El misterio de la media hora de silencio en Cielo

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa, y ver en esta ocasión: “EL MISTERIO DE LA MEDIA HORA DE SILENCIO EN EL CIELO”, contenida aquí en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, donde dice:

“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entender el misterio contenido en este Séptimo Sello.

Este Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante, es el Libro de la Redención, es el Libro que contiene los nombres de todos los escogidos de Dios que serían redimidos; este es el Título de Propiedad de toda la Creación.

Este Título de Propiedad estuvo en la Tierra en las manos de Adán; pero cuando Adán cayó, encontramos que regresó a Dios, que es Su dueño original; y por miles de años ha estado en la diestra de Dios. Pero hay un tiempo en que ese Libro tiene que ser tomado y abierto por Cristo, para así Cristo hacer Su reclamo de todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa en Su Obra de Redención.

En Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice:

“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”.

Ahora, vean aquí, en este pasaje, cómo este Librito está en la diestra del que está sentado en el Trono, o sea, de Dios, que está sentado en Su Trono allá en el Cielo; y llega el tiempo en que este Libro tiene que ser tomado y abierto en el Cielo para llevarse a cabo el reclamo de todo lo que Cristo redimió con Su Sangre preciosa.

Este Libro, de etapa en etapa se estaría cumpliendo, y se estaría llevando a cabo la Obra de Redención de los escogidos de Dios de edad en edad; y en las diferentes edades, las páginas de este Libro se estarían cumpliendo.

Y ahora, cuando llega el tiempo en que este Libro tiene que ser abierto, un Ángel Fuerte pregona en alta voz:

“¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo”.

Juan lloraba mucho ¿por qué? Porque no se había hallado una persona digna de abrir ese Libro. Y si ese Libro no era abierto, toda la Creación volvería a lo que era antes de la Creación; o sea, volvería a la nada; volvería a lo que era antes de Dios haber realizado la Creación.

Había llegado el tiempo…; y como en una corte: cuando llega el tiempo para hacer su reclamo, y una persona hacer el reclamo de una propiedad que está en litigio, y que él dice que le pertenece; llega el tiempo para ese juicio; y si no se presenta ninguna persona para hacer ese reclamo, ¿qué sucede? Las personas que tienen – o la persona que tiene esa propiedad ilegalmente, se queda con esa propiedad. Si cuando se entra al programa de solicitar que esa propiedad pase a las manos del dueño verdadero; si luego que se hace todo ese trámite y luego se lleva a cabo todo para que se presente la persona que reclama esa propiedad como de ella…; se le da la fecha, se le da el tiempo para ese juicio; y si no se presenta, y el otro se presenta, puede ser, ese juicio y ese reclamo, anulado; y se queda la otra persona con la propiedad.

¿Y saben ustedes una cosa? El diablo le quitó a Adán la propiedad, la herencia divina: este planeta Tierra con todo lo que contiene.

Y por eso el planeta Tierra con todo lo que contiene ha estado en las manos del diablo; en forma ilegal, por supuesto. ¿Por qué? Por un engaño en el Huerto del Edén; le arrebató de las manos —a Adán— la herencia del planeta Tierra; pero el Título de Propiedad pasó a la diestra de Dios.

Y no importa cuánto tiempo tenga el diablo con este planeta Tierra bajo su dominio (unos seis mil años), este planeta Tierra con todo lo que contiene regresará a Su dueño original y a sus dueños originales: regresará a los hijos e hijas de Dios, de los cuales Jesucristo es nuestro representante; Él es nuestro hermano mayor.

Y vean ustedes, nuestros nombres están ahí, en ese Título de Propiedad, como herederos de toda la herencia de Dios y coherederos con nuestro amado Señor Jesucristo.

Y recuerden que en una escritura, cuando se hace el reclamo de una herencia, de una propiedad, esa propiedad es de aquellos que tienen sus nombres escritos (¿dónde?) en ese libro, y que aparecen ahí en ese libro como los herederos de esa herencia que les ha sido concedida.

Ahora vean el por qué en el Antiguo Testamento Dios estableció para el pueblo hebreo el año del jubileo: toda persona que perdía su propiedad, su herencia, por alguna causa, por alguna deuda o porque la vendía, dice la Escritura que la tierra no se podía vender para siempre.

Y cuando se vendía una propiedad, se contaban los años que faltaban para el año del jubileo; y si faltaban para el año del jubileo 49 años o 50 años, esa propiedad valía mucho, porque la persona que la compraba tenía 49 años para sacarle provecho; pero si solamente faltaba un año para llegar el año del jubileo, pues la persona que compraba esa propiedad solamente tenía un año para sacarle provecho a esa propiedad; o sea que compraba esa propiedad, sembraba ese año y podía cosechar, y terminando la cosecha tenía que entregar esa propiedad a su dueño original. Eso era una ley establecida por Dios en medio del pueblo hebreo.

Ahora, si le vendían la propiedad cuando solamente faltaban unos seis meses o tres meses, ¿qué se podría sembrar ahí para sacarle provecho, y así obtener el beneficio por aquello que se invirtió? Tendrían que sembrar o ajicitos dulces o picantes (cosa que le naciera ahí rápido, se cosecharan), alguna cosa así, porque si no, la inversión se perdía.

Ahora, vean, la persona no tenía que pagar ni un centavo. Cuando llegaba el año del jubileo no tenía que pagar ni un centavo (¿para qué?) para obtener de regreso esa propiedad.

También así era con los hijos de los padres de familia que le tomaban a causa de alguna deuda o ellos los vendían: encontramos que en el año del jubileo salían libres.

Y también los siervos o esclavos salían libres en el año del jubileo. Pero si no querían salir libres, porque decían: “Yo la estoy pasando muy bien aquí con mi amo, me trata muy bien; desayuno, almuerzo y ceno, y aun en la noche me dan alguna aromática; así que yo estoy muy bien aquí. Duermo muy bien. Yo quiero quedarme sirviéndole a mi señor”: Tomaban ese siervo o ese esclavo, lo llevaban a un poste, y con una lesna horadaban su oreja, y le colocaban ahí una ¿qué? Un arete, o ¿qué? O argolla ahí1. Eso significaba que esa persona escuchó la trompeta del año del jubileo, la trompeta de libertad, de liberación, para quedar libre, y no quiso; prefirió continuar como esclavo. Aunque esa persona viviera cincuenta años más, y escuchara en el próximo año del jubileo la trompeta del año del jubileo, ya ese no tenía más oportunidad; porque solamente una vez en la vida tenía el derecho a escuchar la trompeta del año del jubileo y salir libre.

