El misterio del Ángel de Jesús en el Día Postrero

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y radioyentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes el Programa Divino correspondiente a este tiempo final; y estaremos hablando alrededor del tema: “EL MISTERIO DEL ÁNGEL DE JESÚS EN EL DÍA POSTRERO”.

Para ver nuestro tema, quiero leer en Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 al 9, donde nos dice así:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.

Nuestro tema es: “EL MISTERIO DEL ÁNGEL DE JESÚS EN EL DÍA POSTRERO”.

En esta ocasión hemos leído un pasaje muy importante del libro del Apocalipsis, en donde nos muestra que Dios, que Jesucristo, ha enviado un Ángel Mensajero, un profeta mensajero, para dar a conocer todas las cosas que deben suceder pronto, en el tiempo final. Y es un misterio apocalíptico el Ángel y quién es este Ángel de Apocalipsis, capítulo 22 y verso 6.

Y si vamos a recibir el conocimiento de todas las cosas que deben suceder pronto, por medio de ese Ángel, necesitamos conocer quién es ese Ángel enviado de Jesucristo, para así recibir de Él toda la revelación divina de todas estas cosas que deben suceder pronto; porque, de otra manera, no podremos recibir la revelación de Jesucristo que Él nos trae, a menos que conozcamos quién es ese Ángel.

Ahora, este misterio de este Ángel debe ser entendido por todos los hijos e hijas de Dios.

Veamos en otros lugares donde Dios habla de este Ángel; por ejemplo, en Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas…”.

Aquí tenemos la revelación de Jesucristo enviada por medio del Ángel del Señor Jesucristo. Y, vean ustedes, es bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía que trae el Ángel del Señor Jesucristo; porque estas personas tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, y por medio de la revelación divina, la revelación de Jesucristo que trae este Ángel Mensajero, los escogidos de Dios obtienen el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto; y así en el Día Postrero son llamados y juntados y preparados para ser transformados y raptados, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, veamos que este Ángel Mensajero tiene una identificación muy peculiar, y esta es: que viene dando a conocer las cosas que deben suceder pronto; o sea que una de las cosas que lo identifica es que viene revelando —de parte de Jesucristo— todas estas cosas que deben suceder pronto, y viene con la revelación de Jesucristo para el Día Postrero; y por medio de ese Ángel Mensajero, Jesucristo estará revelado, dando a conocer a Su Iglesia todas estas cosas.

Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, lo que nos dice… Ahora, también tenemos que leer Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde dice el apóstol San Juan:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor…”.

¿En qué día estaba Juan? En el Día del Señor, que no es un día de 24 horas; porque un día delante del Señor es como mil años para los seres humanos, y mil años de los seres humanos es como un día delante de Dios, nos dice San Pedro en su segunda carta, capítulo 3 y verso 8, y también nos dice el profeta Moisés en el Salmo 90 y verso 4.

Así que cuando Dios dice acerca del Día Postrero, se refiere al milenio postrero, o sea, al séptimo milenio; y cuando Dios habla de los días postreros, se refiere al quinto milenio, sexto mileno y séptimo milenio.

Por eso San Pedro y San Pablo podían decir que Dios, el cual había hablado a los padres del Antiguo Testamento por medio de los profetas, San Pablo dice en su carta a los Hebreos de la siguiente manera (y quiero leerlo), dice… capítulo 1, verso 1 en adelante, de la carta a los Hebreos, dice San Pablo:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.

Ahora, vean cómo Dios por medio de San Pablo nos enseña que Dios habló por medio de los profetas en el Antiguo Testamento, y luego habló por Su Hijo Jesucristo (¿cuándo?) en los postreros días; y ya han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá, y San Pablo, al igual que San Pedro, dicen que aquellos eran los días postreros.

¿Cómo podemos entender que sean los días postreros los días de Jesucristo, que hayan comenzado en aquel tiempo, y ya han trascurrido dos mil años y todavía estamos en los días postreros? Porque un día delante del Señor es para los seres humanos como mil años.

Y ahora, días postreros nos habla del quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. ¿Ven cómo la Escritura no se contradice? Y todavía estamos en los días postreros. Pero en los días de Jesús, encontramos que cuando Él tenía de 4 a 7 años de edad comenzó el quinto milenio, y por consiguiente comenzaron los días postreros.

