Muy buenas tardes, cachorritos de León y todos los presentes aquí en Quito, Ecuador. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo espiritual alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo en el cual estamos viviendo.
Como podemos ver a través de las noticias, el mundo está convulsionado, conforme a como dijo Cristo que sería en el tiempo final[1]; mostrando que estando nosotros en el tiempo final, las profecías correspondientes al tiempo final están cumpliéndose: las correspondientes al mundo, al reino de los gentiles, en las diferentes naciones; y también se están cumpliendo las correspondientes a la Iglesia del Señor Jesucristo, y las bendiciones que Cristo ha prometido para Su Iglesia.
O sea que tenemos el cuadro profético que nos muestra lo que estaría sucediendo en el mundo, en el reino de los gentiles; y también tenemos las profecías que nos muestran las cosas que estarían aconteciendo en la Iglesia del Señor Jesucristo en el tiempo final.
Pues Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre sería como en los días ¿de quién? Como en los días de Noé y como en los días (¿de quién?) de Lot[2]; y eran días convulsionados, como son estos días en los cuales nosotros estamos viviendo.
Pero lo importante no es – no son los problemas que tienen las naciones, sino las bendiciones que Dios dijo que cumpliría, que le daría a Su Iglesia, en el tiempo final.
Por lo tanto, nosotros cuando vemos los problemas en las diferentes naciones, miramos la Escritura y decimos: “Así fue que Cristo dijo que estaría el mundo en el tiempo final”. Pero seguimos buscando las Escrituras, y miramos las promesas que Cristo ha hecho a Su Iglesia para cuando el tiempo estuviera como en los días de Noé y como en los días de Lot.
¿Y hay alguien que pueda decir que no estamos como en los días de Noé y como en los días de Lot? No hay nadie que pueda negar esa verdad.
Por lo tanto, las profecías correspondientes a la Iglesia del Señor Jesucristo tienen que estarse cumpliendo gradualmente.
Y encontramos, por ejemplo, la profecía de la Segunda Venida de Cristo y Su precursor antecediéndole, preparándole el camino, podemos ver que ha estado cumpliéndose en este Día Postrero.
Encontramos que desde el 1933, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto en esa Columna de Fuego, le apareció al reverendo William Marrion Branham mientras bautizaba en el río Ohio las personas que se habían convertido en las actividades evangelísticas que él había tenido.
Y del Cielo descendió una luz: la Columna de Fuego, una Estrella, como la que le apareció a Saulo de Tarso en el camino a Damasco[3]; y descendiendo sobre él, le dijo, a William Marrion Branham: “Así como Juan el Bautista fue el precursor de la Primera Venida de Cristo, tú lo serás de la Segunda Venida de Cristo”[4].
Por lo tanto, él y su Mensaje, siendo la misma cosa, pues su Mensaje es el precursor de la Segunda Venida de Cristo; pues el Mensaje y el mensajero son la misma cosa. Así que si el mensajero se fue, quedó su Mensaje; por lo tanto, quedó la Palabra hablada que prepararía al pueblo para la Segunda Venida de Cristo.
Él mostró todos los pormenores, todos los detalles relacionados a la Segunda Venida de Cristo; en palabras más claras: él tomó las profecías de la Segunda Venida de Cristo, del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, y las trajo a la luz con más luz: con la Luz correspondiente a la edad que le tocó a él vivir.
Porque siendo él representado en la séptima luz de la séptima lámpara del candelabro, él siendo esa Luz a través del cual Cristo, la Luz del mundo, estaba resplandeciendo, él alumbró con más luz esas Escrituras que hablan acerca de la Segunda Venida de Cristo; para que así el pueblo tenga un conocimiento más amplio de qué, cómo y en quién, cuándo y dónde, la Segunda Venida de Cristo sería cumplida; así como Dios fue dando más luz acerca de la Primera Venida de Cristo a través de los profetas del Antiguo Testamento.
Pero la primera profecía de la Primera Venida de Cristo y de la Segunda Venida de Cristo está en Génesis, capítulo 3, verso 15; pero ahí solamente está la promesa en forma de semilla; hablándonos de la Simiente (o sea, la semilla, la simiente de la mujer), la cual sería el Mesías, el Cristo, el cual heriría en la cabeza al diablo, y el diablo lo heriría en el calcañar a Él.
Ahora, podemos ver que, más adelante, Dios por medio de los diferentes profetas se reflejó; y en ese reflejo divino Él mostró la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo; porque la Venida de Cristo tiene dos partes: la Primera y la Segunda Venida de Cristo.
