Muy buenas tardes, amados amigos, amigas, hermanos y hermanas, y niños también. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.
Para esta ocasión quiero expresarles mi aprecio y agradecimiento por el respaldo que le han estado dando y continúan dando al proyecto de La Gran Carpa Catedral en Puerto Rico; y también por el respaldo que le están dando al proyecto más grande de todos los proyectos, ordenado por Cristo, cuando dijo:
[San Marcos 16:15] “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
Ese proyecto de ir llevando el Evangelio de Cristo es el más grande que ha sido dado para llevar a cabo por los creyentes en Cristo; y por eso la obra misionera y evangelística se lleva a cabo hasta que entre al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último elegido de Dios.
Que Dios les bendiga por el respaldo que le están dando a ese gran proyecto, ustedes junto a vuestros ministros, cada congregación con su ministro y también juntos al misionero Miguel Bermúdez Marín.
Por lo tanto, que Dios les bendiga por todo lo que están haciendo en la Obra del Señor, y les use cada día más en Su Programa en este tiempo final.
Para esta ocasión leemos un pasaje de la Escritura que se encuentra en San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante; y dice de la siguiente manera:
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO Y DÁNDONOS LAS SEÑALES DEL FIN”.
A través de la Escritura que tuvimos en estos momentos, podemos ver que Cristo dijo que habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y en la Tierra también; “en la Tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán”, a causa ¿de qué? A causa del bramido del mar y de las olas; o sea, a causa de todos estos problemas: de los maremotos y los tsunamis, las olas gigantes que barren las costas cuando ocurren.
Cuando un país ha tenido la experiencia de experimentar, de tener un tsunami que ha llegado hasta sus costas y ha entrado bien adentro de ellas: han comprendido lo que es un tsunami, han comprendido el peligro que hay para las costas de su país.
Y este es un tiempo de terremotos, maremotos, tsunamis, volcanes, el derretimiento de los polos, hielos polares, y así por el estilo; un tiempo de gran expectativa por las cosas que han de venir sobre la Tierra.
“Desfalleciendo los hombres”, o sea, con problemas, tanto de los nervios, del corazón, y todas estas cosas, y perdiendo el ánimo de vivir: por las cosas que han de venir.
Hay una Escritura que nos dice que las personas buscarán la muerte y no la hallarán[1]. ¿Recuerdan ustedes una vez que el profeta Elías tenía deseo de morir?[2] Así estará la humanidad; y esa es la condición en que se encuentran todos los seres humanos.
Las señales en el sol, la luna y las estrellas las hemos estado viendo.
Ahora, está el cielo literal y también está el Cielo espiritual; y están las estrellas literales, que son soles, están los planetas también; y está también la luna: la Luna espiritual y la luna literal. La luna literal es tipo y figura del pueblo hebreo y también de la Iglesia del Señor Jesucristo.
El sol representa a Dios y también a Cristo; Él dijo: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida”[3].
Y también Cristo es representado en un planeta: el planeta Venus, que es la estrella de la mañana, que vemos durante la mañana; cuando ya las demás estrellas han desaparecido, todavía se ve el planeta Venus en la madrugada, bien en la mañana, ya salido el sol todavía se ve; y sobre todo, cuando amanece y todavía no se ve el sol, todavía se ve ese planeta Venus, que es la estrella de la mañana.
Y es el mismo Cristo que dijo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.
Y ahora, vean cómo Cristo dice que es la Estrella resplandeciente de la Mañana; pero no es la estrella literal, no es Venus; es que Venus representa, tipifica, a Cristo.
Y ahora, encontramos que también Él dice que al que venciere Él le va a dar la Estrella de la Mañana. Apocalipsis, capítulo 2, verso 28.
Y ahora, esto es, por consiguiente, astronomía espiritual, que es más importante que la astronomía física.
Y ahora, vamos a ver en un lugar aquí en la Biblia: Génesis nos habla (en el capítulo 15) de seres humanos tipificados, representados, en las estrellas. Génesis, capítulo 15, verso 1 en adelante, dice:
“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?
Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.
Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará.
Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra”.
Y ahora, miren cómo Dios le dice a Abraham, en una noche estrellada, lo saca al campo y le dice: “Ahora mira las estrellas, y cuéntalas, si las puedes contar”. No se pueden contar, son millones las estrellas que tiene una galaxia; cuánto más todas esas galaxias que vemos (las que podemos ver, porque hay muchas que no se pueden ver). “Así será tu descendencia”.
Ahí vemos cómo en las estrellas están representados los hijos o descendientes de Abraham; y por eso es que la Escritura, en el capítulo 24, verso 17, de Números, dice que de Jacob saldrá una Estrella: ese es el Mesías; porque el Mesías es esa Estrella; tipificado en la estrella de la mañana, tipificado también en el sol, y así por el estilo.
