La Obra de la Cosecha en el fin del siglo

Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes, obreros en esta hora, trabajadores en la Obra de Cristo de este Día Postrero, reunidos aquí en Cayey, Puerto Rico, y también allá en Venezuela (¿en Valencia es?), en Arenosa de Valencia.

Que las bendiciones de Jesucristo sean sobre cada uno de ustedes los aquí presentes, y los reunidos también allá en Arenosa, Venezuela. Que Dios les bendiga, les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero, en este tiempo en donde se lleva a cabo la Obra de la Cosecha del fin del siglo y del Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Miguel, que Dios te bendiga grandemente a ti y a todos los ministros que están reunidos ahí en Venezuela, y que Dios les use grandemente en Su Obra, como también a los aquí presentes; y que Él nos abra más Escrituras correspondientes a este Día Postrero para poder comprenderlas, y que así se cumplan esas Escrituras; porque para cumplirse las profecías, para cumplirse lo que Dios le ha prometido a Su pueblo, lo tiene que creer; y para creerlo, Dios le permite luz para que lo pueda oír, lo pueda entender allá en su alma y en todo su ser; y así se convierta en una realidad, se haga carne en cada uno de nosotros.

Es para mí una bendición grande estar con ustedes aquí en Cayey, Puerto Rico, y con ustedes también allá a través de la línea telefónica en Venezuela.

En este tiempo, como hemos visto, estamos viendo LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO Y EN EL DÍA POSTRERO, de la cual habló Cristo en San Mateo… primero en San Mateo, capítulo 13, verso 30 al 43, donde nos dijo de la siguiente manera, dice:

“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.

Y en el capítulo 13 también, verso 36 al 43, explicando Cristo la parábola, cuando le dijeron: “Explícanos la parábola”, dice:

“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”.

Ahora podemos ver que esta es una promesa para ser cumplida ¿cuándo? En el tiempo final, o sea, en el fin del siglo. Y en el tiempo en que se esté viendo la cizaña siendo amontonada, y se esté viendo el trigo siendo recogido, y se esté viendo el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre: se estará viviendo en el fin del siglo, del cual habló Cristo aquí en esta parábola; y el trigo, dice que será recogido…

En San Mateo, capítulo 3, nos habla también San Juan el Bautista, diciendo… capítulo 3, versos… vamos a ver aquí: verso 7 en adelante, del capítulo 3 de San Mateo, dice así el profeta Juan el Bautista:

“Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,

y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”.

Ahora, vean cómo aquí también Juan el Bautista nos habla de la Obra del recogimiento del trigo; Obra que está señalada para ser llevada a cabo en el Día Postrero, en donde se lleva a cabo la Cosecha, y donde el trigo es colocado en el granero de Dios.

Ahora, nosotros estamos viviendo en el fin del tiempo o fin del siglo, como nos habló nuestro Señor Jesucristo. En el fin del siglo, de acuerdo al calendario que se usa entre los gentiles, estamos viviendo en el 1998, y dentro de unos dos años llegaremos al año 2000, en donde se completan los 2000 años de Cristo hacia acá, y donde (según el calendario de los gentiles) se llega al final del siglo XX y se llega al final de los 2000 años de Cristo hacia acá.

Y ahora, vean ustedes cómo, conforme al calendario de los gentiles, estamos viviendo en el fin del siglo, en el fin del siglo XX, pues está llegando a su final (está a ley de muy pocos años); pero vean, tenemos que tomar en consideración estas profecías que hablan del fin del siglo.

Vean, en San Mateo también, capítulo 13, verso 47 al 50, Jesucristo habló nuevamente del fin del siglo, diciendo:

“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Ahora podemos ver cómo también en esta parábola Cristo habla del fin del siglo, Él dice que los Ángeles siendo enviados para llevar a cabo esta labor, corresponde al tiempo del fin del siglo.

O sea que la señal grande de que la humanidad estaría viviendo en el fin del siglo, ¿sería qué? La presencia de los Ángeles del Hijo del Hombre, la presencia de los ministerios de los Dos Olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías; ministerios que Cristo en Espíritu Santo estará manifestando en el Día Postrero a través de carne humana; y por medio de esos ministerios estará llamando y juntando a todos Sus escogidos, como dice en San Mateo 24, verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos”.

