Muy buenas tardes, compañeros, ministros en el Cuerpo Místico de Jesucristo. Es un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión.
Agradezco a cada uno de ustedes, ministros, junto a vuestras congregaciones, toda la colaboración que han estado dando a Cayey, o sea, a la iglesia en Cayey, a La Carpa en Cayey, para la compra y también los pagos de las mensualidades del terreno que se obtuvo, y también para la compra del nuevo auditorio o carpa que se ha de obtener. Que Dios les bendiga grandemente y a vuestras congregaciones también, a todos los hermanos de vuestras congregaciones, y les prospere espiritualmente y materialmente, abundantemente; y añada más almas a vuestras congregaciones.
La Escritura nos dice que “en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra”. Eso está en el libro del Génesis, capítulo 1, versos 1 en adelante; dice:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue (así) la tarde y la mañana un día”.
Podemos ver que Dios habló, y las cosas vinieron a existencia; esa es la forma en que Dios trae a existencia todas las cosas.
Todos los atributos de Dios tienen que venir a manifestación por medio de la Palabra creadora siendo hablada. Y tenemos que ver la trayectoria de la Palabra creadora para poder escuchar esa Palabra creadora en nuestro tiempo, y poder ver lo que estará hablando, y ver cómo van a estar siendo cumplidas todas esas cosas que serán habladas.
“LA TRAYECTORIA DE LA PALABRA CREADORA”.
Esa Palabra creadora es la Palabra de Dios, es la Voz de Dios para cada edad y para cada dispensación.
Todo lo que Dios crea ha sido por medio de la Palabra creadora; por lo tanto, todo lo que Dios estará haciendo en nuestro tiempo tiene que ser hablado primero. Y por lo tanto tenemos que —en la trayectoria de la Palabra creadora— saber dónde nos encontramos, para saber dónde Dios estará hablando esa Palabra creadora.
Tenemos que saber qué dispensación corresponde a nuestro tiempo, y también tenemos que saber el tiempo para el entrelace dispensacional que corresponde a este tiempo final, en donde dos dispensaciones se estarían entrelazando: la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia; para lo cual, la Palabra creadora de Dios estará siendo hablada para producir ese entrelace dispensacional.
También tenemos que comprender las edades y la trayectoria de la Palabra creadora en cada una de esas edades, así como ha sido Su trayectoria a través de las dispensaciones.
Encontramos que la Palabra creadora de Dios contiene los pensamientos divinos; o sea que es el pensamiento divino siendo hablado para cada edad y para cada dispensación. Esos atributos divinos tienen que ser manifestados, para lo cual la Palabra creadora tiene que ser hablada en cada edad y en cada dispensación para que se manifiesten esos atributos divinos.
Encontramos que la Palabra creadora de Dios ha estado en Cristo, el Ángel del Pacto. Cristo en Su cuerpo angelical es el Ángel del Pacto del Antiguo Testamento. Y por eso es que Dios habló a través de Su Ángel, el Ángel del Pacto; la Creación fue realizada por el mismo Dios hablando a través del Ángel del Pacto.
Y toda la Obra que Dios ha realizado ha sido por medio de la Palabra creadora siendo hablada por Dios a través de Su Ángel, el Ángel del Pacto; por esa causa lo encontramos en todo el Antiguo Testamento apareciendo a diferentes hombres de Dios.
Luego encontramos que Dios, estando en Su Ángel, en ese cuerpo angelical, entró a diferentes hombres, profetas, y a través de ellos habló; colocó Su Palabra creadora en el corazón, la mente y la boca de esos hombres de Dios, de esos mensajeros; y por consiguiente, lo que ellos hablaban de parte de Dios era nada menos que la Palabra creadora de Dios; era Dios en ellos hablando esa Palabra creadora, para producir aquello que estaba siendo hablado. Por eso la Palabra de Dios no puede fallar; los Cielos y la Tierra pasarán, pero la Palabra de Dios no[1].
Encontramos, en la trayectoria de esa Palabra creadora de Dios, Su manifestación a través de los diferentes profetas. Por eso esos profetas hablaban y luego las cosas acontecían; hablaban cosas para el momento en que ellos vivían y otras para tiempos futuros, los cuales vienen a ser profecías.