Y ahora, vean ustedes que la promesa de la Venida del Espíritu Santo sobre toda carne comenzó el Día de Pentecostés, porque habían comenzado ya los días postreros; porque esta es una promesa para los días postreros, o sea, para el quinto, sexto y séptimo milenio.

Ahora, encontramos que la Voz de Cristo ha estado hablándole a Sus hijos en estos días postreros. Luego de hablar por medio de Jesús y por medio de los profetas en el Antiguo Testamento, luego habló por medio de los apóstoles, y luego habló por medio de los siete ángeles mensajeros de cada una de las siete edades de la Iglesia gentil.

Vean ustedes, en la primera edad habló por medio de San Pablo allá en Asia Menor; en la segunda edad habló por Ireneo allá en Francia, allá en Europa; en la tercera edad habló por medio de Martín, allá en Europa también; en la cuarta edad habló en Europa también, por medio Colombo; en la quinta edad habló por medio de Martín Lutero allá en Alemania; en la sexta edad habló por medio de John Wesley allá en Inglaterra, y en la séptima edad…

Esto fue, en la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta, en Europa; estuvo hablando Cristo por medio de estos cinco ángeles mensajeros, como había hablado por San Pablo en la primera edad de la Iglesia gentil en Asia Menor. Y luego pasó a Norteamérica, donde habló por medio del reverendo William Marrion Branham para la séptima edad de la Iglesia gentil; y vean ustedes cómo habló en el idioma del mensajero de la séptima edad, así como había hablado en el idioma de los mensajeros de las edades anteriores.

Y luego, en este Día Postrero, en el séptimo milenio, hablaría por medio de Su Ángel Mensajero, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, aquí en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Y ahora, vean ustedes cómo en Apocalipsis, capítulo 1, el apóstol San Juan fue transportado en esta visión apocalíptica, fue transportado al Día Postrero; y dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (o sea, en el Día Postrero, el séptimo milenio)…”.

Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, es que estoy leyendo. Dice:

“… y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…”.

¿Qué escuchó en el Día del Señor? Una Gran Voz como de trompeta; porque la Gran Voz de Trompeta es para ser escuchada (¿cuándo?) en el Día Postrero, en el Día del Señor, que es el séptimo milenio. Dice:

“… que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.

¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo en el Día Postrero, así como habló en los dos días postreros anteriores, así como habló en el quinto milenio y sexto milenio, que eran los dos días postreros anteriores al Día Postrero, o sea, los dos días anteriores o dos milenios anteriores al séptimo milenio.

Y ahora, el séptimo milenio es el Día Postrero delante de Dios, es el Día del Señor, es el Día del Hijo del Hombre, es el día para el cual está prometida la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Pues Jesucristo hablando acerca de la resurrección de los muertos en Cristo, de los que creyeron en Cristo como su Salvador y recibieron Su Espíritu Santo, y luego murieron sus cuerpos físicos, para ellos hay una promesa divina hecha por el mismo Señor Jesucristo en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, que dice, el mismo Jesucristo hablando dice:

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.

¿Para cuándo Él dice que la voluntad de Dios es que sean resucitados los muertos en Cristo que han creído en Él en el tiempo en que vivieron? Pues la voluntad de Dios es que sean resucitados (¿cuándo?) en el Día Postrero; y esta es, pues, la voluntad de Dios:

“Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.

Así que vean ustedes la gran bendición que hay para los creyentes en Cristo que han partido en el tiempo que les tocó vivir: hay una resurrección prometida por el mismo Jesucristo (¿para cuándo?) para el Día Postrero, o sea, para el séptimo milenio, que es el Día del Señor.

También Jesucristo habló en San Juan, capítulo 11, versos 24 al 26: Marta le dijo a Jesús…, cuando Jesús fue a resucitar a Lázaro, Marta le dijo, hablando acerca de Lázaro (porque Jesús le dijo que Lázaro iba a resucitar), miren ustedes, verso 23 en adelante, dice:

“Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”.

