Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones. Les deseo una feliz y próspera Navidad, y un próspero Año Nuevo.
Para hoy tenemos algunos videos para ver… quiero pedir al reverendo José Benjamín Pérez que nos diga cuáles son los videos y nos pase estos videos, estos documentales, para así estar al tanto de cómo va marchando todo el trabajo de la construcción, del proyecto de la Gran Carpa-Catedral.
(¿Sí tenemos video de la Gran Carpa-Catedral? Sí tenemos. ¿Y de la Embajada? También tenemos).
Así que vamos a pedirle pase de nuevo y nos explique qué es lo que vamos a ver, para estar conscientes del contenido que tienen estos documentales.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez de nuevo. Y estén conectados todos en todos los países, para que estén al tanto de cómo va marchando la construcción de la Gran Carpa-Catedral y qué otros proyectos se están llevando a cabo.
[Presentación de los videos-documentales]
Como hemos visto, se está trabajando en forma efectiva en todas las esferas de la vida del ser humano; y se está teniendo éxito en las campañas de donación de sangre voluntaria con la Embajada de Activistas por la Paz y agencias de gobierno de diferentes países, pues en los países de la América Latina, en estos días se llevó a cabo esta donación de sangre, y se hace dos veces al año; y siempre va en aumento: ahora aumentó a 30.123 unidades efectivas de sangre, duplicando la cifra lograda durante la primera campaña.
Apreciamos grandemente el respaldo que ministros, iglesias y creyentes en Cristo le están dando a estas campañas de donación de sangre en todos los países, y el público en general que se ha unido en esta campaña de donación de sangre.
También, el aprecio y agradecimiento a todos los que están respaldando el importante proyecto de la construcción de la Gran Carpa-Catedral. Ya estuvieron viendo cómo va el proyecto; está muy, pero que muy, adelantado.
Hemos estado viendo cómo se está trabajando en forma efectiva; y todos ustedes que están aquí presentes y en otros países, ministros y sus congregaciones, y diferentes personas y entidades, ustedes son parte de este trabajo que se está haciendo, ustedes tienen una parte importante en estos trabajos.
Ya para la próxima semana probablemente tengan más documentales, próximo domingo o el otro domingo arriba que venga, que viene, el próximo domingo, en Navidades vamos a tener muchos videos de más trabajos que se estarán haciendo, y veremos cómo la bendición de Dios ha estado con todos ustedes y conmigo también.
Ahora, buscamos en San Lucas, capítulo 24, versos 44 en adelante. Esto fue luego que Jesús había resucitado, y cuando le aparecía a Sus discípulos pensaban que era un espíritu. Vamos a leer desde el 36 para tener el cuadro claro:
“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas (o sea, de que Jesús había resucitado y les había aparecido a los caminantes de Emaús), Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de estas cosas.
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”
Tomamos el verso 44 y el verso 46, y dice:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día.”
“LO QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPLIMIENTO TIENE.” Es nuestro tema para esta ocasión.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Encontramos, a través de la Escritura, que lo que está escrito en la Biblia, las Sagradas Escrituras, tiene lo que ha de ser en el futuro, lo cual en su cumplimiento viene y se convierte en la realidad del tiempo en que las personas que están viviendo esa etapa lo ven con sus ojos, lo experimentan; y luego se convierte en la historia de esa etapa de la raza humana.
Pero todo eso ya Dios dijo que sería así, y lo habló por medio de sus profetas, y quedó así profetizado lo que ha de ser; y luego viene el cumplimiento de lo que fue prometido; y luego que se cumple, viene la historia.
Cuando se está cumpliendo, es la etapa más importante. Cuando ha sido profetizado, queda escrito; y es la etapa de las personas estudiar para saber qué es lo que va a suceder, conocer el futuro. Vean en la forma en que se conoce el futuro: por medio de las Escrituras, las profecías bíblicas, las cuales contienen encerrado el futuro en sus páginas; y el que estudia las Escrituras de las cosas que han de suceder, son preparados a través de las mismas Escrituras y el Espíritu de Dios, para saber qué cosas acontecerán en medio de la raza humana.
En el estudio de las profecías, las personas se preparan para, cuando venga la materialización de esas profecías, verlas, porque las estarán esperando; y ver la poderosa mano de Dios cumpliendo lo que Él prometió.
Tenemos profecías de parte de Dios en la Escritura, para los creyentes en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que creen en Moisés y la Ley de Dios que fue dada a través de Moisés para el pueblo.
