El misterio del cumplimiento del orden de la resurrección esperado por los que serán transformados

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio estar nuevamente con ustedes en esta segunda actividad, para ver nuestro tema de esta ocasión:

“EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN ESPERADO POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS”.

O sea que estaremos viendo el orden de la resurrección y de la transformación, para luego ser raptados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. Ese es el orden de la Venida del Reino de Dios.

Quiero leer en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 45 en adelante (45 al 54 por ahí); dice:

“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante (el postrer Adán pues es nuestro amado Señor Jesucristo).

Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir en cuanto a nuestros cuerpos); pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.

“EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN ESPERADO POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS”.

O sea que los que serán transformados en el Día Postrero estarían esperando el cumplimiento de ese orden divino, del orden de la resurrección, para ser transformados en este Día Postrero luego que los muertos en Cristo hayan resucitado.

Este misterio de este orden divino está mostrado también por el Señor Jesucristo en San Mateo, capítulo 17, allí en el Monte de la Transfiguración. En el capítulo 16 encontramos que Cristo había hablado acerca de la Venida del Hijo del Hombre. Y dice, capítulo 16, verso 27 al 28:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Aquí está la promesa de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, viniendo el Hijo del Hombre en la gloria de Su Padre, para pagar a cada uno conforme a sus obras. Y dice a Sus discípulos allí: “Hay alguno de los que están aquí, que no van a gustar la muerte (o sea, que no van a morir, no van a probar muerte), hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino”.

Y muchas personas quizás pensaron que, de los que estaban allí presentes, iban algunos a vivir hasta la Segunda Venida de Cristo. Eso fue lo que pensaron acerca de Juan el apóstol cuando también en otra ocasión, Cristo, hablando a Pedro… cuando Pedro le pregunta… cuando Jesús le dice a Pedro:

—“Ven y sígueme. Sígueme tú…”.

Jesús… Vean ustedes, eso fue cuando ya Jesús había resucitado.

Y viene Pedro; y ve a Juan el apóstol, y le dice a Jesús: “¿Y este qué?”.

Jesús le dice: “¿Y qué si yo quiero que él quede hasta que yo venga?”.

Ahora, miren cómo surge todo esto, quizás, para tipificar este misterio que está Cristo revelando en forma parabólica allí; en tipo y figura.

Quizás fue Jesús… tenía que ir a cierto lugar (digamos) en ese momento, de aquí a cierto lugar; aunque también está hablando de Su ida. Pero veamos, tiene que tipificarlo. Y pensemos que Jesús va a ir de un lugar a otro, y le dice a Pedro: “Ven, sígueme tú”. Y entonces Juan se queda quietecito allá, y Jesús… – y Pedro le dice: “¿Y este qué?”.

Pues quizás en ese momento Juan…; de momento Jesús no le había dicho a Juan nada, de qué hacer; pero a Pedro sí le dice: “Ven y sígueme tú”.

Vamos a ver si podemos conseguir ese pasaje para sacarle el máximo de provecho, y así ver, en el tipo y figura aquí, que… Vamos a ver aquí: Está en San Juan, capítulo 21, verso 20 en adelante.

Así que Juan, pues, aunque vio que a quien llamó Jesús fue a Pedro, para que lo siguiera, Juan siguió detrás de ellos, siguió con ellos; y ahí…

Es como cuando hay unas cuantas personas, y usted llama a una y le dice: “Ven conmigo, sigue conmigo”; y viene otro y va caminando (al cual usted no llamó), y va caminando ahí con ustedes; y viene el otro y dice: “¿Y este qué?, ¿qué hace aquí detrás de nosotros? Tú no lo llamaste a él. ¿Qué de este que viene ahí con nosotros?”.

Ahora, vamos a ver aquí lo que sucedió.

Recuerden que todas estas cosas suceden en la forma del común del pueblo; o sea, en el ambiente del común del pueblo. Y… Vamos a ver todo el pasaje aquí, vamos a ver dónde comenzamos.

Esto es luego que Jesús le hace las preguntas a Pedro. Vamos a comenzar aquí en el verso… Esta fue la tercera ocasión en que Jesús se manifestó a ellos; y Él se manifestó por 8 ocasiones.

Ahora, capítulo 21, verso 15 en adelante, dice:

“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta (mis ovejas).

Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas”.

Ahora, aquí, vean ustedes, Jesús le está preguntando a Pedro… Recuerden que este pasaje, lo que aquí Jesús le está preguntando, se lo está preguntando en las palabras o en el idioma que ellos hablaban allá. Y aquí le está preguntando Jesús: “Pedro (Simón Pedro), ¿me amas?”. O: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?”. O sea, pero está usando la palabra: “¿me agapas?”, y eso es ‘amor divino’.

Y Pedro le contesta: “Sí, Señor; yo te fileo”; y fileo es ‘amor humano’.

Y luego en la tercera ocasión:

“Le dijo (Jesús) la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú sabes todas las cosas1; tú sabes que te amo”.

Pero ahí le contesta no con la palabra: “Señor, tú sabes que te fileo”, sino con la palabra ágape: “Señor, tú sabes que te agapo”, o sea, “que te amo con amor divino”. Y ahí ya Jesús no le pregunta más, sino que le dice:

“… y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”.

Un pastor, para apacentar las ovejas, no puede filear a Cristo, no puede amar a Cristo con amor humano; sino que tiene que agapar a Cristo, o sea, amar a Cristo con amor divino, para ser un buen pastor de las ovejas del Señor.

Y por eso hasta que Pedro le contesta: “Señor, yo te amo” (o sea, “yo te agapo”, o sea, “te amo” pero con amor divino), Jesús le seguiría preguntando. Pero ya cuando le dice que “lo ama”, o sea, que “lo agapa”, eso es con amor divino, ya Jesús no le pregunta más, sino que le dice: “Apacienta mis ovejas”.

Luego, sigue todo este cuadro y dice [verso 18]:

“De cierto, de cierto te digo (a Pedro le dice): Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios…”.

Miren cómo Jesús está profetizando de la muerte de Pedro, en estas palabras tan sencillas. Cuando le dice:

“… extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

Volviéndose Pedro (o sea, mirando para atrás), vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús (no solamente Juan amaba a Jesús, sino que Jesús lo amaba también a él. Era el más joven, era el Benjamín de los apóstoles. Dice), el mismo que en la cena se había recostado al lado de él (al lado de Jesús), y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?

Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?

Jesús le dijo: Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.

Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?”.

Ahora miren cómo también, ciertas cosas que son dichas a alguna persona, las pueden malinterpretar algunas personas.

Pensaron que Juan el apóstol no iba a morir; pero miren, este fue uno de los apóstoles que estuvo en el Monte de la Transfiguración viendo la Segunda Venida de Cristo, con Moisés y Elías viniendo allí al Monte de la Transfiguración. Fue vista en visión la Venida de Cristo con Sus Ángeles, que allí son: Moisés y Elías; fue vista la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino; fue vista la Venida del Reino de Dios viniendo en poder.

Pero todo eso fue una visión. Lo cual, para el Día Postrero será cumplida esa visión. Y ese es el orden para la Venida del Reino y para el establecimiento del Reino, y ya aquí está mostrado en estos tipos y figuras.

Y conforme a este orden establecido aquí —en el Monte de la Transfiguración— es que tiene que Dios realizar todo Su Programa para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos.

¿Y qué significa entonces todo esto? Que para el Día Postrero, o séptimo milenio, es que este orden divino establecido por Cristo en el Monte de la Transfiguración, y el cual está ordenado por Dios desde antes de la fundación del mundo, tiene que estar en pleno cumplimiento, para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos.

Y miren ustedes cómo Cristo estableció que sería para el Día Postrero (o sea, para el séptimo milenio), que la resurrección de los muertos en Cristo se llevaría a cabo. En San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, dice:

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.

Vean ustedes, en estos dos versos tenemos la promesa de Cristo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. Esto es para los creyentes en Cristo, que han recibido a Cristo como su Salvador, y han lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y han recibido Su Espíritu Santo; y por consiguiente, han nacido de nuevo y han nacido en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Cuando también Jesús fue a resucitar a Lázaro, dice que Marta lo recibió cuando llegó Jesús allí. Y dice, capítulo 11, verso 21 en adelante… [San Juan] verso 20:

“Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.

Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”.

Marta, ¿para qué tiempo esperaba la resurrección de los creyentes en Cristo? Para el Día Postrero.

