Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes nuevamente, para compartir con ustedes estos días de Semana Santa y también en esta noche.
Ya el domingo próximo comienza la Semana Santa con el domingo de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén; y esperamos grandes bendiciones de parte de Cristo para estos días de Semana Santa o la Semana Mayor (como también le llaman), en donde estaremos viendo el misterio que fue manifestado en la Semana Santa dos mil años atrás, aproximadamente, y así estaremos viendo las bendiciones tan grandes que Cristo ganó para nosotros en esa Semana Santa o Semana Mayor (como también le llaman).
En esta ocasión, quiero también darles saludos de todos los hermanos de todos los países de la América Latina y el Caribe, quienes les aman grandemente y les saludan a todos ustedes, y esperan que Dios les use grandemente siempre en Su Obra; pues en todas las labores que se hacen en la América Latina, y en todos estos viajes misioneros que damos a la América Latina Bermúdez y yo con las demás personas que van trabajando en esta obra misionera, en toda esa labor también ustedes tienen una parte, la cual ustedes están llevando a cabo. Así que adelante trabajando en la Obra del Señor siempre, porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano1.
Para esta noche quiero leer en Ezequiel, capítulo 11, verso 17 al 21; dice así:
“Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.
Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LA BIBLIA HACIÉNDOSE REALIDAD DE EDAD EN EDAD”.
Todo lo que ocurre en la Tierra es nada menos que el cumplimiento de lo que está en la Palabra de Dios; es LA BIBLIA HACIÉNDOSE REALIDAD DE EDAD EN EDAD.
Cuando Dios dijo que enviaría al Mesías, encontramos que eso estaba en el pensamiento de Dios desde antes de la fundación del mundo; y luego, cuando apareció el Mesías, eso fue el cumplimiento de lo que Dios ya había prometido.
Ahora vean cómo la Escritura dice, en Hebreos, capítulo 10, verso 5, veamos lo que ahí dice. Está citando la profecía de Daniel; está citando también el Salmo 40, verso 8, está citando ese Salmo; y vean lo que dice:
“Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí”.
Ahora vean que la Venida del Señor fue el cumplimiento de la Escritura; fue la Biblia haciéndose realidad, cumpliéndose el contenido de la Biblia, de las Escrituras, para el tiempo en que apareció nuestro amado Señor Jesucristo.
Encontramos que todo el pensamiento divino está contenido en la Palabra de Dios. Por eso las Sagradas Escrituras, siendo el pensamiento de Dios expresado en letra, se ha ido cumpliendo de edad en edad, de generación en generación y de dispensación en dispensación.
Y vean ustedes cómo, cuando Dios dijo que Él libertaría a la descendencia de Abraham, se lo dijo a Abraham antes de Abraham tener hijos. Vean ustedes, en el Génesis, capítulo 12 y en el capítulo 15, Dios nos habla de Abraham; pero veamos el capítulo 15, y del verso 12 en adelante dice:
“Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.
Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.
Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.
En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates (y sigue mencionando ahí la tierra que estaba habitada en ese tiempo; dice);
la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos,
los heteos, los ferezeos, los refaítas,
los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos”.
Ahora vean que todo ese territorio Dios lo daría a la descendencia de Abraham; y todavía Abraham no tenía hijos, y ya Dios le está diciendo todo lo que le dará a la descendencia de Abraham, y que el Pacto de Dios con Abraham estaría en su descendencia.
Y ahora, antes de aparecer la descendencia de Abraham, vean ustedes, estaba en Dios antes de Abraham aparecer; y de Dios vino a existencia Abraham, por medio de la forma humana. Vean ustedes, vino de Adán – vino de Dios a Adán, de Adán siguió bajando a Set, y de Set siguió bajando hasta que llegó a Abraham.
Pero vean ustedes, Dios promete a Abraham que su descendencia morará en una tierra ajena, será esclava allí, y luego Dios los libertará y los llevará a esa tierra prometida; y vean ustedes cómo todo estaba en la Palabra de Dios.
