Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes lugares del planeta Tierra; y también amigos ministros, compañeros en el ministerio del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Estamos viviendo un tiempo muy importante, en donde está ocurriendo un compañerismo entre judíos y cristianos, lo cual pues no se había visto en otros tiempos. Es que este es el tiempo para comprender que son un pueblo, los judíos y los cristianos, un pueblo de Dios; y que las nombradas tribus perdidas de Israel están, la mayor parte, en medio del cristianismo; y que el pueblo hebreo y el cristianismo están esperando la restauración del Reino de Israel.
Y pensar en la restauración del Reino de Israel conlleva comprender que tienen que ser juntadas las tribus del norte (del reino del norte, que son diez, y que corresponden al reino de Efraín, llamado también el reino de Israel) y las tribus del sur (Judá y Benjamín, que corresponden al reino del sur).
Y esos dos reinos, en el tiempo de David y Salomón estaban como un solo reino, pero por causa de la idolatría de Salomón fue roto el reino en los días del hijo de Salomón[1].
Y de ahí en adelante Israel no ha tenido el Reino de David, solamente ha tenido o tuvo el reino del sur con un hijo de David como rey en diferentes ocasiones; pero el grupo grande, que corresponde a las diez tribus, estuvo separado ese grupo como el reino del norte, llamado Israel.
Porque el nombre Israel, vean ustedes, lo lleva el reino del norte, y es aplicado al reino del sur cuando está unido al reino del norte; cuando está separado, entonces es llamado —el reino del sur— el reino de Judá, y el reino del norte es llamado el reino de Israel.
Ahora, sabemos que va a ser restaurado el Reino de David, lo cual será la restauración del Reino de Dios en la Tierra; porque el Reino de David es nada menos que el Reino terrenal de Dios, y el Trono de David es nada menos que el Trono terrenal de Dios en medio del pueblo hebreo.
Por esa causa, para el cristianismo las palabras del Ángel Gabriel a la virgen María fueron: que el niño que ella tendría sería llamado Hijo de Dios, “y Dios le dará el Trono de David Su padre; y Él reinará sobre la casa de Israel para siempre, y Su Reino no tendrá fin”. Eso está en San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante. Dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Aquí tenemos la promesa de la restauración del Reino de David con el Mesías-Príncipe, que es heredero al Trono de David y, por consiguiente, al Reino de David.
Y ahora, el Mesías-Príncipe está prometido para venir y restaurar ese Reino de David, porque Él es el Hijo de David.
Y nos preguntamos: ¿para qué tiempo ha de venir el Hijo de David?, ¿para qué tiempo ha de venir el Hijo del Hombre? Veamos en San Marcos, capítulo 13; nos dice, versos 24 en adelante, 24 al 37, dice:
“Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor,
y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.
Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
De la higuera aprended la parábola…”.
Recuerden que la higuera representa a Israel.
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas (¿Y qué está cerca? El Reino de Dios; lo consiguen en San Lucas, capítulo 21).
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
Esta generación de la higuera reverdeciendo, del pueblo hebreo estableciéndose como una nación libre y soberana, no va a pasar. Han tratado de borrar del mapa geográfico a Israel, pero eso es imposible; porque aquí, el rabino más importante del pueblo hebreo, que es Jesús, lo ha dicho; un rabino que es profeta también.
Recuerden que diferentes rabinos tienen diferentes líneas de enseñanzas, y la de Jesús es la más importante. Todos los rabinos enseñan el Pacto Antiguo; y el rabino Jesús, ese Gran Rabino, enseña no solamente el Pacto Antiguo, sino el Nuevo Pacto también.
Y la promesa para el reino de Judá y el reino de Israel, la promesa del Nuevo Pacto, es una promesa de un Nuevo Pacto para Judá y para Israel.
Y ahora, el único de los rabinos que ha enseñado el Nuevo Pacto es Jesús; los demás rabinos todavía enseñan el Pacto Antiguo, pero del Nuevo Pacto no han podido hablar; porque bajo el Nuevo Pacto hay un Sacrificio de Expiación por el pecado de toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. El Nuevo Pacto es para toda la descendencia de Abraham.
