Muy buenas tardes, amables amigos y hermanos presentes aquí en Juliaca, Perú. Es para mí una bendición grande estar con todos ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo.
Leemos en el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, el cual es un libro simbólico, en el cual están las profecías que corresponden a todo este tiempo de Cristo hacia acá, pero en forma simbólica; y las profecías que corresponden a nuestro tiempo aquí están, en el libro del Apocalipsis, las cuales Dios reveló al profeta y apóstol San Juan por medio de Su Ángel Mensajero, enviado para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, como dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3. Dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.
Ahora, veamos de las cosas que Él dijo que sucederían; vamos a leer aquí, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, donde dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
El tema para esta ocasión es: “EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE”. Y vamos a ver este cambio de nombre del Señor Jesucristo, pues Él dice: “… y mi nombre nuevo”.
Él ha recibido un nombre nuevo y vamos a ver a través de la Escritura EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE, lo que significa un cambio de nombre y los beneficios, las bendiciones que hay en ese cambio de nombre.
En este tema que tenemos, “EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE”, examinamos a través de la Escritura y podemos ver que muchos cientos de años atrás Dios hizo también unos cambios de nombres. Por ejemplo, tenemos al profeta Abraham, al cual Dios le habló en diferentes ocasiones, y en una de esas ocasiones Dios le cambió el nombre a Abraham.
Este cambio de nombre fue en cierto momento, vamos a ver… Nos dice en el capítulo 14 y también el capítulo 17 del Génesis, nos habla acerca de este cambio de nombre. Vamos a ver capítulo 17 del Génesis, vamos a leer, cuando Dios le cambió el nombre a Abraham; dice capítulo 17, verso 1 en adelante:
“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.
Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes.
Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.
Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos”.
Aquí, en este pasaje, podemos ver a Abraham, el cual fue llamado por Dios, el cual vivía en Ur de los caldeos, y Dios le dijo que saliera de su tierra y de su parentela y fuera a una tierra que Dios le mostraría1.
Llegó a esa tierra prometida, y Dios le habló, y en esa tierra Dios le cambió el nombre de Abram por Abraham. O sea que ahí, en español, tenemos dos letras que le fueron añadidas, que fueron la “h” y la “a”.
Y ahí, vean ustedes, con el nombre cambiado… Abram significa ‘padre supremo’, pero Abraham significa ‘padre de muchas gentes’. O sea que, añadiéndole esas letras: la “h” y la “a”, Abraham ahora tiene en su nombre lo que Dios ha de hacer en su vida, para él y para su descendencia.
Los nombres tienen un significado, y por eso es tan importante colocarles a nuestros hijos un nombre que signifique cosas buenas y que contenga grandes bendiciones, para que se materialicen en él.
Ahora, el mismo Padre celestial, vean ustedes, le ha cambiado el nombre a Abram —de Abram por Abraham— para darle una bendición mayor.
Hay casos en los cuales Dios hasta se ha revelado a los padres, de los que han de ser padres de algún niño, y les ha dicho el nombre que deben ponerle a su hijo.
Por ejemplo, a Juan el Bautista le pusieron Juan porque el Arcángel Gabriel le apareció a Zacarías el sacerdote y le dijo que tendría un hijo por medio de su esposa Elisabet y que le pusiera por nombre Juan, el cual sería profeta de Dios y el cual vendría preparándole el camino al Señor, y el cual sería lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre2. Un poderoso profeta precursor de la Primera Venida de Cristo, el cual estaba prometido en la Escritura.
En todas las profecías mesiánicas encontramos que, antes de venir el Mesías, el precursor tenía que aparecer preparándole el camino: anunciándole al pueblo que después de él venía el Mesías.
Ahora, vean ustedes cómo estos nombres tienen un significado.
También a María le apareció el Arcángel Gabriel; le dijo que tendría un hijo y que le llamaría, le pondría por nombre Jesús. Jesús significa ‘Salvador’ o ‘Redentor’, porque Él vendría para llevar a cabo la Obra de Redención; por eso vendría como el Cordero de Dios. Ese nombre, vean ustedes, su significado tenía que ver con la Obra que Él iba a realizar.
