Muy buenas tardes, jóvenes, amados en el Señor. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, compartiendo unos momentos de compañerismo y disfrutando así estos cánticos; y dedicándolos a nuestro Dios con gozo, con regocijo, desde lo profundo de nuestro corazón.
Este es un tiempo muy importante, en el cual la Iglesia del Señor Jesucristo ha llegado al tiempo de gozo y alegría, de regocijo, ha llegado al tiempo de la canción; de la canción y del gozo y el regocijo prometido para la Iglesia de Jesucristo.
Dice en Cantares, capítulo 2, versos 8 en adelante:
“¡La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto”.
Aquí tenemos a Cristo y Su Iglesia, y vean en la forma en que en este pasaje está representado Cristo y Su Iglesia. Y nos muestra que para Cristo y Su Iglesia ha llegado el tiempo de la canción. Dice:
“Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”.
La tórtola es la paloma; y es el Espíritu Santo la paloma, el Espíritu Santo que descendió en forma de paloma sobre Jesús. Así como el aceite representa al Espíritu Santo, también la paloma representa al Espíritu Santo.
Y así como se escuchó de etapa en etapa, de edad en edad, la Voz de Cristo, la Voz de la Tórtola, en cada edad y en el territorio donde se cumplió cada edad; en este tiempo final, se está escuchando la Voz de la Tórtola, la Voz del Espíritu Santo, la Voz de Cristo, en este tiempo final y en el territorio latinoamericano y caribeño, y en la Edad de la Piedra Angular. Y por eso estamos nosotros viviendo en el tiempo de la Canción.
Y ahora, hay gozo, regocijo, en lo profundo de nuestros corazones para glorificar a Dios, cantarle con gozo desde lo profundo de nuestras almas, porque ha llegado el tiempo de la Canción.
Este es el tiempo en el cual nosotros vivimos, el cual se está cumpliendo entre nosotros, en la América Latina y el Caribe, en donde Cristo nos está dando un despertamiento espiritual.
Por eso dice: “Levántate”. ¿A quién le dice? A Su Iglesia, que se levante. Ese es el llamado de Cristo. Y en ese llamado Él nos llama a levantarnos del sueño, a levantarnos de entre los muertos, y dice1: “Y nos alumbrará Cristo”, dice San Pablo. Él lo tomó del Antiguo Testamento, ese pasaje2, y lo abrió más ampliamente en el Nuevo Testamento.
Ahora vean cómo:
“¡La voz de mi amado! He aquí él viene…”.
La Voz de Cristo, la Voz de nuestro Amado, la Voz del Espíritu Santo, hablándonos en este tiempo final, así como le habló a Su Iglesia en edades pasadas.
Y ahora, siempre que Cristo habló en diferentes – en cada edad, en diferentes edades, a través de diferentes edades, trajo Su Voz un despertamiento espiritual, un avivamiento en lo profundo del alma de los creyentes en Jesucristo; y tuvieron ellos el avivamiento de su edad. Y ahora solamente queda un avivamiento, pues ya han pasado los avivamientos o despertamientos espirituales de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil. Y ahora solamente queda un avivamiento, y lo produce la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo; la Voz del Amado, de Jesucristo, viniendo como cuando… – viniendo y clamando como cuando ruge un león, y siete truenos emitiendo sus voces, es lo que produce el avivamiento, el despertamiento espiritual en lo profundo del alma de todos los hijos e hijas de Dios.
Y es en el territorio latinoamericano y caribeño donde viene Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino por medio de Su Ángel Mensajero, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto; y así los Siete Truenos emitiendo sus voces y produciendo el despertamiento, el avivamiento prometido para este tiempo final.
Dijo nuestro hermano Branham en una ocasión, pensando y meditando en Dios, dijo3: “¿Habrá otro avivamiento?”, o sea, otro despertamiento, como los despertamientos —por supuesto— que hubo en las edades pasadas; y dijo: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco. Recorreremos esta senda, este camino, una vez más. Es una promesa”.
Si es una promesa tiene que estar en la Biblia; y esa promesa tiene que ser cumplida (¿dónde?) en el occidente, pues dice que del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco.
Ese es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y esa es la Venida del Verbo, la Palabra, viniendo en carne humana en el Día Postrero y hablándonos por medio de carne humana; y así los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y emite Siete Truenos la Voz de Cristo… vean, esta es la Voz de Cristo hablándonos en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; esa es la Voz de Cristo, la Voz de los Siete Truenos, dándonos la revelación divina del misterio del Séptimo Sello, del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y eso es lo que nos está dando ese avivamiento, ese despertamiento espiritual, en la América Latina y el Caribe, en la Edad de la Piedra Angular.
Ahora, vean ustedes el por qué tenemos ese avivamiento; y ya lleva años ese avivamiento en nosotros y con nosotros; y cada día se aumenta más el gozo, el regocijo y el agradecimiento a nuestro amado Señor Jesucristo de parte de todos nosotros.
Estamos en el tiempo de la Canción, el tiempo de gozo y regocijo para todos los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, veamos lo que nos dice el profeta Zacarías, en el capítulo 2, verso 10. Zacarías, capítulo 2, verso 10, dice:
“Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová”.
