El misterio de Moisés, Elías y Jesús

Primer Encuentro Juvenil Paulista: “El misterio de la cosecha del Día Postrero”

Muy buenos días, jóvenes y todos los presentes en este Primer Encuentro Juvenil Paulista: “El misterio de la cosecha del último día”. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, y así ver nuestro tema de esta ocasión: “EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

Vamos a leer en San Mateo, capítulo 16, versos 24 al 28; y luego capítulo 17, de San Mateo también, verso 1 al 7. Dice Jesucristo en el capítulo 16, verso 24 en adelante:

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Y continuamos leyendo en el capítulo 17, verso 1 en adelante (de San Mateo), donde sigue diciendo:

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.

“A Él oíd”, así dijo Dios desde el Cielo.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

Estos tres grandes profetas de Dios, que han vivido en este planeta Tierra, cada uno en su tiempo, encontramos que están prometidos para estar nuevamente en la Tierra; los nombres de estos tres profetas están prometidos para aparecer de nuevo en la Tierra manifestados. Y para no fallar en ver a Moisés, Elías y Jesús en el Día Postrero, necesitamos comprender “EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

Moisés fue el profeta mensajero de la Dispensación de la Ley, fue el instrumento de Dios para la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud allá en Egipto. Fue un profeta dispensacional, el cual fue el instrumento de Dios para traer el Mensaje de la Dispensación de la Ley, y con ese Mensaje crear una nación libre y soberana, que es la nación hebrea.

Dios creó esa nación usando un profeta, en el cual colocó Su Palabra hablada; y por eso produjo la creación de una nación: la nación hebrea.

Antes de esa ocasión los hebreos vivían en Egipto como esclavos, por lo tanto, no era una nación. Era un grupo de miles de personas: dos millones de personas esclavas en una nación: en la nación de Egipto; pero los hebreos no eran una nación, eran esclavos en Egipto. Pero Dios creó esa nación conforme a la promesa dada a Abraham: que de él vendrían naciones[1].

Y la nación principal, que vendría según la carne, sería la nación hebrea; esa es la nación que tiene la Bendición de la Primogenitura como nación, para tener en su medio al Mesías sentado en el Trono de David.

Vean cómo el Programa Divino fue desarrollándose hasta que se formó esa nación por medio de la manifestación de Dios a través del profeta Moisés.

Y luego encontramos que Dios estableció sobre la nación hebrea a un joven pastor de ovejas como rey de Israel, y este fue el joven pastor David; el cual fue entrenado por Dios, no por los hombres, y fue ungido por Dios para ser rey sobre Israel.

Dios habla acerca de David en la forma más hermosa que se pueda hablar de un ser humano. Dios dice que David es un hombre conforme al corazón de Dios[2]; y cuando Dios dice eso de una persona, esas son las palabras más hermosas que una persona puede escuchar.

Y ahora, el rey David siendo un hombre conforme al corazón de Dios, los pensamientos del corazón de Dios eran transmitidos al corazón de David, y él materializaba los pensamientos del corazón de Dios.

Por eso David sintió en su corazón, tuvo en su corazón el deseo de construir un templo para Dios; ese fue un deseo del corazón de Dios transmitido al corazón de David. Y Dios le dijo que su sentir estaba correcto, pero que su hijo Salomón (el cual vendría por medio del rey David) sería el que edificaría el templo para Dios; porque David había derramado mucha sangre en las guerras[3].

Y ahora, vean ustedes, David preparó los planos del templo con sus arquitectos e ingenieros; almacenó oro, plata, bronce, y madera, y piedras, todo lo que se necesitaba para la obra de la construcción del templo; y a eso el rey Salomón le iba a añadir lo que hiciera falta[4].

Y ahora, David, aunque no iba a construir el templo, proveyó para la construcción del templo, para que su hijo Salomón lo construyera; o sea que le preparó el camino a su hijo Salomón para la labor que llevaría a cabo cuando estuviera sentado en el trono del pueblo hebreo como rey.

La construcción del templo de Salomón, o el del templo de Dios por Salomón, es tipo y figura del Templo de Dios por Jesucristo: un Templo eterno, en el cual Dios morará por toda la eternidad; un Templo construido con seres humanos. Ese es el Templo que Jesucristo ha estado construyendo desde que se sentó en el Trono con el Padre en el Cielo.

Y ahora, vean ustedes cómo ha ido la construcción de ese Templo de edad en edad.

Ahora, miren también cómo en medio del pueblo hebreo, para la construcción del primer templo o tabernáculo que tuvo el pueblo hebreo para adorar a Dios y ofrecer los sacrificios a Dios, allí estaba el profeta Moisés. El profeta Moisés fue el que recibió el diseño de ese tabernáculo, y lo recibió en el monte Sinaí, en la cumbre del monte Sinaí[5]; le fue mostrado ese diseño, y ese diseño es conforme al Templo que está en el Cielo.

Y por eso todo lo que construyó Moisés en ese templo es tipo y figura de las cosas que están en el Cielo, en el Templo que está en el Cielo; y es tipo y figura de las cosas que estarían en el Templo espiritual de Jesucristo, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea que los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo están tipificados en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón.

Por eso cuando Moisés dedicó el templo a Dios tomó la sangre del macho cabrío de la expiación y la esparció por siete ocasiones, y luego colocó sobre el propiciatorio de esa sangre, y roció todo el tabernáculo con lo que contenía[6]; porque el Templo que Jesucristo está construyendo ha sido rociado con la Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo como Sumo Sacerdote ha estado haciendo lo mismo: ha estado rociando de Su Sangre sobre cada uno de los que componen ese Templo.

Y en este tiempo final, la Sangre de Jesucristo rociada sobre los miembros de Su Cuerpo espiritual, Su Cuerpo Místico, ha caído sobre nosotros; y eso Cristo lo ha estado haciendo desde el Templo que está en el Cielo sobre Su Templo espiritual que está aquí en la Tierra. Esa es la Obra de Jesucristo como Sumo Sacerdote: tomando Su propia Sangre y rociándonos a todos nosotros, de edad en edad, hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vean ustedes cómo este Templo del Señor Jesucristo es un Templo redimido por la Sangre de Jesucristo; porque sin sangre no se hace remisión[7]. Por eso es tan importante la Sangre de Jesucristo rociada sobre todos nosotros, lo cual fue tipificado en el Antiguo Testamento.

Y ahora, vean ustedes cómo Jesucristo ha estado obrando como Sumo Sacerdote.

El sumo sacerdote de año en año entraba al lugar santísimo con la sangre de la expiación del macho cabrío, y colocaba allí sobre el propiciatorio de la sangre de ese macho cabrío, para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios[8]; y es lo que Cristo ha estado haciendo de edad en edad, que es tipo y figura de lo que era hecho de año en año.

Y cuando se llegaba al año del jubileo era el tiempo más glorioso de todos. Y en ese año también el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo con la sangre del macho cabrío, y la presentaba allí. Y así terminaba ese ciclo divino de 50 años; esa era la última ocasión en que el sacerdote entraría al lugar santísimo en ese ciclo de 50 años. Y luego se recorrerían 50 años más en un nuevo ciclo divino.

Y ahora nos encontramos en el ciclo divino representado en el año 50, en donde Jesucristo en el Lugar Santísimo hace allí intercesión por Sus escogidos que viven en el Día Postrero y rocía con Su Sangre a los escogidos del Día Postrero, para la reconciliación de nosotros con Dios.

