Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con cada uno de ustedes en esta noche, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino, y ver dónde nos encontramos en el Programa de Dios.
Para eso, quiero decirles el tema que hemos de tener en esta noche. El tema será: “EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO DADO POR EL PASTOR FIEL Y PRUDENTE”.
Para eso quiero leer en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, donde nos Jesucristo:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
“EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO DADO POR EL PASTOR FIEL Y PRUDENTE”, ese es nuestro tema para esta ocasión.
Y veamos cómo vamos a obtener el Maná escondido en este Día Postrero.
Dios derramó por 40 años sobre la tierra, para el pueblo hebreo: maná; y todos los días, durante la mañana, caía del cielo ese maná. Y el pueblo hebreo lo recogía los días: domingo, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. El día viernes tomaban dos porciones, y el sábado no tomaban maná, porque no caía maná el día sábado, porque era el día de reposo, el día de descanso para el pueblo hebreo; y ya el maná que iba a caer el día sábado: caía el día viernes durante la mañana; por lo tanto, caía durante el sexto día; y en el séptimo día ya ellos tenían el maná recogido desde el día anterior.
Y ahora, veamos lo que sucedió aquí, en ese pasaje del Éxodo, capítulo 16, donde nos habla aquí del maná, y nos dice lo que Dios le dijo a Moisés. Dijo Dios a Moisés [versos 28-36]:
“Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?
Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días (o sea, el día sexto Dios dio pan para dos días). Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.
Así el pueblo reposó el séptimo día.
Y la casa de Israel lo llamó Maná (a este alimento que caía todos los días durante la mañana); y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.
Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.
Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.
Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.
Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.
Y un gomer es la décima parte de un efa”.
Ahora, vean ustedes aquí cómo Dios le envió al pueblo hebreo maná durante 40 años. Todos los días (excepto el día sábado) descendía maná, y el pueblo hebreo iba y lo recogía durante la mañana. Y así alimentó Dios con maná al pueblo hebreo.
Y también Dios dio al pueblo hebreo carne de codornices todos los días; carne y pan le dio Dios al pueblo hebreo por 40 años. Vean cómo Dios cuidó del pueblo hebreo, el único pueblo, la única nación que tiene el título de primogénito, de pueblo primogénito, de nación primogénita delante de Dios; y por consiguiente tiene las bendiciones para el pueblo delante de Dios.
Ahora, el apóstol San Pablo, hablándonos del tabernáculo, en el capítulo 9 del libro a los Hebreos, nos dice [verso 1]:
“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.
Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,
el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná…”.
Ese maná que Moisés ordenó a Aarón que recogiera y colocara en una urna: esa urna o vasija era de oro; y Moisés le dijo a Aarón que la colocara ¿dónde? En el lugar santísimo, dentro del arca del pacto. De eso es que habla San Pablo aquí; dice:
“… el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;
y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle”.
Ahora, vean cómo todas esas cosas que estaban en el tabernáculo que construyó Moisés (y todo el tabernáculo que construyó Moisés), era tipo y figura del Templo que está en el Cielo, y también tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual del Señor Jesucristo.
Y ahora, miren cómo Dios, luego de ordenar al profeta Moisés la construcción de ese tabernáculo, y el pueblo hebreo tener ese tabernáculo con todas estas partes, luego más adelante, en medio del pueblo hebreo, en Jerusalén, el rey Salomón construyó un templo para Dios, conforme al mismo modelo, pero de piedra, madera, oro, plata y bronce, y así por el estilo.
Y este templo tenía atrio, tenía lugar santo y tenía lugar santísimo. Y en el lugar santísimo colocó Salomón el arca del pacto, sobre el cual estaba el propiciatorio con los dos querubines de oro, y sobre el cual estaba Dios en esa Luz de la Shekinah.
