El misterio de los negocios del Padre

Muy buenos días, amados hermanos y amigos, hombres y mujeres de negocios. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta mañana, para compartir unos momentos alrededor del Programa Divino, y ver dónde nos encontramos y qué bendiciones Dios tiene para nosotros en este tiempo en el cual estamos viviendo.

Leemos la Escritura correspondiente, de San Lucas, capítulo 2, verso 41 al 52, donde dice (hablando de Jesús, José y María, dice):

“Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;

y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.

Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.

Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;

pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.

Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.

Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?

Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.

Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”.

“En los negocios de mi Padre me conviene estar”, son las palabras de Cristo a María. Y en esta ocasión veamos: “EL MISTERIO DE LOS NEGOCIOS DEL PADRE”.

“EL MISTERIO DE LOS NEGOCIOS DEL PADRE”. Ese es nuestro tema para esta ocasión.

Los negocios del Padre, para ser realizados, es el cumplimiento de lo que Dios ha prometido para cada edad y para cada dispensación. Y para el cumplimiento de los negocios del Padre en cada edad y en cada dispensación Dios ha enviado un mensajero.

Y cuando Él envía un mensajero para una edad, estaremos viendo que ese mensajero está ocupado en los negocios del Padre celestial; y cuando Dios envía un profeta dispensacional, ese profeta estará ocupado en los negocios del Padre celestial, o sea, en la Palabra que Dios ha prometido para esa dispensación; y estará trabajando en esos negocios, para que toda promesa que Dios ha hecho para esa dispensación sea cumplida.

Y ese mensajero es el instrumento de Dios para esa dispensación; así como para cada edad hay un mensajero, el cual trabaja en los negocios del Padre celestial y se cumplen los negocios del Padre celestial.

Ahora, con ese mensajero de cada edad y también de cada dispensación, vienen muchas personas que trabajan brazo a brazo con él, para todo lo que hay que realizar en esa edad o en esa dispensación.

Vean ustedes, cuando en una ocasión Jesús se encontró con el joven rico, y le dijo que vendiera todo lo que tenía y lo diera a los pobres, y viniera, y tendría tesoros en el Cielo, y que viniera y lo siguiera1… ¿Por qué? Porque Cristo allí, en los negocios del Padre, vean ustedes, estaba trabajando en el cumplimiento de las promesas divinas para ese tiempo, y todos los que trabajaban con Él, y todos los que lo seguían, estaban haciendo tesoros (¿dónde?) en el Cielo.

Vean que en cada edad y en cada dispensación se abre la puerta para que los que quieren trabajar en el Reino de Dios, para los que quieren trabajar en los negocios del Padre celestial para esa edad o para esa dispensación, puedan trabajar.

¿Y qué están haciendo esas personas? Pues están haciendo tesoros en el Cielo; porque los tesoros en el Cielo, vean ustedes, se hacen cuando la persona ya ha creído, es un creyente, y comienza a trabajar en la Obra de Dios correspondiente al tiempo en que vive.

Ahora, dice también la Escritura: “No hagáis tesoros en la Tierra, donde ladrones minan y donde la polilla daña las cosas, y donde el orín daña también las cosas. Haceos tesoros en el Cielo, donde los ladrones no minan ni la polilla daña las cosas”2. O sea que Cristo nos enseñó a hacer tesoros en el Cielo.

Y se hacen tesoros en el Cielo en cada edad y en cada dispensación. O sea que la persona tiene que saber la edad que está viviendo y la dispensación que está viviendo; de otra forma la persona estaría trabajando pero sin estar trabajando en los negocios del Padre celestial correspondientes a esa edad o a esa dispensación. Y los negocios correspondientes a esa edad o a esa dispensación es el Programa Divino que Dios tiene para esa edad o para esa dispensación.

Y vean ustedes, Cristo estaba trabajando en esos negocios, que eran los negocios correspondientes a una nueva dispensación que se estaba abriendo; y que, aunque se abrió cuando Juan bautizó a Jesús, pero vean, ya Jesús estaba trabajando, comenzando.

Así que vean, a los 12 años ya estaba haciendo algo: estaba hablando la Palabra con aquellos…, o sea, preguntas y respuestas estaban allí teniendo ellos. Y Jesús les preguntaba cosas a ellos, ellos le contestaban; ellos le preguntaban a Jesús, Jesús les contestaba; y no dice que Jesús se maravilló de las respuestas de ellos, sino que la Escritura dice que ellos se maravillaron de las respuestas de Jesús. O sea que ellos vieron en un niño una sabiduría muy grande en cuanto a las cosas de Dios.