Y en ese día de la expiación… el día 10 de cada mes séptimo era la expiación cada año. Y ahora, el año de jubileo es también en el mes séptimo, el día 10 del mes séptimo, y en ese mismo día la trompeta del año del jubileo sonaba en el año 50, y se proclamaba libertad en toda la Tierra[9]; tipo y figura de la proclama de libertad, de liberación, por medio de la Trompeta del Año del Jubileo, por medio de la Trompeta del Jubileo, por medio de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta: la Trompeta del Evangelio del Reino proclamando el tiempo de liberación para todos los hijos e hijas de Dios, para ser restaurados a la vida eterna.

El año del jubileo, el año 50, es el año de redención; y todas las propiedades que eran herencias de los hijos del pueblo hebreo, que venían pasando de sus primeros herederos: pasaron a sus hijos, de sus hijos a sus nietos, de sus nietos a sus bisnietos; y así por el estilo, seguían pasando de los hijos a los nietos, y de los nietos a los bisnietos, y de los bisnietos a los tataranietos; porque la herencia que Dios había dado a los hijos de Israel no se podía vender para siempre.

Algunas veces algunas personas perdían su herencia, pero eso era temporalmente, a causa de alguna deuda, o a causa de que empobrecían y vendían la propiedad; y su precio era de acuerdo a los años que faltaban para el año del jubileo.

Una propiedad que se vendiera faltando 49 años para el año del jubileo o faltando 40 años para el año del jubileo tenía un precio, y la que se vendía faltando 1 año o medio año para el año del jubileo costaba menos. ¿Qué va a hacer una persona con una propiedad grande y buena que le vendan el año antes del año del jubileo? Lo que siembre no lo puede cosechar, si se la venden fuera del tiempo de la siembra; y si el tiempo de la cosecha no cae antes del año del jubileo, todo lo que se sembró ahí quedará para el dueño original.

Y por eso es que para el Día Postrero los reinos de este mundo pasarán a ser ¿de quién? De nuestro Señor Jesucristo; porque todo lo que esté en la Tierra pasará a ser de nuestro Señor Jesucristo. Así como en el año del jubileo todo lo que estuviera sembrado en el terreno, en la propiedad del que la iba a recibir de regreso, pertenecería a él todo lo que estuviera en ese terreno; porque el dueño original de esa propiedad la iba a recibir sin pagar ni un solo centavo en el año del jubileo.

El que la había comprado o la había obtenido en alguna forma y no era el dueño original, le sacaba el provecho al máximo hasta el año del jubileo; pero en el año del jubileo sabía que tenía que entregar esa propiedad a su dueño original. Y no la podía destruir para decir que la reciba pero toda destruida.

El diablo tratará de destruir la herencia de Dios, pero la herencia de Dios pasará a los hijos e hijas de Dios, que son los verdaderos herederos.

Y por eso es que estaremos en el Reino Milenial con Cristo, reinando con Él como reyes y sacerdotes; porque somos herederos de Dios y coherederos con nuestro Señor Jesucristo[10]. Por lo tanto, el planeta Tierra completo regresa a los herederos verdaderos: regresa a Jesucristo y los hijos de Jesucristo que han venido por medio del nuevo nacimiento; esos son los que heredarán con Cristo toda la herencia que perdió Adán y Eva en el Huerto del Edén

Ahora podemos ver que hay un Programa Divino que se ha estado llevando a cabo, y en este Día Postrero llega a la parte más importante: a la parte en donde los hijos e hijas de Dios serán transformados; eso es la redención de nuestro cuerpo, porque seremos redimidos en cuanto a nuestro cuerpo físico.

Redimir es ‘volver al lugar original’. Y los hijos e hijas de Dios volverán al cuerpo original, al cuerpo eterno que Dios estableció para Sus hijos; y por eso seremos como nuestro Señor Jesucristo: con un cuerpo eterno, seremos a imagen y semejanza de Jesucristo. Seremos a imagen: tendremos la imagen de Jesucristo, o sea, la teofanía, que es la imagen; y tendremos la semejanza humana de Jesucristo. Y así estaremos restaurados completamente a nuestra herencia.

Porque con esa restauración al cuerpo eterno, todas las demás cosas serán restauradas a todos nosotros: restaurados a la vida eterna, restaurado todo el poder divino a todos los hijos e hijas de Dios. Y todos seremos como nuestro Señor Jesucristo, con el mismo poder que vimos manifestado en Él, y con todas las cosas que Él tiene.

Y como Él es Rey de reyes y Señor de señores, nosotros somos reyes con nuestro Señor Jesucristo; y como Él es Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, nosotros somos sacerdotes del Orden de Melquisedec, del Orden celestial; no del orden levítico, sino del Orden celestial, que es el Orden de Melquisedec. Somos reyes y sacerdotes de ese nuevo Orden y de esa Nueva Creación, de la cual Jesucristo es la cabeza; por eso Él es el Sumo Sacerdote del Templo que está en el Cielo, y Sus hijos son sacerdotes con Cristo.

Ahora, vean que en el pueblo hebreo hubo una tribu: la tribu de Leví, que fue la tribu sacerdotal; y en ese sacerdocio levítico se reflejó el Sacerdocio celestial, el Sacerdocio de Melquisedec, de ese Orden de Melquisedec (no del orden levítico, sino del Orden de Melquisedec), del cual todos nosotros somos parte.

Y por eso es que durante el Reino Milenial nosotros estaremos ministrando para Cristo como reyes y sacerdotes; y por eso tendremos acceso al Templo que está en el Cielo como sacerdotes del Orden de Melquisedec, del cual Jesucristo es el Sumo Sacerdote.

La Iglesia del Señor Jesucristo es un pueblo de sacerdotes y también de reyes; o sea que es la Realeza celestial, es la Realeza del Reino venidero, es la Realeza del Reino eterno de Dios.

¿Quiénes son los miembros de la realeza? Pues los hijos del rey y la reina. ¿Y quién es el Rey y quién es la Reina? Jesucristo es el Rey y Su Iglesia es la Reina. Y los hijos del Rey y la Reina ¿dónde están?, ¿quiénes son? Pues somos nosotros.

Ahora, miren ustedes, todas las personas han deseado ser de la realeza; y sin nosotros buscarlo nos ha tocado la suerte en el Programa de Dios de ser de la verdadera Realeza, de la Realeza eterna; es la única Realeza para toda la eternidad, y a esa Realeza pertenecemos todos nosotros como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, como hijos del Segundo Adán.

Ahora, hemos visto quién es la Iglesia de Jesucristo y quién es Jesucristo: Él es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el mismo Jehová que se hizo carne y vivió entre los seres humanos en carne humana, en aquel velo de carne llamado Jesús; así vino Dios manifestado en carne.

Y ahora, los hijos e hijas de Dios vendrían manifestados en carne humana, primeramente, en un cuerpo mortal y corruptible, con un espíritu en la permisiva voluntad de Dios también, del mundo; para luego recibir el Espíritu de Cristo en el nuevo nacimiento, y luego recibir el cuerpo eterno en la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y entonces estaremos vestidos como miembros de la Realeza de los Cielos y de la Tierra.

Cuando hemos descubierto que pertenecemos a la Realeza más importante, no tenemos palabras para expresar nuestro agradecimiento a Dios, no hay forma de expresarlo, excepto con una vida agradable a Dios y con un corazón conforme al corazón de Dios.

Es muy importante para nosotros comprender estas cosas, y así cuidar nuestra salvación, y nuestra salud espiritual, y nuestra salud física. ¿Y cómo lo hacemos? Cuidamos nuestra salud, tanto la espiritual como la física, no pecando, no pecando contra Dios.

Cuide su salud física y espiritual: no peque. Y si alguno ha pecado, Abogado tenemos: a Jesucristo el Justo; arrepiéntase delante de Él y lave sus pecados en la Sangre de Jesucristo, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado[11].