El pueblo de Dios está representado en las estrellas del cielo. Por eso en el mundo espiritual y Cielo espiritual somos estrellas de Dios, que tenemos que mantener nuestra órbita en el Programa Divino, mantenernos en el Programa Divino; eso es mantenernos en la órbita que nos corresponde a nosotros girar: todos girando alrededor de Cristo.
Y ahora, las señales en el sol, la luna y las estrellas literales son importantes; siempre que algo grande va a suceder en la Tierra: es mostrado en el cielo. O sea que siempre que algo grande va a suceder en el Cielo espiritual, primero es mostrado en el cielo literal.
Y cuando sucede en el Cielo espiritual, en medio del pueblo de Dios, esa es una señal espiritual para el mundo espiritual; señal que no pueden comprender los que no están en el mundo espiritual despiertos, para ver esas cosas que son mostradas en el Cielo siendo realizadas, materializadas, en el mundo espiritual.
Y ahora, tenemos el caso del nacimiento de Jesús, para lo cual en el cielo fue vista una Estrella. Los magos vieron esa Estrella, los sabios, allá en el este, por la tierra de Babilonia, de Ur de los Caldeos, por allá, vieron esa señal en el cielo; ellos eran estudiosos de las estrellas, y sabían que siempre que Dios va a hacer algo en la Tierra lo muestra en las estrellas, lo muestra en el cielo; y por consiguiente, ellos sabían que aquella señal en el cielo era nada menos que la Estrella, la señal del Mesías: la señal de que el Mesías había nacido.
Fueron ellos muy sabios al ver esa Estrella, esa señal en el cielo, ellos mirando desde donde estaban, mirando hacia Jerusalén; o sea, mirando de este a oeste; porque ellos estaban en la tierra de Babilonia, de Ur de los Caldeos, de todo ese territorio ahí, y Jerusalén estaba hacia este lado; ellos están en el este y Jerusalén está al oeste de donde ellos estaban.
Por lo tanto, ellos vieron en el este la Estrella; y por eso, por cuanto estaban mirando de este a oeste, dicen: “Porque Su Estrella hemos visto (¿dónde?) en el oriente, y hemos venido a adorarle”.
Vamos a verificarlo aquí en San Mateo, por el capítulo 3, por ahí, vamos a ver si lo encontramos… Capítulo 2 de San Mateo, dice:
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”.
O sea, ellos estaban allá en el oriente… El lugar donde ellos estaban, por allá por Babilonia, está al oriente de Israel. Mirando del oriente, del este, hacia el oeste, hacia la tierra de Israel, vieron la Estrella.
La Primera Venida de Cristo fue mirando, para los magos, mirando del este, donde se encontraban, hacia el oriente; pero cuando venimos a examinar bien la Escritura, también en la tierra de Israel corresponde al este: Medio Oriente.
Ahora, para la Segunda Venida de Cristo será también mirando de este a oeste, mirando hacia el oeste, que corresponde al continente americano, donde se está esperando la Venida del Señor para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Tan sencillo como eso.
Ahora, para verse aquella señal en el cielo se pusieron en línea los planetas Júpiter y Venus; y eso es una alineación planetaria. Esa alineación ocurre cada cierta cantidad de tiempo. Es una señal en el cielo de una promesa siendo cumplida en la Tierra, una promesa divina: la Venida del Mesías. Esa señal nuevamente se ha repetido en el siglo pasado.
Y ahora, estamos nosotros viviendo en un tiempo muy pero que muy importante; porque cuando en el cielo ocurre algo, hay que buscar en la Tierra el cumplimiento de una promesa divina, de algo que Dios dijo que estaría llevando a cabo en la Tierra; para eso es que son las señales en el cielo: en la luna, en el sol y en las estrellas.
Y luego en la Tierra también hay señales: terremotos, maremotos, tsunamis, volcanes, los hielos polares derritiéndose por causa del calentamiento global…; todas esas cosas son señales para los creyentes en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Por lo cual, Cristo dijo que cuando veamos suceder todas estas cosas levantemos nuestras cabezas ¿a dónde? Al Cielo; levantemos nuestras cabezas, porque nuestra redención —o sea, nuestra transformación, la redención del cuerpo— está cerca.
Ya hemos visto en el cielo todas esas señales, y todavía continuaremos viendo más cosas suceder en el cielo. Y por consiguiente, continuaremos con nuestra mente y nuestro corazón levantado a Dios, al Cielo, a las cosas celestiales, a las cosas de Dios, esperando nuestra redención, la redención del cuerpo, que es nuestra transformación.