Vean ustedes, aun desde el tiempo en que Jesucristo estaba en Su ministerio terrenal, ya para aquel tiempo hubo personas que sabían que la resurrección sería realizada en el Día Postrero, que es el séptimo milenio o Día del Señor. Pero Cristo quería representar o simbolizar la resurrección de los muertos en Cristo, correspondiente al Día Postrero, la quería representar allí: resucitando a Lázaro, el cual ya llevaba cuatro días, y por lo tanto su cuerpo físico ya había entrado en corrupción. Y miren ustedes todo lo que sucedió:

“Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.

Ahora vean, el que vive y cree en Jesucristo no morirá eternamente, aunque se muera su cuerpo físico; porque la persona resucitará en un cuerpo eterno. Y eso será para el Día Postrero.

“Le dijo (Marta): Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”.

Ahora, vean ustedes la revelación que Marta tenía: ella sabía que Jesús era el Hijo de Dios, el Cristo, el Mesías, el Ungido que había venido al mundo. Y Marta lo había recibido como el Mesías, como el Cristo, como el Rey de Israel; y también María, y también Lázaro.

Pero recuerden una cosa, hay dos puntos muy importantes aquí: Jesús quería representar, en la resurrección de Lázaro, la resurrección de los muertos en Cristo correspondiente al Día Postrero. Y por eso, vean ustedes, en el cuarto día de Lázaro ya estar muerto, es que aparece ahí Jesús; y vean ustedes que es para la cuarta etapa en donde aparece Jesús.

Es en la cuarta vigilia —que corresponde a la Edad de la Piedra Angular— en donde la nueva dispensación, la Dispensación del Reino, comienza; es la cuarta vigilia la que se lleva a cabo en la mañana; las demás vigilias corresponden a la noche.

Por lo tanto, las siete edades de la Iglesia gentil corresponden a las vigilias de la noche, que están bajo la etapa de tiempo de noche de este planeta Tierra. Pero la etapa de la Edad de la Piedra Angular corresponde a la cuarta vigilia, y la cuarta vigilia corresponde al horario de 6 a 9 de la mañana.

Y ahora, vean ustedes que la cuarta vigilia está representada en el cuarto día, en el cual Cristo resucitó a Lázaro; y también encontramos que la restauración de la Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes cómo ha venido:

• De Lutero, primer día de la restauración, pasa a Wesley, segundo día de ese proceso;

• y luego pasa a la edad séptima, la Edad de la Laodicea, en donde el reverendo William Marrion Branham fue su mensajero; esa es la tercera etapa, tercer día;

• y luego pasa a la Edad de la Piedra Angular, que es el cuarto día, en donde la resurrección de los muertos en Cristo se llevará a cabo, y la transformación de nosotros los que vivimos.

Ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá que estarse cumpliendo lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración; porque allí encontramos que fue adoptado Cristo. Y en el cumplimiento de esa visión serán adoptados todos los hijos e hijas de Dios. O sea que para la adopción de los hijos de Dios e hijas de Dios, se requiere que esté en cumplimiento la visión del Monte de la Transfiguración.

Y la adopción de nuestros cuerpos (que es la transformación de nuestros cuerpos), vean ustedes en el ciclo divino en que tiene que ser realizada:

1) En el Día Postrero (número uno), que es el séptimo milenio.

2) Luego: Cuarta vigilia, que es la etapa donde la Edad de la Piedra Angular se lleva a cabo.

3) En el territorio donde la Edad de la Piedra Angular se estará cumpliendo en el Día Postrero: la América Latina y el Caribe.

4) El Mensaje del Evangelio del Reino tiene que estar en la Iglesia del Señor Jesucristo, siendo predicado y siendo escuchado por la Iglesia del Señor Jesucristo. Eso es estar escuchando la Gran Voz de Trompeta o la Voz de Cristo en el Día Postrero, como la escuchó Juan el apóstol en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, el cual dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.

¿Quién es el Alfa y Omega? ¿Quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora vean en qué día Juan el apóstol escuchó la Voz de Cristo: en el Día del Señor. Él fue transportado al Día del Señor y escuchó la Voz de Cristo, y él vio las cosas que ocurrieron en ese día.

