Muy buenos días, o buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que se encuentran en diferentes naciones junto a sus congregaciones, y ministros pastores. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.
Y ahora buscamos la Escritura de Segunda de Reyes, capítulo 2, versos 6 al 15. Es la historia, la narración de este evento, en que Dios raptó, se llevó a Elías el profeta, en un carro de fuego o platillo volador, como le llaman en la actualidad; y leemos capítulo 2, verso 6 en adelante, de Segunda de Reyes:
“Y Elías le dijo (a Eliseo): Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos.
Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.
Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco.
Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí.
Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.
Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.
Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán.
Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”.
“EL ESPÍRITU DE ELÍAS RECORRIENDO EL CAMINO MINISTERIAL POR QUINTA VEZ”. Ese es nuestro tema para esta ocasión.
El profeta Elías Tisbita, encontramos que no hay mucha explicación de él, solamente que era de esa región de Tisbé, pertenecía a las tribus del norte, del reino del norte, y era un fiel creyente en el Mensaje de Dios por medio de Moisés.
Era un hombre sencillo, no se sabe si estudió o no estudió, no se sabe en qué trabajaba, en la historia bíblica no se da a conocer sobre esto; pero sí sabemos que era un profeta muy grande delante de Dios. Dios le hablaba y él le hablaba al pueblo.
Era un profeta muy celoso de Dios y Su Programa. Y cuando el pueblo estaba apartado de Dios, en el tiempo de Acab, surge el profeta Elías con su Mensaje reprendiendo a Acab y a Jezabel[1], porque se habían apartado de Dios y estaban sirviendo a dioses ajenos, a ídolos; lo cual era prohibido por Dios, y sigue siendo prohibido por Dios; porque Dios no quiere que Su pueblo sirva a dioses ajenos, a ídolos, porque eso es servir al enemigo de Dios, eso es religión satánica.
Dios desea que Su pueblo le sirva a Él, para que las bendiciones divinas habladas para el pueblo puedan materializarse sobre Su pueblo.
En la Escritura están las bendiciones y las maldiciones, y están condicionadas a que sirvan a Dios los que quieren las bendiciones de Dios; y los que no sirvan a Dios y sirvan a dioses ajenos, están las maldiciones; y eso viene automáticamente, porque eso fue hablado por Decreto Divino.
Y cada cual cosechará de acuerdo a lo que haya sembrado: si sembró para bendiciones, se cosechará bendiciones; si sembró para maldiciones, cosechará maldiciones.
Es muy sencillo cosechar bendiciones porque está la forma en la Palabra: recibiendo la Palabra de Dios y sirviendo a Dios de todo corazón; amando a Dios con toda su alma, con todo su espíritu, con toda su mente y con todas sus fuerzas, y a su prójimo como a sí mismo[2].
Elías Tisbita amaba a Dios y amaba al pueblo de Dios; pero el pueblo y las tribus del norte, que eran diez, se habían apartado de Dios; y aun Elías Tisbita creía que todo Israel, todo el reino del norte, se había apartado de Dios. Pero Dios le habló a Elías el profeta, estando en una cueva en el monte Sinaí, a donde huyó por temor a Jezabel, que dijo que lo iba a matar[3].
Dios le aparece al profeta Elías y le dice (a Elías): “¿Qué haces aquí?”. Y Elías le dice: “Tuve un grande celo por Jehová, porque los hijos de Israel se han apartado de Dios”. Le cuenta la situación en que está el pueblo, las tribus de Israel, las tribus del norte. Y le dice Elías: “Y yo solo he quedado, y me buscan para matarme”. O sea que, si lo encontraban, Elías pensaba que no iba a quedar nadie de los profetas de Dios.
Dios le dijo a Elías Tisbita que Él tenía siete mil personas, siete mil creyentes, siete mil que no habían doblado sus rodillas a Baal, y no lo habían besado. Elías pensaba que él era el único que había quedado; pero vean, había allí, en Israel, siete mil que no se habían apartado de Dios.