Y mostró tanto la Primera como la Segunda Venida de Cristo en diferentes profetas: como en José, como en el rey David, como en el rey Salomón, como en Isaac, como en Jacob también, y también en otros profetas de Dios; dando más luz acerca de la Venida de Cristo: la Primera y Segunda Venida.
También, por medio de los sacrificios ofrecidos desde el Génesis en adelante…; porque el primer sacrificio que se ofreció aquí en la Tierra fue el que se llevó a cabo para darle vestiduras a Adán y a Eva[5]; y allí está representado Cristo en Su Primera Venida.
Luego continuaron los descendientes de Adán: como Abel, después Set, y toda esa línea de descendientes de Adán, ofreciendo a Dios sacrificios por el pecado; luego Abraham, luego también Moisés; luego Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas, la descendencia de los patriarcas, Moisés y todo el pueblo hebreo.
Y por eso en medio del pueblo hebreo se han estado ofreciendo los sacrificios durante la Dispensación de la Ley, que son tipo y figura de Cristo, el cual moriría en la Cruz del Calvario como nuestro Sacrificio por el pecado.
En esos sacrificios que ofrecía el pueblo hebreo, Dios estaba dando más luz acerca de la Obra Redentora que el Mesías realizaría en Su Primera Venida.
Luego encontramos que por medio del profeta Isaías Dios dijo que la virgen concebiría y daría a luz un Hijo[6].
Y ahora, la promesa de la simiente de la mujer, o sea, del hijo de la mujer, ahora con más luz se sabe que será por medio de una mujer virgen, una joven virgen. Y luego por medio de la profecía de Miqueas, capítulo 5, donde dice que será de Belén de Judea de donde saldrá el Guiador, el que gobernará al pueblo hebreo, allí tiene que nacer; tiene que ser de la simiente, de la descendencia del rey David.
Ahora se puede ver que la simiente de la mujer vendría a través del pueblo hebreo, y vendría por medio de una joven virgen del pueblo hebreo, y nacería en Belén de Judea; pero nada de eso estaba abierto a la gente que vivieron antes de Moisés.
Y aún encontramos que en el tiempo de Moisés nadie sabía que sería de Belén de Judea, pero sí se sabía que sería de Judea. ¿Por qué? Porque en la bendición que Jacob le echó a sus hijos, le habló a Judá acerca de Siloh, y ya está señalando a la tribu de Judá[7].
Pero más adelante especifica más y habla acerca de Belén de Judea por medio del profeta Miqueas; y por medio del profeta Isaías también, porque habla que de Isaí Dios levantará un renuevo, un retoño[8]: eso es un hijo, o sea, un descendiente.
Un retoño, un descendiente, vino a ser por ahí como bisnie-…; no, mucho más. De Isaí: David era hijo, Salomón era nieto, y por ahí seguimos hacia Cristo; y tenemos que pasar catorce generaciones, ¿por ahí? Catorce generaciones; y al pasar catorce generaciones aparece Cristo como un descendiente del rey David, y por consiguiente un retoño de Isaí.
Y ahora, miren ustedes cómo a medida que van pasando edades y dispensaciones, Dios da más Luz.
Ahora, el profeta a través del cual Dios habló, y su familia a través…; y la familia de ese profeta no pueden decir: “Este otro hombre que viene a hablar acerca de la Venida del Mesías, no puede tomar esto que Dios habló por medio de mi abuelo”.
¿Cómo que no puede tomarlo? Si era un profeta, el próximo profeta ¡obligatoriamente tiene que tomarlo! para poder hablar acerca de la Venida del Señor; de otra forma no sería un profeta el que habló primero acerca de la Venida del Señor; porque Dios va dando más y más luz.
Y cuando viene un profeta tiene que tomar todo lo que fue hablado desde el Génesis hasta ese tiempo presente; y entonces, Dios por medio de ese último que viene, trae más Luz; y junta todo lo que dijo aquel y aquel y aquel y aquel, y muestra un cuadro claro de lo que fue prometido para ese tiempo.
Ahora, cuando ese profeta hace eso, no está robándole la revelación ni al primero, ni al segundo, ni al tercero, ni al cuarto, ni al quinto; más bien eso es una vindicación de que lo que aquellos dijeron era cierto. Porque cuando viene el último y toma eso que fue dicho, es honrado ese profeta anterior y los anteriores también, son honrados como verdaderos profetas de Dios; porque el que viene a lo último reúne todo lo que fue dicho anteriormente y muestra un cuadro claro, y muestra el cumplimiento de todo lo que fue dicho por los profetas anteriores.
