del Apocalipsis, dice el reverendo William Branham que era un profeta.
“…porque la Biblia después dice: ‘Yo Jesús he enviado Mi ángel para daros testimonio de estas cosas, las cuales pronto acontecerán’. Después encontramos que cuando Juan comenzó a adorar al ángel, el ángel dijo: ‘Mira, no lo hagas’. Apocalipsis 22. Y él dijo: ‘Porque soy consiervo tuyo, y de los profetas’. Pudo haber sido Elías, pudo haber sido uno de los profetas… Juan era un apóstol, pero este profeta fue enviado. Y Juan siendo un apóstol… Fíjense en la naturaleza de sus otras epístolas: eso prueba que no era Juan quien lo escribió, porque no tiene la naturaleza de Juan. Fíjense en Primera de Juan y Segunda de Juan, y lo demás, y léanlo; y miren la naturaleza de eso. Después miren la naturaleza de esto. Juan era un escritor y un apóstol, pero este es el espíritu de un profeta. Es una persona completamente diferente”.
Ya hemos visto lo que dijo el reverendo William Branham en el libro de “Edades”, en esta cita que hemos leído. Y ahora veamos lo que dijo en el libro de “Los Sellos”, de donde tomamos este pasaje.
Aquí en el libro de “Citas” el párrafo es 811. Dice:
811 – “¿Han captado algo? Entonces puede ser que no se los tenga que decir el domingo. ¡Qué maravilloso! Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a liberar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila (Recuerden que un águila, ¿qué representa? Un profeta). Cuando decidió liberar a Israel, también mandó un águila (¿Quién fue? Moisés). ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio: ‘Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero cualquiera): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.’ Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta, porque solamente a él llega la Palabra de Dios”.
O sea, para cada edad o para cada dispensación, la Palabra correspondiente a cada edad y a cada dispensación tiene que venir al mensajero correspondiente para esa edad; y solamente Dios tiene uno para cada edad, para cada etapa de Su Iglesia, como lo hizo con el pueblo hebreo, la Iglesia del Antiguo Testamento. Y al final corona con la Piedra Angular la manifestación plena de Dios para ese ciclo divino de esa dispensación.
Y ahí es que viene… Por ejemplo, cuando ocurrió el ciclo divino de Edad de Piedra Angular en los días de Jesucristo, luego vino una resurrección de los muertos del Antiguo Testamento y un rapto también. Así será en este tiempo final, en la etapa de Piedra Angular.
Encontramos que la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero estará siempre en la Edad de Piedra Angular. La produce la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge, en Apocalipsis, capítulo 10, en donde la Voz de Cristo como León es como siete truenos hablándonos; porque la Voz de Dios, la Voz de Cristo como León, es tronante; y por consiguiente los Truenos, que es la Voz de Dios, el Mensaje de Dios, el Mensaje del Ángel Fuerte que desciende del Cielo (que es Cristo) nos dará la revelación de la Venida del Hijo del Hombre, Su revelación; y nos dará la fe para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como la fe para la Dispensación de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, la fe para la transformación física gira alrededor de la Venida del Ángel Fuerte como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; y eso será para la Iglesia del Señor Jesucristo en el tiempo final.
Por lo tanto, Dios tendrá reunido a Su pueblo en la Edad de Piedra Angular para darle la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y luego le tocará a Israel la bendición de la restauración del Reino de David y Trono de David, para el establecimiento de una nueva época en donde Israel será la cabeza y estará a la cabeza de todas las naciones; será el Distrito Federal, y sobre todo, Jerusalén, que es Trono de Dios; y por consiguiente, las riquezas de la Tierra serán llevadas a Israel.
O sea que Israel será el país más rico del mundo en el Reino del Mesías. Allí estará también la parte política, la parte religiosa y la parte judicial, todo eso estará en Israel; y desde ahí Su Gobierno dirigirá a todas las naciones, todas las naciones estarán bajo el Gobierno de Israel. Tan sencillo como eso.
