Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes aquí en Charcas. Es para mí una bendición grande estar con ustedes para saludarlos y pedirle a Dios Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y nos permita entender Su Programa correspondiente a este Día Postrero; y nos abra las Escrituras, y nos enseñe todas estas cosas proféticas que deben suceder en este tiempo final, y nos prepare para ser transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Para esta ocasión tenemos como tema: “EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”.
Quiero leer el pasaje de Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde el apóstol San Juan, nos dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra y nos permita entender el misterio de la Trompeta que suena en el Día Postrero, de esta Gran Voz de Trompeta que suena en este Día Postrero.
Nuestro amado Señor Jesucristo nos habló también de esta Gran Voz de Trompeta en diferentes pasajes; y nos dice en San Mateo, capítulo 24, verso 31:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos”.
Aquí tenemos nuevamente la promesa de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta para sonar en el Día Postrero. Y ahora, en Apocalipsis (donde leímos) dice que esa Voz como de Trompeta le dijo a Juan: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Y quién es el Alfa y Omega, quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo en el Día Postrero hablándole a Sus hijos, hablándole a Su Iglesia en este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.
Ahora, todos queremos escuchar esa Gran Voz de Trompeta en el Día del Señor, en el Día Postrero.
Ahora, ¿cuál es el Día Postrero? Conforme a lo que Dios dice por medio de San Pedro en su segunda carta, capítulo 3, verso 8, donde dice que no podemos ignorar esto que él dice aquí… (vamos a leerlo), dice:
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”.
También en el Salmo 90, verso 4, el profeta Moisés nos dice lo mismo.
Ahora, cuando la Escritura habla de un día delante del Señor o del Día del Señor, eso significa para los seres humanos un milenio, o sea, mil años.
Y ahora, los días postreros de los cuales nos habla la Escritura representan o significan tres mil años, los cuales comenzaron en los días de Jesucristo, cuando Él tenía de 4 a 7 años de edad; y todavía estamos viviendo en los días postreros, porque los días postreros son: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Encontramos que el mismo apóstol San Pedro nos habló también en su primera carta, capítulo 1 y versos 18 al 20, donde dice:
“… sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros…”.
Los postreros tiempos, en los cuales fue manifestado el Cordero de Dios, el cual quitó el pecado del mundo en la Cruz del Calvario…; vean ustedes, estaba destinado desde antes de la fundación del mundo para ser manifestado aquí en la Tierra en carne humana, y morir en la Cruz del Calvario; pero ¿para qué tiempo estaba prometido que sería manifestado? Para los tiempos postreros o días postreros.
En los postreros tiempos, que son los días postreros, vendría el Mesías, el Cristo, y moriría en la Cruz del Calvario, y así quitaría el pecado del mundo. Y cuando una persona ha escuchado la predicación del Evangelio, y cree en Jesucristo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre del Cordero, ¿qué sucede? Viene el Espíritu de Cristo a la persona, entra en él; y así nace la persona, nace en el Reino de Dios; se opera en la persona el nuevo nacimiento.
Y así como una persona para nacer en una familia tuvo que nacer en esa familia, ahora encontramos que una persona para pertenecer a la Familia de Dios, al Reino de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, necesita nacer en la Iglesia del Señor Jesucristo; y esto se lleva a cabo por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador y recibir Su Espíritu Santo. Eso es el nuevo nacimiento para la persona, de lo cual le habló Cristo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, y verso 1 en adelante.
Ahora, viendo este misterio del nuevo nacimiento, en donde también la persona al nacer de nuevo recibe un espíritu teofánico, un espíritu de la sexta dimensión…; y en el Día Postrero recibirá un cuerpo físico y eterno y glorioso; y así será la persona a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo: con un cuerpo eterno físico y con un cuerpo teofánico eterno también, de la sexta dimensión. Y así viviremos por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo, en un cuerpo jovencito, que representará por toda la eternidad de 18 a 21 años.
