Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador. Es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para saludarles y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Aprovecho la oportunidad para expresarles mi aprecio y agradecimiento por todo lo que han estado haciendo en pro del proyecto La Carpa Catedral y sus terrenos allá en Puerto Rico, proyecto que está basado en promesas divinas y, por consiguiente, en la voluntad de Dios.
El proyecto de la Carpa Catedral, que vio el reverendo William Branham, es un proyecto divino, pues fue ese el lugar donde él vio la culminación final del Programa Divino, donde vio al Ángel que lo acompañaba yendo al cuartito pequeño, y donde vio también la Columna de Fuego que fue a ese cuartito pequeño; y donde entraban los enfermos, los que tenían problemas físicos, y salían sanados[1].
O sea que en el proyecto divino, vean ustedes, hay cosas que tienen que ser construidas, que tienen que ser hechas, en donde el pueblo tiene que estar reunido, y donde Dios se encontrará manifestado en medio de Su pueblo, pues Él dijo que habitará en medio de Su pueblo.
Y Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”[2]. Y si Él estará, y Él es el que estará obrando, y el que les dijo a Sus discípulos: “Ustedes serán llevados ante reyes, ante gobernantes y ante otras personas. Y ustedes, cuando suceda esto, no piensen qué van a decir. El Espíritu Santo (o sea, el mismo Cristo) pondrá (o pondré) en vuestras bocas lo que han de decir”[3]. Por lo tanto, lo que hablarían sería Palabra de Dios.
Y ahora, si Cristo ha estado y está, Él continuará estando en medio de Su pueblo. Él es el que ha estado haciendo la Obra por medio de Sus diferentes instrumentos, velos de carne que Él ha enviado de edad en edad; y con ese mensajero ha estado un grupo de ministros y de creyentes, trabajando en esa labor que Dios ha tenido en cada etapa de Su Iglesia; y así es para nuestro tiempo.
Y ahora, el apóstol Pedro hablándonos acerca de la predicación del Evangelio de Cristo, nos dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 10 al 12:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”.
¿Quién anunciaba los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos? El Espíritu de Cristo que estaba en ellos, o sea, el Ángel del Pacto.
“A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”.
El Evangelio de Cristo, vean ustedes, Pedro dice que ha sido anunciado por los que han predicado el Evangelio por el Espíritu Santo.
Y ahora, en San Mateo, capítulo… Y en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, dice:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
Ahí el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, ha estado en esos mensajeros, en los apóstoles y diferentes mensajeros que han predicado el Evangelio por medio del Espíritu Santo.
Y ahora, San Mateo, capítulo 24, verso 14, dice:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
“LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO”.
Así como la predicación del Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, el Evangelio de Salvación, ha sido predicado por medio del Espíritu Santo, por aquellos que han predicado el Evangelio ungidos por el Espíritu Santo, y ha traído muchos seres a los Pies de Cristo; ha sido predicado para salvación y vida eterna de millones de seres humanos.
Por eso San Pablo nos habla del “Evangelio de nuestra salvación”[4], y también nos habla del “Evangelio de la Gracia de Dios”[5]. Y nos habla del “Evangelio como poder de Dios, para salvación a todo aquel que en Él cree; al judío primeramente y también al griego”. De eso es que nos habló en Romanos, capítulo 1, versos 16 al 17.
Y ahora, no nos avergonzamos del Evangelio de Cristo y de predicarlo, porque es poder de Dios para salvación a judíos y también a gentiles. Porque por medio del Evangelio se abre el Programa Divino para los seres humanos, para que así obtengan el conocimiento de cómo recibir la salvación y vida eterna.
Y ahora, el Evangelio de la Gracia, vean ustedes, es para la restauración del ser humano al Reino de Dios. Es predicado el Evangelio para efectuarse una restauración, en donde el ser humano es restaurado al Reino de Dios; Reino que está en la esfera espiritual. Y para entrar a ese Reino, Cristo dice a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, versos 1 al 6: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios”.
El Evangelio es el Agua; y por consiguiente, se predica, cae esa lluvia. Y entonces, así como nacen las plantas a causa de la lluvia, para lo cual es enviada: para que la simiente surja, nazca; vean ustedes: nacen las personas en el Reino de Dios, del Agua y del Espíritu: reciben la lluvia del agua de la primera lluvia, la Lluvia Temprana del Evangelio de Cristo; y el Espíritu de Cristo, la Vida, surge esa vida en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios, que está en la esfera espiritual; para luego, más adelante, cuando venga la Lluvia de la enseñanza Tardía, la Lluvia del Evangelio de Cristo para el Reino, o sea, la Lluvia del Evangelio del Reino, para la Venida y establecimiento del Reino de Dios en la Tierra…
Vean ustedes, la predicación del Evangelio del Reino es para la restauración de todas las cosas en la esfera física, como era en el tiempo de Adán y Eva antes de la caída, y como era el reino también en el tiempo de David y de Salomón, en donde fue la Edad de Oro del pueblo hebreo.