Es tiempo de regocijo y es tiempo para cantar:
“Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová”.
Y ahora, el capítulo 9, verso 9, dice:
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
Ahora vean las causas por las cuales el pueblo de Dios, dice la Escritura que se estará regocijando.
Y ahora, veamos otros lugares, como Deuteronomio, capítulo 28, verso 63. Vamos a ver lo que nos dice ahí Dios por medio del profeta Moisés. Capítulo 28, verso 63, nos dice… Aquí vamos a ver… Capítulo… Vamos a leer el capítulo 65 aquí… Eh, dije Deuteronomio. Deuteronomio más bien… Vamos a ver cómo está Dios en este tiempo. El 28:63, dice:
“Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros…”.
Ahora vean, Dios se goza haciéndonos bien. Y veamos también Deuteronomio 30, verso 9, donde dice:
“Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres…”.
Ahora vean que no solamente nosotros nos gozamos, sino que también Dios se goza con nosotros y en medio de nosotros; y nosotros nos gozamos en Él y Él se goza en nosotros.
Isaías, capítulo 62, verso 5, también nos habla algo de esto, y dice:
“Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo”.
“… así se gozará contigo el Dios tuyo”, así dice Dios en Su Palabra.
Y también, en el capítulo 65, versos 18 al 19, dice:
“Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.
Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor”.
Ahora vean cómo Dios dice que se gozará con Su pueblo; ¿y cómo estará Su pueblo entonces? Gozándose también. El pueblo de Dios gozándose y Dios gozándose con Su pueblo. Porque EL TIEMPO DE LA CANCIÓN HA LLEGADO; y el tiempo de la Canción es tiempo de gozo y de regocijo, tanto para todos los hijos de Dios como también (¿para quién más?) para Dios.
Ahora, hemos visto que estamos en ese ciclo divino en donde un despertamiento espiritual, un avivamiento está realizándose en la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en donde nos estamos gozando con Dios, nos estamos regocijando con Dios; y estamos cantándole con gozo, con alegría y con agradecimiento a Dios.
Y Él se está gozando también, se está gozando con nosotros en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y Él está muy gozoso y muy feliz con nosotros, y está derramando Sus bendiciones sobre todos nosotros.
Cuando Dios está airado, pues no está gozoso, y lo que envía entonces es Su juicio divino; pero cuando Dios está gozoso, entonces está derramando Sus bendiciones sobre todos nosotros. Y nosotros queremos tener a un Dios gozoso con nosotros y en medio de nosotros; y así Él estará derramando Sus bendiciones sobre todos nosotros.
Y ahora, Él quiere tener y Él quiere que Su pueblo, Sus hijos estén ¿cómo? Gozosos también. “Gozaos en Jehová nuestro Dios”4.
“Alégrate mucho, Jerusalén; da voces de júbilo”. Vamos a leerlo aquí como está en el capítulo 9 de Zacarías:
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén…”.
Y la Jerusalén celestial y el Sion celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo, conforme a Gálatas, capítulo 4, versos 18 en adelante. Capítulo 4 o capítulo 5, por ahí, vamos a ver, para que tengan el… Les voy a dar solamente el pasaje: capítulo 4, versos 22 al 31.
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
Ahora vean, la Primera Venida de Cristo aquí profetizada es motivo de gozo para todos los hijos de Dios, para todo el pueblo de Dios. Y Dios aquí enseñó al pueblo hebreo que con la Venida del Señor era la bendición y gozo de parte de Dios en medio de Su pueblo; y el pueblo también tenía que estar regocijado, gozoso, con la Venida del Señor.
Y los que lo recibieron estaban gozosos, y clamaban el día de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén: “¡Hosanna al Rey que viene! ¡Bendito el Reino de David que viene! ¡Hosanna al Hijo de David!”5; y así por el estilo, ellos estaban gozosos, regocijados, en la Primera Venida de Cristo.
Y así también será para la Segunda Venida de Cristo. Eso es lo que produce el gozo, el regocijo, en medio de la Iglesia de Jesucristo.
Y Cristo al tener a Su pueblo gozoso, regocijado, en el cumplimiento de Su Venida, Él también estará gozoso con y en medio de Su pueblo en este tiempo final.
Ahora hemos llegado al tiempo de la Canción; y el tiempo de la Canción es tiempo de regocijo, tiempo de gozo, para todos los hijos e hijas de Dios.
Así que, jóvenes: gozaos y alegraos en nuestro Dios, en nuestro amado Señor Jesucristo; y cantadle con alegría y con gozo desde lo profundo de vuestro corazón, y con entendimiento, agradeciéndole a Dios Sus bendiciones para cada uno de ustedes y también las bendiciones para mí.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, jóvenes, que Dios les guarde; y con gozo, desde lo profundo de vuestro corazón, glorificad a Jesucristo y trabajad en Su Obra todos los días de vuestra vida.
Que Dios les bendiga y les guarde, jóvenes, y que Dios les siga usando grandemente en Su Obra todos los días de vuestra vida terrenal.
Por cuanto ha llegado el tiempo de la Canción, continuamos cantando para nuestro Dios.
“EL TIEMPO DE LA CANCIÓN HA LLEGADO”.
[Revisión marzo 2020]