Por eso es que cuando enseñamos a nuestros niños el Programa Divino, cuando las personas después lo ven: “Oye, ¿y dónde…?, ¿cómo sabe este niño tantas cosas?”. Cosas que aún los teólogos no entienden, ya nuestros niños lo entienden, ¿por qué? Porque han ido creciendo, no solamente en estatura, sino en sabiduría divina y en conocimiento de Dios, del Programa de Dios correspondiente al tiempo que nos ha tocado vivir.

Y también un conocimiento de las cosas que Dios hizo en el pasado, y de las que faltan por ser cumplidas; o sea que van obteniendo todo ese conocimiento. Y algunas veces quizás nosotros ni nos damos cuenta del conocimiento amplio que tienen; pero algunas veces… si en algunas cosas nosotros no entendemos algo, algunas veces ellos la entienden y nos pueden enseñar a nosotros.

Y eso pues es una bendición grande para los niños: que puedan conocer la edad en que están viviendo, la dispensación, el Mensaje, y todas estas cosas correspondientes a nuestro tiempo; y cómo viene el Mensaje de Dios en cada edad y en cada dispensación, y el por qué; y así puedan ellos comprender todas estas cosas desde niños.

Vean, Jesús dice… Dice de Jesús3: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura…”.

O sea, algunas veces los padres lo que hacen es solamente darle alimento a los hijos para que crezcan en estatura, pero se les olvida que deben de crecer en sabiduría; y principalmente en sabiduría del Árbol de la Vida, de esa Sabiduría, de esa Sabiduría Divina; para que puedan conocer todo el Programa Divino, y puedan ser bendecidos por Dios, y puedan ser instrumentos de Dios en los negocios de nuestro Padre celestial correspondientes al tiempo en que uno está viviendo.

Y así sean de ayuda para los padres. Y puedan los padres decir: “Dios está bendiciendo a mi hijo”; y puedan ver que Dios está obrando con ellos, está tratando con ellos, y que Dios los está cuidando también.

Ahora, nosotros, en los negocios de nuestro Padre celestial hemos visto la edad correspondiente a este tiempo.

Hemos visto, en el diagrama que el reverendo William Marrion Branham usó en “La estatura de un hombre perfecto” y en Las Siete Edades de la Iglesia gentil4, hemos visto dónde estaba San Pablo y su grupo, hemos visto dónde estaba Ireneo y su grupo, hemos visto dónde estaba Martín y su grupo, hemos visto dónde estaba Colombo y su grupo, hemos visto dónde estaba Lutero y su grupo, hemos visto también dónde estaba Wesley y su grupo, y hemos visto dónde estaba nuestro hermano Branham y su grupo.

Hemos visto dónde se cumplieron esas siete etapas o edades de la Iglesia gentil, y desde cada lugar donde se cumplió, de ahí luego se extendió a otras naciones, y llevaron la bendición a otras naciones.

Y ahora, hemos visto dónde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular, hemos visto dónde estamos, y hemos visto de dónde se extenderá el Mensaje del Evangelio del Reino al mundo entero.

“Y toda la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”, como nos dice Habacuc, capítulo 2 y verso 14; e Isaías, capítulo 11, verso 9, donde nos habla que la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová; esto es: del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo; porque es la Venida del Hijo del Hombre en gloria.

Y serán llenos del conocimiento de esa gloria, de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia, a Su Templo espiritual, a ese Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y ahora, vean cómo en nuestra edad estamos trabajando en los negocios de nuestro Padre celestial, y también en nuestra dispensación. Y no solamente nosotros somos beneficiados, sino que son beneficiados muchos seres humanos que viven en este tiempo, y también que vivirán en el glorioso Reino Milenial; porque de la labor que se realiza en nuestra edad y nuestra dispensación se van a beneficiar todos los que vivirán en el Reino Milenial; y se benefician también todos los santos que están en el Paraíso, porque sin nosotros ellos no pueden ser perfeccionados.

Por lo tanto, la labor correspondiente a nuestra edad y nuestra dispensación es la que corresponde a este Día Postrero, para que así se cumpla todo lo que Dios ha prometido realizar en este tiempo final, y se produzca la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, luego que se haya completado el número de los escogidos.

Estamos trabajando en la recolección de los escogidos de este Día Postrero, o sea, en el recogido de este Día Postrero, en esta cosecha que se está llevando a cabo. Y cuando se complete el número de los escogidos correspondientes a la Edad de la Piedra Angular: se habrá completado el número del Cuerpo Místico de Cristo; y ya las demás cosas que tienen que ser cumplidas serán cumplidas, como la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Ahora, todos, con nuestros negocios terrenales, vean ustedes, trabajamos en favor del Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo; y eso es una bendición para nosotros y para nuestros negocios también; porque nuestros negocios los hemos fusionado con los negocios de nuestro Padre celestial; los hemos puesto a funcionar, a fusionar y a producir, para que sea de beneficio para la Obra de Dios, para el Programa de Dios; siempre con la meta del Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo. Y eso sí que es una buena elección: elegir como socio a Dios en nuestros negocios.