¿Por qué Marta sabía que resucitaría Lázaro en el Día Postrero? Porque Jesucristo había predicado que Él los resucitaría, a todos los creyentes en Él que iban a morir en sus diferentes tiempos, Él dijo que los resucitaría (¿cuándo?) en el Día Postrero; y Marta había aprendido bien la lección, la enseñanza de Cristo del Día Postrero y de la resurrección para los muertos en Cristo.

Pero ahora miren, Jesucristo le dijo:

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

¿Quiénes son los que aunque estén muertos vivirán, serán resucitados incorruptibles?; y aun antes de la resurrección, pues no están muertos; solamente lo que murió fue el cuerpo físico, pero ellos están viviendo en el Paraíso en sus cuerpos teofánicos de la sexta dimensión. Ahora, dice:

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.

No morirá eternamente la persona, el cuerpo de la persona; porque en el Día Postrero Cristo los resucitará en cuerpos incorruptibles, en cuerpos eternos; y nosotros los que vivimos seremos transformados, conforme a las promesas de Jesucristo.

Ahora, vean que estas son promesas divinas; y encontramos que el apóstol San Pablo nos habla de estas promesas divinas, y nos dice que la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos será para el tiempo de la Trompeta Final.

Aquí encontramos nuevamente la Trompeta. Y vamos a ver en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 en adelante; dice:

“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”.

Porque tendremos un cuerpo teofánico y un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Esto es para los creyentes en Cristo que han lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y han recibido Su Espíritu Santo, y así han nacido de nuevo; como Cristo le dijo a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo: nacer del Agua y del Espíritu, para poder entrar en el Reino de Dios, para poder ser parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Dice:

“Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”.

O sea que estando nosotros viviendo en estos cuerpos mortales, no podemos vivir eternamente; y estando viviendo en estos cuerpos mortales, estos cuerpos mortales no pueden permanecer sin ver corrupción: tienen que morir y luego ver corrupción estos cuerpos mortales; porque son cuerpos temporales, son cuerpos que han sido dados a nosotros en la permisiva voluntad de Dios; este no es el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para cada uno de nosotros.

Pero Dios nos ha dado el privilegio de venir a la Tierra en estos cuerpos mortales, y tener esta única experiencia (la cual no se repetirá), en la cual, vean ustedes, nosotros hemos llegado a este planeta Tierra en estos cuerpos mortales para hacer contacto con la vida eterna, para hacer contacto con Cristo en Su Programa correspondiente al tiempo, a la edad, que nos toca vivir a nosotros en este tiempo; como también los que vivieron en el pasado tuvieron que hacer contacto con el Programa Divino que estaba siendo manifestado en cada edad, en donde Dios envió cada ángel mensajero, a través del cual Cristo estuvo manifestado en Espíritu Santo, y hablando por medio de cada ángel mensajero, y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad.

Y ahora, ¿para qué estamos nosotros aquí en la Tierra? Para hacer contacto con Cristo, la vida eterna, recibirlo como nuestro Salvador, y recibir Su Espíritu Santo; y así hacer contacto con Cristo en nuestra edad, la edad correspondiente al Día Postrero, y ser preparados para ser transformados en el Día Postrero, y obtener así el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para cada uno de ustedes y también para mí.

Ahora, vean ustedes cómo Cristo llama y junta a Sus escogidos en este Día Postrero: ellos oyen la Voz de Cristo… Cristo dijo en una ocasión: en San Juan, capítulo 10 y versos 14 en adelante, dijo:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea que no son del redil hebreo, del pueblo hebreo; son gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.

Ahora, ¿cómo será que escucharán la Voz de Cristo las ovejas de Cristo, y habrá un rebaño y un pastor? Las ovejas de Jesucristo que el Padre le dio, vean ustedes, escuchan la Voz de Cristo por medio del ángel mensajero de cada edad; y son llamadas y juntadas en el Redil de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, en cada etapa de la Iglesia de Jesucristo.

Y en nuestro tiempo en el cual vivimos, las ovejas del Señor, los hijos e hijas de Dios, son llamados y juntados en la Edad de la Piedra Angular, en el Redil, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, para el Día Postrero, la Voz de Cristo estará como una Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a todos Sus escogidos. Por eso Juan el apóstol la escuchó en el Día del Señor como una Gran Voz de Trompeta:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía (¿cómo decía?): Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último (es la Voz de Jesucristo hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero)”.