Y también Cristo nos enseñó en San Mateo, capítulo 16, versos 27 al 28, que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles. Dondequiera que esté el Hijo del Hombre, que es Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, ahí estarán los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías; porque los Ángeles vienen con el Hijo del Hombre, y donde esté el Hijo del Hombre manifestado, Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, ahí estarán también manifestados los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías. Dice:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”. Ahora vean, la Venida del Hijo del Hombre es en Su Reino y a Su Reino, es a Su Iglesia, que es el Reino de Dios o Reino de los Cielos; y encontramos que es la Iglesia del Señor Jesucristo que tendrá la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en el Día Postrero, o sea, en el fin del siglo, para la Obra de la Cosecha; Obra que estará llevando a cabo el Hijo del Hombre con Sus Ángeles, conforme a las profecías.

Por eso encontramos que en el Monte de la Transfiguración, Cristo allí estuvo mostrándole a Pedro, Jacobo y Juan la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino; y por cuanto Él dijo que vendría con Sus Ángeles, aparecieron allí Sus Ángeles, que son Moisés y Elías1. Son los ministerios de Moisés y Elías los que estarán en el Día Postrero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, conforme a Sus promesas, y estará manifestado con estos ministerios, operándolos también en medio de Su Iglesia.

O sea que la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en el tiempo final, en el fin del siglo, tendrá la etapa más gloriosa de todas sus etapas, tendrá la Etapa de Oro, que será la etapa de la Edad de la Piedra Angular, donde la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles será una realidad para la gran cosecha o recogimiento de todos los escogidos de Dios. Y habrá muchos ministros que serán llenos del conocimiento de este Programa Divino profético correspondiente al Día Postrero, y estarán trabajando brazo a brazo con el ministerio de Jesucristo en Espíritu Santo, el ministerio del Hijo del Hombre manifestando también los ministerios de Sus Ángeles, los ministerios de Moisés y Elías.

Por eso es que Cristo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Para que así Su Iglesia obtenga el conocimiento de todo lo que estará sucediendo en el fin del siglo, en el cual ya nosotros estamos viviendo; y así obtenga el conocimiento de toda esta Obra Divina correspondiente al Día Postrero y al fin del siglo, que es LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO Y EL DÍA POSTRERO, o sea, séptimo milenio. Esta es la Obra correspondiente a este tiempo final, para el recogimiento de todos los hijos e hijas de Dios.

Y así como se llevó a cabo la Obra del llamado de los hijos e hijas de Dios en cada edad, en el territorio correspondiente a cada edad donde se cumplió cada edad…

Por ejemplo, la primera edad entre los gentiles fue la edad representada en la iglesia de Éfeso, y esa edad se cumplió en Asia Menor, y su mensajero fue San Pablo; luego la segunda etapa o edad fue la edad representada en la iglesia de Esmirna, y su mensajero fue Ireneo, y esa edad se cumplió en Francia; y así por el estilo encontramos que hubo en diferentes territorios, diferentes naciones, una edad siendo cumplida: En Asia Menor la primera; la segunda en Francia (Francia, un territorio de Europa); la tercera también en Francia y otro territorio; y así por el estilo encontramos que hubo cinco territorios allá en Europa, que fueron el cumplimiento de la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta edad de la Iglesia gentil.

En el territorio europeo se cumplieron (¿cuántas edades?) cinco edades o cinco etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo; y por eso allí Dios envió esos cinco ángeles mensajeros, en donde estaba el Espíritu de Cristo manifestado; porque esa manifestación del Espíritu de Cristo en esos cinco ángeles mensajeros, más en San Pablo (el primer ángel mensajero), más en el séptimo ángel mensajero, el reverendo William Branham: son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra2</a>; son esas siete manifestaciones del Espíritu Santo, del Espíritu de Dios recorriendo toda la Tierra, por Asia Menor, Europa y Norteamérica.

Y esos fueron los hombres ungidos por el Espíritu de Dios para esas siete etapas o edades de la Iglesia gentil. Fueron San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y nuestro amado hermano William Marrion Branham.