Con una alineación planetaria encontramos lo siguiente: Si usted coloca un bombillo de cierta cantidad, digamos de 100 watts o 100 vatios, de noche; y ustedes están allá sentados y todo está oscuro, y yo coloco un bombillo encendido de 100 vatios o 100 watts aquí: se ve muy claro todo; y si luego le coloco uno a la parte de atrás de 500 watts o vatios, entonces se ve más claro, y se ve como si fuera uno solo; y luego le coloco uno de 1000 a la parte de atrás, y entonces se ve más grande y se ve como uno solo gigante.
Así es cuando ocurre una alineación planetaria: en cierto momento están en línea todos, y se ve más grande el planeta que está primero con relación a la Tierra; pero es que los otros también están alumbrando, y entonces se ve una luz mayor.
Ahora, cuando las estrellas… Recuerden que Cristo en Apocalipsis, capítulo 2 y capítulo 3, como también en el capítulo 1, aparece en medio de los siete candeleros de oro; y luego aparece también en el libro del Apocalipsis con siete estrellas en Su mano, y las siete estrellas son los siete ángeles de las siete edades de la Iglesia o siete mensajeros.
Y ahora, vean cómo estrellas también representan mensajeros de Dios; y Cristo, pues el Lucero resplandeciente de la Mañana, una estrella que alumbra más, que tiene más luz que las demás estrellas con relación a la Tierra.
Todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo son estrellas en el Cielo espiritual de Dios, son simiente de Abraham, descendientes de Abraham; porque todos los creyentes en Cristo (todos los que son de la fe en Cristo) son hijos de Abraham, dice San Pablo en Gálatas, capítulo 3.
Y ahora, cuando estén en línea los ministerios de los Dos Olivos con el ministerio de Cristo, eso va a traer una Luz muy grande para el pueblo de Dios: El ministerio de Elías, y ahí también el ministerio de Moisés (una Luz mayor), y el ministerio de Jesús (una Luz mayor); y ahí se va a ver la señal más grande en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo: tres ministerios, tres estrellas, tres planetas en línea, del mundo espiritual.
Y esa va a ser la señal más grande en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, alumbrando nuestro entendimiento con la Luz de Dios, abriéndonos el entendimiento para comprender el tiempo que nos ha tocado vivir; y esa será la señal más grande en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Recuerden que la señal más grande de parte de Dios siempre ha sido un profeta.
Un profeta apareciendo en Egipto con una vara —Moisés— fue la señal de la liberación para el pueblo hebreo; porque en él y con él estaba Dios, estaba la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, para llevar a cabo el cumplimento de la promesa de la liberación del pueblo hebreo.
Cuando apareció Cristo en la Tierra, la Estrella resplandeciente de la Mañana, esa era la señal más grande para la liberación de todos los hijos e hijas de Dios, del reino de las tinieblas; como el pueblo hebreo fue libertado de la esclavitud allá en Egipto, del reino del faraón, lo cual fue tipo y figura del reino del maligno.
Y para el Día Postrero la liberación será física: con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y así seremos libertados del reino terrenal, del reino de los gentiles, que está en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, y seremos pasados al Reino de Dios en lo literal.
Y ya los problemas de esta Tierra no nos afectarán; porque en el cuerpo físico nos afectan, pero en el cuerpo glorificado no nos afectarán; y pronto esa promesa será cumplida.
Por eso Cristo dice que cuando veamos suceder estas cosas: levantemos nuestras cabezas, porque nuestra redención está cerca; o sea, la redención del cuerpo, la glorificación: nuestra transformación, para los que vivimos, y para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos.
Y todo eso ocurrirá ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular, en medio del Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador.
“EL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO Y DÁNDONOS LAS SEÑALES DEL FIN”.
Otra señal muy importante que dio Cristo, en San Mateo, capítulo 24, verso 14, es: “Y será predicado este Evangelio del Reino, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
La predicación del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo para la Dispensación de la Gracia; y la predicación del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo para la Dispensación del Reino.
En Apocalipsis, capítulo 14, versos 6 al 7, dice que habrá un Ángel (y ángel significa un ‘mensajero’):
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Y ahora, este mensajero que viene con el Evangelio Eterno, el Evangelio del Reino, para predicarlo a los moradores de la Tierra…; por lo cual, ¿dónde tiene que estar? En la Tierra (y recuerden que ángel significa ‘mensajero’), con el Evangelio Eterno, el Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo.
Por lo tanto, bajo el ministerio de este mensajero que estará predicando el Evangelio del Reino y anunciando a la humanidad que la hora del juicio divino ha llegado…, porque contiene la revelación divina de lo que sucederá en la Tierra en este tiempo final.
Y lo que Cristo no leyó allá en el capítulo 4 de San Lucas, cuando tomó la lectura para leer el libro del profeta Isaías en el capítulo 61, donde dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido”, y comenzó a enumerar las cosas para las cuales había sido ungido; y ya finalizando dice: “Y para predicar el año de la buena voluntad del Señor o año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro.
