Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, ministros y vuestras congregaciones, con todos los miembros de vuestras congregaciones, y sobre todos los que están escuchando en esta ocasión en diferentes naciones.
Para esta ocasión, domingo, en donde siempre se da un estudio bíblico para niños, jóvenes y adultos, tendremos una lectura de la cual tendremos el estudio bíblico de esta ocasión; se encuentra en Génesis, capítulo 45, versos 1 al 12, y dice de la siguiente manera:
“No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.
Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.
Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas.
Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.
Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes.
He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla”.
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos abra las Escrituras, y nos permita entender este pasaje bíblico en lo histórico, y también en lo profético, que fue cumplido en aquel tiempo; y que habla también de un cumplimiento futuro, el cual está aquí tipificado.
En el pasaje que leímos nos habla del momento histórico en que José se reveló a sus hermanos, dándose a conocer, diciéndole a ellos: “Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto”. O sea que, al él decirle: “El que vendiste para Egipto”, les está hablando de algo histórico que ellos conocían; o sea que les está hablando de algo que ellos entendían. No era un hombre que apareció en Egipto y no tenía una trayectoria con ellos, o sea, que no había estado con ellos como hermano de ellos.
Aún más, había nacido en Padan-aram, en donde nacieron casi todos sus hermanos[1]; excepto Benjamín, que nació en el camino a Éfrata[2], o sea, el camino a Belén; pero los demás hermanos de José, al igual que José, nacieron en Padan-aram. Y José nació cuando Jacob ya era muy anciano, tenía ya unos 91 años de edad cuando nació José; y dice la Escritura que lo amaba mucho porque lo había tenido en su vejez[3].
Y ahora, podemos ver, en este hijo que amaba tanto José, que es un hijo por la mujer que Jacob amaba, o sea, por medio de Raquel, la cual tuvo dos hijos… Ella era estéril; y ella clamaba a Dios, y le decía a Jacob: “Dame hijos, o si no, me muero”[4]. O sea, sería que quería matarse si no le daba hijos, o algo parecido; porque era una afrenta no tener hijos.
Y ahora, ella era la mujer o la joven con la cual Jacob se había casado. Era la joven con la cual se había encontrado allá en el pozo de agua en donde ella fue a darle de beber a las ovejas de su padre que ella pastoreaba; y Jacob allí estaba; sacó agua para las ovejas luego de darse a conocer, decirle que él era hijo de Isaac[5] (Isaac era hijo de Abraham); y le pregunta a ella: “Y tú ¿quién eres?”, y ella se revela a él: le dice que ella es también de la misma familia, hija de Betuel (creo yo que le dijo); o sea que era prima de Jacob.
Y eso fue lo que le dijo la madre de Jacob, y también Isaac: que se fuera allá a Padan-aram, a la casa del padre y hermano de Rebeca, y allá encontraría esposa para él[6]; así no tomaría esposa de las mujeres que vivían allá en el territorio donde estaba viviendo Isaac y Rebeca, porque eso no agradaba ni a Rebeca ni a Isaac, ni a Dios tampoco.
Como tampoco agrada al padre y a la madre, y a Dios, que nuestros hijos se enamoren de personas inconversas; lo mismo. Tenían que ser descendientes de Abraham, creyentes en el Dios de Abraham y de Isaac, para que así los hijos también fueran creyentes del Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob; porque, de otra forma, influirían y los sacarían de la fe en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y los llevarían a creer en la idolatría, en otros dioses (que no son dioses, sino que la gente los ha hecho dioses).
A Rebeca y a Isaac no les agradaba lo que hacía Esaú: que tomaba esposa de las naciones vecinas, que eran paganos[7].
Y ahora, encontramos que Jacob vivió en Padan-aram unos 20 años, y formó allí su familia, su hogar, en tierra gentil, donde vivían los descendientes de Taré (Taré, padre de Abraham).
Y ahora, encontramos que allí tuvo once hijos y una hija. Y luego, el último hijo, Benjamín, lo tuvo ya en la tierra prometida; el único que nació en la heredad que Dios le dijo a Abraham que le daría para él y su descendencia.
Ahora, encontramos que de la mujer amada Jacob tuvo solamente dos hijos: José y Benjamín. De Lea tuvo otros hijos, como Simeón, como Judá, y así por el estilo; y de las siervas de Lea y Raquel tuvo otros hijos también. Y así vinieron a vida los patriarcas. Y de ahí, al multiplicarse, se formó el pueblo hebreo.