En Norteamérica se cumplió la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil; y por eso en Norteamérica fue que Dios levantó al reverendo William Branham: nació en Norteamérica, y por medio de él cumplió Su Programa correspondiente a la séptima edad de la Iglesia gentil.

Luego encontramos que la Edad de Laodicea ha llegado a su final. ¿Y luego qué queda para los seres humanos? Pues queda la parte más importante, que es la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular.

Y por eso, en la trayectoria del Espíritu de Dios, de Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Pilar de Fuego, en Su trayectoria, miren ustedes, comenzó en la tierra de Israel, luego pasó a Asia Menor, luego pasó a Europa, luego pasó a Norteamérica; y todo esto moviéndose en cada ángel mensajero. Fue pasando de un mensajero a otro, y de un territorio a otro, y de una edad a otra.

Y ahora, luego de Su séptima manifestación a través del reverendo William Branham en la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, y luego en la brecha entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular; luego de eso ¿hacia dónde se fue el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, la Columna de Fuego, que es Jesucristo en Espíritu Santo? ¿Hacia dónde se fue? Pues se fue hacia la América Latina y el Caribe.

Y por eso la América Latina y el Caribe es el territorio donde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular, y donde —por consiguiente— ha surgido el llamado de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, ha surgido el llamado de la Trompeta Final llamando y juntando a los escogidos de Dios en este tiempo final, en la Gran Cosecha del fin del siglo. Ahora vean lo sencillo que ha sido todo.

Por eso es que para la América Latina y el Caribe estaba la promesa de Jesús cuando dijo:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Ese Ángel Mensajero es un profeta mensajero, el profeta de la Dispensación del Reino con el Mensaje del Evangelio del Reino, para la Edad de la Piedra Angular y para la Dispensación del Reino.

Y ahora, nadie sabía dónde aparecería ese Ángel del Señor Jesucristo, ese mensajero de Jesucristo; pero ahora, por medio del Plano Divino, hemos visto cómo ese Plano Divino se ha ido cumpliendo en la tierra de Israel, en Asia Menor, en Europa, luego Norteamérica. Y ahora, el secreto estaba: dónde se cumpliría esta etapa final. Y ahora hemos visto que le tocaría a la América Latina y el Caribe.

Es el mismo plano que encontramos en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Ese es el plano que fue usado, porque ese es el plano que representa el Templo que está en el Cielo. Por eso el templo que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó Moisés son tipo y figura tanto del Templo que está en el Cielo como también de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Nuevo Templo el cual Cristo ha estado construyendo.

Y así como en el occidente, o sea, en el oeste, el tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón tenían el lugar santísimo, así también en el Templo espiritual de Cristo —que es Su Iglesia— el Lugar Santísimo estaría en el occidente.

Las siete etapas o edades de la Iglesia gentil corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, y la Edad de la Piedra Angular corresponde al Lugar Santísimo.

Y ahora, vean ustedes en qué parte del Templo espiritual de Cristo se encuentra la América Latina y el Caribe; y los escogidos de este Día Postrero miren dónde se encuentran en el Templo espiritual del Señor Jesucristo. Por eso es que la promesa de ser transformados es para los escogidos del Día Postrero, para los escogidos del fin del siglo, que estarían en el Día Postrero, en la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en una nueva dispensación; así como encontramos que las siete edades de la Iglesia gentil estuvieron en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, bajo la Dispensación de la Gracia; y así podemos ver cómo fueron colocados en ese Lugar Santo los escogidos de las edades pasadas.

Pero ahora Él está llamando y juntando a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en una nueva dispensación: la Dispensación del Reino; para así todos recibir la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este Día Postrero, la revelación de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo.

Así como hemos recibido la fe para obtener el nuevo nacimiento, para ser transformados interiormente; y de un cuerpo espiritual, de un espíritu del mundo, obtener luego un espíritu del Cielo, un espíritu o cuerpo teofánico de la sexta dimensión, por medio de obtener la revelación, la fe, de esa transformación interior, que es la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Ninguna persona puede obtener el nuevo nacimiento sin creer en Cristo como su Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo.

Y ninguna persona podrá ser transformada estando vivo, sin ver y creer la Segunda Venida de Cristo; porque la fe para el rapto gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Él dijo [San Juan 14:2-3]:

“… voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.

