Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y radioyentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo.
Para lo cual quiero leer en el libro de Levítico, capítulo 25, verso 8 al 13, que dice:
“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.
Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.
Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.
El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos,
porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.
En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión”.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO”.
Para poder comprender nuestro tema y comprender este misterio del Año del Jubileo, necesitamos comprender que en este año de jubileo es restaurado, cada persona, el individuo, a su familia y a su posesión, a su herencia; y Dios al pueblo hebreo le dio esta fiesta del año de jubileo, lo cual es tipo y figura de un gran evento en el Programa Divino.
En medio del pueblo hebreo, la persona que había perdido su propiedad por causa de alguna deuda, o que le había vendido su propiedad a una persona, las propiedades en medio del pueblo hebreo no se vendían para siempre, sino que se vendían por cierta cantidad de tiempo, y en el año del jubileo quedaban libres, y regresaba esa propiedad a las manos de su dueño original; porque en medio del pueblo hebreo, la herencia que Dios le dio a cada uno en medio del pueblo hebreo era una heredad para la persona que la recibió, y luego, cuando moría esa persona, quedaba para sus hijos, y de sus hijos pasaba a los nietos y de los nietos a los bisnietos, porque era la heredad que Dios había dado a los hijos de Israel.
Y cuando se vendía alguna propiedad o la tomaban por falta de algún pago, de algún préstamo o algo, la propiedad quedaba en las manos del que la había tomado, por cierta cantidad de tiempo, hasta que llegara el año del jubileo; en el año del jubileo quedaba libre y su dueño original la reclamaba.
Y ahora, vean ustedes cómo Dios en medio del pueblo hebreo establecía Sus Leyes, y el Programa que Dios llevaría a cabo a través de los tiempos lo reflejó en las fiestas que le dio al pueblo hebreo.
Ahora, para que podamos tener un entendimiento más claro de este misterio del año del jubileo, de esta fiesta que Dios le ordenó al pueblo hebreo, tenemos que entender las siete fiestas establecidas al pueblo hebreo, de las cuales la del día de la expiación o la del año del jubileo, se cumplía en el mes séptimo y día diez del año número cincuenta.
Ahora, Dios le dio al pueblo hebreo siete fiestas importantes, que son:
• La fiesta de la Pascua, la cual representa a Cristo muriendo en la Cruz del Calvario y llevando a cabo la redención; representa la redención, la cual se llevó a cabo en el tiempo en que Cristo murió; pero esa fiesta el pueblo hebreo cada año la realizaba, y en la víspera de la Pascua sacrificaban el cordero pascual, y luego la fiesta de la Pascua la llevaban a cabo en el día correspondiente para esa fiesta.
Ahora, en el día 14 encontramos que el cordero moría; pero luego encontramos que ese cordero se lo comían asado; y la sangre del cordero, vean ustedes, en medio el pueblo hebreo, cuando salió, o iba a salir el pueblo hebreo de Egipto, la colocaron sobre el dintel de sus casas, mientras estaban comiendo dentro el cordero.
Y la muerte pasó aquella noche, a medianoche, por medio de – en medio de Egipto, y entraba a todas las casas, y en la casa siempre moría el primogénito; pero en la casa que tenían el cordero pascual, el cual se estaban comiendo, y la sangre aplicada sobre el dintel de la puerta y los postes de la puerta, o sea, en el marco de la puerta: la muerte no entraba, Dios le prohibía su entrada a esa casa; y no moría ahí el primogénito. Pero en las demás casas, que no estaba la sangre aplicada en el dintel de la puerta y el cordero siendo comido dentro, moría el primogénito de esa casa, de esa familia1.
Ahora, vean ustedes, luego el pueblo hebreo guardó esa fiesta a través de milenios2; y todavía la sigue guardando, ¿por qué? Porque fue una fiesta establecida por Dios. Pero esta fiesta fue cumplida con la muerte de Cristo, llevando a cabo Su Obra de Redención como Cordero de Dios, pues Él es el Cordero Pascual.
• Luego tenemos la segunda fiesta, que es la fiesta de los panes sin levadura, por siete días3. Esa fiesta de los panes sin levadura por siete días nos habla del tiempo de la Iglesia Señor Jesucristo pasando todo este lapso de tiempo, desde que comenzó hasta este tiempo final; y representa a Cristo. Cristo es representado en los panes sin levadura, porque Él no tuvo levadura.