Esos fueron los pensamientos de Dios que vinieron a ser impresos en Palabra escrita; y luego, vean ustedes cómo aparecieron más adelante los hijos de Abraham: vino Isaac por medio de Sara, y por medio de Agar vino Ismael; pero por medio de Sara vendría la descendencia que heredaría esa tierra prometida.
Y ahora, vean, luego siguió multiplicándose la descendencia de Abraham: Abraham tuvo a Isaac; Isaac tuvo a Esaú y a Jacob, pero la Bendición de la Primogenitura pasó a Jacob2; y Jacob tuvo doce hijos, y la bendición pasó a sus doce hijos; pero la Bendición de la Primogenitura, que le tocaba al mayor, o sea, que le tocaba por nacimiento a Rubén; aunque realmente José era el primogénito por medio de la esposa con la cual se casó Jacob; luego encontramos que esa bendición aparentemente había estado en Rubén, pero la perdió, y luego pasó a José3.
Y cuando Jacob bendijo a Efraín y a Manasés, allí quedó la Bendición de la Primogenitura para José y su descendencia, y la Bendición —vean ustedes— de la Primogenitura cayó sobre Efraín4; y encontramos que sobre Efraín cayó esa Bendición de la Primogenitura, la cual es la bendición más preciada en medio del pueblo hebreo.
Y ahora, otra parte vemos que viene para el pueblo representado en Manasés; porque luego Jacob bendijo a Manasés, pero dijo: “El mayor (que era Manasés) servirá al menor (que era Efraín)”.
Y ahora, Manasés representa al pueblo hebreo, el cual rechazó la Primera Venida de Cristo, la Venida del Mesías; y por consiguiente la Bendición de la Primogenitura no pudo ser dada al pueblo hebreo en la Primera Venida de Cristo, porque rechazaron la bendición que venía en la Venida del Mesías.
Y la Iglesia gentil del Señor Jesucristo, que ha recibido a Jesucristo como su Salvador y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha estado recibiendo la bendición del nuevo nacimiento, del cual habló Dios por medio del profeta Ezequiel en el capítulo 11 que leímos. Y Dios ha estado dándoles a los creyentes en Cristo un nuevo corazón, y un nuevo espíritu ha estado siendo colocado en los creyentes en Cristo; esto es, recibiendo el Espíritu de Cristo, y por consiguiente obteniendo el nuevo nacimiento.
Y así se ha estado haciendo realidad la Palabra, la Biblia, que prometió estas cosas cientos o miles de años atrás.
Y ahora, vean cómo nos dice Dios a través de Su Palabra que Él también escribirá en nuestros corazones Su Palabra; Él escribirá en nuestros corazones. Y eso, vean ustedes cómo es que sucede: Él dice que nos dará un corazón de carne, y ahí escribirá Él Sus leyes.
Vamos a ver, también nos dice, capítulo 36 de Ezequiel, versos 23 en adelante, dice:
“Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.
Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país”.
Y para este tiempo final tenemos la promesa del llamado y recogimiento del pueblo hebreo.
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”.
Ahora vean cómo aquí nos muestra Dios lo que ha de hacer con la casa de Israel como nación, que es lo mismo que hace con todas las personas que creen en Cristo como su Salvador y lavan sus pecados en la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo: reciben un nuevo espíritu, reciben el Espíritu de Cristo; y así se produce el nuevo nacimiento en todas estas personas —de entre los gentiles y también del pueblo hebreo— que reciben a Cristo como su Salvador.
Y ahora, vean cómo, lo que sucederá con el pueblo hebreo como nación, primero sucede en el campo espiritual con los hijos e hijas de Dios —de entre los gentiles y algunos del pueblo hebreo— que pertenecen al Cuerpo Místico de Cristo en la edad que les ha tocado vivir.
Ahora vean cómo esta misma profecía se encuentra en Isaías, capítulo 59 y verso 17 al 21, donde dice:
“Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,
como para vindicación (o sea, para venganza), como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.
Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová…”.
¿Desde dónde temerán el Nombre de Jehová?
“Y temerán desde el occidente…”.
No dice: “Y temerán el Nombre de Jehová hasta el occidente”, sino “desde el occidente”, porque para el tiempo final el Nombre Eterno de Dios será manifestado, y temerán el Nombre de Dios. Dice:
“Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”.