Encontramos que también construyó —el rey Salomón— dos querubines gigantes de madera de olivo cubiertos de oro. ¿Por qué? Porque estos querubines que están en el lugar santísimo, delante de la presencia de Dios, juntamente con los dos querubines de oro que están sobre el propiciatorio, representan los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios; los cuales tienen el ministerio del Día Postrero para ser manifestado conforme a Apocalipsis, capítulo 11, y Zacarías, capítulo 4.
Estos Dos Ungidos son los Dos Olivos y los dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios, los cuales son los ministerios de Moisés y Elías para el Día Postrero, para la Obra correspondiente al Día Postrero, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Vean cómo Cristo ha estado materializando en seres humanos y con seres humanos, el tabernáculo que construyó Moisés, y el templo que construyó Salomón, y el Templo que está en el Cielo; porque lo que representa al Templo que está en el Cielo es el Templo espiritual de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el cual ha estado siendo construido conforme al mismo orden divino que le dio a Moisés, y que tomó también el rey Salomón, porque ese es el orden divino del Templo que está en el Cielo.
Y ahora, vean ustedes cómo las siete etapas o edades de la Iglesia gentil corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Jesucristo; y por medio de cada ángel mensajero de cada edad se manifestó Jesucristo en Espíritu Santo, y llamó, y juntó a los escogidos de cada edad, y les dio alimento espiritual, como le dio al pueblo hebreo durante 40 años. Y ahora, durante dos mil años, aproximadamente, Jesucristo ha estado dándoles Maná del Cielo, Palabra de Dios, el Mensaje correspondiente a cada edad.
Y ahora, esto todo sucedió en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, durante estas siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
¿Y no hay más alimento espiritual para luego de las… luego que han transcurrido las siete etapas o edades de la Iglesia gentil? ¿No hay más alimento espiritual, luego que Dios ya se ha manifestado por medio cada ángel mensajero, en cada edad y en cada territorio donde se cumplió cada edad de la Iglesia gentil?
Sí, hay un alimento espiritual, pero está escondido.
¿Y está escondido dónde? En el Templo de Dios.
¿En qué parte del Templo de Dios? Jesucristo dice que está escondido.
Y como hemos leído en el libro del Éxodo, capítulo 16, verso 33, ¿está escondido dónde? En el Lugar Santísimo, dentro del Arca del Pacto; ahí es donde ha sido colocado, donde está colocado ese Maná escondido.
Y siendo que está en el Lugar Santísimo, se requiere que llegue a la edad que corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, para, los escogidos que estarán en esa edad, reciban la bendición de comer de ese Maná escondido; porque ya no está cayendo Maná durante las siete edades de la Iglesia gentil, porque ya terminaron las siete edades de la Iglesia gentil.
Y así también, cuando terminaron los 40 años de peregrinaje del pueblo hebreo por el desierto, ya no caía más maná del cielo; por lo tanto, el único maná que estaba en medio del pueblo hebreo, estaba escondido en el lugar santísimo, en el templo que construyó el profeta Moisés.
Y ese maná lo podía ver de año en año, una vez al año, el día de la expiación, el 10 del mes séptimo, lo podía ver el sumo sacerdote; porque podía entrar al lugar santísimo con la sangre del macho cabrío, lo cual tenía que hacer el día 10 de cada año, a la hora correspondiente para hacerlo; y sobre el propiciatorio, que estaba sobre el arca del pacto, colocar la sangre de la expiación para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios. Si no lo hacía, el pueblo hebreo no quedaba reconciliado con Dios, y por lo tanto el juicio divino vendría sobre el pueblo hebreo; y si el sumo pontífice moría al entrar al lugar santísimo, o si entraba sin la sangre de la expiación: moría allí en el lugar santísimo.