• Luego la tercera fiesta es la fiesta de las primicias4, y Cristo cumplió esta fiesta cuando resucitó.
Y aquí podemos ver cómo van cumpliéndose estas fiestas de etapa en etapa; o sea que aquellas fiestas literales son tipo y figura de cosas grandes que Dios haría en Su Programa.
• Ahora, tenemos la ofrenda mecida en el día de pentecostés5; lo cual fue cumplido el Día de Pentecostés, cuando descendió el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, sobre 120 personas6.
Vean cómo Dios actualizó en una forma magnificada la fiesta del día de pentecostés, la fiesta de la ofrenda mecida en el Día de Pentecostés.
Luego tenemos que durante todo este tiempo que ha estado transcurriendo hemos estado en la Fiesta de Pentecostés, la fiesta en donde la persona, cuando cree en Cristo como su Salvador y lava sus pecados en la Sangre del Cordero, recibe el Espíritu Santo, y entra así a lo que fue derramado el Día de Pentecostés: el Espíritu de Cristo; y se cumple en la persona como individuo esta Fiesta de Pentecostés.
Luego, vean ustedes, esa es la forma en que entran al Reino los hijos e hijas de Dios; porque nacen de nuevo, y por siguiente han nacido dentro del Reino de Dios o Reino de los Cielos, dentro del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
• Luego, la quinta fiesta es la fiesta de las trompetas, que nos habla del recogimiento del pueblo hebreo.
Y vean ustedes, para el Día Postrero es sonada la Séptima Trompeta, pues ya el pueblo hebreo está recogido allí en la tierra de Israel. Y para el tiempo final, la Séptima Trompeta (de esas siete Trompetas) suena, y son llamados y juntados 144.000 hebreos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y ahí es donde el pueblo hebreo como nación entra al Programa de Dios, y comienza a cumplirse la segunda parte de la semana setenta, que son tres años y medio que le falta al pueblo hebreo, en donde Dios le confirmará Su Pacto, y en donde el Pacto de Dios será recibido por el pueblo hebreo.
También esta fiesta se ha cumplido en la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde, de edad en edad, hemos visto las siete Trompetas sonando por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de cada uno de estos siete ángeles mensajeros, en cada una de las edades de la Iglesia gentil, para el recogimiento ¿de quiénes? De los escogidos de Dios de las siete edades o etapas de la Iglesia gentil, las cuales corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Jesucristo; representados estos escogidos en el lugar santo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón.
Porque aquellos templos son tipo y figura, tanto del Templo que está en el Cielo como también de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual de Jesucristo. Y es tipo y figura también de cada individuo; porque el templo tiene —el que construyó Moisés y el que construyó Salomón— tiene atrio, lugar santo y lugar santísimo; y cada individuo tiene atrio: que es el cuerpo físico, tiene lugar santo: que es el espíritu, y tiene lugar santísimo: que es el alma.
Vean, en la misma forma en que Dios ordenó la construcción del tabernáculo a Moisés y a Salomón, es la misma forma en que está el Templo de Dios en el Cielo, y es la misma forma en que está la Iglesia del Señor Jesucristo siendo construida, y es la misma forma en que Dios creó al ser humano.
Ahora, veamos cómo durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil han sonado siete Trompetas: las siete Trompetas de los siete ángeles mensajeros de cada edad, llamando y juntando a los escogidos de Dios.
Y también podemos ver que para el pueblo hebreo suenan siete Trompetas: la Fiesta de las Trompetas es sonada.
Y ahora estamos viviendo en el tiempo en que la Séptima Trompeta suena para el pueblo hebreo, y llama y junta a los escogidos del pueblo hebreo: 144.000 hebreos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida de Cordero, desde antes de la fundación del mundo. Esos son los siervos de Dios, que le servirán a la Iglesia del Señor Jesucristo durante el Reino Milenial, y trabajarán en el Reino de Dios.
Ellos morirán durante la gran tribulación perseguidos por la bestia, el anticristo, en donde estará encarnado el diablo, el cual enviará ejércitos de diferentes naciones de su reino contra el pueblo hebreo; y perseguirá y matará a los 144.000 hebreos creyentes en Cristo, que recibirán a Cristo en el tiempo final. Lo recibirán en Su Segunda Venida; y luego comprenderán la Primera Venida y la Obra que Cristo llevó a cabo dos mil años atrás.
