Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes aquí en Austin, Texas. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos, con ustedes, alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final; pues en Su Palabra, en la Palabra de Dios, está hablado ya el Programa que Dios llevará a cabo en este tiempo final.
Dice Dios por medio de San Pablo, en Hebreos, capítulo 12, versos 25 en adelante (25 al 29):
“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
porque nuestro Dios es fuego consumidor”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Aún… Dice:
“… pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”.
Para esta ocasión nuestro tema es: “LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO”.
Para poder comprender lo que es la Voz de Dios para el Día Postrero, tenemos que comprender lo que ha sido la Voz de Dios para otras edades y otras dispensaciones pasadas.
La Escritura dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas (¿por medio de quien se escuchó la Voz de Dios en tiempos pasados? Por medio de los profetas de Dios, porque Dios habló por medio de Sus profetas),
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.
Y en Zacarías, capítulo 7, verso 12, veamos lo que Dios dice por medio del profeta Zacarías (11 al 12), dice:
“Pero no quisieron escuchar…”.
Hablando del pueblo hebreo, que no quiso escuchar la Voz de Dios por medio de los profetas; dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.
Aquí podemos ver la forma en que Dios le hablaba al pueblo: era Dios por medio de Su Espíritu a través de los profetas; dice:
“… para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros”.
Aquí podemos ver que Dios, por medio de Su manifestación en Su cuerpo teofánico, iba a Sus profetas, y por medio de los profetas le hablaba al pueblo hebreo; era la Voz del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, hablando a través de los profetas de Dios enviados al pueblo hebreo.
En el Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz…”
¿La Voz de quién dice Dios que escuche el pueblo? La Voz del Ángel de Jehová; porque ese es el cuerpo teofánico de Dios, a través del cual Dios se manifiesta; es un cuerpo de la sexta dimensión —Su cuerpo teofánico—. Pero ahora, encontramos que Dios por medio de ese cuerpo teofánico se revela a Sus profetas; y por medio de los profetas (Dios ungiendo esos profetas con Su Espíritu) habla al pueblo hebreo, en todo ese tiempo que Dios estuvo hablándole al pueblo hebreo.
En palabras más claras, es una manifestación de Dios con Su cuerpo teofánico a través de los profetas de Dios. O sea que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, ungía esos profetas de Dios, y colocaba esa Palabra de Dios en el alma y en la boca de esos profetas.
Por eso es que Dios le dijo a Moisés que Él colocaría Su Palabra en su boca (dice), y le enseñaría lo que debía hablar; dice Éxodo, capítulo 4, verso 14 en adelante. Dice:
“Entonces Jehová se enojó contra Moisés…”.
Esto fue cuando Moisés fue enviado y comenzó a decirle a Dios (vamos a leer un poquito antes) que tenía problemas para hablar; verso 10 en adelante, del capítulo 4 del Éxodo, dice:
“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”.
Así era el profeta de la Dispensación de la Ley, el profeta de la quinta dispensación; no era hombre de fácil palabra, no era fácil para él hablar en público, ni antes ni después que ya Dios le hablaba a Moisés; era torpe de lengua, dice él.
“Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo?
Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar”.
Ahora, vean ustedes, Moisés quería que Dios enviara a otro hombre, y que por medio de otro hombre la Palabra de Dios fuera hablada al pueblo hebreo. Pero cuando Dios envía un profeta para Su pueblo, para una edad o una dispensación: por medio de ese hombre es que Dios quiere hablarle al pueblo, no importa los problemas que ese hombre tenga para hablar. En medio de esos problemas que pueda tener ese hombre para hablar, Dios se esconderá en simplicidad.
