Ocupados en los negocios de nuestro Padre celestial

Muy buenos días, Hombres y Mujeres de Negocios del Evangelio del Reino. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, y ver cómo hombres y mujeres de negocios trabajaron en la Obra de Dios en tiempos pasados y fueron bendecidos, y cómo también en nuestro tiempo hay hombres y mujeres de negocios, comerciantes, que también trabajan en la Obra de Cristo y son bendecidos también.

Para no mencionar muchos, tenemos a Abraham, un hombre de negocios. Tenía sus rebaños de ovejas, tenía vacas también, tenía bueyes, tenía (¿qué más?) mulas, burros y mulas y de todo; y vean ustedes cómo él servía a Dios, aun diezmaba también a Dios. Y Dios lo bendecía, Dios era con él; y era bendecido Abraham, su esposa… y toda su familia y todos los que trabajaban con Abraham también eran bendecidos.

Luego a Abraham le siguió ¿quién? Isaac, otro hombre de negocios, el cual heredó todo lo de Abraham; porque dice que Abraham dio a su hijo Isaac todo lo que tenía, toda su herencia; y a los demás hijos, como Ismael y los seis hijos de Cetura, dio dones, regalos, y los envió lejos de Isaac1; y así no iban a molestar a Isaac ni le iban a hacer la guerra a Isaac ni le iban a estar reclamando que querían una parte de la herencia ellos también.

Porque cuando están muy cerca los demás herederos, o los demás que son hijos de la misma persona que partió, seguida quieren que les den una parte a ellos; pero Abraham había dado todo lo que tenía a Isaac, el hijo de la promesa, el primogénito de Abraham por medio de Sara. Ese era el que recibiría la Bendición de la Primogenitura. Y ahora, Abraham le dio todo lo que tenía.

Y luego, vean ustedes, fue un hombre de negocios también, con sus rebaños de ovejas; tenía vacas, tenía bueyes (pues tenían que arar, sembrar; y para eso se requiere bueyes, para arar); y también en aquellos tiempos usaban hasta burros —yo creo que era— también, y todo eso; y era un hombre de negocios que era prosperado por Dios y le iba bien (a Isaac).

Luego también Isaac tuvo el mismo problema que tuvo Abraham: que tuvo una esposa que era estéril. Pero así como Dios abrió la matriz de Sara, la rejuveneció y dio a Abraham por medio de Sara un hijo, ahora abrió la matriz a Rebeca; y vemos que Isaac tuvo dos hijos luchando allá en el vientre de Rebeca, y eran dos naciones representadas en esos dos hijos que Isaac tendría.

Porque miren, siempre las cosas grandes comienzan con una sola cosa y pequeña.

Vean, el cuerpo nuestro comenzó muy pequeñito, en forma microscópica; y comenzó allá esa manifestación de ese cuerpecito en el vientre de nuestra madre terrenal. Pero estábamos en los lomos de nuestros padres, de nuestro padre terrenal; y luego pasamos (por medio de la unión de papá y mamá) a ese lugar donde el óvulo es fertilizado por el espermatozoide, y ahí se va formando el cuerpo. En forma microscópica sigue creciendo después, hasta que ya se hace visible (pero está todavía invisible a la vista humana, pero ya ha crecido); y después de cierto tiempo (normalmente a los nueve meses) nace ese cuerpecito. Y todavía es pequeño, pero después sigue creciendo; y miren ya cómo ustedes están: ya están grandes, llegaron a la estatura máxima que iban a llegar. Ya para arriba crecieron lo que iban a crecer; para los lados crecen ustedes todo lo que quieran de acuerdo a lo que coman.

Ahora, vean ustedes cómo en el vientre de Rebeca estaban dos naciones, representadas esas dos naciones en esos dos niños. Y consultó Rebeca a Jehová, a Dios, a causa de esa lucha que había dentro de ellos, una guerra ahí; y Dios le dice, le contestó, que en su vientre había dos naciones, dos pueblos, dos naciones, y que el mayor serviría al menor2.