Dios ha prometido Su bendición a nosotros, y ha dicho que hagamos tesoros en los Cielos; y eso es lo que estamos haciendo cuando estamos trabajando en la Obra de Cristo correspondiente al tiempo que nos ha tocado vivir. Y lo hacemos de todo corazón, con toda nuestra alma y con amor divino; no sintiéndonos obligados, sino sintiéndonos privilegiados de que Él nos ha dado esa oportunidad.

Y así nosotros, en este Día Postrero, haremos maravillas que nunca antes fueron realizadas; porque hemos comprendido la edad y dispensación en que estamos viviendo, y cuáles son los negocios de nuestro Padre celestial correspondientes a este tiempo final.

Vean ustedes cómo en corto tiempo se obtienen locales cómodos para las congregaciones, se obtienen equipos también; y todas estas cosas que muchos años atrás era una cosa muy difícil.

Bueno, Miguel sí sabe de esto: cómo para conseguir o para uno tener algo para trabajar en la Obra le daba mucho trabajo. Pero ahora Dios ha facilitado todas las cosas para nosotros.

Hay personas que han visto el Programa Divino y están trabajado en nuestra edad y en nuestra dispensación en el Programa de Dios. ¿Y qué están haciendo? Pues el beneficio es para ellos, porque están haciendo tesoros (¿dónde?) en el Cielo, lo están almacenando todo allá en el Cielo.

Así que para mí también es un privilegio grande estar almacenando tesoros en el Cielo, porque yo también estoy trabajando en el Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo. Y Cristo dice que Él recompensará a cada uno conforme (¿a qué?) a Su obra5.

O sea que el asunto no es solamente ser un creyente en Cristo. Es ser un creyente en Cristo y no ser un vago, sino ¡una persona de trabajo en la Obra de Jesucristo!

El que diga: “Ya yo creí en Cristo y no tengo que hacer nada más, o no tengo que hacer nada, y voy a recibir el mismo tesoro que van a recibir los que se han matado trabajando”.

Si eso se está imaginando, que mire primero la parábola de aquellos a los cuales les fue dado talentos6. Y a uno le fueron dados tantos talentos, a otros tantos; y trabajaron con esos talentos y los multiplicaron.

Y a uno que le fue dado un talento, lo enterró y se ocupó de sus propios negocios; y dejó los negocios de nuestro Padre celestial enterrados allí (porque enterró el talento que Dios le dio para trabajar en el Reino de Dios).

Cuando vino su Señor a pedir cuenta… Porque Él recoge donde no sembró, o sea que siega donde no sembró, ¡cuánto más donde Él colocó un talento!; pues Él sembró un talento en una persona. La persona tiene que multiplicar lo que Dios le dio; y eso significa: trabajo, trabajo en el Reino de Dios.

Y tiene que estar en la misma posición que estaba Jesús cuando dijo (con 12 años nada más): “En los negocios de mi Padre me conviene estar”. ¿Y cómo estaba? ¡Trabajando! No estaba de vago.

Así que miren, una persona… donde hay gente trabajando, un vago es un estorbo. “Mucho hace el que no estorba”.

Y vean ustedes, un estorbo en la Obra de Dios es uno que no está trabajando en la Obra de Dios, que no está ocupado en los negocios de nuestro Padre celestial. Esos son los que le quitan el tiempo a los que están trabajando, porque vienen a darle chiste: “Mira esto por acá, y esto otro por acá”, y no está haciendo nada; y al que está trabajando le está estorbando su trabajo.

Pero todos estamos llamados a estar trabajando; y cuando venimos a otro es para darle la mano y ayudarlo; o si necesitamos ayuda, entonces solicitarla de uno que trabaje.

No vaya a buscar ayuda de un vago, porque la ayuda que le va a dar es: “Oye, pero tú estás trabajando mucho. Cógete un recesito por aquí, vamos a hablar algo”; y la ayuda que usted fue a buscar no la consiguió, sino que le hizo perder más tiempo y le atrasó su trabajo.

Por eso casi siempre ustedes verán que a uno que trabaja mucho casi todo el mundo va donde ese, y la persona dice: “Pero yo que estoy lleno de trabajo, y ahora me van a traer más trabajo”. ¿Saben lo que dice Jesús cuando el talento le fue quitado a uno que tenía un solo talento?

—“Ahora, ¿qué van a hacer con ese talento?”.

—“Se lo dan a aquel que tiene…, a aquel”.