Y ahora, en la trayectoria de la Palabra creadora siendo hablada a través de edades y dispensaciones, podemos ver que la Palabra creadora de Dios ha sido colocada en la boca de los profetas de Dios. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Amós, capítulo 3, verso 7. Y en Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 al 19, Dios dice que les hablará por medio de profeta [verso 18]:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
(Y) cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
Por lo tanto, la Palabra creadora de Dios, en Su trayectoria, la podemos ver manifestada en los profetas de Dios: a los profetas de Dios viene la Palabra de Dios, la Palabra creadora, para el tiempo en que ellos aparecen en la Tierra; ellos vienen con las dos consciencias juntas, y pueden ver y escuchar en otra dimensión u otras dimensiones, y por consiguiente pueden ver a los ángeles, pueden escuchar a los ángeles, pueden escuchar al Ángel del Pacto, a través del cual Dios ha estado manifestado todo el tiempo.
Por lo tanto, es a través de los profetas de Dios que ha venido, viene y vendrá siempre la Palabra creadora de Dios al pueblo de Dios.
Toda persona que quiera escuchar la Palabra de Dios la obtendrá a través de los profetas de Dios. Por eso la Biblia es la Palabra de Dios, la Voz de Dios, la Voz de Dios por medio de Su Ángel a través de Sus diferentes profetas que Él ha enviado.
Luego apareció Jesús, y Él era el Verbo, la Palabra hecha carne; Dios con Su cuerpo angelical morando en un cuerpo de carne llamado Jesús.
Y Jesús decía: “Yo no hablo nada de mí mismo; lo que yo escucho al Padre hablar, eso es lo que hablo”[2]. Y lo que Él veía al Padre hacer, eso era lo que Jesús hacía; y Él decía que era el Padre en Él el que hacía las obras[3]. Era Dios hablando por medio de un profeta llamado Jesús, que es Su cuerpo físico, el cual ya fue glorificado.
Por lo tanto, la Palabra creadora de Dios en Su trayectoria llegó hasta el Mesías-Príncipe, y después pasó a los apóstoles, del Día de Pentecostés en adelante, y luego a los siete ángeles mensajeros, cada uno en su edad. Ellos captaban esa Palabra creadora de Dios, y eso era Dios colocando en el corazón, la mente y la boca de esos hombres Su Palabra creadora; ellos comenzaban a proclamar ese Mensaje, y comenzaba a ser creada la edad, con hijos e hijas de Dios naciendo en el Reino de Dios y viniendo a formar parte de la Iglesia de Jesucristo correspondiente a esa edad.
Por lo tanto, es por medio de la Palabra creadora de Dios que ha estado viniendo a existencia la Iglesia de Jesucristo, cada persona en su edad, naciendo en el Reino de Dios.
Por lo tanto, esa Palabra creadora, que es poderosa y más penetrante que toda espada de dos filos, es la que ha tenido la misión de la creación de todas las cosas; porque es la Voz de Dios, la Palabra de Dios creadora siendo hablada, para traer a existencia las cosas que Dios pensó realizar en cada edad o en cada dispensación.
A través de los diferentes tiempos, edades y dispensaciones, encontramos profecías para ser cumplidas en otro tiempo, del tiempo en que fueron habladas por el Espíritu de Dios a través de un profeta.
Pero ha aparecido, en el tiempo en que tiene que ser cumplida esa Palabra, ha aparecido un mensajero al cual ha venido la Palabra revelada; él ha tomado esa Palabra, ha tomado esas promesas, las ha hablado y ha dicho: “Eso es para este tiempo”.
¿Y qué ha comenzado a suceder? Ese mensajero, con su grupo, ha comenzado a trabajar en pro del cumplimiento de esa promesa. Y cuando se ha hecho realidad lo que estaba prometido, ¿qué sucedió? Lo que dice San Pablo: “Siendo imitadores de aquellos que por la fe obtuvieron la promesa, alcanzaron la promesa”[4].