Y ahora, vean ustedes, Moisés tenía problemas para hablar, pero Dios quería hablar por medio de Moisés. Si Moisés tenía el problema, si su problema era que era tartamudo —era un poco tardo para hablar—, pues Dios quería hablar por medio de un tartamudo. ¿No dice la Escritura…? “En lengua” ¿de qué, dice? (¿Miguel está por ahí?). “En lengua de tartamudo (¿dice?, algo así) hablaré a este pueblo”. (¿Cómo dice esa Escritura, Miguel?). [Hno. Miguel: Es “en lengua de tartamudo”]. Pues, ¿no dice así?: ¿“En lengua de tartamudo hablaré a este pueblo”?1.
Y miren, Moisés no quiso allí que el tipo y figura fuera colocado en él; no quería. “Es que…”. Algunas personas piensan: “Es que, si va a venir la Palabra de Dios para el pueblo, si va a ser hablada la Palabra de Dios, tiene que ser por medio de un hombre que no falle en pronunciar bien esas palabras, un hombre que tenga una forma de hablar perfecta”.
Pero miren, Dios dice: “Hablaré en lengua de tartamudo”. Y Moisés, si era medio tartamudo, pues Dios quería hablar por Moisés el Mensaje de la Dispensación de la Ley, quería hablarle al pueblo hebreo el Mensaje de la liberación para aquel tiempo.
Y Moisés, poniendo excusas, le pide a Dios que envíe por la persona que debe enviar, por una persona que hablara bien. Y Dios se enojó con Moisés, porque tiene que (Dios) hablar por medio del profeta mensajero correspondiente a ese tiempo, a esa edad o a esa dispensación. No importa que otros hablen mejor que él; pero el profeta es el hombre enviado por Dios, en donde Dios coloca Su Palabra.
Y ahora, Dios se enojó con Moisés porque Moisés quiso que Dios buscara a otro hombre para que por medio de otro hombre la Palabra de Dios fuera comunicada al pueblo.
“Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien?”.
Ahora, vean ustedes, el deseo de Moisés era que Dios enviara por Aarón (su hermano) la Palabra, el Mensaje para el pueblo hebreo. Dice:
“Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.
Tú hablarás a él…”.
Ahora, vean, Dios no le iba hablar a Aarón, sino:
“Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.
Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.
Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.
Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte”.
Ahora, continuemos en el Éxodo, capítulo 23, donde estábamos leyendo acerca del Ángel de Dios, el Ángel de Jehová. Vamos a leerlo de nuevo. Capítulo 23, verso 20 en adelante, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
Y ahora, vean cómo Dios envía Su Ángel, y el Ángel le va a hablar al pueblo hebreo; pero para hablarle estará usando un hombre, un profeta, en cada ocasión.
Mientras Moisés estaba vivo, Dios estaría hablándole a Moisés; y Moisés le hablaría a Aarón para que Aarón lo comunicara al pueblo hebreo.
Y luego apareció Josué en su ministerio (luego de la muerte de Moisés), y luego Dios hablaba por medio de Josué2.
Luego continuó el tiempo y apareció más adelante Samuel; y Dios hablaba por medio de Samuel3. Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Dios con Su cuerpo teofánico, manifestado en Samuel hablándole al pueblo hebreo; porque Dios habló por medio de Sus profetas al pueblo hebreo.
Ahora, vean ustedes cómo era el mecanismo que Dios ponía en funcionamiento para hablarle al pueblo hebreo.
Y ahora, encontramos que los profetas de Dios han sido enviados de edad en edad y de dispensación en dispensación, y han sido los velos de carne a través de los cuales el Ángel del Pacto (que es el mismo Dios con Su cuerpo teofánico) ha estado manifestado, usando esos velos de carne y usando la voz de esos hombres, para por medio de esos hombres hablarle a Su pueblo.