El enemigo vendrá como un río, que es el anticristo, el hombre de pecado, con los diez reyes que le darán su poder y su autoridad; y traerá una apretura sobre la Iglesia de Jesucristo. Pero para ese tiempo la Tercera Etapa (que es la manifestación plena de Dios con grandes maravillas, prodigios y milagros) será manifestada; y para ese tiempo Dios llevará a cabo esa Tercera Etapa en favor de Su Iglesia.
Esa etapa también obrará en favor de las vírgenes insensatas de la parábola de San Mateo, capítulo 25; las cuales aparecen también en Apocalipsis, capítulo 7, verso 9 al 17, y también en Apocalipsis, capítulo 15, verso 1 al 6.
Y ahora, también obrará en medio de los perdidos, que ya no tienen oportunidad, porque ya la Puerta de la Gracia y Misericordia estará cerrada.
Será ya en un tiempo donde la Puerta estará cerrada; como cuando las vírgenes fatuas vinieron: dice que ya las vírgenes prudentes, las que estaban preparadas (que fueron las vírgenes prudentes), dice5: “… vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.
O sea, se cumplió la Venida del Señor con Sus Ángeles, se cumplió la Segunda Venida de Cristo; y las vírgenes prudentes entraron con Él a las Bodas, o sea, entraron con Él a esa unión, y vinieron a ser uno con Cristo en Su Segunda Venida; y luego, cuando vienen las vírgenes insensatas (porque quieren entrar a las Bodas), la Puerta ya estaba cerrada.
Y no son conocidas como de la primera edad: no son conocidas como vírgenes prudentes de la primera edad, o de la segunda edad, o de la tercera edad, o de la cuarta edad, o de la quinta edad, o de la sexta edad, o de la séptima edad; o de la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Venida del Señor, la Edad de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, donde entran con Él a las Bodas, a la unión de la Iglesia de Cristo con la Segunda Venida de Cristo; y entran antes de cerrarse la Puerta de la Misericordia.
Y luego que han entrado todos los escogidos de Dios del Día Postrero al Cuerpo Místico de Cristo, a la Edad de la Piedra Angular, luego se cierra la Puerta, y ya nadie más puede entrar a las Bodas con Cristo; y el resto se quedará para pasar por la gran tribulación.
Pero encontramos que ellos se quedarán con el Mensaje que ya estará predicado. Estará impreso en folletos, y en videos, y en cintas magnetofónicas; por lo tanto, podrán tener el Mensaje para obtener fuerza, obtener entusiasmo y ánimo, para así dar sus vidas por Cristo durante la gran tribulación, donde el anticristo matará a las vírgenes insensatas o fatuas, que no tuvieron aceite en sus lámparas.
Y esas vírgenes, al morir por Cristo y Su Palabra…; porque lo reconocerán como Rey de reyes y Señor de señores, pero cuando lo reconocen ya es demasiado tarde para entrar con Él a las Bodas; pero no se perderán, sino que morirán por Cristo, serán mártires durante la gran tribulación, y resucitarán después del Reino Milenial para recibir vida eterna en un cuerpo en el cual vivirán por toda la eternidad.
Ahora, esas ovejas que aparecen a la diestra del Rey cuando está llevando a cabo ese Juicio, es aplicado a naciones y también es aplicado a personas.
Al ser aplicado a personas, ahí están las vírgenes insensatas, las cuales fueron de ayuda para la Iglesia del Señor Jesucristo, para los escogidos de Dios, en las diferentes edades por las cuales ha pasado la Iglesia del Señor.
Para el Día Postrero, también, antes de comenzar el glorioso Reino Milenial de Cristo, vendrá una etapa en donde Cristo juzgará qué naciones entrarán al Reino Milenial de Cristo y qué naciones no entrarán. Las que no entrarán recibirán el juicio divino que ha de caer sobre la Tierra, y las que entrarán obtendrán misericordia de parte de Cristo.