Las propiedades también salían libres sin pagar ni un centavo; los esclavos salían libres sin pagar ni un centavo. Y vean cómo dice la Escritura: en Levítico, capítulo 25 (vamos a ver por aquí dónde lo tenemos)… Levítico, capítulo 25, verso 8 en adelante, dice:

“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.

Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.

Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión (o sea, a vuestra herencia), y cada cual volverá a su familia”.

O sea que aquellos que habían sido vendidos o tomados a causa de una deuda: regresaban a su familia libres, y sus padres no tenía que pagar nada por el regreso de ese hijo; y así era también para los esclavos; pues tomaban a esas personas como esclavos, para sacarles provecho y recuperar el triple o cien veces el dinero que ellos habían prestado o pagado y que no les habían podido reembolsar o pagar.

Y ahora, vean ustedes, una persona también, si tenía un familiar que pudiera pagar la deuda para que esa herencia, esa propiedad, fuera restaurada; y ese familiar, si tenía dinero, podía decir: “Aquí está el dinero de la propiedad de mi pariente; aquí está el dinero y yo la quiero”. La podía (¿qué?) redimir; pero si no aparecía nadie, el año del jubileo salía libre2.

Ahora, vean ustedes cómo sigue diciendo aquí:

“El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos,

porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.

En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión (o sea, cada uno volverá a su herencia)”.

Por eso es que en medio del pueblo hebreo Dios le prohibió al pueblo hebreo vender para siempre la herencia que Dios le había dado al pueblo hebreo; o sea que la herencia pasaba del padre al hijo, del hijo al nieto, del nieto al bisnieto, y así por el estilo. Dios dijo: “No se venderá para siempre, porque la tierra es Mía”3; y Dios la había concedido como herencia a Sus hijos.

Y ahora, vean cómo todo eso se reflejó en el pueblo hebreo: porque eso es tipo y figura de lo que Dios estaría haciendo con la herencia de los hijos e hijas de Dios.

Dios, vean ustedes, ha dado este planeta Tierra al ser humano con todo lo que contiene; así hizo allá en el Huerto del Edén, pero Adán perdió los derechos a tener esta Tierra por causa de su caída con Eva allá en el Huerto del Edén.

Y para el ser humano obtener nuevamente este planeta Tierra, para los hijos e hijas de Dios obtener nuevamente este planeta Tierra como herencia, como heredad (como dijo Cristo: “Los mansos heredarán (¿qué?) la Tierra”, o “les será dada la Tierra por heredad”4); para eso entonces se requiere que llegue el Año del Jubileo actualizado: para obtener la herencia que el ser humano perdió allá en la caída.

Y ahora, vean ustedes, para que tengamos un claro entendimiento de todo esto: Dios, en las fiestas que dio al pueblo hebreo, reflejó la Obra que Él llevaría a cabo.

Por ejemplo, tenemos la fiesta de la Pascua, en donde se sacrificaba el cordero pascual en la víspera de la Pascua; lo cual se cumplió ¿en quién? En nuestro amado Señor Jesucristo.

El cordero pascual que el pueblo hebreo sacrificaba, como lo hizo también en Egipto cuando iba a salir de Egipto…; él iba a salir por la mañana, pero durante la noche, antes de la salida, Dios pasaría por la tierra de Egipto y el ángel destructor entraría a todas las casas, y moriría el primogénito de cada familia.

Pero para el pueblo hebreo, Dios le dijo que sacrificara un cordero de un año en la víspera, y colocaran la sangre de ese cordero sobre el dintel de la puerta y sobre los postes de la puerta (o sea, sobre – en el marco; incluyendo la parte de arriba y los postes); y dentro estuvieran todos los de esa familia; y el cordero fuera asado, preparado con fuego o en fuego (no hervido ni frito en manteca o aceite, sino asado en fuego), y comido durante la noche, mientras Dios pasaba por Egipto y era herido el primogénito de todas las casas. Pero donde estuviera la sangre aplicada sobre el dintel y los postes, ahí no entraría el destructor, Dios no lo dejaría entrar; y estaría salvo ahí el primogénito de esa familia5.

Pero vean ustedes, los egipcios no conocían nada acerca de estos misterios divinos, y no tuvieron la sangre aplicada de un cordero de un año sobre el dintel de sus puertas; y cuando Dios pasó, dejó entrar al ángel de la muerte, y entro en las casas de los egipcios; y dice que no hubo en las casas de los egipcios personas que no estuvieran llorando6. ¿Por qué? Porque en todas las casas de los egipcios hubo luto, hubo llanto y luto, por causa de la muerte del primogénito de cada una de esas familias.

Pero en las casas del pueblo hebreo que tenían la sangre aplicada sobre el dintel y las puertas y los postes de esas casas – sobre el dintel y postes de las puertas de esas casas, la muerte no entró; los primogénitos que allí estaban, estaban comiendo la carne del cordero asada, y estaban seguros, porque tenían la sangre aplicada en el dintel y postes de la puerta.

Ahora, vean cómo una cosa tan sencilla: la aplicación de la sangre de un animalito, de un cordero de un año, sobre el dintel y postes de la puerta de entrada, libró a los primogénitos que estaban dentro de esa casa. ¿Y eso por qué? Porque eso era tipo y figura, o sea, la sombra de Cristo muriendo como el Cordero Pascual, para así lavar nuestros pecados con Su Sangre, y la muerte no tocar a los escogidos de Dios, los primogénitos de Dios. ¿Por qué? Porque teniendo la Sangre aplicada de Cristo, nuestros pecados serían quitados.