Recuerden ustedes los hijos de Aarón o de Leví, que murieron allí en el lugar santísimo porque entraron con unos incensarios allí, y entraron con un humo extraño, un humo producido por algo que no era lo que tenía que producir ese humo para ir ante la presencia de Dios con las oraciones del pueblo. O sea que esos que entraron allí (y no eran – ninguno de ellos era el sumo sacerdote, por lo tanto no podía estar entrando allí), murieron, porque el Fuego de Dios, que estaba sobre el lugar santísimo – o que estaba en el lugar santísimo (estaba sobre el propiciatorio, sobre el arca del pacto), allí quemó a aquellos dos que entraron allí.
Y ahora, podemos ver cómo el Lugar Santísimo es el lugar más importante del Templo de Dios; ese es el lugar de la presencia de Dios, ese es el lugar del Trono de Dios; ahí está el Trono de Dios: es el Propiciatorio, sobre el Arca del Pacto.
Y ahora, así como Dios materializó en seres humanos el Atrio del Templo, y luego el Lugar Santo del Templo de Dios, del Templo espiritual de Jesucristo, que es Su Iglesia; ahora le toca materializar en seres humanos el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
Con seres humanos Él tiene que construir ese Lugar Santísimo; y todas las cosas que estaban en ese Lugar Santísimo tienen que ser materializadas en seres humanos aquí en la Tierra, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y tiene que estar ahí también el Maná escondido.
Y por cuanto “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”1, ese Maná escondido es la Palabra de Dios escondida, que no pudieron comerse durante las siete edades de la Iglesia gentil y durante los tiempos pasados del Antiguo Testamento.
Ese Maná escondido es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; Mensaje que en otras edades y dispensaciones no pudieron recibir los miembros del Cuerpo Místico de Cristo porque no había llegado el tiempo para la Segunda Venida de Cristo; porque el tiempo para la Segunda Venida de Cristo es el tiempo de la Edad de la Piedra Angular, el tiempo del Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo.
Porque es a Su Templo, y al Lugar Santísimo de Su Templo, que viene Cristo en Su Segunda Venida, como Rey de reyes y Señor de señores, para sentarse en Su Trono; ahí en Su Trono, en Su Templo (en el Templo, que es Su Iglesia donde Él se sentará en Su Trono); y desde ahí estará hablándole al pueblo de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo; y luego le hablará al pueblo hebreo; pues dice Dios en el Éxodo, capítulo 25, verso 21 al 22, dice Dios a Moisés:
“Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.
¿De dónde Dios le hablaría a Moisés todo lo que le mandare para el pueblo hebreo? Desde el lugar santísimo, desde el propiciatorio, de en medio de los dos querubines de oro.
Y ahora, el pueblo hebreo tiene la promesa: que Dios le hablará en este Día Postrero.
¿Y desde dónde le hablará Dios al pueblo hebreo en este Día Postrero? Desde Su Templo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
¿Y desde qué parte del Templo? Desde el Lugar Santísimo.
¿Y desde qué parte del Lugar Santísimo? Desde el Propiciatorio, de en medio de los Dos Querubines de oro. Lo cual estará Dios materializando en seres humanos aquí en la Tierra, todo ese Lugar Santísimo; y estará llamando y juntando a Sus escogidos, con los cuales formará el Lugar Santísimo de Su Templo.
Y desde ahí, desde el Propiciatorio, de en medio de los Dos Querubines de oro… Los Dos Querubines de oro sobre el Propiciatorio y en el Propiciatorio, en medio de los cuales estaba Dios en esa Luz de la Shekinah, representan los ministerios de Moisés y Elías aquí en la Tierra, el ministerio de los Dos Olivos y de los Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios.
Están allí, delante de la presencia de Dios, en el Lugar Santísimo, donde está la gloria de la Shekinah manifestada. Y también allí estaban, en el templo que construyó Salomón: dos querubines gigantes de oro y de madera, o sea, hechos de madera de olivo y cubiertos de oro, que son también tipo y figura de los Dos Olivos y Dos Candeleros; que son los ministerios de Moisés y Elías en Apocalipsis, capítulo 11, y Zacarías, capítulo 4.