Así que Jacob, tratando de salir primero, de nacer primero, a él no le convenía nacer primero: le convenía nacer después, ser el menor en su nacimiento; y luego, vean ustedes, es el segundo, el menor.

Esaú es el mayor porque nació primero; aunque fue cosa de segundos, porque vino agarrado Jacob de los talones (o sea, del calcañar) de Esaú, porque estaban luchando allá, y Jacob estaba luchando por la Bendición de la Primogenitura; pero ya Dios sabía, y Dios obró, y sabía quién iba a nacer primero y quién iba a nacer después, y por eso echó la bendición sobre el que iba a nacer después.

Por eso, ya Dios hablando: “Hay dos naciones en tu vientre ahí, y el mayor servirá al menor”. O sea, que al mayor habló la palabra de que vendría a ser el que le serviría, el que serviría al menor, o sea, lo dio como siervo para el menor; y a Jacob lo dio como señor del mayor.

Y ahora, vean cómo esto va materializándose de etapa en etapa.

Y luego Jacob lucha por la Bendición de la Primogenitura: se la compra a su hermano3; y luego, más adelante, va a donde su padre para que le eche la Bendición de la Primogenitura4, el cual estaba ciego, y no veía, por supuesto. Y Dios obró en todo eso, porque si llega a ver, hubiera echado la bendición (¿sobre quién?) sobre Esaú. Porque Isaac amaba a Esaú y Rebeca amaba a Jacob5.

Y ahora, vean, la bendición cae sobre Jacob; y Jacob, aunque su hermano Esaú era rico también, pero Jacob era el que tenía la bendición de Dios. Tuvo que salir fuera del territorio donde vivían por un tiempo, veinte o veintialgo de años, y luego regresó rico; salió sin nada, pero miren, llevaba la Bendición de la Primogenitura.

Y el que tiene la Bendición de la Primogenitura es rico aunque no tenga nada. En algún momento se materializará esa Bendición de la Primogenitura produciéndole, materializándole bendiciones del Cielo y de la Tierra también, con grandes riquezas celestiales y terrenales también, materiales y espirituales también. Principalmente las espirituales son las que más tienen valor.

Y ahora, vean ustedes, Jacob, un hombre de negocios con ovejas, con bueyes, con vacas, con camellos, con burros y todas estas cosas, servía a Dios; era bendecido de Dios. Fue por la bendición de Dios, la Bendición de la Primogenitura, que toda esta riqueza vino para Jacob.

Y así fue también con el pueblo hebreo allá en Egipto, el cual era un pueblo esclavo, pero por la bendición de Dios obtuvo toda esa riqueza; y salió rico, con grande riqueza, como Dios le había dicho a Abraham en el Génesis, capítulo 15, verso 12 en adelante.

Y ahora vean, Jacob fue un hombre rico; también lo había sido Isaac, lo había sido también Abraham; y ahora el pueblo hebreo tiene la promesa de ser un pueblo rico. Sale de la esclavitud con grande riqueza, sale rico. En 400 años de esclavitud miren todo lo que Dios le había almacenado; y ahora salen ricos para ser establecidos como un pueblo, una nación libre y soberana, con sus propias leyes dadas por Dios a través del profeta Moisés; y por eso él fue legislador.

Y Dios dice en Su Palabra que Dios es el Legislador de Su pueblo6; pero tuvo que usar un profeta y a ese profeta darle esas leyes, y él las dio al pueblo. Por eso Dios, el Legislador de Su pueblo, por medio de Moisés dio esas leyes, y por consiguiente Moisés es llamado también “legislador”.

Y ahora, es como… Dios es el que da a conocer todas las cosas que han de suceder, por eso Dios es Dios-Profeta; y por eso cuando se hizo carne, vino a ser Dios manifestado en carne en la forma (¿de qué?) de un profeta.