Y ahora, ya Israel está como una nación libre y soberana, y va a permanecer así. Y todas estas cosas van a ser cumplidas en este tiempo, en donde ya Israel está como una nación libre y soberana; y esos son nada menos que los huesos secos que han reverdecido; la higuera ha reverdecido. Los huesos secos se han juntado, y hay un ejército, que es la casa de Israel; hay un ejército grande[2].
Y ahora, viendo también, mirando hacia las diez tribus, también hay un Ejército grande, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, lo que le falta al pueblo hebreo, que ya está como una nación libre y soberana, ¿qué es? Que el Espíritu de Dios entre a ese ejército, a ese pueblo; o sea, que regrese el Espíritu de Dios, que se fue de Israel hacia los gentiles para buscar las ovejas perdidas de Israel, esas tribus perdidas, a la cual pertenecen la mayor parte del cristianismo.
Y en Ezequiel 37, verso 1 en adelante, dice que cuando ya estaba ese ejército, ese pueblo, en pie —los huesos, cada uno unido a sus huesos, y nervios, tendones, carne y piel—, le faltaba el Espíritu; y el cuerpo sin espíritu está muerto[3]. Todavía Israel no tiene Vida, la Vida de Dios.
El Espíritu de Dios tiene que regresar a Israel; y regresará manifestado bajo el ministerio de Elías, el cual está esperando Israel, y el cual vendrá con un Mensaje de paz y restauración para Israel.
Vendrá proclamando la paz imperecedera para Israel, la cual solamente está en el Reino de David cuando sea restaurado; en donde el Príncipe de Paz, que es el Mesías-Príncipe, establecerá ese Reino, y traerá la paz para Israel y para todas las naciones (hablando de la paz imperecedera).
La paz temporal se puede obtener por un tiempo y después se pierde; y después, por medio de tratados se vuelve a obtener; pero eso es paz temporal. Y por último, van a obtener la paz temporal, pero cuando digan “paz y seguridad” entonces vendrá destrucción de repente; eso está en [Primera] de Tesalonicenses, capítulo 5, versos 1 al 10.
Ahora, continuemos aquí leyendo, porque este pasaje es muy importante, pues nos habla de la Venida del Señor. Dice:
[San Marcos 13:30] “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
O sea, esta generación de judíos que se han establecido como una nación libre y soberana, no va a pasar. Aunque quieran borrarlo del mapa geográfico, no lo van a hacer, porque Dios es el que los ha establecido allí. Lo mejor es unirse al pueblo hebreo, porque ahí está la bendición para todas las personas, para todas las naciones.
Tenemos que hacer siempre como comúnmente hacen las personas inteligentes: cuando ven una persona que prospera, pues uno se une a esa persona para prosperar también.
Ahora, vamos a continuar leyendo aquí:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (o sea, se van a cumplir).
Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.
De esta hora de la Venida del Hijo del Hombre, Cristo dijo que nadie sabía; pero vean ahora:
“Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos…”.
Eso fue lo que hizo el Señor: dio autoridad a Sus discípulos que estaban presentes en aquellos días: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra. Por tanto, id…”[4]; y ordenó ir por todo el mundo, ir a todas las naciones, y predicar el Evangelio: evangelizar, hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolas en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, que es el Señor Jesucristo.
Por eso los discípulos bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y yo no puedo tener nada en contra de los apóstoles; ellos, llenos del Espíritu Santo, estaban haciéndolo en esa forma, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Si yo digo que ellos estaban bautizando en forma equivocada, me convierto en enemigo de los apóstoles y de sus enseñanzas, que eran inspiradas por el Espíritu Santo, o sea, el Espíritu Santo hablando a través de ellos. Por lo tanto, hacemos como ellos hacían, y todo estará bien.
Y ahora, continuemos aquí leyendo:
“Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase”.