Si continuaba leyendo, decía a continuación: “Y el día de venganza del Dios nuestro”; pero el día de venganza de Dios sería predicado en este tiempo final, y no en aquel tiempo de la Primera Venida del Señor.
Y aquí vemos al Ángel con el Evangelio Eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra; y ese mensajero anuncia que la hora del juicio divino ha llegado: “Porque la hora de su juicio ha llegado”.
O sea, es el mensajero que vendrá predicando el día de venganza del Dios nuestro en su Mensaje: el Evangelio del Reino.
Pero también estará hablando y predicando sobre la resurrección, sobre la transformación de los vivos, sobre el rapto o arrebatamiento de la Iglesia; porque a él le tocará esa parte.
En palabras más claras, estará Dios por medio de él tocando o sonando la Gran Voz de Trompeta, la Trompeta Final, el Mensaje Final de Dios, que es el Evangelio del Reino. Es el último Mensaje, y es para la última dispensación: la Dispensación del Reino; por eso es la Trompeta Final, el Mensaje Final de Dios.
Una Trompeta es el Mensaje de Dios, la Voz de Dios hablándole a Su pueblo.
Por lo tanto, hemos estado viendo estas señales, tanto en el cielo literal como en el Cielo espiritual; tanto en el cielo de las estrellas y soles y lunas literales, como en el mundo espiritual. En medio del cristianismo hemos estado viendo todas estas cosas.
Por lo tanto, estemos con nuestras cabezas levantadas a Dios, al Cielo, a Cristo, a las cosas espirituales, conscientes de que estamos viendo las señales del fin. No podemos negar que estamos viendo las señales del fin.
“Y será predicado este Evangelio del Reino, para testimonio a todas las naciones (o sea, todos los gentiles, y también se incluye al pueblo hebreo); y entonces vendrá el fin”. O sea, la señal de que el fin viene será la predicación del Evangelio del Reino.
Por lo tanto, ahí se estará hablando, en ese Mensaje del Evangelio del Reino, se estará hablando del fin del tiempo, del fin del siglo, del fin del reino de los gentiles, y la introducción al Reino del Mesías, la introducción al Milenio, séptimo milenio, y todas estas cosas.
Por lo tanto, estemos apercibidos, esperando lo que Dios ha prometido para los creyentes en Cristo del Día Postrero, del fin del siglo.
Ya estamos muy avanzados en el Programa Divino, hemos estado viendo todas estas señales.
Y ya para concluir, leemos en San Mateo, capítulo 16:
“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.
Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas!, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!
La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue”.
La señal del profeta Jonás sería la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.
Y ahora, las señales de los tiempos, las señales en el cielo y en la Tierra, que marcan el tiempo en que el ser humano está viviendo, el tiempo profético, el tiempo de Dios, señalado por Dios, para el Programa Divino llevarse a cabo en ese tiempo…
¿Qué estaba prometido para aquel tiempo? Pues la Venida del Mesías; y las señales de los tiempos estaban siendo cumplidas en aquel tiempo: fue vista la Estrella de Belén, que era la señal de que el Mesías había venido, había nacido en la Tierra; y otras señales más fueron vistas en el cielo; y no solamente en el cielo literal, sino en el Cielo espiritual, en medio del pueblo hebreo, cumpliéndose la Venida del Señor.
Estemos apercibidos, estemos preparados, y con nuestros ojos espirituales bien abiertos, para ver las señales espirituales que en medio del cristianismo están llevándose a cabo, están siendo cumplidas, y también las señales que en medio de las naciones están cumpliéndose.
Tenemos la señal de la higuera; dice: “Les dijo también otra parábola…”, y comenzó a hablar de la higuera —y la higuera tipifica a Israel; y los demás árboles, pues las demás naciones—: Israel siendo establecida como una nación libre y soberana, y otras naciones también siendo establecidas como naciones libres y soberanas.
Esas son señales en el mundo: en el reino de los gentiles y también en medio del pueblo hebreo; cosas que sucederían en este tiempo en el cual nosotros vivimos.
Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de las señales del fin: señales en el sol, la luna y las estrellas marcando el tiempo, o sea, marcando el tiempo del fin.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
Y dejo nuevamente con ustedes al misionero Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde; y continúen pasando una tarde feliz. Y nos veremos en la próxima actividad, que será en Mapachapa, ¿a qué hora? A las 6:00 de la tarde, Dios mediante.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO Y DÁNDONOS LAS SEÑALES DEL FIN”.
[Revisión septiembre 2023 – RM-JR-PP]
[1] Apocalipsis 9:6
[2] 1 Reyes 19:1-4
[3] San Juan 8:12