Eso nos muestra que siempre hay unas reliquias, un grupo de escogidos, que permanecen —aun en tiempos difíciles— amando a Dios y sirviendo a Dios, aunque les cueste la vida.
Eso es tipo y figura para este tiempo final, que hay 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu del pueblo hebreo, que no han doblado sus rodillas a Baal, que no se han ido a la idolatría; y esos son los que van a ser llamados como elegidos de Dios, escogidos de Dios del pueblo hebreo, en este tiempo final.
El Dios de Elías los llamará, y los llamará por medio de Su manifestación bajo el ministerio de Elías por quinta ocasión, y el ministerio de Moisés, que vendrá acompañando el ministerio de Elías. Esos ministerios volverán a ser operados, manifestados por el Espíritu Santo en este tiempo final.
¿Y dónde está el Dios de Elías, que se manifestaría en este tiempo final?, el Dios de Elías, que aparecía en una Columna de Fuego a Moisés, y que acompañó al pueblo hebreo por cuarenta años hasta introducirlos en la tierra prometida; Dios en esa Columna de Fuego que estaba en el tabernáculo y sobre el tabernáculo, y que cuando llegaba el momento de marchar se levantaba de ahí; les alumbraba el camino si era de noche, y si era de día les servía de sombra al pueblo hebreo viajando por el desierto[4]; y les daba alimento, maná, que descendía durante la noche y lo recogían en la mañana, y también carne de aves[5].
Todo esto lo hacía el Dios de Elías. ¿Y de quién más es Dios el Dios de Elías? Es mi Dios también. ¿Y de quién más? De cada uno de ustedes.
Ahora, lo vimos en la trayectoria con el pueblo hebreo – con Moisés y el pueblo hebreo. Es el mismo que estaba con Adán, que estaba con Set, el mismo que estuvo con Enoc, el mismo que estuvo con Matusalén, el mismo que estuvo con Noé; es el mismo que estuvo con Abraham y le apareció en diferentes ocasiones, es el mismo que estuvo con Moisés, con los jueces.
Es el mismo que, cuando se manifestaba en Sansón, era tan fuerte Sansón que en una ocasión luchó con mil soldados, con todo el equipo militar puesto (ellos); y con una quijada de un asno o de un burro, le daba a cada uno (digamos) por la cabeza: y los mataba[6]. Sansón, un hombre solo. Era el poder de Dios en Sansón.
El golpe de una quijada de un burro o de un asno no tiene tanta fuerza; se rompería si le da por la cabeza a un soldado que tiene un casco de bronce o de hierro. ¿Por dónde le daba? No sabemos, ya fuera por la cabeza, por el cuerpo o por alguna parte del cuerpo, no sabemos; pero sí sabemos que era el poder de Dios en Sansón.
Y la fe de Sansón, creyendo él que iba a tener la victoria con el Espíritu de Dios en él, vean, mató mil soldados. Humanamente eso es imposible; aun con una ametralladora es muy difícil, tendría que ser con una bomba atómica o un tipo de bomba que pueda matar tantas personas a la vez; pero cuando el poder de Dios venía sobre Sansón, era el hombre más fuerte sobre la Tierra.
Así pasaba también con David cuando era pastor. Antes de ser ungido por Samuel no era tan fuerte; pero cuando fue ungido por Samuel como rey[7], siendo joven, luego cuando venía un animal (fuera oso o león) y tomaba una ovejita y se la llevaba, venía el Espíritu de Dios a David, y David perseguía ese animalito y le quitaba esa ovejita; y si el león o el oso se levantaba contra David, David lo mataba[8].
Era la manifestación de Dios por medio de Su Espíritu en David; y estaba siendo entrenado para luego enfrentarse al animal más grande, que era Goliat. Por lo tanto, en el entrenamiento su fe fue creciendo a tal grado que ya podía enfrentarse a ese soldado filisteo llamado Goliat.
