Muy buenas noches, amables amigos y hermanos aquí en Puerto Williams, República de Chile. Es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer palabras de Jesucristo en el Evangelio según San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20, donde el mismo Jesús dice:
“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “COMISIONADOS HASTA EL FIN DEL MUNDO”.
Conforme a la Palabra de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, representada en los apóstoles de Jesucristo, está comisionada a llevar el Mensaje del Evangelio por todo el mundo, hasta el fin del mundo, comenzando desde Jerusalén.
Ahora, mirando a través de esta profecía podemos ver que el Mensaje del Evangelio recorrería la Tierra y el fin del mundo y hasta el fin del mundo.
Ahora, tenemos el mundo, que es el cosmos, como sistema del reino terrenal, del reino de los gentiles; y tenemos el mundo también como el planeta Tierra; y tenemos el fin del mundo como el fin de la Tierra.
Ahora, mirando con detenimiento nuestro tema: el fin del mundo como fin de los sistemas mundiales, corresponde, en la visión que tuvo el rey Nabucodonosor, en el capítulo 2 del libro del profeta Daniel…; visión o sueño que le interpretó el profeta Daniel, en donde el rey vio una imagen muy grande, con la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro, y los pies de hierro y de barro cocido.
Esa imagen o estatua representa el reino de los gentiles, el cual comenzó con el rey Nabucodonosor; y ese reino de los gentiles tendría diferentes etapas, representadas en las diferentes partes de la estatua con diferentes metales:
La cabeza de oro representa al imperio babilónico, encabezado por el rey Nabucodonosor; luego el segundo imperio, que es la segunda parte de la etapa del reino de los gentiles, corresponde en la estatua al pecho o los pechos y los brazos de plata, y corresponde en su cumplimiento al imperio medo-persa; luego tenemos la tercera parte del imperio de los gentiles o reino de los gentiles, que corresponde al vientre y los muslos de bronce, lo cual corresponde al imperio de Grecia; y luego tenemos la cuarta etapa, que corresponde a las piernas de hierro, y los pies de hierro y de barro cocido.
Las piernas de hierro corresponden al imperio romano, al imperio de los Césares, el cual estaba vigente en los días de Jesús; y ese fue el imperio que crucificó a Cristo, a petición del pueblo hebreo.
Luego de las piernas de hierro, los pies siguen de hierro, pero cubiertos de barro; o sea que ese cuarto imperio de hierro sigue hasta los pies, pero ahora está cubierto en sus pies con barro. Esa es la última parte del imperio o reino de los gentiles, y esa es la etapa que corresponde a nuestro tiempo.
Ya han pasado las etapas anteriores: de la cabeza de oro del imperio del rey Nabucodonosor, o sea, el imperio romano; ya pasó la etapa también del pecho y los brazos de plata en el imperio medo-persa; ya también pasó la etapa del vientre y los muslos de bronce del imperio griego; y pasó también la etapa de las piernas de hierro, de los Césares, del imperio romano de los Césares. Y ahora, lo que queda del reino de los gentiles está representado en los pies de hierro y de barro cocido.
Es para el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido que el profeta Daniel vio, en la interpretación que le dio al rey Nabucodonosor, vio la Venida de la Piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo.
Es en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, el tiempo para la Segunda Venida de Cristo; como en la etapa de las piernas de hierro fue el tiempo para la Primera Venida de Cristo.
Y ahora, en el capítulo 2, verso 34 al 35, dice el profeta Daniel al rey Nabucodonosor:
“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”.
¿Y qué significa eso? En la interpretación que le dio el profeta Daniel al rey Nabucodonosor, encontramos aquí mismo, en el capítulo 2, verso 44 al 45, que dice el profeta Daniel:
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…”.
Ese reino que Dios, el Dios del Cielo, levantará, es el Reino del Mesías, el Reino Mesiánico, el Reino de Cristo. Dice:
“… de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”.
Y aquí, vean ustedes cómo el evento más grande que ocurrirá en el tiempo final, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, es la Venida de esa Piedra no cortada de mano.
Esta Piedra cortada del Monte de Sion, del Monte de Dios, es la Segunda Venida de Cristo.
La Segunda Venida de Cristo señala el fin para el reino de los gentiles, señala el fin del tiempo, marca el fin del tiempo y marca el fin para todas las cosas; marca el fin para los sistemas mundiales del reino de los gentiles, para señalar el comienzo del Reino de Dios y comienzo también de toda la forma de gobierno del Reino de Dios.