A través de las diferentes etapas de la Iglesia hemos visto que Cristo dejó esa autoridad a Su Iglesia, representada en diferentes ministros que aparecerían a través de la historia de la Iglesia.
El Espíritu Santo, lo cual es Cristo en Espíritu Santo, ha estado en medio de Su Iglesia —ahí tenemos el Padre de Familia en medio de Su Iglesia—, y ha estado usando diferentes personas. Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”[5]; por lo tanto, Él ha estado en medio de Su Iglesia, del cristianismo, todo el tiempo.
Pero Su cuerpo físico glorificado: ese cuerpo está arriba, en el Trono de Dios, como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, haciendo intercesión por cada persona que lo recibe como Salvador.
“Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa…”.
“Cuándo vendrá Jesucristo”, el cual es el Señor de Su Casa, de Su Iglesia, de Su Templo espiritual.
Ahora vean, aquí dice:
“Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana”.
Aquí nos habla de diferentes vigilias:
Al anochecer: la vigilia – eso es la primera vigilia, que es (vamos a ver) de 6:00 a 9:00 de la noche. Esa es la vigilia según las vigilias romanas.
Pero las vigilias judías son: la primera es de 6:00 a 10:00 de la noche. O sea, las vigilias judías tienen 4 horas cada una, y las vigilias romanas tienen 3 horas cada una.
Y ahora, Él dice que nadie sabe si será al anochecer, o sea, de 6:00 a 9:00 de la noche.
Cuando nos habla aquí de etapas o de vigilias, aplicadas proféticamente son las etapas por las cuales pasaría la Iglesia.
El mundo está en tinieblas, porque este mundo está bajo el reino de las tinieblas; y por consiguiente, el mundo ha estado viviendo de noche, en oscuridad.
Y ahora la Iglesia entró a esa etapa. Desde el Día de Pentecostés en adelante, la Iglesia entró a la primera vigilia:
- de 6:00 a 9:00 de la noche, conforme a las vigilias romanas;
- o de 6:00 a 10:00 de la noche, conforme a las vigilias judías o hebreas.
Luego, vean, Él dice: “… porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si al anochecer (o sea, si en la primera vigilia)…”.
Los apóstoles y todas las personas de aquellos tiempos pasados estaban esperando la Venida del Señor, ¿por qué? Porque Él no les dijo si sería a la primera vigilia, o a la segunda vigilia, o a la tercera vigilia (que es la vigilia del canto del gallo), o en la mañana, que corresponde a la vigilia de 3:00 a 6:00 de la mañana, que es la única vigilia que termina con el amanecer, termina trayendo un nuevo día de Luz para los seres humanos.
Ahora, Él dice: “Si al anochecer, o a la medianoche”. La vigilia de la medianoche pues es la segunda vigilia:
- En las vigilias judías eso es de 10:00 a 2:00 de la mañana,
- pero en las vigilias romanas es diferente, en las vigilias romanas es de 9:00 a 12:00 de la medianoche.
“O al canto del gallo”. La vigilia del canto del gallo es la tercera vigilia, y es:
- de 12:00 a 3:00 de la mañana; y los que han estado por ahí en esos horarios han escuchado cuando el gallo canta.
¿Recuerdan cuando Cristo le dijo a Pedro[6]: “No cantará el gallo tres veces sin que tú me hayas negado”?
Ahora, Cristo no quiere… todavía Él no sabía tampoco cuándo sería, hasta que Él fue resucitado glorificado. Por eso Él decía que nadie sabía cuándo sería el día y la hora, ni los ángeles ni aun el Hijo.
“O a la mañana”. A la mañana; la vigilia de la mañana es de:
- 3:00 a 6:00 de la mañana, que es la cuarta vigilia; en la cual Cristo apareció a Sus discípulos en una ocasión caminando sobre las aguas, cuando ellos estaban en grave peligro, bajo una tempestad; su embarcación estaba a punto de hundirse bajo esa tempestad; espíritus malignos habían provocado esa tempestad para destruir a los discípulos del Señor.
Lo cual tipifica, también, que huestes espirituales malignas han tratado de destruir a los creyentes en Cristo a través de los diferentes tiempos.
