Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y radioyentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos alrededor de la Palabra de Dios, y ver el significado y el misterio escondido en la parábola del trigo y de la cizaña.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DEL TRIGO Y LA CIZAÑA”.
Para eso vamos a leer en San Mateo, capítulo 13, versos 36 al 43; luego de Jesús dar la parábola del trigo y de la cizaña, dice:
“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.
El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.
De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a (todos) los que hacen iniquidad,
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”.
Nuestro tema es: “EL MISTERIO DEL TRIGO Y LA CIZAÑA”.
Este misterio aquí escondido, ha estado por siglos manifestado aquí en la Tierra. Cristo, vean ustedes, habló del trigo y de la cizaña, mostrando que hay hijos de Dios y hay hijos del diablo en este planeta Tierra.
¿Y cómo sucedió todo esto? En el libro del Génesis encontramos que en el Huerto del Edén, donde Dios colocó al ser humano cuando lo creó… Dios había creado al ser humano primeramente en la sexta dimensión, donde le dio un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y fue a imagen de Dios1; y luego le dio un cuerpo físico aquí en la Tierra, creado del polvo de la tierra, y vino a ser el ser humano alma viviente en este planeta Tierra2, con un cuerpo teofánico o espiritual, que es el espíritu que recibió Adán dentro de un cuerpo de carne creado del polvo de la tierra.
Luego de cierto tiempo Dios le formó a Adán una compañera que tomó de su costado; pues depositó sueño sobre Adán y tomó de su costado una costilla, y le formó una compañera; y cuando Adán despertó, encontramos que tenía una compañera, y dijo: “Esto es carne de mi carne, hueso de mis huesos” y la llamó Varona, “porque del varón había sido tomada”3.
Dios le había dicho al ser humano, al hombre (antes de darle una compañera): “Podrás comer de todos los árboles del Huerto del Edén; pero del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comas, morirás4.
Ahora, encontramos que en el Huerto del Edén hubo dos árboles: Uno, el Árbol de la Vida, y el otro, el árbol de ciencia del bien y del mal.
Así como Cristo nos dice que en el campo el Hijo del Hombre sembró trigo, pero vino el diablo y sembró cizaña.
Ahora, cuando Cristo nos habla del trigo y de la cizaña está hablando en parábolas acerca de la raza humana, para mostrar que hay hijos de Dios e hijos del diablo.
Y ahora, allí en el Génesis hay dos árboles: Uno, el Árbol de la Vida, y el otro, el árbol de ciencia del bien y el mal.
Y ahora ¿quién es el Árbol de la Vida? El Árbol de la Vida es Cristo, nuestro amado Salvador, Él es el Árbol de la Vida; y por eso Él dijo en una ocasión, o en diferentes ocasiones: “Yo soy el Pan de Vida que he descendido del Cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió; y el que come de este Pan vivirá eternamente”5.
Ahora, podemos ver que Él es ese Árbol de la Vida que da el fruto de vida eterna para que comamos de Él y vivamos eternamente. Él dijo en San Juan, capítulo 6, y verso 40:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Capítulo 6, verso 40, de San Juan. Y en el mismo capítulo 6 de San Juan, versos 47 en adelante, dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo (le) daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Aquí tenemos la promesa de la resurrección para todos aquellos que comen del Árbol de la Vida, que es Cristo.
“El que come mi carne y bebe mi sangre (Él dice que vivirá eternamente), tiene vida eterna; (y dice) y yo le resucitaré (¿cuándo?) en el Día Postrero (o sea, en el séptimo milenio).
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”.
Ahora vean dónde está el secreto, el misterio y secreto de la vida eterna: está en Cristo, que es el Árbol de la Vida.
Ahora, para el ser humano comer del Árbol de la Vida allá en el Huerto del Edén, tenía que hacerse carne el Árbol de la Vida: Cristo tenía que hacerse carne para poder el ser humano comer del Árbol de la Vida; y eso todavía no había ocurrido.
Pero vean ustedes: el árbol de ciencia del bien y del mal es el diablo, y el diablo se hizo carne en el Huerto del Edén en la serpiente, aquel animal que era muy parecido al ser humano, el cual es el eslabón perdido entre el hombre y los animales, ese es el que le sigue en descendencia al ser humano.
Ahora, vean ustedes que sigue descendiendo del ser humano a los animales, pero entre los animales hay animales que se parecen un poco al ser humano (como el chimpancé, los monos y así por el estilo); pero el que estaba entre el chimpancé y el ser humano era la serpiente, esa raza de la serpiente, esa raza animal que era muy parecida al ser humano (y que caminaba erecta, y que hablaba, razonaba, era muy inteligente), y tenía espíritu, pero no tenía alma; aunque tenía lugar para el alma. Y en el lugar del alma, ahí se colocó el diablo y controló ese animal; y por medio de ese animal el diablo se manifestó en carne, no humana sino animal.
Y por medio de esa manifestación en carne animal vino y engañó a Eva, y produjo un hijo llamado Caín; por eso la Biblia nos dice en Primera de San Juan, capítulo 3, verso 12:
“No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano (Abel)”.
¿Quién es el maligno? El diablo. Y ahora, por medio del diablo manifestado en carne animal en la serpiente trajo ese hijo a existencia; por medio de ese engaño, esa seducción que trajo a la serpiente; pues dice la Escritura que el diablo, la serpiente, sedujo a Eva6 (todos saben lo que eso significa).
Y ahora, vean ustedes, luego Adán también trajo, por medio de Eva, un hijo llamado Abel.