Tenemos también a los creyentes en Jesucristo, que tienen el Evangelio de Cristo, en donde encontramos que las profecías que fueron dadas en el Antiguo Pacto o Antiguo Testamento con relación a la Primera Venida del Mesías, se cumplieron; y en los Evangelios se proclama el cumplimiento de esas profecías y se da a conocer la historia del cumplimiento de esas profecías, para que la fe de las personas nazca en sus corazones, reciban a Cristo como Salvador, Cristo los reciba en Su Reino, los perdone y con Su Sangre los limpie de todo pecado, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, produciendo en ellos el nuevo nacimiento; y así nazcan en el Reino de Dios, nazcan del Agua y del Espíritu: del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, nazcan como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.
Aun hay profecías para los judíos y los gentiles, en cuanto a la parte de gobierno, a la parte política. Tenemos las profecías dadas por el profeta Daniel, las cuales recibió de parte de Dios a través del Ángel o Arcángel Gabriel, el cual conoce todas estas cosas divinas y las estuvo revelando a Daniel con relación al reino de los gentiles, y también cosas relacionadas al pueblo hebreo, como las setenta semanas para el pueblo hebreo (semanas de años) determinados de parte de Dios para los judíos.
En las setenta semanas, en la semana número setenta, a la mitad de esa semana le sería quitada la vida al Mesías, como sucedió allá en Jerusalén dos mil años atrás; y luego le queda al pueblo hebreo un tiempo de tres años y medio, de esas setenta semanas; porque con la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario se detuvo la semana número setenta y se abrió una brecha para salvación y vida eterna por medio de Cristo, y así entró el ciclo de la Dispensación de la Gracia, en donde Dios está llamado de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre, con los cuales forma Su Iglesia; y entre los que son llamados, también entran los judíos de tiempo en tiempo, pues la Iglesia comenzó con judíos, con hebreos.
Todo eso está en las profecías y, por lo tanto, lo que ha estado sucediendo no es otra cosa sino el cumplimento de las profecías.
Encontramos que también para el reino de los gentiles hay tiempo señalado para su existencia. Comenzó con el imperio o reino babilónico con Nabucodonosor, un rey, luego continuó la segunda etapa del reino de los gentiles, representado en una estatua con la cabeza de oro, que fue Nabucodonosor y su reino, su imperio; luego continuó con el pecho y los brazos de plata, que fue el imperio medo-persa; luego continuó con la tercera etapa de ese reino: el vientre y los muslos de bronce, que corresponde al imperio de Grecia con Alejandro el Grande; y luego la cuarta etapa corresponde a las piernas de hierro, lo cual corresponde al imperio romano de los Césares; y luego pasa a los pies de hierro y de barro cocido, que es la continuación de ese imperio pero con barro, el cual comenzó luego de la caída del imperio romano de los Césares.
Por lo tanto, el imperio romano todavía existe en los pies de hierro y barro cocido, con los diez dedos de los pies; esa es la etapa de las piernas de hierro del imperio romano, que se cumplió la Primera Venida de Cristo, y ese fue el imperio que crucificó a Cristo allá en Jerusalén.
Luego, para la Segunda Venida de Cristo estará el imperio de los gentiles, el reino de los gentiles, en los pies de hierro y de barro cocido. Con la Segunda Venida de Cristo será quitado el reino de los gentiles en su etapa de los pies de hierro y de barro cocido, y será establecido el Imperio o Reino del Mesías, de Cristo, que trae la paz permanente para el pueblo hebreo y para todas las naciones.
En ese Reino, el Mesías, el Cristo, estará con Su Iglesia en cuerpos glorificados; por lo tanto, no necesitarán nada de ninguna nación, ni siquiera de Israel, más bien estarán en la administración de ese Reino, en favor del Reino de Dios en la Tierra, para bendición de Israel y de todas las naciones.
En Jerusalén estará la capital del Reino del Mesías, porque es la ciudad de Dios, estará el Trono del Mesías; y eso será conocido como la restauración del Reino de David. Eso también será reconocido como regresando de nuevo al Edén, en donde Cristo el segundo Adán, con Su Esposa, Su Iglesia, la segunda Eva, estarán en este planeta Tierra como Reyes con el Mesías; y Cristo, el Mesías: el Rey.