Y ahora, el mismo Jesús dice que Él tiene un nombre nuevo. Ese nombre nuevo tiene que ver con la Obra que Él realizará en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora dice que pondrá sobre el Vencedor ese nombre nuevo de Él; y ese nombre es el mismo Nombre de Dios y también de la Jerusalén celestial, o sea, de la Nueva Jerusalén, siendo que no hay otro nombre mejor para la Ciudad de Dios que el mismo Nombre de Dios.
Y ahora, vean ustedes cómo estos nombres y cambios de nombre tienen un significado y producen un resultado favorable a las personas que reciben esa bendición.
Ahora vean ustedes, a Abraham le fue cambiado el nombre y entonces pudo tener el hijo prometido. A Sara, la esposa de Abraham, también le fue cambiado el nombre; aquí mismo, en este capítulo 17, verso 15 dice:
“Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre (y Sara significa ‘princesa’)”.
Así que esta joven, esta… era anciana, pero esta mujer, esposa de Abraham, recibió un cambio de nombre y vino a ser la madre del hijo prometido a Abraham.
Ella y Abraham fueron rejuvenecidos cuando… Dios le apareció por última vez antes de ser rejuvenecidos y venir el hijo prometido; le había aparecido el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y le confirmó lo del cambio de nombre, y le dijo que tendría el hijo prometido3.
Ahora, encontramos que Abraham y Sara (los cuales eran ya ancianos: Abraham de 99 años y Sara de 89 años) fueron rejuvenecidos, y se mudaron del lugar donde vivían a la ciudad de Gerar, donde el rey era Abimelec; y cuando el rey vio a Sara, se enamoró de Sara, y quiso casarse con Sara, la apartó (como hacían los reyes en aquellos tiempos, quizás por un año).
Y allá, estando apartada, Dios le apareció al rey y le dijo: “Eres hombre muerto, porque tienes la mujer de otro hombre; la mujer que has tomado tiene marido, es casada, y su marido es profeta”4.
El rey le dice a Dios: “Señor, yo no lo sabía. Yo lo hice con buena intención”.
Y Dios le dijo: “Por esa causa es que yo te he aparecido a ti, porque lo has hecho con buena intención. Entrega la mujer a su esposo, el cual es profeta; orará por ti, y así todo quedará arreglado”.
En la mañana se levantó el rey, les contó a sus consejeros lo que había soñado, y ellos también tuvieron gran temor; llamaron a Abraham y le entregaron a Sara, y el rey le dijo: “¿Por qué no me dijiste que era tu esposa y me dijiste que era tu hermana?”. Abraham le dijo: “Sí, ciertamente es mi hermana también”.
Ahora, Abraham le dijo: “Yo pensé que este era un territorio, un lugar, que no temían a Dios; y al ver a mi esposa, por tomarla a ella y casarse con ella, me iban a matar a mí. Esa fue la causa por lo cual yo hice así”.
Ahora vean ustedes, ningún rey se enamora de una mujer de 89 años, pues ya es una mujer anciana; pero Sara había sido rejuvenecida, y estaba tan jovencita y bella que un rey se enamoró de ella, y por poco Abraham la pierde. Pero Dios estaba protegiendo a Abraham, a su esposa y a la descendencia de Abraham, al hijo que Dios le había prometido a Abraham por medio de Sara. No iba a ser, el hijo que Sara tendría, el hijo de Abimelec; sino el hijo (¿de quién?) de Abraham, el hijo de la promesa.
Y ahora, vean ustedes, luego del cambio de nombre fue que fueron rejuvenecidos.
Ahora, también encontramos otro caso de un cambio de nombre, y este es el caso de Jacob.
Jacob luchó por la Bendición de la Primogenitura. Él había nacido segundo y su hermano Esaú primero, por lo tanto Esaú (como persona que nació primero) tenía la bendición de la primogenitura, era el primogénito. Aunque Jacob había luchado por esa bendición aun estando en el vientre de su madre, su hermano se le adelantó. Pero dice la Escritura que “a Jacob amé, y a Esaú aborrecí”5, dice San Pablo y dice la Biblia; y esto es así porque así está en la Escritura.