Fue, se enfrentó a Goliat, y lo venció también[9].
Pero ustedes saben que una piedra tirada por una honda a un gigante no tendría tanta fuerza como para matarlo; pero con el poder de Dios manifestado en David, esa piedra iba más rápida que una bala; y dio en el lugar que tenía que dar: el único lugar descubierto, que era un punto mortal para Goliat, y ahí llegó la piedra y se enterró en ese lugar; y así tuvo David la victoria.
Y para que no se fuera a levantar, luego de ser – de caer Goliat, David había dicho: “Yo te voy a cortar la cabeza”; y David no tenía espada; pero David vio que Goliat sí tenía; por lo tanto, tenía que tumbarlo, quitarle la espada y quitarle la cabeza. Y así lo hizo: profetizó, habló la Palabra creadora —ungido por el Espíritu Santo— y se cumplió.
Algo que Saúl, que era un hombre (digamos) de 7 pies, no podía hacer; más bien estaba temblando de miedo al ver que aparecía cada día en la mañana un hombre más grande que él, un gigante…; digamos que tenía de 11 a 12 pies de alto Goliat. Por lo tanto, Saúl, con… alrededor de 7 pies de alto, se veía al lado de Goliat como un enano[10].
Pero David era más pequeño en estatura que Saúl; pero más grande en fe que Saúl y que Goliat. O sea que ¿quién era el gigante entonces? El gigante de Dios era David, un gigante de la fe.
Y ahora, tenemos la historia, luego, de toda la descendencia de David. Luego de David ser rey y morir… comenzar a los 30 años y gobernar 40 años… y 30 y 40 son 70, o sea que partió a eso de los 70 años de edad.
Y Salomón, quizás de la misma edad, más o menos, porque gobernó también 40 años y era un joven cuando comenzó a gobernar; y murió ya de una buena edad.
La idolatría en Israel era tan fuerte que hasta el mismo Salomón se contaminó con la idolatría[11]; una mancha muy negra en la historia del rey Salomón.
Ahora, encontramos que —como dijo Moisés a Dios— el pueblo era dado a esas cosas, pues saliendo de Egipto y estando en el monte Sinaí, allí hicieron un becerro de oro[12]. Lo hizo ¿quién? Aarón, a petición del pueblo; por complacer al pueblo hizo algo malo delante de Dios, cuando Dios iba a darles el Pacto a ellos, y Dios iba a ser su Dios (para ellos), y ellos iban a ser Su pueblo.
Y ahí, un grupo del pueblo, no todos (quizás) pero un grupo del pueblo, grande, insistió con Aarón; y Aarón los complació; lo cual significaba que ellos más bien iban a tener como su dios otro dios que no era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, lo cual fue un grave pecado delante de Dios; por lo cual Dios le dijo a Moisés: “Déjame y Yo los destruiré, y te pondré a ti sobre un pueblo mayor”. También le había dicho algo así: “Haré de ti una gran nación”[13]. Ahora… o “haré contigo una gran nación”. Como no está muy explicado lo vamos a dejar quietecito ahí.
Ahora, Dios escuchó la petición de Moisés para que no destruyera al pueblo, y Moisés le dijo: “Si no… Perdona al pueblo, o si no, ráeme de Tu Libro que has escrito”[14], o sea, del Libro de la Vida.
Dios le dijo a Moisés: “Al que pecare contra Mí, a ese raeré Yo de Mi Libro”[15]. O sea que no es a petición de una persona que Dios va a raer del Libro de la Vida a una persona o a un pueblo; eso es decisión de Dios. Y ahora… lo cual indica que hay un Libro donde está escrito el nombre de la persona que viene a esta Tierra; y también la Escritura habla de nombres que son borrados del Libro de la Vida.
