Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, aquí en esta hermosa ciudad de Arequipa. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del tema: “EL MISTERIO DE LA CUARTA VIGILIA”.
Para lo cual quiero leer en San Mateo, capítulo 14, versos 22 en adelante. Esto sucedió luego de Jesús alimentar cinco mil personas, sin contar los niños y las mujeres. Dice, capítulo 14, verso 22 en adelante:
“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!”.
Que Dios bendiga nuestros corazones, nuestras almas, con Su Palabra, y nos permita entenderla.
Las cosas que hizo Jesús, encontramos que tienen —además del significado literal que tuvieron en el tiempo en que fueron realizadas—, tienen también un significado profético de cosas que han de suceder; porque vienen a ser tipo y figura de eventos que en el Programa Divino se llevarán a cabo más adelante.
Por eso es que encontramos que eventos por los cuales pasó el pueblo hebreo, y también Adán, y también Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas y así por el estilo; encontramos que luego de ellos pasar esas experiencias, vinieron a ser tipos y figuras proféticos de eventos que se llevarían a cabo en el Programa Divino más adelante.
Por ejemplo, encontramos a Abraham teniendo un hijo llamado Isaac, ese fue un evento real en la vida de Abraham y Sara1; pero vean ustedes que luego ese gran evento vino a ser, más adelante, también, tipo y figura profético de la Venida del Hijo de Abraham, de la simiente de Abraham, que es Cristo, nuestro amado Señor Jesucristo.
Y también encontramos al rey David, el cual es tipo y figura de Cristo; y también encontramos a Salomón, el hijo de David, tipo y figura también de Cristo; porque Cristo como Hijo de David se sentará en el Trono de David, y reinará por mil años y luego por toda la eternidad.
Así que el que proféticamente se sentaría en el Trono de David para tener el glorioso Reino Milenial y reinar por toda la eternidad, no sería el rey Salomón, el hijo de David según la carne, sino nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, vean cómo eventos que se llevaron a cabo en el pasado, luego, por cuanto fueron eventos proféticos, se cumplen proféticamente más adelante, porque tienen —esas profecías que se cumplieron allá—, tienen múltiples cumplimientos en el Programa Divino.
Y ahora, por ejemplo, miren al pueblo hebreo siendo libertado por Dios de Egipto. Encontramos que Dios por medio del profeta Moisés libertó al pueblo hebreo, y de Egipto Dios llamó a Su hijo Israel como nación; porque el pueblo hebreo como nación es el pueblo o nación hija o hijo de Dios, porque no hay otra nación terrenal que sea llamada la nación de Dios, sino el pueblo hebreo.
Y ahora, encontramos que esa profecía: “De Egipto llamé a mi hijo”, la cual encontramos que se cumplió en el pueblo hebreo, el cual sería llamado de una tierra extraña en donde vivirían como esclavos, encontramos que luego en Oseas, capítulo 11, verso 1, nos dice: “De Egipto llamé a mi hijo”, hablando del pueblo hebreo, dando a conocer al pueblo hebreo esa parte histórica.
Pero ahora, cuando Cristo: naciendo allá en Belén de Judea y teniendo ya alrededor de 2 años de edad, el rey Herodes mandaría a buscar y a matar a los niños de 2 años hacia abajo, para matar al Mesías; pero el Arcángel Gabriel le apareció a José, y le dijo: “Mira, vete a Egipto hasta que yo te diga, y permanece allí hasta que yo te diga; porque Herodes buscará al niño para matarlo”2.
Y se fue esa misma noche; se levantó José, tomó al niño Jesús y a María y se fueron a Egipto. Y cuando el rey Herodes envió su ejército para matar a todos los niños de 2 años hacia abajo3, ya Jesús estaba en Egipto, con José y María; y escapó así de las manos del rey Herodes.
Muchos niños murieron a causa de que el rey estaba buscando al niño Jesús, al rey de Israel. Y vean ustedes, no tuvo consideración de que era un niño; porque no hay consideración política ni religiosa de parte del rey Herodes, porque no tenía ese sentimiento hacia los niños, y menos hacia un niño que sería el rey del pueblo hebreo.
Por lo tanto, el rey Herodes dejaría de ser rey; y ya dejó de ser rey; pero Cristo será el Rey sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Así que por más que buscó al niño Jesús para que no fuera rey, vean ustedes, Él será el Rey por el Milenio y por toda la eternidad.