Ambos crecieron, fueron… nacieron de la misma barriga, y aparecieron como gemelos, aunque de diferentes padres; y ahí comenzó el problema de la raza humana, comenzó allá en el Huerto del Edén. Y luego crecieron, pero ya Dios había traído a juicio a Adán, a Eva y a la serpiente.
Sobre Eva vino la maldición, y vino a ser madre de todo ser viviente7 (de los buenos y de los malos también), y con dolores daría a luz los hijos8, o sea, con dolores tendría hijos; y por eso es que las mujeres sufren estos problemas durante el embarazo. Luego, vean ustedes, el nombre de la mujer fue cambiado, de Varona a Eva.
Y luego, sobre la serpiente vino la maldición; y Dios le dijo que por haber hecho lo que hizo, polvo sería su comida y se arrastraría sobre su pecho9. Y la maldición cayó sobre la serpiente; y de ser un animal erecto, parecido al hombre y más alto que el hombre, vino a ser un reptil, cambió su forma.
Y esa generación, esa raza de la serpiente… así como está la raza del mono… Se dice “la raza del mono” pero no todos son [machos], hay hembras también. Se dice también “la raza de las ballenas” pero no todas son hembras, hay ballenos (pues dirían “ballenos”; pero la raza completa se llama “la raza de las ballenas”). Y así por el estilo, no importa cómo a la raza se le llame (si se le llama con un nombre femenino o masculino): hay masculino y femenino en esa raza; y así es en la raza de la serpiente.
Esa raza vino a ser maldecida; y de ahí en adelante no encontramos más esa raza de la serpiente, porque fue convertida en reptil.
Pero cuerpos de esa raza de la antigüedad aparecen a diario (diríamos, a diario, o cada cierto tiempo), cuando los científicos, arqueólogos, excavan y buscan rastros de otras generaciones, descubren en diferentes ocasiones esqueletos que dicen que eran de seres humanos que vivieron hace diez mil años, o cien mil años, o un millón de años, o cien millones de años, están descubriendo esa raza, la raza de la serpiente; pero no saben que es la raza de la serpiente, y entonces dicen: “Así era el hombre antes de ser en la forma que es en la actualidad”.
Pero miren, Dios cuando creó al hombre no lo creo en la forma de un mono primero, ni en la forma de un chimpancé; no. Dios creó al hombre: ¡hombre!; y cuando le hizo una compañera, le hizo una compañera mujer; no era un animal primero.
Ahora, vean ustedes, esa raza de la serpiente es la que los científicos dicen que existió hace miles o millones de años; y cada vez encuentran diferentes esqueletos, y los prueban, y dicen: “Esto tiene tantos miles o tantos millones de años”. Pero la raza que viene por medio de Adán es una raza joven, es una raza que no tiene tantos años. Desde el tiempo de Adán hacia acá han transcurrido unos 6000 años; y de ahí en adelante han estado sucediendo cosas muy importantes en el Programa Divino.
Y ahora, hemos visto cómo entró a esta Tierra, a este planeta Tierra, la descendencia o raza, o los hijos del diablo, y cómo también han entrado los hijos de Dios. Adán y Eva, hijos de Dios.
Pero por medio de Adán y Eva tenían que venir todos los hijos de Dios; pero el diablo se manifestó, y vean todo el desastre que trajo a la raza humana; y por eso la raza humana ha estado mezclada.
Y por eso es que cuando vinieron delante de Dios: Adán, Eva y la serpiente: vino maldición sobre Eva, vino maldición sobre la serpiente…; y cuando Dios tenía que maldecir a Adán: maldijo la tierra. Y por eso la tierra produce cardos y espinos, y se niega algunas veces en dar el fruto para la raza humana; y hay lugares áridos, que no producen sino cardos y espinos.
Y ahora, vean ustedes cómo el mismo Adán perdió todos los derechos a la vida eterna, perdió los derechos a la herencia eterna, perdió los derechos a la herencia de este planeta Tierra; y por consiguiente, todos los hijos de Dios y la raza humana ha estado esclavizada en este planeta Tierra: naciendo con un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y con un espíritu del mundo.
Porque le tocó, a la raza humana, por causa de la caída, obtener un espíritu del mundo, de la quinta dimensión, de esa misma clase de espíritu que tenía la serpiente; y por consiguiente ha estado como una marioneta en las manos del diablo, la humanidad, esclavizada como estuvo esclavizado el pueblo hebreo allá en Egipto.
Pero vean ustedes, Dios sabía que todo eso iba a ocurrir; por lo tanto, Dios hizo un camino de regreso para el ser humano, hizo un camino de redención; para que el ser humano pueda regresar a la vida eterna con todos los derechos que perdió Adán y Eva siendo restaurados.
Adán tenía el Título de Propiedad, pero cuando pecó le fue confiscado el Título y todos los derechos contenidos en ese Título; y regresó a la diestra de Dios ese Libro sellado con siete sellos.
Y ahora, encontramos que la raza humana ha estado mezclada, ha estado mezclada… Y el ser humano, vean ustedes, cuando nace obtiene un espíritu del mundo; y también obtiene un cuerpo físico, el cual es mortal, corruptible, temporal, el cual no puede vivir eternamente.
Antes vivían hasta… 969 años vivió Matusalén10, pero con todo y eso murió, porque después de la caída el ser humano no podía vivir delante de Dios un día; y un día delante de Dios, para los seres humanos significa o representa mil años; porque un día delante de Dios es como mil años, y mil años como un día, nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también nos dice el profeta Moisés en el Salmo 90 y verso 4.
Y ahora, por esa causa el ser humano no ha podido vivir mil años, ha muerto antes de mil años.