Esas personas que por la fe, creyendo lo que Dios dijo para ese tiempo, obtuvieron el cumplimiento de esa promesa: trabajaron en todas las cosas que tenían que hacerse para que se cumpliera esa promesa, porque creyeron de todo corazón lo que Dios había prometido para ese tiempo.
Hay personas que quieren que Dios cumpla lo que Él ha prometido, y se quedan con los brazos cruzados, sin hacer nada, mostrando que no creen lo que Dios ha prometido; porque el que cree lo que Dios prometió para el tiempo en que está viviendo, trabaja en favor de esa promesa.
Encontramos que todo lo que Dios ha hecho en el pasado, ha estado haciendo en el presente o hará en el futuro, lo ha estado haciendo por medio de Cristo, el Ángel del Pacto; pero todo lo que Cristo ha estado haciendo ha sido por medio de seres humanos, miembros de Su Iglesia en el Nuevo Testamento.
Y por consiguiente, así como era Dios en Cristo: es Cristo en Su Iglesia —por medio de la manifestación a través de Sus mensajeros— hablando Su Palabra creadora en Su Iglesia, y Su Iglesia hablando esa Palabra que Cristo trae por medio del mensajero; y se cumple así lo que dice la Escritura: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”[5].
O sea, el Espíritu Santo a través del mensajero hace el llamado, y la Iglesia del Señor Jesucristo, la Iglesia-Novia, extiende ese mismo llamado, repite esa Palabra creadora, y la gente viene; porque el mensajero y el grupo de escogidos de cada tiempo tienen la bendición de recibir la Palabra creadora de Dios, y traerla: el mensajero a la Iglesia, y la Iglesia hacerla llegar al mundo entero.
Ahora, encontramos en Jeremías que Dios le dice: “Jeremías, ¿qué ves?”. ¿Cuál es la cita, Miguel?
[Hno. Miguel: Capítulo 1 de Jeremías].
Jeremías, capítulo 1, ahí Dios le dice: “Jeremías, ¿qué ves?”. Él le dice: “Una vara de almendro”. ¿Verso?
[Hno. Miguel: 4 en adelante].
Verso 4 en adelante del capítulo 1 de Jeremías. Y Dios le dice: “Bien has visto, Jeremías; porque he aquí Yo velo por Mi Palabra para ponerla por obra”. Vamos a leer… voy a leerlo tal y como está dicho, para que quede así grabado.
[Hno. Miguel: No, el 11, el versículo 11, es el versículo 11].
Verso… Capítulo 1, verso 11, dice: “En aquel tiempo…”. Capítulo 1, verso 11 [Jeremías]:
“La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.
Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”.
Dios apresura Su Palabra para ponerla por obra cuando llega el tiempo para esa Palabra creadora materializarse; cada Palabra creadora que ha sido hablada tiene un tiempo para ser cumplida.
Por eso las profecías bíblicas, siendo la Palabra creadora de Dios, cuando llega el tiempo para ser cumplida una profecía: Dios apresura esa Palabra para ponerla por obra, y aparecen las personas que tienen que cumplir y en quien tienen que cumplirse esas Palabras. Así ha sido de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Algunas veces puede, una Palabra prometida para una edad, estar ahí en la Escritura; y, antes del momento para ser cumplida esa Palabra, aparecer algún mensajero de Dios, pero que no es el mensajero para el tiempo en que esa Palabra tiene que ser cumplida; y puede tratar para que esa Palabra se cumpla. Pero Dios no la cumple aunque ese hombre sea un mensajero de Dios. Tiene que ser en el tiempo correcto y también con el mensajero correcto.
Así ha sido de edad en edad; y Dios no cambia Su forma de obrar[6].
Ahora, ese mensajero que deseaba que se cumpliera en su tiempo esa Palabra, puede recibir Palabra profética para decir más, hablar más acerca de esa Palabra prometida, traer más Luz; y eso viene a ser más profecía; así se aumenta la profecía, como dice Dios en Oseas[7].
Y luego, cuando llega el tiempo para el cumplimiento de esa profecía: aparece el mensajero correspondiente; él recibe la revelación de Dios; él toma todas esas promesas, comienza a hablar todas esas promesas, y comienza a decir que eso es para ese tiempo, y comienza a trabajar en pro de esa labor.
