El padre de familia

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y televidentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes nuevamente, para compartir unos momentos alrededor de la Palabra de Dios y ver dónde nos encontramos en el Programa Divino en este tiempo final.

Para lo cual quiero leer en San Lucas, capítulo 13, versos 22 al 30, y dice así:

“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.

Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.

Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.

Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Y he aquí hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL PADRE DE FAMILIA”.

Encontramos, a través de la Escritura, que Cristo ha colocado diferentes parábolas con relación al tiempo final, a este tiempo en el cual nosotros vivimos, que es el tiempo del Día Postrero; y para este tiempo es que Cristo habló esas profecías, donde nos dice:

“Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois”.

De esto mismo habló Cristo en la parábola de las diez vírgenes; y dice, en esta parábola de las diez vírgenes, dice que las vírgenes todas se levantaron y aderezaron sus lámparas; pero hubo una parte de las vírgenes que no tenían aceite en sus lámparas, y vean cómo dijeron… Dice: “Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron…”. San Mateo 25, verso 6 en adelante, dice:

“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Aquí hemos visto dos lugares donde Cristo nos habla del Padre de Familia en uno de estos pasajes; y en el otro nos habla de la Venida del Esposo, y las que estaban preparadas entraron con Él a las Bodas, y se cerró la puerta.

La Puerta, Cristo, en San Juan, capítulo 10, nos dijo quién era. Vean aquí: San Juan, capítulo 10, dice:

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca”.

Ahora vean que hay un portero, el cual se encarga de abrir o cerrar la puerta.

“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (o sea, vida eterna).

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”.

Ahora, aquí vemos que la Puerta es Cristo; y podemos ver que aquí, habiendo una puerta, dice Cristo que a este le abre el portero: al Pastor de las ovejas.

Él dijo que también tenía otras ovejas que no eran de aquel redil hebreo, o sea, eran de entre los gentiles, los cuales, dice:

“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.

Estas ovejas son los hijos e hijas de Dios de entre los gentiles, que de edad en edad iban a estar siendo llamados por Cristo (Cristo manifestado en el mensajero de cada edad) e iban a estar siendo juntados en el Redil del Señor, en el Rebaño del Señor, de edad en edad; y eso es lo que ha estado pasando de etapa en etapa, de edad en edad, en el Programa de Jesucristo; y Él ha estado llamando y juntando a Sus ovejas, de edad en edad, por medio de la manifestación que ha tenido a través del mensajero de cada edad.

Ese Redil del Señor o Rebaño del Señor es el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, donde Él llama y junta a todas Sus ovejas, las cuales entran por la Puerta, que es Cristo.

Ahora, Él dijo que la Puerta era angosta, y Él dijo que muchos buscarían entrar y no iban a poder entrar. Él dijo que entráramos por esa Puerta y que hiciéramos fuerza para entrar por ella: “Esforzaos a entrar por la puerta, porque angosta es la puerta”1. ¿La puerta que lleva a dónde? A la vida eterna.

Ahora, la puerta que lleva a la perdición y destrucción y al lago de fuego es ancha, dice Cristo, y muchos son los que entran por esa puerta.

Ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, está abierta esa Puerta estrecha, esa Puerta que lleva a vida eterna; y ese es nuestro amado Señor Jesucristo.

Dice San Pablo, en el capítulo 3, versos 5 en adelante, dice, de su carta a los Hebreos:

“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.

Ahora, toda casa tiene una puerta por donde se entra a ella, y en la Casa de Dios tenemos una Puerta; y aunque es angosta, es la única entrada para la Casa de Dios. Esa Puerta es Cristo. Él dijo: “Yo soy la Puerta”. Él es la Puerta de las ovejas, Él es la Puerta del Redil del Señor, Él es la Puerta de la Iglesia para entrar por Él.

Y por eso es que de edad en edad hemos estado entrando por esa Puerta al Cuerpo Místico de Cristo: creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu Santo. Esa es la forma en que —por medio de esa Puerta— hemos entrado a la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, tenemos la profecía para el tiempo final, que la Puerta será cerrada. Y dice en la parábola de las diez vírgenes que cuando vino el Esposo, las que estaban preparadas entraron con Él a las Bodas y se cerró la Puerta. ¿Y quién es el que cierra la puerta? Dice:

“Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois”.

Y luego comienza a decir lo que estará sucediendo con los que quedaron fuera del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Los que quedaron al otro lado de la Puerta, vamos a ver lo que sucederá con ellos, dice:

“Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.

Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos”.

Ahora, vean ustedes cómo aquí Cristo nos muestra que vendrá un tiempo de lamentación para todas aquellas personas que no entraron al Cuerpo Místico de Cristo por la Puerta, que es Cristo, para recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así entrar por esa Puerta al Cuerpo Místico de Cristo y venir a ser parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, que está compuesta por los nacidos de nuevo.

Y ahora vean ustedes cómo esta profecía estará siendo cumplida en este tiempo final. Cuando nuestro amado Señor Jesucristo salga del Trono de Intercesión en el Cielo, se cerrará la Puerta, y ya no habrá más oportunidad para ninguna persona; y el que esté sucio no tendrá oportunidad de ser limpio, porque ya la Sangre del Cordero no estará en el Trono de Intercesión en el Cielo; y si no está en el Cielo, en el Trono de Intercesión, entonces ninguna persona podrá ser limpio por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. No habrá más intercesión de parte de Cristo como Sumo Sacerdote y Cordero de Dios allá en el Cielo; por lo tanto, de ese momento en adelante, el que esté sucio se ensuciará más, pero el que esté limpio… el que esté limpio, o sea… vamos a ver cómo es que lo dice.

En Apocalipsis nos habla de esta profecía para ser cumplida en el tiempo final, y nos enseña que vendrá ese tiempo en donde el que esté limpio se justificará más, pero el que esté sucio no podrá ser ya limpio. En el libro del Apocalipsis, también en el libro del profeta Daniel, nos habla acerca de este tiempo final.

Ahora, podemos ver que esto es para el tiempo final. Y como es para el tiempo final, es en el tiempo final en donde se cerrará la Puerta y ya no habrá más oportunidad para las personas recibir salvación. Y eso es cuando el Padre de la Familia, Cristo en Su manifestación final, se levante; dice que es el Padre de la Familia.