Y por eso es que habrá paz, porque el Príncipe de Paz, de Isaías, capítulo 9, verso 6 al 7, es el Mesías Príncipe de Paz, que traerá la paz a Israel; y de Israel saldrá como un río para todas las naciones.
Por eso para la paz mundial permanente, necesariamente – se necesita la Venida del Príncipe de Paz, del Hijo de David, del Rey de Israel, del Mesías-Príncipe, para que establezca Su Reino, restaure el Reino de David y gobierne sobre Israel y sobre todas las naciones. Con Israel, como capital Jerusalén, y como Distrito Federal todo el territorio de Israel.
Ese será el tiempo más glorioso para el pueblo hebreo; y ese tiempo está a la vuelta de la esquina. Por lo tanto oremos por Israel, porque tiene una bendición muy grande para este tiempo final que no puede perder. Si la pierde, dejará de existir; si no la pierde, reinará con el Mesías-Príncipe y gobernará sobre todas las naciones.
Por lo tanto, Israel tiene una bendición muy grande; y también la Iglesia del Señor Jesucristo tiene una bendición muy grande. Por lo tanto, estemos preparados y al tanto de toda la revelación divina que Dios nos envía en este tiempo final, conforme al orden de venir la revelación divina al pueblo de Dios.
“LA REVELACIÓN DE DIOS POR MEDIO DE LOS PROFETAS”.
Vimos el orden para venir la revelación de Dios y el por qué muchos líderes tienen muchas ideas diferentes; pero un solo hombre tiene una sola idea. Y por eso Dios cuando envía un mensajero envía uno solo para cada edad y para cada dispensación también.
“LA REVELACIÓN DE DIOS POR MEDIO DE LOS PROFETAS”.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos; y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado; y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento. Por lo tanto puede pasar al frente, y estaremos orando por usted aquí o en el país donde usted se encuentre.
Los niños de 10 años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
Dios tiene mucho pueblo en Puerto Rico y la América Latina y el Caribe, y los está llamando en este tiempo final; por lo cual Él los traerá al Redil de Cristo, el Buen Pastor, para darles ahí vida eterna.
Estamos en esta Tierra con y por un propósito divino, de otra forma no tendría sentido la vida; pero la vida sí tiene sentido. Por eso se da a conocer el Evangelio de Cristo, se da a conocer lo que habla las Escrituras desde el Génesis hasta el Apocalipsis: para que el ser humano conozca el sentido de su existencia en la Tierra y la oportunidad que tiene de vivir eternamente.
Vamos a estar puestos en pie para orar por todas las personas que están viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
Con nuestros rostros inclinados y nuestros ojos cerrados:
Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Te ruego los recibas en Tu Reino y les des vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo te lo ruego, para quien sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración que estaré haciendo por cada uno de ustedes:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida. Creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Reconozco, Señor, que he pecado contra el Cielo y contra Ti. Te ruego tengas misericordia de mí, me perdones, con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 14 al 16: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Son palabras del maestro Jesucristo.
Es que en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo, muere al mundo; cuando es sumergido en las aguas bautismales, está siendo sepultado; y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida. Todo eso lo vemos en el campo espiritual.
Por lo tanto, es importante cumplir ese mandamiento, el cual lo dio el Señor Jesucristo para todos los que lo recibirían como Salvador; y es importante saber el porqué, el significado del bautismo en agua. A Pedro y a los demás discípulos les dio la orden de bautizar a todos los que recibieran a Cristo como Salvador.
Por lo tanto, Pedro en el Día de Pentecostés, cuando preguntan: “¿Qué haremos, señores?” Él dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno en el Nombre del Señor Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, para todos los que están lejos y los que están cerca también”. (Eso se encuentra en el capítulo 2 del libro de los Hechos).
Por lo tanto, el bautismo en agua nos identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Es importante estar identificado con Cristo.
Pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde; y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país dejo al ministro correspondiente.
Y hasta el próximo viernes y próximo domingo, Dios mediante.
“LA REVELACIÓN DE DIOS POR MEDIO DE LOS PROFETAS”.