Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, televidentes, radioyentes, y también los que estén a través de internet y demás medios de comunicación.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos hable y nos abra el entendimiento para comprender Su Palabra correspondiente a este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31, donde nos dice Jesucristo de la siguiente manera:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
“EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS”, ese es nuestro tema para esta ocasión.
Conforme a las Escrituras hay tiempo para todo, nos dice el proverbista1; y en el Programa Divino, para cada cosa que Dios tiene para hacer conforme a Su Programa, hay un tiempo señalado por Dios.
Para el Sacrificio del Cordero de Dios, para quitar el pecado del mundo, hubo un tiempo señalado por Dios. No podía realizarse ese Sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo, fuera de ese tiempo. Por eso ustedes pueden ver que la humanidad, la raza humana, y el mismo Dios, tuvo que esperar hasta que llegara ese tiempo para llevarse a cabo ese Sacrificio. Ya todo estaba en la mente de Dios ordenado, y también estaba ya profetizado en el Antiguo Testamento; pero Dios tiene un tiempo para cada cosa.
Y vean ustedes, Jesucristo apareció de 4 a 7 años antes de comenzar el quinto milenio, y luego creció y llegó a ser un niño, después un joven; y continuó creciendo y avanzando en edad, pero hasta que llegó el tiempo para Su ministerio, no podía comenzar Su ministerio; y hasta que llegó al final de Su ministerio no podía llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
O sea que tenía que tener un ministerio primero, y luego, al final de ese ministerio, Él llevaría a cabo la parte culminante de Su Obra en Su Primera Venida.
Y miren ustedes cómo el sacrificio de la Pascua, que el pueblo hebreo llevaba a cabo el día 14 en la tarde…, porque la Pascua era el día 15, y el día 14 era la víspera de la Pascua, donde se sacrificaba el cordero pascual; y vean ustedes cómo Cristo siendo el Cordero de Dios, el día 14 del año en que murió Cristo, el día 14 del mes primero, Cristo murió en la Cruz del Calvario.
Desde las 9 de la mañana estuvo allí crucificado hasta las 3 de la tarde: a las 3 de la tarde murió, entregó el Espíritu; de las 12 del mediodía a las 3 de la tarde hubo tinieblas sobre la Tierra, y una grande tempestad estuvo allí manifestada; y cuando entregó el Espíritu, la tierra tembló, las rocas se abrieron2; y dice que despertaron, de los santos que habían dormido, despertaron muchos de ellos, y aparecieron luego en la ciudad de Jerusalén a muchos familiares cuando Cristo resucitó; o sea, se levantaron con Él en la resurrección3. Y todo eso tenía un tiempo para ser cumplido. No podía venir antes de tiempo la muerte de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y la resurrección de los santos del Antiguo Testamento.
Ahora podemos ver que para todo hay un tiempo. Hubo un tiempo para esa etapa en donde recibieron el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, hubo un tiempo también cuando la Iglesia en medio del pueblo hebreo estuvo manifestada, y luego el Programa Divino pasó a los gentiles por medio de San Pablo en Asia Menor; y de ahí se siguió extendiendo entre los gentiles más adelante: en la segunda edad de la Iglesia entre los gentiles se extendió a Francia, pasó a Europa; y luego, en la tercera edad, en otro territorio europeo; luego en la cuarta, quinta y sexta en otros territorios europeos, y luego en la séptima en el territorio norteamericano; y en este tiempo final en el territorio latinoamericano y caribeño.
Ahora vean cómo para todo hay tiempo en el Programa Divino. Quizás los latinoamericanos y caribeños habían pensado que Dios se había olvidado de la tierra latinoamericana y caribeña, pero Dios no se ha olvidado de los latinoamericanos y caribeños y de este territorio, porque en este territorio es que Cristo llevaría a cabo Su Obra final en medio de Su Iglesia gentil, en la etapa correspondiente a la Edad de la Piedra Angular; en donde, así como llamó en cada edad a Sus escogidos de cada edad (por medio de Su manifestación a través de cada ángel mensajero, en el territorio donde se cumplió cada edad), en este tiempo final enviaría Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta y juntarían a Sus escogidos de entre los gentiles en la Edad de la Piedra Angular, en la América Latina y el Caribe; y luego pasaría el Programa de Dios al pueblo hebreo, en donde serán llamados 144.000 hebreos de las doce tribus de Israel, y serán juntados en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.
Para todo hay un tiempo señalado por Dios; para el pueblo hebreo hay un tiempo señalado por Dios, en el cual Dios llamará y juntará a Sus escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos.
Ahora, vean cómo todavía el pueblo hebreo no ha sido llamado y juntado por los Ángeles del Hijo del Hombre, porque todavía el llamado y recogimiento de los escogidos de entre los gentiles no ha terminado; todavía ese llamado y recogimiento de los escogidos de entre los gentiles se está llevando a cabo, ¿dónde? En la América Latina y el Caribe.