Y por eso, a todos los que Él envía para dar a conocer las cosas que Dios quiere que el pueblo conozca, lo envía con un espíritu de profeta; y por eso son llamados profetas, porque Dios está en ese hombre para dar a conocer las cosas que han de suceder, y profetiza el Espíritu Santo por medio de ese hombre, de ese profeta: ese hombre habla ungido con el Espíritu Santo; y pone Su Palabra en la boca de ese hombre, y esa es la Palabra de Dios, la Voz de Dios por medio de carne humana. ¿Es una Voz de dónde? Del Cielo.

Jesús preguntó en una ocasión… Cuando decían cosas en contra de Jesús, y aun en contra de Juan el Bautista en aquellos tiempos, Jesús preguntó en una ocasión… Cuando le preguntan… Eso fue… parece que fue cuando Jesús viró las mesas de los cambistas, que le preguntan: “¿Con qué autoridad tú has hecho esto?”.

No tenía la autoridad del sumo sacerdote ni de ninguna autoridad de allí del templo. Y Él les dice: “Yo también os haré una pregunta a ustedes, y entonces les contestaré (quiero decir, ‘les diré’)… Yo les diré a ustedes con qué autoridad hago esto, pero ustedes primero contéstenme una pregunta a mí: El bautismo de Juan (¿es en esa ocasión, Miguel?), ¿de dónde era?”.

¿Mateo qué?… Vamos a leerlo directo aquí. Mateo 21:12…

(Miguel, por aquí no… Sí, pero no habla aquí de Juan… Tenemos que buscar a San… Marcos 11 o Lucas 19. Yo busco Lucas 19 y tú buscas Marcos; tú buscas a Marcos y yo a Lucas. No está por aquí tampoco. Busca en la concordancia, por ahí, a…, donde dice “bautismo” o “Juan”… ¿Cuál fue, Benjie? ¿De Lucas 20 qué núm-…? El verso… Sí.

[San Lucas 20:1] “Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos,

y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?

(Fue cuando volcó las mesas de los cambistas y todo).

Respondiendo Jesús, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme:

El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?

Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta.

Y respondieron que no sabían de dónde fuese.

Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas”.

Y ahora, el bautismo de Juan era hecho aquí en la Tierra, ¿pero de dónde era? Del Cielo. Fue ordenado por Dios, fue ordenado de Dios desde el Cielo, para Juan realizar esa labor.

Y ahora, nuestro hermano Branham en un mensaje dice que “habrá un trompetazo del Cielo (Debe ser en el mensaje “El Rapto”7. ¿No tienes ahí la…?), y los muertos en Cristo resucitarán primero”.

Un trompetazo del Cielo, esa es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final; y ese trompetazo o Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, ¿de dónde es? Del Cielo. Y esa es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final del Evangelio del Reino siendo predicado en la Tierra por el Ángel del Señor Jesucristo.

¿Y de dónde es ese Mensaje del Ángel del Señor Jesucristo, el Mensaje del Evangelio del Reino? ¿De dónde es? ¿Del Cielo o de la Tierra? Del Cielo.

¿Y de dónde era el Mensaje que trajo San Pablo a la primera edad de la Iglesia gentil? ¿Del Cielo o de la Tierra? Del Cielo.

¿Y el del segundo ángel, y el del tercero, del cuarto, del quinto, del sexto y del séptimo? Del Cielo.

Vean ustedes de dónde es ese trompetazo del Evangelio del Reino, esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final: la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces; la Voz de Cristo, la Voz del Cielo en la Tierra hablándoles a todos los hijos e hijas de Dios.

Y ahora, así como Abraham, Isaac y Jacob fueron hombres de negocios que estuvieron con Dios (y Dios dijo de Abraham que Abraham es Su amigo; es conocido Abraham como el amigo de Dios8)… Y vean ustedes cómo estos hombres de negocios de las diferentes etapas bíblicas, que sirvieron a Dios, usaron de sus negocios para la Obra de Dios y Dios los bendijo grandemente.

Job en una ocasión dijo9: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el Nombre de Jehová bendito”. Reconoció que lo que él tenía se lo había dado Dios: riquezas y también sus hijos.