Y ahora, el Evangelio del Reino se predica para que se efectúe la restauración física del Reino de Dios en la Tierra, que será la restauración del Reino de David. Por eso dentro de la predicación del Evangelio del Reino estaremos escuchando todos estos misterios del rey David como el octavo hijo de Isaí.
Los hermanos mayores a David, aunque podían ser muy buenos y de buena estatura y de mucha sabiduría, ninguno de ellos fue calificado para ser el que sería colocado como rey en lugar de Saúl, el cual no cumplió con la voluntad de Dios.
Y ahora, tenía que ser una persona conforme al corazón de Dios; y cuando Dios dice que va a tener una persona conforme a Su corazón, pues Él lo va a traer a existencia. Él no puede decir que va a tener o va a haber una persona conforme a Su corazón sin Él obrar para que venga.
Por lo tanto, si será conforme al corazón de Dios, entonces será profeta, tendrá las dos consciencias juntas, y los pensamientos de Dios serán trasladados al corazón de esa persona; y estará pensando en la forma de Dios; y por lo tanto, estará pensando y trabajando en los proyectos que están en la mente de Dios, de los cuales Dios ha hablado por medio de otros profetas.
Vean ustedes, David siendo el octavo hijo, y siendo que todos los hijos de Isaí son tipo y figura de los diferentes mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia, Su Iglesia entre los gentiles, entonces vean ustedes hasta dónde llega ese Programa Divino que fue reflejado allá en Isaí y sus hijos.
David tenía que aceptar el reto del enfrentamiento con Goliat; y Goliat tipifica al anticristo. Así que, miren hasta dónde y por dónde va a moverse todo este Programa Divino para el tiempo final, en donde habrá un enfrentamiento con el anticristo, que es el Goliat moderno, el cual tratará (el anticristo) de obtener la victoria y conquistar al pueblo hebreo.
Recuerden que lo que estaba en juego era, en el tiempo de David y Goliat, estaba en juego el reino. Si Goliat le ganaba a la persona que Israel enviara, que Saúl enviara, entonces todo Israel pertenecería al reino de Goliat: a los filisteos, al reino al cual pertenecía Goliat. Pero si ganaba el que enviara Saúl, entonces todos los filisteos pertenecerían a Israel, o sea, estarían bajo el gobierno, dominio, de Israel como siervos.
Y el rey Saúl, como él mismo no se atrevía a ir, estaba ofreciendo la oportunidad; aparentemente muy bondadoso, ofreciéndole la oportunidad al que quisiera del pueblo: a ir a pelear, pero era porque él mismo tenía miedo; y aun siendo Saúl tan alto, grande y fuerte…, de tal forma que la Escritura dice que Saúl era tan alto que era…, que de la…, que el más alto de Israel (las personas más altas), de todas las personas más altas, Saúl era más alto que todos ellos de aquí hacia arriba; o sea que el más alto le llegaba al hombro como mucho. Y tenía que haber personas altas allá.
Así que cuando usted ve los jugadores de baloncesto, de basket, principalmente de Norteamérica y países así europeos, que son tan altos, que miden mucho más de dos metros, usted puede tener una idea; pero Saúl era más alto que todos ellos.
Así que miren lo alto que era Saúl. Pero se encontró con uno más alto que él, y ahí tuvo miedo; y era guerrero también; y entonces pues ahí ya para Saúl las cosas estaban complicadas.
Pero algunas veces algunas personas piensan: “Bueno, para uno alto: uno más alto”. Pero para Dios, vean, funciona de otra forma: “Para uno más alto: Dios, que es el más alto de todos”, usando un velo, no importa que sea bajito. Y David, al lado de sus hermanos, era bajito; y al lado de Saúl, más bajito; y al lado de Goliat, pues un enano o menos que un enano.
[Hno. Miguel: Era un muchachito].
Sí. Goliat dijo que le enviaron un muchacho con piedras y palos; pero él no vio a la persona grande que estaba en David, el cual era Dios; el cual, desde que había sido ungido por Samuel, el Espíritu de Dios comenzó a manifestarse en él, vino a él. Y vean, peleaba contra un león o contra un oso, y ganaba; pero era el Espíritu de Dios a través de él obteniendo esas victorias.
Y ahora… Vean, tenía unas características muy buenas: conforme al corazón de Dios, un hombre espiritual, era pastor de ovejas —o sea que en esas ovejas estaban tipificados los hijos de Israel—, y así por el estilo. Por lo tanto, sabía pastorear las ovejas, tenerles el alimento y el agua a tiempo. En esa forma Dios lo estuvo preparando, para luego darle las ovejas humanas, personas, para que las pastoreara también.
Y ahora, David fue bendecido por Dios, aunque pasó mucho trabajo: tuvo que luchar, aun se le convirtió en enemigo el mismo rey: luego de ver que Dios estaba con él, en vez de ponerse de parte de David se puso en contra[6]. Porque hay personas que Dios las ha usado, y después por alguna cosa ya Dios no los usa más, y usa a otra persona, y se ponen celosos; y piensan: “Si Dios no me usa a mí, entonces no puede usar a otra persona”. Como si la persona fuera la que decidiera; y el que decide es Dios.