Y si son quitados nuestros pecados, no hay forma de que la muerte espiritual azote nuestras almas. ¿Por qué? Porque la única causa de muerte es el pecado, porque la paga del pecado es (¿qué?) muerte; pero si no hay pecado, pues no hay muerte.

Y ahora, vean ustedes cómo Cristo muriendo en la Cruz del Calvario ha derramado Su Sangre como el Cordero de Dios, el Cordero Pascual; y ahora nosotros, creyendo en Cristo como nuestro Salvador y aplicando Su Sangre en el dintel y postes de nuestra alma, de nuestro corazón: ahí, nuestra alma (que está dentro de esta casa terrenal, de este cuerpo terrenal), está segura nuestra alma.

La muerte espiritual no puede hacernos daño, el diablo no puede matar nuestra alma con muerte espiritual; por lo tanto, cuando un hijo o una hija de Dios muere en cuanto a su cuerpo físico, no tiene que ir al infierno, sino que va al Paraíso; y en el Día Postrero resucitará en un cuerpo eterno.

Resucitará en un cuerpo eterno en el tiempo del Año del Jubileo actualizado, en el tiempo en que se estará cumpliendo el Año del Jubileo en forma actualizada, y estará sonando la Trompeta del Año del Jubileo.

Y ahora, vean cómo este Programa Divino, reflejado en las fiestas que Dios dio al pueblo hebreo, se van cumpliendo a medida que va pasando el tiempo.

También tenemos el sacrificio del macho cabrío, que se efectuaba una vez al año, en el día décimo del mes séptimo; y el sacerdote – sumo sacerdote tomaba de esa sangre del macho cabrío sacrificado y entraba al lugar santísimo, y colocaba sobre el propiciatorio de esa sangre, para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios. Y dice la Escritura que toda persona tenía que afligirse; y el que no se afligiera, sería cortado del pueblo7.

Aquí en Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, dice:

“También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios”.

¿Ven? Para la reconciliación con Dios el pueblo hebreo tenía que ofrecer en el día de la expiación el macho cabrío; tenía que hacer ese sacrificio, y su sangre ser colocada sobre el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto allá en el lugar santísimo, donde estaba Dios en esa Columna de Fuego manifestado en medio de los dos querubines de oro.

Ahora, sigue diciendo:

“Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”.

Al ser cortado de su pueblo pierde el derecho a la vida eterna, y pierde el derecho así de ser parte del pueblo de Dios.

“Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo.

Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.

Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo”.

Y ahora, vean cómo esto ha estado sucediendo de edad en edad, hasta que —para el Día Postrero— llegamos al Año del Jubileo.

Y en el año del jubileo, en el mismo día diez de la expiación, en el mes séptimo, es que se toca la trompeta del año del jubileo y se proclama libertad en toda la tierra.

Para llegar al año 50 transcurrían primeramente 49 años; y durante esos 49 años encontramos que cada 7 años, el año séptimo era año sabático, era año de reposo, de descanso para toda la tierra; y en un lapso de tiempo de 49 años hay 7 años de reposo para toda la tierra, 7 años sabáticos. Y luego de finalizar el año 49, que es el séptimo año festivo, sabático o de descanso para la tierra, entraba el año 50; y ese año 50 es el año del jubileo.

Ahora, hemos tenido siete edades de la Iglesia gentil; y luego de las siete edades de la Iglesia gentil, al finalizar la séptima edad de la Iglesia gentil, comienza el Año del Jubileo; el Año del Jubileo actualizado en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, es para ese ciclo divino en donde el pueblo hebreo será reconciliado con Dios, y en donde los hijos e hijas de Dios de entre los gentiles, del Cuerpo Místico de Cristo, obtendrán la total reconciliación con Dios.

Cuando digo “la total reconciliación con Dios” es porque ya en nuestras almas y en nuestros espíritus estamos reconciliados con Dios por medio de Jesucristo, que es el Cordero Pascual, y también es el Macho Cabrío de la Expiación, del Día de la Expiación, para nuestra reconciliación con Dios.

Pero falta la reconciliación de nuestro cuerpo con Dios, para que así tenga vida eterna nuestro cuerpo también; y para eso se requiere llegar al Año del Jubileo actualizado, que es la Edad de la Piedra Angular, la edad que corresponde al año festivo número 8, que viene después del año festivo número 7; y el año festivo número 7 viene a ser también el año número 49; y el año festivo número 8 viene a ser el año 50.

Y ahora, vean cómo en ese programa divino que Dios le dio al pueblo hebreo para guardar en estas fiestas se estaba reflejando el Programa Divino que Él llevaría a cabo para nosotros regresar a la vida eterna.

Y ahora, miren cómo para el pueblo hebreo se cumplirá el Año del Jubileo: Aquí en Apocalipsis, capítulo 1, verso 7 en adelante, dice:

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.

“Harán lamentación”, como cuando se hacía lamentación en el día de la expiación, que era el día diez del mes séptimo de cada año.

En Zacarías, capítulo 12, verso 10, también nos habla de esto, y nos muestra lo que sucederá en medio del pueblo hebreo. Vean ustedes lo que aquí nos dice. Vamos a ver… ¿Qué capítulo les dije? Capítulo 12, verso 10; dice:

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.

Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;

los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;

todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí”.

Y esto será el Día de la Expiación siendo cumplido en forma actualizada para el pueblo hebreo.

El pueblo hebreo no ha podido obtener el sacrificio del macho cabrío desde que su templo fue destruido en el año 70 por el general romano Tito. Y vean ustedes el por qué el pueblo hebreo ha estado con graves problemas delante de Dios: porque no ha estado reconciliado con Dios.

Porque la reconciliación del pueblo hebreo venía por medio del sacrificio del macho cabrío realizado el día diez del mes séptimo, y llevada su sangre al lugar santísimo y colocada sobre el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto; pero, por cuanto no tienen el templo, ni tampoco tienen todas estas cosas que se requieren para llevar a cabo ese sacrificio y colocar la sangre de la expiación en el propiciatorio, encontramos que el pueblo hebreo ha estado en graves problemas ante la presencia de Dios. Sus pecados han estado siendo vistos por Dios ¿por qué? Porque no ha tenido la sangre del macho cabrío, ni del cordero pascual; no ha tenido la sangre de esos sacrificios que efectuaban para cubrir el pecado ante la presencia de Dios.

