Muy buenos días, Hombres y Mujeres de Negocios del Evangelio del Reino. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en este día para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a nuestro tiempo, y así también saludarlos y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.
Que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les prospere espiritualmente y materialmente también, prospere vuestras almas y prospere vuestros negocios también; y les use grandemente en Su Reino, en Su Obra, en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Siempre necesitamos la bendición de Dios, y con la bendición de Dios vamos a tener siempre éxito en todos los aspectos de nuestra vida. Ahora, hay que comprender que hay que luchar. Si una persona quiere obtener una victoria, tiene que entender que tiene que pasar por una lucha.
Nosotros tenemos el ejemplo en el Antiguo Testamento de un hombre luchador, un hombre esforzado, que obtuvo una victoria tan grande que una nación completa se está beneficiando todavía y se beneficiará en el Milenio y por toda la eternidad. Ese fue un hombre conocido por el nombre de Jacob, y luego obtuvo la bendición de Dios plena y recibió un cambio de nombre; recibió como una adopción, una adopción, y recibió un cambio de nombre.
Y ahora, ese hombre, vean ustedes, fue Jacob, el cual vino a ser Israel y el cual la bendición que ganó fue tan grande, pues fue la Bendición de la Primogenitura, la cual y para la cual estaba predestinado desde antes de la fundación del mundo; pero cuando le tocó nacer, se le adelantó su hermano.
Pero para un escogido de Dios no hay quién se le adelante. Aunque aparentemente uno vea que alguien se le adelantó, ahí no hay lugar a que se pueda adelantar completamente, porque por medio de la bendición de Dios, Dios nos coloca a la delantera.
Y así sucedió con Jacob. Jacob luchó, y Dios se sintió muy contento con Jacob; pues a Dios le agradan las personas o la persona luchadora, que por la bendición de Dios lucha hasta obtener esa bendición.
Esa bendición que Jacob obtuvo tenía (esa bendición) cosas terrenales y cosas celestiales; y luego Jacob, cuando bendijo a sus nietos Efraín y Manasés, dijo1: “El Dios de mis padres, el Ángel de Dios que me cuida, que me libra, que me ha librado siempre de todo peligro, (dice) el cual me ha bendecido…”, y dice también las bendiciones que ha recibido, da testimonio que son mayores que las bendiciones que habían recibido sus padres, sus antepasados Isaac y Abraham.
¿Por qué? Porque vean ustedes, con la Bendición de la Primogenitura, que pasó de Abraham a Isaac y de Isaac a Jacob, ahora por medio de Jacob vendría un grupo de personas, sus doce hijos, y luego de uno de esos hijos, de José, vendrían dos hijos de José, los cuales serían adoptados también como hijos del pueblo hebreo; y eran medios gentiles y medios hebreos: por parte de padre hebreos y por parte de madre gentiles.
Y recuerden que ahí tenemos a la Iglesia gentil, que por algo va a estar (¿dónde?) allá en Israel; y no va a estar en una posición sencilla, sino en la más importante en el Reino de Cristo, porque tiene la Bendición de la Primogenitura, como la obtuvo Efraín de parte de Jacob.
Y ahora miren, el pueblo hebreo, el Israel terrenal, se ha llamado del nombre de aquel que luchó y obtuvo la Bendición de la Primogenitura.
Ahora, el pueblo hebreo, algún día pues Dios dice que le va a dar un Nombre Nuevo también; y ese Nombre Nuevo pues tiene que ser de aquel que habrá luchado y ha obtenido la victoria, el cual es Cristo, que recibió un Nombre Nuevo; y ese Nombre va a ser conocido por Jacob, y vamos a ver algo en medio del pueblo hebreo (lo vamos a ver durante el Reino Milenial, no se preocupen); como la Iglesia también recibiría un cambio de nombre, un Nombre Nuevo.
Y así podemos ver que para toda victoria obtenida hay una bendición grande.
Y aquí, vean, Jacob obtuvo la victoria; y luchó con el Ángel2. Y cuando luchó con el Ángel, cuando se enfrentó al Ángel y luchó para recibir la bendición de parte del Ángel, esa bendición siendo hablada, ahí recibió la bendición, recibió un cambio de nombre, un nombre nuevo; y así es, vean ustedes, para el Israel terrenal y el Israel celestial también.