Cuando fueron a Egipto era un grupo de setenta y algo de personas[8]; y contando a José y sus hijos, o sea, tres más; y a la esposa de José, pues cuatro más; y luego los demás hijos que tuvo José allá en Egipto.
Ahora, la vida de José nos cuenta una historia de amor divino; es el hombre que a través de la Biblia, aparte de Jesús, es el más perfecto que encontramos; es el tipo más perfecto de Cristo, del Mesías, que aparece en la Biblia; y por consiguiente, hay una historia de amor en la vida de José.
Ahora, miren ustedes, José era un profeta. De los otros hijos de Jacob no se dice que eran profetas, solamente de José; o sea que la línea profética pasó de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, y de Jacob a José. Y siendo que él era el primogénito de la esposa amada, Raquel, con la cual él se casó…; aunque encontramos que otro hijo de Jacob había nacido primero que él, pero fue por medio de Lea. La Primogenitura tenía que venir por medio de Jacob y Raquel.
Y ahora, vean acá en Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice:
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;
bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José)”.
Y en ningún momento de la historia bíblica aparece que el derecho de la Primogenitura haya sido quitado de José y sus hijos.
El derecho de la Primogenitura contiene una doble porción en todo: una doble porción de herencia; o sea que el que recibe la mayor parte de la herencia es el primogénito. Y el que recibe la mayor parte de la herencia divina es el primogénito: para él y su familia; o sea, para él y su descendencia, para él y su tribu. Y eso nos indica que hay algo muy importante que está reflejado en José y sus hijos, lo cual está ligado al Mesías-Príncipe y los hijos del Mesías-Príncipe, la descendencia del Mesías-Príncipe.
Y ahora, encontramos que José había tenido dos sueños[9]; cuando le cuenta a sus hermanos el primero, se enojaron con él y lo aborrecieron. Luego, más adelante, dice a ellos: “Aun tuve otro sueño”, y les cuenta el otro sueño, en donde había visto el sol, la luna y once estrellas inclinándose delante de él.
Y recuerden que Dios había dicho a Abraham que su descendencia sería como las estrellas del cielo[10]; o sea que el sol, la luna y las estrellas tipifica personas, descendientes de Abraham. El sol representa a Israel o Jacob. La luna representa a Raquel, la esposa de Jacob; estuviera viva o muerta en aquellos días, continuaba siendo la esposa de Jacob; porque los santos no mueren, solamente terminan su estadía aquí en la Tierra y siguen viviendo en otra dimensión.
Y ahora, uno lee la Biblia y puede ver doce estrellas (doce estrellas)[11]; aunque José vio once, pero la estrella mayor era José; delante del cual se estaban postrando el sol, la luna y once estrellas. Las once estrellas representaban a sus once hermanos.
Y ahora, encontramos que delante del Mesías, así como se postró el sol, la luna y once estrellas delante de José…; y luego, cuando se dio a conocer a ellos, encontramos que se postraron sus once hermanos; y luego, cuando mandó a buscar a su padre…, su padre, el cual vivía allá en la tierra que Dios le prometió a Abraham, o sea, Israel, pues el Ángel le dijo: “Ya no se va a llamar tu nombre más Jacob sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido” (capítulo 32 del Génesis, versos 24 al 32); y en otros capítulos, como el capítulo 35 del Génesis, también le habla acerca de que su nombre no será llamado más Jacob, sino Israel; hay otros lugares en la Biblia.
Y ahora, encontramos que José pasa por esas etapas tan difíciles porque el Mesías-Príncipe iba a pasar por etapas difíciles.
Siendo vendido José por sus hermanos[12], tipifica al Mesías siendo vendido también: fue vendido por Judas Iscariote[13].
Luego encontramos que descendió al infierno, donde les predicó a los espíritus que allí estaban encarcelados[14], o sea que fue a la quinta dimensión; lo cual está tipificado en José siendo echado en una… en un pozo, una cisterna sin agua; lo cual también tipifica la sepultura de Jesús o de Yoshua.
Y también cuando fue echado en la cárcel allá en Egipto[15], lo cual tipifica a Cristo en cuerpo angelical o espiritual, como el Ángel del Pacto, yendo a la quinta dimensión (al infierno) y predicando allí a los que estaban encarcelados, que vivieron en el tiempo de Noé y fueron desobedientes a la Palabra de Dios que habló el profeta Noé, y vino el diluvio y se los llevó a todos.
Eso le sucede a los que no escuchan la Voz de Dios en el tiempo que les toca vivir; pues la Voz de Dios siempre viene por medio del Espíritu Santo a través de un hombre, a través de un profeta.