¿Y qué será de Herodes? Pues ya dejó de ser rey; e irá al lago de fuego cuando sea juzgado y condenado; pero mientras tanto, pues está en la quinta dimensión, que es el infierno.
¿O creen ustedes que hay un lugar mejor para el rey Herodes? Si lo hay, todavía no está listo para el rey Herodes. Ese lugar mejor que el infierno para el rey Herodes, ¿saben cuál es? El lago de fuego; y más adelante pues lo tendrá también.
Ahora, vean ustedes que cuando ya murió el rey Herodes y los que buscaban al niño para matarlo, las demás personas que con el rey Herodes querían matar al niño, encontramos que el Arcángel Gabriel le dice a José: “Toma ahora al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, regresa a tu tierra”4.
Y vean ustedes, no se fue a Belén de Judea, sino que se fue a Nazaret, donde había vivido José y María antes de ir a Belén de Judea para el censo, para allí ser registrados, donde nació nuestro amado Señor Jesucristo; pues José y María eran descendientes del rey David, por lo tanto, eran de esa ciudad de Belén de Judea.
Y ahora, vean cómo Dios escondió este misterio de la Primera Venida de Cristo, tanto del mundo político, como también del mundo religioso. Y por la sabiduría terrenal, sabiduría humana, religiosa, o política, o demás conocimientos humanos, ninguna persona podía conocer la Primera Venida del Mesías; solamente por revelación de lo Alto.
Cuando Cristo preguntó en una ocasión5: “¿Quién dicen los hombres qué es el Hijo del Hombre?”.
Unos decían: “Bueno, unos dicen que Tú eres Juan el Bautista que ha resucitado, y por esa causa se efectúan esos grandes milagros a través de Ti. Otros dicen que Tú eres alguno de los profetas que ha resucitado, como Elías o algún otro profeta”.
Y Cristo pregunta a ellos: “Y ustedes, ¿quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre?”.
Pedro dijo: “¡Tú! Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Jesús dice: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre (o sea, no lo aprendiste en el seminario o en el instituto, no lo aprendiste por medio del sumo sacerdote o por medio de algún maestro de Israel), no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en el Cielo”.
O sea que por medio de la revelación del Cielo, dada por Dios, por el Padre celestial, era que las personas podían conocer quién era Jesucristo, podían conocer que Ese era el Mesías, el rey de Israel.
Las demás personas tenían sus opiniones: “Parece que es Juan el Bautista que ha resucitado”. Otros decían: “Parece que es otro de los profetas; puede ser Elías, o puede ser Moisés, o puede ser Jeremías, o puede ser Ezequiel”.
Y así por el estilo, cada uno tenía su propia opinión; pero los seguidores de Cristo tenían la revelación del Cielo para saber que Jesús era el Mesías, el Rey de Israel prometido para venir en aquel tiempo y llevar a cabo la Obra correspondiente a aquel tiempo.
Y ahora, la vida de Jesús, con todos los eventos de la vida de Jesús, los cuales fueron reales, luego encontramos que vienen a ser tipo y figura de los eventos que se cumplirán en la Iglesia de Jesucristo con los mensajeros también de Jesucristo.
Y miren ustedes, en los eventos de la vida de Jesús se refleja también la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, vean aquí, en esta ocasión en que Jesús está caminando sobre el mar de Galilea, y los discípulos están en una barca y con vientos contrarios que están azotando la barca, y casi la están destruyendo, están para hundir esa barca; encontramos que Cristo, por ahí por la cuarta vigilia, les aparece a Sus discípulos, por la cuarta vigilia les aparece a Sus discípulos caminando sobre el mar:
“Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar”.
Y los discípulos pensaban que era ¿un qué? Un fantasma; pero era nuestro amado Señor Jesucristo. Estaban todos turbados diciendo que era un fantasma, y dieron voces de miedo, o sea que estaban llenos de miedo bajo esa tempestad, y allí en el mar, donde no había posibilidades de salvarse; pero vean ustedes, Jesús apareció caminando sobre el mar, y les dijo:
“Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!”.