Y en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, nos dice:

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 en adelante, nos dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar a conocer, para mostrar, estas cosas que deben suceder pronto.

Y en Apocalipsis 22, verso 16, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Ahora vean cómo la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, estaría en el Día Postrero hablándole a Su Iglesia por medio del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, y estaría dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así es como la Voz de Cristo, que es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, estaría dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y esa es la misma Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final de la cual nos habla el apóstol San Pablo aquí. Dice:

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos…”.

Es un misterio del Reino de Dios: “No todos dormiremos…”, o sea, “no todos moriremos”; porque para los escogidos de Dios no existe la muerte, sino solamente duermen; porque su cuerpo físico es el que muere. Pero en la resurrección recibirán un nuevo cuerpo: serán despertados del sueño, y despertarán en un nuevo cuerpo; porque los santos de Dios no mueren sino que continúan viviendo en el Paraíso, en la sexta dimensión, en el cuerpo teofánico que recibieron cuando recibieron el nuevo nacimiento.

Y ahora, vean ustedes cómo para el tiempo final nos dice:

“No todos dormiremos; pero todos seremos transformados…”.

O sea, viene una transformación para nuestros cuerpos: seremos transformados en nuestros átomos y tendremos un cuerpo incorruptible, inmortal, el cual será para toda la eternidad; ese es el cuerpo en la perfecta voluntad de Dios, que Dios predestinó desde antes de la fundación del mundo para cada uno de ustedes y para mí también.

Pero ese cuerpo lo recibimos en el Día Postrero, conforme a la promesa divina, cuando la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo, esté hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y esté dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y esa Voz de Gran Voz de Trompeta estará hablándole por medio de Su Ángel Mensajero a Su Iglesia; y así es como la revelación de Jesucristo estará manifestada en el Día Postrero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y Cristo estará revelado por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, hablándole a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta, y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.

Así como estuvo velado y revelado en cada ángel mensajero, hablándole a Sus ovejas en las diferentes edades, en el Día Postrero estaría en la Edad de la Piedra Angular hablándole a Su Iglesia, y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Hemos visto que, así como hubo también un territorio donde Cristo estuvo hablando por medio del mensajero de cada edad, también para el Día Postrero hay un territorio donde Cristo estaría hablando por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto. Y así estaríamos escuchando la Voz de Cristo como esa Gran Voz de Trompeta, que aparece en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11; y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1; y Primera de Corintios, capítulo 15 versos 51 al 55.

Ahora, vean ustedes todo lo que ocurre en el tiempo de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final; dice:

“… pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta…”.

Ahora, ¿en qué tiempo es que vendrá la transformación – la resurrección de los santos que han partido y la transformación nuestra? A la Final Trompeta, y la Trompeta es la Voz de Cristo.

Cuando Cristo esté hablando Su Mensaje Final por medio de Su mensajero final, por medio de Su Ángel Mensajero, cuando esté hablándole a Su Iglesia el Mensaje Final, el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje para la Dispensación del Reino, ocurrirá la resurrección de los muertos y la transformación de nosotros los que vivimos.

Por medio de ese Mensaje, Cristo estará revelándole a Su Iglesia en este Día Postrero el misterio de Su Venida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; Su Venida, la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en este tiempo final.

Todo ese misterio escondido en estas Escrituras proféticas correspondientes al Día Postrero y a la Venida del Hijo del Hombre, vean ustedes, todos estos misterios serán dados a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo por medio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero. Y así es como en el Día Postrero serían llamados y juntados todos los escogidos de Dios en el territorio correspondiente al cumplimiento de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, siendo abierta en este tiempo final; y ese territorio es la América Latina y el Caribe.

La América Latina y el Caribe tiene la bendición más grande que pueda tener alguna nación: tiene la bendición de tener los escogidos de Dios correspondientes a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino en su comienzo, donde están siendo llamados y juntados y colocados en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.

Por lo tanto, la América Latina y el Caribe tiene esperanzas de estar en el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, con los latinoamericanos y caribeños que viven en este Día Postrero.