Cristo orando dijo, enseñando a Sus discípulos a orar, dijo que oraran pidiendo la Venida del Reino de Dios: “Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, así como en el Cielo, aquí en la Tierra”1; y así será durante el Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, vean que la Venida de esta Piedra está señalada para el fin del tiempo, para el tiempo en donde el reino de los gentiles estará en los pies de hierro y de barro cocido; y eso será el fin o la etapa final del reino de los gentiles.
Ahora, la Venida de la Piedra no cortada de manos, siendo la Venida del Señor, es el evento más importante para la raza humana, es el evento mas importante para todo ser humano, y es el evento más importante para la Iglesia del Señor Jesucristo; y es el evento más importante para Dios, porque con la Segunda Venida de Cristo, el Programa correspondiente a la Segunda Venida de Cristo, Dios lo estará poniendo en acción para beneficio de los seres humanos que estarán viviendo en este planeta Tierra, y recibirán las bendiciones de Cristo en Su Segunda Venida.
Ahora, para el fin del tiempo y fin del siglo es que Dios ha señalado que llamará y juntará a Sus escogidos, y eso es para el tiempo de la siega, o sea, el tiempo de la cosecha, la cosecha del trigo; y el trigo representa los hijos e hijas de Dios; para lo cual Cristo dice en Mateo 24, verso 31:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”.
Los escogidos de Dios son los hijos e hijas de Dios, las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Las personas que tienen sus nombres escritos en ese Libro celestial son llamadas y juntadas en cada tiempo por la Voz de Cristo a través del mensajero que Él envía en cada edad, en cada etapa del Programa Divino en medio de Su Iglesia; porque es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacen los hijos de Dios por medio del nuevo nacimiento, por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo; y así obtenemos el nuevo nacimiento, y obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, para, si la persona físicamente muere, vaya a vivir al Paraíso con un cuerpo teofánico parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión.
Y para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá, Cristo ha prometido resucitar a los muertos creyentes en Él. Ahora, no sabemos en qué año del milenio postrero.
Ahora, siendo que para el fin del mundo y fin del siglo y fin del tiempo hay grandes bendiciones de parte de Dios, necesitamos estar despiertos espiritualmente para escuchar la Voz de Cristo: para que así sean dadas a conocer a nosotros todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, y nuestro entendimiento sea abierto, y entendamos todo el Programa Divino, y recibamos las bendiciones del Cielo.
Ahora, viendo que el fin del mundo como fin del cosmos, o sea, fin de los sistemas mundiales, corresponde a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido…; y ya han transcurrido las etapas anteriores, y el reino de los gentiles se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido. O sea, que en cuanto al reino de los gentiles hemos llegado a la etapa del fin y para el fin del reino de los gentiles.
Y ahora, en cuanto a territorio y planeta, el fin del mundo, del cual también nos habla la Escritura, necesitamos comprender ese misterio del fin del mundo o fin de la Tierra o último de la Tierra. Vean cómo en el libro de los Hechos el mismo Jesús, en el capítulo 1, verso 8, dice:
“… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (y ya aquí nos habla de territorios)”.
El Programa de Salvación, bajo la Dispensación de la Gracia, comenzó en el Medio Oriente; y todos sabemos que el oriente es el comienzo, y el fin es el oeste. El sol sale por el este y se pone por el oeste: para el sol, el comienzo de su trayectoria es en el este y su final es en el oeste.
Y ahora, Cristo es el Sol de Justicia, el cual lo encontramos saliendo por el este en Su Primera Venida, y recorriendo la Tierra a medida que se ha ido predicando el Evangelio; predicación que comenzó en el Medio Oriente, allá en Jerusalén, y luego pasó a todo el pueblo hebreo, todos los territorios, toda Judea y Samaria, y toda la tierra de Israel; y luego pasó a Asia Menor por medio del ministerio de San Pablo; y luego de ahí, pasó a Europa, en donde Dios envió cinco mensajeros en diferente etapas, cinco etapas diferentes; y todo lo que ha estado haciendo en esas etapas ha sido llamando y juntando a Sus escogidos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y así llamando y juntando a Sus escogidos; ha ido produciendo el nuevo nacimiento de los hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, porque es necesario nacer de nuevo para entrar al Reino de Dios.
Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (o Reino de los Cielos)”. Nicodemo pensó que era nacer por medio de una mujer, y le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre, ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer?”. Nicodemo no comprendió lo que era el nuevo nacimiento.