Más bien, cuando vemos que Dios usa a una persona, más bien tenemos que ayudarlo para que Dios lo use más, y para que la Obra de Dios crezca, y Dios tenga siempre la victoria usando a esa persona.
Ahora, encontramos que David después de cierto tiempo, ya con unos 30 años…, vean, pasaron años desde que mató a Goliat hasta que logró sentarse en el trono. Y no fue rey sobre todo Israel; primero sobre Judá y Benjamín por 7 años[7]; y después fue que las otras diez tribus pidieron que fuera rey sobre ellos también: vieron que Dios era con David[8].
Y ahora, fue establecido el reino sobre todo Israel con las doce tribus por unos 33 años, digamos, más los 7 anteriores: 40 años fue rey, gobernó David sobre el pueblo hebreo[9]. Y después Salomón, ¿unos 40 años más también, Miguel? 40 años más[10]. Ese fue un tiempo (80 años) de bendición divina.
Ahora, encontramos que por causa de algunas cosas incorrectas que hizo Salomón, Dios dijo que iba a romper el reino, dividirlo, pero no en los días de Salomón, por amor a David, sino en los días de Roboam, hijo de Salomón. Y en los días del rey Roboam, Dios entregó a Jeroboam (un descendiente de Efraín) diez tribus[11].
Recuerden que la Bendición de la Primogenitura estaba ¿dónde? En Efraín; y por consiguiente, en la tribu de José. Y la tribu de José, o José como patriarca, tiene dos tribus, que son: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés.
Y ahora… Vean, esas dos tribus también pertenecen al reino del norte, son… La tribu de Efraín es cabeza del reino del norte, como Judá es cabeza del reino del sur.
Y Dios le dijo a Jeroboam que le haría casa si él obedecía, como había hecho David, que fue obediente[12]; y eso es, “darle casa” o “hacerle casa”, es dinastía, ser – su dinastía ser para siempre. Pero cometió el mismo pecado que cometió el pueblo allá en Horeb: que hicieron un becerro de oro; y ahora Jeroboam le hace dos, para que no fueran a Jerusalén a adorar, porque entonces podían volverse a Roboam rey de Judá, y matarían a Jeroboam[13].
Pero esto muestra que no creyó y no confió en Dios. Si confiaba en Dios, no se tornaba a la idolatría y Dios lo iba a respaldar. Y su dinastía, los que gobernarían ese reino del norte, serían descendientes siempre de Jeroboam; como los descendientes del reino de Judá siempre son descendientes del rey David.
Ahora, la restauración de ese Reino está prometida para ser llevada a cabo. Ya por muchos siglos, ni siquiera el reino de Judá ha estado en pie, sino que el pueblo hebreo quedó sin monarquía funcionando. Pero la promesa es que será restaurada la monarquía para el pueblo hebreo; y ahí es que estarán todas las bendiciones divinas para el pueblo hebreo y para todas las naciones.
Ahí está el secreto para la paz, prosperidad, justicia social y felicidad de la familia humana. De ese Reino de David, que será restaurado por el Mesías-Príncipe, depende el futuro de la familia humana; eso es de lo que da testimonio la Escritura.
Por eso cuando le preguntan a Jesús, Sus discípulos, luego de bajar del Monte de la Transfiguración y sacar fuera un espíritu lunático de un joven, luego los discípulos se acercan a Jesús y le preguntan también por qué no pudieron echar fuera el demonio, y Él les dice: “Este espíritu no sale sino con oración y ayuno”[14].
Y también le preguntan, le dicen: “¿No dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?”. Jesús les dice: “A la verdad, Elías vendrá primero, y restaurará todas las cosas. Mas yo os digo que ya Elías vino e hicieron de él todo lo que quisieron… – y no lo conocieron e hicieron de él todo lo que quisieron”. (San Mateo, capítulo 17, versos 10 al 13).
Aun cuando están en el Monte de la Transfiguración aparece Elías a un lado de Jesús, y Moisés a otro lado. Y aquella visión que estaba siendo mostrada allí era nada menos que la Venida del Reino, mostrada en esa visión, y su establecimiento, para lo cual estará Moisés y Elías y el Mesías.
Esa es la promesa que también Cristo dio en el capítulo 16, versos 26 al 28 [San Mateo], cuando nos dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras”.
Y ahora, la Venida del Reino de Dios y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra está prometido tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Y en los días de Jesús, ellos estaban esperando al Mesías como Rey para la restauración del Reino de David, que es el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo.
Por eso cuando Salomón se sentó en el Trono de David, dice la Escritura que se sentó en el Trono de Dios, el Trono de Dios sobre el Reino de Israel. O sea que el Trono del Reino de Dios con el pueblo hebreo es el Trono de David, y el Reino de Dios para el pueblo hebreo es el Reino de David. Y solamente se puede sentar ahí un descendiente del rey David, uno de la dinastía de David.
Por eso también para los días de Jesús era bastante complicada la situación de los saduceos y de los fariseos, y del Concilio del Sanedrín y del sumo sacerdote; porque Jesús, siendo un descendiente del rey David, era un príncipe. Y ellos sabían que el pueblo estaba esperando un príncipe, y estaban reconociendo que ese príncipe era Jesús, un descendiente del rey David.