Ahora, esas personas que recibirán esta bendición tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Y cuando Cristo fue destinado por Dios desde antes de la fundación del mundo para morir, allí también —en el Libro de la Vida del Cordero— fueron colocados nuestros nombres desde antes de la fundación del mundo; y por eso es que Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen”.
Ahora, vean ustedes, Cristo hablando de Sus ovejas, Él dijo que tendría otras ovejas que no eran del redil hebreo. San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del redil hebreo; son, por consiguiente, gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.
Ahora vean cómo Cristo dice que Sus ovejas oirán Su Voz.
Y ahora, Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, y no ha estado aquí en la Tierra más; desde que se fue no ha estado más en un cuerpo, en Su cuerpo de carne que Él tuvo; el cual, luego de tres días, resucitó y ascendió al Cielo.
Y ahora, ¿cómo estaría entonces Cristo en la Tierra hablándole a Sus ovejas, y Sus ovejas escuchando Su Voz? Sería Jesucristo en Espíritu Santo manifestado por medio de Sus mensajeros de edad en edad; y para eso tenemos el diagrama1 de la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad, y de Sus ángeles mensajeros de edad en edad.
Y fue por medio de cada ángel mensajero que Jesucristo se manifestó en Espíritu Santo y le habló a Sus ovejas, le habló a Sus hijos; ellos han escuchado Su Voz en la edad que les ha tocado vivir y han sido colocadas en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde han nacido de nuevo los hijos e hijas de Dios, donde serían colocados de edad en edad.
Y ahora, el primer ángel mensajero fue San Pablo, en el cual estuvo Jesucristo en Espíritu Santo hablándole a Su pueblo, y llamando y juntando a Sus ovejas de entre los gentiles en Asia Menor. Y encontramos que San Pablo decía: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí”2.
Y ahora, vean ustedes cómo Cristo en Espíritu Santo, manifestado en San Pablo, estuvo llamando y juntando a Sus ovejas de la primera edad de la Iglesia gentil; Jesucristo en Espíritu Santo estuvo velado y revelado en y a través de San Pablo llevando a cabo la Obra correspondiente a la primera edad de la Iglesia gentil.
Y así fue enviando sucesivamente a cada ángel mensajero en cada edad, a través del cual se veló y se reveló a través de ese ángel mensajero en cada edad; y por medio de ese ángel mensajero les habló a Sus ovejas, las llamó; ellas escucharon Su Voz y fueron juntadas, fueron reunidas, en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Así ha sucedido de edad en edad durante estas siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Y para el Día Postrero llega la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Amor Divino, en donde Jesucristo también estará manifestado y estará hablándoles a Sus ovejas, y las estará llamando y las estará juntando en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular en este Día Postrero.
Y ahora, ¿a través de quién estará hablando Jesucristo en este Día Postrero con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final? Él estará hablando en el Día Postrero por medio de un hombre, por medio de un profeta: el profeta mensajero para la Edad de la Piedra Angular y para la Dispensación del Reino.
Por medio de ese mensajero es que la Iglesia del Señor Jesucristo estará escuchando la Trompeta que suena en el Día Postrero; esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final que aparece también en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde dice de la siguiente manera; y quiero leer ese pasaje que dice así:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Ahora vean cómo esta Voz como de Trompeta, que es la Voz de Cristo, promete darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, si subimos donde Él está.
Dice: “Sube acá”. ¿A dónde vamos a subir? Vamos a subir a la Edad de la Piedra Angular. ¿Y qué estará haciendo Él? Jesucristo en Espíritu Santo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, acá, en la Edad de la Piedra Angular, luego de las que ya han sucedido en estas siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Y ahora, ¿por medio de quién estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de quien sea, estará hablándonos Cristo con esa Gran Voz de Trompeta, o sea, con ese Mensaje del Evangelio del Reino; y estará con ese Mensaje revelándonos todas las cosas que deben suceder en este Día Postrero conforme a las profecías bíblicas.