Así como hemos nacido por medio de nuestros padres terrenales, necesitamos tener un nuevo nacimiento; porque al nacer por nuestros padres terrenales hemos nacido por medio de una raza caída, la cual cayó en el Huerto del Edén, la cual fue destituida de la gloria de Dios; y por consiguiente, cada persona que nace en esa raza caída, nace para vivir en un cuerpo mortal, corruptible y temporal; y por eso la vida del ser humano es tan corta aquí en la Tierra: porque nace en y de una raza caída, pues con la caída de Adán y Eva en el Huerto del Edén, la raza completa, que está representada en Adán y Eva, cayó, y por consiguiente perdió el derecho a la vida eterna, cayó de la vida eterna.
Por eso la persona recibe un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y recibe un espíritu del mundo, un espíritu de la quinta dimensión, que inclina al ser humano hacia el mal; pero hay un nuevo nacimiento prometido por Cristo para todos los creyentes en Él.
Y ahora, por medio del nuevo nacimiento prometido por Cristo, del cual le habla a Nicodemo, cuando Nicodemo pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto?”, Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios”.
Y ahora, este nuevo nacimiento se obtiene cuando la persona cree en Cristo como su Salvador, lo recibe como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y recibe el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo; y así obtiene la persona el nuevo nacimiento.
Al nacer de nuevo, ha obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión (porque cuando hay un nacimiento, un cuerpo ha nacido), y ahora la persona ha obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un espíritu teofánico con vida eterna. Ya la persona entró a vida eterna; y si la persona muere, pues pasa al Paraíso a vivir en ese cuerpo teofánico que recibió, porque ya esa persona pertenece al Reino de Dios y tiene vida eterna.
Y para el Día Postrero, Cristo ha prometido que lo resucitará en un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible y glorificado, como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo; y así la persona, cuando tenga el nuevo cuerpo, eterno y glorificado, estará viviendo para toda la eternidad, porque estará viviendo en un cuerpo inmortal; y será, ya no un descendiente de la raza caída, no un descendiente de Adán y Eva, sino un descendiente del segundo Adán, de Jesucristo nuestro Salvador.
Y como descendientes del segundo Adán, entramos a Su Programa cuando lo recibimos como nuestro Salvador. Ahora, nuestros nombres están escritos en el Cielo desde antes de la fundación del mundo, y por eso es que se ha venido predicando el Evangelio de lugar en lugar. Y Cristo dijo: “Mis ovejas oyen Mi Voz, y me siguen”. Dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; las cuales también debo traer, y oirán Mi Voz; y habrá un rebaño, y un Pastor”2.
La Voz de Cristo es Su Mensaje, la predicación del Evangelio; y por medio de Sus mensajeros que Él ha enviado de etapa en etapa, de edad en edad, la Voz de Cristo ha estado hablando y llamando y juntando a Sus escogidos en los diferentes territorios. Y Cristo también dice: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye”3.
Y ahora, de etapa en etapa, en la Iglesia de Jesucristo han estado siendo llamados y juntados los hijos e hijas de Dios, han estado siendo llamadas y juntadas las ovejas del Señor, conforme a San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16: “Y habrá un rebaño (el rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo), y habrá un Pastor (el Pastor es nuestro amado Señor Jesucristo)”.
Y ya han transcurrido, de Cristo hacia acá, alrededor de dos mil años, en donde encontramos que Él en Espíritu Santo ha estado llamando y juntando a Sus ovejas, que son las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y la comisión es la predicación del Evangelio, comenzando desde Jerusalén, por Samaria y por toda la tierra de Israel, y por todo el mundo, hasta lo último de la Tierra.
Para el sol lo primero es el este, por donde sale, y lo último es el oeste, por donde se pone. Y en la predicación del Evangelio encontramos que se comienza en el Medio Oriente, en la tierra de Israel; y se sigue, de la tierra de Israel a Asia Menor, luego a Europa, después a Norteamérica, y en este tiempo a la América Latina y al Caribe.
Y para sorpresa de muchas personas, encontramos en la América Latina y el Caribe, en el territorio de la Argentina y de Chile, encontramos lo último de la Tierra: encontramos que Puerto Williams es lo último de la Tierra, el último rincón de la Tierra (esto es en cuanto a la parte geográfica). Tengo por aquí una libretita donde dice: “El último rincón del mundo”.
Y ahora, vean cómo la bendición de Dios llega hasta este último rincón del mundo. La bendición de Dios siempre viene con la predicación del Evangelio, la predicación de las buenas nuevas.