Ellos trataron de hacer creer a la gente que Jesús no era descendiente del rey David cuando decían que Jesús era samaritano y tenía demonios[15], y cuando decían también que era de Galilea, de allá de Nazaret: “¿Y qué de bueno puede salir de allá de Nazaret? (¡y mucho menos un príncipe, un descendiente de David!)”[16].
Pero vean, Dios estaba escondiendo al Mesías, porque trataron de matarlo desde que nació. Y murieron muchos niños allá en Belén de Judea cuando estaban buscando al Mesías, y pensaron que matando a todos los niños de dos años hacia abajo estaría el Mesías entre ellos y moriría, y ya esa profecía y el anhelo del corazón del pueblo hebreo iba a desaparecer.
Pero Dios lo escondió, se lo llevó para Egipto; y después, cuando ya murió Herodes, le dijo el Ángel a José que volviera a la tierra de Israel[17].
Y ahora, estas persecuciones contra el pueblo hebreo que han acontecido durante la Inquisición y durante el Holocausto, ¿no estarían buscando lo mismo? Roma estaba buscando en los días del nacimiento de Jesús, Roma a través de Herodes, estaba buscando al Mesías para matarlo.
La esperanza del pueblo hebreo está basada en la Venida del Mesías para la restauración de todas las cosas, la restauración del Reino de David, en el cual todas las cosas serán restauradas; porque será restaurado el Reino de Dios en la Tierra. Dios estará reinando a través de un hombre: el Mesías-Príncipe; (y ahora…); y por consiguiente, también, tanto la teocracia como la monarquía estarán ahí, porque también un hombre estará reinando para Dios.
Y ahora, para que pueda surgir o realizarse ese gran evento, tiene que suceder como ha estado sucediendo para la restauración del Reino de Dios en la esfera espiritual, en donde millones de seres humanos han estado entrando al Reino de Dios al nacer del Agua y del Espíritu; porque en la predicación del Evangelio de la Gracia es que está la revelación divina de cómo los seres humanos pueden entrar al Reino de Dios. Se proclama bajo la predicación del Evangelio de la Gracia para la persona ser restaurada a la vida eterna; para la persona, por consiguiente, tener restaurada en su alma la vida eterna, con todas las cosas que están en la vida eterna.
Y ahora, para la restauración del Reino de Dios físicamente se requiere la predicación del Evangelio del Reino, de la cual Cristo dijo y – de la cual Cristo predicaba y Juan el Bautista, ellos predicaban el Evangelio del Reino; por eso encontramos a Jesús hablando tanto del Reino y a Juan el Bautista también, el cual decía: “El Reino de Dios está cerca”[18], y también Jesús[19].
Y ahora, en las profecías de Jesús, encontramos en San Mateo 24 y San Lucas, capítulo 21, que habrá señales que precederán a la venida y establecimiento o restauración del Reino de Dios en la Tierra. Y Él dice que cuando veamos esas cosas suceder, dice: “Erguíos y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.
Y luego sigue diciendo, ahí mismo en San Lucas, capítulo 21, que es el pasaje que les estoy citando, dice…, capítulo 21, verso 25 en adelante, dice:
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas”.
Han acontecido muchos maremotos y tsunamis, y también terremotos y muchas cosas, pero para este tiempo se han ido aumentando. Y ahora, con el calentamiento global, la naturaleza ha estado siendo alterada y se están derritiendo los polos, la nieve de los polos, y eso causa que el nivel del mar suba; y por consiguiente, va llegando más adentro de las costas; y puede llegar el momento que las costas desaparezcan de todos los países, y también las islas.
Y hay profecías que Dios dice que dará el pago a los de las costas[20], y dice también que toda isla va a huir[21] cuando ocurra un terremoto grande que está prometido en el libro del Apocalipsis, y también en el libro del profeta Isaías y otros profetas. Dice que estremecerá no solamente la Tierra, sino el Cielo también o los Cielos también. Eso está por ahí en la carta a los Hebreos, capítulo 12, versos 18 al 29; y en Hageo, capítulo 2, verso 5 al 7.
Ahora, continuamos aquí leyendo, dice:
“… desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra…”.
Y en la actualidad los seres humanos están preocupados, tanto con las cosas que están aconteciéndole a la naturaleza, al planeta Tierra, y también a las naciones con el problema económico que ha surgido.
“… porque las potencias de los cielos serán conmovidas (¿Ven?).
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.
La redención del cuerpo, que es la transformación para los que estamos vivos, y para los muertos en Cristo: la resurrección en cuerpos eternos.
“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles (la higuera es Israel, y los demás árboles son las demás naciones).
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca (ya vimos a Israel surgiendo como un Estado libre y soberano).
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”.
Y ahora, “el verano está cerca” lo que significa es: el Reino de Dios está cerca. Es en el tiempo del verano que se lleva a cabo la cosecha; y es para el tiempo del verano que está prometida la cosecha del trigo y de la cizaña.