Y vean ustedes, todo esto está colocado en tipos y figuras, en símbolos apocalípticos, los cuales contienen la revelación de las cosas que estarán aconteciendo en el Día Postrero.

Y ahora, por eso es que Juan el apóstol pudo ver a los Dos Olivos en Apocalipsis, capítulo 11. ¿Por qué? Porque él fue llevado en espíritu al Día del Señor; y pudo ver también la Venida del Ángel Fuerte, y pudo ver al Ángel del Señor Jesucristo dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y ahora, veamos cómo él vio también la Venida del Reino de Dios; y él vio la Venida del Hijo del Hombre con poder y gloria en Su Reino. Todas esas cosas las vio el apóstol San Juan en la revelación apocalíptica, que luego escribió conforme a como le fue ordenado.

Y ahora, veamos cómo el misterio del cumplimiento del orden… cómo EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN ESPERADO POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS, vean ustedes cómo en el Día Postrero, ese orden, en la Iglesia del Señor Jesucristo, tiene que estarse cumpliendo, para estar viendo la Venida del Hijo del Hombre en Su Iglesia con Sus Ángeles; y estar escuchando los escogidos de Dios la Gran Voz de Trompeta ⸻que es el Mensaje del Evangelio del Reino⸻ revelando todas estas cosas que deben suceder pronto; y así llamando y juntando a todos los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Ahora, esto es un misterio que no fue dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo en los tiempos pasados; porque sería revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; para estar en la Iglesia del Señor Jesucristo el cumplimiento del misterio que tiene que ser cumplido, manifestado, para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos.

Es un orden divino para ser cumplido en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es el orden de la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino, con Sus Ángeles, en medio de Su Iglesia gentil.

Ahora, ¿en qué consiste este misterio? Este misterio consiste en la Venida de Cristo, así como Cristo vino en cada edad y a cada edad: en el ángel mensajero de cada edad Cristo vino en Espíritu Santo manifestado; y San Pablo decía: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí”2.

Y luego de estar manifestado Cristo en la primera edad, donde estuvo visitando a Su Iglesia donde vino, luego vino en la segunda edad en Ireneo; y así, de edad en edad, vino en el ángel mensajero de cada edad. Y estuvo manifestado como Cordero de Dios en cada edad y como Sumo Sacerdote.

Pero ahora, vean ustedes cómo Él llamó Sus escogidos en cada edad.

Pero luego que pasan esas siete edades, ¿cómo viene Cristo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular? Viene en Espíritu Santo velado, manifestado, en Su Ángel Mensajero, en el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Viene Cristo, por primera vez, en un profeta dispensacional; porque en los otros ángeles mensajeros que había venido durante las siete edades, eran mensajeros de edades. O sea que será la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo más grande que la raza humana haya conocido.

Y esa manifestación de Cristo en Su Iglesia corresponde al Día Postrero, o sea, al séptimo milenio, y a la Edad de la Piedra Angular.

Es la Edad del Amor Divino, en donde la pregunta a Pedro: “¿Me amas?”, se repite para todos los ministros y para todos los hijos e hijas de Dios.

Es el tiempo en que tenemos que, allá en lo profundo de nuestro corazón, saber, y responder desde lo profundo de nuestro corazón, que amamos a Cristo con amor divino. No decir: “Yo te quiero”, sino: “Te amo con amor divino”; y allá en lo profundo de nuestra alma; entre usted y Cristo. Sentir usted ese amor divino allá en lo profundo de su alma.

Y ahora, vean ustedes, cuando Pedro respondió así, Jesús le dice: “Sígueme”. Y siga a Cristo todos los días de su vida. Nunca se aparte de Él en ningún momento de su vida. Usted no se apartará, porque usted lo ama desde lo profundo de su alma con amor divino; o sea, usted lo agapa; no lo filea, sino que lo agapa.

Esto lo diríamos en las palabras acá nuestras, tienen estos dos términos: Cuando decimos: “yo te amo”, para nosotros significa ya lo máximo; cuando decimos: “yo te quiero”, pues es mucho menos (creo que en todas las naciones latinoamericanas). Así que, cuando decimos: “Yo amo a Cristo”, es con amor divino, con toda nuestra alma.