Y ahora, vean ustedes, a medida que ha ido pasando el tiempo y las generaciones, la vida del ser humano ha estado siendo acortada. Vean ustedes, de ser una persona que no tenía límite de tiempo antes de pecar, ahora encontramos que el más que vivió fue Matusalén; Adán vivió unos 930 años, que es muchos años, pero a lo último murió también11, porque la paga del pecado es ¿qué? Muerte12.
Y ahora, los años han sido acortados a los seres humanos. Después del diluvio el más que vivió fue Noé, el cual vivió unos 850 años por todo, desde que nació hasta que murió; o sea que después del diluvio Noé vivió unos 250 años más o menos… Vamos a ver aquí, si ustedes quieren el número exacto, y… unos 800 o 950 años fueron; 950 años. Vamos a ver, eso lo encontramos en el libro del Génesis, en donde nos habla el tiempo que Noé vivió, pero a lo último se murió; dice, capítulo 9, verso 28 al 29:
“Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años.
Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió”.
O sea que no importa lo mucho que viva una persona, a lo último se va a morir, va a morir su cuerpo físico; aunque la persona continúa viviendo en otra dimensión:
Si no recibió a Cristo como su Salvador, pues pasa a la quinta dimensión, que es la dimensión a la cual pertenece ese espíritu que recibió cuando la persona nació. Pero si ha recibido a Cristo como su Salvador y ha recibido Su Espíritu Santo, la persona ha recibido un espíritu de la sexta dimensión —y la sexta dimensión es el Paraíso—; por lo tanto esa persona va al Paraíso, es llevado por los ángeles de Dios, y vive allí en el Paraíso hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo, en donde se levantará en un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad.
Porque para el ser humano venir a esta Tierra en un cuerpo y vivir eternamente, primero tiene que tener un espíritu teofánico de la sexta dimensión, y vivir en la sexta dimensión, estar allí; de allí pasar acá, a esta dimensión; y eso se obtiene cuando la persona cree en Cristo como su Salvador y recibe Su Espíritu Santo.
Ya la persona ha sido colocada en lugares celestiales en Cristo Jesús13: tiene un espíritu de la sexta dimensión. Y un espíritu de la sexta dimensión no es un humo ni cosa parecida; es un cuerpo, así como el nuestro aquí, pero de otra dimensión.
Así como el espíritu que la persona recibe cuando nace: es un cuerpo de otra dimensión, de la quinta dimensión; pero vean ustedes, la persona necesita —para vivir eternamente— tener un espíritu, un cuerpo, de la sexta dimensión; y después tener un cuerpo que sea eterno, un cuerpo físico y glorificado, el cual Cristo nos dará cuando los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros seamos transformados.
Ahora, vean ustedes cómo todo ese Programa Divino que se está llevando a cabo de tiempo en tiempo, de generación en generación y de dispensación en dispensación, es para el regreso del ser humano a la vida eterna.
Y nosotros llegamos a este planeta Tierra en cuerpos mortales, hemos nacido (en cuanto al cuerpo físico) a través de papá y mamá; y hemos crecido y hemos obtenido la estatura que tenemos (los que ya han crecido); hay otros que todavía están en la etapa de niños; y otros están en la etapa en el vientre de sus madres (pero al nacer pasan por estas mismas etapas de la vida); y al final, el cuerpo físico tiene que morir.
Porque San Pablo nos dice que “la carne y la sangre no heredarán el Reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”14. O sea que este cuerpo corruptible no puede ser incorruptible, tiene que morir, y tiene que corromperse ahí al morir; porque cuando el espíritu y el alma de la persona salen de ese cuerpo, es un cuerpo muerto; porque el cuerpo sin espíritu es muerto – es un muerto.
Ahora, vean ustedes que hay un Programa Divino para el cual nosotros hemos llegado a este planeta Tierra: para hacer contacto con la vida eterna, para hacer contacto con el Árbol de la Vida, que es Cristo, y recibir a Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre del Cordero, y comer de ese Árbol de la Vida, y recibir Su Espíritu Santo; y comer de ese Árbol de la Vida, y vivir eternamente.
Ahora, vean ustedes que hay personas que no comprenden el motivo de su existencia aquí en la Tierra, y pasan su tiempo trabajando, luchando, esforzándose, y no buscan el Reino de Dios.
Y Cristo dijo: “Buscad primeramente (o sea que lo primero que el ser humano tiene que hacer es buscar el Reino de Dios)… Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”15. Las demás cosas son las añadiduras de la vida, de las cuales nosotros pues tenemos necesidad; pero lo primero es buscar el Reino de Dios, ¿para obtener qué? Para obtener el nuevo nacimiento en el Reino de Dios, y así tener vida eterna.
Mientras el ser humano no ha obtenido el nuevo nacimiento (al creer en Cristo y recibir Su Espíritu Santo), la persona, aunque está viva en ese cuerpo físico, está muerta delante de Dios.
Y, por consiguiente: si muere la persona sin haber recibido a Cristo como su Salvador, y haber lavado sus pecados en la Sangre del Cordero, y recibir Su Espíritu Santo, ¿qué le pasa a la persona? Pues se muere. ¿Y a donde va? Pues va a la quinta dimensión. ¿Y qué es la quinta dimensión? El infierno.
Pero si muere luego de haber creído en Cristo como su Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; si muere, no hay ningún problema: va al Paraíso a vivir, hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo; de la cual Cristo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”16.
¿A quién dice que le resucitará? A los que creen en Él. No es a todo el mundo.