Y ahora, el misterio del Ángel de Jesús, vean ustedes, es el misterio del instrumento de Jesucristo, del Ángel Mensajero de Jesucristo, del profeta mensajero de Jesucristo enviado en el Día Postrero, en donde Jesucristo estaría velado y revelado, manifestado, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, dándonoslas a conocer por medio de Su Ángel Mensajero.

Ese Ángel Mensajero es el último profeta que Dios envía a la Tierra, es el profeta de la última dispensación, de la Dispensación del Reino, que viene dando a conocer todas estas que deben suceder pronto, en la Dispensación del Reino y en la Edad de la Piedra Angular, en este Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.

Ahora, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio y, por consiguiente, en el primer siglo del séptimo milenio, ¿para qué? Para estar escuchando la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero clamando, y los Siete Truenos emitiendo sus voces.

Y por medio de esos Siete Truenos, que es la Voz de Cristo hablándonos, estar escuchando la revelación del Séptimo Sello, escuchando el misterio del Séptimo Sello siendo revelado a la Iglesia de Jesucristo, o sea, el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ahora, vean la bendición tan grande que Cristo tiene en este Día Postrero por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, para toda la América Latina y el Caribe con todos sus habitantes. Y en medio de los latinoamericanos y caribeños, también Cristo tendría los escogidos del Día Postrero, los escogidos de los cuales habla en San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31, donde nos dice:

“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”.

Los escogidos de entre los gentiles, de entre la Iglesia gentil, son los escogidos que en el Día Postrero serían llamados y colocados en el Cuerpo Místico de Cristo; y con ellos se completaría la Iglesia del Señor Jesucristo; para luego los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos ser transformados, y estar con nuestros cuerpos eternos para vivir con Cristo por toda la eternidad; para estar aquí en la Tierra, de 30 a 40 días, en esos cuerpos eternos, en donde Dios estará llevando a cabo una Obra corta, en donde el poder de Dios estará manifestado en toda Su plenitud; y luego nos iremos de aquí a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial, en donde recibiremos los galardones por todas las labores que hemos realizado en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, nosotros los que vivimos en este tiempo y los que vivieron en edades pasadas.

Ahora, vean el misterio del Ángel de Jesús en el Día Postrero: el misterio es que ese es el profeta mensajero que en el Día Postrero sería el instrumento de Jesucristo, a través del cual Jesucristo estaría manifestado en carne humana hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por eso es que el apóstol San Juan, en Apocalipsis, capítulo 19, verso 9 al 10, quiso adorar al Ángel del Señor Jesucristo, dice:

“Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

Y en Apocalipsis, capítulo 22 y verso 8 al 9, dice:

“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.

Ahora, vean cómo el Ángel de Jesucristo no aceptó la adoración de Juan, y le dijo: “Adora a Dios”.

Ahora, hemos visto cómo para el Día Postrero Jesucristo enviaría a Su Ángel Mensajero.

Y ahora, continuando en las palabras de San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, vean ustedes, él nos dijo que será a la Final Trompeta, en una abrir y cerrar de ojos. Dice:

“… en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles (o sea, en cuerpos eternos), y nosotros seremos transformados”.

O sea, tendremos un cambio; y así, de ser personas en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, seremos cambiados en nuestros cuerpos a un cuerpo inmortal e incorruptible, para vivir por toda la eternidad.

Sigue diciendo:

“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.

Ahí termina la muerte para los escogidos de Dios, ahí termina la muerte de los cuerpos físicos de los hijos e hijas de Dios, porque tendremos un cuerpo eterno y glorioso, y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, para reinar con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.

Ahora, vean ustedes cómo para el Día Postrero está prometida esta Trompeta Final, que es la misma Gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo en el Día Postrero, en el Día del Señor, hablándole a Su pueblo, a Su Iglesia, a Sus ovejas, y revelándoles el misterio más grande de todos los misterios: el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

También en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 al 17, San Pablo nos habla de este gran evento de la resurrección de los muertos, y la transformación nuestra, y nos dice:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen (o sea, de los que han muerto en cuanto a sus cuerpos físicos, dice), para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor…”.

Vean la promesa para los que han quedado hasta la Venida del Señor, y que estén viendo la Venida del Señor. Dice:

“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron (o sea, no seremos primero, no tomaremos la delantera).