Miren ustedes el tiempo de Noé: Dios dijo que iba a destruir la humanidad, pero Noé halló gracia delante de Él, y Dios le reveló cómo escapar[8]; y Noé tuvo que trabajar en el Programa, en el Proyecto de salvación para aquel tiempo. Si Noé decía: “Dios va a destruir la humanidad”, y habiendo recibido la revelación de cómo escapar no hacía nada, pues no se podía salvar. O sea que hay que trabajar para el tiempo en que Dios va a cumplir lo que Él prometió.
Dios ha señalado que vendrá un tiempo llamado la gran tribulación; pero antes de eso, un grupo de hijos e hijas de Dios, que estarán formando la Iglesia de Jesucristo del tiempo final, escaparán de esos juicios divinos.
Por lo tanto, ellos estarán trabajando con el mensajero del Día Postrero en el Programa que los llevará a la transformación y el rapto, y en todos los demás programas que tengan que ver con el Día Postrero.
Por ejemplo, tenemos la promesa de una manifestación grande de Dios en Su Iglesia para el tiempo final, una manifestación más grande que la que Dios ha tenido en edades pasadas.
El reverendo William Branham escuchó al Ángel que le acompañaba, que le dijo que “eso será la Tercera Etapa”[9], o sea, señaló esa etapa en donde Dios se manifestará en toda Su plenitud, le llamó la Tercera Etapa.
Por lo tanto, así es conocida por el Ángel, y así fue dada a conocer al reverendo William Branham, y él la dio a conocer a la Iglesia en esa forma.
La Tercera Etapa también es la Espada en la mano; y la Espada en la mano es la Palabra (la Palabra, la Espada del Rey); porque la Palabra es más penetrante que toda espada de dos filos[10], la Palabra es la Espada.
Por lo tanto, cayendo en su mano una espada, siendo la Espada del Rey[11], la Palabra del Rey, la Palabra creadora de Dios, será colocada en la mano de una persona en el Día Postrero.
El reverendo William Branham la tuvo en su tiempo, pero él oró diciendo: “Cuando me llegue el tiempo de partir, cuando me lleguen las olas, permite que yo entregue esta Palabra, esta Espada, a otro que sea fiel”[12]. O sea que esa Espada, la Palabra creadora de Dios, en Su trayectoria ha pasado de mensajero a mensajero, de profeta a profeta, de mensajero de edad a mensajero de edad, de mensajero dispensacional a mensajero dispensacional.
Encontramos a Ezequiel, en el capítulo 2 y el capítulo 3, recibiendo un rollo escrito para que se lo comiera; sería dulce en su boca y amargo en su vientre; y luego le fue ordenado profetizar con el contenido de ese libro; o sea que lo que decía ese libro, lo cual él se comió, tenía que hablarlo luego.
Y en el Nuevo Testamento tenemos lo mismo, en Apocalipsis, capítulo 10, donde el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, que es Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, el cual viene con el Librito abierto en Su mano, el cual fue tomado en el Cielo y abierto en el Cielo en el capítulo 5, capítulo 6 y el capítulo 8, luego es traído a la Tierra, es entregado a un hombre para que se lo coma.
Ese Libro es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, es el Libro de la Redención, el Libro de la Vida del Cordero, donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios, de todos los escogidos de Dios. Ahí están escritos los nombres de todos los que vendrían a formar parte de la Iglesia de Jesucristo.
Siendo ese el Título de Propiedad, tiene que venir a la Tierra para ser entregado a un hombre, para que se lo coma, y que luego hable a todo pueblo, nación, lengua y tribu, de acuerdo al contenido de ese Libro que se come. Y él, hablando el contenido, estará hablando la Palabra creadora de Dios; esa es la Palabra creadora de Dios para el tiempo final, para las cosas que sean habladas: sean materializadas en este tiempo final.