Y ahora, podemos ver que Dios también estará teniendo misericordia de 144.000 hebreos que lo recibirán en este tiempo final, en Su Segunda Venida; y entonces comprenderán lo que ha sido Su Primera Venida y la Obra de Redención que llevó a cabo como Cordero de Dios, en quien se cumplieron todos los tipos y figuras de aquellos sacrificios que el pueblo hebreo llevaba a cabo.
Ahora, podemos ver cómo Cristo llamará y juntará 144.000 hebreos, y colocará Su Espíritu en ellos, obrará en ellos; y ellos serán creyentes en la Segunda Venida de Cristo y en la Primera Venida de Cristo, y ellos comprenderán lo que por dos mil años no han comprendido completamente, y ellos obtendrán la bendición que fue representada en Manasés: la bendición que Jacob echó sobre su nieto Manasés, que fue el hijo primogénito de José.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, que está representada en Efraín, recibe la Bendición de la Primogenitura, y por consiguiente tiene el derecho a vivir en la tierra prometida de Israel; y vivirá allí con cuerpos eternos, y reinará con el Mesías allí, en la tierra de Israel; y el mayor, que es el pueblo hebreo, servirá al menor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora podemos ver este misterio de Efraín y Manasés recibiendo la bendición de parte de Jacob.
Ahora podemos ver que 144.000 hebreos servirán a Cristo y Su Iglesia. Durante el Reino Milenial ellos serán como eunucos sirviendo en el Reino de Cristo con Su Iglesia.
Y ahora podemos ver cómo todo obrará para bendición de la Iglesia de Jesucristo y también para bendición del pueblo hebreo.
La bendición del pueblo hebreo depende de la bendición de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque, miren ustedes, dice que el menor será mayor, y el mayor servirá al menor. Vamos a verlo, aquí en el capítulo 48 del Génesis dice… Bendiciendo aquí, versos 13 en adelante, del capítulo 48 del Génesis, dice:
“Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda (de José, por supuesto), a la derecha de Israel (o sea, que estaban de frente); y los acercó a él.
Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones”.
Ahora vean que la Bendición de la Primogenitura colocada sobre Efraín tiene que ver con una descendencia mayor que la del pueblo hebreo. Una descendencia mayor que la de Manasés es la descendencia de Efraín aquí prometida, la cual formará…, dice:
“… y su descendencia formará multitud de naciones”.
Todas las naciones que estarán bajo el Reino Milenial de Cristo, encontramos que tendrán que ver con esta Bendición de la Primogenitura. Y por esa causa es que de la Iglesia del Señor Jesucristo salen los reyes que reinarán sobre todas las naciones durante el Reino Milenial; y por toda la eternidad estaremos como reyes y sacerdotes en el Reino de Dios: porque está ligada esa bendición a la Bendición de la Primogenitura colocada sobre Efraín.
Vean ustedes quién era Efraín: Efraín era el hijo de José, un hebreo, y el hijo de Asenat o Asenet, vamos a ver… y el hijo de una gentil llamada Asenat, hija de Potifera sacerdote de On6. Y ahora, vean ustedes cómo era medio hebreo y medio gentil.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo, por cuanto ha nacido cada miembro de Su Iglesia entre los gentiles…; y el nuevo nacimiento de la Iglesia de Jesucristo, de cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo, vean ustedes, se ha estado llevando en medio de los gentiles, de edad en edad durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil (exceptuando el tiempo allá de los apóstoles, antes del Evangelio pasar a los gentiles).
Y ahora, por medio de Cristo, que es el que produce el nuevo nacimiento al creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo… Siendo que Él nació en la tierra de Israel, por nacimiento Él es hebreo; porque una persona, al nacer en una nación, es ciudadano de esa nación por nacimiento.
Y ahora, Cristo es el que produce el nuevo nacimiento por medio de Su Espíritu Santo en los creyentes en Él; por lo tanto, vean ustedes, al estar en medio de los gentiles, pues somos medio gentiles; y al nacer por medio de Cristo, somos medio hebreos.