Y ahora tenemos el caso de José. José dándose a conocer a sus hermanos es tipo del Mesías, de Cristo, el Cristo, el Ungido, revelándose a Su pueblo: los hebreos, los judíos, o sea, a los diferentes hijos de Jacob; lo cual va a suceder en este tiempo final en la Venida del Señor.
Hubo un alcalde muy sabio en Jerusalén, del cual escuché a otra persona hablando allá en Jerusalén, que dijo: “Si Jesús es el Mesías o no lo es (pues él no iba a discutir), cuando Él venga, cuando venga el Mesías, yo le voy a preguntar si Él estuvo antes aquí en Jerusalén”. No ofendió a ninguna persona y salió muy bien delante de todos; no se inclinó ni a un lado ni a otro lado, fue imparcial. Si así todas las personas hablaran, estarían hablando sabiamente.
Y ahora, el Mesías-Príncipe se va a revelar al pueblo hebreo.
Ahora, el misterio está aquí en el momento y en la forma en que se reveló José a sus hermanos: lo primero, no sabían que era judío, o sea, hebreo; no sabían que era su hermano, no sabían que había estado con ellos en la tierra que Dios le dio por heredad a Abraham para su descendencia; no sabían que ese hombre joven que estaba hablando con ellos, y que era un príncipe en Egipto, gobernando a Egipto, había sido puesto por gobernador; y el único que estaba más alto que él en posición política era el faraón; pero José era el administrador, digamos el virrey o primer ministro.
Así que el segundo en el reino era José; tipo y figura de Cristo allá en el Cielo, en el Trono celestial, donde Dios lo sentó con Él.
Y ahora, encontramos que cuando se revela a sus hermanos: se revela entre los gentiles, en medio del pueblo gentil, territorio gentil; ahí es donde ellos lo ven; y no saben que es él, pero ven a ese hombre poderoso, con una posición tan importante en el reino, un hombre que hablaba y las cosas tenían que acontecer; o sea, hablaba, y las cosas tenían que ser hechas como él ordenaba.
Pero ¿cuál era el secreto por lo cual ellos no habían podido comprender que ese hombre joven era su hermano José? Lo primero: vestía como gentil; lo segundo: no usaba el nombre José, sino el nombre que le colocó el faraón, un nombre nuevo, estaba con un nombre nuevo[16].
La Venida del Señor, dice Apocalipsis, capítulo 19, que será con un Nombre que ninguno conoce sino aquel que lo recibe; y Su Nombre es el Verbo de Dios. O sea que es el Ángel del Pacto el que viene en el Día Postrero manifestado con un Nombre nuevo; nuevo para la gente, pero no para Dios.
El mismo Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12: “Al que venciere, yo le daré a comer del Maná escondido…”[17]; “y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios y el Nombre de la Ciudad de mi Dios…”. Como que estoy mezclando dos versos de dos capítulos, pero eso lo vamos a arreglar ahora:
[Apocalipsis 3:12] “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
Ahí está el secreto: la Venida del Señor para el Día Postrero será con el Nombre Nuevo del Señor.
Si dos mil años atrás, con el nombre Yeshua fue difícil reconocerlo para algunas personas en medio del pueblo hebreo, va a ser difícil para reconocerlo en medio del cristianismo en el Día Postrero. Pero los judíos van a decir: “¡Este es el que nosotros estamos esperando!”. Lo van a ver viniendo por Su Iglesia, porque Su Iglesia estará en el tiempo para ser transformada y llevada con el Mesías a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahí está el misterio del Séptimo Sello, el misterio de José, de nuestro José, el Mesías, el Cristo, el Ungido, revelándose a Su pueblo, revelándose a los hebreos, a los judíos; pero estará con la Iglesia que están dentro del Nuevo Pacto, así como la Primera Venida del Señor fue con el pueblo y en medio del pueblo que estaba en el Pacto correspondiente a aquel tiempo, que estaba bajo el Pacto Divino que le fue dado en el monte Sinaí: estaba bajo la Dispensación de la Ley.
Y ahora, para el Día Postrero encontraremos que el pueblo bajo el Nuevo Pacto es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual está esperando la Venida del Señor, como la estaba esperando el pueblo hebreo dos mil años atrás.