Y luego que Job pasó por su prueba difícil, Dios lo restauró; y le restauró los hijos, le dio hijos de nuevo; y fueron sus hijas las jóvenes más bellas de ese territorio. Tuvo de nuevo hijos e hijas, y tuvo ganados, todo en forma multiplicada. Quizás las primeras hijas e hijos de Job no eran tan hermosos, tan bellas las hijas; pero después, cuando recibió la restauración de su vida, de su salud, de su familia y todo, Dios le dio nuevamente hijos10.

Y ahora, vean ustedes, quizás los hijos e hijas de Dios, al venir en estos cuerpos mortales no serán tan hermosos y tan bellos, pero cuando sean restaurados con un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad, ahí estará lo máximo que Dios tenía para Sus hijos, en todos los sentidos; porque ahí estaremos todos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Un cuerpo eterno, eso es lo máximo que puede tener como cuerpo una persona. Y ahí estará todo lo que Dios quería para cada uno de ustedes y para mí también.

Antes de nosotros tener este cuerpo, y Dios ver y determinar que tendríamos este cuerpo, antes de eso Él vio y determinó —predestinó— el cuerpo eterno que nosotros tendríamos. O sea que ese cuerpo eterno es primero que este cuerpo terrenal.

¿Y cómo que es primero? Es primero en la mente de Dios, es primero en el Programa de Dios; y ese es el cuerpo en la perfecta voluntad de Dios, por eso es eterno.

Y ahí tendremos todo lo que Dios predestinó que nosotros tendríamos en el cuerpo físico: inmortalidad, juventud, y la belleza que Él haya determinado en cuanto a lo que es belleza para Dios, toda la belleza y hermosura que Dios haya determinado para darnos en el nuevo cuerpo. Y todo el conocimiento de Dios en ese nuevo cuerpo.

Y ahí tendremos las dos consciencias (¿cómo?) juntas; y seremos como nuestro amado Señor Jesucristo: sabiendo todas las cosas; y conoceremos como somos conocidos11. En ese cuerpo eterno conoceremos todas las cosas.

Ahora, el conocer como somos conocidos se cumple también conociendo a Dios manifestado en este tiempo final; porque en las siete edades se conocía y se veía como en espejo, en oscuridad o lugar oscuro, porque las siete edades corresponden al tiempo de la noche y por eso se veía en lugar oscuro y no se podía comprender todo lo de Dios. Pero en esta edad, la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Luz, porque es la Edad del Sol… y donde está el sol presente, pues hay luz; las tinieblas (¿qué?) huyen. Y ahora en la Edad de la Luz, la Edad del Sol, es que entonces podemos ver cara a cara.

Durante la noche, si estamos en un lugar oscuro, y hablamos los unos con los otros en un lugar oscuro, estamos viendo como en un espejo, en lugar oscuro; no nos distinguimos muy bien, no nos estamos viendo claramente; pero cuando sale el sol, entonces nos podemos mirar y nos podemos ver cara a cara y hablar cara a cara, viéndonos cara a cara.

Eso es para nuestra edad: ver cara a cara; y Él vernos cara a cara y nosotros verlo a Él manifestado cara a cara; y escuchar Su Voz y saber que estamos escuchando Su Voz.

Durante las siete edades de la Iglesia gentil algunas personas no supieron ni quién era el mensajero de su edad; pero para nuestro tiempo, al vivir en la edad que veremos cara a cara, estaríamos viendo cara a cara todas las cosas, con la Luz del Sol de Justicia resplandeciendo y alumbrándonos el entendimiento y el alma y todo nuestro ser para poder comprender; y así los entendidos entender todas estas cosas de Dios.

“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Habacuc, capítulo 2, verso 14, y también Isaías, capítulo 11, verso 9.

Y ahora, los escogidos de Dios de este Día Postrero son los primeros que llegan a obtener ese conocimiento: llegan a ser llenos del conocimiento de Dios, de la gloria de Jehová, de la gloria de Dios en Su Segunda Venida, como las aguas cubren el mar.