Y vean ustedes cómo de edad en edad Jesucristo ha estado enviando mensajeros para colocarlos en Su Casa, en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de creyentes; y darle el alimento espiritual a tiempo, a cada uno de Sus hijos, en la edad que les toca vivir, por medio de cada ángel mensajero. Encontramos que vino ese mensajero, pues en cada ángel mensajero ha estado Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, y por medio de esos mensajeros ha estado alimentando a Sus hijos de edad en edad.

Hemos visto que esos siervos fieles y prudentes han sido los mensajeros que Cristo ha enviado de edad en edad, durante las siete edades de la Iglesia gentil y durante la Edad de la Piedra Angular.

Ahora, es en el tiempo de la Edad de la Piedra Angular en donde la Puerta va a ser cerrada; y de ahí en adelante ya no habrá más oportunidad de salvación, ya no habrá más oportunidad para ser preparados, transformados y raptados; porque ya las que estaban preparadas, las vírgenes prudentes, con aceite en sus lámparas (o sea, con el Espíritu Santo), entraron con Cristo a las Bodas, en la Venida de Cristo en este tiempo final. Dice:

“Vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.

Ahora, podemos ver que luego de cierto tiempo ya no habrá oportunidad para las personas recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir el Espíritu de Cristo, y formar parte así del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Ahora, vamos a ver algo muy importante que fue dicho por el precursor de la Segunda Venida de Cristo, algo que necesitamos ver y comprender claramente, porque de otra forma no podríamos comprender lo que estará sucediendo en este Día Postrero.

Para este tiempo final tenemos la promesa de un ministerio que hará grandes cosas, grandes maravillas; y ese ministerio que hará grandes maravillas será el ministerio de los Dos Olivos, el ministerio de Moisés y Elías, el ministerio de Apocalipsis, capítulo 11; y esos ministerios serán los que estarán aquí en la Tierra, en este tiempo final, llevando a cabo esas maravillas; pero vamos a ver lo que nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo. Él nos enseña en el mensaje “Almas encarceladas”2, dice:

“Señor, yo he hecho lo mejor posible. He hecho todo lo que sabía hacer. Concede, Señor, que las puertas de la misericordia todavía estén abiertas para estos centenares de almas que te están buscando en esta hora. Señor, quita toda mancha de pecado y déjalos entrar hoy.

Te ruego con todo mi corazón, mientras vemos que esto no es simplemente alguien hablando, sino las mismas Escrituras señalándonos esta hora. Y aquella visión, cuando yo era un muchacho, donde vi esa gente en aquella condición; y luego pensar que el infierno mismo, si la misericordia ha sido quitada de la Tierra, el infierno mismo está por toda la Tierra, y la gente, Señor, se encuentra en estas condiciones tan horrorosas.

Dios Todopoderoso, te ruego que derrames sobre esta Iglesia escogida Tus bendiciones, para que ellos puedan recibir un ministerio de testimonio, como el que tuvo Lot y como el que tuvo Noé y aun como el que tuvo Jesús, para con los perdidos eternamente; que ellos mismos estén sellados en el Reino de Dios por medio del testimonio de Jesucristo siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos”.

Ahora, vean ustedes cómo tenemos la promesa de que habrá un ministerio que hará grandes maravillas; pero nuestro hermano Branham está preguntando si ya la Puerta está cerrada o no está cerrada. En esta misma página 523, dice:

“Señor, ¿todavía hay gracia? Permite que yo esté equivocado en esto. Que no sea como yo pienso, que no sea así; antes por el contrario, que la gente todavía pueda llegar a ser salva”.

O sea que nuestro hermano Branham, al ver cómo estaban las cosas en aquel tiempo, pensó que podía estar cumpliéndose ya la Escritura de la Puerta ya cerrada, y ya entonces no tendrían oportunidad las personas para entrar al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Ahora, encontramos que habrá un ministerio para el tiempo final; y ese ministerio que estará en el tiempo final, cuando comience a hacer grandes maravillas, grandes milagros, cuando comience con esas señales a nivel internacional (que son los milagros que están prometidos para el ministerio de Moisés y Elías), ya la Puerta estará cerrada para la humanidad, y ya los escogidos estarán todos en el Cuerpo Místico de Cristo, y todos los escogidos estarán ya transformados.

Vean ustedes aquí, dice en la página 294 del libro “Almas encarceladas”, o de este mensaje “Almas encarceladas”, dice:

“Si ella rechaza la misericordia, puede cruzar la línea de separación, y entonces ya no habrá lugar para ella. Entonces ¿a dónde estará con sus ojos pintados y su cabello cortado? Es que ella ha cruzado la línea y no hay manera de volver. Tiene que haber un ministerio que le predique. Pero recuerden, para ese tiempo ya todo habrá cesado. ¡Es una cosa horrenda!

Habrá un ministerio que mostrará grandes maravillas, Joel así lo dijo, pero no habrá tiempo para la redención. Todo esto es terminado, porque el Cordero ya habrá tomado Su Libro y la redención habrá cesado. Jesús predicó y fue rechazado, luego prosiguió hacia aquellos que estaban encarcelados y no podían arrepentirse, ya no había tiempo para salvación; ese mismo ministerio tendrá que repetirse”.

Y ese es el ministerio también de Cristo en esa etapa, en esa Tercera Etapa, con grandes maravillas y señales, en donde también los ministerios de Moisés y Elías estarán manifestados y estarán llevando a cabo grandes maravillas y señales.

“¿Qué tal si eso pudiese ser la Tercera Etapa, a los que están perdidos eternamente? ¿Qué tal si así fuera? Ojalá que no sea. Pero ¿qué si es? Piénselo bien por un momento. ¿Qué tal si así es? Dios no lo permita; yo tengo hijos. Pero sí parece estar cerca”.

