El Año Nuevo

Siempre el año nuevo es muy importante, porque trae muchas bendiciones para los seres humanos.

Ahora, leeremos lo que es el año nuevo para el pueblo hebreo también. Capítulo 23, versos 23 al 24 de Levítico:

“Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.

Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová”.

“EL AÑO NUEVO”, es nuestro tema para el estudio bíblico de hoy domingo de escuela bíblica.

El año nuevo entre la mayor parte de los gentiles, es el 1.º de enero del año que esté en curso en cada ocasión. Para el pueblo hebreo, el año nuevo algunas veces cae en octubre y otras en septiembre.

Ahora, ¿de dónde viene la raíz del año nuevo judío? Es una de las fiestas dadas por Dios al pueblo hebreo: la fiesta de las trompetas.

Hay siete fiestas hebreas[1], las cuales son conmemorativas y también son proféticas, donde se refleja lo que Dios haría más adelante; como la Pascua, que se llevó a cabo en Egipto en medio del pueblo hebreo, donde sacrificaron un cordero de un año (cada familia) y colocaron la sangre en el dintel y los postes de sus hogares, para la preservación de la vida de los primogénitos en esas familias hebreas, la noche en que todo primogénito en Egipto moriría, comenzando por el primogénito hijo del faraón hasta los primogénitos de los esclavos y de los animales también[2].

Para escapar, los primogénitos, de la muerte aquella noche, los padres de familia sacrificaron un cordero de un año el día catorce en la tarde; y la sangre de ese cordero pascual libraría a los primogénitos en esos hogares, de la muerte; el ángel de la muerte no entraría a esos hogares, porque vería la sangre y no entraría allí.

Esa fiesta, luego, más adelante, se materializó; pero antes de eso tenían que conmemorarla cada año hasta que llegara a cumplirse esa fiesta, que traería grandes bendiciones para todo el pueblo. Esa fiesta, con la aparición, ministerio y muerte de Jesucristo en la Cruz del Calvario, se cumplió.

Juan el Bautista, cuando vio a Jesús, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”[3]. Y siempre que se toma la Santa Cena y el lavatorio de pies, se está conmemorando la Fiesta de la Pascua, cumplida en Jesucristo.

San Pablo, en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, nos dice: “Porque nuestra Pascua, la cual es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”.

Y por eso el cristianismo conmemora la muerte de Cristo al tomar la Santa Cena, lo cual enseñó Jesucristo en la última cena, cuando dice (hablando del pan): “Este es mi cuerpo, que por muchos es partido”. Y dice: “Comed de él todos”. Luego, tomando la copa de vino y dando gracias al Padre, da a Sus discípulos y dice: “Esta es la Sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Tomad de ella todos”[4].

Así como la Pascua en medio del pueblo hebreo se conmemoraba cada año, ahora cuando la Pascua se cumple en esa forma, ahora se conmemora la Pascua al tomar la Santa Cena; la cual tiene el pan, que representa el cuerpo de Cristo, que fue crucificado por todos los que serían los creyentes que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo.

Luego vienen los días de comer el pan sin levadura, que es la segunda fiesta hebrea, de Levítico, capítulo 23.

Recuerden que en esas fiestas hebreas está contenido el Programa Divino que Dios llevará a cabo hasta Su Venida y hasta, por consiguiente, la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estén vivos en el Cuerpo Místico de Cristo (o sea, en Su Iglesia), y luego el rapto o arrebatamiento de los creyentes en Cristo para ir a la Cena de las Bodas del Cordero; luego el regreso de Cristo con Su Iglesia, para el establecimiento del Reino Milenial del Hijo de David.

Ahora, antes del Reino Milenial está la Fiesta de las Trompetas; pero antes de eso, con la muerte de Cristo como la Gavilla que fue mecida delante de Dios, encontramos la tercera fiesta; y luego la cuarta fiesta: la Fiesta de Pentecostés.

Cincuenta días después de la resurrección de Cristo viene la Fiesta de Pentecostés, cuarta fiesta de las siete fiestas hebreas o judías contenidas en Levítico, capítulo 23. Así es para el cristianismo. Por eso el día que los creyentes en Cristo —allá en Jerusalén en el aposento alto— recibieron el Espíritu de Dios, fue el Día de Pentecostés, el día cincuenta después de la resurrección de Cristo.

Y ahora, encontramos que han transcurrido siete etapas de la Iglesia en la Dispensación de la Gracia, que corresponde, que está enmarcada en el Día de Pentecostés allá en Israel.