Así nos cubre el conocimiento y el entendimiento de todas las cosas de Dios correspondientes a este tiempo final; así nos cubre el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá y Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Como las aguas somos cubiertos del conocimiento de la manifestación de la gloria del Señor para este tiempo final, así como hemos conocido la manifestación de la gloria de Dios en la Primera Venida de Cristo.

Y para ese tiempo hubo también personas comerciantes que trabajaron con Cristo, colaboraron con Cristo; y de entre ellos también hubo algunos que fueron llamados al ministerio, como apóstoles, para trabajar directamente con Cristo en los negocios de nuestro Padre celestial.

Siempre que trabajamos en la Obra de Cristo estamos trabajando en los negocios de nuestro Padre celestial.

Y como hubo muchos comerciantes en tiempos pasados trabajando en la Obra de Dios, en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, también en este tiempo los hay. ¿Y dónde están esas personas? Aquí hay un grupo en Villahermosa presente, y en diferentes lugares de la República Mexicana, y en las diferentes naciones latinoamericanas y caribeñas.

Aquí tenemos (era “El Rapto”, ¿ve?), en “El Rapto”, página 37 en español, aquí dice el verso 1509:

1509 – “Yo pensé: ¡Oh! mi Dios, un día vendrá un trompetazo del Cielo, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Esos santos del Antiguo Testamento allá atrás, quienes están esperando su llamada para salir de allí primero e ir en la resurrección; caeremos directo en línea y yendo a los cielos, estos viejos cuerpos mortales serán cambiados y hechos como Su Propio cuerpo glorioso”.

Como Su propio cuerpo glorificado, nosotros tendremos nuestro cuerpo.

Ahora, cuando dice aquí: “Esos santos del Antiguo Testamento”, podemos decir que son esos santos de las siete edades de la Iglesia gentil y de los del tiempo de Jesús y los apóstoles allá en Jerusalén; porque los santos del Antiguo Testamento ya resucitaron con Cristo cuando Cristo resucitó.

Y ahora vean ese trompetazo del Cielo, que es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta.

En la página 130 del libro de Citas, y la página 149, y la página 47… En la página 47 dice que la Trompeta de Dios sonará; dice que es esa Trompeta, ese algo evangélico, sonará, y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Por aquí vamos a tener a Benjie (puede estar aquí); nos puede conseguir eso en la página 130 (no sé si la puede conseguir así), o la Trompeta Final.

Luego también, ahí mismo, en esa página 47 dice: “… el anuncio de Su Venida”. Esa Trompeta sonará, esa Trompeta Final sonará, ese algo evangélico sonará. ¿Qué sonará? El anuncio de Su Venida; o sea, sonará, proclamará, revelará la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

También en la página 130 y 149 nos dice: “La Trompeta sonará, esa última Trompeta (o sea, esa Trompeta Final sonará)”; y así…

Nos dice [1333]: “La Trompeta Final o esa última Trompeta, o Séptima… Esa Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, es la Venida del Señor. ‘Sonará, y los muertos en Cristo resucitarán primero’”.

¿Ven? Ese es el trompetazo del Cielo: esa Trompeta Final, que revela el Séptimo Sello, revela la Segunda Venida de Cristo.

El Séptimo Sello para la Iglesia gentil es la Segunda Venida de Cristo, y la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo es la Segunda Venida de Cristo.

Ahí en el mensaje “Las diez vírgenes” (página 450 a la 452), es donde dice (verso 402) [Pág. 47]:

402 – “Y nosotros que vivimos y hayamos quedado hasta la Venida del Señor, no evitaremos o impediremos a los que duermen. Esos preciosos que sellaron su testimonio con su sangre. ‘No impediremos o estorbaremos a los que duermen, porque sonará la trompeta’. Algo acontecerá, ese algo evangélico sonará, el anuncio de Su Venida. ‘Y los muertos en Cristo resucitarán primero. Y nosotros los que vivimos y permanezcamos seremos transformados’. Parados allí, y sentir un cambio; el pelo canoso se irá, las arrugas cesarán, cambiados en un momento, en un abrir de ojos. Y encontraremos a nuestros amados primero”.