Como decía Jesús y como decían después los apóstoles. Jesús decía: “Esto fue lo que fue dicho por el profeta tal y por el profeta tal”; y cuando tuvo la profecía de Isaías, capítulo 61 y la leyó, dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes”[9]. ¿Ve?
Nadie podía decir: “No puede tomar esa profecía de mi abuelo, de mi bisabuelo, porque le está robando, le está robando esa revelación que Dios dio por medio de mi abuelo”; más bien lo que estaba era vindicando que esa revelación era correcta, era confirmando que esa revelación era correcta.
Si Cristo ignoraba las profecías que hablaban de Él, de Su Primera Venida, pues estaba ignorando al profeta a través del cual Cristo en Espíritu Santo había hablado esas cosas. Pero Dios no ignora lo que Él ha hablado por medio de Sus profetas; más bien lo confirma como la verdad que fue dada en aquel tiempo, con la Luz correspondiente a aquel tiempo.
Pero cuando la Luz viene en toda Su plenitud, queda todo alumbrado, y son juntadas todas las profecías; y todas concuerdan en lo que dijo el primero, con lo que dijo el segundo, el tercero y el cuarto; y todas las junta el mensajero final para mostrar el cuadro de lo que Dios está cumpliendo en ese tiempo.
Así es en cuanto a las profecías de la Segunda Venida de Cristo, como fue en cuanto a las profecías de la Primera Venida de Cristo; y así es en cuanto a cualquier otro tema de la Escritura.
Así es en cuanto a cualquier doctrina de la Escritura, de la cual hayan hablado los profetas del Antiguo Testamento: no se pueden ignorar las cosas que ellos dijeron; ni tampoco se pueden ignorar las cosas que dijeron los apóstoles del Señor Jesucristo y las que dijo Jesucristo; eso no se puede ignorar; y tampoco lo que dijeron o lo que dijo Cristo por medio de Sus apóstoles y por medio de los siete ángeles mensajeros.
Si una revelación viene, tiene que ser de acuerdo a lo que ya fue hablado por medio de los hombres que Dios usó en el pasado. No puede ser una revelación contraria; pues si no, no es una revelación de Dios.
Porque la revelación de Dios va en una forma progresiva, hasta que al final se llega al tiempo para el cumplimiento de ella; y viene la Luz en Su plenitud, en donde se abre el misterio de esa promesa, y queda dado a conocer ese misterio y su cumplimiento también.
Y luego las personas dicen: “Ahora sí que lo puedo entender”. ¡Pues claro! Antes no lo podía entender porque no estaba abierto ese misterio que había sido prometido, profetizado, para el pueblo de Dios.
Pero cuando viene el último mensajero con la Luz de Dios en toda Su plenitud: toda Escritura que no había sido abierta en el pasado tiene que ser abierta; y toda profecía, toda Escritura que no había sido cumplida, tiene que ser cumplida. Y por medio del mensajero de ese tiempo es que Cristo revela a Su pueblo, a Su Iglesia, el significado de esa Escritura y su cumplimiento; y así es como toda la revelación divina viene a la Iglesia del Señor Jesucristo para este Día Postrero.
Hemos tenido siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y cuando llegaron a su final, muchas personas pensaron que ya todo se había terminado. Pues todo se había terminado para cada territorio en donde se cumplió cada edad de la Iglesia gentil; pero para los latinoamericanos y caribeños, durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil no había comenzado el Programa Divino para la América Latina y el Caribe; pero cuando terminó el Programa Divino para las siete edades de la Iglesia gentil, comenzó el Programa Divino para la América Latina y el Caribe, para llamar y juntar a Sus escogidos con Gran Voz de Trompeta, para colocarlos en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Y por eso es que el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo, que es el Mensaje del Evangelio del Reino proclamando la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la tribu de Judá y como el Sol de Justicia resplandeciendo; ha surgido (¿dónde?) en la América Latina y el Caribe; porque ese es el territorio correspondiente al Programa Divino correspondiente al día final, al tiempo final, al Día Postrero, al séptimo milenio y a la Edad de la Piedra Angular. Así como el lugar del templo que corresponde al oeste es el lugar santísimo.
Y en la construcción del Templo espiritual de Cristo, encontramos que comenzó en la tierra de Israel, el este; continuó a Asia Menor, después a Europa y después a Norteamérica; lugares correspondientes al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, el cual ha sido construido con seres humanos, con personas creyentes en Cristo, nacidos del Espíritu de Jesucristo, y por consiguiente nacidos en el Cuerpo Místico de Jesucristo.