Es importante que la persona entienda estas cosas y se mantenga agarrado de Cristo, el Ángel del Pacto, que fue el que le dio el Pacto al pueblo hebreo; porque el Ángel del Pacto, la imagen del Dios viviente, el Espíritu Santo, es Cristo en Su cuerpo angelical, que aparecía en una Columna de Fuego en donde estaba Dios, y guio al pueblo hebreo. Y ahora, ese es el Dios de Elías, el mismo Dios de Moisés.
Encontramos ya, que los setecientos que no habían doblado las rodillas a Baal para adorarlo y besarlo, ahora para el Día Postrero tipifican a 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu (y son doce tribus).
Encontramos también, que Elías Tisbita, luego de partir, el espíritu que estaba en Elías vino sobre Eliseo, porque era el sucesor (tiene que venir sobre el sucesor); y ya Dios le dijo – le había dicho a Elías: “Ve y unge también a Eliseo, para que sea profeta en lugar tuyo”, o sea: “sea tu sucesor”.
Y Eliseo había dicho… en respuesta a lo que Elías le había dicho a Eliseo: “Pídeme lo que quieras”[16]. Podía pedir ser millonario, podía pedir que Dios lo hiciera rey, lo que fuera. “Pide lo que quieras que yo haga por ti”, porque lo que Eliseo pidiera le iba a ser concedido.
Lo más importante para Eliseo era una doble porción del espíritu que estaba en Elías, y eso le dijo: “Que una doble porción del espíritu que está en ti venga sobre mí”.
Porque lo más grande que hay sobre la Tierra siempre será un profeta; y esa es la señal para el tiempo en que aparece un profeta, es la señal para el pueblo, para todos los seres humanos.
Cuando apareció Noé, era la señal de un diluvio que vendría sobre la Tierra y destruiría a la humanidad.
Y ahora, encontramos: el silbo apacible que escuchó Elías en el monte Sinaí allá en la cueva, es tipo y figura del Mensaje Final, que viene —conforme a la Escritura— para este tiempo final; un silbo apacible, el cual estarán escuchando todos los escogidos.
Luego también está el reto que Elías hizo a los falsos profetas: eran profetas de Baal y de Asera, 400 de uno y 450 de otros – de otro dios[17].
Elías le dijo al pueblo: “Si Jehová es Dios, servidle; y si Baal es Dios, pues servidle a él”. O sea que les dio a escoger; porque las personas tienen libre albedrío, y eso lo responsabiliza para elegir entre Dios y Baal. Y Elías dijo: “El que responda por fuego o con fuego, sea Dios”.
Y les dio la oportunidad a los de Baal y de Asera para que ofrecieran el sacrificio y pidieran que su dios respondiera por fuego y quemara el holocausto, el sacrificio que ellos habían hecho; y no respondía dios alguno.
Luego le tocó a Elías ofrecer a Dios el sacrificio; lo ofreció y dijo: “Señor, yo he hecho todo esto como Tú me ordenaste”, o sea, Dios le había mostrado cómo hacer todo lo que él estaba haciendo. Siendo profeta, en visión Dios le mostró todo a él; y pidió que descendiera fuego y consumiera el sacrificio que Elías ofreció a Dios; y descendió fuego y consumió el sacrificio; y el pueblo fue restaurado a Dios.
Y Elías dijo: “Ahora, no dejen escapar a ninguno de estos falsos profetas, de esos sacerdotes o profetas de Baal y de Asera”. Y ya ustedes saben la historia: los degolló en el río.
Para el Día Postrero, eso será el reto entre Cristo y el anticristo; y el anticristo con su reino serán destruidos, conforme al libro del Apocalipsis. Cristo obtendrá la victoria.