Y tenemos al Cordero de Dios y también al Macho Cabrío, que es Cristo, el cual murió en la Cruz del Calvario, y se llevó a cabo allí la Expiación.

El pueblo hebreo, por cuanto no ha recibido a Cristo como su Salvador, la Sangre de Cristo no ha lavado sus pecados; por lo tanto, el juicio divino ha estado sobre el pueblo hebreo; porque la paga del pecado es muerte8.

Hitler por poco extermina al pueblo hebreo. La muerte, vean ustedes, ha estado manifestada sobre el pueblo hebreo: han sido perseguidos, han sido vituperados, han sido matados también por millones.

Pero Dios tiene una promesa para el pueblo hebreo: y es que para el tiempo final serán restaurados, serán reconciliados con Dios; y para eso se requiere que lo que ocurría el día de la expiación sea manifestado en medio del pueblo hebreo. Y ya la Expiación se ha realizado: el Macho Cabrío de la Expiación murió dos mil años atrás allá en la Cruz del Calvario.

Y ahora, vean ustedes, Cristo ha estado en el Cielo, en el Trono del Templo que está en el Cielo, allí sobre el Propiciatorio, haciendo intercesión por cada uno de los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero; ha estado haciendo intercesión por el Israel celestial.

Y para el Día Postrero encontramos que Cristo también obrará en favor del pueblo hebreo; y el pueblo hebreo, representado en 144.000 hebreos, recibirán a Cristo; y así el pueblo hebreo será reconciliado con Dios; no hay otra forma.

Pero primeramente,los escogidos de entre los gentiles, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, son reconciliados con Dios, hasta que en el fin del tiempo obtienen una reconciliación total, en toda su plenitud, siendo llenos del Espíritu de Dios y siendo transformados sus cuerpos, y así siendo a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Esto es para el Año del Jubileo actualizado, que es la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensación del Reino.

Ahora, podemos ver todas estas cosas que están señaladas aquí en la Escritura.

Y cuando todo esto se cumpla, se habrá cumplido el misterio del Séptimo Sello; el cual, cuando fue abierto en el Cielo, produjo silencio de todas las huestes celestiales.

Y ahora, para abrirse en el Cielo ese misterio, primero es cumplido en la Tierra ese misterio.

Ese misterio, vean ustedes, se cumple en una forma sencilla; y cuando ha realizado toda la labor correspondiente al Séptimo Sello…

El Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel que era muy diferente a los demás ángeles que estaban en aquella constelación de ángeles que le aparecieron al reverendo William Branham en febrero 28 de 1963 allá en Arizona.

Él fue arrebatado a esa constelación de ángeles por el Ángel que era muy diferente a los demás; y allí Cristo fue coronado como Rey de reyes y Señor de señores por esos ángeles. Fue coronado porque allí estaba el Ángel que era muy diferente a los demás, el cual es Cristo, el Hijo del Hombre, el cual tiene el Séptimo Sello; Él es el Séptimo Sello.

Y para cumplirse el Séptimo Sello aquí en la Tierra tiene que venir ese Ángel, así como vinieron los otros ángeles mensajeros de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; vinieron en carne humana manifestados.

Ahora, vean ustedes, el Espíritu de Cristo estuvo manifestado en esos siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, los cuales están aquí mostrados en este diagrama que usó el reverendo William Branham en la predicación del mensaje: “La Estatura de un hombre perfecto”, e hizo referencia a este diagrama en otros mensajes también.

Y ahora, vean cómo este misterio es para ser revelado aquí en la Edad de la Piedra Angular, para ser manifestado, ser cumplido, y luego ser conocido el cumplimiento de este misterio por todos los que no han obtenido el conocimiento de él todavía.

Ahora, primeramente, este misterio es revelado a los escogidos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Nadie más podrá comprender este misterio excepto los que estarán ahí escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, en el cual Jesucristo estará manifestado como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; estará como Hijo del Hombre e Hijo de David.

Ahí estará Jesucristo, el Ángel Fuerte, el Ángel que desciende del Cielo con el Librito abierto en Su mano. Ahí es donde Él estará en el Día Postrero hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y así revelándonos el misterio más grande de todos los misterios, que es el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, viniendo ¿a quién? A Su Iglesia.

Él vino a Su Iglesia de edad en edad en el mensajero de cada edad manifestado, pero en la porción correspondiente a esa edad.

Y así como vino en cada edad, vean ustedes, viene subiendo, y viene a la Edad de la Piedra Angular; ahí viene como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Ahí es donde Él hace el entrelace: ahí es donde Él cambia de Cordero a León.

Ahí es donde se hace ese entrelace de Cordero a León, y se hace el entrelace de la Dispensación de la Gracia a la Dispensación del Reino, y se hace el entrelace de un mensajero a otro mensajero; y ahí es donde el pueblo de Dios pasa de una dispensación a otra dispensación: de la Dispensación de la Gracia a la Dispensación del Reino.

Y por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo —tanto los que vivimos como los que han partido en el pasado— estarán en el glorioso Reino Milenial de Cristo, porque pasan a la Dispensación del Reino.

El glorioso Reino Milenial de Cristo estará bajo la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación, con el mensajero de la séptima dispensación, que es el Ángel del Señor Jesucristo; ese es el profeta de la Dispensación del Reino; un profeta mayor; y es el último profeta que Dios tendrá. De ahí en adelante no tendrá más profetas, porque con ese último es que regresaremos todos a la Casa de nuestro Padre Celestial, y regresaremos con un cuerpo eterno, con vida eterna, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; así es como obtendremos un cuerpo glorificado como el de nuestro Señor Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes que este misterio del Séptimo Sello que causó silencio en el Cielo por media hora casi, o casi por media hora… Cuando se dice: “como por media hora”, eso significa que no es media hora exacto; puede ser un poquito menos o un poquito más.