Y vean ustedes, Cristo materializando los dos querubines de oro y los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro; materializándolos en los ministerios de Moisés y Elías, en medio de Su Iglesia en el Día Postrero, por medio de Su Ángel Mensajero; estará ahí, en medio de esos dos ministerios: estará el Hijo del Hombre —Jesucristo— manifestando el ministerio de Jesús por segunda vez, de en medio de los ministerios de Moisés y Elías.
Y desde ahí es que Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, le estará hablando no solamente a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, sino que luego le hablará al pueblo hebreo el Mensaje del Evangelio del Reino; y le revelará el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y también le dará a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo.
Y así el pecado del pueblo hebreo será quitado; y el pueblo hebreo entrará al Programa Divino, y al Pacto Divino bajo la Sangre de Jesucristo, en una nueva dispensación: la Dispensación del Reino. Y el Reino de Dios será restaurado en medio del pueblo hebreo. Y el Hijo de David, Jesucristo, como Rey de reyes y Señor de señores, se sentará sobre el Trono de David, y reinará sobre el pueblo hebreo por mil años y luego por toda la eternidad, y también sobre todas las naciones; y con Él se sentará en Su Trono, en el Trono de David, el que venciere, el Vencedor. Así dice el Señor Jesucristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Así se sentó en el Trono del Padre en el Cielo. Y ahora Cristo tiene un Trono, porque el Trono en el que Él se sentó en el Cielo es el Trono del Padre; pero Él tiene un Trono: ese es el Trono de David, para sentarse en el Trono de David como Hijo de David. Y con Él se sentará el Vencedor, el que estará en el Día Postrero dándole el alimento a tiempo, el Maná escondido, a todos los escogidos de Dios; dándoles el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Maná escondido, que estaba escondido de las personas que estaban en el Atrio, y de las personas que estaban en el Lugar Santo durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Ninguno de los siete ángeles mensajeros pudo tomar el Maná escondido, que estaba en el Lugar Santísimo; porque ellos vivieron en el Lugar Santo durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Y ahora, el Maná escondido es el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual Cristo, por medio de Su Ángel Mensajero, le revela a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y ese Mensaje, siendo el Maná escondido, nos lo comemos nosotros en este Día Postrero, para así recibir la fe para ser transformados y raptados; ¡porque el que come de este Pan, de este Maná escondido, tiene la promesa de ser transformado y raptado en el Día Postrero, y vivir por toda la eternidad!
Vean lo que hace el Maná escondido, el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10: nos da la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Ahora, hemos visto lo que es EL MANÁ ESCONDIDO.
El Señor Jesucristo, dos mil años atrás, estuvo hablando acerca del maná que comió el pueblo hebreo, y le dijo al pueblo hebreo: “Vuestros padres comieron el maná en el desierto y están muertos”2; ¿pero ahora, qué estaba sucediendo? Cristo dijo: “Yo soy el Pan vivo que ha descendido del Cielo, yo soy el Pan de Vida; y el que come de este Pan (¿qué pasará?) vivirá eternamente”3.
Y aunque esté muerto, vivirá; porque será resucitado en un cuerpo eterno. Y aun si muere su cuerpo físico, continúa viviendo en su cuerpo teofánico, en la sexta dimensión, que es el Paraíso. Y en el Día Postrero, cuando llegue el momento de la resurrección: resucitará en un cuerpo eterno y estará con nosotros aquí en la Tierra; y nosotros los que vivimos seremos transformados, porque estaremos comiendo del Maná escondido; y el maná escondido en el lugar santísimo no se corrompía.
Por lo tanto, el que come de ese Pan incorruptible, de ese Mensaje que continuará para el Milenio y para toda la eternidad: vivirá eternamente, recibirá su transformación en el Día Postrero.
Si alguno de nosotros se va antes de tiempo, antes de ser transformado: no hay ningún problema, regresará en un cuerpo eterno, y lo veremos nuevamente; y cuando lo veamos, hemos de saber que ya la resurrección de los muertos en Cristo se efectuó.