Ahora, Jacob amaba la bendición de la primogenitura y Esaú no le daba importancia a la bendición de la primogenitura.
Jacob luchó por la bendición de la primogenitura. Y cuando Esaú tenía hambre al venir de cacería, le pidió a Jacob del potaje, de unas lentejas que había preparado (y le había echado diferentes cosas, por lo tanto se veía roja); y Esaú tenía hambre, y le pidió comida a Jacob.
Y Jacob le dijo: “Si me vendes la primogenitura, te la daré”.
Y Esaú dijo: “¿De qué me sirve a mí la primogenitura?, ¡pues si me voy a morir de hambre!”, y le vendió allí la primogenitura a Jacob; y Jacob le dio toda la comida6.
Porque la Primogenitura vale más que toda la comida; porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”7; y la Bendición de la Primogenitura es conforme a la Palabra que ha salido de la boca de Dios.
Y ahora, Jacob obtuvo la bendición de la primogenitura comprándosela a su hermano, aunque su hermano pensó que ese negocio no tenía ninguna importancia porque de todas formas su padre lo iba a bendecir con la bendición de la primogenitura; pero cuando llegó el tiempo para su padre bendecir con la bendición de la primogenitura antes de morir, ¿qué dice la Escritura? Que le mandó, mandó a Esaú a cazar algún animalito, para que le hiciera un guiso o un guisado y le trajera para comer, y bendecirlo con esa bendición de la primogenitura8.
Y Rebeca, la madre de Jacob y esposa de Isaac, estaba escuchando, y se lo dijo a Jacob, y le dijo: “Mira, ahora tu hermano salió de cacería para traer un animalito y hacer un guiso (un guisado), darle a tu padre para comer, y tu padre bendecirlo. Pero vamos a hacer un cabrito nosotros; yo lo preparo contigo y tú se lo llevas a tu padre, para que él coma y te bendiga”. Porque Rebeca quería la bendición de la primogenitura para Jacob.
Y Jacob dice: “Y si yo voy y él me pregunta quién soy, y por la voz sabe que soy Jacob, en vez de bendecirme me va a maldecir”.
Rebeca le dice: “Toda maldición sea sobre mí”; y le dice: “Yo pondré en tus brazos de la piel del… y el pelo del cabrito, en todas las partes donde necesitas ser velludo; y entonces vas allá – yo te coloco las ropas de tu hermano y vas allá, le llevas el guisado (o el guiso), para que él coma y te bendiga”9.
Y así lo hicieron; y fue, lo llevó allá, y le dice: “Papá, he aquí traigo la comida, el guiso, para que comas y me bendigas”.
Isaac le dice: “¿Quién eres?”. Jacob le dice: “Soy tu hijo Esaú”.
Lo llama, le toca los brazos y le dice: “Son los brazos de mi hijo Esaú, aunque la voz es de Jacob”.
Luego se acerca. Le dice: “Acércate, hijo mío, para besarte”. Y cuando se acerca, por el olfato huele las vestiduras; y las vestiduras pues eran de Esaú, y por el olfato dijo entonces que era Esaú.
Solamente tenía en contra la voz; o sea, por el sentido del oído era Jacob, pero por el sentido del tacto y por el sentido del olfato pues era Esaú.
Por lo tanto, comió y bendijo a Jacob con la bendición de la primogenitura.
Luego Jacob se fue a otro lugar, huyendo de su hermano, porque su hermano lo iba a matar por tomar la bendición que le correspondía a su hermano.
Pero miren, lo que Dios ha predestinado, ha ordenado desde antes de la fundación del mundo, es lo que se va a cumplir; y desde antes de la fundación del mundo Dios a Jacob lo amó y a Esaú lo aborreció. Por lo tanto, todo iba a obrar en favor de Jacob.
Encontramos que se fue huyendo de su hermano. Se casó con su prima Raquel allá en Harán, donde estaba su tío, el hermano de su madre Rebeca, el cual tenía dos hijas; y sus hijas eran Lea (la mayor) y Raquel (la segunda).