O sea que él, siendo profeta, está enfocando su visión profética a lo que será en este tiempo final cuando Jesucristo, el Cordero de Dios, deje el Trono de Intercesión en el Cielo y ya se cierre la Puerta de Salvación, se cierre la Puerta de Misericordia. ¿Y qué estará sucediendo? El ministerio de Cristo, con los ministerios de Moisés y Elías, estarán llevando a cabo grandes maravillas, milagros y señales.

Pero con esas maravillas, señales y milagros, será llamada la atención del pueblo hebreo, y dirán: “Esto es lo que nosotros estamos esperando”. Pero para el mundo ya no habrá misericordia: para los gentiles se habrá cerrado la Puerta; y dentro de un corto tiempo, luego de comenzar ese ministerio de la Tercera Etapa, luego, dentro de un corto tiempo, comenzarán los juicios de la gran tribulación.

Dice (vamos a ver lo que sigue diciendo):

“¿Cómo es que vino esa visión cuando yo era muchacho? ¿Por qué no había pensado en eso antes? ¿Por qué vino esa aparición a mi pieza el otro día, diciendo: ‘Aquí está’? Está justamente en medio de aquellas almas perdidas. Jesús les predicó y fue testigo, pero ellos nunca se arrepintieron”.

Cuando Jesús descendió al infierno, a la quinta dimensión, predicó a las almas encarceladas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé5; pero ellas no se arrepintieron, pues no era un Mensaje llamándolos al arrepentimiento; ya era demasiado tarde para arrepentimiento, pues ya habían cruzado la línea y ya estaban en el infierno.

Ahora, él dice que el infierno va a estar sobre la Tierra; y para ese tiempo en que Cristo con los ministerios de Moisés y Elías estará manifestado en el tiempo final, en el cumplimiento de la Tercera Etapa (ya el cumplimiento de la Tercera Etapa produciendo milagros y maravillas a nivel mundial), ya para ese tiempo la Puerta estará cerrada.

Ahora, vean ustedes, sigue diciendo:

“Y ahora, cuanto más predico, tanto más se van empeorando. No hay nada de arrepentimiento y aun no hay ni lugar para ello.

El Cordero tomó Su Libro, cuando el Séptimo Sello estaba a punto de ser abierto. Vimos el Sexto Sello, pero Él no nos dejó ver el Séptimo Sello, Él no lo dio a conocer. El Ángel estuvo de día en día diciéndome esas cosas, pero luego no lo hizo con este (o sea, no lo hizo con este Séptimo Sello): ‘Hay un silencio en el Cielo’. Nadie sabía. Era la Venida del Señor”.

Ahora vean cómo para este tiempo final vendrá esa Tercera Etapa realizando grandes maravillas y milagros, pero recuerden, habrá en esa etapa un momento en donde la Puerta quedará cerrada.

Y vean ustedes, con la Puerta cerrada y los escogidos al lado adentro de la Puerta en la Casa de Dios, en la Casa de Dios Cristo estará llevando a cabo grandes maravillas y señales; y el mundo entero verá esas maravillas y señales.

Y vean ustedes cómo, así como en la visión que vio nuestro hermano Branham, en donde él vio al Espíritu de Dios, a la Columna de Fuego, volar hacia un cuartito pequeño; y vio que en ese cuartito pequeño estaba manifestándose la Columna de Fuego, y estaba hablándole a otro que estaba más arriba de donde él estaba…

Porque, vean ustedes, San Pablo estuvo en la primera edad (aquí abajo); pero más arriba de San Pablo vino Ireneo, y más arriba de Ireneo vino Martín, y más arriba de Martín vino Colombo, y más arriba de Colombo vino Lutero, y más arriba de Lutero vino Wesley, más arriba de Wesley vino nuestro hermano Branham (el precursor de la Segunda Venida de Cristo); y más arriba viene el Ángel del Señor Jesucristo: en la Edad de la Piedra Angular.

Y así como estuvo manifestado en cada edad por medio del mensajero de cada edad, estará manifestado en la Edad de la Piedra Angular.

Ahora, en la manifestación del Espíritu Santo, de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, lo primero que hace es llamar y juntar a Sus escogidos en este tiempo final mientras la Puerta está abierta; porque no los puede llamar y juntar estando la Puerta cerrada, porque no pueden entrar con la Puerta cerrada. La Puerta tiene que estar abierta en la Casa de Dios para poder entrar y para poder recibir el alimento espiritual correspondiente a este tiempo final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y ser así bien alimentados en la Casa de Dios.

Y luego la Puerta será cerrada cuando haya entrado hasta el último de los escogidos; y Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo y saldrá del Trono de Intercesión; y ya allí no habrá más Sangre, sobre el Propiciatorio del Templo que está en el Cielo: será quitada la Sangre por el Sumo Sacerdote Jesucristo allá en el Cielo, porque ya habrá terminado de hacer la intercesión por todos los escogidos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Y ya de ahí en adelante Cristo toma Su Libro, el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos (que aparece en Apocalipsis, capítulo 5), y lo abre en el Cielo y lo trae abierto en el Cielo; pero ya viene manifestado como Juez, viene manifestado como Juez para juzgar aquí en la Tierra; y viene en Su manifestación correspondiente a la Tercera Etapa: en toda Su plenitud, realizando grandes maravillas y milagros; y viene así, en esa forma, en el tiempo final, para también los escogidos de Dios en este tiempo final tener el nuevo cuerpo que Él ha prometido para todos nosotros, y para llamar y juntar a los escogidos también del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos.

Ahora, antes que se cierre la Puerta encontramos que todos los escogidos de Dios son llamados y juntados por el ministerio de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, donde manifiesta Cristo los ministerios de Moisés y Elías en Su Ángel Mensajero.

Ahora, nosotros estamos en una etapa muy hermosa escuchando la Palabra de Dios; y todavía están siendo llamados y juntados más hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, entrando por Cristo, la Puerta abierta; y siendo colocados (¿dónde?) en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes, estamos en una etapa en donde estamos siendo preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Por eso estemos viviendo de acuerdo a la Palabra de Dios. Y las cosas que nos enseñó nuestro hermano Branham, el precursor de la Segunda Venida de Cristo, deben ser guardadas, cumplidas; y debemos permanecer en todas esas cosas que él nos enseñó para que así no tengamos problemas con Dios, y cuando la Puerta sea cerrada nos encuentre caminando en la Palabra pura del Señor Jesucristo.