¿Se les pasará, al cristianismo, la Venida del Señor para el Día Postrero? Solamente a los escogidos no se les pasará; todo será muy sencillo; pero Él se estará revelando a Su Iglesia, los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y ellos obtendrán esa revelación divina, como la obtuvieron los apóstoles y todo aquel grupo que seguía a Jesús.
Y después, del Día de Pentecostés en adelante, los apóstoles, comenzando con Pedro, cuentan la historia de lo que fue la Primera Venida del Señor. Los que lo vieron y lo recibieron tuvieron la bendición y privilegio de ser los que comenzaron a dar a conocer lo que fue la Primera Venida del Señor. Así también será en el Día Postrero con los escogidos de Dios que verán, tendrán la revelación de lo que será la Venida del Señor.
¿Qué fue la Venida del Señor dos mil años atrás? En Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice que fue la Venida del Señor (o sea, Dios el Padre) y del Ángel del Pacto: “la Venida del Señor, a quien deseáis vosotros”; la Venida del Señor, como dice Malaquías, capítulo 4. Y eso establece el patrón, o diseño o plano, también para la Venida del Señor en el Día Postrero; o sea, será algo paralelo.
Vean, capítulo 3 de Malaquías, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí”.
O sea, un precursor; y todos sabemos que ese fue Juan el Bautista, el que vino con el espíritu y virtud de Elías para preparar un pueblo al Señor, al Ángel del Pacto, que vendría después de Juan el Bautista en su ministerio; o sea, vendría tras él: aún estando Juan el Bautista, el precursor, en su ministerio, aparecería el Mesías.
Por eso él decía: “Entre vosotros hay uno al cual ustedes no conocen”[18]. Y luego, cuando vio a Jesús, dijo: “Este es del cual yo dije que después de mí vendría uno mayor que yo; Él es el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”[19].
Y ahora, Jesús mismo dio testimonio de Juan el Bautista como el mensajero que vendría preparándole el camino al Señor, y dijo que él era aquel Elías que había de venir[20]. ¿Y luego quién vino? Yeshua o Jesús.
Y eso fue la venida del precursor y la Venida del precursado: la venida del Elías precursando la Primera Venida del Mesías, y luego el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías en un joven carpintero llamado Jesús o Yeshua.
Eso fue la Venida de Dios el Padre, el Señor, a quien el pueblo buscaba, y la Venida del Ángel del Pacto, a quien deseaba el pueblo hebreo. El mismo que le dio la Ley en el monte Sinaí, ahora vendría en carne humana, y sería el Mesías prometido.
El Ángel del Pacto es nada menos que el cuerpo angelical de Dios, o sea, la imagen del Dios viviente; y luego, la semejanza física de Dios es el cuerpo físico del Mesías. Tan simple como eso. Y ahí tendríamos a Dios en toda Su plenitud, la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifestado en medio del pueblo hebreo; Emanuel: Dios con nosotros[21]; Dios con nosotros los seres humanos, la familia humana; Dios vestido de carne humana.
¿Acaso Dios no visitó a Abraham con dos Ángeles, que son Gabriel y Miguel, y comió con Abraham?[22]. Y luego los dos Ángeles fueron a Sodoma y allá cenaron con Lot[23]. Pero el almuerzo fue con Abraham; y comió carne con Abraham, carne de una ternera, y también mantequilla y panes, tortas de harina.
Y ahora podemos ver esa visitación de Dios en forma visible a Abraham; tipo y figura de lo que sucederá en el Día Postrero, en donde el Hijo del Hombre está prometido que vendrá con Sus Ángeles: el Hijo del Hombre vendrá con Moisés y Elías, con los Dos Olivos; y ahí está el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.
Y ahora, cuando se revele el Hijo del Hombre con Sus Ángeles al pueblo hebreo, estará cumpliendo el momento histórico que tipifica lo que el Mesías-Príncipe hará en el Día Postrero: revelándose a Sus hermanos los judíos, los hebreos.
Allí está el tipo y figura, y tiene que cumplirse en esa forma; porque en la Mente de Dios, antes de estar el tipo y figura está lo real; antes del tipo y figura: lo real. De lo real es que se hace un tipo y figura; o sea que el antitipo es primero que el tipo y figura, por eso es “ante”-tipo. Solamente se puede hacer un tipo y figura de algo real que va a acontecer más adelante.
Ahora, José tipifica al Mesías en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida. Fue entre los gentiles que se reveló a sus hermanos. Por eso cuando los hebreos vean al Mesías, al Hijo del Hombre, al Cristo viniendo por Su Iglesia, ellos dirán: “Este es el que nosotros estamos esperando”, o sea: “¿Qué hace entre los gentiles?”.