—“¡Pero ese es el que tiene más!”.

—“Al que tiene, le será dado más”.

Así que por eso es que le aparece mucho trabajo al que trabaja mucho en la Obra, y le aparece más y más. Pero recuerden: Dios no coloca carga sobre nadie que no pueda llevar; es que esa persona, vean ustedes, puede.

Y vean ustedes, un árbol, un árbol que es bien productivo, miren, le salen muchos frutos por acá, y luego por acá arriba le salen más. ¿Por qué? Porque es un árbol que produce mucho fruto.

Sin embargo, un árbol que produce muy poco fruto, le sale un frutito por aquí…, y para usted ver el otro, tiene que darle la vuelta al árbol para ver otro por allá regadito; porque es un árbol que está alimentándose del terreno, está tomando el sol, la lluvia y todo, pero es bastante vago. Y hay otros que pasan años ahí y no producen nada.

Pero nosotros le tenemos una medicina. Allá en Puerto Rico, las personas del campo tomaban un clavo, lo ponían al fuego bien caliente, y se lo enterraban a ese árbol; y dicen que ya al otro año ya daba…, ya paría porque paría, porque no iba a esperar la próxima inyección.

Así que… Vean, el mismo Cristo, en una de las parábolas habló acerca de… ¿una higuera era, Miguel?, que ya llevaba ¿cuántos años? (¿Tres años?) Tres años tomando el agua de la lluvia, del rocío y de debajo de la tierra también; y tomando el sol; y lo más fresquecita, con mucha hoja… ¡mucha apariencia, pero nada de fruto!

Y en la parábola, Cristo dice que el dueño de la finca, de la hacienda, y de la higuera por consiguiente (porque el dueño del terreno es el dueño de todo lo que está allí dentro, a menos que se lo haya alquilado a otro); y dice: “Esta higuera me está ocupando espacio aquí. Aquí puede estar sembrado un buen árbol que lleve mucho fruto, y cada año produzca lo que se come (o sea, lo que obtiene)”.

Si obtiene agua, obtiene sol, obtiene la tierra, el terreno, todo eso, y no está produciendo nada: “Quiten esta higuera de aquí, porque está ocupando un terreno sin llevar fruto”. El siervo le dice: “Vamos a arreglarla y a dejarla un año más; si este próximo año no lleva fruto: la cortamos”7.

Ahora, ¿cuántas cosas no haría el siervo?, si sabía… (en la parábola, porque es una parábola); pero si sabía la técnica esta de nosotros allá, pues esa higuera, de seguro, tomó una inyección de fuego; porque eso es lo que se necesita: ser inyectado con el Fuego de Dios para producir fruto.

Y ahí se quedó la parábola; pues representaba al pueblo hebreo ¿verdad? [Hno. Miguel: La higuera es un tipo de Israel; pero en esta parábola no sé si…].

Bueno, si llega a ser tipo de Israel, pues… Cristo mismo le dijo: “No nazca más fruto de ti”8, porque cuando llegó no tenía fruto.

Ahora, vean cómo las cosas siempre se representan en simbolismos; siempre hay un símbolo o más para toda cosa que va a suceder, todo está en esa forma representado, simbolizado.

Y vean ustedes cómo lo que sucedería en medio del pueblo hebreo estaba representado, porque todo queda simbolizado para luego materializarse, cumplirse eso.

Simbolizado es ‘figurado’; también está prefigurado antes de ser figurado; queda prefigurado en una forma parcial, y después ya entra la figura en todo su auge; y más adelante, después, el cumplimiento de ese tipo y figura o de ese simbolismo.

Y ahora, vean cómo lo que le esperaba al pueblo hebreo ya Cristo lo está prefigurando en las parábolas, y también lo está simbolizando o figurando allí cuando maldijo la higuera.

Y ahora, vean cómo el pueblo hebreo lleva dos mil años sin producir fruto, no ha producido más fruto. Dios se tornó a los gentiles, y entre los gentiles es que ha estado viéndose el fruto durante todas estas etapas de la Iglesia gentil, desde la primera edad hasta nuestra edad.

Y ahora, vean ustedes cómo ha estado llevando mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Así como el fruto de una familia, de una madre, son sus hijos, el fruto de la Iglesia del Señor Jesucristo son los hijos e hijas de Dios, que han estado naciendo en Ella por medio de Creación divina, por medio de la Palabra hablada de Cristo a través del mensajero de cada edad.