Nos dio, por medio del mensajero precursor, Su Mensaje que precursa la Segunda Venida de Cristo; y luego, en este Día Postrero, nos da el Mensaje del Evangelio del Reino; y así tenemos el Mensaje del precursor para este tiempo final, y el Mensaje del precursado: de Jesucristo en Espíritu Santo en este tiempo final, hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Así que estemos preparados, con nuestras vidas arregladas delante de Dios, con nuestros pecados echados en la Sangre de Cristo, y preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero. Y trabajando en la Obra de Cristo para que así llegue el Mensaje a los demás escogidos que todavía no han llegado, para que lleguen y sean colocados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo antes que se cierre la Puerta en la Edad de la Piedra Angular, y la misericordia, la Puerta de la Misericordia se cierre, y Cristo ya no esté como Sumo Sacerdote intercediendo en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, sobre el Propiciatorio de Dios allá en el Cielo.

Ese Propiciatorio, mientras la Sangre del Cordero está allí: hay misericordia; pero cuando la Sangre salga de allí, cuando Cristo salga, ya la Sangre no estará allí, y por consiguiente se convertirá, ese Trono de Misericordia en el Cielo se convertirá en un Trono de Juicio para la raza humana. Y por eso es que salen truenos y relámpagos y voces del Trono de Dios en el Cielo.

En Apocalipsis vamos a ver dónde encontramos esto… En Apocalipsis, capítulo 11, dice el verso 19… Vamos a ver, desde el verso 15, para que tengan completo el pasaje. Dice capítulo 11, verso 15 al 19, dice en Apocalipsis:

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.

Ahí podemos ver cómo el Trono de Dios en el Cielo… en donde Cristo está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por Sus escogidos, de edad en edad, con Su Sangre preciosa allí, en el Lugar de Intercesión, hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios. Y después que entre el último, ya Cristo sale del Trono de Intercesión en el Cielo. Y ese Trono de Intercesión, por cuanto ya no estará la Sangre allí, se convertirá en un Trono de Juicio para la raza humana.

Y así como durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil y este tiempo final en el que vivimos, desde el Trono de Dios en el Cielo, donde Cristo está como Intercesor, viene el Mensaje del Trono de Dios del Cielo, un Mensaje de Misericordia para todos nosotros en este tiempo, como también para los que vivieron en las edades pasadas. Y por medio del mensajero de cada edad viene ese Mensaje de Misericordia, que es un Mensaje directo de Cristo.

Cristo en Espíritu Santo por medio del mensajero de cada edad nos trae ese Mensaje de Misericordia, mostrándonos Su misericordia y mostrándonos la Puerta de entrada a Su Casa, a Su Iglesia, que es Cristo, para que así obtengamos la misericordia de Dios creyendo en Jesucristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu Santo.

Así ha sido de edad en edad y así es en nuestra edad. Pero es en nuestra edad, la Edad de la Piedra Angular, en que Cristo cambiará de Cordero de Dios a León de la tribu de Judá, y de Sumo Sacerdote a Juez de toda la Tierra. Y ese cambio que Él estará haciendo tiene que ver con Su labor allá en el Cielo, en el Trono de Dios. Cuando Él salga del Trono de Dios se convertirá en el Juez de toda la Tierra y juzgará este planeta Tierra con todos sus habitantes.

Ahora, desde el Trono del Cielo, vean ustedes, salen truenos, relámpagos y voces. Y todo eso que estará saliendo del Trono de Dios estará siendo dado a conocer en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular. Y desde ahí es que vendrá para los seres humanos la revelación de todas las cosas que Cristo estará haciendo en medio de la raza humana.

Así como la revelación de Cristo, de lo que ha estado haciendo en el Cielo, en el Trono de Intercesión, como Sumo Sacerdote, intercediendo por todos Sus hijos que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, todo esto ha estado siendo dado a conocer en la Iglesia del Señor Jesucristo por medio de la manifestación de Jesucristo en cada ángel mensajero. Y a cada ángel mensajero se han unido miles de personas, de ministros, que han llevado hacia adelante ese Mensaje para darle a conocer a las personas la misericordia de Dios desde el Cielo, para los seres humanos aquí en la Tierra, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Pero de un momento a otro, dice nuestro hermano Branham que Cristo dejará el Trono de Intercesión en el Cielo y no habrá Sangre allí.

Mientras hay Sangre en el Trono de Dios en el Cielo, la Sangre de Cristo, la Sangre del Cordero, Dios no puede destruir este planeta Tierra. No importa los problemas que surjan en este planeta Tierra y las guerras, el planeta Tierra no puede ser destruido. Pero cuando Jesucristo salga del Trono de Intercesión allá en el Cielo, y el Sacrificio sea quitado del Trono de Intercesión en el Cielo: se convierte en un Trono de Juicio; y entonces desde el Trono de Dios ya no sale la misericordia para la raza humana, sino el juicio divino. Y entonces el juicio divino es hablado en el Trono de Dios en el Cielo, y es comunicado a Su Iglesia aquí en la Tierra, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Trono del Señor Jesucristo, para el Día Postrero, en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Y esa Edad es la que estará representando aquí en la Tierra el Trono de Dios que está en el Cielo. O sea, el Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo es representado en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; y ahí estará el ministerio de Cristo con Sus Ángeles, con los ministerios de Moisés y Elías manifestados, dando a conocer las cosas que estarán siendo habladas por Dios desde Su Trono allá en el Cielo.

Por eso es que nos dice la Escritura que el Día o la Hora de Su Juicio ha llegado. Dice que ha llegado la Hora de Su Juicio, y por eso es que sucederán estas cosas aquí en el planeta Tierra.

Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 6, verso 12 en adelante, nos muestra un cuadro claro de lo que estará sucediendo cuando Cristo salga del Trono de Intercesión. Vimos que habrá un terremoto… Porque dice que salen del Trono que está en el Cielo, dice [Apocalipsis 11:19]:

“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.