Cuide su vida, no peque, y viva sirviéndole a Dios todos los días de su vida. Y pronto todos seremos transformados, conforme a la promesa de nuestro amado Señor Jesucristo; porque para eso es que Jesucristo dijo en San Mateo 16, verso 27 al 28:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.

A la cizaña le pagará conforme a sus obras; y por cuanto se merecen el fuego, el fuego les dará durante la gran tribulación.

Y el trigo, por cuanto ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y ha recibido Su Espíritu, les dará la transformación de sus cuerpos a los que estarán vivos en este tiempo final, y a los que partieron les dará el nuevo cuerpo resucitándolos en un cuerpo eterno.

El Hijo del Hombre en Su Venida con Sus Ángeles viene para dar el pago a cada uno conforme a sus obras.

La Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles es la Venida de Jesús con Moisés y Elías; por eso aparecieron en el Monte de la Transfiguración. Y Moisés y Elías estaban hablando con Jesús de las cosas que iban a ser cumplidas en Jerusalén.

Y para el Día Postrero, la Iglesia del Señor Jesucristo estará en la etapa en la cual estará el Hijo del Hombre con Sus Ángeles en medio de Ella, de Su Iglesia, que es el Monte de Dios, el cual fue representado en el Monte de la Transfiguración.

¿En qué parte del monte estaba Moisés y Elías, y Jesús transfigurado? En la parte alta, en la parte de arriba. Y es en la parte alta del Monte de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la parte más alta, que es la Edad de la Piedra Angular, donde estarían el Hijo del Hombre: Jesús, con Sus Ángeles: con Moisés y Elías, para llevarse a cabo la adopción de todos los hijos e hijas de Dios.

Siempre que Dios ha prometido la venida de un profeta que ya vino en el pasado, encontramos que es el ministerio que hubo en aquel profeta viniendo manifestado en otro profeta del tiempo presente. Siempre será en un hombre del tiempo presente en donde Dios cumplirá esa promesa. Por eso tuvimos al profeta Elías, Elías Tisbita, donde Dios operó ese poderoso ministerio.

Los ministerios son de Dios, y Él es el que los opera en los instrumentos que Él envía a la Tierra.

Encontramos que Elías Tisbita tuvo un poderoso ministerio en la Casa de Dios, porque la Casa de Dios se encontraba en la parte del Atrio para ese tiempo.

De Adán a Jesús corresponde al Atrio de la Casa de Dios; por eso Moisés fue colocado (conforme a las palabras de San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 3, verso 1 al 6), Moisés fue colocado como siervo en la Casa de Dios o sobre la Casa de Dios. Vamos a leerlo, para que quede así grabado lo que San Pablo dijo con relación a Moisés colocado en la Casa de Dios. Dice así (capítulo 3, verso 5 al 6):

“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir…”.

¿Pero la Casa de Dios no es solamente la Iglesia del Señor Jesucristo? La parte del Lugar Santo y del Lugar Santísimo sí, pero el Atrio, vean ustedes, corresponde a las personas que han vivido de Adán hasta Cristo.

Y todavía hay lugar en el Atrio para otras personas que no podrán pertenecer ni al Lugar Santo ni al Lugar Santísimo del Templo de Dios; por eso el Atrio en Apocalipsis, capítulo 11, no es medido, es dejado para los gentiles.

Ahora, miren ustedes, Moisés fue colocado en la Casa de Dios, sobre la Casa de Dios: en la parte del Atrio, allí estaba Moisés, allí estaba el ministerio de Moisés. Y el salmista David decía que era mejor un día en la Casa de Dios que mil fuera de la Casa de Dios[12].

Una persona que esté fuera de la Casa de Dios no tiene derecho a la vida eterna. Así que es mejor vivir en la Casa de Dios, aunque sea un día, aunque sea el día antes de uno morir, estar ahí en la Casa de Dios como un miembro de la Casa de Dios. ¡Y cuánto mejor será vivir todos los días de nuestra vida terrenal en la Casa de Dios, dentro de la Casa de Dios!

Ahora, el salmista David deseaba vivir en la Casa de Dios, él decía: “Que esté yo en la Casa de Jehová”[13]; él quería estar todos los días de su vida.

No se puede dejar para el futuro el entrar a la Casa de Dios: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibiendo Su Espíritu Santo; y así uno queda sellado en la Casa de Dios con vida eterna.

Ahora, vean ustedes, Moisés como siervo estaba en la Casa de Dios. El Atrio, vean ustedes, corresponde a los siervos; pero el Lugar Santo y el Lugar Santísimo pertenece a los hijos e hijas de Dios.

Encontramos a Moisés en la Casa de Dios. Dice:

“… como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.

Ahora, vean ustedes que somos la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo es la Casa de Dios. Y la Iglesia del Señor Jesucristo tiene dos partes de la Casa de Dios: el Lugar Santo, durante el tiempo de Cristo hacia acá; y luego la parte del Lugar Santísimo, que es la parte que corresponde a nuestro tiempo.

La Edad de la Piedra Angular es la Edad del Lugar Santísimo de la Casa de Dios; lugar al cual pertenecemos nosotros, y al cual hemos sido llamados, y en el cual hemos sido juntados en este Día Postrero.

Los escogidos de Dios del Día Postrero pertenecen a la parte más importante de la Casa de Dios, pertenecen a la parte en donde la Gloria de Dios estará manifestada en toda Su plenitud sobre el Propiciatorio, en medio de los Dos Querubines de Oro. Y ahí, esos Dos Querubines de Oro, que representan los ministerios de Moisés y Elías en la Casa de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, los que estarán ahí en esa parte de la Casa de Dios estarán viendo la Gloria de Dios, la Gloria de Jesucristo manifestada en medio de los Dos Querubines de Oro, que representan los ministerios de Moisés y Elías; estarán viendo la Gloria de Dios manifestada en medio de los ministerios de Moisés y Elías.

Ahora, vean cómo el ministerio de Moisés estuvo en la Casa de Dios, en el Atrio; y luego encontramos que el ministerio del profeta Elías estuvo también en la Casa de Dios ministrando en la parte del Atrio.

Estuvo el ministerio de Elías en Elías Tisbita; luego, por segunda ocasión, el ministerio de Elías estuvo de nuevo en la Casa de Dios (por segunda ocasión), en el Atrio también de la Casa de Dios, estuvo en otro siervo, en otro hijo del pueblo hebreo, el pueblo de los siervos de Dios; y luego, por tercera ocasión, estuvo en otro de los siervos de Dios (no de los hijos, sino de los siervos de Dios): en Juan el Bautista.

Hemos visto a Elías manifestado en tres ocasiones en la Casa de Dios, en la parte del Atrio. Hemos visto que cuando se ha cumplido la promesa de la venida de Elías a la Casa de Dios… Recuerden que es a la Casa de Dios que siempre viene el cumplimiento de la venida de Elías, y también la promesa de la venida de Moisés es para la Casa de Dios, y la Venida de Jesús es para la Casa de Dios también.

Ahora vean cómo estuvo el ministerio de Moisés y el ministerio de Elías en la Casa de Dios, en el Atrio, y luego llegó Jesucristo a la Casa de Dios también; llegó al Atrio, y ahí en el Atrio estaba Jesucristo, en el Atrio de la Casa de Dios. Porque Dios está haciendo un Templo con seres humanos, un Templo de seres humanos, en el cual Dios morará.

Y en la misma forma en que está construido el templo de Moisés y el de Salomón, Dios construye la raza humana, Dios construye ese Templo de seres humanos en el cual Dios morará.