Y en la cuarta vigilia, que es la última de las vigilias, también tratará el maligno de destruir a la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero Él en la cuarta vigilia aparece caminando sobre las aguas; y pensaban que era un fantasma[7].
Recuerden que, hablando Cristo de la Venida del Hijo del Hombre, Él lo relaciona que será como ladrón en la noche[8]. También Apocalipsis, capítulo 3, y también en el capítulo 22, verso 12, nos dice que será como ladrón en la noche.
Veamos aquí… vamos a verlo… En Apocalipsis nos habla de la Venida del Señor. Vamos a buscar ese pasaje porque es muy importante (si alguno lo tiene a la mano… por ahí por el… [Hno: 1 de Tesalonicenses 5] ¿Y en el Apocalipsis? En Apocalipsis también… ¿Cuál? [Hno: 22:12] Sí, el 22:12 lo había mencionado) [Hno Miguel: 16:15]. Vamos a buscarlo aquí; 16:15 dice:
“He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza”.
Y en Apocalipsis 22:12 dice:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.
Y ahora, la Venida del Señor es muy importante para el cristianismo y para el judaísmo también, pues todos están esperando Su Venida para que establezca Su Reino, que será la restauración del Reino de David; y eso será la Venida del Reino de Dios a la Tierra, del cual tanto Cristo habló.
Y ahora, todos desean la Venida del Reino de Dios, para que sea establecida la paz permanente, imperecedera, para toda la humanidad.
Por cuanto el Trono del Mesías estará en Jerusalén —lo cual es el Trono de David—, Jerusalén será la capital de ese Reino, de ese Imperio; y de Jerusalén saldrá la paz para todo Israel, para todo el Medio Oriente y para toda la humanidad.
No se puede hablar de paz permanente sin hablar de Jerusalén, la Ciudad de Paz. No se puede hablar de paz para el Medio Oriente sin hablar de Jerusalén, porque la promesa es que Dios dará paz en Jerusalén, y de ahí saldrá como un río para todo Israel y para todas las naciones[9]. Por lo tanto, el secreto de la paz y para la paz para Israel, para el Medio Oriente y para toda la humanidad, está en Jerusalén.
Y ahora, para eso es que viene el Mesías en este tiempo final, para eso está prometido para el tiempo final.
Los creyentes primitivos esperaban la Venida del Señor en aquellos días, pero no sucedió en aquellos días, que era el tiempo del anochecer, de la primera vigilia. Luego, los de la segunda vigilia (otra etapa de la Iglesia) lo esperaban, pero tampoco llegó.
Hay personas que piensan, y algunas veces piensan en voz alta, y dicen: “Ya hace unos dos mil años que están diciendo que Cristo viene, y no ha venido”. ¿Por qué? Él dijo: “Ustedes no saben si será a la primera vigilia, o a la segunda, o a la tercera, o en la mañana (o sea, la vigilia de la mañana, que es de 3:00 a 6:00 de la mañana). Y como ustedes no saben, pues tienen que estar esperando la Venida del Señor en – todo el tiempo, toda la noche. Velad, porque ustedes no saben a qué hora ha de venir vuestro Señor”.
O sea que mientras el mundo está viviendo en una etapa de oscuridad, en una etapa de noche, los creyentes en Cristo tienen que estar despiertos esperando la Venida del Señor.
Eso lo muestra en forma más clara el mismo Jesucristo en San Mateo, capítulo 24 y el capítulo 25. En el [capítulo] 24, en el verso 42 en adelante, dice:
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
Y en el capítulo 25 de San Mateo, versos 1 en adelante, dice, en esta parábola de las diez vírgenes, dice:
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
Cinco de ellas eran prudentes y cinco (eran) insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron (para sí) aceite…”.
Recuerden que el aceite representa el Espíritu Santo. No es solamente decir que han recibido a Cristo, es también recibir Su Espíritu, y así tener el nuevo nacimiento.
“… mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!”.