Y ahora veamos aquí en Apocalipsis, capítulo 6, verso 12 al 17, cómo estarán las cosas aquí en la Tierra para ese tiempo. Dice:

“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto (aquí tenemos nuevamente el terremoto); y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;

y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”

El gran día de su ira, dice, ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? Cuando comience la gran tribulación, recuerde, esto se estará cumpliendo, y ya no habrá forma de escapar, porque ya la Puerta estará cerrada.

Vean ustedes, también el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dijo en la página 369 del libro de Los Sellos en español:

“194. Ahora fijémonos en los últimos dos versículos de Apocalipsis 6, o sea, lo que sucederá con los que hicieron mofa y se rieron de la predicación de la Palabra vindicada del Dios viviente. Esos profe­tas estarán allí y harán toda clase de milagros, oscurecerán el sol, y todas esas cosas a través de ese tiempo. Luego aquellos clamarán a las piedras y a los montes, que los escondan de la misma Palabra de la cual antes se habían burlado, porque ahora lo podían ver que venía. Decían: ‘Escondednos de la ira del Cordero’. Él es la Pala­bra. Ellos se habían burlado de la Palabra y ahora allí estaba la Palabra encarnada. Ellos se habían mofado grandemente de esos profetas, pero ahora había venido la Palabra encarnada”.

¿Ven? Se mofarán de los Dos Olivos, se mofarán de estos ministerios que estarán manifestados en este tiempo final. Pero después de eso, vean ustedes, viene el juicio divino.

“Ellos se habían mofado grandemente de esos profetas, pero ahora había venido la Palabra encarnada. ¿POR QUÉ NO SE ARREPINTIERON? No pudieron; ya era demasiado tarde. Y ellos conocían muy bien el castigo que les esperaba; ha­bían oído todo eso. Ellos habían estado en cultos como éste, y habían escuchado todas esas cosas. Ellos sabían que estaban enca­rando las mismas cosas que esos profetas habían predicho. Pero lo habían rechazado; despreciaron la misericordia de Dios por última vez”.

Porque la misericordia de Dios estará por última vez manifestada en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular; y es ahí, bajo el ministerio de los Ángeles, los Dos Olivos, que son Moisés y Elías, y la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo: estos tres ministerios manifestados en el Día Postrero en el Ángel del Señor Jesucristo estarán dando a conocer todos estos juicios divinos que han de venir sobre la raza humana; pero algunas personas pensarán que eso no será de esa forma; pero conforme a la Escritura vendrá el juicio divino de la gran tribulación. Y cuando la gente se encuentre en la gran tribulación, verán que era cierto lo que había sido predicho, profetizado, por los ministerios de Moisés y Elías.

Y ahora vean ustedes cómo la misericordia estará manifestada por última vez bajo el ministerio de Moisés y Elías; por eso es que la Puerta todavía está abierta, pero de un momento a otro va a ser cerrada. Y cuando sea cerrada, el que esté sucio, ensúciese todavía más, o todavía se ensuciará más, porque no habrá Sangre para lavar sus pecados, porque ya no estará la Sangre de Cristo allá en el Lugar de Intercesión en el Cielo; por lo tanto, ya no estará haciendo intercesión Cristo, porque ya habrá hecho intercesión por todos Sus escogidos, y ya estará completo el número de Sus escogidos, y estarán sellados, y estarán transformados, e irán a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, tendremos esos 30 a 40 días, cuando ya estemos transformados, en donde habrá una manifestación grande del poder divino, y en donde ahí escucharán a nivel mundial todas estas cosas que estarán sucediendo; y ya para ese tiempo no habrá oportunidad para ninguna persona.

Ahora, podemos ver en dónde nos encontramos en este Día Postrero; podemos ver que estamos viviendo muy cerca de esa etapa en donde ya no habrá oportunidad para ninguna persona. Dice, página 39 de este mensaje “Almas encarceladas”6, predicado por el reverendo William Branham, dice:

“Y noten bien cuando vino la Tercera Etapa de Su ministerio; primero fue la sanidad de los enfermos.

La segunda fue la condenación de las organizaciones y el profetizar de lo que habían hecho, lo que era y lo que estaba por venir. Así hizo, ¿no es verdad?

Pero Su Tercera Etapa fue cuando predicó a los perdidos que no podían ser salvos jamás. Estaban allá donde también están aquellas con los ojos todos pintados. Predicó a las almas en el infierno, las cuales no aceptaron la misericordia, sino más bien estaban eternamente separados de la presencia de Dios; sin embargo, tuvieron que reconocer lo que Él era, porque Dios le hizo lo que era”.

O sea, cuando Cristo fue al infierno, que es la quinta dimensión, predicó a las almas encarceladas que allí se encontraban.

Encontramos que nuestro hermano Branham cuando niño visitó la quinta dimensión, el infierno, pues por el accidente que tuvo, en donde a un amiguito suyo se le disparó su escopeta y lo hirió en las piernas, y se estaba desangrando. Lo llevaron al hospital, lo anestesiaron con la anestesia que se usaba comúnmente en ese tiempo, que era éter. Y cuando fue anestesiado, él salió del cuerpo (como cuando muere cualquier persona que sale del cuerpo) y fue al infierno, y vio allí las mujeres con sus rostros pintados, sus ojos pintados, y así por el estilo; porque esa es la moda de allá, de la quinta dimensión, del infierno.

Vean ustedes cómo él las vio allá en el infierno, y ahí en el infierno él clamó a Dios. Dice que allí no se sentía la presencia de Dios, era un lugar allí donde no se encontraba Dios por ningún lugar; pero había personas allí; personas, pues, en sus cuerpos – sus espíritus, o sea, cuerpos de otra dimensión, que es el espíritu del ser humano; unos tienen un cuerpo de otra dimensión… o sea, unos tienen cuerpo de la quinta dimensión y otros tienen cuerpo de la sexta dimensión.

Ahora, podemos ver, se recibe el cuerpo de la sexta dimensión cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador y lavamos nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibimos el Espíritu de Cristo; y así obtenemos el cuerpo de la sexta dimensión, para que al morir una persona que ha creído en Cristo, vaya al Paraíso, a la sexta dimensión, y no tenga que ir al infierno; porque sin ese cuerpo de la sexta dimensión no tiene con qué ir a la sexta dimensión.