Y por eso Él nos llama y nos junta en la Edad de la Piedra Angular, donde la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final estaría para ser transformada y raptada, conforme a la promesa de Jesucristo. Ninguna persona que esté viviendo en el tiempo final y esté en otra etapa, en otra edad, podrá ser transformada.

Como en la Primera Venida de Cristo: la promesa del nuevo nacimiento, vean ustedes, era para aquellos que creerían en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. No importaba, o no importa, si las personas eran creyentes en Moisés y su Mensaje; eso estaba bueno, pero solamente con eso no era suficiente para obtener el nuevo nacimiento. Y no solamente con creer en Juan el Bautista y su bautismo, y ser bautizado por Juan, no solamente con eso era suficiente para recibir el nuevo nacimiento. Se requería recibir la Primera Venida de Cristo y creer en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Los discípulos de Juan el Bautista, encontramos que creyeron en Juan el Bautista y su Mensaje, y creyeron que después de Juan el Bautista vendría otro profeta, el cual sería el Mesías, del cual Juan dijo que no era digno de desatar la correa de Su calzado3</a>; pero no todos los discípulos de Juan el Bautista siguieron a Jesús, el hombre al cual Juan le estaba precursando, al cual Juan le estaba preparando el camino; excepto un grupo de los discípulos de Juan, como Juan el apóstol y como Andrés hermano de Pedro:

Ellos, cuando escucharon a Juan decir: “He aquí el Cordero de Dios”, ¿qué hicieron? Pues dejaron a Juan y siguieron a Jesús4. Ahora, no fue que despreciaron a Juan, ni que dejaron de creer en Juan, sino que fueron buenos creyentes de Juan.

Y los que se quedaron con Juan, pues no comprendían la bendición tan grande de la venida del precursor y del precursado.

Un precursor es para preparar el camino, pero el precursor dice: “El que viene después de mí es más grande que yo”. “A Él le conviene crecer y a mí menguar”5, dijo Juan el Bautista.

Entonces, ¿a quién hay que seguir? Primero hay que seguir al precursor, ver lo que él está diciendo, y luego seguir al precursado; porque viene para preparar al pueblo para que pueda recibir al precursado.

Los que siguieron a Jesús hicieron bien. No fue que menospreciaron a Juan, sino que obtuvieron una buena preparación y entendieron que Juan vino para preparar al pueblo para que creyeran en Aquel que vendría después de Juan el Bautista.

San Pablo así lo enseñó también en el libro de los Hechos, capítulo 19, cuando se encontró con unos discípulos de Juan el Bautista. Capítulo 19 del libro de los Hechos, verso 1 en adelante, dice:

“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos,

les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo”.

Ahora, vean ustedes para qué es el Mensaje de un precursor: para enseñarle al pueblo que después de él viene otro, y para que crean en el que vendrá después de él.

Y los que creyeron en Jesús (el cual vino después de Juan el Bautista), luego que Jesús murió, resucitó y ascendió al Cielo, luego el Día de Pentecostés ¿quiénes fueron los que recibieron el Espíritu Santo? Los que habían creído (¿en quién?) en Jesús.

Muchos de ellos habían sido discípulos de Juan también, pero luego siguieron (luego de seguir al precursor), luego siguieron al precursado. Y de los que recibieron el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, no hubo ninguno (que había sido seguidor de Juan el Bautista) que no hubiera recibido a Jesús. Los seguidores de Juan el Bautista que no siguieron a Jesús no recibieron el Espíritu Santo el Día de Pentecostés.

Por eso San Pablo se encuentra con un grupo de ellos, muchos años después, y les pregunta si habían recibido el Espíritu Santo, y ellos dicen: “Ni sabemos que hay Espíritu Santo”6. Miren lo atrasados que estaban estos discípulos de Juan el Bautista.

Y para poder recibir el Espíritu Santo, vean ustedes, tenían que creer en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; solamente con creer en Juan no era suficiente.