Es como cuando en la América Latina y el Caribe se dice: “Bueno…”; si le pregunta a una persona que va a ir a otra ciudad: “Oye, ¿cuántos minutos es de aquí a tal ciudad?”, la persona le puede decir: “Eso es como media hora; como en media hora tú vas a estar allí”. ¿Y qué significa eso? Eso significa que será más o menos media hora; y la persona entonces tiene que saber que no llegará a una hora, aunque puede casi llegar a la hora, pero no llegará a la hora. La persona puede salir hacia la ciudad y llegar a la ciudad, y ver su reloj, y decir: “Tardé tres cuartos de hora”. ¿Ve? Eso es casi – eso es más o menos media hora; o sea que puede ser un poquito menos o un poquito más, pero no llega a la hora completa. Todo lo que está en menos de una hora está como por media hora; y cuando se habla “como por media hora”, usted no le está diciendo exactamente que serán 30 minutos, sino un ‘más o menos’.

Y ahora, esta media hora en el Cielo ¿cuántos minutos serán? Serán minutos del Cielo; porque un día delante del Señor es para los seres humanos como mil años9.

Y ahora, ¿cuántos minutos delante del Señor serán? Esperemos que se complete todo el Programa Divino, y después miraremos bien el tiempo y veremos cuántos minutos delante de Dios fueron, y los sacaremos entonces por años nuestros; y hemos de saber cuántos años nuestros duró esa media hora de silencio para nosotros.

Ahora, recuerden que durante esa media hora de silencio (¿dónde?) en el Cielo ocurren en la Tierra grandes cosas del Programa Divino.

El precursor de la Segunda Venida de Cristo, hablando en el mensaje de Los Siete Sellos, predicado en el año 1963, dice en la página 80:

“102. Juan (o sea, lo que le dijo el anciano) estaba llorando. ¿Qué iba a suceder ahora? El anciano dijo: ‘Juan, no llores más, porque he aquí viene el León. Él es el que prevaleció’. Pero cuando Juan miró, él vio el Cordero ensangrentado que había sido inmolado. Cualquier cosa que ha sido muerta está llena de sangre, como cuando le cortan el pescuezo (si es un ave) u otra cosa, y entonces está lleno de sangre. Aquí venía este Cordero inmolado, y ¿para qué se presentó? Para hacer Su reclamo sobre la redención. ¡Amén! Oh, hermano, ¿no tiene usted el deseo de alejarse solo a un rincón y llorar por un rato? Aquí venía el Cordero todavía ensangrentado. Allí estaba Juan y todos los patriarcas pero no había ninguno que podía hacer la Obra. Entonces salió el Cordero y Sus días de intercesión habían cesado, los días de mediación; entonces es cuando este Ángel aparecerá. Espere hasta que lleguemos a los sellos mismos y Él dirá: ‘El tiempo no será más’. Entonces entra a la media hora de silencio; y fíjense bien las cosas que sucederán durante esa media hora del Séptimo Sello, Dios mediante”.

O sea que ocurren muchas cosas durante el Séptimo Sello aquí en la Tierra. Pero vean ustedes, hubo silencio en el Cielo como por media hora.

Y nosotros estamos viviendo aquí en la Tierra en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos: en el tiempo en que el Séptimo Sello tiene que ser cumplido, que es la Segunda Venida de Cristo, la Venida de Cristo, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, manifestado en carne humana en este Día Postrero en Su Obra de Reclamo.

Pero vean que hay un entrelace de Cordero a León, y hay un entrelace que se efectúa para Cristo ahí hacer Su reclamo y traer a los muertos en Cristo resucitados en cuerpos eternos, y a nosotros los que vivimos darnos el cuerpo eterno y glorificado que Él ha prometido para nosotros; y así ser todos a imagen y semejanza de Jesucristo.

Ahora, vean ustedes, el misterio del Séptimo Sello, que causó silencio en el Cielo como por media hora, es el misterio de la Segunda Venida de Cristo; y esto es para el Año del Jubileo actualizado, para cada hijo e hija de Dios, todos los primogénitos de Dios, regresar a su herencia y a su familia.

Regresaremos a nuestra familia celestial, y regresaremos con la herencia que Dios nos ha dado, pero que el diablo la había tomado; pero que será restaurada esa herencia a todos los hijos e hijas de Dios. Y somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús; por eso Cristo hace el reclamo en favor de todos nosotros.

Y ahora, vean cómo en el Año del Jubileo actualizado, que corresponde a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, todo este Programa del Año del Jubileo tiene que cumplirse, y tienen que salir libres todos los escogidos de Dios; todos los hijos e hijas de Dios salir libres con vida eterna y con un cuerpo eterno y con la herencia de Dios.

Todos tenemos que ser adoptados en este tiempo final, en este Día Postrero, en el séptimo milenio, que es el Día del Señor o Dia de Jehová o séptimo milenio, donde Cristo establecerá Su Reino; y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.

Ahora, todo lo relacionado al Séptimo Sello tiene que cumplirse; y luego Cristo toma el Libro, lo abre, hace el reclamo, los muertos en Cristo resucitan y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Todos los escogidos del Día Postrero que estarán en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino tienen que ser llamados y juntados por medio de la revelación divina del misterio del Séptimo Sello, o sea, del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y cuando hasta el último de los escogidos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero haya entrado al oír la Voz de Dios y responder al llamado de Cristo, y ser colocado en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular; cuando hasta el último haya entrado: vendrá la resurrección de los muertos y la transformación de nosotros los que vivimos.

Cristo dejará el Trono de Intercesión, y ya Cristo traerá a todos Sus redimidos en cuerpos eternos.

Ahora, ¿qué dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo que es la Venida de Cristo, del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Hablando del Jinete del caballo blanco dice… orando aquí, dice [Los Sellos, pág. 277]:

“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

El Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 es el Espíritu Santo, o sea, Jesucristo en Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo tiene que venir en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. ¿Y cómo tiene que venir? Vean ustedes, en el libro de Los Sellos, página 134, dice:

“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a encarnarse en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

¿Ven? El Espíritu Santo, que es Jesucristo en Espíritu Santo, tiene que venir encarnado. ¿Y cómo será eso? En la página 256 del libro de Los Siete Sellos en español, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

¿Qué será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Será la Venida del Verbo, de la Palabra, del Espíritu Santo encarnado en un hombre; y para eso tiene que venir una nueva edad y una nueva dispensación; y esa nueva edad es la Edad de la Piedra Angular; y la nueva dispensación es la Dispensación del Reino.

