Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes aquí en Valparaíso, para saludarlos y pedirle a Dios Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.
En esta noche no me acompaña Miguel, él está muy ocupado hoy, y está allá con los ministros, reunido allá en Santiago de Chile; pero les traigo saludos de parte de nuestro amado hermano Miguel Bermúdez Marín: reciban saludos de parte de él, los cuales les traigo en su nombre.
Para esta ocasión tenemos el tema: “LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA”.
Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 21, verso 6, vamos a ver aquí… Este es un pasaje muy hermoso. Vamos a comenzar en el verso 1 (hasta que lleguemos ahí), dice:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Conforme a esta Escritura, donde nos dice: “Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”, conforme a esta pregunta, encontramos que hay la oportunidad de tomar de la Fuente del Agua de la Vida y vivir eternamente; por lo cual necesitamos conocer el misterio de la Fuente del Agua de la Vida.
Cristo es la Fuente del Agua de la Vida. Por eso es que Él dice:
“Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”.
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 17, nos dice:
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”.
Hay la oportunidad, para el ser humano, de vida eterna; y para eso Él nos ofrece la oportunidad de tomar del Agua de la vida eterna.
Cristo, nuestro amado Señor, en San Juan, capítulo 4, se encontró junto al pozo de Jacob…; y nos dice la historia bíblica de la siguiente manera:
“Vino, pues…”.
Dice, vean ustedes, hablando acerca de Jesús; dice [verso 3]:
“… (y) salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Y le era necesario pasar por Samaria.
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José (¿A qué lugar? A la heredad que Jacob dio a su hijo José).
Y estaba allí el pozo de Jacob”.
¿Dónde estaba el pozo de Jacob? En la heredad que Dios le dio, en la heredad que Jacob le dio a su hijo José.
“Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta (o sea que era como la hora de las 12:00 del mediodía)”.
La primera hora es de 6:00 a 7:00 de la mañana, la segunda hora es de 7:00 a 8:00, la tercera de 8:00 a 9:00, la cuarta de 9:00 a 10:00, la quinta de 10:00 a 11:00 y la sexta de 11:00 a 12:00. Y estaba allí Cristo, vamos a decir, al mediodía; dice que era como la hora sexta:
“Era como la hora sexta.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva”.
Ella no conocía el don de Dios que estaba manifestado en carne humana allí en la persona de Jesús, no conocía ese don ministerial. Y Él le dice: “Si tú supieras, si tú conocieras quién es el que te pide de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
“La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Aquí Cristo ofrece Agua de vida eterna a esta mujer samaritana.
Luego encontramos a Cristo, siendo Él el portador de esa Agua de vida eterna, pues Él dijo: “Si tú supieras quién es el que te pide de beber; tú pedirías a Él (o de Él), y Él te daría”. ¿Quién es el que da esa Agua de vida eterna? Nuestro amado Salvador Jesucristo.
Encontramos en el capítulo 7 de San Juan, versos 37 en adelante (capítulo 7, verso 37 en adelante), donde Jesucristo llegó el último y gran día de la fiesta; dice:
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.
Aquí, vean ustedes que es Cristo el que tiene el Agua de vida eterna. Cristo es el que tiene esta Agua de vida eterna, que es el Espíritu Santo.
Tenemos el agua como tipo y figura del Espíritu Santo; tenemos el agua también como tipo y figura de la Palabra de Dios para cada edad y para cada dispensación; y tenemos el agua también como tipo y figura de pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Ahora, aquí en este pasaje donde nos habla de Agua de vida eterna y de una Fuente de vida eterna, esa Fuente de vida eterna es nuestro amado Señor Jesucristo. Y Su Espíritu es el Agua de vida eterna que Él da a todos los creyentes en Él que han lavado sus pecados en Su Sangre: la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario.