Allá trabajó por Raquel, a la cual amaba, y le dieron en la boda a Lea. Cuando ya se había llevado a cabo la boda y se fueron a la habitación, ya de noche, pues ya, cuando amanecieron, cuando amaneció, encontró que la que estaba en la habitación era Lea y no Raquel; y le reclamó a su suegro, y su suegro le dijo: “No hay ningún problema: trabaja 7 años más por Raquel, y la obtienes”10.
Ahora, ¿cuántos de los jóvenes que se enamoran estarían dispuestos a trabajar 7 años por su novia, trabajar para su suegro 7 años? Pues miren, Jacob trabajó 7 años por Raquel y le dieron a Lea; y luego, la amaba tanto que el suegro le dijo: “Pues trabaja 7 años más, porque aquí no se da a la hija menor primero, sino a la mayor; no se puede casar la menor primero, sino la mayor”.
Quizás pensaban que si se casaba la menor, después la mayor se iba a quedar sin casar, o alguna superstición de esas tendrían. Y Jacob, por cuanto amaba mucho a Raquel, aceptó y trabajó 7 años más; por todos, 14 años trabajó por su novia, y trabajó todo para beneficio de su suegro.
¿Cuántos de los jóvenes harían eso por amor a su novia? No tantos, ¿verdad? Pero Jacob sí lo hizo.
Ahora, Jacob obtuvo a Raquel también, levantó su familia y, vean ustedes, obtuvo una familia de doce hombres y una mujer, la cual fue Dina.
Ahora podemos ver que de un solo hombre viene una nación, un hombre luchador por la Bendición de la Primogenitura, por la bendición de Dios, que no se detuvo en ningún momento; y ahora, cuando ya tiene su familia allá en tierra gentil… Vean dónde obtuvo su familia: en tierra gentil; y aun el último —que fue Benjamín— ya había sido concebido en tierra gentil, aunque nació en tierra de Israel. Fue el único que nació en tierra de Israel, los demás nacieron en tierra gentil.
Y ahora, cuando ya viene de camino, miren lo que sucede: su hermano lo estaba esperando con una cantidad grande de gente; y Jacob estuvo muy temeroso, porque era un grupo grande de personas armadas que tenía Esaú; y como Esaú había dicho que iba a matar a su hermano, Jacob tenía mucho temor.
Y ahora, Jacob va enviándole presentes a su hermano con diferentes siervos; porque el presente apacigua la ira, y Jacob así lo sabía. Y ahora, les dice: “Y ustedes le dicen a Esaú: ‘Tu hermano, tu siervo, viene más atrás, porque viene lentamente porque tiene muchos niños y también tiene muchas ovejas paridas, y tiene que venir lentamente’”.
Y ahora, cuando ya está muy cerca, pasa al otro lado del arroyo a su familia, y él se queda esa noche allí. Dice, vamos a ver… Capítulo 32, verso 21 en adelante, dice [Génesis]:
“Pasó, pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.
Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos (once hijos ya nacidos, y el último, Benjamín, que iba en el vientre de Raquel), y pasó el vado de Jaboc.
Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Y cuando el varón vio que no podía con él (o sea, con Jacob), tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera”.
Ahora aquí podemos ver cómo este varón de otra dimensión, este hombre de otra dimensión, que es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el mismo Dios en Su cuerpo teofánico… Por eso Jacob dice: “Porque vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”; él vio a Dios cara a cara en Su cuerpo teofánico.
Y ahora, su nombre fue cambiado de Jacob a Israel; y ahí está la bendición para Jacob, en ese cambio de nombre. Por eso después se encontró con su hermano y obtuvo la victoria no peleando, sino en amor divino; una victoria en amor divino obtuvo allí.
Y luego, vean ustedes cómo vivió en la tierra de Israel; y luego continúa la historia de Jacob hasta que terminan sus días allá en Egipto, donde murió; y luego lo trajeron a la tierra de Israel, porque él dijo que al morir lo llevaran a la tierra de Israel, o sea, a la tierra prometida11.