Y para el Día Postrero tenemos la promesa que todos seremos transformados, todos seremos llenos de la plenitud del Espíritu Santo; y no bastará con ser solamente un creyente y seguidor del precursor de la Segunda Venida de Cristo, sino que será un requisito creer también en la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá en Su Obra de Reclamo. Esos son los que serán transformados en este Día Postrero, serán llenos de la plenitud del Espíritu Santo; más los muertos en Cristo que han de resucitar: los muertos en Cristo de las edades pasadas resucitarán en cuerpos eternos.

Ahora, vean ustedes cómo para este tiempo final Dios está llamando y juntando a Sus escogidos en la Obra de la Cosecha del fin del siglo o en el fin del siglo, y también del Día Postrero.

Y nosotros hemos sido privilegiados en ser elegidos por Dios para ser obreros en Su Obra de la Cosecha del fin del siglo, para trabajar brazo a brazo con el ministerio de Jesucristo, el Ángel del Pacto, que en este tiempo final estaría operándolo (ese ministerio) en este tiempo final en medio de Su Iglesia, y estaría manifestando los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez; esos son los ministerios para la Cosecha en el fin del siglo.

Y todos nosotros, brazo a brazo con esos ministerios, estaríamos en este tiempo final trabajando en la gran Obra de la Cosecha en el fin del siglo. Así que somos personas privilegiadas, ministros privilegiados, obreros privilegiados en este Día Postrero y en este tiempo final o fin del siglo.

Estamos en la Obra más importante que se está llevando a cabo en este planeta Tierra. No hay otra obra más importante en este planeta Tierra que LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO, en el cual nosotros estamos viviendo.

Esta es la Obra de Cristo, de Dios, prometida para este tiempo final; y nos ha tocado a nosotros en la América Latina y el Caribe ser las personas beneficiadas con LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO.

Así que trabajemos en Su Obra con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón, con entusiasmo, con entendimiento, y sin límite de tiempo, y sin límite de horarios, sin límite de nada; trabajando con toda nuestra alma, porque estamos trabajando en la Obra más importante que se está llevando a cabo en este planeta Tierra, para ser recogido cada escogido, ser transformado y luego ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Cuando seamos transformados y los muertos en Cristo estén resucitados habrá una manifestación muy grande de parte de Dios, y Dios va a estremecer este mundo como nunca antes lo ha hecho; o sea que será una forma única: como nunca antes lo ha hecho, Dios lo va a hacer en este tiempo. Y todas las manifestaciones grandes de Dios de otras edades y dispensaciones, vendrán a ser tipo y figura de lo que Dios hará en este tiempo final.

El mundo entero, el planeta Tierra completo, será estremecido con esa manifestación de Dios en toda Su plenitud en Su Iglesia en este Día Postrero.

Así que cuando seamos transformados y los muertos en Cristo estén resucitados en cuerpos eternos, lo que fue visto en Jesús (que fue una manifestación en toda Su plenitud, de Dios), será visto en cada uno de los escogidos de Dios; y todos bajo el liderato de Jesucristo, el Ángel del Pacto, en Su manifestación final.

Y no solamente los que estamos vivos estaremos bajo el liderato de Jesucristo en Espíritu Santo en este Día Postrero en Su manifestación final, sino que también estarán bajo ese liderato los santos de las edades pasadas, que resucitarán con sus ángeles mensajeros. O sea que no van a resucitar, cada ángel mensajero con su grupo, y decir: “Bueno, yo tengo que hacer esto y tengo que hacer lo otro”, no; estarán sujetos a la cabeza, que es Cristo en la Edad de la Piedra Angular y en Su manifestación final; y se unirán a nosotros para trabajar en lo que haya que trabajar.

Y esa es la multitud con la cual, vean ustedes, dice la Escritura que vendrá el Hijo del Hombre: vendrá con Sus santos millares, que son Sus escogidos, Su Iglesia; en Daniel habla de eso7 y en otros lugares más8</a>; y también en Apocalipsis 19, también ese grupo son los escogidos de Dios, ese poderoso Ejército.

Ahora, vean ustedes cómo habrá sobre este planeta Tierra un grupo de seres humanos que llegarán a la perfección, llegarán a ser iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, a imagen y semejanza del Señor Jesucristo.