¿Y saben dónde está y de dónde sale el amor divino? Del alma de la persona. El querer (o sea, el fileo) sale del espíritu de la persona. Pero el amor divino, el amor ágape, es un amor más profundo: es un amor que sale desde el alma e inunda el espíritu e inunda todo nuestro ser. Con ese amor es que Jesucristo desea que lo amemos.

“Oye, Israel: el Señor tu Dios, Uno es”3.

Y: “Amarás al Señor tu Dios, con toda tu alma”4.

¿Ven? No comenzando con la cabeza, no…; no comenzando “con todas tus fuerzas”, sino “con toda tu alma”, comenzando de adentro hacia afuera; para que ese amor divino sea el que —comenzando desde el alma— luego pase al espíritu, y amemos a Cristo también en nuestro espíritu y con nuestro espíritu, con amor divino. Y también con todas nuestras fuerzas de nuestro cuerpo físico. O sea que, en alma, en espíritu y en cuerpo, amemos a Cristo con amor divino.

Ahora, vean ustedes que esto se cumple plenamente en la Edad del Amor Divino, que es la Edad de la Piedra Angular; y es ahí también donde Cristo cumple la visión del Monte de la Transfiguración.

Porque en la Venida de Cristo en Espíritu Santo a Su Iglesia en cada edad, fue a través del ángel mensajero de cada edad.

Y ahora, para el Día Postrero, la Venida de Cristo en Espíritu Santo a la Edad de la Piedra Angular, es a través de Su Ángel Mensajero; en donde Él estaría manifestado como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, y Juez de toda la Tierra. Y en donde Cristo estará cumpliendo todo lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración para la adopción de todos los hijos e hijas de Dios; y para la adopción del ministerio y mensajero de la Edad de la Piedra Angular.

Porque tanto el mensajero (y los ministerios que estarán en ese mensajero) como los escogidos de esa edad, serán adoptados en este Día Postrero; lo cual fue tipificado allá en el Monte de la Transfiguración.

Y ahora, en el orden para la adopción, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, encontramos que estarán en la Edad de la Piedra Angular: Jesús, Moisés y Elías; estarán sus ministerios manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo, en la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo a la Edad de la Piedra Angular y a la Dispensación del Reino, en medio de Su Iglesia gentil, a través de Su Ángel Mensajero, en el territorio de la América Latina y el Caribe; donde, en Su Venida, Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero, nos habla con esa Gran Voz de Trompeta y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por eso es que la promesa de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde nos dice:

“Sube acá (es a la Edad de la Piedra Angular), y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas (o sea, después de las que ya han sucedido en las siete edades de la Iglesia gentil)”.

Vean que esa Voz que nos llama a subir es la Voz de Cristo, esa Voz de Trompeta.

Y ahora, vean ustedes cómo aquí, en la Edad de la Piedra Angular, es que aparece el ministerio de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero; y por medio de Su Ángel Mensajero es que la Iglesia obtiene el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto.

Apocalipsis 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para (manifestar) a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿Dónde las manifiesta? ¿Dónde las revela? En la Edad de la Piedra Angular, todas las cosas que deben suceder pronto; las cuales están profetizadas para ser cumplidas en el Día Postrero.

Y es Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero, el que le habla a Su Iglesia todas estas cosas; pues Cristo coloca en la boca de Su Ángel Mensajero Sus palabras. Y cuando este mensajero habla: son las palabras de Jesucristo colocadas en la boca de este mensajero. Y por eso, las cosas que Cristo prometió darle a conocer a Su Iglesia en el Día Postrero, las escuchamos siendo dadas a conocer por medio del Ángel de Jesucristo.

Este es el misterio de la Venida de Cristo en Espíritu Santo a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día Postrero, en el séptimo milenio, hablándonos con la Gran Voz de Trompeta, que es la Trompeta del Evangelio del Reino, y dándonos a conocer el misterio de Su Venida a Su pueblo, en la Edad de la Piedra Angular, por medio de Su Ángel Mensajero; y revelándonos así el misterio de la Venida de Cristo con Sus Ángeles, en donde los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús estarían manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo.

Y así tendríamos el cumplimiento de la visión del Monte de la Transfiguración: tendríamos a Jesús con Su rostro como el sol. Su rostro como el sol representa a Cristo como Rey; o sea que esos son los símbolos de la Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores; porque el sol es el astro rey.