Son fiestas hebreas, y desde la número uno a la número cuatro también se han cumplido para bendición de los gentiles; porque Dios llamaría un pueblo para Su Nombre de entre los gentiles[5].

Luego de la Fiesta de Pentecostés, en la cual se ha estado desde el nacimiento de la Iglesia del cristianismo allá en Jerusalén, en el aposento alto, hasta nuestro tiempo, han estado transcurriendo siete etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo, siete edades.

Y al final tenemos la promesa que para la Edad de Piedra Angular vendrá el Señor con los santos que ya han partido, los resucitará en cuerpos eternos, y a los creyentes que estarán vivos los transformará, y los llevará con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Pero así como estuvo Él unos cuarenta días ya resucitado entre Sus discípulos, habrá un lapso de tiempo también, en la Venida del Señor con los santos que partieron y los vivos que serán transformados, habrá un lapso de tiempo de cuarenta días más o menos (unos cuarenta días como fue en aquel tiempo) ya transformados, con cuerpos glorificados, eternos, inmortales, igual al cuerpo glorificado que tiene Cristo desde el tiempo allá en que Él resucitó.

Habrá una manifestación grande del poder divino en el cumplimiento de la visión que le fue mostrada al reverendo William Branham, de una Gran Carpa Catedral; y será para bendición de Israel. Habrá grandes bendiciones ahí, para el pueblo hebreo y para los creyentes en Cristo de este tiempo final.

La quinta fiesta de las fiestas judías o fiestas hebreas, de Levítico, capítulo 23, es la Fiesta de las Trompetas. La Fiesta de las Trompetas es donde Dios llamará a juicio al mundo, a las naciones, y a toda persona que escuchó el Evangelio e hizo caso omiso de lo que escuchó. Escuchó que por medio de Cristo obtendría el perdón de pecados y sería limpiado de todo pecado con la Sangre de Cristo; y sería bautizado en agua en Su Nombre, en el Nombre de Jesucristo nuestro Salvador, y Cristo le daría el bautismo del Espíritu Santo; porque la promesa es que Dios bautizará con Fuego a los creyentes en Cristo.

Porque para los creyentes es la promesa del bautismo del Espíritu Santo, donde se produce el nuevo nacimiento del cual habló Cristo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6, de San Juan, cuando Él dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios”.

Es que así como hemos entrado a este reino terrenal en cuerpos físicos por medio de nacer a través de nuestros padres terrenales; por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su pueblo, Él produce el nuevo nacimiento en todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador; y nace en la esfera espiritual en el Reino de Dios, entra al Reino de Dios, al Reino del Rey de reyes y Señor de señores.

Y luego, en el Día Postrero, cuando se completa el número de los escogidos que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo, las personas creyentes que partieron serán resucitados en cuerpos eternos; y ahí recibirán la parte física del nuevo hombre, a imagen y semejanza del Señor Jesucristo; y los que estemos vivos seremos transformados, y entonces seremos a imagen y semejanza de Cristo, seremos a imagen y semejanza de Dios, por consiguiente. Y esa es la Familia de Cristo, el segundo Adán.

Por el primer Adán todos mueren, porque él pecó allá en el Huerto del Edén; pero por el segundo Adán, Cristo, recibimos vida eterna, entramos al Reino de Dios en la esfera espiritual, que es Su Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo; y en el Día Postrero recibiremos la parte física, que será nuestra transformación, en donde recibiremos el cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado que tiene Cristo nuestro Salvador. Tan sencillo como eso.

Ahora, estando en año nuevo para los gentiles, en la mayor parte de las naciones gentiles, en donde se comienza un nuevo año en todas las esferas de la sociedad, de los pueblos gentiles que tienen el cristianismo, podemos ver que para los judíos el año nuevo es el día 1.º del mes de Tishrei del calendario judío, que algunas veces es en septiembre y otras veces es en octubre.

Ahora, el mes séptimo tiene las otras tres fiestas que continúan a la Fiesta de Pentecostés. La quinta fiesta es la Fiesta de las Trompetas (como les había dicho anteriormente), y esa fiesta es para los judíos; en donde son convocados con la Trompeta de la Fiesta de las Trompetas, y reunidos, para luego ser reconciliados con Dios, y para más adelante el Reino de Dios ser establecido, ser restaurado al pueblo hebreo. Porque el Reino de Dios en la Tierra es el Reino de David, y el Trono de Dios terrenal es el Trono de David.

Bendición grande tiene el pueblo hebreo, bendición grande y privilegio grande tienen los judíos en estas tres fiestas restantes; que ya está por comenzar la primera: la Fiesta de las Trompetas, donde Dios es el Rey y Juez de todos los seres humanos, en donde Dios llamará a juicio a todos los seres humanos.

En Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, dice: “He aquí viene el día grande y terrible de Jehová” (otras versiones dicen: “el Señor” o “el Eterno”). Y nos dice ahí Malaquías que será un día terrible. Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.

Ese es el tiempo de la gran tribulación o apretura de Jacob, que está por comenzar en algún tiempo muy cercano, que puede ser este mismo año 2017 para los gentiles, y cinco mil y algo para los judíos, o sea, 5777.

Para los judíos, el ciclo del nuevo año que comenzó en octubre pasado, del año pasado, es el año nuevo judío; y muchos judíos proclaman que ese será el tiempo mesiánico para la Venida del Mesías, del Hijo de David, del Rey de Israel. Puede ser posible que las esperanzas de Israel se hagan una realidad en este ciclo de un nuevo año, porque todas las señales están siendo cumplidas en este tiempo final.

Estaremos viendo, a medida que pasan los días, lo que Dios hará; porque los judíos cuando vean al Señor viniendo por Su Iglesia, dirán: “Este es el que nosotros estamos esperando”; pero Él viene por Su Iglesia, para darle la fe de rapto, la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la séptima dimensión, la dimensión de Dios.

Estamos en un tiempo de entrelace de una fiesta, la Fiesta de Pentecostés, con la Fiesta de las Trompetas.

Este es el tiempo para Israel despertar a la realidad del Programa Divino correspondiente a este tiempo final para los judíos, bajo la Fiesta de las Trompetas; donde el ministerio de Elías estará llamando y juntando a Israel, y preparándolo para la Venida del Señor a Israel, para la Venida del Hijo de David, del Rey de Israel. Por lo tanto, Israel estará alerta en este nuevo año, que para ellos comenzó por el mes de octubre pasado, y para el cristianismo el nuevo año comienza hoy, 1.º de enero de 2017.

Estamos en un tiempo muy importante para los cristianos, y también en un tiempo muy importante para los judíos. Es tiempo de despertar.

¿Recuerdan la parábola de las diez vírgenes? “A medianoche se oyó un clamor: ¡He aquí el esposo viene; salid a recibirle!”[6]. Estamos en un tiempo de un despertamiento espiritual para el alma y el espíritu de todos los seres humanos, para asegurar nuestro futuro eterno en el Reino de Dios, con vida eterna.

Pronto se va a cerrar la Dispensación de la Gracia, cuando el último escogido entre a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo recibiéndolo como su Salvador; y después todo el Programa de Dios en la Tierra pasará para el pueblo hebreo en el cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas.

Por lo tanto, estemos preparados en este tiempo, porque de un momento a otro se cierra la puerta de la Dispensación de la Gracia, de un momento a otro termina la Fiesta de Pentecostés; y lo que habrá será la Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y como la Estrella resplandeciente de la Mañana; y será de bendición para todos los creyentes en Cristo. Pero para los que rechazaron la salvación, será de tristeza; porque habrá terminado el tiempo de la misericordia de Dios, y tendrán que enfrentarse al tiempo en que el Señor estará como Juez y como Rey de toda la Tierra para juzgar la raza humana, las naciones, los individuos.

Estamos en tiempos proféticos, siendo cumplidos estos tiempos proféticos.

Estemos agarrados bien de Cristo, como estuvo agarrado Jacob del Ángel que le apareció cuando iba a encontrarse con su hermano Esaú; y él tenía miedo, porque su hermano había dicho: “Cuando haya muerto mi padre, mataré a Jacob”[7].

Es porque Jacob le había negociado la bendición de la primogenitura a su hermano Esaú, por un plato de lentejas primero[8]; y después yendo (más adelante) a su padre, cuando ya Isaac estaba muy anciano y tenía que morir, y antes de morir tenía que echar la bendición a sus hijos, la primera, la bendición de la primogenitura, que es la más importante, que le toca al hijo mayor.

Y por cuanto Jacob amó esa bendición y la creyó, aunque había nacido después de su hermano Esaú, buscó la bendición de la primogenitura, y la consiguió. Cuando su hermano fue de cacería para prepararle una comida a su padre Isaac, el cual le pidió que le hiciera una comida para luego bendecirlo, Jacob se adelantó y con su madre preparó un cabrito tierno, lo llevó a su padre, y recibió la bendición de la primogenitura hablada por boca de Isaac, profeta de Dios[9].