Resucitará a los que creen en Él en cuerpos eternos, eso es en la primera resurrección; y en la segunda resurrección resucitará a todos los demás, ¿para qué? Para ir delante del Trono Blanco, delante del Juicio de Dios, y así ser juzgados por sus obras que han realizado aquí en este planeta Tierra, o sea, por todas las cosas que han hecho estando en el cuerpo físico.
Ahora, tenemos que comprender que en este planeta Tierra Cristo dijo que hay trigo y cizaña, refiriéndose a los seres humanos; y Él dijo que el trigo son los hijos del Reino (los hijos de Dios), y la cizaña son los hijos del malo.
Y también Él dijo en otra ocasión, en el capítulo 15, verso 13 de San Mateo: “Toda planta que no sembró mi Padre celestial, será desarraigada (y echada al fuego)”.
Ahora, ¿dónde está la diferencia, en los seres humanos, en que unos son hijos de Dios y otros no son hijos de Dios? La diferencia está en el alma; en el alma de la persona está la diferencia.
Las almas que vienen de parte de Dios, que son parte de Dios, que estaban en Dios, que eran un atributo en la Mente de Dios, esos son los hijos de Dios; manifestados en esta Tierra en carne humana, en estos cuerpos mortales, para hacer contacto con Cristo en esta Tierra, y recibir el nuevo nacimiento y entrar al Reino de Dios. Cristo dijo a Nicodemo, en el capítulo 3 y verso 1 en adelante [San Juan]:
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (o sea, no lo puede entender).
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”.
Vean la forma de entrar al Reino de Dios: por medio del nuevo nacimiento. Y el nuevo nacimiento no es entrando de nuevo al vientre de nuestra madre para nacer, ni es naciendo por medio de alguna otra mujer, sino por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, y recibir Su Espíritu Santo (habiendo lavado nuestros pecados en la Sangre de Jesucristo).
No hay otra forma para entrar al Reino de Dios, no hay otra forma para entrar a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque la Iglesia del Señor Jesucristo es la Iglesia redimida por la Sangre de Jesucristo.
Y ahora, vean ustedes, estas personas que de edad en edad y de dispensación en dispensación han creído en Cristo… Ahora, dije: “Han creído en Cristo”.
Han creído en Cristo en el Antiguo Testamento: en aquello que representaba a Cristo, aquellos sacrificios; esas personas estarán viviendo eternamente.
Y las personas que han creído en Cristo, de Cristo hacia acá, y han lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y han recibido Su Espíritu Santo: esos son los primogénitos de Dios.
Y hay personas que han creído en Cristo como Su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre del Cordero, pero todavía no han recibido el Espíritu de Cristo; pero esas personas, aunque no sean de los primogénitos de Dios, esas personas no se perderán, sino que resucitarán en la segunda resurrección y vivirán eternamente, saldrán bien en el Juicio Final.
Pero la cizaña, que son los hijos del malo, esos nunca-nunca-nunca entrarán a la vida eterna; porque “toda planta que no sembró mi Padre celestial, será desarraigada (y echada al fuego)”. Eso es lo que Cristo dijo, y eso es lo que Cristo hará.
Ahora, esas personas no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida Cordero —ninguno de ellos—. Y si alguno tiene su nombre escrito en la otra sección del Libro de la Vida, en algún momento es borrado y ya queda fuera del Libro de la Vida.
Como le pasó a Judas Iscariote: que tenía su nombre escrito en esa sección del Libro de la Vida; pues Cristo dijo… Cuando vinieron todos los 70 dando testimonio de las cosas que Dios estaba haciendo por medio de ellos al predicar el Evangelio, y sanar los enfermos, y echar demonios fuera en el nombre de Jesucristo, vinieron a Cristo contándole todo esto; y Cristo dijo: “No os gocéis de que los espíritus se sujetan a ustedes en mi nombre, sino gozaos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo”17.
Ahora vean, el de Judas también estaba escrito, pero estaba en la sección en donde pueden ser borrados esos nombres en algún momento, por alguna causa de peso. Y el nombre de Judas Iscariote fue borrado del Libro de la Vida porque vendió a su Maestro: lo entregó por 30 piezas de plata18.
Ahora, vean ustedes cómo una persona tiene que ser fiel a Cristo y nunca apartarse de Cristo; recibir a Cristo como su Salvador y seguir hacia adelante en su vida; para así, si su nombre está en la sección del Libro de la Vida Cordero, cuando muera, si muere su cuerpo físico, vaya al Paraíso; y si los muertos en Cristo resucitan, y esa persona todavía está viviendo, pues sea transformada esa persona, su cuerpo físico sea transformado, y tenga el nuevo cuerpo, y sea a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y vean ustedes, si la persona tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida, en la otra sección, y muere, pues no se va a perder; si muere sirviendo a Cristo, pues no se va a perder: va a vivir eternamente, y saldrá bien en el Juicio Final.
Ahora, los elegidos son los únicos que no pasarán por el Juicio Final, porque esos ya han nacido de nuevo, han entrado al Reino de Dios, a formar parte de la Iglesia de Jesucristo, y tienen ya vida eterna; porque tienen un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, tienen el Espíritu de Cristo de la sexta dimensión; y por consiguiente ya han pasado de muerte a vida. Y ahora solamente les falta (¿qué?) el cuerpo físico, que sea cambiado, para estar completamente a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Esa es la promesa para el trigo de Dios, para los hijos del Reino, para los hijos e hijas de Dios que viven en este planeta Tierra de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Si muere su cuerpo físico, Cristo lo resucitará en un cuerpo eterno; y si continúa vivo y ocurre la resurrección de los muertos en Cristo, pues seremos transformados y obtendremos así el cuerpo eterno; y seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Cristo dijo que esto sucedería en el Día Postrero; y va a suceder en el Día Postrero, en el séptimo milenio.