Lo mismo: ¿Qué hacía José entre los gentiles? Era el príncipe allí, era el segundo en el reino, era el hombre o joven que recibió un nombre nuevo que le fue dado por el faraón; y recibió también una novia, una esposa gentil, la cual tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo.
Efraín tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo y Manasés tipifica a los judíos, a los hebreos. Tan simple como eso.
¿La bendición mayor le tocó a quién? A Efraín[24]. A Manasés le tocó una bendición grande: formaría una nación grande; tipo y figura de los judíos formando una nación grande; una nación que en tan pocos años, desde que fue fundada, establecida como una nación libre y soberana (o sea, desde el 1948 hasta este tiempo), ya desde hace muchos años es una nación de primer mundo.
Y hay naciones que tienen 100 años de existencia, 200 años de existencia, 300 años, y todavía no son países de primer mundo. ¿Qué misterio hay en esa nación tan pequeña que ha venido a ser una nación de primer mundo, con una tecnología de punta? Es que tiene una bendición grande, la cual fue echada por Jacob sobre Manasés.
Pero la Iglesia del Señor Jesucristo, tipificada en Efraín, al cual le fue dicho…; cuando José quiere que la bendición primera sea echada sobre Manasés, que era el mayor, pero que Jacob colocó la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor…; así como Jacob era el menor y Esaú era el mayor, pero la Bendición de la Primogenitura vino sobre Jacob; tuvo que luchar, pero Dios lo ayudó; amaba la bendición de Dios.
El que ama la bendición de Dios, pues busca la bendición de Dios: se esfuerza por adquirir la bendición de Dios, y Dios lo ayuda; y Dios dice que ama a esas personas: “A Jacob amé, y a Esaú aborrecí”[25].
El que no busca la bendición de Dios, el que no le da importancia a las cosas de Dios, recuerde: lo que Dios dijo de Esaú es para usted también.
Pero el que busca la bendición de Dios, recuerde que lo que Dios le dijo – dice de Jacob: “A Jacob amé”, es para usted también. Y como le dijo el Ángel Gabriel al profeta Daniel: “Tú eres muy amado”[26], o sea, muy amado en el Cielo; así es para todos los que buscan la bendición de Dios: son muy amados en el Cielo, los amados de Dios; por eso son reyes y sacerdotes y jueces del Orden de Melquisedec.
Y ahora, podemos estar viendo que algo grande va a suceder con el pueblo hebreo, y es que van a ver al que están esperando; y así como José se reveló a sus hermanos, se va a revelar el Mesías-Príncipe también a Sus hermanos.
Pero vean, la esposa de José y sus hijos conocían a José; pero los hermanos de José no conocían a José, hasta que él se reveló a ellos. Así será en este tiempo final.
Ahora, podemos ver que está llegando el tiempo en que lo que sucedió allá con José y sus hermanos va a repetirse con nuestro José, el Mesías-Príncipe, que se va a revelar a Sus hermanos los hebreos; y eso será José, el Mesías, revelándose a Sus hermanos. Y luego diremos: “José, el Mesías, se reveló a Sus hermanos los hebreos”. Tan simple como eso será todo lo que estará pasando.
Hubo también un tipo y figura en el siglo pasado, el siglo XX, en la vida del mensajero de la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, el reverendo William Branham: recibió la promesa de parte de Dios que tendría un hijo por medio de su esposa Meda, la cual tipificaba la Iglesia del Señor Jesucristo en ese tiempo; y ella no podía tener más hijos, pero Dios le había dicho que iba a tener un hijo. El médico la quería operar, pero el reverendo William Branham dijo que no, que ella iba a tener un hijo varón.
Dios le dijo al reverendo William Branham, en una ocasión en que él estaba leyendo la historia de José, y le gustó tanto que dijo: “Si yo llego a tener un hijo, le voy a poner por nombre: José”; y Dios le dijo que iba a tener un hijo.
Y ahora, vamos a ver algo allí muy interesante para todos nosotros, porque ahí tenemos otro tipo y figura. Se encuentra en la página 164, párrafo 1462, de este libro que contiene citas de los mensajes del reverendo William Branham; dice[27]:
1462 – “[239] Yo recuerdo que aquí arriba en Twin City, creo que el hermano Brown y ellos estaban conmigo; y yo estaba tomando la vida de José, en la Biblia. Y leí esa Biblia, ¡allí estaba un hombre contra quien no había nada! (O sea, no había nada en contra de él; un hombre justo, un hombre piadoso, un hombre que se cuidaba para Dios). Abraham, Isaac, Jacob, y todos ellos, tuvieron algo contra ellos (o sea, hubo algo contra ellos; o sea, algo que hicieron mal), pero José no (no había por dónde hallarle una falta). ¡Qué hombre, un hombre perfecto, un tipo perfecto de Cristo!”.