Y más adelante, cuando regresaba de Harán (donde tuvo que huir por causa de que había obtenido la bendición de la primogenitura siendo hablada por su padre)[10], cuando ya regresaba con toda su familia que había adquirido allá en Harán (en la familia del hermano de Abraham), encontramos que su hermano Esaú luego venía con un grupo de cuatrocientos individuos armados con espadas; y Jacob tuvo miedo, oró a Dios; y le apareció el Ángel de Dios, y Jacob lo agarró.

El Ángel le dice: “Suéltame, que raya el alba”. Tenía que ir a la Casa de Dios, a la presencia de Dios, el Ángel; y Jacob le dice: “No te soltaré hasta que me bendigas”.

Y el Ángel le pregunta: “¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu nombre?”. Jacob le dice: “Jacob”. El Ángel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”[11].

Y lo hirió, el Ángel a Jacob, en la cadera, quedó cojo; pero mejor un cojo con la bendición de Dios que uno con las dos piernas buenas sin la bendición de Dios.

Obtuvo la bendición del Ángel, que tiene que ver con este tiempo final. Así como le apareció un Ángel a Jacob antes del encuentro de Jacob con su hermano Esaú, le aparecerá un Ángel mensajero en el cual estará el mismo Ángel de Dios que le había aparecido a Jacob, manifestado a través de ese mensajero; le aparecerá a Israel. Pero primero a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Tendremos la visita del Ángel del Señor, del Ángel de Dios; el mismo que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, el mismo que le aparecía a Abraham en diferentes ocasiones, el mismo que le aparecía a Jacob también en diferentes ocasiones; lo tendremos manifestado a través de un mensajero del tiempo final, que será mensajero para la Iglesia del Señor Jesucristo, a través del cual recibiremos la revelación del Séptimo Sello, y por consiguiente recibiremos la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Así recibiremos la fe de rapto.

Y todo eso es bajo la manifestación o cumplimiento de la Tercera Etapa, que se cumplirá en una Gran Carpa Catedral.

Por lo tanto, esto es lo que hay para los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y para los que han muerto físicamente creyentes en Cristo.

Estas son las promesas que hay para este tiempo final, promesas de grandes bendiciones que se cumplirán para prepararnos para ir a la Cena de las Bodas del Cordero; e Israel recibir al Hijo de David, al heredero del Trono y Reino de David, un descendiente de David.

Por lo tanto, estemos preparados, porque no sabemos cuándo se cierre la puerta de la Dispensación de la Gracia, y se cierre la edad…; o se cierre la Fiesta de Pentecostés y se abra la Fiesta de las Trompetas.

Cuando se abra la Fiesta de las Trompetas habrá terminado la Dispensación de la Gracia, y ya el Señor no estará como Intercesor, como Sumo Sacerdote, sino como Rey y Juez de toda la Tierra; lo cual está muy cerca.

No sabemos cuántos días, semanas, meses o años falten para cerrarse la puerta de la Dispensación de la Gracia y abrirse plenamente la puerta de la Dispensación del Reino para los judíos. Por lo tanto, hay una bendición grande para los creyentes en Cristo y hay una bendición grande para los judíos en este tiempo final.

Y oramos a Dios para que todos reciban las bendiciones de estas fiestas judías que están prometidas en la Escritura, las cuales son el tipo y figura, la sombra, de lo que Dios estaría haciendo en la Dispensación de la Gracia y lo que estará haciendo en la Dispensación del Reino.

Que las bendiciones de Dios sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y que en este año nuevo que comenzamos hoy, conforme al calendario gregoriano, calendario de los gentiles, grandes bendiciones recibamos. Para lo cual, estemos preparados delante de Dios. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y también grandes bendiciones reciba el pueblo hebreo, los judíos, en este año nuevo, que para los gentiles comienza hoy y para los judíos comenzó por allá el año pasado, del mes de octubre.

Que pronto se abra todo ese Programa Divino bajo la Fiesta de las Trompetas para los judíos, es mi oración. Y que todo lo que Dios tiene para los creyentes en Cristo se abra y se cumpla lo más pronto posible. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL AÑO NUEVO”.

[Revisión julio 2024]

[1] Levítico 23

[2] Éxodo 12:1-28

[3] San Juan 1:29

[4] Mt. 26:26-28, Mr. 14:22-24, Lc. 22:19-20

[5] Hechos 15:14

[6] San Mateo 25:6 / Pasaje completo: San Mateo 25:1-13

[7] Génesis 27:41

[8] Génesis 25:27-34

[9] Génesis 27:1-40

[10] Génesis 27:42-45

[11] Génesis 32:1-32

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