Si vemos al apóstol San Pablo y su gente, no conocíamos a la gente del tiempo de San Pablo; pero si vemos nuestra propia gente, nuestros propios hermanos que han partido, los cuales conocimos cuando estaban aquí en la Tierra, y si alguno se va en esos días, también lo hemos conocido; por lo tanto, cuando regrese en el cuerpo nuevo, nos podrá decir:
—“Ya he regresado. ¿Recuerdas tal y tal cosa?, ¿recuerdas tal y tal momento?, ¿recuerdas que te dije tal y tal cosa? Ahora, ¿recuerdas quién soy yo ahora?”.
Usted le dirá: “Pues ¡tú eres entonces fulano de tal! ¿Y por qué estás tan jovencito?”.
—“Porque se ha cumplido en mí lo que fue prometido: que resucitaría en un cuerpo nuevo y eterno y jovencito”.
Y ahí, en ese tiempo, la persona, o las personas que estarán vivas y habrán visto la Venida de Cristo dándonos del Maná escondido, y han comido el Maná escondido, ese Maná del Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, velándose y revelándose por medio de Su Ángel Mensajero, ¿qué pasará? Seremos transformados.
Vean para quiénes está prometida la transformación para el Día Postrero: para los que estarán comiendo del Maná escondido.
Y ese Maná escondido, vean ustedes, es la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá.
Así como Él fue, dos mil años atrás, el Pan de Vida que descendió del Cielo en Su Primera Venida, Él sigue siendo el Pan de Vida, Él sigue siendo el Maná que ha descendido del Cielo. Y ahora Él desciende como el Maná escondido, y por lo tanto se encuentra (¿dónde?) en el Lugar Santísimo, donde estaba el maná que Dios le dijo a Moisés que colocara dentro del arca del pacto en una vasija de oro.
Ahora, hemos visto lo que es el Maná escondido, y hemos visto cómo comer del Maná escondido, y hemos visto dónde tenemos que estar para estar comiendo del Maná escondido: tenemos que estar en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
¿Y ahí quién estará para darnos ese Maná escondido? En San Mateo, capítulo 24, versos 42 al 47, nos dice Cristo quién estará ahí dándonos el alimento a tiempo. Dice:
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
Ahora, ¿quién es el siervo fiel y prudente, el cual estará en la Venida de Cristo dándole el alimento espiritual a todos los escogidos de Dios en la Casa de Dios, en el Lugar Santísimo de la Casa de Dios? Porque es al Lugar Santísimo que viene Cristo en Su Segunda Venida; por lo tanto, ahí estará el siervo fiel y prudente, el Ángel del Señor Jesucristo, dándole el alimento espiritual del Mensaje del Evangelio del Reino, y revelándole el misterio de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, a todos los escogidos de Dios.
Y ese es el siervo fiel y prudente, el que estaría tomando el Maná escondido, porque lo recibiría de parte de Cristo (ese Mensaje del Evangelio del Reino, que contiene la revelación de la Segunda Venida de Cristo), y estaría repartiéndole ese Mensaje a todos los escogidos de Dios. “Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
Y ese es el Mensaje del Evangelio del Reino: el Mensaje, la Palabra, que sale de la boca de Dios, del mensajero de Dios en el Día Postrero; y ese es el alimento espiritual para los escogidos de Dios en el Día Postrero, en el séptimo milenio, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo, que es la Iglesia Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde está la Iglesia del Señor Jesucristo en la actualidad, en la etapa o edad más importante de todas, en la etapa del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
¿Y qué hace ahí? Comiendo del Maná escondido; porque el siervo fiel y prudente, que es el Ángel del Señor Jesucristo, en este Día Postrero está dándonos el alimento espiritual para el alma: el Maná escondido, el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual nos revela el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Hemos visto: “EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO DADO POR EL PASTOR FIEL Y PRUDENTE”.