Y para la eternidad la raza humana estará dividida en tres partes: los que pertenecen al Atrio, los que pertenecen al Lugar Santo y los que pertenecen al Lugar Santísimo.

Y ahora, vean ustedes cómo los ministerios de Moisés y Elías pertenecen a la Casa de Dios. Luego el ministerio de Jesús aparece en la Casa de Dios: “Y vendrá a Su Templo el Señor, el Ángel del Pacto”, como dice el profeta Malaquías[14]; y vino a Su Templo, vino al Atrio de Su Templo.

Y así como en el atrio del templo que construyó Moisés y construyó Salomón se efectuaba el sacrificio de la expiación del macho cabrío, y luego se llevaba la sangre al lugar santísimo, encontramos que Jesucristo murió en la parte del Atrio de ese Templo de Dios formado por seres humanos; y la Sangre de Cristo, vean ustedes, fue llevada por el mismo Jesucristo al Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo.

Y luego Cristo ha estado construyendo el Lugar Santo de Su Casa; y luego, para el Día Postrero, estaría construyendo el Lugar Santísimo de Su Casa.

Y ahora Cristo está sobre Su Casa como Hijo, no como siervo; y ahora nosotros estamos en la Casa de Dios como hijos, no como siervos.

El pueblo hebreo estuvo como siervos en la Casa de Dios, en la parte perteneciente al Atrio. Pero ahora los hijos e hijas de Dios, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, son colocados en la Casa de Dios; unos en el Lugar Santo: de Cristo hacia acá, del tiempo de los apóstoles, desde el nacimiento de la Iglesia de Jesucristo hasta este tiempo, durante todas las siete edades de la Iglesia gentil; todo pertenece al Lugar Santo de la Casa de Dios, de la Iglesia de Jesucristo. Y luego de esas siete etapas o edades de Iglesia gentil viene la Edad de la Piedra Angular, la cual pertenece al Lugar Santísimo de la Casa de Dios.

Vean, el Lugar Santo ha sido construido con seres humanos durante las diferentes edades de la Iglesia del Señor Jesucristo y los del tiempo de los apóstoles de Jesucristo, del Día de Pentecostés en adelante.

Vean ustedes cómo en diferentes territorios fue formado el grupo que vino a tomar parte en ese Templo espiritual de Jesucristo; fue construida cada parte de ese Templo espiritual de Cristo, cada parte del Lugar Santo, con seres humanos en los diferentes territorios donde se cumplieron esas edades.

Y al final de las siete edades, en la séptima edad de la Iglesia gentil, aparece de nuevo el ministerio de Elías; ya no aparece en el Atrio y ya no aparece en un siervo; ya no aparece en uno de los siervos, sino que aparece en uno de los hijos de Dios: en el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo. Y fue la primera ocasión en que el ministerio de Elías apareció en la Iglesia del Señor Jesucristo, en un hijo de Dios.

Del comienzo de la Iglesia del Señor Jesucristo en adelante, ninguno de los ministerios que serían manifestados podían ser manifestados en siervos, sino en hijos de Dios; porque ya Dios está tratando no con siervos sino con hijos, y todo ministerio que el Espíritu Santo tenga para manifestar en la Tierra tiene que hacerlo por medio de un hijo de Dios.

Porque la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la que tiene los hijos e hijas de Dios, es la que tiene la Bendición de la Primogenitura; y por esa causa todo ministerio que Dios manifieste tiene que ser en un hijo de Dios.

Por eso vemos que los siete ángeles mensajeros son siete hijos de Dios que Él ha enviado en las diferentes edades de la Iglesia gentil; hijos de Dios que son cabezas de edades, los cuales tienen una posición muy importante en el Reino de Dios.

Ese será el grupo de mensajeros más importante que Cristo tendrá para Su Segunda Venida y para Su Reino Milenial, ese será el grupo del nivel más alto que Jesucristo tendrá a Su lado; aun más alto que cualquiera de los profetas del Antiguo Testamento, porque es un grupo de mensajeros que son hijos de Dios. Y cada grupo de cada edad, encontramos que tiene un mensajero.

Ahora, cada mensajero con su grupo estará a cargo de una parte del Programa de Dios para el Milenio y para la eternidad. Y no vamos a estar trabajando (sembrando o cosechando literalmente); o sea que no vamos a estar en las labores que hoy en día nosotros hacemos en este planeta Tierra: vamos a estar en las labores del Reino de Jesucristo; o sea, diríamos, en labores ejecutivas del Reino de Dios.

Ahora podemos ver la posición tan importante de la Iglesia del Señor Jesucristo con Sus hijos; porque esos son los hijos e hijas de Dios que vendrían a este planeta Tierra para tomar su posición en el Cuerpo Místico de Jesucristo, y de acuerdo a esa posición será la posición que tendrán en el Reino Milenial y por toda la eternidad.

Ahora pueden ver: la posición que tenemos para el Reino Milenial y para toda la eternidad es la posición más importante del Reino de Jesucristo; esa es la posición que le corresponde a los escogidos de Dios del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Ahora, vean ustedes cómo el ministerio de Elías, el cual estaba prometido para venir en el Día Postrero precursando la Segunda Venida de Cristo, ha sido manifestado en un hijo de Dios, en un escogido de Dios que nació en el Reino de Dios. Y así como Juan el Bautista fue precursor de la Primera Venida de Cristo, el reverendo William Branham fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo, con el espíritu ministerial de Elías repitiéndose por cuarta ocasión.

Y vean ustedes cómo Elías siempre ha estado en el Templo de Dios.

Elías Tisbita, vean ustedes, había recibido la orden de ungir a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel y a Eliseo por profeta en lugar suyo (como sucesor de Elías); esa comisión la recibió el profeta Elías en el monte Sinaí, cuando estuvo allá. Y luego descendió del monte Sinaí como Dios le había dicho. Dios le había dicho: “Regresa por el camino que tú has venido, y haz esa labor: unge a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel, y a Eliseo por profeta en lugar tuyo”. Y cuando regresaba se encontró con Eliseo, y ese fue el último del cual Dios le dijo que ungiera. Ahora, vean ustedes, los postreros siendo primero[15].

Y ahora, encontramos que, luego de encontrarse con Eliseo, Eliseo lo siguió, vino a ser siervo de Elías, vino a ser el ayudante del profeta Elías.

Y cuando Elías tenía que irse, tenía que ser raptado, tenía que irse en un carro de fuego o un platillo volador —como le llaman en la actualidad—, Elías le dijo a Eliseo[16]:

—“Pide todo lo que tú quieras, antes de que yo sea quitado de en medio de ti”.

Y Eliseo le dice:

—“Yo quiero que una doble porción del espíritu que está en ti venga sobre mí”.

Y eso es lo mismo que la Iglesia del Señor Jesucristo desea.

Para este tiempo final, la Iglesia del Señor Jesucristo lo que desea es una doble porción del Espíritu de Jesucristo. Ya recibió las primicias del Espíritu, ahora necesita la plenitud del Espíritu, y así tener – y así tendrá la doble porción.

Y ahora, Eliseo pide una doble porción. Elías le dice: “Cosa difícil tú has pedido”. Elías le está diciendo que ya se tiene que ir, y todavía no ha ungido a Hazael, ni tampoco ha ungido a Jehú. ¿Se le olvidaría a Elías la comisión que había recibido? No se le había olvidado; a Elías nunca se le olvida la comisión que Dios le ha dado.

Porque Elías, ese ministerio de Elías, es para servir a Dios en Su Templo; y ese ministerio sirve a Dios en Su Templo tanto en el Atrio como en el Lugar Santo, y en el Lugar Santísimo del Día Postrero.