Y ahora veamos quién es este mensajero que estará en el Día Postrero siendo el instrumento de Cristo, para Cristo por medio de ese mensajero estar hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta, y estar llamándonos y juntándonos en Su Cuerpo Místico de creyentes, en Su Redil, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino.
Él prometió darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y por medio del mensajero que Él tenga para este tiempo, estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Veamos quién es ese profeta mensajero: en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿Quién es el Enviado de Jesucristo para, por medio de ese Enviado, por medio de ese profeta mensajero, darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Ese es el Ángel del Señor Jesucristo: el profeta mensajero del Señor Jesucristo para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Ese es un profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional, con el Mensaje del Evangelio del Reino, para la séptima dispensación, que es la última dispensación, para la Dispensación del Reino.
Por eso es que Cristo por medio de Su Ángel Mensajero viene con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también Cristo confirma que Él ha enviado Su Ángel cuando dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿A quién dice Jesús que ha enviado? A Su Ángel Mensajero. Es por medio de Su Ángel Mensajero que —en el Día Postrero— los escogidos de Dios estarían escuchando la Trompeta que suena en el Día Postrero.
Ahora, ¿vieron lo sencillo que es todo? Todo es sencillo.
Así como Cristo habló por medio de cada profeta mensajero de cada edad de la Iglesia gentil, y esa Voz fue la Trompeta de cada edad (porque la Trompeta es la Voz de Cristo); ahora para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, Cristo habla con una Gran Voz de Trompeta, o sea que habla con un Mensaje dispensacional; con el Mensaje del Evangelio del Reino nos habla todas estas cosas que deben suceder pronto, y así nos revela estos misterios proféticos correspondientes a este Día Postrero.
¿Cuántos de ustedes sabían que los días postreros eran el quinto, sexto y séptimo milenio? No lo sabían, pero ya sí lo saben. ¿Por qué? Porque la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, está sonando en este tiempo final; porque estamos en el Día Postrero si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; ya estamos en el séptimo milenio, que es el Día Postrero; y por consiguiente estamos en el primer siglo del séptimo milenio, o sea, estamos en el siglo XXI, que es el primer siglo del séptimo milenio; y esto es así, si tomamos las cosas conforme al calendario de Dios.
Pero vean ustedes, si nos quedamos usando el calendario de los seres humanos, el cual está atrasado, pues solamente faltan tres años para llegar el séptimo milenio, y por consiguiente llegar el siglo XXI.
Así que vean ustedes dónde nos encontramos en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo: nos encontramos en el tiempo de la Voz de Jesucristo hablándole a Sus hijos, a Sus ovejas, con esa Gran Voz de Trompeta, con ese Mensaje del Evangelio del Reino, por medio de Su Ángel Mensajero.
Y nosotros nos encontramos viviendo en este planeta Tierra (¿para qué?) para estar escuchando la Trompeta que suena en el Día Postrero, la Voz de Cristo; para estar escuchando la Voz de Cristo, que es esa Trompeta Final, esa Gran Voz de Trompeta que suena en este tiempo final, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Ahora, hemos visto: “EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”.
Es la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero dándonos el Mensaje del Evangelio del Reino, y con ese Mensaje revelándonos todos estos misterios, todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
Ahora, vean ustedes cómo hemos visto y comprendido lo que son los días postreros: quinto, sexto y séptimo milenio. Y de esos tres días postreros, de esos tres milenios postreros, ¿cuál es el milenio postrero, el Día Postrero? El séptimo milenio; ese es el Día del Señor, ese es el Día de Jehová, ese es el séptimo milenio en el cual nosotros ya estamos viviendo, si tomamos el calendario que los seres humanos tienen y le añadimos a ese calendario los años de atraso que tiene.
Ahora, ¿se le habrá atrasado el calendario a Dios? El de los seres humanos está atrasado, pero ¿estará atrasado el calendario de Dios? Yo pienso que no. ¿Y ustedes? ¿Quién le podrá atrasar el calendario a Dios? Nadie.