Tenemos la promesa de que para la manifestación de la Tercera Etapa, en donde el poder de Dios será sin limitaciones, habrá una carpa o catedral gigante. Carpa o catedral. Eso muestra que parece una carpa y parece un edificio o una catedral; cosa que en aquellos tiempos no existía, era algo diferente; por lo tanto era algo que vendría a existencia más adelante.
Las carpas, encontramos que tienen cables, tienen postes, y tienen cables o sogas que se amarran en los lados; pero le llamó la atención al reverendo William Branham, que el lugar donde la Tercera Etapa estaba siendo manifestada y en donde fue llevado por el Ángel, y en donde él se mantuvo en el aire viendo todo lo que allí pasaba[13]…; lo que muestra que no era una carpa o un auditorio de él; era de otra persona.
Él fue al futuro y vio lo que estaba allí sucediendo. En los días de su vida terrenal él dice que no se cumplió[14]; él trató de que se cumpliera, pero eso era para el futuro.
Por lo tanto, habrá un mensajero, tiene que ser dispensacional, el cual conquistará todas esas promesas, por la fe, creyéndolas; él las tomará (todas esas promesas), y Dios hará que sean una realidad bajo el ministerio de ese mensajero dispensacional.
El reverendo William Branham dijo que los grandes milagros y maravillas, mundiales o internacionales, serán para Moisés y Elías[15]; por lo tanto, el ministerio correspondiente al cumplimiento de la Visión de la Carpa corresponde a los Dos Olivos, a Moisés y Elías, a los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Cualquier otra persona tratará de que Dios cumpla esa promesa, pero solamente la cumplirá bajo el ministerio de los Dos Olivos.
Y por cuanto fue visto todo eso siendo manifestado en medio de la Iglesia, en medio del cristianismo se verá esa manifestación; ahí estará Cristo visitando a Su Iglesia. Y los judíos verán esa manifestación y dirán: “Esto es lo que nosotros estamos esperando”[16].
Para este tiempo final habrá un mensajero y un grupo de creyentes en la Palabra creadora de Dios, que estarán trabajando en favor de lo que Dios prometió para que se haga una realidad.
Otros dirán: “Yo no trabajaré en eso”, o no están trabajando en eso, aunque sean creyentes en el Mensaje del reverendo William Branham. ¿Por qué? Porque no lo creen. Uno trabaja en lo que cree.
Por lo tanto, las palabras dadas por San Pablo en el capítulo 6 de Hebreos, verso 12, vamos a ver lo que dice:
“… a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Dios lo prometió y lo vamos a heredar. “Va a ser de nosotros”, así piensan los que por la fe trabajan basados en una promesa divina; vienen a ser herederos de lo que Dios prometió, se hace una realidad para ellos lo que Dios prometió; porque la Palabra creadora de Dios la tienen esas personas: la agarraron bien, la creyeron de todo corazón, y han trabajado basados en eso que ha sido prometido; y entonces, para esas personas funciona esa Palabra prometida.
Así será la Palabra prometida de la Visión de la Carpa. Todo eso tiene un tiempo.
Tiene que aparecer en algún país esa Carpa que vio el reverendo William Branham. Y serán bienaventurados y bendecidos todos aquellos que habrán trabajado para que aparezca el cumplimiento de la Visión de la Carpa; y luego, Dios hará ahí lo que Él ha prometido.
Por lo tanto, los que estarán trabajando en ese proyecto divino, por la fe heredarán esa promesa, se convertirá en una realidad para ellos esa promesa. Les podrán preguntar:
—“¿Por qué ustedes están trabajando para tener una carpa gigante, un auditorio?”.
—“Porque lo creemos de todo corazón, como fue dicho por Dios a través del reverendo William Branham, o al reverendo William Branham; y él lo dio a conocer, lo que le fue mostrado a él”.
No son las palabras del reverendo William Branham, son las Palabras de Dios por medio del Ángel que le hablaba al reverendo William Branham. Por lo tanto, eso es la Palabra creadora de Dios, que tiene que ser cumplida en este tiempo final.