Ahora, el mundo, como sistema del reino de los gentiles, ha llegado a su etapa final, a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. Y encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo, en la trayectoria a través de sus diferentes etapas, ha llegado a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa de la Edad de Oro de la Iglesia de Jesucristo; y se encuentra esa etapa cumpliéndose en la América Latina y el Caribe; y es en la América Latina donde se encuentra Puerto Williams como el último rincón de la Tierra.
Ahora, eso es una bendición para este lugar y sus habitantes, porque hasta acá les llegaría la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final.
Y ahora, la predicación del Evangelio ha recorrido desde el este hasta el oeste en el llamado de todos los hijos e hijas de Dios, para obtener el nuevo nacimiento y así obtener un cuerpo nuevo y eterno, teofánico, de la sexta dimensión. Y luego, en el Día Postrero, los muertos en Cristo ser resucitados, y nosotros los que vivimos ser transformados; y obtener así el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, para todos así ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Y así ser manifestados como hijos e hijas de Dios en toda Su plenitud, pues la manifestación de los hijos de Dios por la cual clama toda la Creación, toda la naturaleza, conforme a lo que nos dice San Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 8, esa manifestación de los hijos de Dios es la adopción, o sea, la redención del cuerpo, en donde obtendremos el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo; y entonces todos estaremos en cuerpos inmortales, como nuestro amado Señor Jesucristo; y entonces lo veremos a Él (a Jesucristo) en Su cuerpo glorificado, porque todos seremos como Él: con cuerpos eternos, con cuerpos inmortales, cuerpos jovencitos, que representarán de 18 a 21 años de edad para toda la eternidad.
Así es el cuerpo glorificado y eterno que Cristo tiene para nosotros, porque es un cuerpo como Su propio cuerpo glorificado. Todas esas son bendiciones para todos los creyentes en Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, hasta el fin del mundo llegarían las buenas noticias; hasta el fin del mundo como cosmos o sistema del reino de los gentiles, y hasta el fin del mundo como territorio, que corresponde a la América Latina y al Caribe, en donde se encuentra el último rincón de la Tierra, que es Puerto Williams.
O sea que a la América Latina y el Caribe le ha tocado, en este tiempo final, la bendición más grande de todas las bendiciones del Cielo para el ser humano.
Somos bienaventurados al vivir en la América Latina y el Caribe, porque es el territorio donde Cristo estaría bendiciendo a Su pueblo, donde estaría abriéndonos las Escrituras y abriéndonos el entendimiento para comprender todas estas profecías correspondientes a este tiempo final; y así seríamos llamados y juntados y preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Ahora, podemos ver el por qué Dios nos ha enviado a vivir en el territorio latinoamericano y caribeño: es para bendecirnos en el territorio latinoamericano y caribeño, donde Él estaría llevando a cabo la etapa final de Su Iglesia, de Su Templo espiritual; pues la Iglesia de Jesucristo es un Templo espiritual, es el Templo espiritual de Jesucristo.
Y así como el templo o tabernáculo que construyó el profeta Moisés tenía atrio, lugar santo y lugar santísimo; y el lugar santísimo, siendo el lugar donde estaba el arca del pacto, y el propiciatorio sobre el arca del pacto con los dos querubines de oro, y la presencia de Dios en la Columna de Fuego sobre el propiciatorio; vean ustedes, en la construcción del Templo espiritual de Cristo, el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual corresponde a la América Latina y al Caribe. Por eso la bendición más grande, Cristo la tenía reservada para la América Latina y el Caribe con sus habitantes.
Ahora, primeramente recibimos la bendición espiritual, recibimos esa bendición en el Programa Divino.
Y Cristo está construyendo Su Templo espiritual: comenzó en la tierra de Israel, luego pasa a Europa, y de Europa pasa a Norteamérica; en esos territorios construyó el Lugar Santo de ese Templo espiritual.
Y ahora ha pasado a la América Latina y el Caribe, para construir con seres humanos el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, pues está construyendo un Nuevo Templo con seres humanos; no con piedras literales y madera literal, sino con piedras vivas, seres humanos vivos.
Cristo es la Piedra del Ángulo que los edificadores desecharon, y nosotros somos piedras vivas también con Él. Y ahora Él está colocando piedras vivas, seres humanos, en Su Templo, en Su Iglesia; y coloca en este tiempo final las últimas piedras vivas en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Es con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas que Cristo construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Y en el lugar santísimo era donde estaba la bendición más grande, y era donde estaba la presencia de Dios, de Cristo; y desde allí era que se manifestaba y hablaba al profeta Moisés todo lo que Dios quería que el profeta Moisés le hablara al pueblo hebreo.