Aquí se identifica Jesús como el Yo soy, como el Yo soy del Antiguo Testamento. En cada ocasión en que Jesús dice: “Yo soy”, ahí está usando el mismo término que usó Dios allá cuando Moisés le preguntó: “¿Cuál es Tu Nombre?”. Cuando le preguntó a Dios cuál era Su Nombre, y Dios le dijo: “Yo soy. Y le dirás al pueblo: Yo soy me ha enviado a vosotros”6. Ahí están las consonantes que el pueblo hebreo ha tenido sin poderlas pronunciar, sin poderlas pronunciar en la forma de un nombre.
Ahora, se dice que en el Antiguo Testamento el sumo sacerdote, al entrar una vez al año el día de la expiación, el día diez de cada mes, cuando llevaba la sangre del sacrificio de la expiación, del sacrificio del macho cabrío: entraba al lugar santísimo, colocaba allí esa sangre, y pronunciaba ese Nombre de Dios; ese Nombre que era escondido, o era oculto, y una vez al año era pronunciado en el lugar santísimo.
Es en el lugar santísimo donde ese Nombre está, porque es ahí donde está el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto manifestado: en el lugar santísimo, sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro.
Ese es el lugar donde está el Nombre Eterno de Dios; porque ahí es donde está el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto manifestado, tanto en el tabernáculo que hizo Moisés como el templo que hizo Salomón, y como el Templo espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo.
Porque allá en el Cielo, en el Templo que está en el Cielo, es en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, allá en el Trono, donde está Dios sentado sobre Su Trono, y ahí es donde está el Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, miren ustedes cómo nuestro Señor Jesucristo se identifica como el Yo soy, y les dice: “No temáis”. Es en un momento de temor, de miedo y de apretura, en que Cristo les aparece sobre el mar caminando, y en donde se identifica como el Yo soy, y les dice a ellos: “No temáis”.
Cuando se dice: “No teman” es porque hay peligro, es porque se está en un momento difícil; de otra forma no había por qué, no había motivo para decir: “No teman”.
Ahora, este evento ocurrido bajo el tiempo del ministerio de Jesucristo, lo cual fue real en aquel tiempo, ahora viene a ser tipo y figura de un evento importante en el Programa Divino para el Día Postrero.
Miren que fue en la cuarta vigilia. La cuarta vigilia, encontramos que es de 6:00 a 9:00 de la mañana.
• La primera vigilia es de 9:00 a 12:00 de la noche;
• la segunda es de 12:00 a 3:00 de la mañana;
• la tercera es de 3:00 de la mañana a 6:00 de la mañana;
• y la cuarta es de 6:00 a 9:00 de la mañana.
Vean cómo para el tiempo en que nuestro amado Señor Jesucristo resucitó era la cuarta vigilia; pues resucitó en la mañana del domingo de resurrección, en la cuarta vigilia.
Cuando en el Día de Pentecostés estaban 120 allí unánimes, y ya llevaban 10 días allí en el aposento alto: el Día de Pentecostés durante la mañana, encontramos que vino el Espíritu Santo sobre 120 personas; y eso fue también en la cuarta vigilia; pues cuando San Pedro predicó allí el primer mensaje, le dijo a los que estaban allí presentes…, los cuales encontramos que se preguntaban: “¿Qué significa esto?”, y otros decían: “Están borrachos (o sea), están llenos de mosto”.
Dice el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 en adelante:
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día”.
¿Y cuál es la hora tercera del día? La hora tercera del día es de 8:00 a 9:00 de la mañana.
• Porque de 6:00 a 7:00 de la mañana es la hora primera;
• de 7:00 de la mañana a 8:00 de la mañana es la hora segunda;
• y de 8:00 de la mañana a 9:00 de la mañana es la hora tercera.
Y era la hora tercera: de 8:00 a 9:00 de la mañana, cuando San Pedro predicó el primer mensaje allí en el Día de Pentecostés, y ya ellos estaban llenos del Espíritu Santo.
Ahora, no sabemos cuántos minutos o cuántas horas ya llevaban llenos del Espíritu Santo, pero fue en la cuarta vigilia.
Y ahora, vean ustedes cómo la cuarta vigilia tiene grandes bendiciones para todos los hijos e hijas de Dios.
Cuando se nos habla de la Segunda Venida de Cristo, en la Escritura se hace la pregunta si será a la primera vigilia o a la segunda vigilia, y así por el estilo se hace la pregunta de en cuál de las vigilias será cumplida la Venida del Señor.