En el idioma del pueblo, en el idioma que ese mensajero habla, ese es el idioma a través del cual el Ángel del Pacto le habla al pueblo; así ha sido de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Luego en Jesús: el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estuvo manifestado en toda Su plenitud en el cumplimiento de la Venida del Mesías, la Venida del Cristo, que es la Venida del Ungido de Dios con el Espíritu Santo en toda Su plenitud. Allí estaba —dentro de aquel velo de carne— el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, manifestado en carne humana hablándole al pueblo hebreo, y llevando a cabo también la Obra de Redención señalada para aquel tiempo; la cual llevó a cabo en la Cruz del Calvario, pagando allí el precio de la redención de todos los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, encontramos que Cristo estando en la Tierra, en el capítulo 10, versos 14 al 16, dijo [San Juan]:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.
Dice que ¿oirán qué? Su Voz. ¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo, si Él cuando murió, resucitó, y estuvo 40 días aquí en la Tierra apareciéndole a Sus discípulos, luego ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, a la diestra de Dios en el Cielo? ¿Cómo van a escuchar Su Voz?
Sencillo. Porque Él es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto del Antiguo Testamento, el cual estuvo manifestado por medio de los profetas, de edad en edad, hablando al pueblo hebreo.
Y ahora, para la Dispensación de la Gracia, Él estaría hablándole al Israel celestial (que es Su Iglesia) de edad en edad por medio de Sus mensajeros, a los cuales el Ángel del Pacto (que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico) estaría manifestándose a ellos, y por medio de ellos estaría hablándole a Su Iglesia de edad en edad; y estaría llamando y juntando Sus ovejas, las cuales estarían escuchando Su Voz de edad en edad.
En la primera edad, las ovejas de Cristo escucharían la Voz de Cristo a través de la manifestación de Cristo en San Pablo; y serían llamadas y juntadas en la primera edad de la Iglesia gentil. Y así sería de edad en edad, Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto: manifestado en cada ángel mensajero, y hablando por medio de cada ángel mensajero en cada edad, y así llamando y juntando a Sus ovejas en cada edad.
Y luego de este recogimiento de estas siete etapas o edades de la Iglesia gentil, en donde las ovejas de Cristo de estas edades serían juntadas, luego de eso se llegaría a la Edad de Piedra Angular, en donde Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, estaría manifestado en la Edad de Piedra Angular hablando con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, y llamando y juntando a Sus escogidos del Día Postrero. ¿Juntándolos dónde? En la Edad de Piedra Angular, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Redil del Señor para Sus ovejas.
Y ahora, esta Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es la Voz de Cristo, así como estuvo la Voz de Cristo, del Ángel del Pacto, de edad en edad hablando por medio de cada ángel mensajero, en el territorio donde envió a cada ángel mensajero; en este Día Postrero estará el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo, manifestado por medio de Su Ángel Mensajero en el territorio donde Él envía a Su Ángel Mensajero; para por medio de Su Ángel Mensajero hablarle a Sus hijos, a Su Iglesia, a todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, y llamarlos y juntarlos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, ¿cuál es el territorio donde la Voz de Dios estará siendo escuchada en el Día Postrero, en el séptimo milenio? Pues es la América Latina y el Caribe, así como para cada edad fue el territorio donde Dios envió a cada uno de los mensajeros, a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo estuvo hablándole a Su Iglesia, y estuvo llamando y juntando a Sus escogidos de edad en edad.
Para el primer siglo de la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, para el primer siglo del quinto milenio, luego de Dios haber hablado por medio de Juan el Bautista y de Jesús de Nazaret y de los apóstoles para el pueblo hebreo, para los gentiles; la Voz de Cristo para el primer siglo fue San Pablo; porque por medio de San Pablo, Cristo en Espíritu Santo estuvo hablándole a los gentiles, y estuvo llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre4, para la primera etapa o edad de la Iglesia gentil. Fue la Voz de Dios en el primer siglo del quinto milenio.
Vean ustedes, la Voz de Dios del primer siglo del quinto milenio para los gentiles fue San Pablo; porque por medio de San Pablo vino la Voz de Dios, la Voz de Cristo, para los gentiles en el quinto milenio; él fue el profeta del siglo I del quinto milenio para los gentiles.