Ahora, Elías tenía que irse, y Eliseo ya estaba triste, porque amaba mucho a Elías; como todos los hijos e hijas de Dios han amado mucho al mensajero que Dios les ha enviado.

Cuando parte un mensajero de Dios, el grupo de esa edad queda muy triste, pero tiene que irse cuando se le llega el tiempo; porque si ese no se va, si ese mensajero no se va, no puede venir el otro mensajero prometido para venir después de él, y no puede venir otra edad. Tiene que ser en un abrir y cerrar de ojos.

Un abrir y cerrar de ojos en el campo profético es: aparece un profeta. Eso es un abrir de ojos, porque un profeta está representado en un ojo, porque es un vidente; ojos representa profetas. Los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra son los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil[17], en donde estaba el Espíritu de Cristo ministrando por medio de esos siete hijos de Dios nacidos por medio del segundo Adán en el Reino de Dios.

Ahora, ellos han nacido espiritualmente en Belén, porque Belén es Cristo, Belén es la Casa del Pan de Dios; y Cristo es la Casa del Pan de Dios. Y Él dijo: “Yo soy el Pan de vida eterna, y el que come de este Pan vivirá eternamente. Yo soy el Pan que ha descendido del Cielo, y el que come de este Pan vivirá eternamente”[18].

Ahora podemos ver que Cristo, siendo el Pan de Vida, nos da el Alimento de vida eterna.

Ahora, continuemos con Elías. Vean ustedes, Elías tenía que irse, y Eliseo ya sabía que Elías se iba, y estaba muy triste. Elías le decía:

—“Quédate aquí, que yo voy a pasar al otro lado del Jordán”.

Eliseo le decía a Elías:

—“Yo no te dejaré, donde quiera que tú vayas, yo iré contigo”.

Cuando cruzaron el Jordán…, pues Elías tomó su manto, hirió las aguas y abrió el Jordán. ¿Qué poder tenía ese manto? Ese manto representaba la Palabra de Dios. Y por cuanto la Palabra de Dios estaba en Elías, así como su manto estaba en su mano, cuando Elías habló la Palabra se abrió el Jordán. Y luego le dice a Eliseo: “Pide lo que tú quieras”. Eliseo pidió lo que tenía que pedir; pues Dios le había dicho al profeta Elías que Eliseo sería el sucesor de él.

Ahora Elías le dice: “Cosa difícil tú has pedido”. ¿Y por qué eso es una cosa difícil? De todas las cosas difíciles, esa es una de las más difíciles. ¿Por qué? Porque Dios no envía un ministerio de profeta a la Tierra cuando una persona dice: “Yo quiero ser un profeta de Dios”. Dios no lo va a hacer un profeta.

Todo profeta que aparece en esta Tierra como un verdadero profeta de Dios ya estaba en el Programa Divino desde antes de la fundación del mundo para ser profeta en este planeta Tierra. Y viene en ese profeta un espíritu teofánico de la sexta dimensión manifestado en carne humana, llevando a cabo ese ministerio. Es el ministerio de un espíritu teofánico de la sexta dimensión, y esos son ángeles ministradores, que ministran la Palabra de Dios a los herederos de salvación. Hebreos, capítulo 1, verso 14, así lo dice, así nos habla San Pablo.

Y ahora, vean ustedes cómo Eliseo le pidió a Elías que una doble porción del espíritu que estaba en Elías viniera sobre él. “Cosa difícil has pedido”. Pero Elías recordó que Dios le había dicho que Eliseo sería su sucesor, por lo tanto, sería un profeta; y siendo sucesor de Elías, sería el segundo Elías que estaría en la Tierra; o sea, sería el segundo hombre en el cual el ministerio de Elías estaría en la Tierra por segunda ocasión. ¿Y estaría dónde? En la Casa de Dios, en el Templo de Dios, en la parte del Atrio.

Y luego, las cosas que Dios le dijo a Elías que hiciera, como ungir a Hazael por rey de Siria y a Jehú por rey de Israel, luego Eliseo las hizo. Y cuando Eliseo las hizo, ¿las hizo quién? Elías; porque Eliseo era Elías en su segunda manifestación, era el segundo Elías.

Luego el tercer Elías fue Juan el Bautista, en la Casa de Dios también, otro siervo, hijo de los siervos de Dios, del pueblo hebreo. Y luego el cuarto Elías, uno de los hijos de Dios, el séptimo ángel mensajero en la edad séptima de la Iglesia del Señor Jesucristo; aparece Elías por cuarta ocasión en el Templo de Dios de nuevo, pero más adentro: en el Lugar Santo.

Miren cómo el ministerio de Elías se ha ido moviendo en el Templo de Dios.

Ahora, el ministerio de Moisés lo vimos en el Atrio de la Casa de Dios; pero cuando Moisés estuvo sobre la Tierra él entraba al templo de Dios: al atrio, al lugar santo y al lugar santísimo; y hablaba en el lugar santísimo con Dios, y Dios hablaba con él, y le daba allí en el lugar santísimo el Mensaje para el pueblo hebreo.

Y ahora, ¿dónde recibirá Moisés y Elías, los Dos Olivos, el Mensaje para el pueblo hebreo? Pues en la Casa de Dios, en el Lugar Santísimo. Por eso esos ministerios tienen que llegar hasta el Lugar Santísimo de la Casa de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por eso encontramos el ministerio de Elías entrando a la Casa de Dios, al Lugar Santo, manifestado en el precursor de la Segunda Venida de Cristo, preparándole el camino a la Venida de Cristo.

Y la Venida de Cristo, miren ustedes, se cumplió en el Atrio, dos mil años atrás, como Cordero de Dios; luego entró Cristo al Lugar Santo, construyendo el Lugar Santo de Su Casa. Es el Ángel del Pacto el que estuvo en el lugar del Atrio, y luego pasó al Lugar Santo, de edad en edad.

Y para el Día Postrero pasa Elías al Lugar Santísimo en su quinta manifestación, y pasa Jesús al Lugar Santísimo en Su Segunda Venida, en la segunda manifestación del ministerio de Jesucristo aquí en la Tierra, y pasa el ministerio de Moisés al Lugar Santísimo del Templo del Señor Jesucristo.

Y ahora, ¿cómo pasa? Vean ustedes, esos ministerios han estado pasando por la Casa de Dios en diferentes tiempos, diferentes dispensaciones, en velos de carne. Hay que conseguir el velo de carne en el cual pasará el ministerio de Elías por quinta ocasión a la Casa de Dios y en la Casa de Dios, al Lugar Santísimo; y hay que conseguir el velo de carne en el cual pasará el ministerio de Moisés por segunda vez a la Casa de Dios, al Lugar Santísimo de la Casa de Dios; y hay que conseguir el velo de carne donde pasará el ministerio de Jesús por segunda vez a la Casa de Dios, al Lugar Santísimo.

Y tiene que ser ya no en un siervo, sino en un hijo de Dios, en un hijo nacido por medio del segundo Adán, nacido en la Casa de Dios.

Vean ustedes que siempre estos ministerios han sido manifestados en hombres que han pertenecido a la Casa de Dios. No puede ser en un extraño, tiene que ser en uno de los miembros de la Familia de Dios, de la Casa de Dios.

Y ahora, nos dice Jesucristo que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles en la gloria de Su Padre. Hay que conseguir el velo carne donde vendrá el Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Si podemos encontrar el velo de carne donde estará el Hijo del Hombre con Sus Ángeles, encontraremos el ministerio de Moisés por segunda vez ahí manifestado, y encontraremos el ministerio de Elías por quinta ocasión ahí manifestado, y encontraremos el ministerio de Jesús manifestado por segunda ocasión en ese velo de carne; porque el Hijo del Hombre, Jesucristo, viene en Espíritu Santo en el Día Postrero con Sus Ángeles, con los ministerios de Moisés y Elías.