Y ahora, encontramos que Jacob dijo: “Estos hijos tuyos…”, los cuales eran medio gentiles y medio hebreos, Jacob dijo: “Estos vendrán a ser míos, como hijos míos; como Rubén es hijo mío, así son estos nietos míos (estos hijos de José)”7. Y ellos serán nombrados en medio del pueblo como tribus; por lo tanto, se nombra la tribu de Efraín y se nombra la tribu de Manasés, porque fueron adoptados como hijos, aunque eran nietos de Jacob; pero es que la bendición de José fue una Bendición de Primogenitura, y la Primogenitura contiene una doble porción.
Una doble porción le corresponde al primogénito, y José era el hijo primogénito de Jacob por medio de su esposa Raquel, y por consiguiente le tocaba la Bendición de la Primogenitura, que contenía una doble porción. Por eso también la bendición de José es una bendición que es doble, y tiene bendición aquí de la Tierra y también del Cielo.
Por lo tanto, en la bendición de José tenemos el Israel terrenal y tenemos el Israel celestial. ¿Ven? Es una bendición que contiene una doble porción.
Y en esa Bendición de la Primogenitura dada a José, al bendecir Jacob a Efraín y Manasés, vean ustedes, está bendiciendo al Israel celestial —que es la Iglesia de Jesucristo— con la bendición mayor, la cual formará multitud de naciones.
Cuando los muertos en Cristo resuciten, de todas las edades pasadas y de los nuestros (y los nuestros que han partido), y nosotros seamos transformados, habrá una multitud de millones de creyentes en Cristo con cuerpos eternos, que serán los reyes y sacerdotes sobre este planeta Tierra. Y con los creyentes en Cristo, que resucitarán en cuerpos eternos, se formará el Gabinete del Mesías, para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Todo eso está contenido en la Bendición de la Primogenitura que echó Jacob sobre Efraín, la cual pasó por medio de Cristo a los gentiles; así pasó la bendición de Abraham a los gentiles, cuando el pueblo hebreo rechazó a Cristo en Su Primera Venida. Y para el tiempo final, la bendición que echó Jacob sobre Manasés se materializará sobre el pueblo hebreo, y tendrá una bendición grande; pero la bendición mayor le toca al Israel celestial.
Ahora podemos ver cómo Dios en el Programa de una Nueva Creación ha estado obrando con Su Iglesia, que en su mayoría es compuesta por gentiles; pero por medio de creer en Cristo y recibir el perdón de sus pecados, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, nacen en el Reino de Dios; y al nacer en el Reino de Dios, vean ustedes, somos personas que hemos nacido a través de Cristo en esta Nueva Creación, por consiguiente hemos nacido como hijos e hijas de Dios a través del segundo Adán: a través de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver que la bendición mayor de Dios le corresponde al Cuerpo Místico de Cristo; y para este Día Postrero seremos revestidos. El revestimiento que viene, o investimiento que viene, es la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y la transformación de nosotros los que vivimos, en la Venida del Señor, en la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; porque la Venida del Señor es lo que trae el investimiento y avivamiento prometido para este Día Postrero, para obtener por medio de Su Venida y Su Obra de Reclamo, como León de la tribu de Judá, obtener nosotros los beneficios de Su Obra; y así obtener la inmortalidad, obteniendo la transformación de nuestros cuerpos, y los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos.
Ahora, todo eso, ¿está prometido dónde? En la Biblia, en la Escritura, la Palabra de Dios; y para este tiempo final se estará haciendo realidad lo que está escrito acerca de los escogidos de Dios que para el Día Postrero estarían en la Tierra; y serían llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que es la Gran Voz de Trompeta que suenan los Ángeles del Hijo del Hombre; y los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos y de los Dos Candeleros, de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios8, siendo manifestados en la Tierra en este Día Postrero; y así llamando y juntando a los escogidos de Dios del Día Postrero, a los hijos e hijas de Dios primeramente, y después a los escogidos del pueblo hebreo.
Estos ministerios de Moisés y Elías estarán manifestados en carne humana en un hombre del Día Postrero, que está señalado en la Escritura como el Ángel del Señor Jesucristo; y estos ministerios son los ministerios de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios en el Cielo.