Y ahora, tenemos aquí un clamor a la medianoche. Para comprenderlo, tenemos que relacionar este pasaje con las diferentes vigilias, para que así tengamos el cuadro claro y no se nos pase por alto el significado de esta parábola tan hermosa.
Según las vigilias judías, la medianoche corresponde a la tercera vigilia, y es de 2:00 a 6:00 de la mañana.
Y ahora, a la medianoche se oyó un clamor: “He aquí el Esposo viene”, o sea, un Mensaje de parte de Dios. Eso corresponde al precursor de la Segunda Venida de Cristo, anunciando que está muy cerca la Venida del Señor.
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos (vosotras) de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.
Y ahora, tenemos aquí la promesa de la Venida del Señor.
“Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.
Aquí tenemos la amonestación del Señor: de estar esperando la Venida del Señor en todas las etapas de la Iglesia.
Y ahora, ya han transcurrido la primera vigilia, la segunda vigilia, la tercera vigilia, y ya estamos en la cuarta vigilia.
En la cuarta vigilia entonces es el tiempo para la Venida del Señor. Las personas que viven en este tiempo están viviendo en la cuarta vigilia, que es la vigilia que es coronada con la mañana, con un nuevo amanecer.
La cuarta vigilia romana es de 3:00 a 6:00 de la mañana. Y por consiguiente, es el tiempo más importante, pues es en esa vigilia donde el Lucero de la Mañana aparece. Y Cristo dijo: “Yo soy la Estrella resplandeciente de la Mañana”; Apocalipsis 22, verso 16. Y también Apocalipsis, capítulo 2, verso 28, dice: “Al que venciere, yo le daré la Estrella de la Mañana”.
Y Cristo es la Estrella de la Mañana. Cristo en Espíritu Santo, la Columna de Fuego, el Pilar de Fuego, es la Estrella resplandeciente de la Mañana.
O sea, al Vencedor le dará el Espíritu Santo, el Espíritu Santo estará en él manifestado en toda Su plenitud; y por medio de él Dios guiará a Su pueblo. Por medio del Espíritu Santo manifestado en el tiempo final guiará en su último tramo a Su Iglesia.
Cristo también es el Sol de Justicia. Los judíos verán el Sol. La Iglesia del Señor Jesucristo verá la Estrella resplandeciente de la Mañana, y más adelante, después, verán el Sol, que es Cristo. O sea, lo que va a ver el pueblo hebreo, primero lo ve la Iglesia del Señor Jesucristo.
Para Israel, en Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”.
Y todo eso, vean ustedes, corresponde a la cuarta vigilia, la cual será coronada con la Estrella de la Mañana, y el nacimiento del Sol de Justicia para Israel, que es la Venida del Mesías para Israel.
“LA CUARTA VIGILIA”.
No se puede hablar de la Venida del Señor y del clamor de medianoche sin que se hable de las diferentes vigilias; y, sobre todo, de la cuarta vigilia, en la cual todas estas cosas tienen que ser cumplidas.
En la cuarta vigilia fue que vino el esposo; en la tercera vigilia vino el anuncio, pero en la cuarta fue que vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta.
Cristo es la Puerta; y por consiguiente, al cerrarse la Puerta, se cierra el ciclo divino de redención. Luego ya no habrá Sangre de Expiación en el Cielo, en el Templo celestial, sobre el Propiciatorio celestial, y por consiguiente ya no habrá tiempo de salvación para la humanidad.
De ahí en adelante vendrán las plagas, que están señaladas en la Escritura que corresponden a la gran tribulación, de lo cual dice: “Serán echados a las tinieblas de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes”[10].
Y ahora, estamos en la cuarta vigilia, y ya bien pero que bien avanzada.
Siendo que la cuarta vigilia romana tiene tres horas, podemos decir que ya estamos en la última hora de la cuarta vigilia; en la hora en que todas estas cosas prometidas tienen que hacerse una realidad en medio del cristianismo y después en medio del judaísmo; lo que corresponde para los judíos tiene que hacerse una realidad y lo que corresponde para el cristianismo tiene que hacerse una realidad.