Y ahora, el Mensaje para el pueblo hebreo para el Día Postrero, ¿de dónde saldrá? Saldrá de la Iglesia de Jesucristo, del Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo, como salía del lugar santísimo del templo de Dios establecido por Moisés en medio del pueblo hebreo.
Y ahora, ahí tenemos un misterio muy grande del Reino de Dios. Así como era un misterio el templo que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, también el Templo espiritual de Cristo, que es la Iglesia de Jesucristo, es un misterio muy grande, tiene o contiene un misterio muy grande; porque así como el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón representaban el Templo celestial de Dios (pues en aquellos templos terrenales estaban los tipos y figuras de las cosas celestiales); y ahora en la Iglesia del Señor Jesucristo están todas las cosas materializadas, las que están en el Templo celestial; pues la representación del Templo celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, en la Iglesia del Señor Jesucristo se han ido materializando las cosas celestiales, pues la Iglesia del Señor Jesucristo está compuesta por personas celestiales, personas nacidas del Cielo, nacidas de nuevo, que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por lo tanto, en la Tierra, la representación del Templo celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso ya no tenemos el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, ni tampoco tenemos el templo que construyó el rey Salomón; y tampoco se tienen aquellos sacrificios por los cuales el pueblo hebreo era reconciliado con Dios; porque la Iglesia del Señor Jesucristo tiene el Sacrificio perfecto por el pecado, que nos limpia de todo pecado: tenemos el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, ese es el Sacrificio perfecto.
Por eso no necesitamos efectuar sacrificios de animalitos, ya Dios no acepta sacrificios de animalitos: porque ya se efectuó un Sacrificio perfecto por Jesucristo el Cordero de Dios, en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, Dios no acepta (ni a gentiles ni a hebreos) sacrificios de animalitos, porque ya tenemos a Jesucristo como el Sacrificio perfecto, sacrificado en la Cruz del Calvario. Y toda persona que no tenga ese Sacrificio, está sujeto al juicio divino.
Por eso es que el pueblo hebreo ha sufrido tanto por estos últimos dos mil años aproximadamente, porque no han tenido sacrificios por el pecado, porque no tienen templo; por lo tanto, no han estado reconciliados con Dios. Y el Sacrificio que nos reconcilia con Dios, que es el Sacrificio de Cristo, ellos no lo han recibido; por lo tanto, el juicio divino ha estado cayendo sobre el pueblo hebreo. Y Hitler por poco extermina al pueblo hebreo, y la nación hebrea no sabe por qué ha venido todo ese juicio divino sobre el pueblo hebreo. Es que no están bajo la sangre de un sacrificio, y por consiguiente sus pecados son vistos por Dios; y la paga del pecado es la muerte4.
Por lo tanto, la muerte ha estado detrás del pueblo hebreo, y casi extermina al pueblo hebreo; o sea que el pueblo hebreo ha sido como un imán para la muerte; la muerte se ha ido tras el pueblo hebreo. Pero la misericordia de Dios ha sido tan grande con el pueblo hebreo que no ha permitido que exterminen al pueblo hebreo; porque Él tiene gente, pueblo, en medio de la nación hebrea: tiene 144.000 escogidos, conforme a Apocalipsis, capítulo 7, que serán llamados en este tiempo final, serán juntados, sellados en sus frentes, y serán colocados en unión a Cristo.
En el capítulo 7 de Apocalipsis, Dios envía al Ángel con el Sello del Dios vivo, el cual es el Ángel del Señor Jesucristo de Apocalipsis 22, del cual dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Por medio de ese Ángel Mensajero, que es el último profeta de Dios, el profeta de la dispensación séptima, la Dispensación del Reino, y profeta mensajero de la Edad de la Piedra Angular, Cristo llamará y juntará a los escogidos de entre los gentiles, y después llamará y juntará a los escogidos del pueblo hebreo; y así se completará el Programa Divino.
En Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, encontramos a 144.000 en el Monte de Sion con el Cordero, y en sus frentes tienen escrito el nombre de su Padre y el nombre del Cordero. Es que para el tiempo del cumplimiento del capítulo 14 de Apocalipsis, ya han sido llamados y juntados los 144.000 hebreos.