Y llorarán; porque así está prometido, que ellos llorarán, porque Dios les dará espíritu de gracia y de oración. Como nos dice el profeta Zacarías en el capítulo 12. Vean ustedes lo que nos dice aquí, hablándonos acerca del pueblo hebreo, dice [verso 10]:
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.
Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;
todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí”.
Y dice en el capítulo 14, vamos a ver… Capítulo 13, verso 1, dice:
“En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia”.
Aquí este manantial es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, que se abre para el pueblo hebreo en el Día Postrero; el cual no ha estado abierto para el pueblo hebreo, porque no lo han visto y no han tomado de ese Manantial para la purificación del pecado. Porque no hay otra forma de purificar el pecado, sino por medio de la Sangre de Jesucristo. “La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”7.
Ahora, este evento grande para el Día Postrero, cuando la Séptima Trompeta suene para los hebreos: se abre la oportunidad para el pueblo hebreo, Cristo se torna al pueblo hebreo; y se cumple también, no solamente la Fiesta de las Trompetas para el pueblo hebreo —como se ha cumplido también espiritualmente para la Iglesia del Señor Jesucristo durante las siete etapas de la Iglesia gentil, por medio de la manifestación de Cristo a través de cada ángel mensajero—, sino que también se cumple para el pueblo hebreo el Día de la Expiación.
El día de la expiación, vean ustedes, es lo que está mostrado aquí en Levítico, capítulo 23 y versos 26 en adelante, donde dice:
“También habló Jehová a Moisés, diciendo:
A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”.
Ahora, vean ustedes que en esta fiesta de la expiación toda persona tenía que afligirse y estar arrepentido por sus pecados, y llorar sus pecados ante Dios para Dios tener misericordia de la persona; y el que no se afligiere, pues sería cortado del pueblo; porque el que no se afligiere, pues no estaba afligido por haber pecado delante de Dios durante ese año.
Y ahora, miren cómo se actualiza. Esta fiesta se actualiza, para la Iglesia del Señor Jesucristo, durante todo este tiempo que hemos estado teniendo desde la muerte de Cristo hacia acá; donde los seres humanos escuchan la predicación del Evangelio, y —al escucharla— son convencidos y compungidos, por el Espíritu de Cristo, de pecado; y se arrepienten. Y al arrepentirse de sus pecados: se afligen en su alma por sus pecados.
O sea que la cosa de creer en Cristo como nuestro Salvador no es simplemente decir: “Yo creo que Jesucristo es mi Salvador”, y ya está; sino dentro de su alma. Así como para el pueblo hebreo tenían que afligirse, y el que no se afligiere, dice:
“Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”.
O sea, tiene que venir a Cristo arrepentido por sus pecados, reconociéndolo como su Salvador, y recibiéndolo como su Salvador, y lavando sus pecados en la Sangre de Jesucristo, para luego recibir el Espíritu de Cristo y recibir así el nuevo nacimiento.
Y ahora, este gran evento para el pueblo hebreo se materializará también.
Y miren aquí: está prometido en Zacarías que será materializado; en este pasaje que leímos del capítulo 13, verso 1, y del capítulo 12, versos 10 en adelante, de Zacarías.
Y ahora, miren en el Apocalipsis cómo es que se cumplirá este gran evento. Dice, Apocalipsis, capítulo 1, verso 7 en adelante, dice:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.
Aquí tenemos al pueblo hebreo arrepintiéndose de sus pecados y haciendo lamentación por Él; o sea, es lamento de arrepentimiento por haber crucificado a Cristo por mano del imperio romano; ellos llorarán afligidos.
Así como los hermanos de José, los hijos de Jacob: cuando vieron que Zafnat-Panea, aquel príncipe que estaba sentado como el administrador del imperio del Faraón, era José, su hermano, lloraron amargamente; pero José los consoló8. Y aquí llorarán amargamente los hebreos, al ver a Cristo en Su Segunda Venida, y saber que es el mismo que había estado en Su Primera Venida manifestado en carne humana, en el velo de carne llamado Jesús.
Y ahora, vean ustedes cómo este gran evento está señalado para ser cumplido en el Día Postrero en medio del pueblo hebreo, y venir ese lamento, esa aflicción, en el alma de estos 144.000 hebreos, que lo recibirán en Su Segunda Venida y reconocerán también Su Primera Venida.