Por eso es que en este tiempo final estaremos viendo un acercamiento entre el cristianismo y el judaísmo; y eso es muy saludable para ambos, porque ambos son pueblo de Dios; y en el cristianismo se halla la mayoría de las tribus perdidas.
Y para el establecimiento o restauración del Reino de David se necesita que las tribus del norte, las diez tribus perdidas, regresen, sean restauradas, y las dos tribus del sur, que ya están (la mayoría) en Israel, se unan, estén unidas; y así estén las doce tribus para la restauración del Reino de David, y venga la paz para Israel y para todas las naciones.
Estamos en la cuarta vigilia, y bien avanzados, ya en la última hora de la cuarta vigilia.
Estemos atentos a las profecías bíblicas correspondientes a este tiempo final y a su cumplimiento. Estemos despiertos para que no se nos pasen por encima estas profecías y su cumplimiento en este tiempo final.
Israel está en su tierra. La Iglesia del Señor Jesucristo está en la etapa final de restauración, para ser una Iglesia como era en el tiempo de los apóstoles. Por esa causa, para este tiempo final se hallará en la Iglesia del Señor Jesucristo todo lo que hubo en la Iglesia en el comienzo; y Dios se manifestará en Su Iglesia en toda Su plenitud en este tiempo final, para traer la fe de transformación y rapto o arrebatamiento para la Iglesia del Señor Jesucristo.
No debe haber – entre el cristianismo y el judaísmo no debe haber discordias, sino amistad y amor. Deben comprender que el uno sin el otro no podrán obtener la restauración del Reino de David. Ambos se necesitan, porque el judaísmo tiene las tribus del sur y algunas personas o muchas personas también del reino del norte, pero no los tiene como tribu; y el cristianismo tiene la parte grande de las tribus perdidas, de las diez tribus del reino del norte.
Así que son pueblos hermanos, que deben estar bien unidos en este tiempo final esperando la restauración del Reino de David; pues ambos pueblos creen en la restauración del Reino de David, y lo están esperando; y ambos pueblos creen que será el Mesías-Príncipe el que se sentará en el Trono de David.
Por lo tanto, este es un tiempo para la unión de las tribus del norte con las tribus del sur, y por consiguiente, de los judíos y el judaísmo con el cristianismo —tan simple como eso—, para que venga la paz para Israel, para el Medio Oriente y para toda la humanidad.
Estamos en la cuarta vigilia.
Pueden ver que no se puede hablar de la Venida del Señor ni de la restauración del Reino si no se habla de las diferentes vigilias, de estas cuatro vigilias, y sobre todo de la cuarta vigilia.
En esta cuarta vigilia, para el cristianismo, Dios llama y junta a los últimos escogidos de Su Iglesia; y luego llamará y juntará los escogidos del pueblo hebreo: 12.000 de cada tribu, que son los escogidos; y traerá bendición también para el resto de los judíos, pero los elegidos son 144.000, 12.000 de cada tribu.
O sea que de las tribus del sur son 24.000 (12.000 de cada una), pero de las tribus del norte son ¿cuántos? 120.000; o sea que el grupo grande está en las tribus del norte, y ellas están dentro del cristianismo (la mayor parte). Otros todavía ni han entrado al cristianismo, pero son llamados en el tiempo final.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA CUARTA VIGILIA”.
[Revisión agosto 2024]
[1] 1 Reyes 12:1-24
[2] Ezequiel 37:1-14
[3] Santiago 2:26
[4] San Mateo 28:18-19
[5] San Mateo 28:20
[6] Mt. 26:34, Mr. 14:30, Lc. 22:34, Jn. 13:38
[7] Mt. 14:22-33, Mr. 6:45-52, Jn. 6:16-21
[8] 1 Tesalonicenses 5:2, 2 Pedro 3:10
[9] Apocalipsis 22:1-2
[10] Mt. 8:12, 13:36-42, 13:47-50, 22:11-13, 24:48-51, 25:30; Lc. 13:22-28