Ahora, vean ustedes cómo se requiere que seamos nosotros cuidadosos, porque después que terminemos nuestra vida aquí en la Tierra, viene la parte que es eterna, en donde ya la persona nada puede hacer. Todo lo que puede hacer la persona, tiene que hacerlo aquí en la Tierra, estando aquí en la Tierra en su cuerpo terrenal.

Ahora, vean cómo nuestro hermano Branham siendo un jovencito, estando allá en el infierno, en la quinta dimensión, vio a todas esas personas allá; porque la quinta dimensión es el lugar donde van los perdidos, los que no han recibido a Cristo como su Salvador y no han lavados sus pecados en la Sangre de Cristo, y no han recibido el Espíritu de Cristo; por lo tanto, no pueden ir a la sexta dimensión, y por consiguiente tienen que ir a esa quinta dimensión.

Ahora, vean ustedes, él clamó a Dios allá, Dios lo sacó de esa quinta dimensión, que es el infierno, y despertó o fue despertando cuando los médicos creían que ya estaba muerto; pues había salido del cuerpo, como salen todas las personas cuando mueren; pero regresó porque Dios lo resucitó, lo trajo de regreso a la vida; y, vean ustedes, vino a ser un ministro del Señor Jesucristo.

Y luego, cuando ya siendo ministro del Señor Jesucristo fue transportado a la sexta dimensión, al Cielo, vio allá los creyentes en Cristo que habían partido de esta vida terrenal, los vio allá en el Cielo en sus cuerpos teofánicos, con túnicas blancas, y con su cabello largo las mujeres, y jovencitas, representando de 18 a 21 años de edad, y vio también a los hombres allá en el Paraíso; o sea que vio a los santos de la Iglesia del Señor Jesucristo que han partido ya, los vio allá en el Paraíso.

Vean ustedes la forma de las personas de allá del Paraíso: las mujeres con sus cabellos largos, y no estaban pintadas ni nada de eso, porque esa moda ni ha llegado ni llegará al Paraíso; esa moda es de la quinta dimensión.

Algunas veces se nos pegan cosas de la quinta dimensión; por eso es que hay personas que vienen inspiradas desde la quinta dimensión para producir un montón de cosas que son de la quinta dimensión y que sean materializadas en esta dimensión terrenal. Pero también los mensajeros de Dios, que son enviados de la sexta dimensión, vienen con la Palabra de Dios, para que se materialicen en esta Tierra, en seres humanos, las cosas de la sexta dimensión, las cosas del Cielo, las cosas del Paraíso.

Por eso es que nosotros tenemos que tener mucho cuidado en nuestra vida terrenal, de no estar con las cosas que son de la quinta dimensión, que han estado siendo traídas por personas inspiradas de la quinta dimensión, sino teniendo las cosas que son del Cielo, que vienen de Dios, que vienen de la sexta dimensión, del Paraíso, por medio de la Palabra de Dios, para que se materialicen en cada uno de nosotros antes de que la Puerta sea cerrada, para que así nos encontremos dentro de la Casa de Dios, viviendo conforme a la Voluntad de Dios, y preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Cuando el Padre de Familia se levante y cierre la Puerta, ya no habrá oportunidad para entrar dentro del Cuerpo Místico de Cristo ni una persona más; porque ya se habrá completado el número del Cuerpo Místico de Cristo, el número de los escogidos de Dios.

Cristo es el Padre de la Familia manifestado de edad en edad en cada ángel mensajero, y Él es el que dice que tiene las llaves de David, y dice que tiene las llaves también – dice que tiene las llaves de David, ¿y también tiene qué? Tiene las llaves del infierno y de la muerte. Por eso pudo salir del infierno cuando murió y les predicó en el infierno a las personas que allí estaban, y luego pudo resucitar, pudo salir de la tumba, pudo salir de la muerte; porque tenía las llaves del infierno y de la muerte, que le quitó al diablo allá en el infierno.

Cristo había dicho: “Tengo poder para poner mi vida (o sea, para ponerla como sacrificio muriendo) y tengo poder para volverla a tomar (o sea, para resucitar nuevamente)”7.

Ahora, podemos ver cómo Cristo, el cual dice que es el que cierra y ninguno abre, y el que abre y ninguno cierra, Cristo en las edades pasadas encontramos que no cerró por medio de ninguno de los mensajeros la Puerta de la Gracia, no cerró la Puerta de entrada al Cuerpo Místico de Cristo; pero para el Día Postrero, Cristo mismo dijo que el Padre de Familia, cuando se levante y cierre la Puerta, los que quedarán fuera estarán tocando la puerta queriendo entrar, pero ya no podrán entrar.

Lo mismo que dijo en la parábola de las diez vírgenes cuando llegó el Esposo, y las que estaban preparadas entraron con Él a las Bodas, y se cerró la Puerta; y después vinieron las vírgenes fatuas tocando la Puerta, pero ya la Puerta estaba cerrada; y les dijo: “No sé de dónde ustedes son”. Dice Cristo: “Allí será el lloro y el crujir de dientes”. Él dice: “Velad, porque no sabéis el día y la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”8.

Jesucristo, el Hijo del Hombre, es el que cerrará la Puerta en el Día Postrero en Su manifestación final, en Su manifestación en Su Ángel Mensajero. Para la etapa en que Cristo salga del Trono de Intercesión en el Cielo, para ese tiempo la manifestación de Cristo a través de Su Ángel Mensajero vendrá a ser como Juez de toda la Tierra; o sea que Cristo ya no estará como Sumo Sacerdote, sino como Juez de toda la Tierra; y por consiguiente estará ya la puerta cerrada. Y los que quedaron dentro tendrán la bendición del cuerpo eterno que Él ha prometido para todos nosotros; y los que quedaron fuera tendrán la situación terrible de la gran tribulación que vendrá sobre la raza humana, pero podrán ser fieles a Cristo durante el tiempo de la gran tribulación y (por cuanto van a ser perseguidos) morir, y así no perderse sus almas, sino resucitar después del Reino Milenial para entrar a vida eterna.