Ahora, vean este día de la expiación todo lo que conlleva en el cumplimiento en forma actualizada y en forma magnificada, tanto en medio de la Iglesia gentil como en medio del pueblo hebreo.
• También tenemos el día o fiesta de los tabernáculos9. Eso nos habla para los gentiles y para los hebreos. Para los hebreos y gentiles nos habla del séptimo milenio, y del glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, donde Cristo estará sentado sobre el Trono de David reinando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y también nos habla de la séptima edad o etapa de la Iglesia gentil.
Porque cada una de estas fiestas, vean ustedes, nos habla de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y también nos habla de todo este periodo de tiempo que la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado en este planeta Tierra, viviendo en estos tabernáculos mortales, corruptibles y temporales. Porque un tabernáculo es una casa de morada, y nuestros cuerpos son nuestro tabernáculo terrenal, nuestro templo terrenal; y la Iglesia del Señor Jesucristo es el Templo del Señor Jesucristo.
Así que podemos ver este misterio, y podemos ver lo que significa esta fiesta de los tabernáculos. Durante el glorioso Reino Milenial de Cristo estaremos en la actualización y magnificación de la Fiesta de los Tabernáculos, tanto para la Iglesia del Señor Jesucristo como para el pueblo hebreo.
• Y ahora, hablando del año del jubileo, este año del jubileo se efectuaba cada cincuenta años; cada cincuenta años llegaba el año número cincuenta, y ese era el año del jubileo. Cincuenta significa jubileo; y jubileo, año de jubileo, significa año cincuenta. Y así como el día de pentecostés era el día cincuenta, ahora se trata del año de pentecostés.
En el Día de Pentecostés los hijos de Dios obtuvieron el nuevo nacimiento allí, y eso ha estado manifestándose durante todos estos siglos que han estado transcurriendo, hasta el tiempo presente.
Pero para el Día Postrero, los hijos e hijas de Dios que han recibido las primicias del Espíritu: recibirán la plenitud del Espíritu de Dios, serán transformados…; los que estamos vivos seremos transformados, y los que han partido y están en el Paraíso descansando serán resucitados en cuerpos eternos. Y esto será (para los escogidos) el Año del Jubileo cumplido en toda su plenitud.
Y el año del jubileo, vean ustedes, cumplido en toda su plenitud, era el día diez del mes séptimo. O sea, porque en el día diez del mes séptimo era que se llevaba a cabo ese gran jubileo, y era que se llevaba a cabo la liberación de toda la herencia de los hijos del pueblo hebreo; era el día en donde se proclamaba libertad a los cautivos, que habían sido tomados por alguna deuda o por alguna causa, o habían sido vendidos por sus padres o por alguien, o habían sido tomados presos, quizás, en medio del pueblo hebreo, quedaban libres el año del jubileo. Y las propiedades quedaban libres, las que habían sido vendidas o habían sido tomadas por causa de una deuda.
Pero antes de llegar al día en que se tocaba la trompeta del año del jubileo, transcurrían seis meses con diez días, o nueve días, hasta llegar al día décimo del mes séptimo del año del jubileo.
Ahora, esta expiación se llevaba a cabo cada año. Pero cuando se llevaba a cabo el año del jubileo, en ese año de jubileo y en ese día décimo de la expiación: se tocaba la trompeta del jubileo, cosa que no se hacía en los años anteriores; porque esto representa dos cosas muy importantes para ser cumplidas en el Programa Divino.
Una, representa, el Año de Jubileo representa la Edad de la Piedra Angular, o sea, la etapa final del Programa Divino con Su Iglesia, para la liberación de cada hijo e hija de Dios.
Si ha muerto: será resucitado en un cuerpo eterno y entrará a posesión legítima de la herencia divina; porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro, nos dice San Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 8, verso 10 al 35.
Y nos habla de ese tiempo de la manifestación de los hijos de Dios, por la cual están clamando no solamente la naturaleza, sino todos los hijos e hijas de Dios: por la adopción, o sea, la transformación de nuestros cuerpos, la redención de nuestro cuerpo.