Y cuando entre el último de los escogidos de Dios, escuche el llamado de Dios y entre al Cuerpo Místico de Cristo, se habrá terminado el recogimiento de los escogidos de Dios; y entonces Cristo termina Su Obra de Intercesión en el Trono de Dios, y los muertos en Cristo resucitan en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados; y el pueblo hebreo entonces tendrá su tiempo, tendrá su etapa gloriosa prometida en la Escritura; porque para todo hay tiempo en el Programa Divino.
Mientras Cristo esté en la Obra del llamado de los escogidos de Dios de entre los gentiles, el pueblo hebreo tiene que esperar.
Así como los gentiles esperaron cuatro mil años para Dios tratar con ellos, ahora los hebreos han tenido que esperar dos mil años, aproximadamente, para Dios tratar con el pueblo hebreo nuevamente; porque Dios se tornó a los gentiles después que el pueblo hebreo rechazó a Cristo como su Mesías y pidió la muerte de Cristo; luego Dios se tornó a los gentiles, para llamar de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre.
Y para el tiempo final, cuando Dios, cuando Cristo termine Su Obra entre los gentiles, produciendo el llamado y recogimiento de los escogidos de entre los gentiles, y luego se complete ese número, y los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y nosotros seamos transformados, luego se abrirá la puerta para el pueblo hebreo, para que entren 144.000 hebreos.
Pasará entonces el llamado de la Gran Voz de Trompeta o Séptima Trompeta al pueblo hebreo, y responderán 144.000 escogidos de Dios del pueblo hebreo, de entre los siervos de Dios, luego que el llamado y recogimiento de los hijos de Dios haya terminado; porque primero son los hijos de Dios y después los siervos de Dios.
Es como lo que dijo Cristo en una parábola: “¿Acaso el señor de la casa llama a su siervo y le dice: Ven, siéntate conmigo, para que comas conmigo?”. O ¿cómo le dice? O le dice: “Ven y sírveme a mí primero, y después comerás tú”4. La forma correcta es: ser servido primero su señor y después come el siervo.
Así también es en el Programa Divino: primero comen los hijos de Dios, porque el Pan de los hijos no puede ser dado a los siervos en el momento en que los hijos tienen que estar comiéndolo; pero luego que los hijos hayan comido, luego comerán los siervos en la Casa de Dios; y se tornará, entonces, el Mensaje del Evangelio del Reino al pueblo hebreo.
Pero los primeros que comen de ese Mensaje son los escogidos de entre los gentiles del Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular. O sea que la primera ocasión y el primer grupo que come la Palabra del Evangelio del Reino, el alimento espiritual para el alma, para el séptimo milenio, son los escogidos del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular.
Nunca antes pueblo alguno o de edad alguna ha comido el alimento espiritual del Maná escondido del Evangelio del Reino, que estaba reservado para los hijos de Dios en la Casa de Dios, en la Edad de la Piedra Angular; pero todos los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento profetizaron de ese tiempo en que vendría este alimento espiritual del Evangelio del Reino, en donde serían llamados y juntados todos los escogidos de Dios para comer ese alimento espiritual en la Casa de Dios (¿dónde?) en la Edad de la Piedra Angular; en la Casa de Dios, en el Lugar Santísimo de esa Casa de Dios, de ese Templo espiritual, de esa Familia celestial.
La Escritura dice que nuestra ciudadanía está en el Cielo5; somos ciudadanos del Cielo pasando por esta Tierra para vivir una temporada en este cuerpo mortal, y así hacer contacto con la vida eterna, para regresar a la eternidad con un cuerpo eterno; un cuerpo eterno que no hemos tenido, pero que está en el Programa Divino para tenerlo en este tiempo final.
Por eso estamos aquí en la Tierra, porque hemos venido para obtener un cuerpo teofánico primeramente, al creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; para luego, en el Día Postrero, recibir también un cuerpo físico, eterno y glorioso, glorificado, y ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora vean el por qué de nuestra existencia aquí en la Tierra; y esa es la causa principal de nuestra existencia aquí en la Tierra, las demás cosas son añadiduras que corresponden a la parte terrenal, a la parte humana de nuestra vida aquí en la Tierra, y que están ligadas (esas cosas) a nuestro nacimiento por medio de papá y mamá.
Pero las cosas celestiales están ligadas al nuevo nacimiento, las cosas celestiales están ligadas al Creador de los Cielos y de la Tierra, el cual tiene nuestros nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Él pensó en cada uno de ustedes y en mí también desde antes de la fundación del mundo, y colocó nuestros nombres allá, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, y nos permitió venir por esta Tierra en la permisiva voluntad de Dios, apareciendo en estos cuerpos mortales y con un espíritu del mundo en la permisiva voluntad de Dios; pero para obtener aquí mismo en la Tierra un espíritu del Cielo, de la sexta dimensión, y un cuerpo físico y eterno, glorificado, para así ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Vean cómo la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Cuerpo Místico de Cristo (donde nacen los hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento que opera Jesucristo en cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero), vean cómo la Iglesia del Señor Jesucristo está representada en Sara, la esposa de Abraham, como también está representada en la virgen María.