Y viene el Espíritu de Cristo a esas personas como el Agua de vida eterna de la Fuente de la vida eterna; y así nos da Cristo de Su Espíritu Santo, Agua de vida eterna, para vivir por toda la eternidad. Y así ofrece, o así opera el nuevo nacimiento prometido por Cristo a los creyentes en Él, del cual le habló a Nicodemo diciéndole1:
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Es el que no nazca del Agua y del Espíritu. El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, no puede entrar al Cuerpo Místico de Cristo como parte del Cuerpo Místico de Cristo; porque se nace en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, por medio de creer en Cristo, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, y así se produce el nuevo nacimiento en cada uno de nosotros; y esto es tomar de la Fuente del Agua de la vida eterna. Y así viviremos por toda la eternidad, porque estamos tomando del Agua de vida eterna, de la Fuente de la vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, vean cómo el Espíritu Santo está representado en el Agua que sale de la Fuente de la vida eterna, para así tomar de esa Agua y vivir eternamente; por cuanto el que cree en Cristo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo y recibe Su Espíritu Santo, ha tomado del Agua de la Vida, de la vida eterna, y ya tiene vida eterna.
Dice Cristo en San Juan, capítulo 6, verso 40, dice:
“Y esta es la voluntad (del que me envió o) del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Ahora, para el tiempo final, o sea, para el Día Postrero, que es el séptimo milenio (por cuanto “un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”, nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90 y verso 4)… para el Día Postrero tenemos la promesa de la plenitud del Espíritu Santo para todos los hijos e hijas de Dios.
Y así estaremos tomando del Agua de la vida eterna en toda su plenitud, para ser transformados, y ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; y los muertos en Cristo resucitarán primero, antes de nosotros ser transformados, y estarán en cuerpos eternos, cuerpos glorificados, y estarán a imagen y semejanza de Cristo, con vida eterna; y así todos estaremos con vida eterna en el Día Postrero, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, les dije también que el agua es tipo también de la Palabra, de la Palabra de Dios para cada edad y para cada dispensación.
Y ahora, para el Día Postrero, así como fue en tiempos pasados: primero se tomó el Agua de la Palabra, del Mensaje Divino correspondiente a la edad en que a cada uno le tocó vivir, y luego recibieron el Agua del Espíritu Santo.
Y para el Día Postrero estaremos también tomando del Agua en forma de Palabra, de Mensaje: el Mensaje de la Dispensación del Reino, el Evangelio del Reino, que es el Mensaje de y para la Edad de la Piedra Angular, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y Cristo, siendo la Fuente del Agua de vida eterna, para el Día Postrero, al recibirlo y recibir Su Palabra, recibiremos también en el Día Postrero la plenitud del Espíritu de Cristo, la plenitud del Espíritu Santo, la plenitud del Agua de la vida eterna; y entraremos a vida eterna con un cuerpo eterno, para vivir por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así es como para el Día Postrero nosotros tenemos la oportunidad de estar tomando del Agua de la vida eterna que viene de la Fuente de la vida eterna, que es Cristo: tomar de Ella en forma de Mensaje; para luego recibir en forma del Espíritu Santo el Agua de vida eterna, y ser llenos de la plenitud de Cristo en este Día Postrero, y ser transformados y raptados en este tiempo final.
Hemos recibido las primicias del Espíritu, que es el Agua de la vida eterna (el Espíritu Santo es el Agua de la vida eterna); y ahora, para el Día Postrero, lo recibiremos en toda Su plenitud. Esto es para todos los que tienen las primicias: para el Día Postrero tendrán también la plenitud del Espíritu de Dios; porque estaremos tomando del Agua de la vida eterna que viene de la Fuente de la vida eterna, y Cristo es la Fuente de la vida eterna.
Por eso Juan el apóstol, o Juan el Bautista, cuando estuvo predicando y habló acerca del que vendría después de él, él dijo en el capítulo 3, verso 11 en adelante de San Mateo… capítulo 3, verso 11 al 12, dice:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
¿Quién es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego? Nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo en Su Primera Venida, vean ustedes, la Fuente del Agua de la vida eterna, para dar del Agua de la vida eterna a todos los creyentes que lo recibirían en Su Primera Venida y la Obra de Su Primera Venida: la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Para todos los creyentes en Cristo en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, la promesa es que recibirán las Aguas del Espíritu Santo, recibirán – serán bautizados con Espíritu Santo y Fuego, con las primicias del Espíritu.
Y para el Día Postrero, para la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, Cristo sigue siendo la Fuente del Agua de la vida eterna.