O sea, ser redimido nuestro cuerpo es: nosotros obtener un cuerpo eterno; porque el ser humano fue diseñado por Dios para tener un cuerpo eterno, pero por causa de la caída en el Huerto del Edén perdió ese privilegio, perdió ese derecho a tener un cuerpo eterno; y de la caída del ser humano en adelante, allá en el Huerto del Edén, el ser humano ha estado viniendo a este planeta Tierra y ha estado obteniendo, por medio la unión de papá y mamá, ha estado obteniendo un cuerpo mortal y corruptible, el cual está sentenciado a la muerte cuando nace en este planeta Tierra.
Por eso nace, crece…, de un bebé, vean ustedes, se convierte en un niño ya que camina, luego se convierte en un adolescente, luego en un jovencito, luego en una persona adulta; luego, de ahí pasa a decaer y decaer, hasta que se convierte en una persona muy madura, hasta que se convierte en un viejito (si es que no se muere antes por alguna enfermedad o por algún accidente); pero si logra vivir y morir de vejez, llegará a los 70 o 100 años, y algunos hasta un poquito más; pero a la larga, no importa lo mucho que viva, a la larga siempre morirá.
Miren ustedes a Matusalén. Matusalén fue el hombre que más vivió: después de la caída vivió 969 años10, pero a la larga, a lo último, siempre se murió, y se corrompió el cuerpo que él tenía. Así es para todo ser humano que nace por medio de papá y mamá, su cuerpo físico.
Por eso se requiere el nuevo nacimiento, del cual Cristo habló a Nicodemo, para, naciendo de nuevo y obteniendo así un cuerpo teofánico de la sexta dimensión (y entrando así al Cuerpo Místico de Cristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo, a formar parte de ese Cuerpo Místico), para el Día Postrero tenga el derecho a obtener un cuerpo eterno: Si está vivo: ser transformado, y así tener un cuerpo eterno; porque seremos transformados y cambiados en nuestros átomos. Y si ha muerto su cuerpo físico, pero ha sido un creyente en Cristo, que ha lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo y ha recibido Su Espíritu Santo: pues tiene el derecho en el Día Postrero a resucitar, a levantarse nuevamente con un cuerpo, pero eterno, y vivir por toda la eternidad.
Y estando en ese cuerpo eterno, los muertos en Cristo cuando resuciten y nosotros cuando seamos transformados, estaremos aquí de 30 a 40 días, como Cristo estuvo unos 40 días aquí en la Tierra después que resucitó11, y después ascendió al Cielo12; nosotros estaremos de 30 a 40 días en ese cuerpo nuevo, y después ascenderemos al Cielo, e iremos a la Cena de las Bodas del Cordero, en y a la Casa de nuestro Padre celestial. Ese es el Programa Divino para este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.
Ahora, vean ustedes, este Año del Jubileo es muy importante, porque este Año de Jubileo Cristo lo actualiza en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y eso hace que venga la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Y antes de eso hace que ocurra el llamado y recogimiento de los escogidos del Día Postrero, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, llamado y juntando a los escogidos de Dios.
Esa Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, es la Trompeta del Año del Jubileo, que proclama libertad en toda la Tierra, a todos los hijos e hijas de Dios; que proclama que hemos llegado al tiempo en que los muertos en Cristo van a ser resucitados y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados, y vamos a regresar a nuestra Familia, la Familia celestial, y a nuestra Casa y a nuestra herencia; nuestra herencia, la cual Adán y Eva la echaron a perder allá en la caída, pero que será restaurada a nosotros en este tiempo final por nuestro amado Señor Jesucristo; porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro. Por eso es tan importante conocer EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO.
Ahora vean cómo lo actualiza en nuestro tiempo, en Su Iglesia, nuestro amado Señor Jesucristo.
En este Día Postrero estamos escuchando el llamado y Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que proclama libertad en toda la Tierra, que proclama la libertad gloriosa de los hijos de Dios que va a ser manifestada en este tiempo final, en donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Ahora, no es un asunto de obligar a la gente a creer, sino que esto es un asunto que Dios programó desde antes de la fundación del mundo, y escribió en el Libro de la Vida del Cordero todos los que Él iba a llamar en el Día Postrero.