Y en el Cielo, los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos, que estarán manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo, están representados en el Cielo en los ministerios de Gabriel y Miguel. En el Cielo, vean ustedes la representación de estos ministerios de los Dos Olivos, que estarán manifestados aquí en la Tierra.
Por eso es que el profeta Daniel, en el capítulo 12, dice que “para el tiempo final se levantará Miguel, el Príncipe que está por los hijos de tu pueblo”, le dice al profeta Daniel, así le dice el Arcángel Gabriel. Vean, el Arcángel Gabriel le habla también del Arcángel Miguel, que se levantará en el Día Postrero. Y en el capítulo… Eso está en el capítulo 12 de Daniel, y también lo encontramos en el capítulo 12 del Apocalipsis.
Ahora podemos ver el Apocalipsis del Antiguo Testamento: el libro del profeta Daniel, y el Apocalipsis del Nuevo Testamento: que es el libro de Revelación, el libro de “la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y las declaró por medio de Su Ángel a Su siervo Juan, que ha dado testimonio de la Palabra de Dios”9.
Y ahora vean ustedes cómo las cosas que sucederán en el Nuevo Testamento, y que están prometidas en el Nuevo Testamento, ya han sido prometidas en el Antiguo Testamento; pero en el Nuevo Testamento están prometidas, están profetizadas, con más detalles, o sea, con más luz, para que así tengamos un cuadro más claro de lo que está prometido para suceder en este tiempo final.
Durante las siete edades de la Iglesia gentil, pues han estado sucediendo las cosas que están escritas en la Biblia, en las Sagradas Escrituras; porque la Biblia, las Sagradas Escrituras han estado haciéndose realidad de edad en edad.
Cuando Dios habló de los escogidos de Dios, de los elegidos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo para aparecer en la Tierra, en cada edad han estado apareciendo. Y eso ha sido el cumplimiento de la Palabra prometida para cada edad: ha sido la Biblia haciéndose realidad de edad en edad, en cuanto a los hijos e hijas de Dios prometidos para ser manifestados en carne humana en la Tierra, para tomar su posición en el Programa Divino en el tiempo que les ha tocado vivir; porque tienen que ocupar su posición en el Programa Divino.
Para eso es que los hijos e hijas de Dios vienen a este planeta Tierra: es para ocupar su posición en el Reino de Dios, para ocupar su posición en el Programa Divino, el cual se está manifestando en la Tierra de edad en edad; porque la Biblia se está haciendo realidad de edad en edad.
Y si a cada grupo de cada edad que recibió la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para su edad, y al mensajero de su edad, se le pregunta: “¿Quiénes fueron los escogidos de Dios de la primera edad?”, pues se levantarán con San Pablo las personas de esa edad y dirán: “Nosotros somos los escogidos de Dios de esta primera edad. Nosotros somos la Biblia hecha realidad en nuestra edad. Nosotros somos la Biblia hecha realidad en nuestra edad, la cual dijo que estarían aquí en la Tierra los hijos de Dios; y eso se hizo realidad en nosotros”.
Y así, si le preguntamos a cada ángel mensajero de cada edad con su grupo, ellos darán testimonio de que ellos han sido la Biblia hecha realidad en la edad en que ellos vivieron; y la Biblia, que dijo que los hijos de Dios estarían en la Tierra en esa edad, se cumplió, se hizo realidad en ellos y en el mensajero que ellos tuvieron.
Y ahora, ¿quiénes son y dónde están, la Biblia haciéndose realidad en el Día Postrero, en cuanto a los escogidos de Dios, hijos e hijas de Dios, que estarían viviendo en esta Tierra, y que estarían siendo llamados y juntados en este Día Postrero? Pues aquí estamos, unos en Puerto Rico, otros en diferentes países de la América Latina y del Caribe, recibiendo la Palabra de Dios para este tiempo; y la Biblia haciéndose realidad en cuanto a lo que dijo para este tiempo final, y en cuanto a lo que dijo de los hijos e hijas de Dios de los días postreros o del Día Postrero, que estarían en la Tierra escuchando la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino llamándolos y juntándolos, y así preparándolos para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Ahora vean cómo la Biblia se está haciendo realidad en cada uno de ustedes y en mí también. Por lo tanto, somos cartas, epístolas, escritas por la mano de Dios para este tiempo final, y leídas de todos los hombres10. Los escogidos de Dios del Día Postrero son la Biblia haciéndose realidad en este tiempo final.