Así que, si no está atrasado el calendario de Dios, pues ya estamos en el Día Postrero, en el séptimo milenio, en el Día del Señor; en donde la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta tiene que estar sonando; tiene que estar sonando y tiene que estar dando Su Mensaje del Evangelio del Reino, y tiene que estar dándonos a conocer todas esas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero. Y esto lo tiene que hacer por medio de un ser humano, por medio de un profeta: “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas”. (Amós, capítulo 3 y verso 7).
Y ahora, vean también en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, donde el profeta Moisés dice: “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios; a él oiréis”. ¿Y por qué dice que lo escuchemos a él, a ese profeta? Veamos… a ver por qué: en el verso 18 de este mismo capítulo 18 de Deuteronomio dice:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, un profeta como Moisés); y pondré mis palabras en su boca…”.
¿Qué coloca Dios en la boca de ese profeta? Sus Palabras. ¿Y qué hablará ese hombre? Dice:
“… y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
Lo que él estará hablando será la Palabra de Dios. La Voz de Jesucristo estará siendo escuchada por medio de ese profeta.
Vean, cuando apareció cada profeta en el Antiguo Testamento, allí estaba la Voz de Dios hablándole al pueblo hebreo. Eso lo encontramos en Zacarías, capítulo 7 y verso 11 al 12, donde dice…, hablando del pueblo hebreo, el cual no quiso escuchar la Voz de Dios, dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.
Ahora, ¿por medio de quién enviaba Dios Su Palabra? Por medio de Su Espíritu Santo. ¿A través de quiénes? De los profetas, de los profetas de Dios. Y cuando no quisieron escuchar a esos profetas, no estaban queriendo escuchar ¿a quién? A Dios.
Así que vean ustedes el misterio de la Voz de Dios hablándole a Su pueblo siempre por medio de un hombre, por medio de un profeta.
Vean también en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde dice San Pablo:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…”.
¿Por medio de quién, Dios habló a los padres, al pueblo hebreo? Por medio de los profetas.
“… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”.
¿Por quién? Por Jesucristo, por el Hijo.
¿Y cuándo dice que nos ha hablado? Dice: “… en estos postreros días…”; está diciendo “en los postreros días”, y ya han transcurrido dos mil años aproximadamente; porque los postreros días habían comenzado cuando Cristo ya estaba predicando.
Y ahora, dice:
“… a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.
Ahora podemos ver cómo Dios habló y dónde Dios colocó Su Palabra: habló por medio de Sus profetas, donde colocó Su Palabra en la boca de esos profetas. Por eso los profetas de Dios son la boca de Dios para el tiempo en que Dios los envía, y ellos proclaman el Mensaje que Dios ha colocado en su boca.
Y ¿qué de aquellas personas que no les interese escuchar la Voz de Dios por medio de esos profetas? Dice [Deuteronomio 18:19]:
“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
O sea que es una responsabilidad de toda persona escuchar la Voz de Dios en el tiempo que le toca vivir. Y esa Voz de Dios es escuchada por medio del profeta mensajero que Dios envía para ese tiempo.
El profeta Moisés dijo: “A él oíd”.
No es asunto de decir: “Pero es que mi religión no enseña estas cosas”. Así pensaron las personas del tiempo de Noé, y miren ustedes lo que les sucedió.
Dice el Señor Jesucristo que la Venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé: que no… qué comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró al arca; y vino el diluvio y se los llevó a todos. Dice: “Y no conocieron, hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”3. ¿Qué no conocieron? No conocieron la Voz de Dios, no conocieron al profeta de Dios; y por consiguiente no recibieron el Mensaje de Dios.
Y hubo religiones en aquel tiempo, hubo grandes líderes religiosos también; pero, vean ustedes, no quisieron escuchar la Voz de Dios por medio del profeta Noé. Y el profeta Noé es un profeta dispensacional.