Ojalá y todos los jóvenes y adultos sean como José.
1462 – “[242] Dije: ‘Gracias, Señor. Oh Dios, gracias a Ti por tal hombre’.
243 Y entonces el mismo Espíritu Santo me reveló, dijo: ‘Tú tendrás un hijo, y llamarás su nombre José’. Me levanté de allí y di gracias al Señor.
(…) 257 Ahora recuerden, cuatro años más tarde, mi esposa…, sabíamos que íbamos a tener un (bebé). (…)
259 Sara nació. (…)
267 Cuatro años pasaron, finalmente ella iba a ser madre otra vez. (…)
277 Subí al molino a orar. Y comencé allá al otro lado. Vi esa Luz colgando entre los árboles, dijo: ‘Vuelve a tu trabajo, y a tu libro’. Volví a esto…
278 La Biblia estaba…
O sea, el – “su libro” es “en la Biblia”.
1462 – “278 La Biblia estaba… y estaba en mi coche. Y cuando lo hice, el viento la había soplado allá donde estaba Natán, y David; dijo: ‘Ve y dile a Mi siervo David: le quité de esa majada (o sea, manada de ovejas), de dar de comer a esas pocas ovejas de su padre, y le hice un gran nombre como el gran hombre’. (No todo el… el nombre más grande, sino exactamente como gran hombre; nunca le hizo un Billy Graham, sino un… le dio un nombre, ustedes saben). Dijo: ‘Pues, hice eso, pero (dijo) no puedo dejarle construir el Templo; pero su hijo…’. Y justo tan pronto como dijo ‘sus hijos’ (o debe ser ‘su hijo’), oh vaya, allí estaba.
279 Yo dije: ‘¿José?’. Eso es correcto.
[280] Corrí, eché mis brazos alrededor de ella (o sea, de su esposa), y dije: ‘¡Querida, José viene! ¡José está en camino! (O sea, el hijo que le había prometido)”.
Ese hijo que tuvo el reverendo William Branham por medio de su esposa Meda también es tipo y figura de la Venida del Mesías; no es el Mesías, sino el tipo y figura de la Venida del Mesías. Por eso también es un profeta menor, porque tiene que tipificar la Venida del Mesías.
Y ahora, es un misterio la Venida del Mesías para el Día Postrero. Lo está esperando la Iglesia del Señor Jesucristo; el pueblo hebreo también está esperando al Mesías; y por consiguiente, ese es el tema más importante de todos los temas que puedan tener el pueblo hebreo y el cristianismo: la Venida del Mesías. No hay otro tema más importante que ese. Porque de la Venida del Mesías y en la Venida del Mesías está el futuro de Israel y el futuro del cristianismo, y por consiguiente el futuro de la familia humana.
Sobre la Venida del Mesías para el Día Postrero está y depende la raza humana; no solamente el pueblo hebreo y no solamente el cristianismo, sino todos los seres humanos. Y eso será la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, la Venida del Hijo del Hombre con los Dos Olivos, para la Iglesia y luego el pueblo hebreo. Y eso cumplirá la Tercera Etapa; y todo eso llegará a su lugar más alto (o sea, su culminación) en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Tan simple como eso. Todo está entrelazado.
Así que tenemos que saber que algo grande está por suceder. Algo grande se está moviendo en el Programa Divino, para llegar a la culminación del Programa Divino.
En el cumplimiento de la Tercera Etapa, que será en la Visión de la Carpa, ahí será la parte culminante, la parte más grande de la Tercera Etapa; ahí será donde se revelará a Sus hermanos José, el Mesías. Tan simple como eso.
Allí va a estar el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham, y allí va a estar un nombre que él escuchó y que deseó saber. Estaba buscando cuál era ese nombre[28]; puede ser que se le olvidó después que salió de la visión, o que estaba buscándolo para buscar su significado, pero allí estará un nombre.
Y si es tan importante el nombre, pues no puede ser otro que el Nombre Eterno de Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, el Nombre de la Nueva Jerusalén, que tendrá el Nombre de Dios, y Nombre Nuevo del Señor.
