Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo. Es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual leemos en el Salmo 103, verso 19 al 22, donde dice:
“Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos.
Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto.
Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LOS ÁNGELES DE DIOS”.
Hemos visto, en esta Escritura, que Dios estableció en el Cielo Su Trono, y que Su Reino domina sobre todos. Por lo tanto, en los Cielos está establecido el Trono de Dios, y por consiguiente está la Ciudad de nuestro Dios, porque el Trono está en la Ciudad de Dios, que es la Nueva Jerusalén.
Y hay millones de ángeles, los cuales están distribuidos en ejércitos celestiales y tienen sus arcángeles correspondientes, que son los que están al mando de esas huestes celestiales de ángeles de Dios.
Y ahora, Dios ha establecido en el Cielo Su Reino, ahí está Su Trono, y Él gobierna sobre toda la Creación. En ese Trono celestial es donde Cristo —cuando subió al Cielo glorificado— se sentó, del cual Cristo dijo que se sentaría a la diestra de Dios[1].
Por lo tanto, la primera ocasión en que se sentó en el Trono celestial de Dios una persona con un cuerpo físico, pero glorificado, fue cuando Cristo subió al Cielo. Por lo tanto, lo que dijo Cristo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra”[2], tiene cumplimiento en Cristo sentado sobre el Trono del Padre; porque, ¿quién es el que tiene la autoridad y el poder en un reino? El que está sentado en el trono, el rey.
Y Dios ¿perdería Su poder? No, porque Dios está en Cristo; por lo tanto, es Dios en Cristo gobernando los Cielos y la Tierra, en Cristo y a través de Jesucristo.
Y ahora, encontramos que Dios tiene millones de ángeles.
Y ahora, todo está sujeto a Cristo, que está sentado sobre el Trono del Padre. Él en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, dijo:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Cristo venció.
Hubo una lucha por el Trono del Padre: el diablo quería sentarse en el Trono del Padre y ser el instrumento a través del cual Dios se manifestara y gobernara toda la Creación.
El diablo se había apoderado de este planeta Tierra cuando engañó a Adán y Eva, y ahora quería conquistar el Trono celestial para sentarse en ese Trono celestial y gobernar, o Dios gobernar a través del diablo, de Satanás. Pero vean, Cristo venció y fue el que obtuvo la bendición de sentarse en el Trono de Dios.
Recuerden que el diablo siempre ha estado buscando sentarse en el Trono; por eso él ha tenido esa lucha contra Cristo todo el tiempo. Pero ahora el que está sentado en el Trono es Cristo, en el Trono celestial; y ahora la lucha es por quién se sentará en el Trono terrenal de Dios, que es el Trono de David, al cual Jesucristo es el heredero.
Esa es la lucha que hay, y esa es la lucha que en este tiempo final se estará llevando a cabo; porque el diablo, a través del anticristo, tratará de conquistar el Trono terrenal de Dios, que es el Trono de David.
Pero hay ángeles de Dios, millones de ángeles de Dios, que estarán luchando en favor de Cristo y de todo el Programa de Cristo, y de aquel que se sentará con Cristo en el Trono de Cristo.
Por otro lado estarán ángeles caídos, que pertenecen al reino de las tinieblas, al reino del diablo, que fueron los que se rebelaron en contra de Dios con el diablo; esos estarán luchando en favor de que el anticristo sea el que se siente en el Trono de David.
Por lo tanto, vean dónde estará la lucha: será la lucha por el Trono de David; así como la lucha fue por el Trono celestial, pero ya Cristo obtuvo la victoria y se sentó en el Trono de Dios.
Vean, y de eso es que habla Cristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, cuando dice:
“Al que venciere, (yo) le daré que se siente conmigo en mi trono”.