Y tiene que venir un nuevo mensajero, y ese nuevo mensajero es: el Ángel del Señor Jesucristo. Ese es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino en el cual viene Cristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero, en el cumplimiento del Séptimo Sello, en el cumplimiento del misterio que causó silencio en el Cielo como por media hora.

Y ahora, vean ustedes cómo este misterio sería revelado a los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para darnos la fe para ser transformados y raptados; darnos la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ahora, vean ustedes cómo es que Cristo viene en este Día Postrero: es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; y eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.

¿Y de dónde tiene que venir? Pues del occidente; pues es en el occidente donde la Obra de Cristo para el Día Postrero está prometida para ser manifestada como el relámpago que sale del oriente. ¿Y dónde se muestra? En el occidente; y el occidente es la tierra de América.

La tierra de América o el continente americano tiene tres partes – o cuatro partes muy importantes: la primera parte es Norteamérica; la segunda es Centroamérica; la tercera es el Caribe; y la cuarta es Suramérica; pero podemos incluir al Caribe con Centroamérica; y aún más: podemos tomar Centroamérica, el Caribe y Suramérica, y llamarlo: la América Latina y el Caribe.

Ya en Norteamérica se cumplió la Venida de Cristo en Su séptimo ángel mensajero, en la porción correspondiente a la séptima edad de la Iglesia gentil; tuvo Su manifestación en él; una manifestación parcial, mientras él estaba aquí vivo en la Tierra en el cuerpo terrenal.

Y luego de Norteamérica, Jesucristo en Espíritu Santo, así como pasó de edad en edad… Pasó de la tierra de Israel a la tierra de Asia Menor, y allí estuvo en San Pablo manifestado; y de Asia Menor pasó a Europa, donde estuvo manifestado en cinco edades a través de los mensajeros de esas cinco edades; y luego de Europa pasó a Norteamérica, donde estuvo manifestado en el reverendo William Branham, llamando y juntando a Sus escogidos de esa séptima etapa; así como llamó y junto a los escogidos de las etapas anteriores por medio del ministerio que manifestó en cada uno de esos ángeles mensajeros.

Y para el Día Postrero Jesucristo en Espíritu Santo se mueve de la séptima edad de la Iglesia gentil, y se mueve del territorio donde se cumplió esa edad, se mueve de Norteamérica a la América Latina y el Caribe para cumplir la Edad de la Piedra Angular, y llamar y juntar a Sus escogidos de entre los latinoamericanos y caribeños por medio del ministerio de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero.

Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, operando los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez en el Día Postrero, en la América Latina y el Caribe: cumple Su Programa de y para la Edad de la Piedra Angular, para completar con latinoamericanos y caribeños Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes.

¿Quién se iba a imaginar que con latinoamericanos y caribeños sería que Dios completaría Su Cuerpo Místico de creyentes? ¿Quién se iba a imaginar que serían latinoamericanos y caribeños los últimos escogidos de Dios que entrarían al Cuerpo Místico de Cristo? Nadie se lo podía imaginar, porque todo eso estaba bajo el Séptimo Sello; era un misterio escondido bajo el Séptimo Sello, y por consiguiente era un misterio escondido bajo la Segunda Venida de Cristo, la cual nadie conocía tampoco.

Nadie sabía que sería Jesucristo en Espíritu Santo, el cual ha estado en cada una de estas iglesias manifestado en el ángel mensajero de cada edad, viniendo a la Edad de la Piedra Angular y manifestándose en Su Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, que es el mensajero de la Dispensación del Reino; y por medio de ese mensajero Jesucristo en Espíritu Santo nos hablaría todas estas cosas que deben suceder pronto, y nos prepararía para así ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Y cuando seamos transformados y raptados, y los muertos en Cristo resucitados y raptados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero, veremos a nuestro amado Señor Jesucristo, el cual estuvo aquí en la Tierra en Su cuerpo físico, el cual murió, resucitó y ascendió al Cielo; lo veremos allá en la Cena de las Bodas del Cordero. Pero mientras llega ese tiempo en que estemos transformados, estaremos viendo a Cristo manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, así como en cada edad fue visto Cristo manifestado por medio del ángel mensajero de cada edad.

Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es solamente Su mensajero y Su instrumento, para por medio de él Jesucristo en Espíritu Santo manifestarse como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y cumplir Su Programa prometido para Su Venida, la Venida de Cristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.

Y por eso es que la promesa de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, que dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”, las cumple Cristo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, por medio de Su Ángel Mensajero, cuando dice la Escritura:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿Por medio de quién es que son dadas a conocer estas cosas? Por medio del Ángel del Señor Jesucristo, en el cual Cristo estará manifestado en Espíritu Santo hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.

Él hablará, el Ángel hablará todas estas cosas, porque Jesucristo en Espíritu Santo pondrá esas palabras en su boca y en su corazón para hablarlas a Su Iglesia en esta Día Postrero; por lo tanto, será la Voz de Cristo a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; dándolas a conocer ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el territorio latinoamericano y caribeño; y así cumplirse en forma progresiva todo el Programa Divino del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo; cumplirse todo el Programa Divino que causa silencio en el Cielo como por media hora.

Hemos visto este misterio de “la media hora de silencio en el Cielo”, en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1.

Y ahora, para que tengamos más información acerca de este gran evento…; esto fue representado en el sueño que tuvo el rey Nabucodonosor, y le interpretó el profeta Daniel cuando vio la Piedra no cortada de manos que vino de la montaña e hirió a los pies de hierro y barro cocido, que es el imperio de los gentiles en la etapa de pies de hierro y de barro cocido en el Día Postrero.