Y ahora, sabemos que hay escogidos de entre el cristianismo y hay escogidos del pueblo hebreo también, que son 144.000 hebreos; los cuales van a escuchar la Voz de Dios, la Voz del Espíritu Santo operando el ministerio de Elías por quinta ocasión; porque ya el ministerio de Elías ha sido operado por el Espíritu Santo en otras ocasiones: En Elías Tisbita, en Eliseo en una doble porción, en Juan el Bautista…
Vean, el ministerio de Elías opera con hebreos y con gentiles también. Y lo vimos, al Espíritu Santo en medio del cristianismo, operando el ministerio de Elías por cuarta ocasión en el reverendo William Branham; y bajo ese ministerio estuvo precursando la Segunda Venida de Cristo, así como en su tercer ministerio, en Juan el Bautista, precursó la Primera Venida de Cristo.
Juan el Bautista con su Mensaje tenía que preparar al pueblo; y luego también, con su Palabra, su Mensaje, señalar al Mesías, presentarlo al pueblo.
El reverendo William Branham con su Mensaje y en su Mensaje presenta al Mesías. Ahí, en el Mensaje del reverendo William Branham, está la presentación que él hace de lo que será la Venida del Mesías en el Día Postrero, de lo que será la Segunda Venida de Cristo.
Así como Juan el Bautista vino para preparar al pueblo, para tener un pueblo bien apercibido para la Primera Venida de Cristo, el reverendo William Branham vino para preparar al pueblo para recibir la Segunda Venida de Cristo.
Así como fue, conforme al Mensaje de Juan el Bautista, la Primera Venida de Cristo, así será la Segunda Venida de Cristo conforme al Mensaje del cuarto Elías, el reverendo William Branham.
Por eso es tan importante conocer – leer y conocer el Mensaje del reverendo William Branham, porque prepara al pueblo para estar bien apercibido para recibir a Cristo en Su Segunda Venida.
Y ahora, está la promesa también, de la venida de Elías por quinta ocasión, y vendrá con Moisés; y tiene que comenzar en medio del pueblo que esté dentro del Pacto que esté vigente en este tiempo final, para luego pasar al pueblo hebreo, para Dios usarlo en la forma que ya está ordenado en el Programa Divino.
Por lo tanto, ¿dónde estará el espíritu ministerial de Elías por quinta ocasión, antes de estar en medio del pueblo hebreo?
En el libro de Las Siete Edades de la Iglesia, el reverendo William Branham, en la página 30 de esta versión en español, dice (en el penúltimo párrafo):
“109. Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan solo les pudiera decir algo que está a punto de suceder hoy, en este nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder recorrerá hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos. Estamos listos. Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá”.
Ahí tenemos lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo, eso es lo que pasará en este tiempo final; y eso será bajo el ministerio de Elías, en la quinta manifestación del ministerio de Elías.
Todo está preparado en el Programa Divino; y así como Eliseo vino con una doble porción, el quinto Elías aparecerá, vendrá, con una doble porción; así como Eliseo vino con una doble porción.
Por lo tanto, Israel, está esperando la venida de Elías, y pronto va a ser cumplida esa promesa de Malaquías, capítulo 4, donde dice: “He aquí, Yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”. Dice: “No sea que Yo venga y con destrucción hiera la Tierra”. Capítulo 4 de Malaquías.
Y eso va a traer un despertamiento, un avivamiento grande en medio de los judíos, en medio de los hebreos. Esa bendición saldrá de en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, de ahí saldrá el espíritu de Elías ministrando por quinta ocasión, pues cuando lo vimos la última vez fue por cuarta ocasión en medio del cristianismo.
Por lo tanto, vamos a tener en medio del cristianismo nuevamente el ministerio de Elías por quinta ocasión, con una doble porción, recorriendo el camino ministerial por quinta ocasión; y eso cumplirá lo que dijo el reverendo William Branham: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco. Recorreremos esta senda una vez más”.