Y para todos los que lo estarán recibiendo y estarán creyendo en Su Venida, la promesa es que serán bautizados con el Espíritu Santo y Fuego en toda Su plenitud; porque Él es la Fuente del Agua de la vida eterna, para así nosotros ser bautizados con el Espíritu Santo en toda Su plenitud, y ser transformados, y entrar a la vida eterna con un cuerpo eterno.
Ahora, cuando hemos creído en Cristo como nuestro Salvador, y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y hemos recibido Su Espíritu Santo, ya hemos entrado a la vida eterna: tenemos un cuerpo teofánico eterno de la sexta dimensión; ya estamos en vida eterna.
Pero nuestro cuerpo físico todavía está en dimensión de luz, tiempo y materia, sin vida eterna; y por eso es que si sigue pasando el tiempo, y pasaran 100 años, muchos de nuestros cuerpos morirían, porque nuestros cuerpos físicos no tienen vida eterna, es un cuerpo mortal, corruptible y temporal; pero nuestra alma y nuestro espíritu teofánico tiene vida eterna.
Y ahora falta, con la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores —que es la Fuente del Agua de la vida eterna en Su Segunda Venida, como lo fue en Su Primera Venida—, ahora en Su Segunda Venida, para darnos de Su Espíritu, darnos del Agua de vida eterna en toda Su plenitud, para ser transformados y raptados en este Día Postrero; para que nuestro cuerpo físico entre a vida eterna, sea cambiado, transformado en sus átomos y sea vestido de inmortalidad; y así tengamos una ropa, una vestidura inmortal, y seamos así a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Estamos en ese tiempo final en la etapa más importante del Programa Divino. Estamos en el tiempo en donde todos tenemos la oportunidad de tomar del Agua de la vida eterna, tomar del Espíritu Santo: al creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y luego recibir la Fuente del Agua de la vida eterna en Su Segunda Venida, para recibir de esa Fuente del Agua de la vida eterna, recibir el Espíritu Santo en toda Su plenitud en el Día Postrero.
Para lo cual, el Programa Divino que Él lleva a cabo en Su Segunda Venida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, producirá la bendición de la plenitud del Espíritu Santo para todos aquellos que han recibido las primicias, al recibir a Cristo como su Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo.
Y luego, para el Día Postrero, recibiendo también a Cristo en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, tendrán el derecho a recibir la plenitud del Espíritu de Dios, y ser transformados y tener el cuerpo eterno, el cuerpo nuevo; así como al recibir a Cristo como nuestro Salvador en Su Primera Venida y lavar nuestros pecados en Su Sangre, vean ustedes, hemos recibido el Espíritu de Cristo, y así hemos recibido un espíritu teofánico, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Y para recibir el cuerpo eterno que Él ha prometido para todos nosotros, la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, tomando del Agua de la vida eterna como Mensaje, nos dará la oportunidad de tomar del Agua de la vida eterna como Espíritu Santo en toda Su plenitud, para ser transformados, para tener la plenitud de Dios manifestada en nosotros, y tener un cuerpo eterno todos nosotros; y ser así a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA”. Y todos nosotros, en este tiempo en el cual vivimos, tenemos la oportunidad de tomar de Ella para vivir eternamente.
Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos.
Hay hambre y sed de oír la Palabra de Dios. Y la Palabra de Dios es el Espíritu Santo en forma de Palabra, para nosotros recibir la Palabra, y para así, luego recibir el Agua de la vida eterna en forma de Espíritu Santo en toda Su plenitud, para continuar viviendo sin ver muerte, sino recibiendo una transformación de nuestros cuerpos; y así todos estar a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
“LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA”.
¿Quién es la Fuente del Agua de la Vida? Es Dios. Y Dios manifestado en carne humana en toda Su plenitud en la Venida del Mesías dos mil años atrás, era (allí en medio del pueblo hebreo) la Fuente del Agua de la vida eterna; porque en Él estaba el Agua de la vida eterna, el Espíritu Santo manifestado en carne humana, el Espíritu que recibirían los que creerían en Él.
Por eso Cristo les habló acerca del Consolador que vendría, del Espíritu Santo, el cual los guiaría a toda justicia y a toda verdad. San Juan nos habla estas cosas en el capítulo 14, verso 26; capítulo 15, verso 26; y capítulo 16, verso 12 al 15.
