Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo presentes aquí, y también los que están en diferentes países: allá en Puerto Rico, Venezuela, Chile, Argentina, Paraguay, México, Perú, Guatemala y Estados Unidos, y cualquier otro país que esté conectado en esta ocasión, y también durante la próxima actividad, que será con toda la congregación.
Es una bendición grande vivir en este tiempo, porque es el tiempo en que todo el Programa Divino culmina – culminará en una manifestación grande del Espíritu de Dios en medio de Su Iglesia en este tiempo final; pues se estará llevando a cabo ese entrelace dispensacional, en donde entrará de lleno la Dispensación del Reino, entrará y traerá grandes bendiciones para la Iglesia del Señor. Eso es el Día del Señor.
Así como para el pueblo que guarda el sábado, el día del Señor es el séptimo día, que comienza en el sexto día en la tarde; ya cuando cae el sol comienza ya el séptimo día, pero todavía se está viviendo en el viernes, pero ya comenzó el sábado.
¿Qué día es hoy, Miguel?
[Hno. Miguel: Hoy es viernes]. Pues ya es sábado (jeje). ¿Ve?
[Hno. Miguel: ¿Qué hora es?].
[Hno: Falta poquito].
[Hno. Miguel: Todavía falta poquito, ¿pero qué hora es?].
[Hno: Veinte para las seis].
No quiere decir que sea a las 6:00 siempre, sino a la caída; no cuando se… cuando cae el sol; pero todavía sigue habiendo luz, porque al tiempo de la tarde habrá luz[1]; aunque no se vea el sol, pero habrá luz; todavía el sol estará dando luz, pero ya es luz de otro día, para otro día.
Y ahora, dijo Jesucristo en una ocasión, en San Juan, capítulo… Vamos a leer mejor San Pedro: Segunda de Pedro, capítulo 1, versos 15 al 21, y dice:
“También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.
Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“Tenemos también la palabra profética (dice San Pedro), a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.
El Lucero de la Mañana, o sea, la Estrella de la Mañana, que es Cristo.
Y ahora, Cristo, el Lucero de la Mañana, es nada menos que el Ángel del Pacto, conforme a la Escritura.
En Malaquías, capítulo 4, nos dice… capítulo 3, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Él enviaría Su mensajero, el Señor lo enviaría delante de Él, y luego vendría a Su Templo el Señor, el Ángel del Pacto.
Y ahora, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. El Verbo, que era con Dios y era Dios, y el cual creó todas las cosas, ahora se hace carne, conforme a San Juan, capítulo 1, versos 1 al 18; y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo, y fue conocido Su nombre como Yeshua o Jesús; que es el mismo Nombre que le fue revelado a Moisés en el Éxodo, capítulo 3, versos 13 al 16. ¿Por qué? Porque conforme al Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23, el Nombre, Dios dijo que estaba (¿dónde?) en Su Ángel, el Ángel de Dios, ahí Dios había colocado Su Nombre; y el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, es Cristo en Su cuerpo angelical.
Y cuando se hace carne pues tiene que llevar el Nombre de Dios, ahí está el Nombre de Dios; y por eso el nombre del Mesías viene a ser el Nombre de Dios para Su pueblo.
Por eso Cristo decía: “Yo he venido en Nombre (¿de quién?)… Yo he venido en Nombre de mi Padre”[2].
Ahora, encontramos que Jesús dijo en San Juan, capítulo 8, verso 56 en adelante:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”.
¿Cómo era Cristo, Jesucristo, antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, el mismo que hablaba con Adán, con Abel, con Set, con Enoc, con Noé, luego también con los demás hombres de Dios; con Abraham también, con Moisés, con los profetas; es el mismo que le apareció a Manoa también, en forma visible, y Manoa dijo: “Hemos de morir, porque hemos visto a Dios cara a cara”. Jueces, capítulo 13, contiene ese pasaje.
Es el mismo que también le había aparecido a Jacob, y Jacob se agarró de Él, y no lo soltaba hasta que el Ángel lo bendijo, lo cual ocurrió ya cuando estaba rayando el alba; ya cuando estaba amaneciendo Jacob recibió esa bendición.
Cuando estaba rayando el alba el Ángel le dice: “Suéltame, porque raya el alba”. No sabemos cuántos minutos transcurrieron desde ese momento que estaba rayando el alba hasta que el Ángel bendijo a Jacob; la cosa es que cuando ya recibió la bendición ya estaba cojeando, y estaba saliendo el sol, y por eso le puso por nombre al lugar…, ¿cuál fue, Miguel?
[Hno. Miguel: Bet-el, ¿no fue?… Peniel].
Peniel, que significa ‘Rostro de Dios’, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”. Eso está en el Génesis, capítulo 32, versos 24 al 31.