Y ahora, esto es también lo que Cristo dijo cuando habló acerca del grano de trigo, y dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; mas si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva”19.
Y Cristo, si no moría en la Cruz del Calvario, Él permanecería vivo, porque Él no tenía pecado (porque la muerte viene por causa del pecado, es la paga del pecado); pero todos los demás seres humanos morirían. Y en aquel tiempo en que Cristo murió, el juicio divino tenía que caer sobre toda la raza humana.
Y ahora, Cristo, al tomar nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros; no que Él pecó, sino que se hizo pecado al tomar nuestros pecados; y por cuanto la paga del pecado es muerte, se hizo mortal; tuvo que morir.
Y por eso cuando murió tuvo que ir al infierno en Su cuerpo teofánico; y allá en el infierno le quitó las llaves de la muerte y del infierno al diablo; y luego pasó al Paraíso, donde estaban esperándolo los santos del Antiguo Testamento; y el día de la resurrección: domingo de resurrección, se levantó Cristo de nuevo, resucitó, y con Él resucitaron los santos del Antiguo Testamento; y le aparecieron a muchas personas en la ciudad de Jerusalén20.
Y Cristo también les apareció a Sus discípulos en diferentes ocasiones, por un lapso de tiempo de 40 días21, y luego ascendió al Cielo22; y con Él, los santos del Antiguo Testamento, que habían resucitado con Cristo.
Y el Salmo que nos habla, diciéndonos23:
“¡Abrid, oh puertas eternas, vuestras cabezas, y entrará el Rey de gloria!
(Y preguntan en el Cielo):
¿Quién es este Rey de gloria?
(Y contestan los que van con Cristo):
¡Jehová! ¡Jehová es el Rey de la gloria! ¡Jehová el fuerte y valiente, Él es el Rey de la gloria!”.
Y allí va Jehová, el Jehová del Antiguo Testamento; Jesucristo iba ascendiendo con los santos del Antiguo Testamento.
Y se repetirá esa Escritura, la segunda parte; si seguimos leyendo, repite eso mismo. Por lo tanto, para el tiempo final, para la Segunda Venida de Cristo, y la resurrección de los muertos en Cristo, y la transformación nuestra, y el rapto nuestro, nuevamente se dirá:
“¡Abrid, oh puertas eternas, vuestras cabezas, vuestras puertas; y entrará el Rey de la gloria!
¿Quién es este Rey de la gloria?”.
¡Nuestro amado Señor Jesucristo!, viniendo en el Día Postrero para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación nuestra, y el rapto de todos Sus escogidos, de todo el trigo de Dios, que será llevado al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, todo esto está prometido para ser cumplido en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio. Y por eso es que el trigo, los hijos del Reino, de edad en edad han estado creyendo en Cristo como su Salvador, y recibiendo Su Espíritu Santo.
Y por eso es que vemos que unos creen y otros no creen; es que hay trigo y cizaña en este planeta Tierra.
La cizaña no le ve importancia a creer en Jesucristo como su Salvador; no pueden creer que hay vida eterna, no pueden creer que hay otra vida.
Pero miren, hay otra vida. Y hay… después que uno muere hay una vida, hay una vida en otra dimensión, tanto para el trigo como la cizaña; para el trigo en la sexta dimensión, y para la cizaña en la quinta dimensión; la quinta dimensión es el infierno, la sexta dimensión es el Paraíso.
Y luego vendrá el juicio divino para la cizaña en el Día Postrero; el juicio divino sobre la cizaña que esté viva. Pero vendrá también la bendición divina para el trigo que esté vivo, para una transformación.
Pero antes de esa transformación viene una Gran Voz de Trompeta sonando, y llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. ¿Juntando qué? El trigo de Dios. Como en la parábola del trigo y de la cizaña, que dice que enviará Sus Ángeles, ¿para qué? Vamos a ver, Él dice que enviará los segadores. Capítulo 13 dice… vamos a ver, versos 24 en adelante dice [San Mateo]:
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
O sea que para el tiempo de la siega, para el fin del siglo, habrá un recogimiento: una cosecha de la cizaña siendo atada en manojos para ser quemada en el fuego; y del trigo, para ser colocado en el Alfolí de Dios.
Ahora, vean ustedes cómo esto es una promesa de parte de Jesucristo. El Hijo del Hombre, Jesucristo, envía Sus Ángeles para llevar a cabo el recogimiento del trigo en el Día Postrero. Y en San Mateo, capítulo 24, verso 31, dice:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos”.
Este es el tiempo para ser cumplida esta promesa.
Ahora, veamos también en Apocalipsis, capítulo 14 y verso 14 en adelante, donde nos dice:
“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada”.
Ese es el tiempo de la cosecha, del recogimiento del trigo, de la mies del Señor; y nosotros estamos viviendo en el tiempo para el recogimiento del trigo, estamos nosotros viviendo en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos.
En febrero 28 de 1963 apareció una señal en el cielo, muy importante, que no podemos dejar pasar por alto; la cual apareció publicada en las revistas Ciencia24 y Vida25, de ese año 1963; y fue publicada como un círculo misterioso, una nube formando un círculo misterioso, a una altura de 26 millas26, con un tamaño de 30 millas de ancho por 50 millas de largo27.
O sea que era una nube gigante; y a la altura en que apareció no viajan los aviones, por lo tanto no podía ser formada por un avión; tampoco hay humedad para formar una nube allí, por lo tanto no era formada por humedad; no era una nube como las que nosotros vemos comúnmente.