Vean, se ha producido de edad en edad el milagro correspondiente a cada edad, el nacimiento de hijos e hijas de Dios en cada edad; el nuevo nacimiento se ha producido en ellos y han entrado al Reino de Dios, al Reino de los Cielos, a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean cómo en nuestra edad Cristo ha estado obrando por Su Palabra hablada, y vean todo lo que está produciendo: hijos e hijas de Dios, colocándolos en la dimensión de la teofanía, en la dimensión sexta, para pronto darnos el cuerpo eterno que Él ha prometido.

La Obra que Cristo ha estado haciendo no estaba prevista quizás por muchas personas, pero sí estaba prevista por Dios y estaba prometida en la Escritura. Y a nosotros nos ha tocado la suerte, en el Programa Divino, de, no solamente ver y entender esa Obra, sino de ser el pueblo donde Dios está realizando esa Obra: el pueblo latinoamericano y caribeño; y el privilegio de ser los escogidos que serían llamados y juntados en este Día Postrero. Un privilegio mayor que ese no lo hay.

Y descubrir que éramos hijos e hijas de Dios y no lo sabíamos, y ahora sí lo sabemos…; y saber que vamos a ser transformados, que esta es la edad para la cual está la promesa de la transformación…

San Pablo no les podía decir a los de su edad: “Esta es la edad en que viene la transformación”. Ninguno de los siete ángeles mensajeros le podía decir a su gente que era la edad de la transformación. Pero sin embargo, nosotros podemos hablar abiertamente que la Edad de la Piedra Angular es la edad para la transformación de los que estamos vivos y para la resurrección de los muertos en Cristo.

Y estamos trabajando en la Obra de Cristo, en los negocios de nuestro Padre celestial, hasta que sea reunido, juntado, hasta el último de los escogidos, hasta que se complete el Cuerpo Místico de Cristo, y los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados.

Y después ¿no trabajaremos más? Continuaremos por toda la eternidad en los negocios de nuestro Señor Jesucristo, correspondientes al Milenio y a toda la eternidad.

Pues a los que tenían talentos y los multiplicaron, les fueron… el Señor Jesucristo los colocó bien; pues les dijo que entraran al gozo de su Señor, que entraran al Reino preparado por Dios. O sea que entraron a una bendición mayor. Y con todos esos talentos que ellos tenían, más lo que habían multiplicado, que habían obtenido en adición, vean ustedes, se los llevaron; y cuando le fue dado, al que tenía muchos, le fue dado el talento adicional, vean ustedes, se lo dieron; por lo tanto, para las demás cosas que iba a hacer tenía más talentos, por lo tanto, iba a obtener más ganancias.

Así que lo que almacenemos en el Reino de los Cielos lo vamos a usar durante el Milenio y por toda la eternidad, porque no vamos a estar almacenando algo en el Cielo para después no usarlo, sino para usarlo; y de eso dependen los galardones que Cristo va a darle a Sus hijos.

Así que miren, en la parábola de las minas también9. Al que tenía tantas, trabajó y obtuvo más; y luego cuando le pidieron cuenta a aquellos que trabajaron, les fue dicho que serían colocados ¿sobre qué? (¿sobre qué dice, Miguel?). [Hno. Miguel: Diez ciudades].

¿Qué significará eso en el Programa Divino para nosotros durante el Reino Milenial y durante la eternidad? Si vamos a ser reyes y sacerdotes, pues sobre alguien hay que reinar. Y si Cristo va a sentarse en el Trono de David como Rey de reyes y Señor de señores, pues tiene que tener sobre quién reinar.

Así que dejemos eso pendiente ahí, y ocupémonos en trabajar en el Reino de los Cielos, en la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que cuando vengan las recompensas vamos a saber qué son esas recompensas, las cuales disfrutaremos con Cristo por toda la eternidad.

Miren, en la Nueva Jerusalén… ¿Quieren ver un ejemplo aquí? Ya que me vino aquí a la memoria, vamos a ver. Apocalipsis 21, verso 9 en adelante (para no leer mucho), dice:

“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero”.

¿Ven? Así que ellos fueron las personas que estaban en la parte de abajo, la parte del fundamento de la Iglesia del Señor Jesucristo; y vean ustedes cómo aparecen acá en el muro de la ciudad, donde…:

“Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos…”.

O sea, sobre esos doce cimientos tenía los nombres de los doce apóstoles.

Vean cómo la Nueva Jerusalén es toda la representación de la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea que usted allí, en la Nueva Jerusalén, podrá ver los doce cimientos, y puede decir: “Aquí yo estoy viendo a cada uno de los apóstoles de Jesucristo (menos a Judas Iscariote, porque fue sustituido por otro), los estoy viendo aquí. Este es Pedro, este es el otro apóstol”, y así por el estilo. ¿Por qué? Porque están representados allí. Porque la Iglesia del Señor Jesucristo está representada en todo lo que está allí.