Dice: “Y enviará Sus Ángeles y juntarán a Sus escogidos”13. O sea que no es un asunto en donde el que quiera obtendrá esta bendición, sino para aquel que es reconocido por Dios como un escogido de Dios, el cual tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Y esos serán los que serán llamados y juntados en este Día Postrero, esos son los primogénitos de Dios escritos en el Cielo desde antes de la fundación del mundo, esos son los hijos e hijas de Dios que estarán viviendo en el Día Postrero en cuerpos mortales, y que recibirán esa transformación y obtendrán su cuerpo eterno; porque hemos llegado al tiempo del Año del Jubileo actualizado, en esta gran fiesta que Dios le dio al pueblo hebreo, que reflejaba, simbolizaba, lo que Dios estaría haciendo en este tiempo final en medio de Su Iglesia gentil.
Luego, este Año de Jubileo representa también la eternidad, lo cual vendrá después del Reino Milenial; vean, viene después del séptimo milenio. Y por eso todo eso es reflejado en la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero, que es el tiempo donde entramos a la Edad de la Piedra Angular luego de terminada la séptima edad de la Iglesia gentil; y la séptima edad de la Iglesia gentil está representada en la fiesta séptima: la fiesta de los tabernáculos, espiritualmente hablando.
Por eso después de la Fiesta de los Tabernáculos, cumplida espiritualmente en la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿viene qué? Viene el Año del Jubileo, esa fiesta espiritual para la Iglesia de Jesucristo, lo cual representa la eternidad.
Por eso es que la Iglesia de Jesucristo entra a eternidad en este ciclo divino del Año del Jubileo actualizado: los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que vivimos seremos transformados; y todos estaremos en cuerpos eternos, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Todo esto es lo que representa este misterio del Año del Jubileo para cada uno de ustedes, para mí, para el pueblo hebreo y para la raza humana.
Hemos visto en esta noche, con claridad, este misterio del Año del Jubileo. Y la Trompeta del Año del Jubileo sonando, pues emite un mensaje; y se requiere que toda persona escuche esa Trompeta, ese Mensaje, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, de la cual Cristo habló cuando dijo: “Y enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos”. San Mateo, capítulo 24 y verso 30 al 31.
También encontramos que en la parábola del trigo y de la cizaña, Cristo dijo que para la cosecha, la siega, Él enviaría ¿a quiénes? A Sus Ángeles, para llevar a cabo esa Cosecha. San Mateo, capítulo 13, verso 30 al 43.
Y también encontramos que en Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 al 20, nos habla de la cosecha o siega, y aparece Uno como un Hijo del Hombre viniendo en una nube, con una hoz aguda, y le es dicho: “Mete tu hoz; porque ha llegado la hora de segar”, o sea, la hora de la cosecha; y Él metió Su hoz aguda y cosechó.
Ahora, todo esto nos habla de Cristo siendo manifestado en el Día Postrero recogiendo, o sea, llevando a cabo la Cosecha, recogiendo Sus hijos, que son el trigo de Dios.
Ese es el misterio de este Día Postrero, para ser manifestado conforme al Programa Divino, donde los escogidos de Dios, el trigo de Dios, sería llamado y juntado conforme al Programa de Dios prometido, anunciado en las profecías del Antiguo Testamento y también del Nuevo Testamento.
Ahora podemos ver dónde nos encontramos en este Día Postrero: nos encontramos, espiritualmente hablando, en el Año del Jubileo, porque nos encontramos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
En este diagrama tenemos la Iglesia del Señor Jesucristo, representada en un monte o en una pirámide que va creciendo de edad en edad, hasta que llega a su cúspide, que es la Edad de la Piedra Angular, la edad correspondiente a este tiempo final.
Ahora, en las etapas pasadas, en estas siete etapas pasadas, encontramos que Cristo estuvo manifestado por medio de cada ángel mensajero. San Pablo fue el primer ángel mensajero de la primera edad de la Iglesia gentil, y esa primera edad de la Iglesia gentil se cumplió en Asia Menor.
Luego vino el segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto ángel mensajero para esas cinco etapas de la Iglesia gentil, y se cumplieron esas cinco etapas en Europa, en diferentes lugares del continente europeo.
Luego llegó el momento para la séptima edad de la Iglesia gentil y envió a Su séptimo ángel mensajero: el reverendo William Marrion Branham, y esa séptima edad se cumplió en Norteamérica.
Y luego nos queda solamente la Edad de la Piedra Angular, para la cual Cristo envía a Su Ángel Mensajero para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero; y con ese Mensaje revelar el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo en el Día Postrero a la Edad de la Piedra Angular, y manifestándose por medio de carne humana en la Edad de la Piedra Angular en Su Ángel Mensajero, y por medio de Su Ángel Mensajero llamar con la Gran Voz de Trompeta a Sus escogidos.