Ahora, vean ustedes que solamente del cristianismo serán resucitados en cuerpos eternos los que fueron señalados como los escogidos de cada una de las edades de la Iglesia gentil. Ellos vendrán con sus ángeles mensajeros de regreso a la Tierra en este tiempo final, cuando Cristo deje el Trono de Intercesión en el Cielo; y nosotros los que vivimos seremos transformados, conforme a la promesa de Dios.

Y ya cuando estemos transformados, estaremos restaurados a la vida eterna con todo el poder divino que perdió Adán y Eva en la caída; o sea, que todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, y con el mismo poder.

Y si con uno solo aquí en la Tierra, dos mil años atrás, sucedieron todas aquellas grandes maravillas y señales, ¡cómo será para el tiempo final cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos estemos transformados, y seamos todos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo!

Todos estaremos bajo la dirección de Cristo, el cual estará manifestado en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, como Juez de toda la Tierra; y con Él estarán Sus siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, con el grupo de cada una de esas edades, los cuales fueron el grupo de cada uno de esos mensajeros de las edades pasadas.

O sea que cada ángel mensajero regresará con su grupo en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados con el mensajero de la Edad de la Piedra Angular; y así todos estaremos, cada uno, en el grupo que nos corresponde; y todos los de las edades pasadas con sus siete ángeles mensajeros estarán aquí en la Tierra en nuestra edad (porque es nuestra edad).

Y siendo que estarán en nuestra edad, vean ustedes lo que estará sucediendo: Si la resurrección hubiera sido en la tercera edad, los santos de la primera y segunda edad hubieran resucitado y estarían bajo la dirección de Jesucristo a través del tercer ángel mensajero y el grupo de ese tercer ángel mensajero; pero por cuanto ellos van a resucitar en este tiempo final…

Vamos a otro ejemplo: si hubieran resucitado en el tiempo del ministerio de Jesucristo a través de nuestro hermano Branham, el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, todos los de las edades anteriores estarían bajo la dirección de Jesucristo a través del séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil y del grupo de esa séptima edad.

Pero no fue realizada la resurrección de los muertos en Cristo en la séptima edad de la Iglesia gentil, en la Edad de Laodicea; y encontramos que aun el mensajero de la séptima edad tuvo que partir, porque para ese tiempo no era la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estaban vivos, y tuvo que partir; pero él dijo que en la mañana en que la Trompeta Final, la Trompeta de Dios, estuviera sonando, él se levantaría, resucitaría; y con él van a resucitar los muertos en Cristo de su edad, como también los mensajeros de cada edad con el grupo al cual Dios lo envió y al cual le ministró en la edad en que Dios los envió.

Y ahora, vean ustedes cómo han transcurrido las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, y no ocurrió la resurrección de los muertos en Cristo en esas siete edades ni la transformación de los vivos; porque es para la Edad de la Piedra Angular.

Es para el grupo de la Edad de la Piedra Angular la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Los estamos esperando, los recibiremos con nuestros brazos abiertos y nuestros corazones abiertos. Ellos han dicho que estarán con nosotros, ellos han dicho que cuando resuciten ellos comerán, así como Cristo cuando resucitó comió con Sus discípulos.

Ahora vean ustedes, ¿con quién comió Cristo? Con el grupo que estaba viviendo en ese tiempo, con los creyentes del Mensaje de Cristo de ese tiempo. Y ahora, vean ustedes, ellos estarán con nosotros y también comerán con nosotros. Y cuando nosotros los veamos, nosotros seremos transformados, y entonces tendremos el cuerpo eterno nosotros también.

Ahora vean cómo esta promesa tan grande era para nosotros en la Edad de la Piedra Angular. Es para los que estarán viviendo en este Día Postrero y que estarán viendo a Jesucristo en Espíritu Santo viniendo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero. Para los que vean Su Venida, la Venida de Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, será esa promesa.

Y luego encontraremos a Cristo manifestado en toda Su plenitud en Su Ángel Mensajero, ya no como Sacerdote, sino como Juez de toda la Tierra; y estará realizando la parte que corresponde a esa Tercera Etapa con las grandes maravillas y milagros que están prometidos para este tiempo final.

Ahora, hemos visto EL MISTERIO DEL PADRE DE LA FAMILIA, EL PORTERO, CERRANDO LA PUERTA. Cristo en Su manifestación final será el que cerrará la Puerta, así como en Apocalipsis, capítulo 10, dice que levantó Su diestra al cielo y juró por el que vive para siempre que el tiempo no será más. Y así es como Cristo cerrará la Puerta de la Gracia, cerrará la Puerta de la Primera Venida de Cristo; para que así las personas que estarán dentro ya, tengan la bendición del cuerpo nuevo y puedan ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

El Padre de Familia, el Portero, vean ustedes, es el que cierra la Puerta; y ese es Jesucristo en el Día Postrero en Su manifestación final, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

“EL PADRE DE FAMILIA: EL PORTERO”.

Ahora, hemos visto quién es el Portero en esta parábola de Cristo, de San Lucas, capítulo… en el capítulo 13 de San Lucas, donde Cristo nos dice: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta (esa es la Puerta que será cerrada); porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”.

Y cuando la Puerta sea cerrada, muchos tratarán de entrar, pero ya no podrán.

“Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois”.

Pues no son de los escogidos de ninguna de las siete edades, ni de la Edad de la Piedra Angular; por lo tanto, tendrán que pasar por la gran tribulación, y allí será el lloro y el crujir de dientes.

Pero cuando eso ocurra, ¿dónde lo encontrará a usted ese momento? Dentro de la Casa de Dios, comiendo el alimento espiritual que el Padre de Familia, el Siervo fiel y prudente, estará dándonos en este tiempo final; a través del cual estará Jesucristo, el Padre de todos los escogidos, estará manifestado en este Día Postrero en el Siervo fiel y prudente, dándonos el alimento espiritual y preparándonos para ser transformados y raptados en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular; y luego cerrará la Puerta y ya no entrará ni uno más.