Y vamos a tener algún día, Miguel, la Iglesia del Señor Jesucristo representada en la Nueva Jerusalén, y vamos a ver todas esas partes.

Vean, las doce puertas, ahí tenemos a los patriarcas; y tienen, las doce puertas, vean, tienen los nombres de las doce tribus; y los nombres de las doce tribus pues son los nombres (¿de quiénes?) de los doce patriarcas.

Y ahora, ¿ven? Ellos pertenecen a esa Nueva Jerusalén también.

Pues ¡si Abraham estaba buscando esa Ciudad!10. Abraham estará ahí también; estará, en algún lugar estará representado en esa Ciudad.

Y allí estaremos viendo todo lo que contiene esa Ciudad. Y todo lo que contiene esa Ciudad estará representando (¿qué?) los que habitarán esa Ciudad. Por lo tanto, los que habitarán esa Ciudad pues estarán por ahí, por el área donde está su representación.

Y ahí hay muchas cosas. Solamente les mostré lo de la parte abajo de la Ciudad. Si nos vamos a la parte arriba, ahí, pues, vamos a ver que ahí es donde vamos a estar nosotros, por ahí por esa área, porque no tenemos otro lugar abajo. Y todo lo que está por ahí, pues es la parte más alta de la Ciudad, y es la parte pues más importante de esa Ciudad.

De ahí es de donde salen todos los servicios para la Ciudad. ¿Quieren verlo? Dice… el capítulo 22 dice [Apocalipsis]:

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”.

Vean, este es el Árbol de la Vida, que también está en otros lugares; tres lugares en el libro del Apocalipsis11, y tres lugares en el libro del Génesis12, y representa a Cristo.

¿Y por qué a un lado y al otro? En la… ahí les vamos a decir lo que es el Árbol de la Vida allí. Ahora, vamos a ver. Dice:

“Y no habrá más maldición; y el Trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”.

¿Y dónde es que está el Trono de Dios? Pues en la parte alta; desde ahí viene la iluminación, la luz para la Ciudad, y desde ahí también viene (¿qué?) el agua para la Ciudad. Luz y agua; no hay que pagar más recibos de luz ni de agua cuando estemos allí. Así que se acabaron estos problemas, y de corte de energía eléctrica y de agua también se acabaron. Vean, es una Ciudad preparada para un pueblo preparado.

Todos tratan de…, todas las naciones tratan de preparar la ciudad del futuro, pero miren, ya Dios la diseñó, y la va a tener establecida pronto, en la Tierra; mientras tanto, nos desenvolvemos con lo que tenemos a la mano para estar en el Programa Divino, trabajando en la edad y dispensación que nos ha tocado vivir.

Durante el Milenio, aunque no estará esa Ciudad, pero estaremos en Jerusalén; y será reacondicionada, y bien reacondicionada; y luego, más adelante, estará la Ciudad también en lo literal.

Pero vean ustedes, aunque literalmente no estará la Ciudad que mide 1500 millas aproximadamente de ancho, por 1500 millas de largo, por 1500 millas de alto, estará la representación de esa Ciudad, o a quien representa esa Ciudad: estará allí la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Jerusalén espiritual.

Y estando Ella allí, pues… de lo que no se ve se hace lo que se ve. Así que si Ella está allí, para la eternidad después estará un monte alto preparado allí para habitar en ese monte alto, y ahí estar la Ciudad con sus ciudadanos.

Y no entrará allí…, miren, no entrará allí cualquier persona. Dice Apocalipsis 21; vamos a ver, verso 22 al 27, dice:

“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero”.

O sea que esa Ciudad no va a estar llena de locales, como hoy en día le llaman: iglesias del cristianismo, y otras religiones le llaman templos o cosas así; en la religión hebrea pues le llaman sinagogas, los lugares donde se reúnen, más el templo que estaba en Jerusalén. Pero vean ustedes, en esa Ciudad no va a haber templo, no va a haber templo porque…, ¿por qué?

“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella”.

De esa Ciudad saldrá toda enseñanza en todos los campos de la vida del ser humano. O sea que una nación no podrá decir: “Yo voy a enseñar, a inventarme otra enseñanza sobre tal cosa de la vida o tal cosa de lo que sea”; no. Toda enseñanza saldrá de allí; porque de allí saldrá luz para todos los campos de la vida del ser humano; y esa será una luz perfecta, y habrá un conocimiento claro en todas las cosas.

“Sus puertas…”.

Vamos a ver…

“… y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche”.

Por eso dice que sus puertas no serán cerradas de día, no dice: “Sus puertas no serán cerradas de noche”, porque como allí no habrá noche; son las 24 horas con luz, es una Ciudad de luz, y nunca se cerrarán las puertas; están las puertas allí con los nombres de los apóstoles, pero nunca se cerrarán.