Por ejemplo, en San Marcos, capítulo 13, verso 34 al 37, dice:
“Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana…”.
Las siete etapas o edades de la Iglesia gentil corresponden al tiempo de la noche, corresponden al tiempo del atardecer, al tiempo de la medianoche y al tiempo del canto del gallo; pero a la mañana, eso corresponde a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y esa es la cuarta vigilia.
Dice:
“… para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad”.
Velad ¿por qué? Por la Segunda Venida de Cristo, por la Venida de nuestro amado Señor Jesucristo.
Encontramos que San Lucas también nos habló de este gran evento, en donde nos dice que estemos preparados. Capítulo 12, verso 35 en adelante, dice:
“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;
y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.
Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.
Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.
Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.
Y cuando nos dice: “… a la hora que no penséis”, se refiere a la hora de alguna de estas vigilias: de la primera, de la segunda, de la tercera o de la cuarta vigilia.
Y si no vino en ninguna de las horas de la primera vigilia, o sea, de – representadas en las vigilias de 9 a 12 de la noche; o en la vigilia de 12 a 3 de la mañana; o en la vigilia de 3 a 6 de la mañana; si no vino en ninguna de esas vigilias y en ninguna de esas horas de esas vigilias; si no vino en ninguna de esas edades, entonces ¿para qué hora y para qué vigilia sería la Venida del Señor? Pues sería para la cuarta vigilia.
Y para la cuarta vigilia, miren ustedes, Él viene en la cuarta vigilia como el Sol de Justicia. Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
¿Cómo viene? Como el nacimiento del Sol de Justicia. Dice: “A los que temen Mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia”. ¿Cuándo nace? Nace en la cuarta vigilia, nace en la primera hora de la cuarta vigilia.
Y ahora, vean ustedes, cuando Cristo habló a Sus discípulos en San Mateo, capítulo 16 y versos 27 al 28, dijo:
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.
Y el capítulo 17, que es el siguiente capítulo que sigue al verso 28 de San Mateo, capítulo 16, dice:
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.
Ahora, vean ustedes cómo Su rostro resplandeció como el sol. Cuando el sol sale, es de día; cuando el sol nace, pues está amaneciendo, está naciendo un nuevo día.
Y los días de la semana representan edades y representan también dispensaciones; por eso es que hay solamente siete edades de la Iglesia gentil durante la Dispensación de la Gracia. Y hubo siete edades de la Iglesia hebrea bajo la Ley. Y hay siete dispensaciones, solamente siete dispensaciones.
Vean cómo Dios reflejó las dispensaciones y las edades, las reflejó en los días de la semana; y por eso también encontramos que Dios le estableció al pueblo hebreo que, cada siete años, el año séptimo sería año de reposo para toda la tierra7.
Vean cómo Dios está reflejando, en estas cosas naturales con las cuales el ser humano tiene contacto cada día, encontramos que está reflejando Su Programa.
Y ahora, vean ustedes, el séptimo día de la semana y el séptimo año, el cual era año sabático también, encontramos que representa el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y vean ustedes cómo Cristo estaría cumpliendo lo que ha sido reflejado en cada día de la semana, y en cada año de los años que transcurrían en medio del pueblo hebreo, cada siete años un año sabático.
Y ahora, encontramos que durante 49 años transcurrían 7 años festivos o sabáticos o de descanso para toda la tierra; tipo y figura de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, y también tipo y figura de dispensaciones.
Y ahora, vean ustedes cómo para el Día Postrero estas cosas serían abiertas completamente, y entenderíamos estas cosas, y entenderíamos que luego de los 49 años vendría el año 50, que es el año del jubileo; año 50, año del jubileo, vendría pegado al año 49, que es el año también número 7 festivo.
Y ahora, eso es tipo y figura de la eternidad, porque el ocho representa infinito [∞] y eternidad.
Y ahora, vean ustedes cómo luego de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, que transcurren durante el tiempo de la noche, luego viene el tiempo de la mañana, en donde la cuarta vigilia es manifestada, y viene la Edad de la Piedra Angular, viene la edad representada en el Año del Jubileo, una edad eterna: la edad eterna para la Iglesia de Jesucristo, para tener en esa edad y en esa cuarta vigilia, tener la Venida de Jesucristo, el Sol de Justicia.