¿Cuándo será cerrada la Puerta? Cuando haya entrado el último de los escogidos y Cristo haya dejado el Trono de Intercesión en el Cielo.

Así que continuaremos llevando el Mensaje por todos los lugares mientras la Puerta de la Misericordia, que es Cristo, está abierta para los seres humanos.

Mientras Cristo está en el Trono del Padre en el Cielo, estaremos llevando el Mensaje del Evangelio del Reino por todos los lugares y estaremos también dándoles a conocer cómo entrar a la Casa de Dios, al Cuerpo Místico de Cristo: creyendo en Jesucristo como nuestro Salvador y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibiendo el Espíritu de Jesucristo; y así naciendo en la Casa de Dios, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y siendo preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero, e ir así a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio del Padre de Familia, el Portero, que cerrará la Puerta.

“EL PADRE DE FAMILIA”.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo en la Casa de Dios. Y aunque usted salga de este lugar, permanecerá en la Casa de Dios, porque la Casa de Dios es el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y seguirá con la bendición de Dios a su hogar y a dondequiera que usted vaya, y continuará con la Palabra, comiendo esa Palabra en su hogar; y dondequiera que usted esté: comiendo esa Palabra allá en su alma, para ser preparado para ser transformado y raptado en este Día Postrero.

Tengamos nuestras vidas arregladas con Dios, nuestros pecados confesados a Cristo y echados en la Sangre de Cristo, lavados nuestros pecados en la Sangre de Cristo; y orando siempre a Dios, y recibiendo Su Palabra, y alimentando así nuestra alma con Su Palabra, y trabajando en Su Obra; y quitando también toda cosa que descubramos que viene de la quinta dimensión, para que así todos estemos preparados.

Hay muchas cosas que vienen de la quinta dimensión; por lo tanto, todo lo que usted sepa que viene de la quinta dimensión vaya echándolo a un lado, porque no le va a ayudar en nada; y manténgase recibiendo la Palabra de Dios que viene de la sexta dimensión, la Palabra de Dios que viene por medio de Jesucristo en Espíritu Santo en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, así como fue en cada edad de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y que Dios nos ayude a todos. Así como ustedes necesitan quitar muchas cosas que saben que no son de Dios, también yo. O sea que todos tenemos que examinarnos, y todos necesitamos la ayuda de Dios, la misericordia de Dios, la misericordia de Cristo y la fortaleza de Su Espíritu, para así vencer en este tiempo final, y estar listos para nuestra transformación, la cual está muy cerca.

Recuerden que está muy cerca esa transformación nuestra, la cual Cristo ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también.

¿Dónde están los que serán transformados en este Día Postrero? ¡Aquí estamos! No estamos en una edad pasada, sino que estamos en la edad del presente, la Edad de la Piedra Angular; ahí estamos siendo preparados para ser transformados en este Día Postrero.

Estaré viéndoles nuevamente durante la semana. Todavía no es el viaje. Tenemos un viaje por ahí cerca, pero todavía no es el viaje misionero que hemos de tener; por lo tanto, les estaré viendo durante la semana.

El miércoles tienen actividad, el miércoles pues tendrán el video que siempre acostumbran, de alguna actividad que ha sido realizada en algún país, o aquí mismo en Puerto Rico; y luego el viernes y el domingo estaré con ustedes trayéndoles lo que Dios me dé para cada uno de ustedes, que es lo mismo que Dios me da para mí. Lo que Él me da para mí yo lo traigo a ustedes y lo comparto así con ustedes en las actividades.

Algunas veces, para yo darles en un viernes, o un viernes y un domingo en la mañana y en la tarde, para yo darles esa Palabra, algunas veces me toma unos cuantos días a mí para recibirla, pero después se las puedo dar a ustedes el viernes y el domingo en la mañana y el domingo en la tarde. Y cuando estamos viajando, cuando estoy viajando, ya eso es todos los días; y a medida que Dios me da cada día la Palabra, el Mensaje, lo predico, y queda grabado para todos ustedes, los que están aquí presentes, y para todos los que están en las diferentes naciones, para que así seamos alimentados y preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Oren mucho por mí, porque así como ustedes necesitan la oración por ustedes, también yo la necesito por mí. Yo siempre estaré orando por ustedes. ¿Y quiénes estarán orando por mí? Ustedes. Y yo también estaré orando por mí y estaré orando por ustedes también.

Así que ustedes oren por ustedes y oren por mí también. Yo oraré por mí y oraré por ustedes también. Y en el amor divino continuaremos caminando juntos hasta ser transformados. Y después que seamos transformados continuaremos caminando juntos por toda la eternidad.

No nos vamos a separar el uno del otro; y no vamos a apartarnos el uno del otro ni en este tiempo ni cuando seamos transformados, ni durante el Reino Milenial tampoco. Todos estaremos unidos en el lugar donde estaremos todos juntos allá en Jerusalén, en la parte que corresponde a la Edad de la Piedra Angular.

¿Y cuáles serán los que estarán más cerca del Trono del Señor Jesucristo? ¿Dónde están esas personas? ¡Pues aquí estamos! Y ahí lo vamos a dejar quietecito, porque ya eso es para un tema así como: “La llave de David” o “El Hijo del Hombre e Hijo de David”. Así que vamos a dejar eso ahí quietecito.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y continúen pasando un día y una tarde y una noche, y todos los días de vuestra vida, continúen pasándolos llenos de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Con nosotros nuevamente Félix Caro para continuar y finalizar, y tener así los cánticos finales, dándole gracias así a Jesucristo nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL PADRE DE FAMILIA”.

[Revisión septiembre 2020]

1 San Mateo 7:13-14

2 SPN63-1110 “Almas encarceladas hoy”, pág. 55, párr. 378-380

3 SPN63-1110 “Almas encarceladas hoy”, pág. 54, párr. 373

4 SPN63-1110 “Almas encarceladas hoy”, pág. 32, párrs. 205-208

5 1 Pedro 3:18-20

6 SPN63-1110 “Almas encarceladas hoy”, pág. 42, párrs. 277-279

7 San Juan 10:17-18

8 San Mateo 25:13

Scroll al inicio