Vean cómo aquella generación que no quiso escuchar la Voz de Dios por medio de aquel profeta llamado Noé, pereció cuando vino el diluvio.
Y ahora, vean ustedes cómo Dios por medio del profeta Zacarías dice que el pueblo hebreo no quiso escuchar la Voz de Dios por medio de los profetas que Dios les envió, y vino gran enojo de parte de Dios contra el pueblo hebreo.
Y ahora, vean ustedes cómo dice:
“… cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
O sea que es responsable delante de Dios por esa Palabra que ha sido hablada para ese tiempo; y si no la ha recibido, tiene graves problemas delante de Dios.
En el libro de los Hechos, capítulo 3, verso 18 al 22 (o al 23), nos dice: “Y cualquiera que no oyere lo que él hablare en Mi Nombre, Yo le desarraigare del pueblo”. Queda desarraigado del pueblo de Dios; y por consiguiente no tiene herencia en medio del pueblo de Dios: pierde el derecho a la vida eterna.
Ahora, vean ustedes que esto es más serio de lo que nosotros nos podemos imaginar.
Y ahora, viendo que para cada edad y para cada dispensación Dios ha enviado un profeta en donde Él ha colocado Su Palabra, el cual ha hablado todo lo que Dios le ha ordenado que hable; veamos el tiempo en que nosotros vivimos, y veamos lo que Dios estará hablando en este tiempo, y veamos por medio de quién Él estará hablando estas cosas.
Dice que por medio de Su Ángel Mensajero es que todas estas cosas serán dadas a conocer. ¿Por qué? Porque en ese Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino estará la Palabra de Jesucristo colocada en la boca de ese profeta mensajero y en el corazón de ese profeta mensajero. Y ahí estará el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado hablándole a Su pueblo, a Su Iglesia, por medio de ese profeta mensajero.
Hemos llegado al tiempo en que todas estas cosas serían dadas a conocer a todos los hijos e hijas de Dios por medio de la Voz de Jesucristo, de esa Trompeta que suena en el Día Postrero; y hemos llegado al tiempo en que el misterio de esa Trompeta que suena en el Día Postrero ha sido abierto. Y estamos en el tiempo en que esa Trompeta —que es la Voz de Cristo— está sonando, está hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto; y así revelándonos todos estos misterios proféticos correspondientes a este Día Postrero.
Y por medio de ese Mensaje del Evangelio del Reino a la Iglesia del Señor Jesucristo es revelado el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, para así obtener la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este Día Postrero, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial.
Hemos visto lo que es esa Trompeta que suena en el Día Postrero: Es la misma Trompeta de la cual San Pablo habla en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 al 17, en donde él nos enseña que el mismo Señor descenderá del Cielo con Voz de Mando, o sea, Aclamación (que es la Voz de Mando), ¿y con qué más? Con Trompeta de Dios también, ¿y con qué más? Veamos cómo nos dice San Pablo estas cosas aquí; dice:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Ahora podemos ver la promesa de la Venida de Cristo con Voz de Mando, con Voz de Arcángel y con Trompeta de Dios. Es la misma Trompeta que suena en el Día Postrero; es esa Trompeta de Dios o Gran Voz de Trompeta que en el Día Postrero estará hablándonos y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa Voz de Trompeta o Gran Voz de Trompeta es la Voz de Cristo dándonos Su Mensaje del Evangelio del Reino por medio de Su Ángel Mensajero.
Y en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, estar escuchando el Mensaje del Señor Jesucristo, el Evangelio del Reino, por medio del Ángel del Señor Jesucristo, es estar escuchando la Trompeta que suena en el Día Postrero y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero; o sea, en este séptimo milenio que ha comenzado, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene.
Y ahora, esa misma trompeta es la Trompeta Final de la cual San Pablo nos habla en Primera de Corintios, capítulo 15 y verso 50 al 54; esa Trompeta Final que antecede a la resurrección de los muertos en Cristo y a la transformación de nosotros los que vivimos.