¿Cuál es el Trono de Cristo? El Trono de Cristo terrenal es el Trono de David; porque el Arcángel Gabriel cuando habló de este Trono de David, dijo a la virgen María de la siguiente manera. Capítulo 1 de San Lucas, versos 31 en adelante, dice:
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Y ahora, el heredero al Trono de David es Jesucristo, el Hijo de la virgen María. Y ahora Cristo dice:
“Al que venciere, (yo) le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Por lo tanto, así como Cristo venció: vencerá aquel que está ordenado por Cristo para sentarse con Él en Su Trono; por lo tanto, vencerá y se sentará con Cristo en Su Trono. Y este Trono, dice en Primera de Crónicas, capítulo 28 y capítulo 29… Capítulo 28 de Crónicas, verso 4 en adelante, dice… Vamos a ver, verso 5 en adelante para no leer mucho, dice David, dice el rey David:
“Y de entre todos mis hijos (porque Jehová (Dios) me ha dado…)…”.
Yo creo que hay que leer el 4, dice… Capítulo 28, verso 4 en adelante:
“Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel”.
Y ahora, este planeta Tierra y el pueblo hebreo están con una promesa grande: el Trono de Dios, del Reino de Dios en este planeta Tierra.
El Reino de Dios en este planeta Tierra sería dado al pueblo hebreo; por lo tanto, sería un Reino contrario al reino de las tinieblas. Y en ese Reino estaría el Trono de Dios terrenal, por lo tanto estaría… La representación del Trono celestial sería el Trono terrenal de ese Reino terrenal del Reino de David. Y el Trono que representaría el Trono celestial sería el Trono de David.
Y ahora, Salomón fue el que sucedió al rey David en ese reino, y se sentó en el Trono de David.
Y ahora, en el capítulo 29, versos 22 en adelante, dice… cuando dieron por segunda vez la investidura al rey Salomón, dice:
“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel”.
Y ahora, ¿en qué Trono se sentó el rey Salomón? Se sentó en el Trono de Jehová sobre Israel. O sea, el Trono de Dios, sobre el cual Dios estaría gobernando al pueblo hebreo, fue el Trono de David; y en ese Trono se sentó Salomón para ser el instrumento de Dios, para Dios a través del rey Salomón gobernar sobre el pueblo hebreo; por lo tanto, sería un rey que reinaría, gobernaría, ¿para quién? Para Dios; no para sí mismo, sino para Dios.
Y ahora, encontramos que ese reino luego fue dividido, fue roto, diez tribus pasaron a Jeroboam, un descendiente de Efraín.
¿Y por qué no pasó a otro rey o a otra persona? Porque Efraín es el que tiene la Primogenitura; y antes estaba todo en un solo reino, pero ahora Dios dividió el reino en dos; y ahora está el reino del norte con diez tribus, encabezado por Jeroboam (descendiente de Efraín), y está el reino del sur con la tribu de Judá y la tribu de Benjamín.
Por lo tanto, ahora el reino está dividido desde los días del hijo de Salomón: Roboam, por cuanto Salomón pecó ante Dios, estableciendo a sus mujeres templos paganos, en donde adoraban dioses paganos; y Dios se enojó con Salomón y entonces trajo grandes guerras contra Salomón.
Dos adversarios fueron levantados contra Salomón, fueron levantados por Dios; y luego no rompió Él el reino en los días de Salomón por amor a David, pero dijo: “Pero en los días de tu hijo Roboam será roto el reino”[3].
Y ahí fue roto y fue dada una parte del reino, la mayor fue dada a Jeroboam. ¿Ven? Solamente (en español, por supuesto) se le añade el “Je”, y entonces tenemos el nombre del otro rey. Y el “Je” tiene que ver con el Nombre de Dios, porque es Jehová. ¿Ven? Y ahora, encontramos algo ahí, pero lo vamos a dejar quietecito.
Encontramos que Jeroboam también tenía la promesa de que su reino permanecería para siempre —o sea, para él y para su descendencia— si permanecía firme cumpliendo los mandatos divinos y no adorando dioses ajenos; o sea, sirviendo al único Dios verdadero, que es el Dios de los hebreos, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Creador de los Cielos y de la Tierra.