Y cuando ya estemos perfectos, con el cuerpo eterno, y seamos iguales a nuestro Señor Jesucristo, ya las limitaciones ahí desaparecerán; y estará completa la Familia de Dios, la nueva raza que Él ha estado creando de etapa en etapa, de edad en edad; y que para el Día Postrero, vean ustedes, llama y junta a Sus últimos escogidos, y crea el cuerpo teofánico de cada uno de ellos; y luego lo que falta es que Él cree el cuerpo físico para los muertos en Cristo, y el cuerpo físico para cada uno de nosotros los que vivimos. Y nosotros, sin ver muerte, recibiremos el nuevo cuerpo, seremos transformados de mortales a inmortales, y entonces se completará esa labor de creación de la nueva raza que viene por medio de Jesucristo el segundo Adán.

Esa nueva raza, vean ustedes, está siendo creada, y esa Obra de Creación en este tiempo final llegará a su perfección en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio. Y por primera vez en la historia de la raza humana, habrá en este planeta Tierra un grupo de hijos e hijas de Dios perfectos, con cuerpos eternos. Lo que vimos en uno solo, en Jesús, será visto en este tiempo final en millones de hijos e hijas de Dios; esto es incluyendo a los santos de las edades pasadas.

Así que vean ustedes LA OBRA DE LA COSECHA DEL FIN DEL SIGLO, vean ustedes para qué es la Obra de la Cosecha del fin del siglo: es para que todos lleguemos a la perfección en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio (si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, pues ya estamos en el séptimo milenio).

Ahora, ¿cuándo ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo? No lo sabemos. ¿Cuándo ocurrirá la transformación nuestra? No lo sabemos; pero va a ocurrir, porque es una promesa de Jesucristo, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.

Ahora, vean ustedes cómo esta promesa va a ser cumplida a nosotros en este Día Postrero, en este tiempo final. ¿Cuándo será? ¿En qué año? No lo sabemos, pero en alguno de los años por los cuales hemos de pasar ha de cumplirse esa promesa en toda Su plenitud; porque ya está en proceso de cumplimiento; pero la parte culminante de esa promesa, que será la transformación nuestra con la resurrección de los muertos en Cristo, ocurrirá en alguno de los años por los cuales nosotros tenemos que pasar.

En cada año que hemos estado viviendo en el presente, hemos estado esperando nuestra transformación, porque es una promesa para nosotros.

Y Dios no puede cumplir una promesa para alguien que no la está esperando. Si una persona dice: “No, yo creo que esa promesa de la transformación va a ser para otras personas que vendrán en otra generación”, esa persona no puede recibir la transformación, porque no lo cree; y si no lo cree, ¿cómo Dios le va a cumplir una promesa que no cree una persona?

Por eso es que los escogidos del Día Postrero estarían creyendo esa promesa, y así estarían recibiendo (¿qué?) la revelación para ser transformados y raptados, estarían recibiendo la revelación del Séptimo Sello; y con esa revelación del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo, obtendríamos así la fe, la revelación, para ser transformados y raptados.

Vean ustedes, a través de las edades se predicó que viene una resurrección de los muertos en Cristo y una transformación de los que viven, pero en ninguna de las edades pasadas se cumplió esa promesa. Y el misterio es que para esa transformación de los que vivimos y esa resurrección de los muertos, la revelación, la fe de la Segunda Venida de Cristo, tenía que estar vigente aquí en la Tierra.

Tenían que obtener la revelación de la Segunda Venida de Cristo los escogidos de Dios; y así obtener el Programa Divino, el conocimiento del Programa Divino correspondiente a la Segunda Venida de Cristo; y creerlo con toda su alma para obtener los beneficios de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; y así los derechos que tienen los escogidos de Dios serles (esos derechos) cumplidos, esos derechos serles de parte de Dios cumplidos; y obtener así la transformación de sus cuerpos los que estamos vivos, la transformación de nuestros cuerpos, y los muertos en Cristo recibir la resurrección en cuerpos eternos.

Miren lo sencillo que es todo en el Programa Divino. Se habla de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, y se habla de resurrección de los muertos en Cristo y de la transformación de nosotros los que vivimos. Y miren en “Cisternas rotas”, página 35, lo que dice el reverendo William Branham que es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta o Séptima Trompeta, y lo que es el Séptimo Sello; dice9:

“‘… porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’ La sexta ya ha sonado. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Sonará, y los muertos se levantarán primero’. Solo es un descanso hasta ese momento”.