Y ahora, ¿a qué territorio corresponde la Edad de la Piedra Angular? Corresponde al territorio de la América Latina y el Caribe.
Jesucristo en Espíritu Santo ha viajado, ha volado de Norteamérica a la América Latina y el Caribe para hacer Su llamado final, el llamado de la Edad de la Piedra Angular, con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, con el Mensaje de la Trompeta del Año del Jubileo actualizado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, para este gran jubileo de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, en donde estaremos regocijados recibiendo un nuevo cuerpo y recibiendo nuestra herencia.
Y el cuerpo nuevo es parte de nuestra herencia. Y Dios morará en cada uno de ustedes y en mí también; y en los muertos en Cristo que resucitarán morará en toda Su plenitud. Y esto es para aquellos que han recibido las primicias, pues para el Día Postrero recibirán también la plenitud del Espíritu de Cristo, pues esas personas forman parte del Cuerpo Místico de Jesucristo.
El apóstol San Pablo, este gran apóstol y profeta de Jesucristo, nos dice en su carta a los Efesios, capítulo 2 y verso 19, dice:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Para Dios morar en Espíritu en toda Su plenitud, vean ustedes, estamos siendo edificados como parte, cada uno, del Cuerpo Místico de Cristo, de esta Casa de Dios, de este Templo de Dios.
Este Templo de Dios lo está construyendo ¿quién? Nuestro amado Señor Jesucristo, de etapa en etapa, de edad en edad; y hemos visto cómo obró en medio del pueblo hebreo, y luego obró allá en Asia Menor por medio de San Pablo, y luego obró por medio cada ángel mensajero, llamando y juntando a Sus escogidos de cada edad.
Y ahora, hemos visto que hubo estos territorios donde se cumplieron estas edades: Asia Menor, Europa y Norteamérica. Y luego pasamos a la Edad de la Piedra Angular, donde se cumple el Programa Divino de la Edad de la Piedra Angular, el Programa Divino del misterio del Año del Jubileo actualizado, el Año del Jubileo siendo cumplido espiritualmente en medio de Su Iglesia gentil.
¿En qué territorio? Pues en la América Latina y el Caribe. Es donde la Edad de la Piedra Angular se lleva a cabo, y en donde la Trompeta del Año del Jubileo suena, y llama y junta a los escogidos, y proclama libertad a todos los escogidos, proclama libertad a toda la Tierra; proclamando que hemos llegado al tiempo de la liberación, hemos llegado al tiempo en donde seremos restaurados a nuestra Familia celestial, y serán restauradas a nosotros todas las propiedades, toda la herencia de Dios que perdió Adán y Eva allá en la caída.
Por lo tanto, seremos restaurados a un cuerpo eterno; y un cuerpo eterno: un cuerpo con vida eterna. Y seremos restaurados a ser un Templo de Dios lleno con la plenitud del Espíritu de Dios como individuos.
Así que vean ustedes el Programa Divino correspondiente al Año del Jubileo actualizado en forma espiritual, en medio de Su Iglesia gentil; lo cual, después del Reino Milenial será actualizado, porque representa la eternidad.
Y ahora, vean ustedes, la Edad de la Piedra Angular representa la eternidad. El ocho representa infinito [∞] y eternidad, y esta es la edad número ocho; por lo tanto, es en la edad número ocho, la Edad de la Piedra Angular, que se entra a la Dispensación del Reino, y se entra también, cada hijo e hija de Dios, entra a eternidad cuando reciba la transformación de su cuerpo, si está vivo, y si ha muerto su cuerpo físico, recibirá la resurrección en un cuerpo eterno.
Hemos visto el misterio escondido en el Año del Jubileo.
Este misterio escondido para todos los seres humanos, ahora es abierto a todos los hijos e hijas de Dios, para que estemos esperando los beneficios que en tipo y figura el pueblo hebreo obtenía en el año del jubileo, donde se tocaba la trompeta del año del jubileo y se proclamaba el mensaje de liberación o de libertad por toda la Tierra, y en donde cada uno regresaba a su familia y a su herencia, y no tenía que pagar ni un solo centavo. Usted no tendrá que pagar ni un solo centavo para obtener el cuerpo eterno, ya Cristo pagó el precio de la redención14.