Pero por un asunto político, para que el pueblo no se fuera a adorar a Jerusalén…, porque la parte religiosa todavía estaba en Jerusalén: el templo, la adoración, ir a hacer los sacrificios allá, y también llevar los diezmos y las ofrendas; y entonces Jeroboam quiso quitar eso, y en vez de actuar en una forma correcta, conforme a la Palabra de Dios, al mismo o el mismo que le habló y le dijo que Dios le daría diez tribus…, a ese profeta tenía que él ir y preguntarle: “¿Ahora cómo vamos a llevar a cabo la parte religiosa? Ora a Dios para que nos diga ahora cómo vamos a servir a Dios y tener la parte religiosa en la forma correcta”. Pero él, de su propio corazón, se inventó una fecha para hacer el sacrificio, pero estableciendo dos becerros de oro: uno en Dan y el otro en Efraín[4].
Por consiguiente, eso desagradó a Dios, porque este asunto del becerro de oro que establece o coloca Jeroboam en Efraín y el otro en Dan, es lo mismo del becerro de oro que formó, construyó Aarón, a petición de aquellos líderes que le obligaron a hacer un becerro de oro para el pueblo[5].
El becerro de oro es una imagen, una representación física del dios de Babilonia, que es Nimrod, y que en otras naciones tiene otro nombre; es el mismo Nino, dios Nino, el cual está representado en un becerro con cuernos o en un toro con cuernos; pero de eso no vamos a hablar ahora.
Ahora vean por qué Dios se enojó tanto cuando Aarón y algunas personas prepararon un becerro de oro al cual adoró el pueblo; y aquellos líderes que se levantaron en contra de Moisés le dijeron al pueblo: “He aquí los dioses, tus dioses que te sacaron de Egipto”. O sea, le estaban dando la gloria de esa liberación, ¿a quién? Al dios babilónico, y no al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Y el dios babilónico…, que es el mismo diablo, el mismo Satanás, representado en Nimrod, y luego va cambiando de nombre; se va cambiando de nombre como también el caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 6, va cambiando de colores también, pero es el mismo caballo, la misma bestia.
Y ahora, ese dios babilónico va cambiando de nombres en las diferentes naciones; pero eso vamos a dejarlo quietecito porque eso no es para tocarlo ahora. Solamente tenemos que entender que esa religión babilónica ha sido respaldada por los ángeles de las tinieblas, porque es la religión del diablo, la religión de adoración al diablo, la religión del reino del diablo. Todo reino tiene que tener la parte política y la parte religiosa también.
Y ahora, encontramos que ese dios, representado en el becerro o toro con cuernos, es “el dios de las fortalezas”, del cual habla el profeta Daniel[6], y al cual el anticristo servirá todo el tiempo; pero el pueblo de Dios, los escogidos de Dios sirven al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Creador de los Cielos y de la Tierra.
Ahora, hemos visto que ha estado todo el tiempo en la Tierra, así como en el Cielo, ha estado una guerra entre Cristo y el diablo, entre Dios y el diablo, y entre la religión del diablo (de adoración al diablo) y la verdadera religión y adoración a Dios. Esa lucha ha estado todo el tiempo. Esa fue la misma lucha que hubo entre Caín y Abel[7].
Por lo tanto, en este tiempo final… Ha estado también…, durante las diferentes edades de la Iglesia, encontramos que cuando Dios ha determinado que haya un cambio en ese reino de las tinieblas: ha enviado Sus Ángeles, como al Arcángel Gabriel y el Arcángel Miguel, y han luchado en contra de las huestes espirituales que estaban respaldando esos reinos terrenales, y ha vencido el Arcángel Gabriel con ayuda del Arcángel Miguel, y ha venido el cambio; porque aunque el diablo tiene un reino, aún, con todo y eso, está sujeto al Reino de Dios y al Trono de Dios.