Ahora vean que la Biblia contiene todo el pensamiento divino. La Biblia es el Libro de la Vida del Cordero en forma de letra. La Biblia es el Libro de los Siete Sellos en forma de letra. La Biblia es el Libro que contiene los nombres de todos los escogidos; porque son llamados por la Palabra de Dios, la Biblia, y responden al llamado de la Biblia; porque están aquí.
Cuando Dios habla de los escogidos, ¿está hablando de quiénes? Está hablando de nosotros; y esa Palabra se hace carne, se hace realidad, en cada uno de ustedes y en mí también.
Ahora, todo esto es LA BIBLIA HACIÉNDOSE REALIDAD DE EDAD EN EDAD; y nos ha tocado a nosotros la edad más gloriosa, donde la Biblia se haría realidad en cuanto a los hijos e hijas de Dios siendo manifestados en la Tierra en carne humana primeramente, y recibiendo el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino; y así obteniendo el conocimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles, y así recibiendo la fe para ser transformados y raptados en este Día Postrero, y así siendo preparados para obtener nuestro nuevo cuerpo e ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Todo esto está contenido en la Biblia. Ustedes encuentran a través de toda la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, estas promesas divinas para ser cumplidas en este tiempo final; y en nosotros la Biblia se está haciendo realidad en este Día Postrero.
Toda persona que escucha la Palabra siendo predicada, la Palabra de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es la Trompeta Final del Evangelio del Reino, está respondiendo al llamado final de la Biblia, el cual está aquí escrito, está prometido para ser cumplido en este tiempo final; y así la persona ser colocada en la parte del Cuerpo Místico de Cristo que corresponde a este tiempo final, y así ocupar su posición en el Reino de Dios: ocupar su posición en el Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Hemos visto el por qué estamos viviendo en esta Tierra. Hemos visto por qué nos ha tocado vivir en la parte oeste, o sea, el occidente del planeta Tierra: porque nos ha tocado la parte del Programa Divino correspondiente al Día Postrero; y esa es la mejor parte del Programa Divino.
La parte del occidente es la parte de la Gran Voz de Trompeta, y es la parte de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y es la parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; así como el lugar santísimo del templo que hizo Salomón y el que hizo Moisés estaba en el occidente, o sea, en el oeste del templo; y a nosotros nos ha tocado en el Templo espiritual de Cristo la mejor parte, que es la parte del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Y ahora, hay una bendición bien grande para los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo de este tiempo final en el occidente; y hay una bendición muy grande también para el pueblo hebreo: los que tienen sus nombres escritos en esa sección donde están los nombres de los 144.000 hebreos; habrá algunos que en el occidente verán lo que ellos están esperando.
Y los que estén en el occidente podrán ver de cerca esa bendición de Dios sobre Efraín; y entonces Manasés, Manasés también recibirá la bendición. Así que no se extrañen que una parte de los 144.000 hebreos estén en el occidente, esperando que Dios les abra el corazón y el entendimiento para comprender estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero. Y ahí lo vamos a dejar, porque hay una bendición grande para el pueblo hebreo en el occidente, para que la lleven hacia el oriente.
Y ahí vamos a dejar eso quietecito; porque así como los hermanos de José vieron a su hermano José como príncipe, como segundo en el imperio o reino del faraón de Egipto o rey de Egipto… ¿Dónde lo vieron? Entre los gentiles, como príncipe allí, hablando otro idioma; y luego, vean ustedes, le llevaron la noticia a Jacob, a Israel, a su tierra, de que José estaba entre los gentiles.
Y José representa a Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida; porque la Segunda Venida de Cristo es para el occidente; y ahí verán la Venida del Mesías muchos hebreos, y llevarán buenas nuevas de lejanas tierras, de donde es las buenas nuevas: “Como el agua al sediento… Como el agua fresca, o fría, al alma sedienta (dice), así son las buenas nuevas de lejanas tierras”11.