Y para este Día Postrero, para la América Latina y el Caribe, el llamado final de Cristo nos coloca en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Porque Cristo no puede tener una Iglesia (que es el Templo de Dios) sin que tenga un Lugar Santísimo, porque no sería un templo para Dios; porque el lugar de morada de Dios fue, en el tabernáculo que hizo Moisés y el templo que hizo Salomón, el lugar santísimo, sobre el arca del pacto, en medio de los dos querubines de oro.
Por lo tanto, no puede Jesucristo tener una Iglesia, y llamarla la Iglesia-Templo de Dios, del Espíritu Santo, sin tener un Lugar Santísimo; y sin tener los Dos Querubines de oro actualizados en el ministerio correspondiente al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que son los ministerios de Moisés y Elías.
Ahora miren dónde aparecen los ministerios de Moisés y Elías, como aparecieron allá en el capítulo 4 de Zacarías, y en Apocalipsis, capítulo 11: aparecieron ¿dónde? Pues aparecieron en la iglesia; aparecieron en la iglesia a un lado y a otro del candelero o candelabro; aparecieron los dos olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías.
Y ahora, podemos ver dónde nos encontramos en la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Dónde? En el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, bajo el ministerio de los Dos Olivos y de los Dos Candeleros.
Encontramos que en cada edad hubo un candelero para cada edad, un candelero con una luz: un mensajero con una edad; alumbrando, el Espíritu Santo a través de ese mensajero, en cada edad.
Pero ahora, miren ustedes, para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, en la Edad de la Piedra Angular, encontramos que hay dos pueblos: un pueblo gentil, los escogidos de entre los gentiles, la Iglesia del Señor Jesucristo, donde el ministerio de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, estarán dando el Mensaje del Evangelio del Reino, dando el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo, revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá; y hay otro pueblo, que es el pueblo hebreo, donde hay 144.000 hebreos que recibirán la Palabra, recibirán a Cristo revelado en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Ahí hay dos pueblos; y es la única ocasión en donde habría dos pueblos para Dios hablarle a esos dos pueblos: pueblo gentil y pueblo hebreo: la Iglesia del Señor Jesucristo y los 144.000 hebreos.
Y ahí podemos ver que los Dos Olivos y los Dos Candeleros estarán ahí dándole la Luz correspondiente a la Iglesia del Señor Jesucristo, y después al pueblo hebreo, en el Lugar Santísimo.
Ahora podemos ver que es en el Lugar Santísimo, sobre el Propiciatorio, en medio de los Dos Querubines de gloria, que la Luz de Dios, la Luz de la Shekinah, resplandece en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Por eso en el Monte de la Transfiguración aparecieron también Moisés y Elías en ese lugar con Cristo.
Vamos a ver en San Marcos, vamos a ver qué nos dice por aquí en el capítulo 9, vamos a ver qué nos dice aquí.
Porque miren, allí en el lugar santísimo, en el arca del pacto, sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, estaba la Shekinah; y los dos querubines de oro estaban cubiertos de la Gloria de Dios, de la Gloria de la Shekinah.
Ahora, en San Marcos, capítulo 9, vamos a ver lo que nos dice por aquí, dice [verso 1]:
“También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan (su hermano), y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.
Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.
Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús.
Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados.
Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo”.
Y en San Lucas nos habla del mismo evento, en el capítulo 9; vamos a ver aquí… Capítulo 9, verso 26 en adelante, dice:
“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la (gloria de Su) Padre, y de (Sus) santos ángeles.
Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte (o sea que no verán muerte) hasta que vean el reino de Dios.
Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
quienes aparecieron rodeados de gloria (¿aparecieron cómo? Rodeados de gloria), y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.
Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y (otra) para Elías; no sabiendo lo que decía.
Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto”.
Ahora podemos ver que la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino, como fue mostrada en el Monte de la Transfiguración, no es para que nos quedemos aquí como Pedro y los discípulos querían hacer: “Bueno es que nos quedemos aquí”. No.
La Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles es para llamar, juntar y recoger a los escogidos de Dios, y colocarlos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular; y darles la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, para ser raptados en este Día Postrero.
Es para ser transformados y raptados la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles para este tiempo final.
Así que ninguno vaya a decir: “Bueno es que nos quedemos aquí en la Tierra, porque podemos hacer muchas cosas aquí en la Tierra”. No. Es para llamar y juntar a los escogidos de Dios con esa Gran Voz de Trompeta; y así ser preparados para nuestra transformación y para la resurrección de los muertos en Cristo, y para irnos a la Cena de las Bodas del Cordero.