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios (aquí está la Trompeta de nuevo), descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Ahora, vean la promesa divina para los escogidos de Dios, para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en el Día Postrero: es la Segunda Venida de Cristo con la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, siendo hablado ese Mensaje por Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero; porque Jesucristo estará en Su Ángel Mensajero, Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en Su Ángel Mensajero, hablándole a Su Iglesia y llamando y juntando a todas Sus ovejas, a todos Sus escogidos en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y así es como Cristo estará obrando en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero.

El misterio del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo ya lo hemos visto: este es el último profeta de Dios, es el profeta de la Dispensación del Reino, o sea que es un profeta dispensacional.

Por eso es que Cristo, cuando habló de la Venida del Hijo del Hombre, habló que sería como en los días de Noé, donde hubo un profeta dispensacional (el profeta Noé), y donde el mundo antediluviano había llegado a su final. Y habló también de los días de Lot, y dijo que así sería la Venida del Hijo del Hombre y los días en que el Hijo del Hombre se manifestaría.

Ahora, en los días de Lot hubo también un profeta dispensacional, el cual fue Abraham; y Sodoma y Gomorra, que representa el reino de los gentiles para el tiempo final, había llegado también a su final.

Y ahora, vean ustedes, así como el mundo antediluviano había llegado a su final en aquel tiempo, y el mundo de Sodoma y Gomorra había llegado también a su final, y hubo un profeta dispensacional en aquel tiempo; para el Día Postrero, cuando la humanidad, cuando el reino de los gentiles ha llegado a su final, habría un profeta dispensacional aquí en la Tierra, que es el Ángel del Señor Jesucristo, predicando un Mensaje dispensacional: el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ahora, hemos visto este MISTERIO DEL ÁNGEL DEL SEÑOR JESUCRISTO.

Le voy a pedir por aquí, al reverendo Eloy, que me pase el periódico en que fue anunciada la actividad de hoy (si lo tiene a la mano; si no, yo tengo allí en mi bulto uno). Quiero leerles algunas cosas que están allí, para que ustedes vean las cosas que están sucediendo en este Día Postrero, y para que ustedes se den cuenta cómo hemos llegado al Día Postrero, al Día del Señor, al séptimo milenio, sin la humanidad darse cuenta que ya estamos viviendo en el Día Postrero.

El calendario que se usa en la actualidad está atrasado, por causa de los cambios que ha sufrido a través de las diferentes etapas por las cuales ha pasado la raza humana.

Pero la pregunta es: Y el calendario de Dios ¿se le habrá atrasado? ¿Alguien le habrá atrasado el calendario a Dios? A Dios nadie le puede atrasar el calendario, por lo tanto, el calendario de Dios no está atrasado.

Y conforme al calendario de Dios, lo que Él tiene para hacer en el Día Postrero, en el Día del Señor, en el séptimo milenio, ya Él comenzó a hacerlo, aunque esté atrasado el calendario de la raza humana, pero el de Dios no está atrasado.

Así que es mejor que caminemos al compás del calendario de Dios, y veamos las cosas que están prometidas para el Día Postrero, porque conforme a esas cosas que están prometidas es que Dios estará obrando en este Día Postrero.

Ahora, miren las preguntas que fueron formuladas aquí en el periódico, las cuales en esta tarde han sido contestadas en todo lo que ustedes han escuchado:

• ¿Qué significa la palabra ángel en la Biblia?

Ángel es un ‘profeta mensajero enviado por Dios’. Los siete ángeles que aparecen en Apocalipsis, capítulo 1, y Apocalipsis, capítulo 2 y capítulo 3, los siete ángeles de las siete iglesias, son los siete ángeles mensajeros, los siete hombres enviados por Dios para las siete edades de la Iglesia gentil; y fueron representados en los pastores de esas siete iglesias de Asia Menor.