Y donde esté Jesucristo manifestado en el Día Postrero, ahí estarán los ministerios de Sus Ángeles: los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez. En el mismo velo de carne estarán Moisés, o sea, el ministerio de Moisés por segunda ocasión; y estará Elías, o sea, el ministerio de Elías por quinta ocasión; y estará Jesús, el ministerio de Jesús por segunda ocasión.

Esos tres grandes ministerios estarán manifestados en el velo de carne donde estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero, viniendo en y a Su Iglesia, al Lugar Santísimo de Su Iglesia, a la Edad de la Piedra Angular. Esa edad se cumple en la América Latina y el Caribe.

¿Y dónde entonces es que aparecerán esos ministerios manifestados? Pues en la América Latina y el Caribe; ese es el territorio donde aparecerá el Hijo del Hombre con Sus Ángeles, es el territorio donde aparecerá Jesucristo con los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el velo de carne que Él tenga aquí en la Tierra en la Edad de la Piedra Angular como mensajero de la Edad de la Piedra Angular; y ese es el Ángel del Señor Jesucristo, para la Edad de la Piedra Angular y para la Dispensación del Reino.

Encontrando a ese Ángel Mensajero encontraremos la venida de Elías por quinta ocasión; y las cosas que no hizo y que tenía comisión de hacer en las manifestaciones pasadas, las hará en su quinta manifestación.

Hay cosas que fueron prometidas que haría Elías, y vino Elías en diferentes ocasiones y no las cumplió; porque serían cumplidas en la quinta manifestación del ministerio de Elías en el Ángel del Señor Jesucristo; como llevarle el Mensaje al pueblo hebreo, y como tener un ministerio en donde grandes milagros y señales serán llevados a cabo en cierto tiempo; no en cualquier tiempo, sino en el tiempo señalado por Dios. Y nadie lo obligará a hacer milagros y señales hasta que llegue ese tiempo.

Y Moisés tiene también la comisión de convertir el pueblo hebreo a Cristo. Moisés tiene la comisión de traerle al pueblo hebreo un nuevo Mensaje dispensacional: el Mensaje del Evangelio del Reino; y solamente el ministerio de Moisés es el que lo puede hacer.

Por eso cuando los apóstoles y los siete ángeles mensajeros trataron de convertir el pueblo hebreo a Cristo, no pudieron, porque se requiere un ministerio dispensacional: el ministerio de Elías por segunda ocasión manifestado; y eso es para la Edad de la Piedra Angular, para el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en el Ángel del Señor Jesucristo.

San Pablo quiso convertir el pueblo hebreo a Cristo y no pudo, lo que recibió fue una lluvia de piedras. Y Dios le dijo: “Vete a los gentiles, porque a los gentiles es que Yo te he enviado”. Y entre los gentiles dijo: “Dios me ha dicho que esté con los gentiles. A los gentiles he sido enviado para ser luz de los gentiles”[19], para abrir los ojos a los gentiles para que puedan ver el Programa de Dios, y recibir la misericordia de Dios en una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia.

El precursor de la Segunda Venida de Cristo, sabiendo que el ministerio de Elías estará llevándole el Mensaje al pueblo hebreo, trató de ir al pueblo hebreo. Y cuando estaba en Egipto, ya para tomar el avión hacia la tierra de Israel y llegar a la tierra de Israel para llevarle el Mensaje de Cristo, el Ángel le dijo: “No es tu tiempo, no es el tiempo. No vayas allá; tiene que ser de acuerdo a la Escritura”[20], o sea, de acuerdo a Apocalipsis 11; y Apocalipsis 11 es Moisés (uno de los Dos Olivos) y Elías (el otro de los Dos Olivos). Son los Dos Olivos los que tienen la comisión de convertir el pueblo hebreo a Cristo.

Y nuestro hermano Branham, sabiendo que en él estaba el ministerio de Elías, pensó que él tenía que ir al pueblo hebreo y convertir el pueblo hebreo a Cristo; pero no sería en la cuarta manifestación de Elías, sería en la quinta manifestación de Elías, cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, cuando haya entrado hasta el último de los escogidos.

Antes de eso hay que dejarlos quietecitos. Uno los puede visitar, tener compañerismo con ellos; pero ellos ser convertidos a Cristo, eso será después que haya entrado hasta el último de los escogidos y nosotros recibamos nuestra adopción.

Y ellos estarán viendo hijos e hijas de Dios adoptados en el Reino de Dios. Y estarán viendo al Ángel del Señor Jesucristo con los ministerios de Moisés por segunda vez, y de Elías por quinta vez, y de Jesús por segunda vez; lo estarán viendo adoptado cuando llegue el tiempo, y dirán: “A este es al que nosotros estamos esperando”. Estarán viendo a Elías —y ellos están esperando a Elías—, y estarán viendo a Cristo…; y ellos estarán viendo a Cristo, estarán viendo el ministerio de Jesús manifestado por segunda ocasión.

Y recibirán el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y conocerán la historia de la Primera Venida de Cristo, y llorarán, se afligirán, como sucedía el día de la expiación, el día 10 del mes séptimo de cada año. Eso es para el Año del Jubileo actualizado, en el cual ya nosotros estamos; pero Dios está esperando que entre hasta el último de los escogidos.

Por eso ustedes pueden ver que hemos dejado al pueblo hebreo quietecito allá. Y ellos colocan pancartas: “Bienvenido el Mesías”, y cosas así alusivas a la Venida del Señor para el Día Postrero; y ellos proclaman que lo están esperando, y ellos dicen que ya está en la Tierra, y lo están esperando allá.

Pero ¿qué sucede? Hasta que entre hasta el último de los escogidos correspondientes al Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, no queda completada la construcción del Templo espiritual de Cristo para poder ser adoptados, para poder ser dedicado a Dios ese Templo y Dios morar en ese Templo en toda Su plenitud; y el mundo entero ver la manifestación de la plenitud de Dios en Su Iglesia bajo el ministerio de Jesucristo por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez.

Ahora, hemos visto cómo es que llegan al Templo del Señor Jesucristo, al Lugar Santísimo del Templo de Dios, Moisés, Elías y Jesús en el Día Postrero. Miren cómo han venido en el Templo de Dios en tiempos pasados, hasta llegar a este tiempo final.

Miren cómo Moisés pasa del lugar del Atrio, pasa por el Lugar Santo en Su Ángel Mensajero, en el Ángel Mensajero de Jesucristo; y el ministerio de Elías pasa de su cuarta manifestación a su quinta manifestación por medio del Ángel de Jesucristo; y el ministerio de Jesús pasa de la manifestación séptima, en el séptimo ángel mensajero (que fue una manifestación parcial, en las primicias del Espíritu), pasa en el Ángel del Señor Jesucristo a la Edad de la Piedra Angular para Su segunda manifestación, para ver el ministerio de Jesucristo manifestado por segunda vez en la Tierra en Su Iglesia, en Su Templo, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; en donde la Gloria de Dios estará manifestada en toda Su plenitud, la Gloria del Padre, la cual estuvo en el lugar santísimo del templo de Moisés y del templo de Salomón, y allá en el Cielo, en el Templo que está en el Cielo; en el Día Postrero estará manifestada en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo.

Estamos en la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, el cual está siendo construido con seres humanos latinoamericanos y caribeños. Y la Gloria de Jesucristo estará manifestada ahí, primero en las primicias y luego en toda Su plenitud. Ese es el Programa Divino con relación al misterio de Moisés, de Elías y de Jesús.