Luego, continuamos viendo los mensajeros y el tiempo en que cada mensajero vivió, y ya para otros siglos fueron otros mensajeros que fueron enviados a la Iglesia de Jesucristo. Y el mensajero al ser enviado fue la Voz de Cristo para Su Iglesia para ese tiempo, para ese siglo en que estaban viviendo; y por medio de esa manifestación de Cristo en Espíritu Santo se llevó a cabo la Obra de Cristo para esa edad.
Y para el siglo XX, el profeta mensajero del siglo XX fue el reverendo William Marrion Branham, nuestro amado hermano en Cristo; él fue el profeta del siglo XX, no hay nadie que pueda discutir esa realidad.
Pero para el siglo XXI y para el séptimo milenio, y para el siglo XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX y XXX, ¿quién será?, ¿quien será el mensajero, el profeta de Dios?, ¿quien será la Voz de Cristo para esos siglos y para ese séptimo milenio? Vamos a ver.
En Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 y 11, dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor…”.
El Día del Señor… Por cuanto un día delante del Señor, para los seres humanos es como mil años, cuando se habla del Día del Señor se está hablando también del Día Postrero; es el Día Postrero, es el séptimo milenio. Y para el Día del Señor, para el séptimo milenio, al cual fue transportado Juan en espíritu, dice:
“… y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta (es la Voz de Cristo, dice),
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Pues nuestro amado Señor Jesucristo; es la Voz de Cristo hablando en el séptimo milenio. Y por cuanto es la Voz de Cristo hablando en el séptimo milenio, pues tiene que tener un instrumento de carne a través del cual estar manifestado y estar hablando a Su Iglesia las cosas que Él tiene que hablarle con esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino.
Y ahora, veamos Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, también, donde dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Ahora, ¿dónde vamos a subir? Vamos a subir a la Edad de la Piedra Angular, porque es en la Edad de la Piedra Angular donde se abre una puerta; así como en el Cielo es abierta una puerta, y Juan entra, y ve todas esas cosas que fueron narradas por Juan.
Y ahora, Cristo dijo5: “Yo soy la puerta”. Cristo es la Puerta. Cristo es esa puerta.
El Séptimo Sello siendo abierto en el Cielo, siendo que el Séptimo Sello es la Venida de Cristo, cuando ese misterio (en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1) es abierto en el Cielo, vean ustedes, en el Cielo se está abriendo esa Puerta, que es Cristo, se está abriendo allá en el Cielo; “y hubo silencio en el Cielo como por media hora”.
Y por cuanto el Cielo, el Templo que está en el Cielo, es reflejado en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es Su Templo espiritual; en la Edad de la Piedra Angular (que es la Edad Eterna para la Iglesia de Jesucristo, donde obtendremos la inmortalidad, donde entraremos a eternidad con un cuerpo eterno, en donde seremos transformados y obtendremos ese cuerpo eterno), es en esa Edad de la Piedra Angular (que representa la eternidad y representa el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo), es aquí donde se abre, para Su Iglesia aquí en la Tierra, se abre una puerta; y Cristo es la Puerta.
Es aquí, en la Edad de la Piedra Angular, donde se abre la Puerta de la Segunda Venida de Cristo, por donde todos los escogidos de Dios que van a ser transformados y raptados entrarán en el Día Postrero, para obtener la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final.
La fe para ser transformados y raptados es la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Y al recibir la revelación de Su Venida, y entrar por esa Puerta, ¿estamos entrando a dónde? A la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de Oro de la Iglesia de Jesucristo, para ser preparados y ser transformados en este Día Postrero.
Es aquí, en la Edad de la Piedra Angular, donde Cristo estará hablando en este Día Postrero; por eso nos dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”; o sea, después de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Y ahora, ¿por medio de quién nos estará hablando todas estas cosas?, ¿por medio de quién nos estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Porque por medio de quien estén siendo dadas a conocer estas cosas, estará Jesucristo manifestado, y será la Voz de Cristo para el siglo XXI, para el siglo XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX y XXX; o sea, para todo el séptimo milenio.