¿Y cuál es el misterio de esta nube? El reverendo William Marrion Branham, de Norteamérica, nos dice que mientras él estaba de cacería ese día por las montañas de Tucson, Arizona, le aparecieron siete ángeles enviados por Dios y lo llevaron al aire; lo llevaron en donde estaba esta nube formada, o sea, fueron a esta altura y allí estaban estos siete ángeles con el reverendo William Branham. Y esta foto y esa nube formada, que fue tomada en foto, está formada por estos ángeles que allí estaban.
Son ocho ángeles mensajeros; siete ángeles mensajeros para las siete edades de la Iglesia gentil, y otro Ángel que era muy diferente a los demás, el cual es el Hijo del Hombre, Cristo; el cual para el Día Postrero…
Así como cada ángel mensajero que estuvo allí fue manifestado en carne humana en la Tierra, y llevó a cabo el ministerio de su tiempo, y esa fue la manifestación de Cristo por medio de cada ángel mensajero en cada edad, llamando y juntando los escogidos de cada edad, al trigo de cada edad…
Ahora, para el Día Postrero, ese Ángel que era muy diferente a los demás, tiene que venir en carne humana en el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para tener el ministerio del Hijo del Hombre; para la manifestación del Hijo del Hombre ya no en el cielo, ya no en las nubes, sino aquí en la Tierra, entre los seres humanos; para así llamar y juntar a todos Sus escogidos con la Gran Voz de Trompeta; para así cosechar, para así realizar esa labor por medio Su Ángel Mensajero, en el cual estará manifestando los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y de Elías, los cuales son enviados con la Gran Voz de Trompeta.
¿Qué es la Gran Voz de Trompeta? Es el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida el Hijo del Hombre en este Día Postrero.
Ahora, hemos visto que el Hijo del Hombre es el que siembra la buena semilla; hemos visto que el campo es el mundo, hemos visto que los hijos del Reino…, el trigo, son los hijos del Reino; hemos visto que la cizaña son los hijos del diablo.
Hemos visto, también, que la tierra donde son sembrados los hijos de Dios es este planeta Tierra, en los diferentes territorios donde Dios coloca Sus hijos, Sus escogidos; y, por consiguiente, esas almas que están en esos cuerpos mortales, son los hijos e hijas de Dios, son el trigo que Dios coloca aquí en la Tierra, en el campo. Porque Cristo, el Hijo del Hombre, es el que lleva a cabo esa siembra y el que llevará a cabo también esa cosecha.
Y ahora, vean ustedes cómo en este mundo han estado en las diferentes etapas los hijos del Reino, los miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; pero también hemos visto las persecuciones que ha habido en diferentes tiempos, como hubo en el Génesis: Caín matando a Abel.
Hemos visto que la Iglesia del Señor Jesucristo ha sido perseguida, y miles o millones de cristianos han sido muertos en diferentes tiempos.
Y ahora, vean ustedes cómo todo esto ha sido por causa de que el trigo y la cizaña están aquí en la Tierra; y la cizaña siempre busca la destrucción del trigo, siempre busca matar al trigo para quedarse con todo el campo, y ser la cizaña la heredera de este mundo.
Pero Cristo ha dicho que el trigo será recogido y colocado en el Alfolí de Dios; y que la cizaña será recogida y será echada en el horno de fuego, y allí será el lloró y el crujir de dientes28.
Y ahora, vean cómo de esto nos habló Cristo, como también nos había hablado el profeta Malaquías en el capítulo 4, verso 1 en adelante; dice:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Esto es ¿para quiénes? Para los que hacen maldad; esto es para la cizaña, y se refiere a seres humanos.
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
Esto es para el trigo, para los hijos del Reino.
Ahora, vean cómo Dios hace la diferencia entre el trigo y la cizaña.
Y el trigo ha estado en este planeta Tierra de edad en edad, durante las diferentes etapas del Programa Divino; y para este tiempo final…
Vean ustedes, podemos ver cómo el trigo, los hijos del Reino, los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, estuvieron de edad en edad en el territorio donde se cumplió cada edad de la Iglesia gentil; y Cristo por medio del mensajero de cada edad los llamó y los recogió, los juntó.
Y en la primera edad estaban (¿dónde?) en Asia Menor; en la segunda estaban en Francia (en la tercera…), estaban en Francia, en ese territorio europeo; de allí se extendió el Mensaje, y hubo en diferentes lugares simiente de Dios.
Luego, para la tercera edad, estaban en Hungría y en Francia; y allí Dios envió a Su mensajero a través del cual los llamó y los juntó.
Luego, en la cuarta edad estaban en Irlanda y en Escocia, y Dios envió Su mensajero y los juntó; y de allí se extendió el Mensaje a otros lugares, donde también hubo algunos escogidos de Dios, trigo de Dios.
Luego, en la quinta edad, encontramos que Dios envió a Lutero, y estaba la quinta edad cumpliéndose en Alemania; y Dios por medio de Lutero llamó y juntó los escogidos de esa edad.
Y luego, en la sexta edad, estaban en Inglaterra, y Wesley fue enviado allí, y Dios llamó y juntó a Sus escogidos; y de allí se extendió el Mensaje a otras naciones también, donde hubo también escogidos y Dios los llamó.
Pero vean que bajo el ministerio de Cristo a través de estos mensajeros es que Cristo ha estado llamando y juntando el trigo, los hijos del Reino, y hubo un territorio donde estaban la mayoría de los escogidos de Dios.