Y las siete iglesias de Asia Menor fueron tipo y figura de las siete etapas por las cuales pasaría la Iglesia del Señor Jesucristo en la Dispensación de la Gracia; y luego pasaría la Iglesia a la Dispensación del Reino y a la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vean ustedes, un ángel es un mensajero. Para la primera edad tuvimos un ángel mensajero, que fue San Pablo; para la segunda edad tuvimos un ángel mensajero, que fue Ireneo; para la tercera edad tuvimos un ángel mensajero, que fue Martín; para la cuarta edad tuvimos un ángel mensajero, que fue Colombo; para la quinta edad tuvimos un ángel mensajero, que fue Lutero; para la sexta edad tuvimos un ángel mensajero, que fue John Wesley; para la séptima edad tuvimos un ángel mensajero, que fue el reverendo William Marrion Branham; y para la Edad de la Piedra Angular tendríamos al Ángel del Señor Jesucristo, que es el profeta de la Dispensación del Reino.

Un ángel mensajero es un hombre enviado por Dios para una edad o para una dispensación, porque ángel es un ‘enviado’; y un profeta enviado para una edad o para una dispensación, es el ángel mensajero de esa edad o de esa dispensación.

Ahora, vean ustedes, a ese ángel mensajero, a ese profeta mensajero, viene el Mensaje de Dios para esa edad o para esa dispensación; y él lo predica, y así lo da conocer a todos los hijos e hijas de Dios. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas” (Amós, capítulo 3 y verso 7). Para cada edad, la revelación divina, el Mensaje de Dios, ha venido por medio del mensajero de cada edad.

• La segunda pregunta es: ¿Por qué Jesús envía Su Ángel, y no viene Él?

Porque siempre Él ha estado manifestándose por medio de Sus ángeles mensajeros. Él vino dos mil años atrás en carne humana y llevó a cabo Su Obra como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario; y luego enviaría ángeles mensajeros, profetas mensajeros, así como había hecho en el Antiguo Testamento; y por medio de ellos estaría hablándole a Sus ovejas, llamándolas y juntándolas en cada etapa de Su Iglesia gentil.

Y en este Día Postrero enviaría Su Ángel Mensajero, el mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, con el Mensaje del Evangelio del Reino; y con ese Mensaje son llamados y juntados todos los escogidos de Dios de este Día Postrero.

• ¿Qué diferencia hay entre Jesús y Su Ángel?

Que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino a la Tierra dos mil años atrás, y el Ángel de Jesucristo es Su profeta mensajero enviado con la revelación de Jesucristo para este Día Postrero. O sea que Jesucristo envía a Su profeta mensajero en este tiempo final. Por eso Juan el apóstol quiso adorar al Ángel, y el Ángel no se lo permitió.

• ¿Por qué Juan quiso adorar al Ángel en Apocalipsis, capítulo 19, verso 10, y Apocalipsis 22, verso 8?

Porque vio a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, y pensó que podía adorar al Ángel Mensajero de Jesucristo; y eso contaría como estar adorando a Jesucristo, como estar adorando a Dios; pero el Ángel le dijo que no era así.

Y ahora, vean ustedes, Juan el apóstol no era un hombre ignorante en cuanto al conocimiento de las cosas de Dios; él sabía que no podía adorar a ningún hombre ni a ningún ángel; pero él vio a Jesucristo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, él vio la manifestación de Jesucristo prometida para el Día Postrero como Hijo del Hombre e Hijo de David en Su Ángel Mensajero y quiso adorarlo. Lo vio, vio a Jesucristo manifestado en Su Ángel Mensajero como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, y quiso adorarlo; pero el Ángel le dijo: “Mira, no lo hagas. Adora a Dios”.

Ahora, vean ustedes otra pregunta, la quinta pregunta dice:

• ¿Qué diferencia hay entre un profeta y un ángel, según Apocalipsis, capítulo 22, verso 6?

Un ángel literal, del Cielo, es un ser de otra dimensión, de la sexta dimensión; ahora, un ángel mensajero enviado a la Iglesia de Jesucristo es un profeta mensajero con un Mensaje, el cual viene en carne humana para la edad y dispensación en que Dios lo envía; y ese es un profeta, un enviado por Dios para traer el Mensaje de Dios para ese tiempo. Y ese profeta es mencionado en la Biblia como un Ángel de Dios o de Jesucristo.

Pero también están los ángeles del Cielo, que no tienen cuerpos físicos, visibles y terrenales, como tienen estos profetas de Dios cuando son enviados a la Tierra.