Para lo cual, dice que enviará (¿qué?) Sus Ángeles. Por lo tanto, es el tiempo para el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los Dos Olivos, los Dos Candeleros, los cuales son los ministerios de Moisés y Elías en medio de la Iglesia y luego en medio del pueblo hebreo.
“Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”.
O sea que está cerca el Reino de David; va a ser restaurado por el Mesías-Príncipe, el Príncipe que está prometido en Isaías, capítulo 9, versos 6 al 7. Y se tiene que estar predicando el Evangelio del Reino, anunciándose todas estas cosas que comenzó a anunciar Juan el Bautista y Jesús.
Y cuando murió Jesucristo, ahí se detuvo la predicación del Evangelio del Reino; y luego, el Día de Pentecostés, se comenzó a predicar el Evangelio de la Gracia. Pero la promesa es que será predicado el Evangelio del Reino, este Evangelio del Reino (el que predicaba Jesús), a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
Bajo la predicación del Evangelio del Reino se estará anunciando esa restauración del Reino de Dios, que es la restauración del Reino de David, y por consiguiente muchas personas y naciones escucharán y creerán.
¿Cuál ha sido el problema con Israel y la predicación del Evangelio de la Gracia? Que Dios trata con Israel como nación; y por consiguiente, no es bajo la predicación del Evangelio de la Gracia que Israel va a ser restaurado en el Reino de Dios, sino bajo la predicación del Evangelio del Reino.
Ahí está el secreto del por qué los predicadores con el Evangelio de la Gracia no han podido convertir al pueblo hebreo, como nación, a Cristo. Es bajo la predicación del Evangelio del Reino, que es la Lluvia Tardía, que Dios va a despertar a Israel para su entrada al Reino de Dios, para Israel ser restaurado al Reino de Dios, que es el Reino de David; y ser restaurado el Trono de David, y sentarse en el Trono de David el Mesías-Príncipe.
Así que todo se estará preparando cuando se esté escuchando la predicación del Evangelio del Reino. Muchas personas reconocerán que esa era la predicación de Juan el Bautista y de Jesucristo, y por consiguiente reconocerán que será la continuación de la predicación de Cristo, el cual predicaba el Evangelio del Reino.
Bajo esa predicación estará el ministerio de Elías predicando, anunciando la paz imperecedera que Dios ha prometido para Su pueblo Israel, y la cual está prometida para ser otorgada al pueblo hebreo en el Reino del Mesías.
Israel, desde que fue establecida como una nación libre y soberana, como un Estado libre y soberano, en el 1948, no ha tenido paz; pero sabe que la paz la va a recibir en el Reino del Mesías; y por consiguiente, no será bajo la democracia, sino bajo la monarquía. Será para bendición no solamente de los hebreos, no solamente de los judíos, sino para todo el Medio Oriente, todas esas naciones del Medio Oriente, y para todas las naciones de la Tierra que entrarán al Reino del Mesías; y por consiguiente, estarán creyendo en la predicación del Evangelio del Reino.
Ahí es, y bajo esa predicación, es que entra Israel como nación, para entrar al Reino de Dios, que será restaurado; y eso será en el tiempo de la restauración de todas las cosas de las cuales Dios habló, tiempo también para la Venida del Mesías.
“LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO”, que será predicado por testimonio a todas las naciones; o sea, un Mensaje para Israel como nación y para los otros pueblos como naciones.
Y así como entran bajo el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia, las personas al Reino de Dios, al Reino de Cristo, que está en la esfera espiritual, entran como individuos; así también, bajo la predicación del Evangelio del Reino de Dios entrarán naciones para formar parte de ese Reino del Mesías.
Y eso es la Gran Trompeta o Trompeta de Dios que estará sonando; esa es la predicación del Evangelio del Reino que estará siendo proclamado en el Día Postrero. Los Dos Olivos estarán trayendo el Evangelio del Reino. El Mesías-Príncipe, Su Mensaje será el Evangelio del Reino, porque es para la restauración del Reino de Dios en la Tierra.
Por eso cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo será – se convertirá en el León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores; y por eso tendrá en Su vestidura y en Su muslo escrito un Nombre que ninguno conoce, el cual es: “Rey de reyes y Señor de señores”. Tendrá el Nombre como Rey.
“Tiene un Nombre que ninguno conoce, el cual es: El Verbo de Dios”[22]. Y el Verbo es el Ángel del Pacto, es Cristo, el cual se hizo carne y tuvo Su Nombre en Él.
El mismo Nombre del Padre fue colocado en el Ángel del Pacto, que acompañaba a Moisés y al pueblo hebreo; y por eso Dios le dice: “He aquí Yo envío Mi Ángel delante de ti, el cual te guardará y te introducirá en la tierra que Yo he prometido”. Vamos a leerlo para que lo tengan exactamente como lo dice: capítulo 23, verso 20 en adelante, del libro del Éxodo, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde (no le seas rebelde); porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti…”.