Luego de tener esas seis edades (la primera en Asia Menor; y la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta en Europa), luego pasa a Norteamérica, donde envía a Su séptimo ángel mensajero: el reverendo William Branham; y por medio de él llama y junta Sus escogidos; y se cumple en Norteamérica la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, donde estaban la mayoría de los escogidos de Dios; de ahí se extendió el Mensaje a otras naciones, donde también estaban muchos escogidos, y fueron recogidos.
Y ahora pasa Jesucristo en Espíritu Santo a la América Latina y el Caribe, llamando y juntando a Sus escogidos latinoamericanos y caribeños para completar el número de Sus escogidos, el número de Su Cuerpo Místico de creyentes; y traer a resurrección todos los santos de las edades pasadas, y traer esa resurrección en cuerpos eternos; y traer la transformación de nuestros cuerpos, y obtener así nosotros un cuerpo eterno.
En este tiempo Cristo está en la América Latina y el Caribe llamando y juntando al trigo, llamando y juntando a Sus escogidos en este Día Postrero.
La Edad de la Piedra Angular corresponde a la América Latina y el Caribe, por eso es que el territorio latinoamericano y caribeño es el continente del futuro, es el que tiene la bendición de Dios siendo manifestada en este Día Postrero.
Aunque los latinoamericanos y caribeños en su mayoría no lo han comprendido, pero ya un número grande de latinoamericanos y caribeños sí lo ha entendido.
¿Y dónde están esos que lo han comprendido ya? ¡Aquí estamos!, en la América Latina y el Caribe, dándole gracias a Dios por Su amor y misericordia a los latinoamericanos y caribeños, y por haber colocado en la América Latina y el Caribe a Sus escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para llamarlos y juntarlos en este Día Postrero. Y desde la América Latina y el Caribe se extiende el Mensaje hacia otros continentes, para llamar y juntar todo escogido que esté en otros continentes.
Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos.
Y ahora, por cuanto tiene Cristo en la América Latina y el Caribe Sus escogidos de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, llamándolos y juntándolos, y tiene el ministerio del Día Postrero manifestado en la América Latina y el Caribe: el territorio latinoamericano y caribeño está produciendo buena simiente, está produciendo trigo, hijos e hijas de Dios; y por consiguiente, tiene la bendición de Dios.
Dice el apóstol San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 6, versos 7 al 8:
“Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios”.
La tierra que recibe bendición de Dios es aquella que recibe la lluvia y produce (¿qué?) hierba provechosa, buena hierba: trigo.
Y la lluvia es la Lluvia de la enseñanza de la Palabra de Dios correspondiente al tiempo que a uno le toca vivir.
En cada edad se recibió la Lluvia de la enseñanza de Cristo por medio del mensajero de cada edad; y produjo buen fruto la tierra, el territorio, donde se llevó a cabo el cumplimiento de cada edad; recibió bendición ese territorio mientras estuvo produciendo buen fruto.
Y ahora, ¿cuál es el territorio que produce buen fruto, que produce hijos e hijas de Dios en este Día Postrero, por medio de la enseñanza, por medio de la Lluvia de la enseñanza divina, por medio de la Lluvia del Mensaje del Evangelio del Reino, esa enseñanza tardía y temprana?
La América Latina es ese territorio que está produciendo hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Cuerpo Místico de Jesucristo; por lo tanto, está bajo la bendición de Dios. Y por consiguiente tiene la oportunidad de pasar al glorioso Reino Milenial de Cristo cuando comience ese glorioso Reino Milenial de Jesucristo en este planeta Tierra; en donde Cristo se sentará sobre el Trono de David allá en Israel, en la tierra de Israel, allá en Jerusalén; y gobernará, reinará, sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Y la América Latina y el Caribe será el territorio privilegiado: que entrará al glorioso Reino Milenial de Cristo con la generación que estará en este Día Postrero viendo el cumplimiento de Programa Divino correspondiente al Día Postrero, y estará bajo el ministerio del Hijo del Hombre por medio de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Pero los territorios que producen cizaña, que producen hijos del diablo, hijos del maligno, los territorios que no producen hijos de Dios, están bajo sentencia divina; serán (¿qué?) quemados, como dice el profeta Malaquías, en el capítulo 4:
“… he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Eso es fuego atómico, que vendrá sobre las naciones que no estén produciendo hijos e hijas de Dios; porque no estarán produciendo ¿qué? No estarán produciendo trigo, sino cizaña. Y si estarán produciendo cizaña: están cercanos a ser maldecidos, están cercanos a ser quemados. Dice:
“Pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada”. (Hebreos, capítulo 6, verso 8, nos dice así).
Ahora vean lo relacionado al juicio divino que vendrá sobre la cizaña: Será sobre los territorios, sobre las naciones y continentes que no estarán produciendo hijos e hijas de Dios en este Día Postrero.
Así que podemos ver el Programa Divino representado en esta parábola del trigo y de la cizaña; y podemos ver la bendición tan grande que tiene la América Latina y el Caribe en este Día Postrero; la cual no ha comprendido plenamente, pero ya está comprendiendo.
Y por eso es que la han llamado ¿Cómo? El Nuevo Mundo. El Nuevo Mundo la han llamado desde hace muchos siglos, sin saber que la América Latina y el Caribe es el continente que entrará al glorioso Reino Milenial de Cristo y tendrá la bendición de Jesucristo.
Así que podemos ver que la América Latina y el Caribe tiene futuro; porque su futuro está ¿en dónde? En Cristo: en el Programa de Cristo, en el Reino de Cristo, en ese glorioso Reino Milenial. Y los escogidos reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
Hemos visto este MISTERIO DEL TRIGO Y DE LA CIZAÑA.