Encontramos que en la representación o simbolismo de Sara como la Iglesia del Señor Jesucristo, Sara era estéril, y llegó a 89 años sin tener hijos; pero ya cuando tenía 89 años y Abraham 99 años, sin tener ellos dos en su matrimonio hijos, y Dios habiéndole hecho la promesa a Abraham de que tendría un hijo y que su nombre sería Isaac, y sería el heredero de Abraham, encontramos que Dios antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra visitó a Abraham cuando él tenía 99 años y Sara 89 años6, encontramos que le cambió el nombre a Abraham y a Sara7.
Y vean ustedes, en ese tiempo le apareció en dos ocasiones: cuando fue a destruir a Sodoma y Gomorra, ahí le confirmó que iba a tener el hijo prometido; pero ya en la otra visión o experiencia que tuvo Abraham con Dios, ya Dios le había dicho que su nombre no se llamaría más Abram, sino Abraham, y que el nombre de Saraí, no sería Saraí sino Sara; tenían ellos, 99 años Abraham y Sara 89. Y después, en ese mismo año, le apareció nuevamente, el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y estuvo comiendo con Abraham; comida que Abraham le preparó: una ternera, un becerro tierno… Como que Abraham no era vegetariano (parece), ni tampoco Elohim, porque después de la caída Dios le permitió al ser humano comer de los animales también.
Antes de la caída el ser humano era vegetariano (y eso está muy bueno). Miren, después de la caída el ser humano entró a muerte, y a medida que han ido pasado los siglos y los milenios la vida del ser humano se ha ido acortando.
Adán vivió unos 900… vamos a ver cuántos años estuvo viviendo Adán en este planeta Tierra luego de la caída; vean ustedes, Adán vivió una gran cantidad de años: 930 años, dice en el capítulo 5, verso 5 del Génesis:
“Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió”.
Y ahora, ustedes pueden ver que toda la descendencia de Adán, la raza humana, toda la raza humana —que viene de Adán y Eva—, encontramos que nace y no importa que viva 100, 200, 300, 400 años, al final tiene que morir; exceptuando dos o tres personas que Dios tomó como tipo y figura de los que serán transformados sin ver muerte en este tiempo final, entre los cuales está Enoc8 y el profeta Elías9. Enoc, séptimo desde Adán; y el profeta Elías, el cual vivió en medio del pueblo hebreo.
Ahora, miren ustedes cómo en estos personajes, como Enoc, está representado algo aquí muy importante que no podemos dejar pasar por alto. Encontramos que Enoc representa a los escogidos de Dios que serán transformados en el tiempo final sin ver muerte, y que serán raptados e irán a la Cena de las Bodas del Cordero con Su Ángel Mensajero, que estará con ellos, y todos irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; tanto el Ángel del Señor Jesucristo y su grupo, como también los santos de las edades pasadas, los cuales resucitarán con el ángel mensajero que tuvieron en su edad, porque ese es el líder del grupo de cada edad; y si el líder del grupo de cada edad entra, entra también el grupo de personas pertenecientes a cada edad.
Así que podemos ver que para este tiempo final habrá un grupo de personas que entrará a vida eterna sin ver muerte, porque serán transformados y raptados, y su Ángel también entrará. Si entra su Ángel, entrarán ellos también.
Ahora, miren ustedes dónde está esto representado: Adán fue el primero, Set el segundo, Enós el tercero, Cainán el cuarto, Mahalaleel el quinto, Jared el sexto y Enoc el séptimo. Por eso dice la Escritura10: “Enoc, séptimo desde Adán”.
Ahora, tenemos siete dispensaciones, y para cada dispensación un profeta mensajero dispensacional. El primero, miren ustedes, el primero fue Adán; el segundo, Set; el tercero, Noé (y Noé estaba representado en Enós); el cuarto fue Abraham (y Abraham estaba representado en Cainán); el quinto fue Moisés (y estaba representado en Mahalaleel); el sexto fue Jesús (y estaba representado en Jared); y el séptimo es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino (y está representado en Enoc).
Y vean ustedes cómo Enoc representa a los santos que estarán vivos en el Día Postrero, que serán transformados y raptados sin ver muerte, porque están representados en Enoc; y Enoc representa al Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino; y la Dispensación del Reino es la séptima dispensación, y por consiguiente el Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino es el séptimo profeta dispensacional.
Ahora, podemos ver cómo estos mensajeros dispensacionales están representados en estos personajes que vivieron cientos de años en el pasado. Podemos ver cómo de etapa en etapa se repite ese simbolismo para las dispensaciones, representando dispensaciones y mensajeros dispensacionales, y también se repite el simbolismo que representa mensajeros de edades (y edades tanto del pueblo hebreo como de la Iglesia gentil del Señor Jesucristo).