Vamos a leer algunos lugares para que tengamos el cuadro claro, donde dice… Capítulo 14, verso 26, dice:
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
Y en el capítulo 15, verso 26, nos dice también, Cristo, de la siguiente manera:
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio”.
Y en el capítulo 16, versos 12 al 15, dice:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
Luego, en el libro de los Hechos, en el capítulo 1, dice… capítulo 1, versos 4 en adelante, dice: “Y estando juntos…”. Vamos a ver… Vamos a comenzar en el verso 1, dice… del libro de los Hechos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,
hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido…”.
Dio mandamiento por el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo era el que estaba en Jesús manifestado, y era el Espíritu Santo el que hablaba por medio de Jesús; era la manifestación del Espíritu Santo, del Espíritu de Dios en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret.
Sigue diciendo:
“… a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”.
Aquí podemos ver la promesa de Cristo a Sus discípulos, de la cual habla aquí San Lucas, que es el que escribe este tratado, este libro de los Hechos.
Y luego encontramos que diez días después de Cristo ascender al Cielo, diez días después de eso, llegó el Día de Pentecostés, en donde el pueblo hebreo llevaba a cabo una gran fiesta, y ese día vino el Espíritu Santo sobre 120 personas.
Y se actualizó la fiesta del Día de Pentecostés, se actualizó en la Venida del Espíritu Santo, produciendo el nuevo nacimiento de 120 personas allí en esa mañana, en esa cuarta vigilia, pues fue de 6:00 a 9:00 de la mañana que todo esto sucedió; o sea, la llegada del Espíritu Santo, y luego el primer mensaje predicado por San Pedro en el Día de Pentecostés.
Y ahora, vean ustedes cómo eso es tipo y figura del tiempo final, donde los escogidos recibirán la plenitud del Espíritu Santo: será en la cuarta vigilia de un nuevo día dispensacional y de un nuevo día milenial.
Y miren ustedes, el Día de Pentecostés fue el día cincuenta; por lo tanto, tenemos que conseguir el Cincuenta que corresponde a la plenitud del Espíritu de Dios, necesitamos conseguir ese Cincuenta.
Y solamente hay un Cincuenta, ahí en la Escritura, que corresponde a la promesa de la plenitud del Espíritu de Dios para el Día Postrero; y ese es el año cincuenta, el año del jubileo, en donde cada uno regresaba a su tierra, a su heredad y a su familia; se encuentra en Levítico, capítulo 25, versos 8 al 13.
Y eso será actualizado en el Día Postrero para los escogidos de Dios que estarán en ese día, o sea, en ese Año de Pentecostés actualizado. Y se requiere que tengamos una edad que corresponda al Año Cincuenta, al Año de Pentecostés, o sea, Año de Jubileo; porque año cincuenta es año de pentecostés, así como día cincuenta es día de pentecostés.
Y el día cincuenta es un día festivo, así como también los días séptimos son días festivos en medio del pueblo hebreo; pero cuando caía un evento importante, como la resurrección de Cristo u otros eventos importantes, ese día también era un día festivo en medio del pueblo hebreo.
Y el Día de Pentecostés era un día muy importante, porque era un día en donde se cumplía el tiempo correspondiente para la fiesta del Día de Pentecostés; y cuando se trata del Año de Pentecostés, pues la fiesta es mayor. Si allá se recibió las primicias del Espíritu el Día de Pentecostés, en el Año de Pentecostés la promesa es la plenitud del Espíritu de Dios.
¿Ven que encontramos el número cincuenta? Ahora, no es del día sino del Año Cincuenta, el Año de Pentecostés, que al ser actualizado será en la Edad de la Piedra Angular, que cae en el Año Cincuenta de Pentecostés.