Si pasamos a la página ciento… Donde hay más acerca de esa Trompeta Final es en la página 130 del libro de Citas y 149 del libro de Citas, donde dice que el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta es la Venida del Señor.

Nosotros trabajando en todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo estamos siendo colaboradores con Cristo en Su Obra correspondiente a este tiempo final.

Y como hombres y mujeres de negocios, ustedes trabajan en la Obra de Cristo y vuestro trabajo en el Señor no es en vano; pues ustedes están trabajando en la edad que corresponde a la Iglesia de Jesucristo en este Día Postrero, y ustedes están trabajando en la dispensación correspondiente a este Día Postrero.

Y por consiguiente, al trabajar en la Obra de Cristo en la edad y dispensación que nos ha tocado vivir, y trabajar con amor divino, no sintiéndonos que nos obligan sino de buena voluntad… Queremos trabajar en la Obra de Cristo porque amamos a Jesucristo como nuestro Salvador, y queremos trabajar con Cristo y por Cristo en este tiempo final.

Esa es la labor, la obra que es agradable a Cristo, y es la obra que es bendecida por Dios. Y cuando estemos en la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, Él recompensará a cada uno conforme a sus obras: conforme a todo lo que ha hecho, ha trabajado en la Obra de Cristo en el tiempo que le ha tocado vivir.

Así que, hombres y mujeres de negocios del Evangelio del Reino, adelante trabajando en la Obra de Cristo en nuestra edad y dispensación, porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Que Dios les bendiga grandemente espiritualmente y materialmente también, y les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero.

Aquí tenemos, en el mensaje “Cisternas rotas”, página 33, donde está lo que les dije que está contenido en el libro de Citas. Aquí, en el mensaje “Cisternas rotas”, página 33, predicado en julio 27 de 1964 en Jeffersonville, Indiana, verso 1161 dice:

1164 – “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero”.

Ahí podemos ver lo que es esa Trompeta Final o Séptima Trompeta: es la Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, la Venida del Señor; y sonará. Esa Séptima Trompeta y ese Séptimo Sello sonarán, y eso es la Venida del Señor; y será dada a conocer la Venida del Señor. Y ser dada a conocer la Venida del Señor, siendo dada a conocer, es la Trompeta Final o Séptima Trompeta sonando y revelando este misterio divino.

Esa es esa Trompeta o trompetazo del Cielo prometido para ser escuchado por la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final.

Es un trompetazo del Cielo la Voz de Cristo hablando desde el Cielo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, por medio de Su instrumento correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es Su Ángel Mensajero, de Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, del cual dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Y Apocalipsis 22, verso 6, también da testimonio de Su Ángel que envía para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

Y en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice: “Sube acá”. Con esa Voz de Trompeta dice:

“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Hay que subir a una edad, la edad celestial de la Iglesia de Jesucristo, que es la Edad de la Piedra Angular, para oír esa Voz celestial, ese trompetazo del Cielo; ser oído en una edad celestial, la Edad de la Piedra Angular; y así escuchar la Voz de Cristo dándonos a conocer por medio de Su Ángel todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y así todos nosotros estar trabajando con Cristo en los negocios de nuestro Padre celestial; y así, con nuestros negocios terrenales, trabajar en los negocios de nuestro Padre celestial.

Adelante trabajando en los negocios de nuestro Padre celestial, correspondientes a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano: recibirá su justa recompensa.

Que Dios les bendiga y les guarde y les use grandemente en Su Obra, y les prospere espiritualmente y materialmente también.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente con nosotros al reverendo Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

“OCUPADOS EN LOS NEGOCIOS DE NUESTRO PADRE CELESTIAL”.

[Revisión enero 2020]

1 Génesis 25:1-6
2 Génesis 25:22-23
3 Génesis 25:29-34
4 Génesis 27:1-40
5 Génesis 25:28
6 Isaías 33:22
7 Citas, pág. 169, párr. 1509
8 2 Crónicas 20:7, Isaías 41:8, Santiago 2:23
9 Job 1:21
10 Job 42:10-17
11 1 Corintios 13:12
Scroll al inicio