Ahora, viendo todo ese Programa Divino que está mostrado en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, podemos encontrar las cosas que ya están cumplidas en edades y dispensaciones pasadas, y podemos encontrar también las cosas que apuntan a este Día Postrero, y las cosas que estarán cumpliéndose en este Día Postrero. Las cosas que sucedieron en el pasado son tipo y figura de las cosas que estarán sucediendo en este tiempo final.
Si Dios para cada edad tuvo un mensajero, para la Edad de la Piedra Angular obligatoriamente tiene que tener un mensajero; porque no puede haber una edad sin un mensajero y sin un Mensaje y sin un pueblo que entre a esa edad.
Y si Dios tuvo mensajeros para las dispensaciones pasadas, tiene que tener un mensajero para la dispensación séptima, para la Dispensación del Reino; y tiene que tener un Mensaje dispensacional, y tiene que tener también un pueblo que entre a esa dispensación, y tiene que tener también un territorio donde comience esa dispensación, porque todas las dispensaciones han comenzado en un territorio.
Y tiene que haber una manifestación de Dios en Espíritu Santo por medio de carne humana, para poderse realizar tanto ese cambio de dispensación (y surgir una nueva dispensación) como también para traer, venir, un nuevo Mensaje dispensacional, y para ser hecho el llamado de los escogidos de Dios para esa nueva dispensación.
Ahora, todas estas cosas tienen que estar estrechamente unidas para que se pueda realizar todo ese Programa Divino correspondiente a ese tiempo señalado por Dios. Tiene que ser en el tiempo propicio, señalado por Dios, tiene que ser en la estación o edad correspondiente, tiene que ser en la dispensación correspondiente, y tiene que ser también en el territorio correspondiente, y tiene que ser también por medio del mensajero correspondiente a ese tiempo, y tiene que ser en medio del pueblo correspondiente para el cumplimiento de esa promesa, y tiene que ser con el Mensaje correspondiente para esa edad y esa dispensación y ese pueblo.
Para los latinoamericanos y caribeños no funciona otra cosa en el Programa Divino sino el Mensaje del Evangelio del Reino; con ese Mensaje es que son llamados los escogidos de Dios entre los latinoamericanos y caribeños, y con ese mismo Mensaje será que serán llamados los escogidos de Dios de en medio del pueblo hebreo. Otro Mensaje no funciona.
Y la prueba está en que ya por dos mil años los gentiles, con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, han tratado de convertir al pueblo hebreo a Cristo; y el pueblo hebreo como nación no ha podido creer en Cristo, no ha podido creer en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. ¿Por qué? Porque ese no es el Mensaje con el cual el pueblo hebreo será convertido a Cristo.
El Mensaje con el cual el pueblo hebreo será convertido a Cristo es con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de Señores, en Su Obra de Reclamo.
Y ese Mensaje no lo tuvo el grupo de los apóstoles allá en medio del pueblo hebreo, y tampoco lo tuvo San Pablo en la primera edad de la Iglesia gentil; y por eso es que trató de convertir al pueblo hebreo a Cristo y lo apedrearon en diferentes ocasiones, lo persiguieron, trataron de matarlo; porque con el Mensaje de la Primera Venida de Cristo el pueblo hebreo no será convertido a Cristo. Es con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo, como Rey de reyes y Señor de Señores en Su Obra de Reclamo, para la restauración del pueblo hebreo y la restauración del reino hebreo, la restauración del Reino y Trono de David, donde el Mesías se sentará en el Trono de David y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y habrá paz sobre la Tierra, y habrá prosperidad para el pueblo hebreo, bendiciones en abundancia para el pueblo hebreo y para todas las naciones; y el pueblo hebreo se regocijará, como dice la Escritura11.
Ahora, podemos ver por qué nadie puede convertir al pueblo hebreo a Cristo, excepto el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 12 en adelante, el cual viene con el Mensaje del Evangelio del Reino. Ese es el misterio de ese Ángel Mensajero con el Sello del Dios vivo, que viene predicando el Mensaje del Evangelio del Reino, y por eso serán convertidos a Cristo 144.000 hebreos.
Ese Mensaje, ningún mensajero de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil lo conoció. Ese Mensaje solamente sería conocido por el Ángel del Señor Jesucristo, y comunicado primeramente a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular para abrirse una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, donde entra la Iglesia del Señor Jesucristo para recibir todas las bendiciones divinas correspondientes al tiempo final para Su Iglesia, para poder obtener la transformación de sus cuerpos, y para los muertos en Cristo recibir su transformación; y luego entrar el pueblo hebreo a la Dispensación del Reino.
Miren el cambio que surge en este tiempo final: la Iglesia del Señor Jesucristo pasa de la Dispensación de la Gracia a la Dispensación del Reino, de la sexta dispensación pasa a la séptima dispensación; y el pueblo hebreo pasa de la Dispensación de la Ley a la Dispensación del Reino; y luego comprenderá que entre la Dispensación de la Ley y la Dispensación del Reino hubo otra dispensación que ellos se perdieron, que fue la Dispensación de la Gracia.