Todo eso será así ¿por qué? Porque lo que está en la Escritura, cumplimiento tiene. Lo que está escrito ha tenido su cumplimiento en el tiempo correspondiente para cada una de esas profecías; y lo que está escrito para nuestro tiempo, cumplimiento también tendrá.
Aun nuestra presencia en esta Tierra está en la Escritura; por eso estamos en esta Tierra cumpliendo lo que está escrito de nosotros.
Estamos en una etapa de materialización de lo que está escrito de mí, ¿y de quién más? De cada uno de ustedes también. No estamos aquí por mera casualidad, sino por Decreto Divino hemos sido enviados a este planeta Tierra para nacer en estos cuerpos mortales y vivir una temporada, y hacer contacto con Cristo, la Vida Eterna, para obtener la redención del alma, del espíritu, y del cuerpo muy pronto: cuando seamos transformados; porque todo eso está escrito en la Palabra de Dios.
Por eso esperamos la Segunda Venida de Cristo. Para el pueblo hebreo será la Primera, porque no vieron la Primera; pero después lo entenderán, porque todo eso estaba escrito que sería así, que no la entenderían, no la verían, para dar lugar a la muerte de Cristo como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para redimir a Su pueblo Israel y a Su Iglesia, a todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Todo eso estaba escrito, y por eso tuvo que cumplirse en esa forma; por eso fue que Cristo dijo, estando en la Cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Era que se tenían que cumplir las Escrituras.
Muchas personas tropiezan porque ignoran las Escrituras y el poder de Dios para cumplir esas Escrituras; por eso Cristo les decía: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” [San Juan 5:39].
Las Escrituras dan testimonio de Cristo, las Escrituras dan testimonio de la Iglesia del Señor Jesucristo, las Escrituras dan testimonio de mí, ¿y de quién más? De cada uno de ustedes también.
Estaríamos aquí en la Tierra en este tiempo, porque las Escrituras dan testimonio de que estaríamos aquí; eso Dios lo decretó desde antes de la fundación del mundo. Y estaríamos aquí para Dios cumplir en nosotros lo que Él ha prometido para Su Iglesia para este tiempo final. Por lo tanto, todo lo que está escrito para Dios cumplir en este tiempo en Su Iglesia y con Su Iglesia, lo estará llevando a cabo a través – en nosotros y a través de nosotros, a través de los creyentes en Cristo de este tiempo final.
Por lo tanto, estemos preparados, examinando, escudriñando las Escrituras que corresponden a nuestro tiempo; porque lo que está escrito, cumplimiento tiene.
Vean lo que nos dice Dios en Jeremías, capítulo 1, verso 11 al 12, dice:
“La palabra de Jehová vino a mí (o sea, a Jeremías), diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.
Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.”
La Palabra prometida para una edad o una dispensación, cuando llega el tiempo para cumplirse, Dios apresura esa Palabra para hacerla una realidad, la trae a vida, la vivifica; y ese es el momento más importante para las personas que viven en ese tiempo: ver esa Palabra prometida siendo hecha una realidad, en donde están las bendiciones de Dios para ese tiempo.
El que la ve, la cree y la recibe, recibe las bendiciones de Dios; el que no la ve y la rechaza, rechaza el cumplimiento, por ignorancia, como dice Cristo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.” [San Mateo 22:29].
No se pueden ignorar las Escrituras, porque en ellas está el testimonio profético de lo que Dios hará; y luego cuando lo hace, es la vivificación, la materialización de esas Escrituras, entonces las Escrituras estarán en carne humana cumpliéndose en el pueblo, en medio de la raza humana.
Cuando apareció Jesús, Él era la Palabra, el Verbo hecho carne; cumplida esa Palabra: el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne en medio del pueblo hebreo.
En Él estaban todas las Escrituras prometidas de la Venida del Mesías. Él era la Rosa de Sarón, la Estrella resplandeciente de la Mañana, la Luz, el Alfa y Omega, y así por el estilo.
Él era nada menos que el Hijo de David también, el Hijo de Abraham también, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios. Todas la Escrituras que hablaban del Mesías, eran materializadas en Él. Por eso Él podía decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre,” porque Dios visitaría a Su pueblo en carne humana, en el Mesías.
Y ahora nosotros tenemos que vigilar las promesas bíblicas correspondientes a nuestro tiempo, para que no se nos pasen por alto y vayamos a perder la bendición que hay en el cumplimiento de esas profecías, de esas Escrituras, de esa Palabra de Dios, en donde Él dice lo que Él va a hacer en este tiempo; porque Él apresura Su Palabra prometida para nuestro tiempo, para ponerla por obra, para cumplirla, para traerla a vida.