Ahora, eso es como encontramos en muchas naciones: hay muchas formas que llevan a cabo algunas naciones, pero con todo y eso encontramos que casi todas las naciones, o todas las naciones, están sujetas a la ONU[8]. Y cuando la ONU dice: “Esta nación no puede seguir con eso que está haciendo”, ¿qué hace? Le manda ejércitos y tumban al gobierno que hay, y establecen un gobierno democrático.
¿Ven? Porque todas las naciones están sujetas a las Naciones Unidas. Aunque hay algunas que no han entrado a las Naciones Unidas; pero esas que no han entrado, aun si las Naciones Unidas quieren hacer algo en contra de ellas, también lo pueden hacer.
Ahora, ¿cuánto más el Reino de Dios? Dios desde Su Trono determina lo que Él va a hacer en cada etapa del reino de las tinieblas y del Reino de Cristo.
Por lo tanto, Dios está viendo todas las cosas, y tiene ejércitos poderosos, con Arcángeles poderosos, para ejecutar la orden divina. Desde el Trono de Dios salen esas órdenes divinas.
Ahora, por cuanto en el Cielo se está viviendo el día de salvación, el día de misericordia, encontramos que aparentemente Dios no ha hecho nada en una escala mayor contra el reino de las tinieblas.
Esperen a que Cristo termine Su Obra de Intercesión y salga del Trono del Padre y haga Su Obra de Reclamo, ya entonces no habrá Sangre en el Trono de Intercesión, y entonces Dios mirará, verá, juzgará y condenará.
Pero mientras hay Sangre en el Cielo, en el Trono de Dios, el Trono de Intercesión, Dios mira a la raza humana y la ve sin pecados; porque están cubiertos por la Sangre de Cristo, y Dios mira a través de la Sangre de Cristo.
Pero cuando ya no haya Sangre en el Trono de Intercesión, Dios mirará y entonces verá, juzgará y condenará; y eso dará lugar a la gran tribulación y a los juicios de la gran tribulación sobre el reino de las tinieblas.
Por lo tanto, los Ángeles de Dios estarán interviniendo ahí; como intervinieron para la destrucción de Sodoma y de Gomorra[9]. ¿Ven? Son los Ángeles de la Diestra de Dios: los Arcángeles Miguel y Gabriel son los Ángeles que están frente a todo el Programa Divino de cada tiempo.
Y por consiguiente, cuando fue visto Elohim con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel en la Tierra, algo grande iba a pasar; pero también una bendición grande venía para Abraham: la confirmación del hijo prometido[10]; pero luego vendría el juicio divino sobre Sodoma y Gomorra, y dejarían de existir.
Y para el tiempo final Cristo dijo que: “El Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno según sean sus obras”. San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28. Y San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31, también dice que el Hijo del Hombre viene en la gloria de Su Padre, dice que viene en una nube, y dice que enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos.
Son los Ángeles que recogerán el trigo en el Alfolí de Dios; ahí estarán los Arcángeles Miguel y Gabriel presentes con Sus Ejércitos celestiales para respaldar todo el Programa Divino, y para respaldar al instrumento que Cristo tendrá en Su Iglesia en este tiempo final.
Por lo tanto, él podrá decir como dijo Eliseo a su siervo: “Son más los que están con nosotros que los que están en contra”[11]. Ese será un profeta mayor que el mismo Eliseo, y será un profeta dispensacional, al cual estarán respaldando los Ejércitos celestiales con Sus Arcángeles Comandantes.
Por lo tanto, no temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido darles el Reino[12]. Por lo tanto, este reino terrenal será dado a Cristo y a Su Iglesia; y ya el diablo estará encerrado en el abismo, y todos los instrumentos del diablo estarán también encerrados allá en la quinta dimensión; y la bestia y el falso profeta, el anticristo, estarán ¿dónde? Allá dentro de la quinta dimensión, del abismo, estarán metidos allá en ese lago de fuego, donde será echado luego el diablo, después del Reino Milenial.