Ahora podemos ver cómo este cambio de nombre obró en favor de Jacob.
También tenemos el caso de uno de los hijos de Jacob, el cual también recibió un cambio de nombre, el cual fue José.
En Egipto, cuando él le interpretó el sueño al faraón, luego de salir de la cárcel… De ahí fue sacado para interpretarle el sueño a faraón; y, al interpretar correctamente el sueño al faraón, faraón lo colocó como segundo en el imperio, en el trono, y vino a ser el administrador del imperio del faraón; y le fue dado un nuevo nombre a José.
En el Génesis, capítulo 41, verso 45 en adelante, dice:
“Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto”.
Ahí podemos ver que con el cambio de nombre que recibió José, recibió una bendición grande en medio de los gentiles.
Y ahora, también podemos ver a Jesús que dice que tiene un nombre nuevo. Esto fue reflejado en José cuando recibió un nombre nuevo, cuando subió a ser el segundo en el trono del faraón.
Podemos ver que estos cambios de nombre tienen una bendición para estas personas.
Ahora, vean ustedes también a otras personas que recibieron un cambio de nombre, como Simón: fue cambiado su nombre por Pedro cuando él obtuvo la revelación del Cielo de quién era Jesús. Cuando Jesús preguntó en el capítulo 16 de San Mateo (veamos aquí), ahí le fue cambiado el nombre a Pedro – a Simón. Capítulo 16, versos 13 en adelante, dice:
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (o sea, del infierno) no prevalecerán contra ella.
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo”.
Aquí podemos ver el momento en que recibió este nombre, al obtener la revelación; ahí fue que en realidad ese nombre le fue dado y confirmado.
Ahora, el caso de Saulo de Tarso fue cuando él se encontró con Jesús, camino a Damasco, en esa Luz, en esa Columna de Fuego12, la cual también le había aparecido al profeta Moisés y le había dicho que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob13.
Ahora, veamos, Saulo con ese nombre de Saulo, el cual es el mismo nombre de Saúl (Saúl y Saulo es lo mismo)… Ahora vean, Saúl con ese nombre, vean lo que fue: uno que fue desechado por Dios porque no obedeció a Dios. Y ahora, Saulo, ¿qué era? Un perseguidor de Cristo y Su Iglesia, como lo fue Saúl de David, el ungido de Dios para ser rey sobre el pueblo hebreo.
Ahora, veamos lo que dice el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo, con relación a estos cambios de nombre. Dice14:
“127. ¿Sabe usted que el nombre ‘Jehová’ no es correcto? Cualquiera sabe que eso es la verdad. Usted, Dr. Vayle, sabe eso. Los traductores no pudieron traducirlo; se deletrea J-V-H-U (también se deletrea: “y griega”…, o sea, Y-H-W-H). (Pero) Eso no es Jehová…”.
O sea, esas cuatro consonantes que Dios le dio al profeta Moisés allá cuando Moisés preguntó cuál era Su Nombre, y Dios le dijo que era Yo soy…; pero Yo soy no se pronuncia Jehová. El Yo soy, ahí, a las cuatro consonantes les colocaron ciertas vocales para hacerlo sonar como Jehová, pero no es esa la pronunciación; pero para darle un sonido a esas cuatro consonantes, le colocaron esas vocales, e hicieron Jehová (o Yahveh o Yahweh).
Ahora, veamos lo que dice aquí; dice:
“Por cuanto no sabían la traducción, entonces pusieron ‘Jehová’, pero ese no es Su Nombre. Fíjense: Cada vez que hay una victoria o que algo significativo sucede, un nombre es cambiado. Fíjense cómo fue en los días de Abraham. Primero se llamaba ‘Abram’ pero no les podía nacer el hijo hasta que su nombre fuera cambiado a ‘Abraham’; y lo mismo con ‘Sarai’. Ella no tendría más que un vientre muerto hasta que su nombre fue cambiado a S-A-R-A.