Y ahora, vean cómo, así como Él caminó sobre el mar dos mil años atrás aproximadamente, en la cuarta vigilia, veamos en el libro del Apocalipsis cómo también lo encontramos con Su pie sobre el mar, caminando sobre el mar. Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra…”.
Lo vemos ahí con un pie sobre el mar: el derecho, y el izquierdo sobre la tierra; o sea que viene caminando, caminando sobre el mar; y si camina sobre el mar pues tiene que llegar a un lugar sólido. Un pie sobre la tierra y el otro sobre el mar; o sea que lo que Él hizo allá, dos mil años atrás aproximadamente, es tipo y figura de este gran evento de Apocalipsis, capítulo 10.
Y ahora, ¿dónde está el mar sobre el cual Él camina? ¿Y dónde está la tierra sobre el cual Él camina? Para que podamos entender el libro del Apocalipsis, tenemos que comprender lo que significa aguas o mar, y así por el estilo. Para eso tenemos que mirar en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 17 y verso 15 en adelante; y también tenemos que mirar en Apocalipsis, capítulo 13, donde nos habla del mar y de la tierra.
Por ejemplo, en Apocalipsis, capítulo 13, verso 1 en adelante, dice:
“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad”.
Ahora, ese es el reino del anticristo, en donde el diablo estará encarnado en el falso profeta, en el anticristo, en el hombre de pecado. Ahora, vean cómo sube esa bestia, ¿de dónde? Del mar.
Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 13 también, verso 11, dice:
“Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de (la tierra) adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada”.
Ahora vean, una bestia sube del mar y otra sube de la tierra.
Y ahora, veamos en Apocalipsis, capítulo 17, verso 15 en adelante, dice:
“Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”.
Aguas o mar o mares aquí, nos habla de ‘naciones, pueblos y lenguas’, que ya existían en aquel tiempo.
Y cuando aquí nos habla, en Apocalipsis, capítulo 13, de esta bestia que sube de la tierra, nos habla de un territorio donde no estaba viviendo todavía la gente como naciones, como pueblos; o sea, de un territorio donde no había naciones establecidas.
Y ahora, cuando nos habla de Cristo colocando un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra, nos habla de territorios donde hubo personas, naciones, pueblos y lenguas; y también, cuando nos habla del pie sobre la tierra, nos habla de un territorio donde, para aquel tiempo, no había naciones, o sea, no estaba constituida una nación.
Y ahora, los pies aquí de bronce, de Cristo, vean ustedes, son los pies de bronce o como de bronce. Dice… Vamos un poquito antes [Apocalipsis 10:1]:
“… y sus pies como columnas de fuego”.
Estos son los pies de bronce, que son mostrados acá en Apocalipsis, capítulo 1 y verso 15, donde dice:
“… y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno (esos son los pies de Cristo, del Hijo del Hombre) …”.
Ahora, por cuanto esta visión del Hijo del Hombre que tuvo Juan el apóstol está mostrada con estos atributos de Cristo, todo eso que Juan vio no significa realmente que Jesucristo ahora, en vez de tener pies de carne y hueso, ahora tenga unos pies de bronce; no, eso no significa eso.
Eso lo que significa es: los ministerios del juicio divino, que son los ministerios de Moisés y Elías; porque el bronce representa el juicio divino, y el juicio divino son los profetas de Dios.
Ahora, vean ustedes, cuando también vemos Sus ojos como llama de fuego, ¿de qué nos está hablando o profetizando esto? Nos está hablando o profetizando de los ministerios de Moisés y Elías también; porque ojos aquí en el Apocalipsis representa hombres; y aquí los ojos del Cordero, del Hijo del Hombre, son los ministerios de profeta de Moisés y Elías.
Y ahora, por eso encontramos que viene en Apocalipsis, capítulo 10, viene con Su rostro como el sol. ¿Por qué? Porque viene en la cuarta vigilia, viene como el sol naciente, la cuarta vigilia de la Iglesia del Señor Jesucristo en el Programa Divino; y luego viene con Sus pies como columnas de fuego.