Y ahora, vean dónde Dios colocó Su Nombre: en Su Ángel, que es el Ángel del Pacto, el cual es Cristo. ¿Dónde Dios colocó Su Nombre? En Cristo. Y luego, cuando el Verbo se hizo carne, Dios colocó Su Nombre en el velo de carne. Por eso Cristo dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre”. San Juan, capítulo 5, verso (por ahí) 43 por ahí, al 45. Vamos a dar el…, para que lo tengan también ahí. 43:
“Yo he venido en nombre de mi Padre” (Juan 5:43).
Por eso Jesús, cuando iba a hacer algún milagro no tenía que estar diciendo: “En el Nombre de Dios o en Nombre de Jehová”; no usaba ningún Nombre porque Él lo tenía, estaba en Él. Igual que el Ángel de Dios, ¿ven?, el Nombre estaba en Él; por lo tanto, todo lo que hacía estaba hecho en ese Nombre, porque llevaba Su Nombre.
Y ahora, encontramos que Él dice que será enviado el Espíritu Santo, que el Padre lo enviará, ¿en qué Nombre? En el Nombre de Jesucristo.
Por eso cuando le aparece allá a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, y cae Saulo de Tarso del caballo, aquella Luz y de aquella Luz más fuerte que el sol sale una Voz que dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y Saulo sabiendo que ese era el mismo Dios que le había aparecido a Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, era el Ángel del Pacto, ahora le pregunta: “Señor, ¿quién eres?”. Y Él le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”[23].
Es que el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es el mismo Nombre, y son las mismas cuatro consonantes que le fueron dadas a Moisés, y que Moisés escuchó cómo se pronuncia ese Nombre[24].
Pero la cosa no llega hasta ahí. Él envía a Sus discípulos a predicar en Su Nombre y también a bautizar en Su Nombre. Cualquier persona dice: “No, pero Él dijo: ‘En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’”. Es que es el mismo Nombre. El Nombre del Padre fue colocado en el Ángel del Pacto; y luego el Nombre del Ángel del Pacto, que es el Nombre del Padre, fue colocado en el velo de carne llamado Yeshúa o Jesús.
Y ahora, sabiendo que el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Señor Jesucristo, los discípulos pues bautizaban en esa forma, usando el Nombre del Señor.
Y ahora, ellos hacían todas las cosas en el Nombre del Señor Jesucristo. San Pablo decía: “Y todo lo que hagáis, ya sea de palabras o de hechos, hacedlo todo en el Nombre de Jesucristo, o en el Nombre del Señor Jesucristo”. Y eso es hacerlo todo en el Nombre de Dios, que es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Si Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y Dios es uno, pues uno también es Su Nombre. La Biblia dice: “Y uno Su Nombre”. Zacarías también, capítulo 14, verso 9, dice: “Y en aquel día el Señor será Rey sobre toda la Tierra. Y el Señor será uno, y uno Su Nombre”.
Pero vean ustedes, Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17… Recuerde que es Cristo, el Ángel del Pacto, en el libro del Apocalipsis hablando, por lo cual Él dice: “El que tiene oído…, o el que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
¿Ven? Era Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, como Él dijo que estaría: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Y por consiguiente, en el fin Él estará hablando bajo la predicación del Evangelio del Reino; lo que tenemos que conseguir es el instrumento que Él estará usando, y entonces estaremos escuchando la Voz de Cristo predicándonos por medio de carne humana el Evangelio del Reino.
Y ahora, Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 2 [verso 17]: “Al que venciere, yo le daré a comer…”.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
Una promesa para el Vencedor.
Y ahora, pasando al capítulo 3 del Apocalipsis, verso 12:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
Y ahora, la promesa aquí es que Cristo va a escribir sobre el Vencedor el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo.
En la Visión de la Carpa, cuando el reverendo William Branham la tuvo, él dice: “¿En esta manifestación (quiere decir cuando esté el cumplimiento de la Visión de la Carpa) será el tiempo en que va a ser dado a conocer el Nombre de Dios en una forma nueva?”[25]. Y también le dice el Ángel en una ocasión, y él lo explica cuando está explicando la Visión de la Carpa: “¿Recuerdas el nombre que tú buscabas cuando tuviste la Visión de la Carpa?”[26]. O sea que hay un nombre envuelto en la promesa de la Visión de la Carpa.
Y por consiguiente, va a estar ahí manifestado ese nombre que él buscaba, y que será el Nombre de Dios en una forma nueva, que estará siendo revelado, en donde Dios estará revelando Su Nombre en una forma nueva.
Por lo tanto, vamos comprendiendo por qué podrán ocurrir esas maravillas bajo el cumplimiento de la Visión de la Carpa: porque ahí estará Dios y la manifestación del Nombre de Dios; todo va a llegar a su cumplimiento en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahí es donde se estarán abriendo, dando a conocer, todo lo relacionado a las Trompetas y a las Plagas; y en donde —por medio de la revelación del Séptimo Sello, que estará siendo abierto al público— los escogidos, la Novia recibirá la fe, la revelación para transformación y rapto; porque se necesitan esos Truenos, que son nada menos que la Voz de Dios hablando en una forma consecutiva, la Voz de Cristo, el Ángel del Pacto, hablando consecutivamente. Eso lo muestra Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante.