Desde allí se administrarán los negocios de Dios para todas las naciones de este planeta Tierra y del universo entero. Y se convertirá la Tierra —para los que no sabían que era el centro del universo—, se convertirá en el centro del universo; porque donde esté el Trono de Dios, pues ese es el centro de las operaciones de Dios; por lo tanto, es el centro del universo.

Y allí es donde estaremos nosotros con Cristo; desde allí pues nos moveremos a todas las naciones y todos los lugares donde tengamos que ir. Cualquiera dirá: “Pero ¿tendremos tiempo para ir de un lugar a otro? ¿Y si tenemos que ir por algunos lugares…?”. Bueno, si a la velocidad del pensamiento no nos da tiempo, pues buscamos otra forma más rápida.

Dice:

“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos (¿dónde?) en el libro de la vida del Cordero”.

Esa es una Ciudad especial para los que están allí escritos.

“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”.

¿Quiénes serán los reyes que traerán su gloria y honor a esa Ciudad, dentro de esa Ciudad? Si entran dentro de esa Ciudad es porque tienen sus nombres escritos (¿dónde?) en el Libro de la Vida del Cordero; para poder entrar a esa Ciudad se requiere tener el nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero, en ese Título de Propiedad que fue sellado con siete Sellos.

Y ahora, vean cómo los reyes que reinarán con Cristo… no van a reinar millones de reyes en un grupito pequeño de hebreos (pues van a ser más los reyes que los habitantes del país). Hay un dicho que dice…

[Hno. Miguel: Más cacique que indio]

Algo así…

Y tiene que haber pueblos, gente, naciones y lenguas, que sean gobernados por estos reyes y sacerdotes que Cristo tendrá, con los cuales administrará el gobierno de toda la Creación, el gobierno de todas las cosas. Y ese es el Gabinete de Cristo: reyes y sacerdotes; porque Él es Rey según el Orden de Melquisedec y es Sacerdote según Orden de Melquisedec; y de ese Orden es que somos también nosotros: del Orden de Melquisedec, para reinar con Cristo y también ministrar como sacerdotes del Orden de Melquisedec.

En los tiempos antiguos, el sacerdote era también el rey. En la familia, vean ustedes, la cabeza de esa familia, como lo fue Abraham, Abraham era el sacerdote y también era el rey de su gente, era la cabeza.

Igual que Moisés. Vean ustedes, Moisés fue el profeta, pero también él obró como sacerdote; y él también, vean ustedes, fue el que le estableció al pueblo hebreo sus leyes, fue el legislador del pueblo hebreo.

Con uno solo ungido por Dios, recibió de parte de Dios las leyes para el pueblo hebreo. Así que ahí no hubo votación de una cámara de legisladores y de una cámara…, otra cámara de senadores, y así por el estilo; sino que todo vino de parte de Dios al profeta Moisés, y Moisés lo dio al pueblo.

Y para el Milenio y para la eternidad, el pueblo pues tendrá su forma de vida, y la forma… las leyes divinas en el corazón de las personas; porque conocerán las leyes divinas, conocerán lo que a Dios le agrada, cómo le agrada, y todas esas cosas, y cada uno pues hará conforme a esas leyes divinas. Y aún más, también dice que el que para el Milenio, que el que no haga conforme a lo que Dios ha establecido, no vendrá la bendición sobre ellos.

Vamos a ver aquí: Zacarías, capítulo 14, verso 16 en adelante, dice:

“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos”.

Porque el Milenio es el cumplimiento de la Fiesta de los Tabernáculos; por lo tanto, de año en año esa Fiesta también se estará llevando a cabo en el nivel en que tiene que ser llevada a cabo.

Algunas veces nos preguntamos: “¿Y qué cosas se harán allá en el Milenio y luego en la eternidad?”. Todo lo que ha sido realizado, estas fiestas que el pueblo hebreo ha tenido, vean ustedes, han estado siendo cumplidas, se han cumplido en la Iglesia del Señor, y se cumplirán también con el pueblo hebreo; y luego en el Milenio pues estarán siendo usadas estas fiestas.

Vean, la Fiesta de los Tabernáculos se estará llevando a cabo allá de año en año, en el nivel en que tiene que ser llevada a cabo; y se estará dando a conocer todo lo que sucedió en cada etapa en que esa fiesta fue cumplida, tanto en medio del pueblo hebreo pasando por el desierto, luego en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la séptima edad de la Iglesia gentil, y luego en el Reino Milenial, lo que corresponde al Reino Milenial.

Vean que a medida que va, esa fiesta o cada fiesta de estas, pasando a una nueva etapa, es mayor la gloria que tiene.