128. El nombre ‘Jacob’ significa suplantador, uno que ocupa el lugar de otro, un engañador. Eso fue lo que él hizo: se puso una piel de oveja y engañó a su padre, quien era profeta, para obtener la bendición del primogénito. Puso varas de álamo verde en el agua y las descortezó para que se viera lo blanco del palo, y así hizo que las vacas y las ovejas preñadas parieran becerros y ovejas listados, pintados y salpicados de diversos colores (Génesis 30). Era nada menos que un engañador. Pero una noche se encontró con algo verdaderamente real, él supo que era algo real, y se mantuvo allí hasta el amanecer, hasta que venció; y entonces su nombre fue cambiado a Israel, lo cual significa ‘un príncipe con poder ante Dios’. ¿Correcto? Así fue con todos los vencedores.
129. Simón era un pescador, pero cuando su fe despertó y supo quién era Jesús, le dijo que Él era el Mesías; Jesús también le dijo su nombre y el nombre de su padre; entonces él venció, y su nombre fue cambiado de ‘Simón’ a ‘Pedro’.
130. ‘Saulo’ era un buen nombre. Saúl fue rey en una ocasión en Israel; pero ese nombre no era apropiado para un apóstol; podía estar bien para un rey, pero no para un apóstol. Entonces Jesús le cambió ese nombre por ‘Pablo’. Fíjense en los Hijos del Trueno y los demás.
131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió (o sea, subió), entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos”.
Será revelado en los Truenos ¿qué? El Nombre Nuevo del Señor.
“132. Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo.
‘Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.
Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES’.
Apocalipsis 19:13-16
133. Allí viene el Mesías, allí es donde está”.
Ahora vean cómo la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Mesías, presentada en Apocalipsis, capítulo 19, viniendo sobre un caballo blanco, es Su Venida con un nombre nuevo, que ninguno entendía sino Él mismo.
El nombre Jesús todas las personas lo conocen, y entienden que Jesús significa ‘Salvador’ o ‘Redentor’; y Él vino con ese nombre en Su Primera Venida para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Pero ahora Él, cuando ascendió al Cielo, recibió un Nombre Nuevo, y ese es el nombre para Su Venida en el Día Postrero. No puede ser revelado ese nombre en otra forma sino en Su Venida.
Él viene en un caballo blanco, y eso es la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, el cual vino dos mil años atrás en el velo de carne llamado Jesús; pues era nada menos que Dios con nosotros, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
El mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová que libertó al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, vino en carne humana en aquel velo de carne llamado Jesús; y fue el Verbo hecho carne en medio del pueblo hebreo, con Su nombre para la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y Su nombre fue Jesús.
Y ahora, para la Segunda Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová en carne humana en el Día Postrero, Él tiene un nombre nuevo que ninguno conoce. Ese nombre es el Nombre Eterno de Dios y es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Es YHWH siendo revelado, manifestado, en la forma en que debe ser entendido, en que debe ser hablado y comprendido. Y bajo ese nombre Él tiene una Obra para llevar a cabo; porque en el nombre está el contenido de lo que Él ha de hacer; o sea que ese nombre tiene un significado relacionado a la Obra que Él va a llevar a cabo.
Y ahora, vamos a ver cómo es que vendrá el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; es el mismo Jesucristo en Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero. Dice, en la página 277 del libro de Los Sellos en español, orando dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco…”.
¿Quién es el Jinete del verdadero caballo blanco, el Jinete de Apocalipsis 19? Es el Espíritu Santo, Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Dice:
“… mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
¿Viene para qué? Para llamar los Suyos.
Y ahora vamos a ver cómo viene en el Día Postrero. En la página 256 del libro de Los Sellos en español, dice el reverendo William Branham:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
¿Cómo viene el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19?, ¿cómo viene el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo?, ¿cómo viene? Viene en carne humana en el Día Postrero.
Y si encontramos ese velo de carne en el cual Él estará manifestado, hemos entonces encontrado la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en este tiempo final; y ahí vendrá la revelación de ese Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios, para llevar a cabo la Obra correspondiente a este tiempo final, la Obra del León de la tribu de Judá, del Rey de reyes y Señor de señores.