¿Y habrá algo más importante para el pueblo hebreo que las buenas nuevas de la Venida del Mesías? Así como el agua fresca al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras. Las buenas nuevas para Israel le llegarán de lejanas tierras: del occidente; esa es la parte más lejana de donde pueden ir noticias para Israel.
Por eso dice que del occidente temerán el Nombre de Jehová, el Nombre de Dios; o sea que toda la revelación de Dios para el pueblo hebreo le irá del occidente.
Y ahí ya tenemos que detenernos. Todo eso será la Biblia haciéndose realidad también para el pueblo hebreo; y esto es para cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, como nos dice el apóstol San Pablo en Romanos, capítulo 11, verso 25 al 27.
¿Qué está esperando Dios para tornarse al pueblo hebreo? Pues que entre hasta el último de los escogidos de entre los gentiles. Y luego Él se tornará al pueblo hebreo; porque resucitará a los muertos en Cristo y transformará a todos los escogidos que estamos vivos (nos transformará, nos dará el nuevo cuerpo). Y luego de estar de 30 a 40 días aquí, en esa manifestación poderosa de Dios en toda Su plenitud, en donde el pueblo hebreo verá esa manifestación; y luego todo el Programa de Dios pasará a los hebreos.
Un poquito antes de cerrarse la Puerta, el pueblo hebreo ya estará viendo algo. Así que vamos a dejar eso quietecito, ya que son profecías que tienen que ser cumplidas; y no queremos que se interrumpan esas profecías en cuanto a su cumplimiento: vamos a dejarlas quietecitas ahí.
Ya sabemos que del occidente ellos recibirán el Mensaje, y del occidente ellos recibirán la bendición de Dios; porque esto es la Biblia haciéndose realidad para la Iglesia de Jesucristo y luego para el pueblo hebreo.
Todo lo que Dios hará en este tiempo final está aquí en la Biblia, y el cumplimiento es la materialización de esa Palabra escrita; por lo tanto, es la realización de la Biblia. Es la Biblia haciéndose realidad en el Día Postrero, así como se hizo realidad de edad en edad.
Y ahora, en medio de los gentiles, las promesas divinas para la Iglesia de Jesucristo se están haciendo realidad en medio de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en medio de los latinoamericanos y caribeños; y por consiguiente, la Biblia se está haciendo realidad en cada uno de ustedes y en mí también; y en cada uno de ustedes, amigos televidentes.
Que las bendiciones de la Biblia se hagan realidad en cada uno de nosotros, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados. Y luego de los 30 a 40 días que estaremos aquí con el cuerpo eterno, luego vayamos todos a la Gran Cena de las Bodas del Cordero, en la Casa y a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así se haga también la Biblia realidad en esta promesa de la ida a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LA BIBLIA HACIÉNDOSE REALIDAD DE EDAD EN EDAD”, hasta llegar a este tiempo final, en donde se está haciendo realidad en cada uno de nosotros y en el territorio latinoamericano y caribeño.
El domingo próximo tendremos “EL MISTERIO DE LA ENTRADA TRIUNFAL DE NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO”. Por lo tanto, tendremos que hablar de la Primera Venida de Cristo, el misterio de la Primera Venida de Cristo, y Su entrada triunfal a Jerusalén.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y muchas gracias por vuestra amable atención.
Dejo nuevamente con nosotros a Félix Caro para continuar y finalizar; y así darle gracias a Cristo por la bendición tan grande que nos ha dado en este tiempo final, haciéndose realidad, haciendo realidad la Biblia, Su Palabra, en cada uno de nosotros.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“LA BIBLIA HACIÉNDOSE REALIDAD DE EDAD EN EDAD”.
[Revisión octubre 2020]
1 1 Corintios 15:58
2 Génesis 27:1-29, 32:24-28
3 1 Crónicas 5:1
4 Génesis 48:1-20
5 San Mateo 25:10
6 Génesis 46:20
7 Génesis 48:5
8 Zacarías 4:11-14
9 Apocalipsis 1:1-2
10 2 Corintios 3:2-3
11 Proverbios 25:25