Y ahora, esa Fiesta de los Tabernáculos tendrá una gloria grande durante el Reino Milenial, lo cual todo fue reflejado cuando el pueblo hebreo celebraba la fiesta de los tabernáculos, que era tipo de todo ese recorrido del pueblo hebreo viviendo en casas de campañas (tabernáculos); y luego en la séptima edad de la Iglesia gentil, lo que corresponde a la Iglesia del Señor.

Y ahora, vean ustedes, en lo que se cumplió esa fiesta, el pueblo hebreo y la Iglesia del Señor Jesucristo, luego estarán allá en el Reino Milenial, en la gran Fiesta de los Tabernáculos, en una forma magnificada.

Bueno, vean aquí, dice:

“Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia”.

Y si no viene lluvia, no hay alimento para las plantas; por lo tanto, la cosecha de ese año se perderá, y no habrá alimento; porque si no hay cosecha, no hay alimento; y si no hay agua, los animales se mueren; y si no hay agua, pues la gente ¿qué les pasa? se muere también.

“Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos.

En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: Santidad a Jehová; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar.

Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos”.

Ahora, hemos visto cómo será el Reino Milenial, porque será un Reino con vara de hierro; o sea que tendrá sus leyes establecidas, y no obedecerlas le traerá consecuencias aun a las naciones.

Dice que13: “… el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito”; porque durante el Reino Milenial estarán viviendo personas que no murieron durante la gran tribulación y entraron al Reino Milenial.

Y por eso, vean ustedes, esas personas tendrán una buena oportunidad allí, de bendición de Dios; pero su vida también tendrá un límite de tiempo para vivir allí; porque esos que entran con el cuerpo mortal allí, pues no son los elegidos, los escogidos, porque ya ellos han sido transformados, los elegidos, tienen un nuevo cuerpo y viven por toda la eternidad.

Bueno, ¿ven la bendición tan grande que hay para los que trabajan en los negocios de nuestro Padre celestial?

Nadie, ninguna nación ni ninguna persona, puede asegurarle a otra persona lo que Cristo nos asegura a nosotros. Por eso dijo: “No hagan tesoros en la Tierra, sino en los Cielos”. Y dijo que Él dará a cada uno, recompensará a cada uno, conforme a Su Obra.

Que obremos en los negocios de nuestro Padre celestial sin limitaciones en este Día Postrero; y que Dios les bendiga grandemente, y les use grandemente en Su Reino, en Su Obra; y que Dios les prospere espiritualmente y materialmente también. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín.

Ya Miguel tiene que ir a sacar sus visas. Si no desayunó allá, como que no le va a dar tiempo de… Bueno, Miguel hace como los camellos. Los camellos almacenan agua aquí, en el lomo; y Miguel almacena alimento por acá, así que tiene dos gibas, pero para los lados. Así que no tiene problemas Miguel. Pobrecita de Ruth… pobrecita de Ruth, que si no desayunaron allá y no tiene tiempo (a menos que se quede). ¿Va con Miguel? Ah, también.

Bueno… bueno, si no pueden, nos vemos entonces en otra, en la cena quizás. Aunque no vienen para acá, ¿verdad? (en la noche). Bueno, pues buen provecho en donde puedas comer.

Miguel no tiene problema; donde le dé hambre y vea una tienda, ahí se mete y ahí compra algo, come y sigue andando; no… Miguel es bien práctico, no tiene problema en eso. Así que no se preocupen, no se va a poner muy flaquito por irse sin comer.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.

Y buen provecho para todos en el desayuno físico que van a tener; como también, buen provecho en el desayuno espiritual que hemos tenido en esta plática así… de tú a tú, como decimos nosotros. Una plática de familia y de amigos, y de compañeros de trabajo en los negocios de nuestro Padre celestial.

Que Dios les bendiga y les guarde. Y con nosotros nuevamente Miguel.

“EL MISTERIO DE LOS NEGOCIOS DEL PADRE”.

[Revisión julio 2022]

1 Mt. 19:16-22, Mr. 10:17-22, Lc. 18:18-23

2 San Mateo 6:19-21, San Lucas 12:33-34

3 San Lucas 2:52

4 SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” – En la última página aparece el diagrama / También se puede descargar de: https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico

5 Apocalipsis 22:12, Romanos 2:6, Salmos 62:12

6 San Mateo 25:14-30

7 San Lucas 13:6-9

8 San Mateo 21:18-19, San Marcos 11:12-14

9 San Lucas 19:11-27

10 Hebreos 11:8-10

11 Apocalipsis 2:7, 22:2, 22:14

12 Génesis 2:9, 3:22, 3:24

13 Isaías 65:20

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