Pero para el Reino Milenial el diablo estará encerrado en el abismo; por consiguiente habrá paz en la Tierra; y el Reino de David y el Trono de David serán restaurados, y por consiguiente la monarquía estará restaurada y estará fusionada con la teocracia; y entonces habrá bendición y paz para el pueblo hebreo y para todas las naciones que estarán viviendo en esta Tierra.
Habrá un orden religioso y un orden político también. O sea que en el orden…, o en el Reino del Mesías-Príncipe estará un orden político y un orden religioso establecido.
Por lo tanto, en este Reino del Mesías continuarán los Ángeles de Dios trabajando en el campo o el mundo invisible o espiritual, pero serán vistos por los escogidos de Dios, porque ya tendrán las dos consciencias juntas y tendrán el cuerpo físico glorificado.
Por lo tanto, ya la dimensión de los ángeles será tan visible a los escogidos de Dios, que será como mirar, estar mirando a los seres humanos acá, y levantar un poco la vista y ver a los ángeles también.
Por lo tanto, las dos consciencias estarán juntas en todos los hijos e hijas de Dios, en todos los que han de ser transformados en este tiempo final; y por consiguiente todos seremos igual a Cristo y a los profetas: con las dos consciencias juntas.
Ahora, los Ángeles de Dios están en favor de Cristo y Su Iglesia; y el Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende[13], o sea, el cuerpo angelical de cada creyente en Cristo.
Cada creyente en Cristo tiene un cuerpo angelical; por lo tanto, estamos bien acompañados y bien protegidos. Y usted no se va a ir de aquí de la Tierra, no va a morir físicamente, hasta que Dios diga cuándo usted tiene que irse; y será llevado al Paraíso si tiene que irse. Pero decimos como Pablo: “Queremos mejor permanecer aquí”[14], y no perdernos este tiempo de lucha, que va a arreciarse, pero que sabemos que de parte de Dios tenemos la promesa de la Gran Victoria en el Amor Divino.
La batalla va a ser cuando venga la apretura, ahí ya comenzará la batalla; pero nos vamos a ir en medio de la apretura, vamos a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; vamos a obtener la Gran Victoria en el Amor Divino.
Y luego Dios destruirá con Sus Ángeles el reino de las tinieblas, bajo los ministerios de los Dos Olivos; y vamos a dejar eso quietecito ahí para no dar mucha información sobre todas estas cosas, para que así nadie trate de imitar o nadie trate de impedir el cumplimiento del Programa de Dios.
Recuerden ustedes que un ejército, cuando está en tiempo de guerra no puede estar explicando las técnicas o tácticas que va a usar en esa guerra; solamente los grandes generales conocen todas las tácticas que van a usar, y el resto lo que hace es obedecer las órdenes que vienen de arriba.
Dicen los grandes generales que las guerras se ganan o se pierden ¿dónde? Algunas veces piensan que en el campo de batalla. No. En la mesa, donde se planifican esas guerras y las tácticas que se van a usar en esas guerras.
Y en esta guerra, batalla, que está señalada para este tiempo final, ya Dios diseñó todo lo que va a hacer, y ya Dios ganó; sobre la mesa ya ganó la batalla, ya está ganada.
Ahora, lo que falta es realizarla, y el resultado será el que Dios vio desde antes de la fundación del mundo: la victoria para Cristo y Su Iglesia. Y los Ángeles de Dios estarán ahí, presentes; porque está dicho que será cómo en los días ¿de quién? De Noé, y como en los días de Lot; y estuvieron presentes allí, en esos días, los Ángeles de Dios.
En los días de Lot, que fueron los días de Abraham también, más claramente aparecen manifestados visitando a Abraham y luego visitando a Lot.
Estos son días como los días de Noé y como los días de Lot. “Así será la Venida del Hijo del Hombre”, dijo Cristo; y viene con Sus Ángeles; y por consiguiente, con millones de ángeles bajo el comando de los Arcángeles Miguel y Gabriel.