Y ahora, hemos llegado al tiempo del Año del Jubileo actualizado en medio de Su Iglesia en forma espiritual, para estar escuchando el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, el Mensaje de la Trompeta del Año del Jubileo, y estar escuchando el Mensaje que proclama libertad en toda la Tierra, que proclama la libertad gloriosa de los hijos e hijas de Dios, que hemos de obtener en este Día Postrero obteniendo la transformación de nuestros cuerpos y la resurrección de los muertos en Cristo, para estar en la Tierra de 30 a 40 días con ese cuerpo nuevo, a imagen y semejanza de Jesucristo; y luego ir, de aquí de la Tierra, a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, con nuestro amado Señor Jesucristo.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO”.
¿Dónde estarían y dónde están los que estarían escuchando la Trompeta del Año del Jubileo en este Día Postrero? Aquí estamos en el territorio señalado por Dios: la América Latina y el Caribe.
Aquí en Santa Ana de la República de El Salvador hay un grupo de escogidos de Dios que estarían escuchando la Trompeta del Año del Jubileo, y estarían escuchando el Mensaje que proclama libertad en toda la Tierra, para pronto ser transformados y raptados.
Y en toda la América Latina y el Caribe, en las diferentes naciones latinoamericanas y caribeñas, hay cientos o miles de hijos e hijas de Dios que están escuchando la Trompeta del Año del Jubileo, y están esperando la transformación de nuestros cuerpos, para regresar a nuestra herencia, que es eterna, y obtener así un cuerpo eterno, y ser restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída.
Y aquí está un grupo de los escogidos de Dios, y también a través de la radio hay un grupo de escogidos de Dios.
Y usted, amigo que me escucha en esta noche, si Dios ha llevado estas palabras directamente a su alma, y Dios le ha permitido comprender, usted entonces tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida; por lo tanto: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón”15, Dios quiere darte vida eterna; aprovecha la oportunidad que Dios te está dando, porque tú eres un hijo de Dios.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes, amigos y hermanos presentes, y radioyentes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO”.
Para todos los que desean literatura, en donde pueden leer conferencias similares a esta, pueden escribir o llamar a las direcciones y teléfonos que el reverendo Miguel Bermúdez Marín les estará dando dentro de muy pocos minutos.
Tengan lápiz y papel para copiar esos teléfonos y direcciones, para que puedan obtener completamente gratis folletos, conferencias impresas en folletos, para alimentar sus almas y obtener el conocimiento de todo el Programa correspondiente a este Día Postrero; y así recibir las bendiciones de Dios, y ser restaurados a la vida eterna, a todo lo que perdió Adán y Eva allá en la caída.
Así que escriban o llamen pidiendo literatura completamente gratis. También pueden pedir que les lleven algún video con alguna conferencia similar a esta, o alguna cinta magnetofónica, para así escuchar las conferencias similares a esta, para obtener mayor conocimiento de todo ese Programa Divino correspondiente a este tiempo final; porque todos queremos las bendiciones de Dios, y todos queremos vivir eternamente con un cuerpo eterno. Yo quiero vivir eternamente, y cada uno de ustedes, amigos presentes, y también amigos radioyentes.
Que Dios los bendiga, que Dios los guarde, y los ayude en todo, y les abra el entendimiento para poder comprender EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO y demás misterios del Reino de los Cielos; para que así obtengan las bendiciones de Jesucristo nuestro amado Salvador.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos obtengan el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para Sus escogidos, y yo también. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo.
Paso inmediatamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para que les dé las direcciones y teléfonos correspondientes, a los cuales ustedes podrán solicitar literatura completamente gratis.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
“EL MISTERIO DEL AÑO DEL JUBILEO”.
[Revisión julio 2022]
1 Éxodo 12:3-13
2 Éxodo 12:14, 12:24-27
3 Éxodo 12:15-20, Levítico 23:6
4 Levítico 23:9-14
5 Levítico 23:15-16
6 Hechos 2:1-4
7 1 de Juan 1:7
8 Génesis 45:1-15
9 Levítico 23:34
10 Génesis 5:27
11 Hechos 1:3
12 San Marcos 16:19, San Lucas 24:51, Hechos 1:9-11
13 San Mateo 24:31
14 Romanos 3:24, Efesios 1:5-7, Colosenses 1:13-14
15 Hebreos 3:7