Y estará abriendo el misterio del Séptimo Sello, dándolo a conocer públicamente, el misterio por cuya causa hubo silencio en el Cielo como por media hora, el misterio de la Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Por eso en Apocalipsis, capítulo 10, Cristo, ese Ángel Fuerte que desciende del Cielo clama como cuando ruge un león y siete truenos emiten sus voces. Es la Voz de Cristo, la Gran Voz de Trompeta, la Voz de Dios, la Voz de Arcángel, hablándole a Su Iglesia y abriéndole estos misterios correspondientes al tiempo final.
Y todo lo que esté contenido bajo el Séptimo Sello lo va a saber la Iglesia-Novia, que va a ser transformada.
Ahí estará también el misterio del Nombre Nuevo del Señor; porque Su Venida, dice el reverendo William Branham: “Ahora, yo lo veo a Él viniendo con un Nombre Nuevo”. Miren cómo tiene que esperar la Iglesia la Venida del Señor.
No va a haber problema para los judíos porque ellos no quieren el nombre Jesús, porque bajo el nombre Jesús en la Inquisición fueron perseguidos. Así que con los judíos no va a haber problema, porque ellos están esperando la Venida del Mesías con el Nombre de Dios; y el Nombre de Dios va a estar en el cumplimiento de la Venida del Mesías para los judíos.
El nombre del Mesías será el Nombre de Dios, el mismo Nombre que le fue revelado a Moisés; pero Dios esconde Sus misterios y Su Nombre cuando Él lo quiere esconder; y sabe cómo hacerlo.
Así que estamos tranquilos, sabemos que para el cumplimiento de la Visión de la Carpa ahí va a estar el Nombre de Dios, el Nombre Nuevo del Señor, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios; todo eso va a estar ahí manifestado.
Nos toca a nosotros entonces tener la Carpa; porque estamos esperando las bendiciones que van a ser dadas por Dios en el cumplimiento de la Visión de la Carpa, pues personas espirituales e inteligentes espiritualmente, ¿qué tratarían de hacer todos? Pues que la Carpa sea en el país de ellos, o en el continente de ellos, y de que el idioma pues sea el de ellos.
Y cuando el pueblo del territorio, del continente donde vaya a ser cumplida esta Visión de la Carpa, se den cuenta que será en su territorio, ¿qué van a hacer? A estar trabajando en pro del proyecto de esa Carpa Catedral que fue mostrada al reverendo William Branham.
Así que tenemos que entender estas cosas y saber que las cosas físicas nos toca a nosotros llevarlas a cabo; y Dios se encarga de Su parte; nosotros: de la que nos es dada para llevar a cabo.
Así que estaremos trabajando haciendo un esfuerzo mayor.
Miren, cuando las situaciones se ponen difíciles es que hay que hacer un esfuerzo mayor. Por ejemplo, una mujer que esté embarazada hace su esfuerzo para caminar porque pesa más, y un sinnúmero de otras cosas que no hacía cuando no estaba embarazada. Pero cuando le toca dar a luz es que tiene que hacer el esfuerzo mayor; hasta el médico le dice, y las enfermeras: “¡Haz fuerza!”, es un esfuerzo mayor; porque sin un esfuerzo no va a nacer el niño. Y por consiguiente, es en el momento más difícil: en donde está con dolores; ¿y pedirle ahora que haga fuerza, más fuerza y más fuerza, un esfuerzo mayor? Pero es así.
Y ahora que estamos en tiempos en que la humanidad está con dolores de parto para dar a luz un mundo nuevo, para dar a luz el Reino Milenial, es que tenemos que hacer un esfuerzo mayor para que nazcan, vengan a existencia, las cosas que están prometidas que Dios estará realizando; pero tiene que usar seres humanos.
Así que, como instrumentos de Dios, nos dejamos usar junto a nuestras congregaciones para que nazca, que venga a la luz, la Visión de la Carpa, y que venga a la luz todo lo que ha sido prometido que Dios hará en el cumplimiento de la Visión de la Carpa.
¿Por qué lo estamos haciendo? Porque lo creemos. ¿Por qué no lo hacen otras personas en otros continentes? Porque no lo creen; si lo creyeran lo tendrían hecho hace tiempo.
Así que es una obra de fe. Por la fe, la revelación; por la fe, porque lo creemos, es que lo hacemos. Y que Dios sea el que obre cuando esté hecho. Tampoco tenemos limitaciones en cuanto a eso.
Dios obrará porque Él lo ha prometido, y obrará en una Carpa Catedral gigante; y ahí estará la presencia de Dios, la presencia de la Columna de Fuego, la presencia también del Ángel que acompañaba al reverendo William Branham, la presencia del Ángel que ha estado en medio de Su pueblo, el Ángel del Pacto, Cristo; todas esas bendiciones estarán allí. Y allí yo voy a estar también.
Algunos de ustedes de vez en cuando irán, estarán allí también, y otras veces estarán a través de la transmisión; porque no es para que todos se vayan para el mismo lugar, excepto en un tiempo: cuando estén transformados.