“Porque la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”6“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Por medio de quien esté dándonos a conocer estas cosas, estará Cristo sonando esa Trompeta o Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino. Por medio del instrumento que Él esté dándonos a conocer todas estas cosas, estaremos escuchando la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, estaremos escuchando la Voz del Alfa y Omega, que es nuestro amado Señor Jesucristo.
Vamos a ver por medio de quién Cristo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a Su promesa. En Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 en adelante, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
Porque por medio de ese Ángel Mensajero será la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo, será la manifestación del Ángel del Pacto para el Día Postrero, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero y en la Edad de la Piedra Angular.
Y con ese Mensaje de esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino estará dándonos a conocer todas estas cosas, y estará llamándonos y juntándonos en la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en el Día Postrero; o sea, en el séptimo milenio y siglo XXI.
Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio y —por consiguiente— en el primer siglo del séptimo milenio, o sea, en el siglo XXI; para el cual Jesucristo estará enviando Su Ángel Mensajero para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; porque ese es el instrumento de Cristo para el Día Postrero; por medio de ese instrumento el pueblo de Dios estará escuchando la Voz de Dios en el Día Postrero.
¿Vieron lo sencillo que es todo? Todo es tan sencillo que solamente tenemos que ir a la Escritura: ver las promesas que están señaladas para el Día Postrero, y ver que no hay ninguna contradicción en lo Cristo ha prometido aquí en Su Palabra, en el Apocalipsis, con lo que Él ha prometido en los evangelios, y en las cartas de los apóstoles, y en el Antiguo Testamento por medio de los profetas del Antiguo Testamento.
No hay ninguna contradicción, sino que lo que hay ahí es una continuidad en la revelación divina; la cual, a medida que han ido pasando los siglos, y las edades y dispensaciones, ha venido Dios dando más luz acerca de todo lo que Él estaría haciendo en este Día Postrero; en donde la Obra de Jesucristo será coronada con Su manifestación en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero, a través del cual estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y así estará abriéndonos todas esas Escrituras correspondientes a este tiempo final. Y así es como estaremos recibiendo LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO, o sea, en el séptimo milenio.
Y ahora, ¿cuál sería el territorio, y dónde están las personas que estarían escuchando LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO? Pues aquí estamos, en el territorio correspondiente para escuchar la Voz de Dios: en el continente americano, o sea, en el occidente; “porque como el relámpago que sale del oriente (o sea, de la tierra de Israel) y se muestra, se manifiesta, en el occidente, así será la Venida del Hijo del Hombre”7.
La manifestación de la Venida del Hijo del Hombre resplandeciendo en el occidente es la manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto, para este tiempo final; en donde estará hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y así estaremos escuchando la Voz de Jesucristo, la Voz del Ángel del Pacto, o sea, la Voz de Dios por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, en el territorio del occidente, que es el territorio americano, el cual está compuesto por Norteamérica, Centroamérica, Suramérica y el Caribe.
Ya la Obra para la parte norte del continente americano se cumplió en la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil: el reverendo William Marrion Branham, a través del cual fue escuchada la Voz de Dios en el siglo XX, dando a conocer las cosas que tenía que dar a conocer para esa séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, y profetizando acerca de las cosas que Dios haría en el séptimo milenio y que revelaría por medio de Su manifestación a través de carne humana, a través de Su Ángel Mensajero de Apocalipsis 22, verso 6, y Apocalipsis 22, verso 16, en donde estaría manifestando los ministerios correspondientes al Día Postrero, o sea, al séptimo milenio, que son los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.