Tenía en Su mano un Librito abierto: ese es el Título de Propiedad que tomó en el Cielo, en Apocalipsis, capítulo 5; y lo abrió en Apocalipsis, capítulo 6, verso del 1 en adelante (del 1 al 17), y luego Apocalipsis, capítulo 8, verso 1. Y luego, en Apocalipsis, capítulo 10, ya lo trae abierto en Su mano para entregarlo a la raza humana, a los redimidos con Su Sangre, Su Sangre preciosa. Y para ese tiempo tiene que estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo el Ángel del Señor Jesucristo.
Todo eso fue representado allá. Juan el apóstol representa a la Iglesia de Jesucristo con Sus mensajeros pasando por sus diferentes etapas; hasta que llega a esta etapa, en donde ve la Venida del Hijo del Hombre, y en donde ve que viene con el Librito abierto en Su mano, y lo ve que viene con Sus pies como bronce bruñido, y lo ve que viene con Sus ojos como llama de fuego, y lo ve que viene con Su rostro como el sol, y con el arco iris alrededor de Su cabeza, y lo ve y lo oye que clama como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces.
Todo eso es lo que para el Día Postrero sería materializado en el Programa Divino; o sea, cumplido. Todos esos tipos y figuras serían cumplidos en este tiempo final.
Ahora, vean todo lo que esto significa.
Y ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 3 al 4, es la Voz de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, como el Ángel Fuerte descendiendo del Cielo y dándonos Su Mensaje Final, Su Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo en Apocalipsis, capítulo 1 y verso 10 al 11, donde dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Pues nuestro amado Señor Jesucristo. Él en el Día del Señor, en el Día Postrero, que es el séptimo milenio, estaría hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta y estaría dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y esto, vean ustedes, para ser cumplido, Él tiene que tener un velo de carne aquí en la Tierra, para por medio de él dar a conocer estas cosas, para por medio de él hablarle a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta, hablarle a Su Iglesia con esa Voz de Trueno de los Siete Truenos.
Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Cristo promete mostrarle a Su Iglesia, a Sus hijos, que suban donde Él estará en el Día Postrero, o sea que suban a la edad donde Él estará (que es la Edad de la Piedra Angular); promete mostrarles todas estas cosas que han de suceder.
Y ahora, Él tiene que tener un velo de carne, un instrumento, un profeta en la Tierra, para por medio de él mostrarle a Su Iglesia todas estas cosas; tiene que tener un Ángel Mensajero. Y esto aquí, en Apocalipsis 22, verso 6, lo muestra, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Es por medio de Su Ángel Mensajero, que es el profeta final, el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, que Jesucristo en Espíritu Santo se manifiesta y nos da a conocer en este Día Postrero todas estas cosas que deben suceder pronto; y cumple todos estos atributos: del sol resplandeciendo, Su rostro como el sol resplandeciendo; Sus ojos como llama de fuego resplandeciendo; y Sus pies como bronce bruñido; y todos estos tipos y figuras que fueron mostrados allá en el Hijo del Hombre.
Y ahora, nos da a conocer todas estas cosas por medio de Su Ángel Mensajero, y el cumplimiento de ellas a medida que van siendo cumplidas. Apocalipsis, verso 22, verso 16, nos dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar testimonio de estas cosas. ¿De qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
Hemos llegado al tiempo final, hemos llegado a la cuarta vigilia, hemos llegado al tiempo de Cristo estar cumpliendo todas estas cosas que fueron mostradas allá en la cuarta vigilia.
Y todos estos atributos que fueron vistos en el Hijo del Hombre tienen que estar manifestándose en este Día Postrero en la cuarta vigilia, para que todos nosotros veamos el significado de estos grandes atributos siendo cumplidos en el Programa Divino, en la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero.
Es Cristo el que tiene estos atributos y el que los manifiesta en el Día Postrero; y así nos deja ver el cumplimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero; y nos muestra las cosas que deben suceder en la cuarta vigilia; en donde estaríamos viendo al Ángel Fuerte, Jesucristo, con un pie sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, como fue visto en la cuarta vigilia sobre el mar de Galilea, caminando sobre el mar de Galilea.
Ahora, encontramos que cualquier persona puede decir: “Pero yo veo los dos pies de Jesús sobre el mar, ahí en la cuarta vigilia”. Lo que pasa es que usted no vio cuando Él venía caminando por la tierra, y cuando levantó un pie y lo colocó sobre el mar y el izquierdo estaba en la tierra: un pie sobre la tierra y el otro sobre el mar, y después continúa caminando, vean ustedes.