Porque lo que está escrito, cumplimiento tiene; lo que está escrito en la Palabra de Dios y por Palabra de Dios.
Que así como Dios por medio de Cristo les abrió el entendimiento a Sus discípulos, luego de haber resucitado, para que comprendiesen las Escrituras: lo haga con nosotros también en este tiempo; y que como a los caminantes de Emaús, con el partimiento del pan, allá cuando se sentaron a la mesa: con el partimiento del Pan espiritual, la Palabra, en este tiempo final, nos pase lo mismo que a ellos.
Dice… los caminantes de Emaús… dice [San Lucas 24:24]:
“Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron (había resucitado).
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.”
O sea, Él les mostró por las Escrituras todas las cosas que decían acerca del Mesías, de Jesús.
“Llegaron a la aldea a donde iban, y él hizo como que iba más lejos.
Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado…”
Vean, fue en la tarde. La tarde es a la caída del sol, iban a cenar entonces; en la tarde el sol cae o se pone por el Oeste. Todo eso, tomándolo para tipo y figura, corresponde al continente americano.
“…Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista…”
Cenando, al tomar el pan como lo hacía siempre con ellos, partirlo y darlo a ellos, lo reconocieron.
“…les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”
Hablándoles en el camino y abriéndoles las Escrituras de lo que estaba profetizado que acontecería en aquel tiempo y lo que le acontecería al Mesías.
“Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente (ha resucitado el Señor verdaderamente), y ha aparecido a Simón.
Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.”
Que Dios nos permita esta bendición de ver que Jesucristo está con Su Iglesia en Espíritu Santo como Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20. Y también dijo en el capítulo 18, verso 20, de San Mateo: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí yo estaré.”
Por lo tanto, Cristo en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia, de etapa en etapa, en la trayectoria de Su Iglesia; desde el Este, la tierra de Israel (el Medio Oriente), luego pasó a Asia Menor con San Pablo; luego pasó a Europa con los mensajeros correspondientes al territorio europeo, y desde cada territorio se extendía el Evangelio a otras naciones.
Luego pasó, de Europa, de Inglaterra, pasó al continente americano, a Norteamérica; y la bendición, por cuanto es para el continente americano, pasó a la parte Norte bajo el ministerio del reverendo William Branham, el Espíritu Santo manifestándose en él, en esa etapa de la Iglesia, y luego continúa Su Obra el Espíritu Santo en el continente americano en este tiempo final.
Y en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en medio del cristianismo, se cumplirá lo que está escrito para este tiempo final. Y hay muchas promesas para la Iglesia del Señor Jesucristo con relación a la manifestación de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, para completar Su Iglesia de este tiempo final, para una manifestación grande de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, para el avivamiento del Día Postrero, para el avivamiento final; para cumplir así, lo que el Ángel del Señor le reveló al reverendo William Branham como la Tercera Etapa, que se cumplirá, se manifestará, en una Gran Carpa-Catedral que le fue mostrada al reverendo William Branham.
Serán bienaventurados los que tengan la bendición de ser instrumentos para el cumplimiento de esas profecías, serán bienaventurados los… entre los que se cumplan esas profecías en el continente americano.
Serán bienaventurados los que podrán ver hacia dónde se ha movido Cristo en Espíritu Santo, desde el tiempo de los apóstoles allá en Jerusalén y en todo Israel, con el comienzo de la predicación del Evangelio de Cristo y la manifestación de Cristo en Espíritu Santo llamando y juntando a Sus hijos, Sus escogidos, en Su Cuerpo Místico de creyentes, comenzando desde el Medio Oriente allá, comenzando desde el Este, pasando – con los judíos; y luego pasando a los gentiles en Asia Menor con San Pablo; luego pasando a Europa por medio de la manifestación del Espíritu Santo en cinco poderosos mensajeros, y luego pasando – y pasando a diferentes naciones en Europa; luego pasando de Europa, pasando de Inglaterra a Norteamérica, al continente americano, que consta de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica.