Aunque la raza humana está toda mezclada, y nuestros cuerpos mortales son cuerpo animal (por cuanto el ser humano cayó y le ha tocado vivir en un cuerpo animal, y ha recibido un espíritu del mundo), pero por medio del nuevo nacimiento obtenemos el Espíritu del Cielo, de Dios, del Paraíso, de la sexta dimensión, un espíritu teofánico; y luego recibiremos un cuerpo eterno, y así entraremos físicamente también a vida eterna.
Y ahora, ¿dónde es que se hace la diferencia entre el trigo y la cizaña? En donde está la vida, que es el alma.
Por eso los hijos de Dios también han venido con este cuerpo mortal y corruptible, que es el cuerpo que también tiene la cizaña, pero el alma es alma de trigo; y por eso tiene la promesa de tener cuerpo de trigo también: un cuerpo teofánico que recibe cuando nace de nuevo, y un cuerpo físico y eterno cuando Cristo resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos.
Y entonces tendremos no solamente alma de trigo, sino espíritu teofánico de trigo también. Y ya lo tenemos cuando hemos creído en Cristo como nuestro Salvador y hemos recibido Su Espíritu Santo; y recibiremos cuerpo físico de trigo también, el cual recibiremos cuando seamos transformados.
Así que estemos atentos en estos días postreros, porque pronto ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Solamente falta que cada alma de Dios, cada alma de trigo, sea llamada y juntada en este Día Postrero, con el llamado de Cristo que está realizando en este Día Postrero, con el llamado de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, llamando y juntando a Sus escogidos en la América Latina y el Caribe.
Y si hay alguno que está en otra nación o continente, el Mensaje le llegará hasta donde se encuentre; porque será llamado y juntado en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para tener su cuerpo teofánico y después tener su cuerpo físico y eterno, que Cristo ha prometido para toda simiente de Dios, para toda simiente de trigo que ha sido sembrada en este planeta Tierra.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio del trigo y de la cizaña; y dándoles testimonio que los cuerpos terrenales que tienen dentro esa buena semilla de trigo, y que han producido trigo…, o sea, que tienen un alma que pertenece a Dios, un alma de Dios, un hijo o una hija de Dios ahí en su alma: están cerca de ser bendecidos y ser transformados en este Día Postrero, como buena tierra como individuos.
Y el territorio de la América Latina y el Caribe como continente, como territorio, es la buena tierra donde estarían los hijos e hijas de Dios que serían llamados y juntados en este Día Postrero como el trigo de Dios, que con Gran Voz de Trompeta serían llamados y juntados bajo el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de este MISTERIO DEL TRIGO Y DE LA CIZAÑA.
Debe de haber algunos que son trigo también en otras naciones, pero la cantidad grande está en la América Latina y el Caribe; como diríamos: en la América Latina y el Caribe está la “cepa”, la cepa del trigo de Dios del Día Postrero; como estuvo la cepa del trigo de Dios en cada edad, ¿dónde? Pues en el territorio donde se cumplió cada edad.
Así que a la América Latina y el Caribe le ha tocado la bendición más grande del Programa Divino en este Día Postrero.
¿Y dónde están esos hijos e hijas de Dios, ese trigo que en el Día Postrero sería llamado y juntado, sería cosechado? Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe, siendo recogidos y colocados en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para pronto ser transformados y raptados, cuando llegue hasta el último de los escogidos de Dios.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y raptados en este Día Postrero; y llevados al Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes y radioyentes. Que las bendiciones de Cristo sean sobre ustedes.
Y para más información sobre estos temas, pueden escribir o llamar a las direcciones y teléfonos que el reverendo Miguel Bermúdez Marín les estará dando dentro de algunos segundos; para que puedan solicitar literatura completamente gratis, y también cintas magnetofónicas; y también pedir que les pasen, en sus hogares, videos con conferencias similares a esta; y también les envíen por correo, o les lleven personalmente, literatura con conferencias similares a esta; y también les indiquen el lugar donde pueden venir para ver, a través de la televisión, conferencias similares a estas, ya grabadas en videos, para obtener mayor conocimiento de todo el Programa Divino correspondiente a este Día Postrero; y así despertar espiritualmente al Programa de Dios y a la bendición que Dios tiene para cada uno de ustedes, amigos radioyentes, aquí en la República de El Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde, y pasen todos buenas noches; y con ustedes, el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
“EL MISTERIO DEL TRIGO Y LA CIZAÑA”.
[Revisión agosto 2022]
1 Génesis 1:27
2 Génesis 2:7
3 Génesis 2:23
4 Génesis 2:16-17
5 San Juan 6:38 y 6:51
6 Génesis 3:13, 2 Corintios 11:3
7 Génesis 3:20
8 Génesis 3:16
9 Génesis 3:14
10 Génesis 5:27
11 Génesis 5:5
12 Romanos 6:23
13 Efesios 2:6
14 1 Corintios 15:50
15 San Mateo 6:33
16 San Juan 6:39, 40, 44, 54
17 San Lucas 10:20
18 San Mateo 26:14-15
19 San Juan 12:24
20 San Mateo 27:52-53
21 Hechos 1:3
22 Hechos 1:9
23 Salmo 24:7
24 Revista CIENCIA (SCIENCE): Publicación del 19 de abril de 1963, volumen 140, número 3564. Autor: James E. McDonald – https://www.science.org/toc/science/140/3564
25 Revista LIFE: Publicación del 17 de mayo de 1963. Título del artículo “… And a High Cloud – Ring of Mistery” – https://bit.ly/3ureXyD
26 26 millas (de altura) = 41.8 km
27 30 millas (de ancho) x 50 millas (de largo) = 48.3 km (de ancho) x 80.46 km (de largo)
28 San Mateo 13:40-42