Para las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, Cristo tuvo siete ángeles mensajeros; ellos fueron los pastores de cada edad, en donde Cristo, como el Buen Pastor, estuvo llamando y juntando a Sus escogidos; porque estuvo hablándole a Sus ovejas por medio de cada uno de esos siete ángeles mensajeros. Y Cristo —como el Buen Pastor— se manifestó por medio de cada uno de esos siete ministros, de esos siete ángeles mensajeros, que eran los pastores de cada una de estas siete edades, pastoreando a las ovejas del Señor en cada una de estas edades, y dándoles del Maná que estaba cayendo en cada una de estas edades, dándoles de ese Maná en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.
Pero ahora la promesa es que nos dará del Maná escondido, acá en la Edad de la Piedra Angular, en la Edad del Amor Divino.
Y el Maná, el Mensaje para la Edad de la Piedra Angular, para el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, ninguno de los siete ángeles mensajeros lo pudo tomar para dárselo al grupo de su edad; porque ese Maná, ese Mensaje lo escondió Dios en la Edad de la Piedra Angular, para ser revelado y dado a los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular por el siervo fiel y prudente que estaría en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Aunque estos siete ángeles mensajeros de las siete edades fueron también siervos fieles y prudentes en la edad en que ellos vivieron, pero no fueron el siervo fiel y prudente que en el Día del Señor, en la Venida del Señor, estaría presente dándole el alimento espiritual a tiempo a todos los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular, que es Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Y ahora, ese siervo fiel y prudente, o pastor fiel y prudente, a través del cual Jesucristo, el Buen Pastor, pastorea Sus ovejas en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, tiene la bienaventuranza de ser el que recibirá la bendición de Cristo prometida aquí [San Mateo 24:47]:
“De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
Por eso también la promesa en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, es:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono”.
Y cuando una persona se sienta en un trono, porque le es dado el derecho para sentarse en ese trono, ¿qué viene a ser?, ¿y qué viene a hacer en ese trono? Pues viene a reinar en ese trono. Por lo tanto, reinará con Cristo ese siervo fiel y prudente, ese pastor fiel y prudente, que estará en el Día Postrero dándole el alimento espiritual, el Maná escondido, a todos los escogidos de Dios, dándole el Mensaje del Evangelio del Reino.
Y la promesa también, de Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 28, que dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero (¿y qué más dice?); como yo también la he recibido de mi Padre”.
Así como Cristo recibió del Padre esa autoridad, ahora la otorga ¿a quién? Al Vencedor. Ese es el siervo fiel y prudente, el pastor fiel y prudente, que estará en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, dándole el alimento espiritual de la Palabra de Dios a todos los escogidos de Dios en el Día Postrero; dándoles ese Mensaje, que es el alimento espiritual para el alma de cada uno de ustedes, y también para el alma mía.
“Porque no solamente de pan literal vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”: de la boca de Dios, que es el mensajero de Dios para el tiempo en que las personas están viviendo.
Por eso es que de la boca del Hijo del Hombre (de ese Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 al 21, y del Hijo del Hombre en Apocalipsis, capítulo 1, verso 12 al 18), dice que de Su boca sale una espada aguda —la cual es (¿qué?) la Palabra de Dios—, para herir con ella a todas las naciones; y Él las regirá con vara de hierro.
O sea que esa Palabra que sale de la boca del Señor, del Hijo del Hombre, del Jinete del caballo blanco, es la Palabra, el Mensaje, que sale de la boca del Señor; o sea, del mensajero del Señor, que es la boca de Cristo aquí en la Tierra; para, por medio de ese mensajero, Cristo hablarle a Su pueblo todo lo que quiere que Su pueblo escuche y reciba en ese Día Postrero.