Ahora, podemos ver todo este Programa Divino cómo se materializa en este Día Postrero.
Vean que son los pies del Señor los que caminan sobre el mar. Y los pies en Apocalipsis, capítulo 1 y capítulo 10 son de bronce; o sea que son los ministerios de Moisés y Elías, colocados esos ministerios en el Día Postrero sobre pueblos, muchedumbres y lenguas, para profetizar todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; sobre territorios que tenían personas en aquel tiempo de Juan el apóstol, y sobre territorios que en aquel tiempo no tenían personas, no tenían naciones, viviendo en ellas, pero que para el Día Postrero estarían poblados esos territorios.
Ahora, podemos ver el Programa Divino y EL MISTERIO DE LA CUARTA VIGILIA.
Y aquí estamos nosotros en este tiempo final en la cuarta vigilia, para ver todas esas cosas que fueron vistas en la cuarta vigilia cuando nuestro Señor Jesucristo apareció a Sus discípulos, donde ellos realmente tenían necesidad de tener a Jesucristo en medio de ellos.
Y Él luego entró a la barca y toda la tempestad se calmó; y el peligro en que estuvo la barca de los discípulos de Jesucristo, donde Él había caminado, había viajado en otras ocasiones, y había entrado de nuevo, encontramos que todo peligro desapareció.
Y así es para este Día Postrero, en donde seremos transformados los que vivimos, y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos incorruptibles, y ya todo peligro desaparecerá, e iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
¿Dónde están las personas que estarían viendo a Cristo viniendo en la cuarta vigilia caminando sobre el mar y sobre la tierra, caminando con un pie en el mar: el derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra? Pues aquí estamos, en la América Latina y el Caribe; territorio que en otros tiempos, en tiempos allá del apóstol San Juan, pues no estarían habitados como lo están en la actualidad.
Pero ahora sí están habitados estos territorios latinoamericanos y caribeños, en los cuales Cristo en Su Segunda Venida manifestado en carne humana estaría caminando; y nosotros lo estaríamos viendo caminando entre los latinoamericanos y caribeños, manifestado Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero, en la cuarta vigilia.
“EL MISTERIO DE LA CUARTA VIGILIA”.
Ya tenemos que detenernos aquí; pero si tuviéramos más tiempo veríamos muchas otras cosas grandes e importantes en el Programa Divino, que sucedieron en la cuarta vigilia.
¿En qué tiempo u horario… en qué horario fue que el Ángel de Jehová bendijo a Jacob? El Ángel le dijo: “Suéltame, que ya raya el alba”8. ¿No es acaso esa la cuarta vigilia? E Israel en este Día Postrero, en la cuarta vigilia, cuando está amaneciendo un día dispensacional: la Dispensación del Reino, y cuando está amaneciendo un nuevo día milenial: el séptimo milenio, el Ángel de Jehová manifestado en Su Ángel Mensajero bendecirá al Israel, al Jacob espiritual: la Iglesia de Jesucristo; y al Jacob terrenal: el pueblo hebreo.
Bueno, vamos a dejarlo ahí quietecito, vamos a dejar eso para otra ocasión; porque ahí, si entramos a explicar todo eso, tendríamos que viajar en la cuarta vigilia de mañana, para el lugar donde hemos de ir. Así que esta noche tenemos que viajar, dentro de algunos minutos.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes aquí en Arequipa, Perú, dándoles testimonio de la cuarta vigilia y de todo lo que representa esa cuarta vigilia en tipos y figuras para la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, en esta cuarta vigilia espiritual de la Iglesia de Jesucristo, las bendiciones de Jesucristo del Ángel del Pacto sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y seamos todos transformados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo, el Ángel del Pacto. Amén y amén.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
Buenas noches. Dejo con nosotros nuevamente al ministro aquí, para continuar y finalizar esta actividad de acuerdo a como lo tengan programado.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL MISTERIO DE LA CUARTA VIGILIA”.
[Revisión septiembre 2022]
1 Génesis 21:1-3
2 San Mateo 2:13-15
3 San Mateo 2:16
4 San Mateo 2:19-21
5 San Mateo 16:13-17
6 Éxodo 3:13-15
7 Levítico 25:1-7
8 Génesis 32:26