El precursor de la Segunda Venida de Cristo, en el mensaje “Hay un Hombre que puede encender (o prender) la Luz”, página 27, dice… o nos narra un sueño que tuvo su hijo Billy Paul; dice… en la página 118, verso 1050, dice [Citas]:

1050 – “Mi hijo Billy Paul habla dormido, pero no tiene estos sueños muy a menudo. La otra noche tuvo un sueño que lo estremeció. Soñó que estaba en la iglesia, y que yo no llegaba todavía. Y cuando llegué, me salía lumbre de los ojos, y yo dije: ‘Este es el tiempo. Ya terminó’. Y todos empezaron a gritar: ‘¡No puedo! ¡Mis hijos! (eso era lo que decía la gente ahí en ese sueño)’. Mi esposa dijo: ‘No puedo hacer a Sarah que haga oración en la mesa, etcétera’. Billy Paul dijo: ‘Tengo que traer a Loyce (o sea, a su esposa) y al niño’. Y yo dije: ‘Loyce no puede venir ahora. El niño está muy pequeño para saber esto. Billy, la hora está aquí. Vale más irnos’. Y yo dije: ‘Ya es la media noche. Antes del amanecer, Jesús estará aquí. Y si no es así, soy un falso testigo de Cristo’. Y alguien habló, y dijo (esto es en el sueño, lo que está viendo en el sueño Billy Paul): ‘Ningún hombre sabe el minuto ni la hora’. Yo no dije el minuto ni la hora. Yo dije que será, Yo dije: ‘Será entre el anochecer y el amanecer’. Yo le dije: ‘Vámonos Billy’. Y yo dije: ‘Este es el tiempo. Vámonos’. Y nos subimos al carro y nos fuimos hacia la montaña. Y cuando nos fuimos, parecía que la luz del amanecer ya venía. Y los cielos estaban oscuros sobre la tierra. Él dijo que me salí a un lado del camino, y levanté mis manos de esta manera, y todavía me salía lumbre (o sea, luz o fuego) de los ojos. Y dije: ‘Señor, yo he hecho esto por Tu mandato. Yo he hecho esto porque Tú me dijiste que lo hiciera así. Yo he hecho estas cosas de acuerdo con lo que Tú me dijiste’. Y yo hice señas a una gran montaña de granito, y una Luz, sin manos, cortó esta Piedra de la montaña, que pesaba cientos de toneladas, y venía. Y yo dije: ‘Volteen sus cabezas; no miren. Todo se acabará en unos cuantos minutos’. Y un grande y santo silencio había en todas partes, cuando esta Piedra venía hacia nosotros”.

Vean, ahí tienen el silencio. Ahí tienen el silencio como por media hora; ahí tienen la Venida de la Piedra no cortada de manos; ahí tienen la montaña, que es el Monte de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; es —el Monte de Dios— la Iglesia del Señor Jesucristo.

¿De dónde es cortada esta Piedra? Acá arriba: en la Edad de la Piedra Angular; ahí es cortada la Piedra Angular, la Piedra que los edificadores desecharon, la Piedra del Ángulo, que es Cristo en el Día Postrero en Su Segunda Venida; la Piedra que herirá a los pies de hierro y barro cocido en la cuarta etapa – o segunda etapa de la cuarta etapa del reino de los gentiles, donde el anticristo estará manifestado y estará gobernando ese imperio de los gentiles.

Ahora, miren cómo esa Piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo, fue mostrada en este sueño que Dios le dio al hijo de nuestro hermano Branham.

Y vean cómo salía fuego de los ojos de nuestro hermano Branham en ese sueño. ¿Por qué? Porque en él se está reflejando la Segunda Venida de Cristo; en él se está reflejando… Recuerden que es un reflejo; no que se está cumpliendo, sino que se está reflejando la Venida de Cristo en este sueño, como se reflejó en la vida de los profetas de Dios del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento la Venida del Señor.

En los profetas del Antiguo Testamento se reflejó la Primera Venida de Cristo y también la Segunda Venida de Cristo. En los profetas del Nuevo Testamento se refleja la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, miren en Apocalipsis, capítulo 1, versos 12 en adelante; dice:

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego”.

Ahí tienen los ojos del Hijo del Hombre como llamas de fuego. ¿Y qué más dice?

“… sus ojos como llama de fuego;

y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.

Y ahora, vean, la Venida del Hijo del Hombre aquí mostrada, resplandeciendo con Su rostro como el sol cuando resplandece…

Ahora, vean ustedes, cuando el sol nace y resplandece, vean ustedes, es de día; ya ha comenzado un nuevo día. Dice en Malaquías, capítulo 4, verso 2:

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación (o sea, salud o salvación)”.

Y en el Monte de la Transfiguración Jesucristo se transfiguró delante de Sus discípulos, en San Mateo, capítulo 17; y también San Lucas, capítulo 9; y también en San Marcos, capítulo 9. Y encontramos que el rostro del Señor resplandeció como el Sol. Dice también en San Lucas, capítulo 9, verso 29: “Y su rostro se hizo otro”.

Y ahora, vean ustedes que esto nos habla de la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, porque el sol representa a Cristo como Rey; porque el sol es el astro rey, y Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores.

Y vean ustedes, la Venida de Cristo en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero es en una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular; y en una nueva dispensación: la Dispensación del Reino; y en un nuevo día milenial.

Y en ese nuevo día milenial encontramos que el sol nace, que es la Segunda Venida de Cristo, ¿para qué? Para resplandecer y llenarnos del conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y alumbrarnos así nuestra alma y nuestro entendimiento para poder comprender todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final en el Programa Divino.

Y ahora, Cristo viniendo en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio, al comienzo del séptimo milenio…

El séptimo milenio es el Día Postrero delante del Señor; el séptimo milenio es el Día del Señor o Día de Jehová.

Siendo el séptimo milenio el Día del Señor, el Día de Jehová o Día Postrero…; con la Venida de Jesucristo en Su Ángel Mensajero comienza el Sol de Justicia gradualmente a salir, comienza a verse una claridad, comienza a esclarecer, comienza el alba a rayar, y comienza la Luz a alumbrar el alma y el entendimiento de los hijos e hijas de Dios, y comienza a esparcirse más y más; y va creciendo la Luz del Sol de Justicia gradualmente a medida que van pasando los minutos delante de la presencia de Dios. Y gradualmente va aumentando el Sol Su Luz, y va alumbrando más y más, va alumbrándonos más y más, y va dándonos a conocer más y más todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y con la Luz del Sol de Justicia en un nuevo día dispensacional, en el nuevo día dispensacional de la Dispensación del Reino, y el nuevo día, el nuevo día milenial, el séptimo milenio; vean ustedes, todas las cosas que antes no entendíamos las estaremos viendo claras por medio de la Luz de Jesucristo, el Sol de Justicia, alumbrándonos en Su manifestación por medio de Su Ángel Mensajero.