Y vean ustedes, en medio del pueblo hebreo se guardaban cada siete años, el año séptimo era año festivo, era año de reposo, de descanso para toda la Tierra; y así transcurrían 49 años, en donde obtenían siete años de descanso para toda la Tierra; y después llegaba el año 50, que venía a ser el año número ocho festivo para el pueblo hebreo; y ya en ese año número 50 —que de los años festivos venía a ser el número ocho—, era el año en donde cada uno regresaba a su herencia, y cada herencia regresaba a su dueño original, y cada persona regresaba a su familia, y venía una restauración de la herencia de los hijos del pueblo hebreo2; como vendrá una restauración de la herencia de Dios a todos los hijos e hijas de Dios en el Año Cincuenta, en el Año del Jubileo actualizado en el Día Postrero.
Es actualizado ese Año Cincuenta en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino para todos los escogidos de Dios; y luego será actualizado para el resto de los seres humanos que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, será actualizado luego del Reino Milenial.
Pero para los escogidos de Dios, por cuanto ellos están en un campo espiritual, y en ellos se cumplen fiestas, se actualizan fiestas en el campo espiritual, miren, antes de llegar la eternidad (después del Reino Milenial), para nosotros llega en este tiempo final, porque en nosotros se refleja la eternidad, se refleja en la Edad de la Piedra Angular. Por eso la Edad de la Piedra Angular es la Edad Eterna, que refleja la eternidad.
Y, por consiguiente, con los que estarán en la Edad de la Piedra Angular y tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, toman en el Día Postrero de la Fuente del Agua de la Vida, reciben la Fuente para luego poder tomar de Ella; y recibirán la plenitud del Espíritu de Dios en el Día Postrero; y todos seremos transformados, y estaremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así seremos restaurados a la vida eterna, a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída; seremos restaurados a toda la herencia divina que Adán y Eva perdieron en la caída, pero que en este tiempo final será restaurada a todos los escogidos de Dios, a los herederos de Dios y coherederos con nuestro amado Señor Jesucristo.
Cristo como heredero de Dios en el Día Postrero, luego de ya haber realizado Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en el Día Postrero, en el séptimo milenio, y en la Edad de la Piedra Angular, sale del Trono de Intercesión y reclama todo lo que Él redimió con Su Sangre preciosa, para traer la restauración de todas las cosas a todos los hijos e hijas de Dios.
Y ser restaurados a la vida eterna con un cuerpo eterno, y ser restaurados a la herencia de Dios en toda Su plenitud; y tener un cuerpo eterno, un espíritu eterno; y nuestra alma vivir eternamente en ese cuerpo teofánico eterno, y en ese cuerpo físico eterno también, que será un cuerpo físico interdimensional, en el cual viviremos por toda la eternidad a imagen y semejanza de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso es tan importante LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA, porque es la Fuente del Agua de la vida eterna, para poder tomar de Ella y vivir eternamente.
Durante las edades pasadas hemos recibido vida eterna; pero en cuanto al cuerpo físico, el cuerpo físico, vean ustedes, no recibió vida eterna, y por eso han estado muriendo los cuerpos físicos de todos los hijos e hijas de Dios de las edades pasadas. Pero para el Día Postrero recibiremos vida eterna físicamente también, recibiremos una transformación de nuestros cuerpos, y entonces tendremos el cuerpo eterno, y estaremos con vida eterna en nuestra alma y en nuestro cuerpo también, para vivir por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo.
Por eso es tan importante la Primera y Segunda Venida de la Fuente del Agua de la Vida: Jesucristo nuestro amado Salvador, el Cordero de Dios en Su Primera Venida y el León de la tribu de Judá en Su Segunda Venida.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA”.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, la Fuente del Agua de la Vida, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos recibamos la plenitud del Espíritu de Cristo, seamos todos transformados, y tengamos el cuerpo eterno y vivamos por toda la eternidad. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo, la Fuente del Agua de la vida eterna. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes.
Dejo nuevamente con nosotros al ministro aquí presente para continuar, al reverendo Sergio, lo dejo con todos nosotros en estos momentos, para continuar y finalizar así conforme a como está programada esta actividad, y pasar a las demás cosas que tengan así programadas.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde.
Y recuerden: Siempre tomando del Agua de la vida eterna, siempre tomando de la Fuente que es Jesucristo; siempre tomando de Jesucristo, de la Fuente del Agua de la vida eterna.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“LA FUENTE DEL AGUA DE LA VIDA”.
[Revisión octubre 2022 – RM-DM]
1 San Juan 3:3
2 Levítico 25:1-13