Y para poder ver a Moisés por segunda vez, y a Elías por quinta vez, y a Jesús por segunda vez, esos ministerios manifestados, tenemos que encontrar al Ángel del Señor Jesucristo, que es el profeta mensajero, el velo de carne donde estará Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado, manifestando estos tres grandes ministerios; y estarán siendo vistos los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.

Y así es como los seres humanos, y sobre todo la Iglesia del Señor Jesucristo, estará viendo la venida de Moisés por segunda vez, la venida de Elías por quinta vez y la venida de Jesús por segunda vez, estos ministerios velados y revelados a través de carne humana en un hijo de Dios, en el Ángel del Señor Jesucristo. Porque ya Dios no usará más siervos, sino hijos, y ese es el último hijo de Dios que Dios usará en el ministerio para el Día Postrero y para toda la eternidad.

Ahora podemos ver el misterio de Moisés, de Elías y de Jesús. Y para poderlo ver —ese misterio— abierto entre los seres humanos, en la Iglesia del Señor Jesucristo, hay que estar en la edad correspondiente a la manifestación de esos ministerios, que es la Edad de la Piedra Angular; y hay que ver el velo de carne donde estarán esos ministerios manifestados.

Si encuentran el velo de carne donde estarán esos ministerios, podrán ver a Moisés, a Elías y a Jesús; podrán ver la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles viniendo en gloria en el Día Postrero a Su Templo espiritual, al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; podrán ver lo mismo que fue visto en el Monte de la Transfiguración; y podrán ver a Jesús con Su rostro como el sol; o sea, podrán ver a Jesús como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Hemos visto: “EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

¿Vieron lo sencillo que es este misterio? Pero no podía ser comprendido hasta este tiempo final, en que sería abierto este misterio en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

“EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

¿Y quiénes verían este misterio abierto, cumplido en el Día Postrero en la Casa de Dios, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual? Aquí estamos los que veríamos ese misterio abierto, revelado, en la Casa de Dios en este Día Postrero. Aquí estamos en la América Latina en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Y por eso estamos esperando nuestra adopción: porque estamos viendo lo mismo que fue visto en el Monte de la Transfiguración; ahora lo estamos viendo en el Monte de Dios, que es el Monte de la Transfiguración para los escogidos de Dios que serán adoptados en este Día Postrero. Estamos en el Monte de la Transfiguración actualizado, que es la Iglesia de Jesucristo.

Estamos en la etapa para la adopción de todos nosotros como hijos e hijas de Dios, y para la adopción de ese ministerio de ese hijo de Dios, para la adopción de ese ministerio donde Jesucristo en Espíritu Santo opera los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda ocasión. Ese es el ministerio que será adoptado en el Día Postrero: el ministerio del Ángel de Jesucristo, y ese es el mensajero que será adoptado en el Día Postrero estando vivo aquí en la Tierra.

Los otros ángeles mensajeros estando vivos no pudieron ser adoptados, porque no era el tiempo, ni eran ellos los mensajeros donde estarían manifestados los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús, conforme a lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración; aunque en ellos se manifestó el ministerio de Cristo correspondiente a las edades de la Iglesia gentil. Jesucristo en Espíritu Santo se manifestó, pero se manifestó en ellos como Sumo Sacerdote y como Cordero de Dios; fueron tronos humanos de misericordia.

Pero para el Día Postrero Jesucristo tendrá un Trono donde estará manifestado, y estará manifestando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús. Ese será un Trono en donde al comienzo será un Trono de Misericordia, pero cuando llegue cierto tiempo y haya entrado la plenitud de los gentiles se convertirá en un Trono de Juicio.

Así como en el Cielo encontramos que el Trono de Dios allá en el Cielo, mientras hay Sangre en ese Trono, es un Trono de Misericordia; pero ese mismo Trono, cuando la Sangre de la Expiación de Jesucristo es quitada, el mismo Trono se convierte en un Trono de Juicio. Y por eso es que desde el Trono de Dios en el Cielo luego salen relámpagos, voces, truenos, y así por el estilo: porque se convierte en un Trono de Juicio[21].

Y cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, Jesucristo estará clamando desde ese Trono ya como Trono de Juicio; y todo lo que representa voces, relámpagos, truenos, y todas estas cosas, estarán saliendo, siendo habladas desde el Trono de Jesucristo, el Trono humano de Jesucristo que Él estará usando. Y por medio de ese Trono será comunicado a la raza humana los juicios divinos que han de caer sobre la Tierra.

Y gracias a Dios que Él tendrá un Trono aquí, que será como un televisor a través del cual las personas podrán saber las cosas que han de suceder antes que sucedan.

¿Cómo sería para los seres humanos que una ciudad o una nación fuera a ser destruida y no hubiera un instrumento que les anunciara esa destrucción que ha de venir? Todas las personas morirían en ese lugar. Pero si hay alguien que les anuncie lo que va a venir, los entendidos ven el mal antes que llegue y escapan, salen de ese lugar.

Y así será para muchas personas, que después de cierto tiempo van a estar viendo que todo lo que Cristo estará hablando por medio de Su Trono, de Su mensajero, se estará cumpliendo; y cuando les hable Cristo por medio de ese Trono humano esos juicios divinos, habrá personas entendidas que se apartarán de los lugares sobre los cuales han de caer esos juicios divinos, y escaparán así hacia otros lugares.

Dios en Su misericordia tendrá ese Trono humano como un televisor aquí, a través del cual la gente podrá saber las cosas que Dios va a hacer sobre este planeta Tierra, y así estarán apercibidos. Y el que quiera escapar, escapará; el que diga: “Yo no quiero escapar”, pues no tiene que hacer nada, sino quedarse donde vaya a caer el juicio divino.

Ahora, encontramos que en la actualidad todavía estamos en una etapa de gracia, la gracia de Dios ha sido extendida en y a la Edad de la Piedra Angular hasta que entre hasta el último de los escogidos pertenecientes al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Por amor a los escogidos la misericordia de Dios está extendida en este planeta Tierra.

Así que podemos ver todo este Programa Divino correspondiente a este Día Postrero, y podemos ver “EL MISTERIO DE MOISÉS, DE ELÍAS Y DE JESÚS”.

Quiero leerles lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo, en la página 399 del libro de Los Sellos, cuando le preguntaron acerca de Elías, si sería el verdadero Elías (Elías Tisbita) el que vendrá en el tiempo final o si será un hombre de este tiempo ungido con el espíritu de Elías. Vamos a ver (es la pregunta número 11 en el libro de Los Sellos), dice:

“11. El Elías que viene a predicar a los judíos, ¿es el verdadero Elías que estuvo en los días de Achab (o sea, Elías Tisbita), o será solamente el espíritu de Elías en otro hombre?

94. Ahora, si yo pudiera responderles eso correctamente, también podría responderles en cuanto a Henoch; pero no puedo. Lo único que yo sé es lo que dicen las Escrituras en cuanto a cómo será”.

Y eso es lo que nosotros queremos saber: lo que dicen las Escrituras en cuanto a cómo será, porque tiene que ser de acuerdo a como dicen las Escrituras. Dice:

[94]. (…) Yo he pensado…, déjenme decirlo de esta manera (ojalá los hermanos que oirán esta cinta, lo entiendan bien): Yo he pensado que será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu…”.

¿Quién será el Elías que le predicará al pueblo hebreo? Un hombre de este tiempo ungido con el espíritu ministerial de Elías por quinta ocasión; ese será uno de los Dos Olivos; y Moisés pues será lo mismo. Sigue diciendo:

[94]. … porque allá, cuando Elías ya había subido y Eliseo se encontró con los hijos de los profetas, ellos dijeron: ‘El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo’. Es que Eliseo obró igual a Elías”.