Veamos aquí cómo es que nos dice San Pablo acerca de esa Trompeta que suena. Dice… Vamos a leer desde el verso 49 de Primera de Corintios, capítulo 15. Dice:
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”.
O sea que así como hemos traído el cuerpo mortal y corruptible, y un espíritu, un espíritu en la permisiva voluntad de Dios, un espíritu del mundo; traeremos también un espíritu teofánico del Cielo, de la sexta dimensión, y un cuerpo glorificado; y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; y estaremos en un cuerpo jovencito, que estará representando —por toda la eternidad— de 18 a 21 años. Esa es la bendición grande que Cristo tiene para todos Sus escogidos, para todas Sus ovejas que han escuchado Su Voz en la edad que les ha tocado vivir; han escuchado la Voz de Cristo por medio del mensajero de cada edad.
Y ahora, continuamos leyendo lo que San Pablo nos dice. Sigue diciendo:
“Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (¿Ven? Es un misterio: ‘No todos dormiremos’, o sea, no todos vamos a morir); pero todos seremos transformados…”.
Estos “todos” de los cuales habla, es de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Estos son los que han creído en Cristo como Su Salvador y han recibido Su Espíritu Santo; y por consiguiente han nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo, han entrado al Reino de Dios con vida eterna.
Y ahora, estos son los que tienen la promesa de ser transformados si están vivos; y si han muerto, tienen la promesa de ser resucitados en cuerpos eternos y glorificados, para vivir por toda la eternidad en ese cuerpo eterno; y así estar con Jesucristo reinando en Su Reino por mil años y luego por toda la eternidad.
Sigue diciendo:
“… en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta (aquí ustedes tienen de nuevo esa Trompeta, esa Trompeta que suena en el Día Postrero), y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.
Viene una transformación para nuestros cuerpos mortales, para así obtener un cuerpo inmortal, incorruptible y eterno; para vivir con Cristo como reyes y sacerdotes por toda la eternidad. Dice:
“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.
O sea que de ahí en adelante no habrá más muerte para los escogidos de Dios, porque ya estaremos viviendo con un cuerpo eterno. Y así es como estaremos nosotros en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, reinando como reyes y sacerdotes con Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, vean que antes de la resurrección suena esa Trompeta Final; y esa Trompeta suena en el Día del Señor, en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11. Y el Día del Señor, que es el séptimo milenio, es el Día Postrero.
Y vean cómo Jesucristo también habló del Día Postrero en San Juan, capítulo 6, verso 40, cuando dijo:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
¿Para cuándo dice Cristo que resucitará a los creyentes en Él que han muerto sus cuerpos físicos? Dice que será para el Día Postrero. Y la Trompeta Final, que suena en el Día Postrero, vean ustedes, es la Voz de Jesucristo en el Día Postrero dándole a conocer a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y después que haya sido dado el Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, el Mensaje del Evangelio del Reino, y hayan sido llamados y juntados todos los escogidos de Dios, todas las ovejas de Jesucristo, luego vendrá la resurrección de todo el resto del Cuerpo Místico de Cristo que ha partido, que está en el Paraíso, que sus cuerpos físicos han muerto; y luego aparecerán a los santos que estarán viviendo en este tiempo, aparecerán a los escogidos de Dios de este tiempo, aparecerán en la Edad de la Piedra Angular con un cuerpo eterno, o sea, nos aparecerán; y cuando los veamos, nosotros seremos transformados, y así obtendremos nuestro cuerpo eterno también.
Ahora, vean que todo esto es para el Día Postrero: la Trompeta Final es para el Día Postrero, la Voz de Cristo resucitando o para resucitar a los muertos en Cristo es para el Día Postrero, y la Voz de Cristo llamando y juntando a Sus escogidos es para el Día Postrero también.
La Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, en el sonar de esta Trompeta del Día Postrero, vean ustedes, es lo que antecede a la resurrección de los muertos en Cristo y a la transformación de nosotros los que estamos vivos.