Esa es la Obra de Reclamo de todo lo que Él redimió con Su Sangre preciosa; porque Él estará reclamando en este Día Postrero todo lo que Él redimió con Su Sangre preciosa para traer a una resurrección con vida eterna a los muertos en Cristo y una transformación para nosotros los que vivimos en este tiempo final, en la Obra de Reclamo de Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en el Día Postrero.
Ahora, podemos ver lo que será la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, de Jesucristo, para este tiempo final: será la Venida del Espíritu Santo en un hombre de este tiempo final manifestado.
En la página 146 del libro de Los Sellos en español nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“[192]. … el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre…”.
Ahora, ese hombre en el cual viene el Espíritu Santo encarnado (el Espíritu Santo es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el mismo Jesucristo pero en Espíritu Santo, en cuerpo teofánico, y ahora viene manifestado en carne humana en un hombre), ese hombre tiene que ser un profeta; y tiene que ser el profeta de la Dispensación del Reino, que es la única dispensación que para este tiempo final sería abierta al finalizar la dispensación sexta, la Dispensación de la Gracia.
Ahora, las dispensaciones se entrelazan así como las edades se entrelazan, y los días también se entrelazan, los meses también y los años también.
Y ahora, en este entrelace dispensacional viene Jesucristo en Espíritu Santo en carne humana, en un hombre de este tiempo final: en un profeta, el profeta de la Dispensación del Reino y el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo de la Edad de la Piedra Angular.
Vean, este Ángel es del cual les leí al comienzo, el cual dice…, donde dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”; y la envió… dice… ¿Cómo la envió? Vamos a ver cómo dice que la envió. Apocalipsis, capítulo 1, dice: “… y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.
Por medio de Su Ángel Mensajero es que la revelación de Jesucristo ha sido enviada.
Y para el Día Postrero Jesucristo estará revelado en medio de Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero, porque por medio de Su Ángel Mensajero es que viene la revelación de Jesucristo para el Día Postrero; y por eso es que Jesús dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para dar testimonio de qué cosas? De todas estas cosas que deben suceder pronto: dar testimonio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, dar testimonio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con un nombre nuevo y con un nombre escrito en Su vestidura y en Su muslo, que es Rey de reyes y Señor de señores.
También en Apocalipsis 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos (¿qué cosas?) todas las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; entre las cuales la principal es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con un nombre nuevo escrito que ninguno entiende.
Y esa revelación solamente la puede traer Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero en este tiempo final, porque ese es el instrumento de Jesucristo para este tiempo final; porque toda revelación tiene que venir a y por un profeta enviado por Dios para una edad o para una dispensación. Y ese Ángel de Jesucristo es un profeta mayor, un profeta dispensacional; y Dios solamente tiene siete profetas dispensacionales para las siete dispensaciones que Dios tendría.
Por eso es que el último de los profetas dispensacionales es el Ángel del Señor Jesucristo, enviado por Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y por medio de esa revelación, de ese Mensaje, ser llamado y juntado cada hijo e hija de Dios de este tiempo final.
Y en este tiempo se está cumpliendo en la América Latina y el Caribe la etapa de la Edad de la Piedra Angular, donde son llamados y juntados todos los escogidos de Dios, y preparados para ser transformados y raptados en este tiempo final.
Y con la revelación de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, todos los escogidos de Dios son llamados y juntados en este tiempo final. Eso es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final sonando y llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. Eso también es el Séptimo Sello abierto, siendo manifestado en medio de la raza humana para bendición de todos los hijos e hijas de Dios.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de la América Latina y el Caribe, porque es en la América Latina y el Caribe que la Edad de la Piedra Angular se está cumpliendo y está Dios llamando y juntando a todos Sus escogidos de este tiempo final.
Y todas estas cosas vienen como resultado de ese nuevo nombre del Señor Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de la Ciudad de nuestro Dios.
Estamos en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos para obtener las bendiciones del Cielo en este tiempo final.
Así también cada hijo e hija de Dios recibirá también un nombre nuevo… Tenemos el nombre terrenal que nuestros padres terrenales nos pusieron; y si no es el mismo nombre que Dios nos colocó en Su Libro en el Cielo desde antes de la fundación del mundo, cuando recibamos el nuevo cuerpo, en ese nuevo cuerpo tendremos un nuevo nombre porque tendremos un nuevo cuerpo.