Y ahora veamos, ya en el capítulo 7 del Apocalipsis vimos que es por medio del ministerio del Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, que son llamados y juntados 144.000 hebreos. O sea que cualquier persona no puede llamar y juntar esos 144.000 hebreos, sino que tiene que ser ese Ángel Mensajero que Jesucristo envía, y ese es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahora, en el capítulo 14 ya están llamados, juntados y sellados en sus frentes; y en el mismo capítulo 14, verso 6 en adelante, dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo…”.
Y aquí tenemos al mensajero con el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje Eterno, para predicarlo a toda nación, tribu, lengua y pueblo. La predicación del Evangelio corresponde a seres humanos.
Este Ángel es el Ángel del Señor Jesucristo, el mensajero del Señor Jesucristo para el Día Postrero, para la Dispensación del Reino y para la Edad de la Piedra Angular.
Viene con el Mensaje Eterno para predicarlo a toda nación, pueblo y lengua, pero tiene un lugar desde donde comenzará la predicación del Evangelio Eterno; y ese lugar es la América Latina y el Caribe. Porque la América Latina y el Caribe es el territorio que corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; y era del lugar santísimo que salía la Palabra de Dios para el pueblo hebreo; Dios le hablaba en el templo a Moisés desde el lugar santísimo, de sobre el propiciatorio.
Y ahora, en el Templo espiritual de Cristo nos encontramos en el territorio del Lugar Santísimo para escuchar la Voz de Cristo hablándonos todas las cosas que deben suceder pronto, y así siendo preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Este Ángel, vean ustedes, tiene un Mensaje para toda nación, tribu y lengua; y dice:
“… diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado…”.
Ese es el Ángel Mensajero de Jesucristo, que también anuncia, da a conocer el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra. Es el Ángel Mensajero que proclama el día de venganza del Dios nuestro. Dice:
“… porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Aquí hemos visto quién es el Ángel Mensajero de Jesucristo enviado en el tiempo final para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y así, con Su Mensaje, llegar hasta el alma, el corazón de los seres humanos que estarán viviendo en la América Latina y el Caribe.
Y con ese Mensaje darles a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: abrirnos las Escrituras y el entendimiento para entender todas estas cosas que deben suceder pronto.
Porque ninguna persona por sí misma podrá entender todas estas cosas que deben suceder; solamente por medio de la revelación divina que estará trayendo, que estará hablando el Ángel del Señor Jesucristo.
Apocalipsis 22, verso 16, dice Jesús:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿Quién es el enviado de Jesucristo? Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. ¿De qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto en este planeta Tierra.
En Apocalipsis 22, verso 6, también Cristo da testimonio de Su Ángel, diciendo:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿Para qué es enviado el Ángel del Señor Jesucristo? Para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
Solamente podrán ser entendidas todas estas cosas que deben suceder pronto, por medio de la revelación divina que estará trayendo el Ángel del Señor Jesucristo.
Solamente por medio de la predicación del Evangelio, que estará predicando el Ángel de Jesucristo, es que los seres humanos podrán comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y así es como podrán comprender lo que es el fin del mundo y lo que es el fin o lo último de la Tierra, y lo que es la comisión hasta el fin del mundo, la comisión de la predicación del Evangelio hasta el fin del mundo y fin también de la Tierra, hasta lo último de la Tierra.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de la comisión hasta el fin del mundo.
Hemos visto quién es el comisionado para estar en el fin del mundo predicando el Evangelio y dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y hemos visto que la Iglesia de Jesucristo ha sido comisionada para predicar el Evangelio, no solamente en Jerusalén, allá en su comienzo, sino por todo el mundo, por todas las naciones hasta el fin del mundo.
Y ahora, nos encontramos en el tiempo final, nos encontramos en la etapa final del reino de los gentiles, la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; y nos encontramos en la etapa final del Cuerpo Místico de Cristo, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; etapa que se está cumpliendo en la América Latina y el Caribe.
Así que estando nosotros viviendo en la etapa más grande y gloriosa del Programa de Cristo, estemos bien agarrados de Cristo, escuchando Su Voz, y obteniendo así el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
“COMISIONADOS HASTA EL FIN DEL MUNDO”. Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos aquí en Puerto Williams, República de Chile.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y les llene del conocimiento de Su Programa, les abra el entendimiento y les abra las Escrituras, y Dios llame a todos los que tiene aquí en Puerto Williams, y los coloque en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y Dios les continúe bendiciendo a todos.
“COMISIONADOS HASTA EL FIN DEL MUNDO”.
[Revisión abril 2021]
1 San Mateo 6:10, San Lucas 11:2
2 San Juan 10:27 / 10:16
3 San Juan 8:47
4 Romanos 6:23