Pero todo eso será explicado en el Mensaje del Evangelio del Reino al pueblo hebreo, por el Ángel del Señor Jesucristo, que es el único que puede convertir (por medio del Espíritu Santo en Él manifestado), puede convertir al pueblo hebreo a Cristo; y a ese es el único que el pueblo hebreo escuchará. Porque ellos no escuchan a cualquier persona, sino que ellos solamente escuchan al profeta que Dios envía para el tiempo señalado por Dios; y Dios ha prometido que el pueblo hebreo escuchará.
Así que el mensajero que tiene la promesa que el pueblo hebreo lo escuchará, es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino, que es el Ángel del Señor Jesucristo; así como Moisés tuvo la promesa de parte de Dios que el pueblo hebreo lo escucharía.
Moisés decía: “No me van a escuchar; este es un pueblo rebelde y no me va a escuchar”12. Dios le dijo: “Ve, yo estaré contigo y estaré en tu boca, y tú hablarás lo que yo te diga, y ellos te van a escuchar”13, pero Moisés pensaba que no lo iban a escuchar, porque el pueblo hebreo… Moisés decía que era un pueblo duro de corazón, un pueblo rebelde.
Pero aunque sea un pueblo rebelde, para este tiempo final también el pueblo hebreo escuchará, escuchará la Voz de Dios; porque el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo luego de terminada Su labor entre los gentiles, en donde ha estado recorriendo toda la Tierra en el cumplimiento de los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra, lo cual ha sucedido de edad en edad por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través del ángel mensajero de cada edad.
Y ahora, en este tiempo en el cual vivimos, hemos llegado al tiempo en donde los escogidos del tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular, los últimos escogidos con los cuales se completará el Cuerpo Místico de Cristo, están siendo llamados y juntados. Este es el tiempo señalado por Dios para juntar los escogidos de Dios.
Y como hubo un ministerio en cada edad para llamar y juntar a los escogidos de Dios de cada edad, también para el Día Postrero hay un ministerio ordenado por Dios, profetizado que vendrá en el tiempo final para llamar y juntar a los escogidos de Dios; y ese es el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre con la Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a los escogidos de Dios.
Y la Gran Voz de Trompeta, ¿que estará diciendo? Veamos lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 47, verso 402, del libro de Citas, dice:
402 – “Y nosotros que vivimos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, no evitaremos o impediremos a los que duermen. Esos preciosos que sellaron su testimonio con su sangre. ‘No impediremos o estorbaremos a los que duermen, porque sonará la trompeta…’”.
¿Por qué? Porque sonará la Trompeta. Esa es la Trompeta de la cual habla San Pablo: “A la Final Trompeta; porque se tocará la Trompeta, y los muertos en Cristo resucitarán primero, y nosotros los que vivimos seremos transformados”. Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 55; y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 al 17; y San Mateo 24, verso 31; y Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde encontramos también esa Gran Voz de Trompeta que Juan el apóstol escuchó en el Día del Señor.
¿Para cuándo es esa Gran Voz de Trompeta que llama y junta a los escogidos de Dios? Para el Día del Señor, que es el séptimo milenio. Ahora, dice:
402 – “ ‘… porque sonará la trompeta’. (Dice) Algo acontecerá, ese algo evangélico sonará, el anuncio de Su venida”.
Miren lo que suena cuando se habla de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta sonando: lo que suena es el anuncio de la Segunda Venida de Cristo, dice:
402 – “… Algo acontecerá, ese algo evangélico sonará, el anuncio de Su venida. ‘Y los muertos en Cristo resucitarán primero. Y nosotros los que vivimos y permanezcamos seremos transformados’. Parados allí, y sentir un cambio…”.
Vean, vamos a sentir ese cambio:
“Parados allí, y sentir un cambio; el pelo canoso se irá, las arrugas cesarán, cambiados en un momento, en un abrir de ojos. Y encontraremos a nuestros amados primero”.
Ahora, vean ustedes lo que está prometido, ¿para quiénes? Para los escogidos de Dios del Día Postrero, que estarán siendo llamados y juntados con el sonido de esa Gran Voz de Trompeta que sonará y anunciará Su Venida.
Con el anuncio, con la revelación de Su Venida siendo dada a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, la Iglesia del Señor Jesucristo estará escuchando esa Trompeta Final; porque la Trompeta lo que hace es que revela, que da a conocer, que anuncia la Segunda Venida de Cristo, revela el misterio de la Segunda Venida de Cristo; y con la proclama de ese misterio son llamados y juntados todos los escogidos de Dios, para luego ser transformados en este Día Postrero.
Hemos visto este misterio del contenido de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta; y lo que suena es ese “algo evangélico”, o sea, el Evangelio del Reino proclamando el misterio de la Segunda Venida de Cristo, revelando ese misterio de la Segunda Venida de Cristo, y así los escogidos ser llamados y juntados por el misterio del Séptimo Sello, por el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Para este Día Postrero ningún otro mensaje, ninguna otra cosa puede llamar y juntar a los escogidos de Dios del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, solamente la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino sonando, proclamando la Segunda Venida de Cristo, revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo en este Día Postrero.