Así que, vean ustedes, las personas que estaban viendo en diferentes ocasiones al Ángel: estaban viendo a Dios velado en un cuerpo angelical, llamado el Ángel del Pacto, y que también es llamado el Espíritu Santo; porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.
Un cuerpo angelical era el que le aparecía en forma como de hombre, ese era el Ángel del Pacto, ese era la imagen del Dios viviente a través de la cual Dios estaba manifestándose; Dios estaba dentro de ese cuerpo, y a través de ese cuerpo angelical le hablaba a las personas; y en ese cuerpo angelical Dios colocó Su Nombre.
Y ahora, ese es el misterio ahí de Dios el Padre, y de Cristo: que Cristo es el Ángel del Pacto, Cristo es ese cuerpo angelical en el cual moraba Dios y a través del cual Dios creó todas las cosas; Él es el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne, y habitó en medio de los seres humanos, allá en medio del pueblo hebreo.
Él fue el que le dio la Ley a Moisés para el pueblo, allá en el Sinaí; pero ahora Él ha prometido dar un Nuevo Pacto para Su pueblo, establecer un Nuevo Pacto.
Y ahora, recuerden, es Cristo, el Ángel del Pacto, el que establecería un Nuevo Pacto. Y por eso, cuando está en carne humana, en la última cena, en el capítulo 26, versos 26 al 29, de San Mateo, y capítulo 22 de San Lucas, dice, al dar el pan a Sus discípulos: “Este es mi cuerpo; comed de él todos”. Y cuando toma la copa y bendice dando gracias, da a Sus discípulos y dice a ellos: “Esta es mi Sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”.
Y ahora, nos habla de la Sangre del Nuevo Pacto; y San Pablo en Hebreos, capítulo 13, versos 20 al 21, nos dice que la Sangre de Cristo es la Sangre del Pacto eterno.
Y ahora, vean ustedes cómo el Nuevo Pacto ahora se establece, y es dada allí la Palabra del Nuevo Pacto en Jerusalén, y allí se efectúa el Sacrificio correspondiente al Nuevo Pacto; y allí el apóstol Pedro, hablando, trae la Palabra revelada del Evangelio de Cristo bajo el Nuevo Pacto, para una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia.
Y ahora, la Palabra de Dios salió de Jerusalén para todos los lugares, y ha llegado hasta nosotros acá en el occidente.
¿Para qué ha estado recorriendo esa Palabra toda la Tierra? Para que entren al Nuevo Pacto todas esas simientes de Dios que están sobre el planeta Tierra, en diferentes edades y diferentes tiempos, durante estos dos mil años que han transcurrido.
Y cuando se complete la Iglesia, entonces se cerrará la Puerta de la Dispensación de la Gracia, Cristo terminará Su Obra de Intercesor, y vendrá a ser luego el Rey de reyes y Señor de señores, el León de la tribu de Judá, para llevar a cabo Su Obra de Reclamo.
Y en Apocalipsis, capítulo 5, aparece tomando el Libro, el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero, el Libro sellado con siete Sellos, para abrirlo y revelar a Su Iglesia ese misterio – esos misterios contenidos en ese Libro. Luego… El misterio contenido en el Séptimo Sello es el misterio de la Venida del Señor.
Y ahora vemos cómo han transcurrido esas diferentes etapas, edades, y cómo esos Sellos se han estado cumpliendo de etapa en etapa, de edad en edad. Lo que corresponde a ser cumplido en Su Iglesia, hemos visto cómo se ha estado cumpliendo; lo que corresponde a ser cumplido en el mundo, en el reino de los gentiles, también hemos estado viendo cómo se ha estado cumpliendo; y cómo han estado transcurriendo las diferentes edades de la Iglesia, y el impacto que ha tenido cada edad en el mundo y también en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y hemos visto que Dios no hace nada, no obra, sino por medio del hombre, de un ser humano, en cada tiempo.
Y ahora, encontramos que Él ha estado dándonos Su Palabra del Nuevo Pacto; así como Él escribió en piedras Su Palabra, Su Ley[3]; y luego que Moisés rompió esas tablas[4] fueron escritas nuevamente en tablas de piedra esas leyes[5], iguales a las que estaban escritas en las tablas anteriores que rompió Moisés.
Y ahora, la promesa es que Dios va a escribir el Nuevo Pacto en tablas pero de carne, del corazón de todos aquellos que creerán en Él. Y por cuanto estarán escritas en nuestro corazón, Su Palabra del Nuevo Pacto, entonces de todo corazón obedeceremos Su Voz, Su Palabra, seremos ministros obedientes a la Palabra profética que se ha estado cumpliendo, y a esa Palabra del Pacto, esas leyes divinas que han estado siendo escritas en nuestros corazones por medio del Evangelio: siendo predicado, siendo revelado, siendo enseñado a cada ser humano que ha recibido a Cristo como único y suficiente Salvador.