• ¿Cuál es la misión del Ángel de Apocalipsis 22:6? O sea, del Ángel de Jesucristo, del cual Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Su misión es mostrarles a todos los escogidos de Dios todas estas cosas que deben suceder pronto; y eso lo hace con el Mensaje del Evangelio del Reino, revelándole el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá. Y con ese Mensaje Él llama y junta a todos los escogidos de Dios. Y eso es Cristo a través de Su Ángel Mensajero llevando a cabo esa Obra que Él prometió para este Día Postrero.

Su misión es encontrar a los escogidos de Dios del Día Postrero; y eso lo hace con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje de la Trompeta Final; y los llama y los junta en la Edad de la Piedra Angular, y les da a conocer todas estas cosas que deben suceder; y así les revela el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y así son preparados los escogidos de Dios para ser transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vean la misión de este Ángel para este Día Postrero: es la misión de llamar y juntar a los escogidos con el Mensaje del Evangelio del Reino, y prepararlos con ese Mensaje para ser transformados y raptados, para irnos a la Cena de las Bodas del Cordero.

• ¿Han habido otros ángeles mensajeros en otro tiempo, según Éxodo 23, verso 20 al 23?

En el tiempo de Moisés estuvo el Ángel de Jehová, que es el mismo Jesucristo en Su cuerpo teofánico; pero los profetas fueron mensajeros de Dios también, que son tipificados en ángeles; y los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil son los siete ángeles mensajeros, o siete hombres mensajeros de Dios, enviados a la Iglesia de Jesucristo en las diferentes edades.

Y para el Día Postrero tenemos la promesa de la Venida del Ángel de Jesucristo, o sea, del profeta de Jesucristo para el Día Postrero, para la Dispensación del Reino y séptimo milenio.

• ¿Cómo conoceremos ese Ángel?

Pues ¡fácil!, porque viene dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y es el mensajero que viene predicando el Mensaje del Evangelio del Reino; viene predicando el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. No anunciando que vendrá Jesucristo, sino anunciando que ¡ya esa promesa está cumplida!

Y así es como el Ángel de Jesucristo viene predicando el Mensaje del Evangelio del Reino, y revelándole a la Iglesia del Señor Jesucristo la Venida de Jesucristo a la Edad de la Piedra Angular en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero. Y así le muestra a la Iglesia de Jesucristo la Venida y manifestación de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y así es como la Iglesia de Jesucristo recibe la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá.

Este misterio sería abierto y cumplido en la América Latina y el Caribe, en el occidente, en donde los escogidos de Dios estarían y verían Su Venida; Su Venida por medio de Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, clamando como cuando ruge un león y los siete truenos emitiendo sus voces; y hablándonos Cristo con esa Gran Voz de Trompeta, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Así es como escucharíamos la Voz de Jesucristo en el Día del Señor, en el Día Postrero: por medio de Su Ángel Mensajero.

Siempre Él tiene que tener un instrumento, un velo de carne, para así hablarle a Su Iglesia.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL ÁNGEL DE JESÚS”.

Estas 8 preguntas que estaban aquí anotadas, han sido contestadas.

Y para tener más información acerca de este tema, y tener conferencias similares a estas, conferencias impresas en folletos y también en cassette, y también en videos, pueden comunicarse con el reverendo Eloy Liberato Ugarte, al apartado número 450, C.P. 39300, Acapulco, Guerrero, República de México; y también pueden llamar al teléfono 416126; y recibirán literatura completamente gratis, y obtendrán así más conocimiento acerca del misterio del Ángel de Jesús, y de las cosas que este Ángel estaría hablando en este Día Postrero.

Vamos a dejar al reverendo Eloy Liberato Ugarte, para continuar, y darles más información a ustedes radioescuchas; y así que ustedes puedan apuntar esta dirección y teléfonos, y puedan llamar o escribir al reverendo Eloy Liberato.

Que Dios les bendiga y les guarde, amados amigos presentes y radioyentes; y con ustedes el reverendo Eloy Liberato.

“EL MISTERIO DEL ÁNGEL DE JESÚS EN EL DÍA POSTRERO”.

[Revisión mayo 2022]

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