Y Él está llamando y juntando a Sus escogidos, que para este Día Postrero estarían creyendo todas estas promesas. No es para hacer un grupo religioso, no es para hacer una organización religiosa, sino para escuchar la predicación del Evangelio del Reino revelando el misterio de la Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y así siendo juntados en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
No es para quedarnos aquí y tener así una organización religiosa, sino para ser preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Ese es el propósito para lo cual Jesucristo dice que enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a Sus escogidos.
Y estamos viviendo en EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS. Estamos viviendo en el fin del siglo, conforme al calendario de los gentiles. Y para el fin del siglo Cristo dijo que enviaría a Sus Ángeles (¿para qué?) para juntar el trigo; y la cizaña pues será echada en el horno de fuego, en la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes, y donde será quemada con fuego atómico, el cual está ya almacenado.
Por eso es que las naciones están temblando, porque hay suficiente fuego atómico almacenado para que estalle una Tercera Guerra Mundial, que sería un desastre para todas las naciones; pero no podrá comenzar una Tercera Guerra Mundial hasta que llegue el momento preciso; y nosotros necesitamos ser transformados antes de que comience una Tercera Guerra Mundial, que será atómica.
Así que estén tranquilos, duerman tranquilos, pero estén preparados, no para una Tercera Guerra Mundial atómica, sino para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Las personas, las naciones se están preparando para una Tercera Guerra Mundial, pero nosotros nos estamos preparando para una transformación de nuestros cuerpos antes que comience una Tercera Guerra Mundial y se cumpla la profecía de Malaquías, capítulo 4, verso 1, donde dice de la siguiente manera:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Eso es el día ardiente de Jehová, que se desatará con una Tercera Guerra Mundial atómica, y que continuará luego produciendo los efectos de esa guerra mundial. Eso está así señalado y nadie podrá evitar que se cumpla esa profecía.
Y hay naciones que ya están señaladas proféticamente como naciones donde caerán bombas atómicas y destruirán esas naciones; y una de ellas es Italia, donde su capital es Roma. Y otra de las naciones donde proféticamente está señalada como lugar donde caerán bombas atómicas, dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo que es Norteamérica. También fue profetizado que Inglaterra desaparecerá de la faz de la Tierra, Inglaterra será hundida. También tenemos la profecía que Los Ángeles, California, con un terremoto va a desaparecer. O sea que hay profecías que hablan de las cosas que estarán sucediendo en este tiempo final.
Ahora, no todo es calamidad para los seres humanos, hay grandes bendiciones también prometidas para los que aman la Venida del Señor. Sigue diciendo Malaquías, capítulo 4, verso 2 en adelante:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
Esto es la Segunda Venida de Cristo como el Sol de Justicia naciendo en un nuevo día milenial: séptimo milenio, y en un nuevo día dispensacional: séptima dispensación. Esto es la promesa de la Segunda Venida de Cristo para la Iglesia del Señor Jesucristo y después para el pueblo hebreo.
Y los que temen el Nombre del Señor en la Segunda Venida de Cristo, recibirán grandes bendiciones; y recibirán la transformación de sus cuerpos todos los que han nacido de nuevo y estarán viviendo en este tiempo final; y los que nacieron de nuevo en edades pasadas y murieron, resucitarán en cuerpos eternos.
Ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay de parte de Dios. Aunque sobre este planeta Tierra la muerte estará rondando la raza humana, tanto con enfermedades como también con esas armas atómicas, y con la encarnación del diablo en el anticristo; por otro lado, en medio de la raza humana estará Cristo manifestado, que es la Vida, para traer las grandes bendiciones a Su pueblo, a Su Iglesia primeramente, y después al pueblo hebreo.
Y este es el tiempo en donde un grupo de la raza humana obtendrá la inmortalidad estando vivos; algo que en otros tiempos no fue posible, pero que fue representado tanto en el rapto del profeta Enoc (séptimo desde Adán), y del profeta Elías, y también en el rapto de nuestro amado Señor Jesucristo14.
Ahora, podemos ver que hemos llegado al tiempo para juntar a los escogidos de Dios de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, en el territorio latinoamericano y caribeño, en el cual estamos viviendo, por la gracia de Dios.
Y la pregunta sería: ¿Y dónde están los escogidos de Dios que ya han escuchado la Voz de Dios, esa Gran Voz de Trompeta, y han sido juntados? Pues aquí estamos; una parte aquí en Puerto Rico, otra parte en diferentes lugares del Caribe y también de la América Latina; y seguirá Dios llamando y juntando a Sus escogidos hasta que se complete el número de los escogidos de Dios. “Son muchos los llamados pero son pocos los escogidos”15.