Cuando estemos transformados, ya pues vamos a estar juntos, ya sea todos los días o algunos días; o quién sabe si Cristo nos tendrá a todos en un solo sitio, y ya los que eran de un país ya no estarán en ese país, sino que estarán en el lugar donde Cristo esté con los resucitados y con los que vivan en el territorio donde Él esté.
Así que hay grandes bendiciones para nosotros. Y por cuanto todo eso está ligado también al Reino de Dios, pues bajo la predicación del Evangelio del Reino todas esas cosas son dadas a conocer, todo lo relacionado al Reino y su restauración.
Y como la parte de la transformación es también física, entonces bajo la predicación del Evangelio del Reino se estará hablando lo que se requiere para recibir esa fe, esa revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Bajo la predicación del Evangelio de la Gracia no se recibe la fe para ser transformados; se recibe la fe para una transformación espiritual y una entrada al Reino espiritual de Cristo, al Reino que está en la esfera espiritual. Pero para una transformación física se requiere la predicación del Evangelio del Reino, que estará revelando el misterio del Séptimo Sello; así como la predicación del Evangelio de la Gracia revela el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención. Tan simple como eso.
Bueno, con lo que hemos hablado tenemos un cuadro claro de lo que es la predicación del Evangelio del Reino. Y es el Evangelio que predicaba Juan el Bautista y predicaba Jesús, en donde hablaba del Reino de Dios. Y ese es el Mensaje que estará llamando también a los escogidos en medio del cristianismo y a los escogidos del pueblo hebreo.
Que Dios les bendiga y les guarde, les use grandemente en Su Obra en este tiempo final junto a sus congregaciones, y les prospere espiritualmente y materialmente; y les recompense por lo que están haciendo en pro del proyecto La Carpa Catedral y sus terrenos, allá en Puerto Rico. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Bueno, nos veremos ya dentro de pocas horas, en la actividad que ya está programada para las 5:00 de la tarde, hora… ¿ecuatoriana o inglesa?, inglesa y alemana. ¿Cuál es la más exacta, Miguel?
[Hno. Miguel: Inglesa, la inglesa; pero aquí estamos usando la ecuatoriana].
O sea que…, porque cuando en Inglaterra son las 5:00, ¿acá qué hora es, Miguel? Así que la hora inglesa es por la exactitud: dicen “a las 5:00” y ya a las 5:00 comienzan, están allí y comienzan. Por lo tanto, tendría uno que estar a las 4:00 para conseguir asiento. Si uno quiere tener los asientos del frente, pues no puede esperar que se los guarden, y usted llegar a las 5:30 y tenerlos ahí. El que quiere buen lugar tiene que llegar tempranito, antes que otro tome ese lugar.
Bueno, pues para tener primera clase en los aviones hay que pagar el precio, ¿verdad? Y acá el precio es llegar temprano.
Bueno, para el cumplimiento de la Visión de la Carpa nadie les tendrá que decir que lleguen temprano, porque todos van a llegar demasiado temprano; a tal grado que ya muchas horas antes de comenzar ya estará lleno el lugar. Pero recuerden que será gradualmente, nadie tiene que pensar que en la primera actividad va a estar lleno. Recuerden…; ojalá y esté lleno la primera, y todo el tiempo esté lleno; pero recuerden que las cosas son progresivas.
Para usted tener la estatura que tiene, le tomó por lo menos 16 a 17 años, póngale 18 años, y con esa ha permanecido; y cuando ya pasa de 60 comienza a perder de esa estatura gradualmente también, pero no tanto, pero se pierde alguna estatura.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde; y nos veremos a las 5:00 de la tarde, Dios mediante, allá en el auditorio que ya ustedes conocen, allá en la iglesia.
Dios les bendiga y les guarde, y con nosotros nuevamente el misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín.
“LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO”.
[Revisión agosto 2024]
[1] Citas, pág. 13, párr. 98; pág. 14, párr. 103; pág. 39, párr. 321
[2] San Mateo 28:19-20
[3] San Marcos 13:9-11, San Lucas 21:10-15
[4] Efesios 1:13
[5] Hechos 20:24
[6] 1 Samuel 18:6-29
[7] 2 Samuel 2:11
[8] 2 Samuel 5:1-5, 1 Crónicas 11:1-3
[9] 1 Reyes 2:11, 1 Crónicas 29:26-27
[10] 1 Reyes 11:42
[11] 1 Reyes 11:29-37
[12] 1 Reyes 11:38
[13] 1 Reyes 12:25-33
[14] San Mateo 17:14-21, San Marcos 9:14-29
[15] San Juan 8:48
[16] San Juan 1:45-46, 7:40-52
[17] San Mateo 2:13-23
[18] San Mateo 3:1-2
[19] San Mateo 4:12-17, San Marcos 1:14-15
[20] Isaías 59:18
[21] Apocalipsis 6:14
[22] Apocalipsis 19:11-16
[23] Hechos 9:3-5, 22:6-8, 26:12-15
[24] Éxodo 3:13-15, 33:18-23, 34:5
[25] Citas, pág. 26, párr. 216
[26] Citas, pág. 40, párr. 321