Cuando Cristo estuvo en la Tierra Él dijo: “Yo soy la Luz del mundo, y el que me sigue no andará en tinieblas, más tendrá la Luz de la Vida”10. Esto es así porque el sol representa a Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida, para alumbrar a todos los hijos e hijas de Dios. “Y el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz”, dice en San Mateo, capítulo 4, y también Isaías, capítulo 9. “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, al otro lado del Jordán”. Dice que vio gran Luz. ¿Quienes? “Los asentados en tinieblas y sombra de muerte, luz les resplandeció”11.

Y eso fue cuando Cristo en Su Primera Venida estuvo allí en Zabulón y Neftalí; porque siendo Él la Luz del mundo, Luz estaba resplandeciendo cuando Cristo estaba en medio de ellos predicando y haciendo las obras que el Padre le dio para hacer.

Miren en la forma que la Luz de Dios, que es Cristo, resplandece y alumbra a los seres humanos; y alumbra pueblos, naciones y lenguas.

Y ahora, vean ustedes cómo la Luz del Mundo —Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero— estará resplandeciendo como el Sol de Justicia, y estará alumbrándonos el entendimiento y nuestra alma, y estaremos entendiendo todas estas cosas prometidas para este Día Postrero; y así estaremos siendo preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero, en este tiempo final.

Vean, el misterio de Su rostro como el Sol y Sus ojos como llama de fuego: es la Venida de Cristo manifestando Sus ministerios en este Día Postrero: los ministerios de Moisés y Elías, que son los Dos Ojos como llama de fuego. Porque siempre cuando se habla de profetas, son representados en águilas, son representados también en los ojos del Señor.

Y cuando se habla de la boca de Dios, también se está hablando de los profetas de Dios, que son la boca de Dios en cada edad y dispensación en que Dios los envía.

Y cuando se habla de la Espada saliendo de la boca de Dios, se está hablando de la Palabra de Dios saliendo del mensajero de Dios, del profeta de Dios enviado para ese tiempo.

Ahora, vean que todas estas cosas que hemos visto en el libro del Apocalipsis son los símbolos de las cosas que Jesucristo estaría manifestando en este tiempo final; son los atributos que Él estaría manifestando en el Día Postrero.

Cuando se habla de Espada de Dios se está hablando de la Palabra de Dios.

Y ahora, vean ustedes en el tiempo que nos ha tocado vivir a todos nosotros.

Para el Día Postrero, estar viendo los ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados por Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero es estar viendo los ojos como llama de fuego de nuestro Señor Jesucristo. No es que literalmente Jesucristo tiene los ojos como llamas de fuego, no; eso representa los ministerios de Jesucristo manifestando los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías; eso es lo que Jesucristo en Espíritu Santo manifiesta como los ojos de llama de fuego del Hijo del Hombre.

Y podríamos continuar enumerando cada una de estas – cada uno de estos atributos del Hijo del Hombre, y mostrando el significado de cada uno de ellos.

Ahora, hemos visto lo que representan los ojos del Hijo del Hombre como llama de fuego en Apocalipsis, capítulo 1, y también en el capítulo 10 y el capítulo 19 del Apocalipsis, donde nos dice acerca de la Venida del Hijo del Hombre; y la muestra con Su rostro como el Sol; o sea que viene como Rey de reyes y Señor de señores en Su manifestación final por medio de Su velo de carne del Día postrero; y eso será la Palabra encarnada en un hombre, el Espíritu Santo encarnado en un hombre en Su Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, en el Día Postrero.

Hemos visto este misterio de la media hora de silencio en el Cielo, pero que en este planeta Tierra estarán sucediendo todas las cosas que causan ese silencio en el Cielo; y hemos visto así a la ligera, en una forma rápida, las cosas más sobresalientes de lo que causa el silencio en el Cielo como por media hora.

¿Y dónde estarían las personas que estarían viendo la manifestación del Séptimo Sello en la Tierra?, ¿la manifestación de la Venida del Ángel que era muy diferente a los demás?, ¿la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero? Aquí estamos: en la América Latina y el Caribe, viendo Su rostro como el Sol, viendo Su cabello blanco como blanca lana, viendo Sus ojos como llama de fuego, viendo una Espada saliendo de Su boca —la Espada de dos filos, la Palabra de Dios—, viendo Sus pies como de bronce, como bronce bruñido; y así por el estilo, todas las demás cosas que son vistas en el libro del Apocalipsis, y que son los atributos que Él estará manifestando en Su Venida.

En Su Venida, Cristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero estará manifestando esos atributos en este Día Postrero; y así estará cumpliéndose en la Tierra lo que causa silencio en el Cielo como por media hora.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de “EL MISTERIO DE LA MEDIA HORA DE SILENCIO EN EL CIELO”.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados y raptados en este Día Postrero.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches.

Dejo nuevamente con nosotros al reverendo Carlos Olivas para continuar y finalizar en la forma que tienen ya programada.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Y adelante con nuestros ojos bien abiertos, viendo todos estos atributos del Hijo del Hombre manifestados en este Día Postrero.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MISTERIO DE LA MEDIA HORA DE SILENCIO EN EL CIELO”.

[Revisión noviembre 2022 – JR]

1 Deuteronomio 15:16-17

2 Levítico 25:25-28

3 Levítico 25:23

4 Salmos 37:11, San Mateo 5:5

5 Éxodo 12:1-13

6 Éxodo 12:29-30

7 Levítico 23:29

8 Romanos 6:23

9 Salmos 90:4, 2 Pedro 3:8

10 San Juan 8:12

11 San Mateo 4:15-16, Isaías 9:1-2

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