Así que podemos ver que el llamado de Dios siempre ha surgido en este planeta Tierra, pero han respondido a él los escogidos de Dios y han entrado al Cuerpo Místico de Cristo, a la edad que les corresponde en el tiempo en que han vivido. Y los escogidos de Dios en este tiempo final entrarán a la edad que les corresponde, que es la Edad de la Piedra Angular, y a la dispensación que les corresponde, que es la Dispensación del Reino; y al Mensaje que les corresponde, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, y a la Trompeta que les corresponde, que es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final.
Y así serán juntados todos los escogidos de Dios, y se completará el número de todos los escogidos de Dios. Ya comenzó esa labor de juntar a los escogidos de Dios en este tiempo final, porque este es EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS.
Trabajemos en esa labor también, de juntar a los escogidos de Dios, llevando la Palabra de Dios por todos los lugares; y donde estén los escogidos de Dios van a escuchar la Voz de Dios y van a responder.
La única forma de saber dónde están los escogidos de Dios es llevando la Palabra de Dios, porque el que es de Dios, oye la Voz de Dios16. “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen”17, dijo nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, hay algo también que todos estamos llamados a considerar, y es ser preparados o estar preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero; porque dice San Pablo en Romanos, capítulo 8, versos… vamos a ver aquí: verso 5 al 13, dice:
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto (la mente carnal es) enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros”.
O sea, si es que habéis recibido el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, y por consiguiente habéis recibido (¿qué?) el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, el espíritu teofánico de la sexta dimensión.
“Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros (lo trae a vida).
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”.
Tenemos que estar consagrados a Jesucristo nuestro Salvador, viviendo conforme a las cosas del Espíritu de Dios, y no conforme a la cosas de la carne, para que así estemos preparados para nuestra transformación; y estemos recibiendo siempre la Palabra, para que la Palabra se haga carne en cada uno de nosotros a medida que la vayamos recibiendo, porque la Palabra se hace carne en la persona a medida que la recibe.
Por ejemplo, no se puede hacer carne en una persona algo que no ha escuchado y no ha recibido. Por ejemplo, si una persona no ha escuchado ni ha recibido la revelación de quiénes serán transformados en el Día Postrero, y no sabe que serán los escogidos de Dios del Día Postrero, pues esa persona, por cuanto no tiene la revelación de quiénes serán los que serán transformados, podrá pensar o decir: “Algún día vendrá la transformación para una generación futura”, pero no se dará cuenta que es para personas que están viviendo en este tiempo final.
Pero cuando la persona obtiene esa revelación divina, esa Palabra se hace carne en la persona; y cuando se habla de los que serán transformados, levanta sus manos y dice: “¡Yo seré transformado!”.
Ahora, nos dice la Escritura que Dios a los que predestinó… Vamos a ver cómo nos dice aquí en Romanos, capítulo 8, verso 28 en adelante, dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (conforme al propósito divino, el cual es en Cristo para con los hijos e hijas de Dios).
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.
Y miren, todo eso ya Dios lo hizo, y todavía no habían aparecido en este planeta Tierra esas personas que serían llamados, juntados, justificados como si nunca antes hubieran pecado, porque serían lavados en la Sangre de Cristo, y entonces Cristo los justificaría como si nunca antes hubieran pecado.
Y luego dice que hemos sido predestinados, también dice que hemos sido glorificados, hemos sido llamados; todas esas cosas dice, y todavía no habíamos aparecido en esta Tierra; pero en la mente de Dios, en el Programa Divino, ya todo eso sucedió.
Ahora lo que está sucediendo es que Él está materializando lo que Él programó, lo que Él pensó para llevar a cabo. Y ahora Él lo que hace es llevando a cabo Su Programa. Y ya en Su Programa, que Dios concibió en Su mente, ya en Su Programa fuimos llamados, fuimos justificados, fuimos glorificados, y solamente lo que sucede es que se va materializando lo que ya Dios en Su mente determinó; o sea que es algo seguro lo que sucede con los hijos e hijas de Dios.
No es algo en lo cual la persona dice: “No, yo porque soy fulano de tal, o porque yo soy muy inteligente voy a recibir la transformación”; no. No es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia18 de los que Él predestinó —desde antes de la fundación del mundo— como Sus hijos e hijas para aparecer en este planeta Tierra y hacer contacto con la vida eterna, que es Jesucristo.
Ahora podemos ver quiénes serán los que serán transformados en este tiempo final, y los que serán resucitados, de los que han partido en edades pasadas: son los que Él predestinó desde antes de la fundación del mundo, los glorificó desde antes de la fundación del mundo, los justificó, los llamó; todo eso en Su Programa, Él lo hizo allá desde antes de la fundación del mundo, así lo programó.
Y ahora, lo que vemos a través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo es la materialización del Programa Divino que Él tuvo en Su mente desde antes de la fundación del mundo.
Así que Dios lo conoció a usted desde antes de la fundación del mundo, y lo envió a esta Tierra en este tiempo, para vivir aquí y hacer contacto con la vida eterna; y el Programa Divino hacer contacto con usted; y traerlo a la edad que le corresponde y a la dispensación que le corresponde en este tiempo final, así como sucedió en cada edad con los escogidos de cada edad.