Esos son los ministerios prometidos para ser manifestados en el séptimo milenio; y comienzan a ser manifestados ¿dónde? En el primer siglo del séptimo milenio. Y ahí es donde la Voz de Dios es manifestada, es ahí donde habla la Voz de Dios a todos los hijos e hijas de Dios en el tiempo final. Es en la América Latina y el Caribe donde la Voz de Dios estará hablándole a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero; y de ahí se extenderá la Voz de Dios, la Voz de Cristo, la Voz del Ángel del Pacto, a otras naciones, para obtener así (otras naciones) el conocimiento de todas estas cosas que Cristo estará haciendo en este tiempo final.
Y llegará la Voz de Dios hasta el este, o sea, hasta el pueblo hebreo; y ellos escucharán la Voz de Dios, la Voz del Ángel del Pacto, la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero.
Y así es como la Voz de Dios estará hablándonos, ¿cuándo? En el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio; “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”8.
Y si revela Sus secretos a Sus siervos Sus profetas, ¿quién puede entonces revelarle Sus secretos a Su Iglesia? Pues el profeta que Dios envíe para cada tiempo, para revelar los misterios correspondientes a cada tiempo a Su pueblo.
Y ahora, los misterios de Dios correspondientes al Día Postrero, ¿quién los podrá revelar a la Iglesia de Jesucristo? Tiene que ser un profeta al cual le sean revelados estos misterios; porque toda revelación tiene que venir a un profeta, y de un profeta entonces tiene que venir al pueblo de Dios. Toda revelación tiene que venir por medio de un profeta, “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”.
Y en Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 en adelante, Dios dice por medio del profeta Moisés:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”.
¿Por qué Dios dice que lo escuchen a él? ¿Por qué Moisés dice que lo escuchen, a ese profeta? Porque por medio de ese profeta ungido y enviado por Dios estarán escuchando la Voz de Dios.
“… conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb (o sea, el monte Sinaí) el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
¿Dónde Dios coloca Sus Palabras? En la boca del profeta que Él envía a Su pueblo. ¿Y qué les hablará ese profeta? Todo lo que Dios le mandare.
Y cualquier persona que no quiera escuchar ese profeta, ¿qué será de esa persona? Toda persona, por cuanto tiene libre albedrío, puede escuchar o no escuchar lo que Dios ha colocado en la boca de ese profeta.
Pero, ¿qué será de los que escuchan?, ¿y qué será de los que no escuchan? De los que no escuchan será como dice aquí:
“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.
¿Y qué será de los que escuchen lo que ese profeta hable en el Nombre del Señor? Dice [Éxodo 23:20-23]:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
O sea, entrará a la tierra prometida.
Y todos los que han escuchado la Voz del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, de Jesucristo manifestado por medio del ángel mensajero de cada edad: entrarán a la tierra prometida del nuevo cuerpo, y entrarán a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial. Y cuando termine el Reino Milenial entrarán a la eternidad; o sea, a esa parte que vendrá después del Reino Milenial, que será la eternidad.
Pero ya habrán entrado a eternidad al recibir la transformación de sus cuerpos. Y antes de eso, también habrán entrado a eternidad al escuchar la Voz de Dios por medio del mensajero que Dios les envía en la edad que les corresponde vivir; en donde reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben el Espíritu de Cristo; y por consiguiente reciben el nuevo nacimiento; y por consiguiente han recibido vida eterna, y han recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo eterno. Ese cuerpo eterno de la sexta dimensión será el que ustedes tendrán dentro del cuerpo físico y glorificado y eterno que hemos de tener.
Ahora, podemos ver quiénes serán los que tendrán un cuerpo teofánico de la sexta dimensión y un cuerpo físico glorificado en el cual viviremos por toda la eternidad: son los que oyen la Voz de Dios en el día, en la edad, que les toca vivir. Y la Voz de Dios, la Voz de Cristo, es el Mensaje de Cristo por medio del mensajero de cada edad.