“Y a los que temen Mi Nombre nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salud (o sea, salvación)”5.

Es la Venida de Cristo en Espíritu Santo, como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, y resplandeciendo ahí como el Sol naciente. Y si es como el Sol naciente, pues a medida que van pasando los días, las semanas, los meses y los años, va dando más Luz.

Y eso es lo que estaría sucediendo en la Edad de la Piedra Angular: que a medida que va pasando el tiempo tendríamos más y más Luz de parte de Cristo en Su Venida a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, viniendo Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo en Espíritu Santo y manifestándose por medio de Su Ángel Mensajero.

Juan el apóstol trató de adorar al Ángel, pero él no se lo permitió; porque el Ángel no es el Señor Jesucristo; pero en él está Jesucristo en Espíritu Santo, como León de la tribu de Judá, y como Rey de reyes y Señor de señores, y como Juez de toda la Tierra; porque ese es el trono humano de Jesucristo en Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero a Su Iglesia.

Y ahora, veamos cómo por medio de ese velo de carne nos estaría dando a conocer todas estas cosas que deben suceder en este Día Postrero. Y ahí tendría Jesucristo, el Hijo del Hombre, Sus Ángeles también, que son los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez.

Siempre que Dios ha prometido enviar de nuevo un profeta que ya envió en el pasado y se fue, cuando viene el cumplimiento de esa promesa, siempre es la venida del ministerio que estuvo en aquel profeta viniendo en otro profeta.

Y ahora, hemos visto el misterio de la Venida de Cristo en Espíritu Santo a Su Iglesia, en y a la Edad de la Piedra Angular y a la Dispensación del Reino, viniendo por medio de Su Ángel Mensajero, viniendo en Su Ángel Mensajero, y manifestando el ministerio de Jesús por segunda vez, el ministerio de Moisés por segunda vez y el ministerio de Elías por quinta vez.

Eso es la visión del Monte de la Transfiguración siendo cumplida en el Monte de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Aquel monte representa la Iglesia del Señor Jesucristo. Y estando en la parte alta del monte, representa el cumplimiento de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo con los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús, siendo manifestados en la Edad de la Piedra Angular (que es la edad alta, la edad más alta de la Iglesia del Señor Jesucristo); siendo ahí manifestado Cristo con esos ministerios, viniendo con los ministerios de Moisés y Elías, viniendo con Sus Ángeles, y manifestándose Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, y manifestando en Su Ángel los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.

Y ahora, podemos ver el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, podemos ver el misterio que fue mostrado en el Monte de la Transfiguración, el misterio de la Venida del Reino de Dios en el Día Postrero; y todo esto en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Este es el misterio del cumplimiento del orden, para llevarse a cabo la resurrección para los muertos en Cristo, y para la transformación de nosotros los que vivimos; para ser adoptados nosotros como hijos e hijas de Dios; así como encontramos la adopción de Cristo allí en el Monte de la Transfiguración, como tipo y figura de la adopción de los escogidos de Dios en el Monte de Dios, o sea, en el Cuerpo Místico de Cristo, en la parte más alta, que es la Edad de la Piedra Angular.

Hemos visto EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN, ESPERADO (ese cumplimiento de ese orden) POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS.

Los que serán transformados: en el Día Postrero estarían viendo la Venida de Cristo en Espíritu Santo, velado y revelado en y a través de Su Ángel Mensajero; y estarían viendo los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez, siendo manifestados por Cristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.

Porque Dios no tiene dos profetas mayores al mismo tiempo en una edad o en una dispensación; y menos tres profetas mayores.

Ahora, encontramos que sí puede tener en la Tierra dos profetas a la misma vez, pero uno pertenece a una edad y otro pertenece a otra edad. Como en el caso de Juan el Bautista y Jesús: estaban allí presentes el precursor y el precursado; pero Juan pertenecía a la Ley, Dispensación de la Ley, y a la edad séptima de la iglesia hebrea bajo la Ley; y Jesús pertenecía a la Edad de la Piedra Angular, y pertenecía a una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia.

Y vean ustedes, Juan dijo: “A Él le conviene crecer, y a mí menguar”6. Así dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo: “No habrá dos profetas a la misma vez. Y si así fuera (que estuvieran al mismo tiempo el precursor y el precursado, ¿qué dijo nuestro hermano Branham?), a él (al precursado) le conviene crecer y a mí menguar”7.