Cuando la persona comprende lo que es un elegido de Dios, un predestinado de Dios, se le quita el miedo, el temor. ¿Por qué? Porque sabe que desde antes de la fundación del mundo fue elegido por Dios, y es un pensamiento, un atributo divino en la mente de Dios, y es parte de Dios, ha estado en Dios eternamente; por lo tanto, regresará a eternidad ya vestido de un cuerpo eterno.
Pero en la mente de Dios Él nos vio con nuestro cuerpo teofánico y con nuestro cuerpo eterno que Él nos dará en este Día Postrero.
O sea que ya es un Programa que no puede ser cambiado, porque es un Programa que viene de la mente de Dios y que ha estado en Dios en la eternidad, desde la eternidad; por lo tanto, somos nada menos que atributos divinos, pensamientos divinos expresados en carne humana, en la forma de seres humanos en este Día Postrero, en cuerpos mortales, pero pronto estaremos en cuerpos inmortales.
Vean ustedes cómo los atributos divinos, de hijos e hijas de Dios, estarían aquí en la Tierra de edad en edad; y ahora les ha tocado a los últimos atributos de Dios, como hijos e hijas de Dios, para ser llamados y juntados en este tiempo final, en este Día Postrero en el cual nos ha tocado vivir a todos nosotros.
Y este es EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS.
Ya ustedes han sido llamados y juntados en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, pero faltan más por ser llamados y juntados; por los cuales trabajamos en la Obra del llamado de los escogidos de Dios del Día Postrero; llamado que Cristo profetizó que sería realizado en este tiempo final: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…” (San Mateo 24, verso 31). Y aquí estamos viviendo en el tiempo de juntar a los escogidos de Dios.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta tarde, dándoles testimonio de “EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS”.
Hemos visto que estamos en ese tiempo, en EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, y del territorio latinoamericano y caribeño.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos y ya nos veremos nuevamente en… creo que tienen una actividad aquí para los que han de estar en esta próxima actividad; y luego nos veremos cuando regrese para estar nuevamente con ustedes. Pero siempre estará aquí con ustedes el Mensaje a través de las conferencias en video; por lo tanto, siempre estaré con ustedes a través de los videos, dándoles testimonio de todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo.
Así que continúen siempre escuchando la Palabra de Dios en videos, y también leyendo en sus hogares en los folletos que ustedes obtienen con los mensajes que se predican, tanto aquí en Puerto Rico como en los diferentes países de la América Latina y del Caribe.
Que Dios les bendiga, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y oren mucho por mí y yo oraré por ustedes; y nos veremos este mismo año en este mismo lugar nuevamente. Siempre voy a estar con ustedes aun cuando seamos transformados: cuando sea transformado voy a continuar con ustedes y ustedes conmigo, y en el glorioso Reino Milenial vamos a estar juntos también.
Yo no me quiero ir de aquí, de esta dimensión, sin ustedes. Ustedes aquí en Puerto Rico, y en la América Latina y el Caribe, son el pueblo que Dios me ha dado para traerle el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, el Mensaje del Séptimo Sello, el Mensaje de la Trompeta Final, el Mensaje prometido para llamar y juntar a los escogidos de Dios; y ha funcionado ese Mensaje en mí y en ustedes, y funcionará en todos los escogidos, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero; funcionará hasta en los escogidos del pueblo hebreo.
Y no hay otro Mensaje que funcione para los escogidos de entre los gentiles y para los escogidos del pueblo hebreo, sino el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, en el tiempo correspondiente, al cual ya hemos llegado, porque estamos en EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS; primeramente los escogidos de entre los gentiles y después los escogidos del pueblo hebreo.
Por eso no nos movemos al pueblo hebreo todavía, sino entre los gentiles, en el recogido de los escogidos de entre los gentiles; y después tendremos tiempo suficiente para los hebreos.
Así que oren mucho por mí, yo oraré por ustedes, para que Dios les use a ustedes en la Obra del Señor en este tiempo final y también me use a mí.
Que Dios les bendiga, Dios les guarde, y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
“EL TIEMPO DE JUNTAR A LOS ESCOGIDOS DE DIOS”.
[Revisión octubre 2020]
1 Eclesiastés 3:1-8
2 San Mateo 27:45-53, San Marcos 15:33-41, San Lucas 23:44-49
3 San Mateo 27:50-53
4 San Lucas 17:7-9
5 Filipenses 3:20-21
6 Génesis 18:1-15
7 Génesis 17:1-22
8 Génesis 5:24
9 Segunda de Reyes 2:11-12
10 Judas 1:14
11 Isaías 41:16
12 Éxodo 4:1
13 Éxodo 4:12
14 Hechos 1:9
15 San Mateo 22:14
16 San Juan 8:47
17 San Juan 10:27
18 Romanos 9:16