Y ahora, tenemos la Palabra profética, y esa Palabra profética es la que ha estado siendo vivificada, siendo traída a vida, siendo traída a cumplimiento por el mismo Cristo, que ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo todo el tiempo. Así como estuvo en medio del pueblo hebreo Cristo, el cual es el Ángel del Pacto, el cual es el Espíritu Santo, ahora Él dijo en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20: “Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Él es el que ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo, ha estado guiando a Su Iglesia, ha estado trayendo Su Palabra a Su Iglesia. Así como la trajo a través de Moisés, así la ha traído a través de San Pedro y San Pablo; y luego, así como envió profetas que proclamaran esa Palabra al pueblo y mantuvieran al pueblo en esa Palabra, ha enviado diferentes mensajeros de edad en edad; y así se han ido cumpliendo las diferentes etapas o edades de la Iglesia, estando de edad en edad Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo en medio de Su Iglesia; porque es en Espíritu Santo que Cristo estaría en medio de Su Iglesia.
Y Él dijo en San Juan, capítulo 14, verso 26, que sería enviado el Espíritu Santo en Su Nombre.
Por eso cuando le aparece a San Pablo, cuando él iba por el camino a Damasco, le aparece en esa Luz y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Saulo le pregunta, sabiendo que esa era la misma Luz que le había aparecido a Moisés y le había dicho: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”[6], ahora le aparece a Saulo de Tarso, y Saulo de Tarso le pregunta: “Señor, ¿quién eres?”. Y ese Ángel, el Ángel del Pacto, Cristo, le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón (o contra los aguijones)”[7].
Es que Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre; el mismo en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento; y será siempre el mismo. Él es el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, en quien está el Nombre de Dios. Y cuando se hizo carne, ahí estaba también el Nombre de Dios, y le fue colocado al velo de carne el Nombre de Dios.
Y ahora, estamos al final, y el mundo está también al final, pues la estatua que vio el rey Nabucodonosor y luego Daniel, el cual le interpretó ese sueño, dice que en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, dice que la Piedra no cortada de manos (la cual es Cristo) vino e hirió a los pies, a la estatua en los pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó; y fueron desmenuzados también el hierro, el bronce, la plata y el oro; o sea, lo que quedaba de esos imperios anteriores[8].
Y por cuanto esa estatua representa el reino de los gentiles, vean, el reino de los gentiles va a terminar; y termina con una catástrofe, que abarcará todas las esferas de la raza humana, todas las esferas del reino de los gentiles.
Y cuando vemos la situación en que se encuentran las naciones a causa del problema económico de Norteamérica…; porque ese problema está afectando a todas las naciones. Porque un problema sencillo o grande que afecte a una nación: afecta a todas las naciones, pues pertenecen al reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
Así como cuando usted tiene un problema en un pie: afecta todo el pie; y afecta el otro, porque el otro ya tiene que llevar el peso de lo demás y también se puede afectar; y un problema en un pie se le puede pasar al otro también.
Así que encontramos que la humanidad, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, está en graves problemas; y algunas veces nos preguntamos qué estará pasando.
Lo que está pasando tiene que estar en la Palabra profética; la cual, lo que necesita es Luz: la Luz de la revelación divina siendo traída, siendo enseñada en el Mensaje correspondiente a nuestro tiempo, para entonces ver lo que está sucediendo, para que sean alumbrados nuestros ojos.
Porque la profecía no es de interpretación privada[9]; el que la dio es Cristo, el Espíritu Santo, y Él es el único que puede interpretarla correctamente; y Él ha estado en Sus mensajeros a través de las diferentes etapas de Su Iglesia.
Para este tiempo Él estará revelando Su Palabra conforme a como Él ha planificado; y tiene que ser entonces de acuerdo a la forma en que Él siempre ha hecho, “porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos (¿a quiénes?) a Sus siervos, Sus profetas”[10]. Así que para nuestro tiempo tiene que haber un instrumento a través del cual Cristo nos revele Su Palabra profética correspondiente a nuestro tiempo.
Y ahora, vean ustedes, la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge y siete truenos hablando sus voces, en alguna etapa de la Iglesia tiene que estar; y si no estuvo en las siete edades, entonces corresponde a nuestro tiempo: la Edad de la Piedra Angular; porque allí Él, en Apocalipsis 10, estaba clamando como cuando ruge un león.
Por lo tanto, tiene que ser para la Edad de la Piedra Angular, porque para las siete edades de la Iglesia no estuvo como León, sino como Cordero, como el Cordero sacrificado en el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano.