Ahora vean lo que será la Trompeta Final o Séptima Trompeta, de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante; y de Primera de Corintios, capítulo 15, versos 50 al 55; y de Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 al 17.

Esa Trompeta Final o última Trompeta o Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, pues es la misma cosa: es la Venida del Señor. Y “sonará” esa Séptima Trompeta, o sea, sonará la Segunda Venida de Cristo, el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo, que es el Mensaje del Evangelio del Reino dando a conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo.

Con la predicación del Evangelio del Reino revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo, ¿está sonando qué? La Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante; ¿está sonando qué? La Trompeta Final, la Trompeta del Año del Jubileo, la Trompeta del Mensaje del Evangelio del Reino, para llamar y juntar a todos los escogidos, y luego venir la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Esa es la Obra que hace esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta en este Día Postrero, en “LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO”.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, obreros de este tiempo final, y colaboradores aquí en Puerto Rico; y también con ustedes allá en Venezuela a través de la línea telefónica.

Que Dios les bendiga grandemente y les use grandemente en Su Obra, en LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO en el cual vivimos, y sean llamados y juntados todos los escogidos de Dios, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Sigan adelante trabajando y buscando hasta que consigamos todos los escogidos, hasta que llegue hasta el último de los escogidos; y entonces se completará el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular; y luego los muertos en Cristo resucitarán primero, y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo que desearon vivir los siete ángeles mensajeros y los profetas del Antiguo Testamento. Estamos en el tiempo más glorioso de todos: el tiempo de la Edad de la Piedra Angular en el fin del siglo. Y a nosotros nos ha tocado ese privilegio; y de estar dentro de la Edad de la Piedra Angular, y en el territorio donde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular.

Que Dios los bendiga grandemente a todos ustedes presentes, y los que están a través de la línea telefónica en Venezuela; y les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero.

Y para los que están allá en la línea telefónica, para ustedes, así como Julio (nuestro hermano Julio) les recordó de ese eclipse que ocurrirá dentro de poco… Vean ustedes, cuando nuestro hermano Branham habló en el 1964, en el mensaje “Reconociendo el día y su Mensaje” (esto es algo adicional aquí que les quiero decir), dice de la siguiente manera… dice en la página 5 y 6 y 7, nos habla acerca de esto, en este mensaje “Reconociendo el día y su Mensaje”, dice10:

26… cuando predicamos sobre Las Siete Edades de la Iglesia, fueron tan perfectas que el mismo Espíritu Santo bajó entre nosotros y lo vindicó (o sea, lo confirmó)<em>; ha sido puesto en los periódicos a través de la nación. Él lo ha mostrado en la Luna y en los cielos; y lo probó a nosotros meses antes, exactamente en la manera que sería, perfectamente. Aquí mismo en el tabernáculo lo mostró. Él lo hizo conocer en el tiempo, en la Luna y en el Sol. Él lo hizo conocer en respecto a las naciones en este tiempo: cuando el jerarca de Roma fue a Palestina (o sea, a Israel)<em>; se supone que es el primer papa que fuera allí desde que murió Pedro, quien ellos afirman fue su primer papa.

27 Luego en este tabernáculo, antes de que fueran revelados los Siete Sellos que contenían los misterios.

No conociendo lo que estaba dibujando en el pizarrón, concerniente a las Edades de la Iglesia, por cuanto lo dibujé por una visión11</a>; y no sabía que Dios, un año y seis meses más tarde lo iba a vindicar en los cielos, por la Luna, y mostrarlo a través de la nación en los periódicos. Yo no sabía eso. Yo no sabía que habría un oscurecimiento misterioso en la Luna, para representar esta Edad de Laodicea.

28 En los periódicos usted sólo vio las seis edades. Esto es porque la Edad de la Laodicea fue oscurecida completamente. Note usted la aplicación espiritual (como Dios lo fijó en los cielos); como usted puede ver, cuando yo lo dibujé aquí en la Tierra dejé apenas un poquito de luz. Esto fue inmediatamente antes de que los elegidos fueran llamados de la Tierra, esta es la razón por lo cual lo puse así para la séptima edad de la Iglesia. Pero cuando Dios lo puso en los cielos, estaba totalmente oscurecida; esto quiere decir que quizás el último ha sido llamado, de la Edad de Laodicea”.