El nombre terrenal que les han colocado los padres terrenales a los hijos es el nombre que le han dado a ese cuerpecito que nació; pero el nombre nuevo que recibirán los escogidos de Dios es el nombre que Dios desde antes de la fundación del mundo escribió en el Libro de la Vida del Cordero para cada uno de Sus hijos que vendrían a este planeta Tierra.
Así que podemos ver que como Abraham, Jacob, José, Simón, Saulo y Jesús han recibido un nombre nuevo, también nosotros recibiremos un nombre nuevo: ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios. Y vean ustedes cómo hay grandes bendiciones cuando viene ese cambio de nombre para la persona.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en donde Cristo viene en este tiempo final con un nombre nuevo y viene en ese caballo blanco de Apocalipsis 19; y eso es la Venida del Verbo, la Palabra encarnada en un hombre; y nadie entendía ese nombre sino Él mismo, Él mismo en esa manifestación en carne humana.
Ahora hemos visto “EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE”.
Vamos a reinar con Cristo como reyes y sacerdotes, porque Él nos lavó con Su Sangre preciosa y nos ha hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios; y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad con un cuerpo nuevo y con un nombre nuevo también, como reyes y sacerdotes.
En la Tierra, vean ustedes, los hijos e hijas de Dios han recibido el nombre que sus padres les dieron, pero con ese nombre hemos aparecido en la Tierra como esclavos; pero Cristo es el que nos redime, nos liberta, y nos dará un nuevo nombre y un cuerpo nuevo para vivir por toda la eternidad con Él en Su Reino como reyes y sacerdotes.
Eso es EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE: vida eterna físicamente también, para reinar con Cristo por mil años y por toda la eternidad.
Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes, amables radioyentes y los aquí presentes, dándoles testimonio de “EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE”, el cual Jacob lo recibió cuando se encontró con el Ángel, y Pedro lo recibió cuando se encontró con el Ángel hecho carne (y fue llamado Jesús el Ángel del Pacto hecho carne), y Saulo de Tarso lo recibió cuando se encontró con el Ángel del Pacto en esa luz de la Shekinah; y en el Día Postrero lo recibirán los escogidos de Dios.
La Iglesia de Jesucristo también recibe un cambio de nombre cuando se encuentra con el Ángel de Jehová manifestado en carne humana en el Día Postrero; y recibirá una transformación cada miembro de la Iglesia de Jesucristo.
Y el pueblo hebreo también recibe en el Día Postrero un cambio de nombre que Dios ha prometido para el pueblo hebreo; esto será con el encuentro del Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, con el pueblo hebreo: el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, manifestado en carne humana en el Ángel de Jesús; y se agarrará bien de ese Ángel como se agarró Jacob de ese Ángel, miles de años atrás, para recibir el cambio de nombre. Y así también todos nosotros en este tiempo final.
Que las bendiciones del Ángel del Pacto, Jesucristo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Hemos visto en esta noche que Cristo tiene un nombre nuevo también, y Su cuerpo fue glorificado; y nosotros vamos a tener también un nuevo cuerpo glorificado y vamos a tener también un nuevo nombre; o sea que vamos a ser como Él, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Y eso es lo que nosotros queremos: nosotros queremos ser como Cristo.
Dios les bendiga.
“EL RESULTADO DE UN CAMBIO DE NOMBRE”.
[Revisión octubre 2019]
1 Génesis 12:1
2 San Lucas 1:11-17
3 Génesis 18:1-15
4 Génesis 20
5 Malaquías 1:2-3, Romanos 9:13
6 Génesis 25:29-34
7 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4, Deuteronomio 8:3
8 Génesis 27:1-4
9 Génesis 27:5-17
10 Génesis 29:21-30
11 Génesis 47:29-31, Génesis 49:29-30, Génesis 50:1-14
12 Hechos 9:3-5
13 Éxodo 3:1-6
14 Los Sellos, pág. 130