¿Cuántos les gustaría quedarse aquí? ¡A ninguno!, ni a mí tampoco.
Así que, miren ustedes, Pedro no sabía lo que decía; pero ahora sí nosotros sabemos lo que decimos.
La Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles es para darnos la fe para ser transformados y raptados, o sea, darnos de la revelación de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles; para así todos tener esa fe de rapto, de transformación y rapto, en este Día Postrero.
Para eso es que estamos nosotros aquí viviendo en la América Latina y el Caribe: para recibir el cumplimiento del misterio más grande de todos los misterios de Dios; para recibir el cumplimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles, con la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos Sus escogidos en este Día Postrero.
Y la buena noticia para todos los latinoamericanos y caribeños es que la mayoría de los escogidos de Dios del Día Postrero, que son llamados, o que serán llamados y juntados y transformados, en su mayoría son latinoamericanos y caribeños; y hemos dicho que un 90% o más de los que serán transformados y raptados; porque es en la América Latina y el Caribe donde se cumple la construcción del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Así que podemos ver la bendición tan grande que Dios tiene para la América Latina y el Caribe para este tiempo final.
No importa los problemas que tenga la América Latina y el Caribe, eso no tiene que ver; lo que importa es lo que Dios ha prometido para la América Latina y el Caribe en Su Programa.
Y nosotros, cuando vemos los problemas que hay en la América Latina y el Caribe, lo que podemos decir es que nuestra confianza no puede estar puesta en las cosas terrenales, y nuestra fe no puede estar puesta en hombres, sino en Dios y Su Palabra; y no podemos esperar cosas buenas del reino de los gentiles, sino del Reino de Dios; y no podemos tener nuestros corazones arraigados en las cosas terrenales, en los bienes terrenales, sino en las cosas de arriba.
Él dijo: “Cuando ustedes vean suceder estas cosas, levantad vuestras cabezas al Cielo, porque vuestra redención (o sea, vuestra transformación) está cerca”[10]. Está cerca: de un momento a otro los muertos en Cristo resucitarán, y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Cuando el último escogido sea recogido, sea colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, entonces los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Por eso todavía estamos trabajando en toda la América Latina y el Caribe llevando el Mensaje, para que así Dios obre y traiga hasta el último; y antes de llegar el último, pues vienen los que están antes del último. Así que estamos llevando el Mensaje por todas las naciones latinoamericanas y caribeñas, para que llegue el último y los que son antes del último. Y mientras llega el último, pues llegan los que están antes del último.
Así que algún día llegará el último; y luego nosotros los que vivimos, luego de la resurrección de los muertos en Cristo, nosotros seremos transformados; tendremos el cuerpo nuevo, así como los que resucitarán; y luego nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero con nuestro amado Señor Jesucristo. Para eso es que estamos nosotros aquí viviendo en la Tierra, en este territorio latinoamericano y caribeño.
Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la bendición tan grande que Dios tiene en la América Latina y el Caribe; aunque tengamos problemas políticos, económicos, sociales y de los diferentes tipos de problemas que tenemos en la América Latina y el Caribe.
Pero aunque hay problemas, tenemos algo, y es la bendición de Dios; la bendición de Dios siendo derramada sobre la América Latina y el Caribe, para la construcción del Lugar Santísimo del Templo espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo.
“LA AMÉRICA LATINA Y EL LUGAR SANTÍSIMO DEL TEMPLO DE DIOS”.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde.
Y será hasta (¿las qué?) las 5:00, por ahí; 5:00, 6:00 de la tarde, Dios mediante, porque casi las 5:00 son ya. Así que van a tener un receso en lo que llegan los otros que faltan, para así estar nuevamente reunidos.
Ya esta será la actividad final o última actividad de este recorrido que tendremos aquí en el Ecuador; y esperamos grandes bendiciones para esta tarde, para así disfrutar las bendiciones de Cristo correspondientes a este tiempo final.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA AMÉRICA LATINA Y EL LUGAR SANTÍSIMO DEL TEMPLO DE DIOS”.
[Revisión mayo 2023 – RM – DM]
[1] Mt. 24:3-28, Mr. 13:3-23, Lc. 21:7-24
[2] Mt. 24:37-39, Lc. 17:26-32
[3] Hechos 9:1-6
[4] Los Sellos, pág. 40, párr. 154
[5] Génesis 3:21
[6] Isaías 7:14
[7] Génesis 49:10
[8] Isaías 11:1
[9] San Lucas 4:16-21
[10] San Lucas 21:28