Pero, ¿qué de la edad nuestra? De la edad nuestra como que todavía no había comenzado el llamado; pero de la Edad de Laodicea, dice:

“… esto quiere decir que quizás el último ha sido llamado, de la edad de Laodicea; no lo sabemos ciertamente. Quizás habrá un sermón sobre esto”.

Ahora, vamos a dejar esto quietecito aquí, porque estas12 son las seis fotos que tomaron de la luna en ese tiempo; y la última pues salió oscura, la cual pues ahí no está colocada.

Luego él habla también acerca de la nube, de los ángeles que aparecieron en el cielo; y él también aquí, y en otros mensajes, dice que allí en esa nube de ángeles está representada la Novia del Señor; y allí pues está completa, porque allí están los siete ángeles mensajeros de las siete edades y otro Ángel que era muy diferente a los demás.

Y aquí en la Tierra se completa la Iglesia del Señor Jesucristo con nuestra edad; porque no puede haber una pirámide perfecta si no tiene la Piedra Angular, y no puede haber un Templo perfecto si no tiene la Piedra Angular de ese Templo, que es el Lugar Santísimo, donde Dios habita.

Bueno, esto fue alguito aquí, como diríamos “el postre”. Pero recuerden que en estos días vamos a tener un eclipse que se verá en el Caribe y parte de la América Latina también; y parte de Estados Unidos: la parte sur, quizás, de Estados Unidos, y quizás parte oeste de Estados Unidos.

Ahora, quizás en algún momento les diré algo acerca de ese eclipse; pero recuerden que siempre en el cielo ocurren cosas que luego las vemos aquí materializadas en la Tierra; cosas que están en proceso para ser cumplidas.

En estos días, como hemos visto, y como estuvo hablando con ustedes nuestro hermano Julio, nuevamente encontramos que el papa ha hecho una visita, pero ahora no a la tierra de Israel en estos días, sino a la isla caribeña de Cuba; y ahora vendrá, vean ustedes, una señal en el cielo. Así que vamos a dejar eso quietecito ahí por ahora; pero en algún mensaje veremos con detalles lo que estas cosas, que serán vistas en cielo, estarán representando. Así que vamos a dejar esto quietecito por ahora.

El sol, recuerden, aunque pase por algún eclipse, luego sale de nuevo y sigue alumbrando. Así que vamos a ver más adelante acerca de estas cosas.

Que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde. Y adelante trabajando en LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO, en el cual nosotros estamos viviendo.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y Dios les continúe bendiciendo a todos.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín, para ya decir aquí (para los que estamos aquí presentes y para los que están en Venezuela) las últimas palabras de esta partecita especial que hemos tenido con ustedes, los que están allá en Venezuela, lo cual ustedes han compartido con nosotros y nosotros con ustedes, en este compañerismo de “LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO”.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos; y adelante, Miguel.

“LA OBRA DE LA COSECHA EN EL FIN DEL SIGLO”.

[Revisión agosto 2021]

1 San Mateo 17:1-3, San Marcos 9:2-4, San Lucas 9:28-31

 

2 Zacarías 3:9, 4:2; Apocalipsis 1:4, 1:16, 1:20, 2:1, 3:1, 4:5, 5:6

 

3 San Mateo 3:11, San Lucas 3:16, San Juan 1:27

 

4 San Juan 1:29 y 1:35-37

 

5 San Juan 3:30

 

6 Hechos 19:2-4

 

7 Daniel 7:10

 

8 Judas 1:14, Apocalipsis 5:11

 

9 SPN64-0726E “Cisternas rotas”, pág. 33, párr. 158 – Citas, pág. 130, párr. 1164

 

10 SPN64-0726M “Reconociendo Tu Día Y Su Mensaje”, pág. 6, párrs. 26-28

 

11 Diagrama que aparece en las primeras hojas del libro de Las Siete Edades de la Iglesia.

 

12 Las Edades – “La Edad de Laodicea”, pág. 404

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