Y ahora, ¿con quién fue que luchó Jacob? Con el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual vino hace dos mil años atrás en carne humana, el cual es el Verbo hecho carne, y estuvo en medio del pueblo hebreo; y para el Día Postrero tenemos la promesa que estará en medio de Su Iglesia, en medio del Israel celestial y luego en medio del Israel terrenal.
Y el Israel celestial se agarrará del Ángel del Pacto y recibirá la Bendición de la Primogenitura siendo materializada, y el Israel terrenal recibirá la Bendición de la Primogenitura para ser adoptada como la nación cabeza de todas las naciones; porque ahora, como se encuentra todavía, todavía no está a la cabeza de todas las naciones, pero en el Reino de Cristo estará a la cabeza de todas las naciones; será la nación más poderosa, y es una nación pequeña.
¿Y por qué va a ser la nación más poderosa? Porque allí estará el Trono del Hijo de David; allí estará el Trono de Cristo, que es el Trono de David; y por consiguiente, todas las huestes celestiales con todos los arcángeles frente a esas huestes celestiales están bajo el mando del que estará sentado en el Trono de David. Y todo saldrá de Jerusalén y de en medio de la nación hebrea para todas las demás naciones.
Ahora, en la actualidad no se encuentra como la nación más poderosa, pero cuando el Espíritu de Dios esté allí y se siente en el Trono de David, el Ángel del Pacto, Jesucristo, entonces se convertirá en la nación más poderosa; porque Dios la convertirá en la nación más poderosa, aunque sea pequeña; porque el que sea poderosa una nación o no sea poderosa no depende de la cantidad de gente que tenga. Miren, los chinos tienen más gente que las demás naciones, pero no es la nación más poderosa en la actualidad. ¿Ven? Porque no depende de la cantidad de personas que tenga.
Y ahora, la nación hebrea para ser la nación más poderosa va a depender ¿de quién? Del más poderoso que hay, el cual es Dios; y Él estando allí, pues se convertirá ¿en qué?, pues en la nación más poderosa.
Y el Israel celestial es la nación, el pueblo o la nación más poderosa que hay en la Tierra y en el universo completo; y todas la huestes celestiales están de parte del Israel celestial, y Dios está de parte del Israel celestial y en el Israel celestial de edad en edad; y eso es lo que lo hace ser el Israel celestial, la nación celestial más poderosa dondequiera que se encuentre, se encuentren en esta dimensión los miembros de ese Cuerpo Místico o se encuentren en otra dimensión.
Bueno, Hombres y Mujeres de Negocios del Evangelio del Reino, sabiendo que pertenecemos al Israel celestial caminemos hacia adelante sabiendo que la bendición de Dios está con nosotros y que la prosperidad espiritual y material también está con nosotros por medio de la bendición del Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual prosperó a Jacob y luego le cambió el nombre por Israel, y siguió prosperándolo espiritualmente y materialmente. Y así también es para todos nosotros como individuos y para todos nosotros como parte del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; así es para la Iglesia de Jesucristo.
Podemos ver la prosperidad espiritual que Dios le ha dado a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, a tal grado que ha ido creciendo, ¿por qué? Porque así como al mensajero, también a la edad y también a la dispensación, y también a la gente de esa edad y de esa dispensación, les conviene (¿qué?) crecer; porque esa edad con esa gente y con ese mensajero fue precursado por el precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Él fue el que precursó, preparó el camino y preparó al pueblo para una nueva edad y una nueva dispensación: un nuevo Mensaje, un nuevo mensajero y nuevo pueblo que vendría a existencia en el Programa Divino, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Y si la promesa es que a él le conviene crecer, al que vendrá después, pues vamos a crecer en todos los campos: espiritualmente y materialmente también; porque con esa Bendición de la Primogenitura, la Bendición de la Primogenitura que tiene el Cuerpo Místico de Cristo y cada uno de nosotros como individuos, lo cubre todo: los Cielos y la Tierra también.
Así que Dios les prospere materialmente, pero sobre todo espiritualmente primeramente, y que les use grandemente en Su Obra, en Su Reino, en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
“LOS NEGOCIOS DEL SÉPTIMO SELLO”.
[Revisión marzo 2019]
1 Génesis 48:14-16
2 Génesis 32:24-28