Por lo tanto, ninguna persona podrá ser transformada sin escuchar primero esa Trompeta que suena en el Día Postrero, o sea, sin escuchar esa Gran Voz de Trompeta, que es el Evangelio del Reino siendo predicado por el Ángel del Señor Jesucristo —ungido ese Ángel por el Espíritu Santo—. Cristo velado y revelado en Su Ángel Mensajero estará hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta y estará revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”, y llama y junta a todos los escogidos de Dios.
Y así como cada Trompeta de cada edad de la Iglesia gentil (que fue la Voz de Cristo en cada edad), encontramos que sonó por medio del mensajero de cada edad, habló Cristo por medio del mensajero de cada edad, en la edad correspondiente a la cual lo envió y en el territorio correspondiente donde se cumplió esa primera edad; ahora les habla a Sus escogidos en el Día Postrero (¿dónde?) en el territorio correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y a la Dispensación del Reino; al territorio correspondiente al Día Postrero, que es la América Latina y el Caribe.
Cristo habló por medio de Sus ángeles mensajeros: en Asia Menor por medio de San Pablo, en Francia por medio de Ireneo; y luego habló por Martín, por Colombo, por Lutero y por Wesley también allá en Europa; y luego habló en Norteamérica por medio del reverendo William Marrion Branham, que fue el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil y precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y en este Día Postrero, Jesucristo en Espíritu Santo hablaría por medio de Su Ángel Mensajero, ¿dónde? En la América Latina y el Caribe, que es el territorio que faltaba del occidente (o sea, del oeste), del continente americano, para Dios cumplir las promesas correspondientes al Día Postrero; porque ya las promesas correspondientes a la séptima edad de la Iglesia gentil las cumplió en la parte norte del continente americano, o sea, en Norteamérica.
Y ahora, para cumplir las cosas que corresponden al Día Postrero y a la Edad de la Piedra Angular, que es la edad octava, y Dispensación del Reino: Jesucristo en Espíritu Santo pasa a la América Latina y al Caribe para hablarnos con esa Voz de Trompeta y darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero, en medio de los latinoamericanos y caribeños, y en medio de Su Iglesia gentil; y así ser llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
Ahora vean el territorio donde esta promesa estaría cumpliéndose. Esto era un misterio que ya ha sido abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Este misterio ha sido abierto en la América Latina y el Caribe para —con ese Mensaje revelando estos misterios— ser llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
“EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”.
¿Y dónde estarían los escogidos que escucharían esta Trompeta? ¿Estarían dónde? En la América Latina y el Caribe. ¡Y aquí estamos: en la América Latina y el Caribe, escuchando la Trompeta que suena en el Día Postrero!
Y ya EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO, ya ha sido abierto para nosotros ese misterio. Ya no es un misterio, sino una revelación. Es la revelación de la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero dándonos Su Mensaje del Evangelio del Reino, y con ese Mensaje dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder en este Día Postrero.
“EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la Trompeta que suena en el Día Postrero.
Que Dios continúe hablándonos con esa Trompeta Final, con esa Gran Voz de Trompeta, que está sonando en este Día Postrero; y el que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a las iglesias en este Día Postrero por medio de esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, a través de Su Ángel Mensajero, en la América Latina y el Caribe; y que pronto todos seamos transformados y raptados, y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando todos un día o una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Dejo con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta tarde, dándole gracias a Jesucristo.
Luego estaremos en Matehuala, a las 6:30 de la tarde, para allí estar hablando sobre el tema: “EL MISTERIO DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO CON SUS ÁNGELES EN EL DÍA POSTRERO”.
Bueno, que Dios les continué bendiciendo, que Dios les guarde; y con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
Dios les bendiga.
“EL MISTERIO DE LA TROMPETA QUE SUENA EN EL DÍA POSTRERO”.
[Revisión abril 2022]
1 El diagrama de la pirámide se puede observar en la última página del mensaje SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” / https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/
2 Gálatas 2:20
3 San Mateo 24:39