Y para este Día Postrero habrá un grupo de personas que no verá muerte, sino que serán transformados; porque estarán escuchando la Voz de Dios, la Voz del Ángel del Pacto, la Voz del Ángel de Jehová, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo: esa Gran Voz de Trompeta hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.
Hemos visto lo que es LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO. ¿Y vieron lo sencillo que es todo? No tienen ustedes que ir a la universidad para estudiar cuatro años y obtener un diploma universitario, un título universitario, para entonces poder escuchar la Voz de Dios. Lo único que se necesita hacer es escuchar la Voz de Dios por medio del mensajero enviado para el Día Postrero; así como fue para los hijos e hijas de Dios de las siete edades anteriores de la Iglesia gentil, los cuales escucharon la Voz de Dios, la Voz de Cristo, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, por medio del mensajero que Dios les envió.
Y así es para nuestra edad: la Edad de la Piedra Angular, y para nuestra dispensación: la Dispensación del Reino, y en la América Latina y el Caribe: donde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular y donde se ha abierto la Dispensación del Reino, y en donde la Voz de Dios está hablándonos todas estas cosas que deben suceder en este Día Postrero, en este tiempo final.
Y la Voz de Dios es llevada a otras naciones y a otros continentes, hasta que llegará al pueblo hebreo también; el cual escuchará la Voz de Dios por medio del instrumento que Dios tendrá en el Día Postrero para hablarnos estas cosas que deben suceder en este tiempo final. Y ese es el Ángel del Señor Jesucristo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las Iglesias”9.
Y así, por medio de ese Ángel, es que estaremos escuchando la Voz de Dios, la Voz de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”10.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO.
Aquí estamos, en este tiempo, escuchando LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO.
Y aunque la Edad de la Piedra Angular corresponde a la América Latina y el Caribe, por consiguiente, corresponde a los latinoamericanos y caribeños; por eso escuchamos LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO, hablándonos en forma tal que podamos entenderla a medida que nos habla en este Día Postrero.
Y aunque hay algunas naciones en la América Latina y el Caribe que no hablan español sino otro idioma: es traducido el Mensaje a otros idiomas que hablan algunos latinoamericanos y caribeños, para que puedan escuchar y entender la Voz de Dios dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
¿Cuantos sabían lo que eran los días postreros? No lo sabíamos, pero la Voz de Dios nos ha dado a conocer lo que son los días postreros; que son, para los seres humanos, los milenios postreros: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Solamente escuchando la Voz de Dios es que podemos comprender todos estos misterios que deben ser cumplidos en el Día Postrero, para nosotros ser transformados y raptados en este tiempo final, conforme a la promesa de Cristo.
Que las bendiciones de Jesucristo prometidas para el Día Postrero, para Sus escogidos que estarán escuchando la Voz de Dios, la Voz de Cristo: sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, se materialicen en cada uno de ustedes y en mí también, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet, y los que estarán viendo y escuchando esta conferencia a través de video y a través de la televisión. Que se cumpla también en ustedes todas estas bendiciones prometidas por Cristo para los que estarán escuchando la Voz de Dios en este Día Postrero.
Para todos ustedes que a través de internet, y a través de la televisión, y también de este video, estarán escuchando esta conferencia y estarán recibiendo la Voz de Dios en vuestras almas: que se materialicen en ustedes también estas bendiciones prometidas por Cristo para los que estarán escuchando Su Voz, y recibiendo Su Voz, y creyéndola en sus almas de todo corazón.
Dejo nuevamente con nosotros al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión, en esta actividad con todos ustedes. Esta actividad era para todos, era una actividad general también, y también para “Los Valientes del Hijo de David” (me dice aquí Miguel).
Así que Dios les bendiga a todos, Dios les guarde, y con nosotros Miguel Bermúdez Marín.
“LA VOZ DE DIOS EN EL DÍA POSTRERO”.
[Revisión agosto 2021]