Por eso, por medio del profeta Moisés, Dios dice en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19: “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios; a él oiréis”. ¿Por qué dice que lo escuchemos a él? Dice: “Y pondré… Profeta de vuestros hermanos, como yo, os levantará el Señor vuestro Dios (dice el profeta Moisés); a él oiréis” ¿Por qué? Vamos a ver por qué, dice el verso (esto fue el verso 15, del capítulo 18). Y ahora veamos el verso 18 en adelante, dice:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, como Moisés); y pondré mis palabras en su boca (¿Dónde Dios coloca Sus palabras? En la boca del profeta que Él levanta de en medio del pueblo, y lo envía a dar esa Palabra, ese Mensaje al pueblo de Dios), y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
Y ahora, vean ustedes cómo a Moisés le dijo: “Yo me manifestaré a ti de en medio de los dos querubines de oro, de sobre el propiciatorio, y te hablaré a ti todo lo que yo te mandare para el pueblo de Israel, para Israel”4.
Y ahora, vean ustedes cómo desde el Lugar Santísimo, y en el Lugar Santísimo, Dios coloca en el Día Postrero Su Palabra en la boca de Su Ángel Mensajero, en donde coloca el ministerio de Moisés por segunda vez, y de Elías por quinta vez, y de Jesús por segunda vez.
Y coloca ahí, en la boca de ese profeta (en ese profeta, que es la boca de Cristo), ¿coloca qué? Su Palabra prometida para el Día Postrero: el Maná escondido; ¿para qué? Para que lo dé a Su Iglesia, a Su pueblo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día Postrero, en la Edad del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
Ahora, vean cómo viene para el pueblo de Dios el Maná escondido, cómo ha estado el Maná escondido en este Día Postrero en los escogidos de Dios, en el Templo de Dios, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
Vean dónde estaría ese Maná escondido: en la boca del Ángel del Señor Jesucristo, ahí estaría ese Maná escondido; así como estaba en el arca del pacto en una vasija de oro, donde Dios estaba manifestado sobre el propiciatorio, que estaba sobre el arca del pacto. En medio de los dos querubines de oro, allí estaba Dios manifestado en la Luz de la Shekinah; y desde ahí le hablaba al profeta Moisés todo lo que quería que el profeta Moisés le hablara al pueblo hebreo.
Ahora, hemos visto todo este misterio; y hemos visto cómo para este Día Postrero la Iglesia del Señor Jesucristo estaría comiendo del Maná escondido; porque es una promesa de Cristo para Su Iglesia, para ser cumplida en toda Su plenitud en este Día Postrero.
En las edades pasadas comieron parcialmente Maná; de edad en edad comieron el Mensaje de la edad, el Maná, la Palabra de Dios que era el alimento espiritual para el alma en cada edad. Pero ahora nos da de un Mensaje que estaba escondido: el Mensaje del Evangelio del Reino, que contiene la revelación del misterio del Séptimo Sello, la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo Jesucristo en Espíritu Santo y velándose y revelándose en y por medio de Su Ángel Mensajero en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio del Maná escondido, dándoles testimonio de “EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO DADO POR EL PASTOR FIEL Y PRUDENTE”.
Que Jesucristo, el Ángel del Pacto, siga dándonos de ese Maná escondido por medio de Su Ángel Mensajero, por medio del pastor fiel y prudente en este Día Postrero; y continúe alimentando nuestras almas con ese Maná escondido, con el Mensaje del Evangelio del Reino; y continúe revelándonos todas estas cosas que deben suceder en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y así nos prepare para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y raptados en este Día Postrero; y seamos llevados por Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo con ustedes nuevamente al reverendo Roberto Monsibáez, para continuar y finalizar nuestra parte en esta noche; y así darle gracias a nuestro amado Señor Jesucristo por el Maná escondido que Él nos está dando en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO DADO POR EL PASTOR FIEL Y PRUDENTE”.
[Revisión febrero 2022]
1 Deuteronomio 8:3, San Mateo 4:4, San Lucas 4:4
2 San Juan 6:49, 6:58
3 San Juan 6:48-51
4 Éxodo 25:22