El reverendo William Branham, dijo: “Cuando ustedes… – Cuando es visto Gabriel, algo grande va a suceder”. Él dijo: “El Arcángel Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo”[15]. ¿A quién se la anunció? Al sacerdote Zacarías[16] y luego a la virgen María[17]. Y luego con las huestes celestiales, ese Arcángel con esas huestes celestiales, cantando y con sus instrumentos (esos coros angelicales), estuvo también anunciando el nacimiento del Mesías[18].
Por lo tanto, para el tiempo final, dice el reverendo William Branham: “El Arcángel Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo: tocó la Trompeta; o sea, tocó la Trompeta en la Primera Venida de Cristo; y tocará la Trompeta en la Segunda Venida de Cristo: anunciará la Segunda Venida de Cristo”.
Es Voz ¿de qué?, de Arcángel; ahí lo tienen, estaba prometido; y así será cumplido. Los Arcángeles Miguel y Gabriel estarán en medio de la Iglesia primero, y después con el pueblo hebreo, para la Gran Victoria en el Amor Divino.
Nuestro tema ha sido: “LOS ÁNGELES DE DIOS”.
Vean, también para la siega, la cosecha, dice Cristo que en el tiempo de la siega, de la cosecha (lo cual dice que es el fin del siglo), enviará Sus Ángeles[19]. ¿Ve?
Es tiempo este de los Ángeles de Dios, de los Ángeles del Hijo del Hombre, porque este es el tiempo para la cosecha, este es el tiempo para sacar la red con peces, y separar los peces buenos de los peces malos, y separar el trigo de la cizaña; y así, conforme a como Cristo dijo, tiene que suceder.
Este es el tiempo de los Ángeles de Dios, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo y después en medio del pueblo hebreo.
“LOS ÁNGELES DE DIOS”. Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Y si quieren un poquito más, Cristo dice:
[Apocalipsis 22:16] “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Por lo tanto, este es el tiempo del Ángel del Señor Jesucristo con los Ángeles de Dios para bendición de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Siempre han estado los Ángeles de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, y siempre ha estado el Ángel del Señor Jesucristo en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Pero para este tiempo final el Ángel del Señor Jesucristo, el cual es un espíritu de profeta allá en el Apocalipsis, estará en carne humana en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; y con él estarán acompañándole huestes de ángeles celestiales; y los Arcángeles Gabriel y Miguel estarán presentes en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, respaldando al Ángel del Señor Jesucristo, y por consiguiente a la Iglesia del Señor Jesucristo.
“LOS ÁNGELES DE DIOS”.
Bueno, ya Miguel está por aquí.
También tuvimos los sietes ángeles (¿verdad?) de las siete edades. Un Ángel es un mensajero, un mensajero de Dios enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo. Los mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia, los diferentes mensajeros, son mensajeros, ángeles mensajeros, hombres mensajeros de Dios.
Bueno, ya tenemos a nuestro hermano y amigo, el reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LOS ÁNGELES DE DIOS”.
[Revisión febrero 2025]
[1] Lc. 22:69; Mr. 16:19; Sal. 110:1; Hch. 7:55-56; Ro. 8:34; Ef. 1:20; He. 1:3, 8:1, 10:12, 12:2; 1 P. 3:22
[2] San Mateo 28:18
[3] 1 Reyes 11:29-36, 12:1-18
[4] 1 Reyes 12:28
[5] Éxodo 32:1-35
[6] Daniel 11:38
[7] Génesis 4:1-15
[8] ONU: Organización de las Naciones Unidas
[9] Génesis 19:1-29
[10] Génesis 18:1-15
[11] 2 Reyes 6:15-16
[12] San Lucas 12:32
[13] Salmos 34:7-9
[14] 2 Corintios 5:4
[15] Compendio de “ÁNGELES”, pág. 18
[16] San Lucas 1:5-20
[17] San Lucas 1:26-38
[18] San Lucas 2:8-14
[19] San Mateo 13:39-43