Y ahora, vean ustedes cómo se fue el precursor, y solo quedaría el ministerio del precursado para el Día Postrero; para, bajo el ministerio del precursado, Jesucristo dar cumplimiento a todas las promesas correspondientes al Día Postrero; y materializar en Su Iglesia la visión del Monte de la Transfiguración. Y así cumplir el orden de la Venida del Reino de Dios en el Día Postrero, en el séptimo milenio, para la introducción del Reino Milenial, para la introducción del glorioso Milenio; o sea que todo eso corresponde al séptimo milenio.

Y con el ministerio de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, manifestando estos ministerios, se lleva a cabo la introducción al Milenio y al glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, y es preparado el pueblo que va a ser transformado y raptado.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN ESPERADO POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS”.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y muchas gracias por vuestra amable atención. Y pasen todos, o continúen pasando todos, un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo en este Día Postrero.

Y que pronto todos seamos transformados y raptados; porque estamos viendo (¿qué?) el orden de la Venida del Reino de Dios, estamos viendo el orden para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos.

Que Dios les bendiga, les guarde. Y hasta la próxima actividad (para los que estén allí), que será a las 6:00 de la tarde para el público en general. Esta actividad tiene como tema: “EL MISTERIO DE LAS SEÑALES EN EL CIELO REVELANDO AL SEÑOR JESUCRISTO EN EL DÍA POSTRERO”.

Esto concuerda con lo que fue publicado en el periódico; así que estaremos hablando sobre este tema en la actividad de las 6:00 de la tarde. Y las otras actividades aquí son: para colaboradores a las 4:00 de la tarde, y a las 2:00 de la tarde la actividad de una comida; así que esto ya será para las personas que están asignadas para estar allí, para estas dos actividades: una a las 2:00 y la otra a las 4:00 de la tarde.

La de las 2:00 pues… esa pues es una actividad donde no estaremos predicando, sino alimentándonos, para a las 4:00 continuar hablando, y a las 6:00 también. O sea que tendremos esa actividad para tener luego dos actividades más, en donde tendremos fuerza suficiente para esas dos actividades; la cual pues la mayoría de ustedes la llevará a cabo (¿dónde?) en sus hogares, y nosotros pues en el lugar donde estará preparado.

No sabemos cuántas personas estarán allí, pero (y por obligación) todos tendremos esa actividad, unos en sus hogares y otros en diferentes lugares. Porque esa actividad todos los días la tenemos nosotros: una, dos o tres, y algunos hasta cuatro veces. Y algunos se van al extremo y hasta antes de acostarse también (aunque sea) pican alguna frutita; y otros se desvelan si no toman aunque sea un poquito de café. Esos son los que ya pues están acostumbrados; el que no está acostumbrado: se toma un poco de café, se desvela, y ya no puede descansar para ir a trabajar al otro día. Pero hay otros que se desvelan si no se lo toman.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde. Y para todos los que estarán en la actividad de las 6:00 de la tarde: nos veremos a las 6:00 de la tarde, Dios mediante.

Y oren por mí, para que Él me dé sobre este tema todo lo que Él quiere que yo hable; y que nos permita escucharlo en forma sencilla para que hasta los niños lo puedan comprender.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde. Y con nosotros nuevamente (¿quién por aquí?)… por aquí Guillermo… Luis.

(Aquí me cambiaron el nombre, porque cambiaron también la persona; pero son hermanos, ¿verdad? Son hermanos). Así que… Bueno, por aquí tenemos a Luis para continuar.

Que Dios te bendiga, Luis; y que Dios les bendiga a cada uno de ustedes.

Muchas gracias.

“EL MISTERIO DEL CUMPLIMIENTO DEL ORDEN DE LA RESURRECCIÓN ESPERADO POR LOS QUE SERÁN TRANSFORMADOS”.

[Revisión abril 2022]

1 RVR-1909

2 Gálatas 2:20

3 Deuteronomio 6:4

4 San Mateo 22:37

5 Malaquías 4:2 / salud [RVR-1909], salvación [RVR-1960]

6 San Juan 3:30

7 Los Sellos, pág. 474, párr. 174

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