Recuerden que Cristo dijo que al Vencedor le hará columna en el Templo de Su Dios: “Y escribiré sobre él el Nombre de nuestro Dios (o sea, el Nombre Eterno de Dios, el cual le fue revelado a Moisés)[29], y el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor”[30]. Tan simple como eso.
Todo eso va a estar allí; y desde allí será que será revelado el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida del Señor a Su Iglesia. Y el pueblo hebreo lo verá y lo recibirá; ellos recibirán a su José, al Mesías, pues allá lo recibieron, que es el tipo y figura; por consiguiente, lo recibirán en el Día Postrero.
Por lo tanto, van a ver un acercamiento del pueblo hebreo, de los judíos, de los líderes del judaísmo, porque ellos están buscando algo, y lo van a encontrar; y eso será José, el Mesías, revelándose a Sus hermanos.
Ahora podemos ver en José, el hijo de Jacob, el tipo y figura. Y ahora también podemos ver un tipo y figura en José, el hijo del reverendo William Branham.
Y cuando él dice: “¡Viene José!”, le dice a su esposa Meda, la cual tipifica a la Iglesia, ¿no le estaba él anunciando a la Iglesia la Segunda Venida de Cristo, precursando la Segunda Venida de Cristo, diciéndole a la Iglesia que Cristo vendría? ¿Ve? Lo mismo en tipo y figura, diciéndolo a su esposa.
Ahora, hasta aquí les puedo hablar; porque si sigo adelante, les estaré abriendo completamente el Séptimo Sello; y por ahora vamos a dejarlo quietecito. Recuerden que Meda representa a la Iglesia; y también la virgen María representa a la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, la Iglesia-Virgen del Señor Jesucristo.
Algo grande va a pasar en la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, a tal grado que la espera de la Iglesia por la Venida del Señor va a traer la bendición de la Venida del Señor. Ahora, los detalles se los voy a dejar quietecitos.
El reverendo William Branham hablando del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, dijo en la página 14 del libro “Cristo, el misterio de Dios revelado”, dijo que ese misterio estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo[31].
Ese misterio, pues es aquel del cual Cristo dijo (en San Mateo, capítulo 24) que nadie sabía cuándo sería el día y la hora, ni aun los ángeles; es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora[32].
Y él dice que nadie sabe cuándo será ni cómo será, pero que va a ser revelado; y dice: “Está bien que nadie sepa cómo será ni cuándo será”[33]. ¿Para qué? Para que no haya imitaciones.
Porque cualquier persona que sienta un escalofrío va a creer que Dios está con él para cumplir la Venida del Señor; porque hay muchas imitaciones. Siempre hay imitadores, los hubo en el pasado y los hay en el presente también; imitadores, que son un estorbo en la Obra de Dios; como Teudas y Judas, que vinieron antes que Jesús, y llevaron muchos discípulos, y se murieron y se acabó todo[34].
Y ahora, donde se encuentran es el sitio difícil para ellos, porque a los imitadores no les espera un buen futuro después que mueren.
Y ahora, para el Día Postrero Dios va a tener un pueblo que tendrá la revelación divina para el Día Postrero en la Etapa de Oro en la Iglesia del Señor Jesucristo, después de las siete edades de la Iglesia. Después de las siete edades vendrá la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Piedra no cortada de manos, la Edad de y para la Venida del Señor. Y en esa etapa o Edad de Oro se estará entrelazando la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.
En esa etapa, por medio de la predicación del Evangelio del Reino será abierto el entendimiento y el corazón de los creyentes en Cristo para obtener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y también será abierto el corazón y el entendimiento de los judíos para recibir la Venida del Señor.
¿Qué están esperando ellos? Están esperando a un hombre, un hombre ungido con el Espíritu de Dios, o sea, un hombre donde esté el Ángel del Pacto; y ellos esperan un hombre del tiempo en que se cumpla esa profecía, un hombre de carne y hueso; pero ellos están esperando ver lo que ese hombre estará hablando, porque eso es lo importante.
Así que ellos están con sus ojos espirituales abiertos, y la Iglesia del Señor Jesucristo también. Por eso es que necesitamos conocer las profecías bíblicas, y conocer los tipos y figuras, para así que no se nos escape, no se nos pase por alto, el cumplimiento de la Venida del Señor en el Día Postrero.
Es importante que estemos vigilando, velando, como dijo Cristo; Él dice: “Porque no sabéis el día y la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”[35], o sea, “no sabéis el día y la hora de la Venida del Mesías, el Hijo del Hombre”.