Dios tendrá personas que estarán trabajando en pro de esa carpa o auditorio grande, para que venga a existencia, como trabajaron las personas que, junto a Moisés, hicieron posible, con sus ofrendas, con sus donaciones, que se obtuviera todo el material para la construcción del tabernáculo; a tal grado que Dios le dijo a Moisés: “Dile al pueblo que no traiga más”[17]. Dios diciéndole a Moisés que le diga al pueblo que no ofrende más.
En el caso de la construcción del templo de Dios en los días de Salomón, pasó en la misma forma: estuvieron trayendo tantos materiales que ya sobraba material, y entonces les fue dicho que pararan de traer ya más materiales.
Un pueblo que sabe en qué y por qué está trabajando para la construcción de un tabernáculo o un templo… Miren, ahí tenemos: tabernáculo, que es una carpa; o auditorio o catedral: un templo de piedras; ahí tenemos la combinación.
Ahora, para este tiempo, en algún momento habrá tanto que algunos dirán: “Ya no tengo oportunidad para ofrendar más, porque ya se ha hecho la labor”.
En nuestro tiempo, así como en el tiempo de Moisés y el tiempo del rey Salomón, el pueblo estará colaborando, ofrendando con gozo, porque estará en una labor, en un proyecto basado en lo que ha sido prometido para nuestro tiempo.
Si habrá una carpa o catedral gigante, alguien la tiene que construir. No va a surgir sin que alguien la construya; y alguien tiene que pagar también la construcción. Por lo tanto, habrá un pueblo que estará trabajando para que se haga realidad lo que ha sido prometido. Y por cuanto eso tiene que ser cumplido en medio de la Iglesia de Jesucristo, pues la Iglesia del Señor Jesucristo estará trabajando en esa labor, juntamente con los ministros, los escogidos del tiempo final. ¿Ven lo sencillo que es todo?
La Iglesia junto a los ministros hace su parte, y la parte de Dios la hace Dios. Es que Dios ha hecho al ser humano socio en Su Proyecto, le ha dado una parte para que cada persona haga en Su Programa. Somos participantes de toda la labor de Dios, y por eso también somos coherederos con Cristo.
Para estar trabajando en un proyecto de Dios en el tiempo en que la persona vive, tiene que estar basada esa labor en la Palabra prometida, la Palabra creadora que ha sido prometida para ese tiempo.
Para nuestro tiempo hay Palabra creadora prometida para ser cumplida. Yo estoy trabajando en esa Palabra creadora que ha sido prometida, para que sea cumplida. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Que Dios los continúe usando grandemente en Su Obra, les bendiga y les prospere espiritualmente; y abunde en esa labor los materiales y la parte económica, a tal grado que no haya ninguna necesidad. Y que Dios les recompense a todos por lo que ustedes han hecho, lo que están haciendo y lo que continuarán haciendo.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Y adelante trabajando con la Palabra creadora prometida para nuestro tiempo.
Muchas gracias. Que pasen todos muy buenas tardes.
Dejo con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín nuevamente.
“LA TRAYECTORIA DE LA PALABRA CREADORA”.
[Revisión mayo 2025]
[1] San Mateo 24:35, San Marcos 13:31, San Lucas 21:33
[2] San Juan 8:28, 12:49
[3] San Juan 14:10
[4] Hebreos 6:11-12
[5] Apocalipsis 22:17
[6] Malaquías 3:6, Hebreos 13:8
[7] Oseas 12:10
[8] Génesis 6:13-21
[9] Los Sellos, pág. 471, párr. 161
[10] Hebreos 4:12
[11] Los Sellos, pág. 470, párrs. 156-158
[12] Los Sellos, pág. 479, párr. 188
[13] Citas, pág. 39, párr. 321: 56-0219 “Siendo guiados por el Espíritu Santo”, párrs. 4-5, 16, 20-26
[14] Citas, pág. 120, párr. 1068: 64-0120 “Sus palabras infalibles de promesa”, párr. 138
[15] Citas, pág. 136, párr. 1208: 64-0823M “Preguntas y Respuestas #1”, párrs. 186, 197-198
[16] Citas, pág. 22, párr. 176: 57-1006 “Preguntas y respuestas sobre Hebreos #3”, párrs. 729-734
[17] Éxodo 36:2-7