O sea que Elías recorrerá esta senda ministerial una vez más, o sea, por quinta ocasión; y al decir “recorreremos”, entonces viene acompañado el ministerio de Elías con el ministerio de Moisés; y eso cumplirá Apocalipsis 11 también: los Dos Olivos que están delante de la presencia de Dios; y cumplirá Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14: las dos ramas de olivo, que son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Son buenas noticias para el cristianismo y para el judaísmo. Elías recorrerá el camino ministerial nuevamente, por quinta ocasión, y el pueblo será preparado para recibir todas las bendiciones y el cumplimiento de todas las promesas divinas correspondientes a este tiempo final.
Creo que hasta aquí es suficiente, para no abrir mucho este misterio que es tan grande para el cristianismo y para el judaísmo.
Llegará el momento en que el Séptimo Sello será abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo, y esto le dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Van a estar escuchando la Voz del Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es Cristo en Su Venida a Su Iglesia; y por consiguiente estarán escuchando la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, hablando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces.
Y recuerden que el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, dice la Escritura en Apocalipsis 10, verso 1:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube”.
¿Cómo dijo Cristo que vendría el Hijo del Hombre? En una Nube. Ahí lo tienen. Viene envuelto en la Nube que le apareció a Moisés y que guio al pueblo hebreo por el desierto en esa Nube, en esa Columna de Fuego.
Por eso cuando Cristo en el Monte de la Transfiguración subió con Pedro y Jacobo y Juan, se transfiguró delante de ellos y apareció allí… apareció allí transfigurado delante de Sus discípulos, y…
[San Mateo 17:5] “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.
Esa es la Nube: la presencia de Dios, la Columna de Fuego allí presente, en donde Él está mostrando el orden de Su Segunda Venida. En esa Nube es que vendrá el Señor, el Hijo del Hombre; por lo tanto, estará envuelto en la Nube, la Columna de Fuego, que aparece aquí en la Escritura en el Monte de la Transfiguración, en el capítulo 17 de San Mateo, versos 1 al 5.
Hemos visto que esa es una Nube de gloria. Todo eso está prometido para este tiempo final.
Por lo cual, estemos preparados, porque de un momento a otro Dios nos abrirá el misterio del Séptimo Sello y nos dará la bendición del cumplimiento de todas Sus promesas de bendiciones para los creyentes en Él; y entonces todos veremos el espíritu de Elías recorriendo el camino ministerial por quinta vez; y luego el pueblo hebreo también lo verá.
Y tenemos la promesa de que vamos a ver Su Segunda Venida, la Segunda Venida de Cristo; para recibirlo es que Dios envió al profeta Elías, el ministerio de Elías en el reverendo William Branham, como precursor de la Segunda Venida de Cristo, para preparar al pueblo para la Segunda Venida de Cristo.
Yo lo veré y lo recibiré en el momento del cumplimiento de Su promesa. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Por eso nos estamos preparando espiritualmente, para estar listos para ese momento tan importante en la historia del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y Su pueblo.
Dejo al reverendo José Benjamín Pérez, aquí, para finalizar.
Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“EL ESPÍRITU DE ELÍAS RECORRIENDO EL CAMINO MINISTERIAL POR QUINTA VEZ”.
[Revisión abril 2025]
[1] 1 Reyes 18:17-18
[2] San Mateo 22:37-39, San Marcos 12:30-31
[3] 1 Reyes 19:1-18
[4] Éxodo 13:21-22
[5] Éxodo 16:4-8
[6] Jueces 15:14-16
[7] 1 Samuel 16:11-13
[8] 1 Samuel 17:33-35
[9] 1 Samuel 17:38-51
[10] 7 pies = 2.13 metros / 11 a 12 pies = 3.35 a 3.65 metros
[11] 1 Reyes 11:1-8
[12] Éxodo 32:1-6
[13] Éxodo 32:10
[14] Éxodo 32:31-32
[15] Éxodo 32:33
[16] 2 Reyes 2:9-10
[17] 1 Reyes 18:17-40