Y ahora, nuestro tema de esta clase bíblica de esta ocasión ha sido aclarado: “JOSÉ SE REVELA A SUS HERMANOS”. Y siendo tipo y figura de Cristo para el Día Postrero revelándose al pueblo hebreo, estaremos pendientes a Cristo, el Mesías; al Mesías, al Cristo, al Ungido, revelándose a los judíos; o sea, al pueblo hebreo, a las tribus de Israel (ahí están incluidas las tribus perdidas).
Ahora, tienen que notar una cosa: no se reveló a las doce tribus, no se reveló a los doce hermanos, ¿por qué? Porque él era uno de ellos. Eso es un detalle muy importante, y lo vamos a dejar quietecito; pues él y su familia…, o sea, José, que representa – que es la cabeza de la tribu de José…, sabían quién era José.
(Vamos a detenernos aquí…). Porque la revelación que tenía José, su esposa y sus hijos, encontramos que luego pasó a los once hermanos; y después se reveló a su padre, cuando él vino, porque lo fueron a buscar.
Ahora, lo que movió a José ¿qué fue? La presencia de su hermano Benjamín; la presencia de su hermano Benjamín, que representa a los 144.000. Ya les di un poquito más; con eso ya creo que tenemos.
Recuerden que en Zacarías nos habla que vendrá un tiempo de lloro, de lamento, de las tribus de Israel. Eso está en el capítulo… Vamos a ver el…, vamos a ver cuál es el capítulo. En el capítulo 13, verso 6, nos habla…; y en el capítulo 12 también; verso 10 en adelante, dice:
[Zacarías 12:10] “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.
Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de (la casa de) Simei por sí, y sus mujeres por sí;
todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí”.
Ahí podemos ver lo que estará pasando; y eso será en un tiempo de apretura para el pueblo hebreo, un tiempo en que sus vecinos van a estar haciéndole la guerra.
Si lee antes de eso (de esa lectura que tuvimos, en el mismo capítulo 12), encontrará que estarán en un tiempo difícil, en donde sus vecinos van a estar muy furiosos contra ellos; pero todo obrará para bien. Ahí dice qué va a pasar a sus vecinos.
Y ahora, podemos ver que en el libro del Apocalipsis también nos habla de ese evento, en el capítulo 1, versos 4 al 9. Ese ustedes lo leen, y encontrarán que está relacionado al capítulo 12 de Zacarías.
Continúen pasando todos una tarde feliz.
Y que este nuevo año, 2010, traiga muchas bendiciones espirituales y materiales para todos ustedes, y para toda la Iglesia del Señor Jesucristo. Que tengan todos un feliz y próspero año 2010, ¡todos ustedes y yo también!
“JOSÉ SE REVELA A SUS HERMANOS”.
[Revisión mayo 2025]
[1] Génesis 35:22-26
[2] Génesis 35:16-18
[3] Génesis 37:3
[4] Génesis 30:1
[5] Génesis 29:9-12
[6] Génesis 28:1-2
[7] Génesis 26:34-35
[8] Génesis 46:26-27
[9] Génesis 37:5-11
[10] Génesis 22:15-17
[11] El Dr. Soto repite para el traductor, que había entendido “dos estrellas” –Ed.
[12] Génesis 37:23-28
[13] Mt. 26:14-16, Mr. 14:10-11, Lc. 22:2-6
[14] 1 Pedro 3:18-20
[15] Génesis 39:20
[16] Génesis 41:45
[17] Apocalipsis 2:17
[18] San Juan 1:26
[19] San Juan 1:29-33
[20] Mateo 11:13-15
[21] San Mateo 1:23
[22] Génesis 18:1-8
[23] Génesis 19:1-3
[24] Génesis 48:1-20
[25] Malaquías 1:2-3, Romanos 9:13
[26] Daniel 9:23
[27] Cita 1462: 65-1126 “Obras es la fe expresada”, párrs. 239, 242-243, 257, 259, 267, 277-280
[28] Citas, pág. 40, párr. 321: 56-0219 “Siendo guiados por el Espíritu Santo”, párr. 24
[29] Éxodo 3:13-14
[30] Apocalipsis 3:12
[31] 63-0728 “Cristo es el misterio de Dios revelado”, párrs. 102, 395-397
[32] Apocalipsis 8:1
[33] Citas, pág. 106, párr. 923: 63-0728 “Cristo es el misterio de Dios revelado”, párrs. 105-107
[34] Hechos 5:36-37
[35] San Mateo 25:13