¿Quién será el Elías que le predicará al pueblo hebreo? Un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu.

En la página 326 del mismo libro de Los Sellos, dice el último párrafo:

243. Moisés será la misma persona. Hallamos lo mismo en Apocalipsis 22:8”.

“Hallamos lo mismo”, o sea, hallamos a Moisés en Apocalipsis 22:8. Vamos a ver a Moisés en Apocalipsis 22:8, y vamos a ver quién es Moisés en Apocalipsis 22:8:

“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas”.

¿Quién es Apocalipsis 22:8? El Ángel que le mostró a Juan todas estas cosas. Ese es Moisés, ese es el mensajero donde estará el ministerio de Moisés por segunda ocasión manifestado aquí en la Tierra.

Y en la página 301 del libro de Los Sellos en español, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham:

106. Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila (un águila es un profeta). Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila (por eso es que dice la Biblia en Deuteronomio que Dios llevó a los hijos de Israel en las alas de la gran águila[22]). ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un ángel? (o sea, un ángel literal). Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta?”.

¿Qué mensajero? El Ángel del Señor Jesucristo es un profeta. ¿No ven que viene dando a conocer las cosas que han de suceder? Y eso es lo que hacen los profetas de Dios: reciben la revelación de las cosas que han de suceder y las dan a conocer al pueblo de Dios; “porque Dios no hará nada, sin que antes revele Sus secretos (¿a quiénes?) a Sus siervos los profetas”[23].

Si Dios va a revelar algo, tiene que tener un profeta en la Tierra; porque toda revelación tiene que venir por medio de un profeta.

La revelación de los Siete Truenos, que es la que le da la fe para el rapto a los escogidos de Dios, a la Iglesia, y es la revelación de los Truenos la que revela el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo; esa revelación de los Siete Truenos tiene que venir por medio de un profeta, porque toda revelación viene por medio de un profeta. Tiene que venir así.

Y ahora, esta revelación de Jesucristo, apocalíptica, vino a Juan por medio del Ángel de Jesucristo, por medio de este profeta de Jesucristo. Este Ángel del Señor Jesucristo, encontramos que le dio a Juan esta revelación apocalíptica.

Vean ustedes cómo el Ángel de Jesucristo era primero que cualquiera de los siete ángeles mensajeros; su cuerpo teofánico o en su cuerpo teofánico, vean ustedes, le está dando aquí la revelación apocalíptica al apóstol San Juan, el cual fue transportado al Día del Señor, al séptimo milenio, para recibir esta revelación. Dice:

[106]. … ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis”.

Y si la Iglesia del Señor Jesucristo encuentra a ese Ángel Mensajero que le reveló a Juan el libro del Apocalipsis, si lo encuentra en carne humana, podrá obtener un mayor conocimiento del contenido de estos símbolos apocalípticos contenidos en este libro. Ahora, dice… vayamos a Apocalipsis, capítulo 22, verso 9, para ver si era un profeta:

“Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.

Vean, dice que es un consiervo de Juan y de sus hermanos los profetas. Es un profeta: el profeta de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino revelando todas estas cosas que deben suceder pronto.

Ahora hemos visto quién es Moisés, hemos visto quién es Elías y hemos visto quién es Jesús en Su Venida con Sus Ángeles manifestado. Hemos visto a Moisés, a Elías y a Jesús.

Hemos visto a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, hemos visto el ministerio de Moisés manifestado en Su Ángel Mensajero, y hemos visto el ministerio de Elías manifestado en Su Ángel Mensajero; eso es la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles viniendo en el Día Postrero; ese es el misterio de Moisés, de Elías y de Jesús.

Y hemos visto que ese es el misterio que en el Ángel del Señor Jesucristo es velado y revelado; por eso San Juan quiso adorar a los pies del Ángel del Señor Jesucristo, pero él se lo prohibió, porque no podía adorar a un ángel mensajero, sino a nuestro Dios. “Adora a Dios”. “Porque los verdaderos adoradores adorarán al Padre (¿cómo?) en espíritu y en verdad (dijo el Señor Jesucristo); porque tales adoradores busca el Padre que le adoren”[24].

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta mañana en esta clase bíblica, para estudiar con detenimiento este misterio contenido en la Biblia, el cual en otros tiempos no podía ser comprendido, este misterio de Moisés, de Elías y de Jesús.

Todavía hay cosas que pueden ser habladas, pero que en la tarde, en la próxima actividad, las repasaremos y las veremos con más detenimiento en la próxima actividad, en la cual tendremos como tema: “EL MISTERIO DE GABRIEL Y MIGUEL EN EL DÍA POSTRERO”. Ese es un misterio grande, y están pidiendo bastante; cosa difícil ustedes están pidiendo para esta tarde.

Ya en esta mañana hemos visto: “EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS EN EL DÍA POSTRERO”, y en la tarde estaremos viendo “EL MISTERIO DE GABRIEL Y MIGUEL EN EL DÍA POSTRERO”, si Dios me permite hablar algunas cosas, que no sé si las pueda hablar en la tarde; pero si Dios me permite hablarlas y me da algunas otras cosas, las estaré hablando.

Porque la Biblia habla de Gabriel y habla de Miguel; y el libro del Apocalipsis habla de Miguel; y el libro del profeta Daniel, que es el Apocalipsis del Antiguo Testamento, habla de Gabriel y habla de Miguel también, de estos Arcángeles de Dios.

Bueno, vamos a dejar eso quietecito ahí, y en la tarde veremos lo que Dios nos permite, lo que Dios nos permita ver y hablar.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y que, bajo el ministerio del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, bajo el ministerio de Moisés, de Elías y de Jesús, todos nosotros lleguemos a la perfección, y seamos transformados en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, donde hemos visto los ministerios de Moisés, Elías y Jesús, conforme a como ha sido prometido para este Día Postrero.

Que pronto todos seamos transformados y los muertos en Cristo resucitados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión; y luego estaremos nuevamente con ustedes para la actividad de la tarde.

Todavía no son las 12:00, ¿verdad, Miguel? Bueno, ya tendremos el tiempo necesario para el almuerzo, y luego regresaremos para la próxima actividad.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MISTERIO DE MOISÉS, ELÍAS Y JESÚS”.

[Revisión mayo 2023 – JR]

[1] Génesis 17:6

[2] 1 Samuel 13:14, Hechos 13:22

[3] 2 Samuel 7:1-17; 1 Crónicas 17:1-15, 22:6-10

[4] 1 Crónicas 22:1-5, 22:14-16, 28:11-19, 29:2-9

[5] Éxodo 25-27

[6] Levítico 16:14-15

[7] Hebreos 9:22

[8] Levítico 16:3-34

[9] Levítico 25:8-13

[10] Romanos 8:17

[11] 1 Juan 1:7

[12] Salmos 84:10

[13] Salmos 27:4

[14] Malaquías 3:1

[15] 1 Reyes 19:15-21

[16] 2 Reyes 2:6-11

[17] Zacarías 4:10, Apocalipsis 5:6

[18] San Juan 6:48-51

[19] Hechos 9:15, 13:47, 22:21

[20] Citas, pág. 55, párr. 482 / Las Setenta Semanas de Daniel – SPN61-0730M “Instrucciones de Gabriel a Daniel”. Pág. 41, párrs. 160-163 en la publicación de la Imprenta LGCC

[21] Apocalipsis 4:5, 8:5, 11:19, 16:18

[22] Deuteronomio 32:11

[23] Amós 3:7

[24] San Juan 4:23

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