El Trono y Reino del Hijo de David – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Buenos Aires, Argentina; y también a todos los que están en diferentes naciones reunidos en esta ocasión allá en Puerto Rico y demás naciones. Que las bendiciones del Ángel del Pacto sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Leemos en Primera de Crónicas, capítulo 28, versos 4… verso 3 en adelante, donde dice… Comencemos en el verso 2:

“Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar.

Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.

Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.

Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.

Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.

Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.

Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente.

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.

Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID.” Ese será el tema del estudio bíblico del próximo domingo, Dios mediante; pero esta noche tendremos una corta introducción a ese tema.

En el verso 5 de este capítulo 28 nos dice el rey David: “eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”

El Trono del Reino de Dios, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es el trono de David, de ese reino de Dios terrenal en el cual estuvo sentado el rey David gobernando o reinando sobre Israel por cuarenta años.

El Reino de Dios celestial y Trono de Dios celestial está en el Cielo, pero el Trono y Reino terrenal de Dios es el trono y reino de David; y por eso es que nos dice que Dios eligió a Salomón para que se sentara en el trono del reino de Jehová sobre Israel, del Eterno. El Trono terrenal del Eterno, y Su Reino, es el trono de David y reino de David.

En Primera de Crónicas, capítulo 29, versos 22 al 25, dice… esto fue cuando por segunda vez dieron la investidura a Salomón [verso 21]:

“Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel.

Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.

Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”

Aquí nos dice que le dieron la investidura del reino de Jehová, de Dios, por segunda vez a Salomón; y dice que se sentó en el trono de Jehová en lugar de David su padre.

Queda claro que el Trono de Dios en la Tierra es el trono de David, y que el Reino de Dios en la Tierra es el reino de David. Esa es la forma del Reino de Dios estar en la Tierra literalmente.

Ahora, en la parte espiritual el Reino de Dios está en el ser humano, en el interior del ser humano; y Él está como Rey en Su trono, en el alma, en el corazón de cada persona que cree y sigue a Dios.

Ahora, todos esperan la parte física de la Venida y establecimiento del Reino de Dios en la Tierra; y vean qué sencillo es: es la Venida del Hijo del Hombre a Su pueblo Israel para restaurar el Reino de David y sentarse sobre el Trono de David; y así el heredero, Hijo de David, reinar sobre Israel y sobre todas las naciones.

Como nos dice Isaías, capítulo 9, donde nos da un cuadro claro de lo que ha de suceder en el tiempo final. Capítulo 9, versos 6 al 7, de Isaías, dice:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Esta es la promesa del que se ha de sentar en el Trono de David, y el cual trae la paz para Israel; y de Israel se extenderá la paz para toda la humanidad. Y vendrán a surgir naciones amigas de Israel, que se unirán a Israel en ese Reino y recibirán la bendición del Dios de Israel a través de ese Reino de David que será restaurado; el cual es el Reino de Dios en la Tierra, que está prometido para el pueblo hebreo, y para todas las naciones ser unidas a este Reino, e ir a Jerusalén cada año para llevar sus ofrendas, sus diezmos, sus tributos a Dios.

Por eso Israel se convertirá en el lugar más rico del planeta Tierra; diríamos, la bolsa de valores estará en Jerusalén. Desde ahí se administrará la parte financiera del Reino, la parte económica, la parte política, la parte académica, la parte religiosa; todo será administrado desde Jerusalén. Por lo tanto, Israel tiene una promesa muy grande, que va a ser cumplida en el Día Postrero, en este tiempo final.

Oseas dice en el capítulo 6, que al tercer día Dios los resucitará. Es una resurrección espiritual, un despertamiento espiritual que viene para el pueblo hebreo en este tiempo final. Y dice que todos van a conocer a Dios; y también dice que “en aquel día Dios será uno, y uno Su Nombre.” Eso está en Zacarías, capítulo 14, verso 9.

Y dice también que “como las aguas del mar cubren la Tierra, la Tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor.” [Habacuc 2:14] Estará la gloria de Dios en medio del pueblo hebreo manifestándose y llevando a cumplimiento las promesas que ha hecho para Israel, las cuales están en las promesas dadas a Abraham, a Isaac, a Jacob, a las tribus de Israel, y por medio de los profetas en las diferentes ocasiones.

El cumplimiento total de las promesas de Dios para el pueblo hebreo será y serán cumplidas en la restauración del Trono del Reino de David en esta Tierra, en medio del pueblo hebreo. Esa es la bendición grande, prometida para los judíos para este tiempo final. La bendición más grande que tiene nación alguna, le corresponde a Israel.

Por lo tanto, es importante orar por Israel, bendecir a Israel. “El que te bendiga, será bendito; y el que te maldiga, será maldito.” (Génesis, capítulo 12, verso 1 al 3).

Bendecir a Israel significa también, para el que lo haga, la bendición de Dios viniendo a la persona. Si es una nación, la bendición de Dios viene a esa nación también.

Por lo tanto, EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID es la promesa más grande que hay para el pueblo hebreo, para los judíos, porque es ahí donde el Príncipe de Paz, el Ungido, el Yeshua que espera Israel, restaurará al Reino de Dios en la Tierra. Y todas esas bendiciones habladas para los judíos se convertirán en una realidad. Ya no dormirán más preocupados por un ataque terrorista, sino que dormirán tranquilos, porque el Príncipe de Paz, el Hijo de David, traerá la paz para Israel; y de Israel pasará la paz a todas las naciones que existirán en el Reino del Hijo de Dios – del Hijo de David, en el Reino de Dios terrenal.

Por lo tanto, el Hijo de David, el Hijo del Hombre, traerá esas bendiciones. El Hijo del Hombre, en el capítulo 7 de Daniel aparece recibiendo el poder, la gloria y el Reino para restaurar el Reino de Dios en la Tierra en medio del pueblo hebreo o pueblo judío; y desde ahí reinar, no solamente sobre el pueblo hebreo, sino sobre todas las naciones.

“EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID.” Esta ha sido la introducción para el tema de escuela bíblica del próximo domingo, en el estudio bíblico que hemos de tener.

Que Dios les bendiga a todos y les guarde; y nos veremos pasado mañana, próximo domingo, Dios mediante. ¿En dónde? Aquí. Y será transmitido a todas las naciones. 

Continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones del Dios de Abraham, de Isaac y de Israel.

Dejo con ustedes al doctor Miguel Bermúdez Marín a continuación.

“EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID.”

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