Y ahora, es importante ver dónde se manifestó el Espíritu Santo en Norteamérica: fue a través del reverendo William Branham, en esa séptima edad, y en la brecha entre la séptima etapa o edad de la Iglesia y la etapa o Edad de Piedra Angular, la Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde el llamado final de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, lo hace para llamar y juntar Sus escogidos del Día Postrero y completar Su Iglesia, y darles la fe para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
El misterio ahora está y es: dónde y hacia dónde se ha movido el Espíritu Santo, la Columna de Fuego, para llevar a cabo la Obra del Día Postrero, cumplir las Escrituras, las profecías correspondientes a este tiempo final en medio del cristianismo; y de ahí salir la bendición para todo el cristianismo en todas las naciones, y para el pueblo hebreo, y para todas las naciones.
Es en esta etapa final donde aparecerá nuevamente el ministerio de Elías por quinta ocasión. Ya el cristianismo lo tuvo por cuarta ocasión en Norteamérica, operado por el Espíritu Santo en el reverendo William Branham, así como lo tuvo Israel allá en la tierra de Israel en Juan el Bautista, en Eliseo y en Elías Tisbita.
Por lo tanto, es importante tener nuestros ojos abiertos, viendo y estudiando las profecías, las Escrituras que hablan de lo que Dios hará en este tiempo en el cual nos ha tocado a nosotros vivir; porque eso es lo que Dios estará cumpliendo, lo que Dios estará materializando.
¿Por qué esperar la Venida del Señor en este tiempo final? Porque eso es lo que está prometido para la Iglesia para este tiempo final, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estarán vivos en ese momento.
Él hará como Él ha prometido para Su Iglesia, y hará lo que Él ha prometido para el pueblo hebreo también; por lo tanto, estemos con nuestros ojos bien abiertos. Antes de terminar el año estaremos viendo algunas cosas importantes. Estemos con nuestros ojos bien abiertos. Lo estarán viendo a través de la pantalla de televisión, en internet también; así que veremos Escrituras siendo materializadas, siendo cumplidas en este tiempo final; porque lo que está escrito, cumplimiento tiene.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, y la fe de Cristo ha nacido en su alma al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo en esta ocasión, puede recibirlo como su único y suficiente Salvador; para lo cual puede pasar el frente, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, pueda ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento; y así nazca en el Reino de Dios, como le dijo Cristo a Nicodemo: “El que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Y todos queremos nacer en el Reino de Dios, todos queremos entrar al Reino de Dios, todos queremos recibir la vida eterna, como dijo Cristo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo una cosa somos.” San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30.
En las diferentes naciones, y diferentes iglesias y congregaciones en diferentes países, pueden también venir a los Pies de Cristo los que todavía no lo han hecho, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Los niños de 10 años en adelante, también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador, pues Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” [San Mateo 19:14]
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, en diferentes naciones y aquí presentes.
Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros rostros inclinados y ojos cerrados:
Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad, como en el Cielo también en la Tierra; y el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal; porque Tuyo es Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Celestial, vengo a Ti con estas personas que están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, recíbeles en Tu Reino. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración, los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida y creo en Tu Nombre como el único Nombre, dado a los hombres, en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los pecados de todo ser humano.
Doy testimonio público de mi fe en Ti, reconociendo que soy pecador y necesito un Salvador. Señor, doy testimonio de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Haz realidad la Salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario, hazla una realidad en mi vida. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! AMÉN.
Y ahora, los que han recibido a Cristo como Salvador en esta ocasión, me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, en el Nombre del Señor, porque Él dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.” Preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar?”
Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Recuerden: El bautismo en agua en el Nombre del Señor, es tipológico, es simbólico. El Señor Jesucristo también fue bautizado por Juan el Bautista para cumplir toda justicia, y Él fue el que dijo que el que creyere y fuere bautizado, será salvo. Es un mandamiento del Señor Jesucristo.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente, simbólicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la vida eterna con Cristo en su Reino Eterno. Todo eso es en el campo espiritual.
Es que en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; ese es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y Cristo le bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y producirá en usted el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados; y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Continúen pasando todos una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Y como siempre les digo: Hasta el próximo domingo, en la pantalla; sea presente o vía satélite, siempre será en vivo, porque las transmisiones se hacen en vivo también, las predicaciones también en vivo desde el país donde me encuentre. Por lo tanto, siempre tratamos de guardar, algunas veces, dónde estaré.
Así que continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Las Navidades, pues, ya ustedes saben que estaré con ustedes, pasándolas junto, también, a las personas… junto a ustedes y a las personas que han de venir de otros países, las cuales ya recibieron la invitación para estar acá con nosotros.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos. Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país al ministro correspondiente, para que les indiquen cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor, los que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LO QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPLIMIENTO TIENE.”