Y ahora, así como Cristo habló por medio de cada mensajero en las siete edades, y habló como Cordero y también como Sumo Sacerdote, estará hablando ahora como León, como Juez, como Rey, en la Edad de la Piedra Angular; y estará hablando consecutivamente y abriéndonos todos estos misterios; y sobre todo el misterio del Séptimo Sello, el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora. Y ese misterio siendo hablado será el que nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
No hay otro misterio que le dé la fe para ser transformados y raptados a la Iglesia-Novia, que va a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. No habrá otro misterio que le dé esa fe para recibir el cuerpo eterno y glorificado. Y solamente la Voz de Cristo como León es el que puede hablar, y con Su Voz, Su revelación, abrir este misterio tan grande que causó silencio en el Cielo.
En la revelación de ese misterio estará revelado el misterio del Nombre Nuevo del Señor.
Y todo eso corresponde al tiempo final, al Día del Señor, en donde esa Gran Voz como de Trompeta estará hablándole a Su Iglesia; en donde los Siete Truenos, la Voz de Cristo como León, le estará hablando a Su Iglesia, y dándole la revelación para ser transformados y raptados; así como por medio del Evangelio de Cristo ha sido dada la revelación para recibir la transformación espiritual: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento.
Y ahora, por medio del Evangelio de Cristo para el Día Postrero, por medio del Evangelio de Cristo para la Dispensación del Reino (que será el Evangelio del Reino), estará siendo abierto todo ese misterio, y estará dándonos Cristo la revelación, la fe, para esa transformación física que estamos nosotros esperando.
El reverendo William Branham, al hablar de la Tercera Etapa, dice también que esa etapa vendrá a ser cuando ya el tiempo de redención haya llegado a su final; pero habrá una manifestación grande del poder de Dios, y eso será en medio de Su Iglesia.
Y dice el reverendo William Branham que cuando los judíos vean eso, dirán: “Este es el que nosotros estamos esperando”[11]. Porque ese Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual es el Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel, el que le dio la Ley al pueblo hebreo, ahora vendrá a Su Iglesia; y lo van a ver viniendo a Su Iglesia en el tiempo final, en esa manifestación plena, llamada: la Tercera Etapa.
Y habrá en el tiempo final una Carpa Catedral gigante, que fue vista por el reverendo William Branham, en donde vio la Columna de Fuego colocándose en un cuarto pequeño; por lo tanto, allí tendrá que estar el instrumento que Él estará usando en ese tiempo, y ahí estará también el Nombre de Dios.
El reverendo William Branham también dice, por ahí por la página 26 o la página 40 del libro de Citas, que si será esto en lo cual Dios comenzará a revelar o a dar a conocer Su Nombre en una forma nueva[12].
Esto todo es sencillo; pero por cuanto Dios lo selló, entonces no puede ser concebido por el ser humano; hasta que Dios abra ese misterio, y entonces todos pueden decir: “¡Pero esto es más sencillo de lo que yo me estaba imaginando!”. Y otros dirán: “No, eso tan sencillo no puede ser”.
Entonces, si es sencillo dicen que no puede ser, y si es complicado dicen: “No, eso es muy complicado, no puede ser tampoco”. El incrédulo es incrédulo, le presenten las cosas en forma sencilla o en forma complicada. Si no es en forma sencilla, dicen: “No, eso está muy complicado para entenderlo. No puedo creer ni puedo entender”. Y si es presentado en forma sencilla, dicen: “Eso tan sencillo no puede ser”.
Pero miren la forma sencilla en donde estaba el Nombre de Dios: en un velo de carne llamado Jesús, el nombre Yoshua. Y vean, muchos no creyeron, principalmente de los líderes religiosos de Su tiempo; ni se dieron cuenta que el Nombre de Dios estaba allí.
Pero esto muestra que tiene que ser por revelación divina, tiene que ser que el Espíritu de Dios le abra el entendimiento a las personas para comprender; y cuando Dios es el que obra, entonces la persona dice: “¡Tan sencillo que es! Yo lo creo con toda mi alma”.
Bueno, Él ha estado hablando en medio de Su Iglesia, ha estado escribiendo Sus leyes en nuestra alma, en nuestro corazón, y en nuestra mente, para que nosotros guardemos Sus leyes, Sus ordenanzas, y así vivamos eternamente con Él en Su Reino; y recibamos las bendiciones de Él correspondientes a la Dispensación de la Gracia, y luego las correspondientes a la Dispensación del Reino.
Ya por ahí ya veo que están llegando las personas para la próxima actividad. Así que con esta plática podemos ver que Cristo es el Ángel del Pacto del Antiguo Testamento. San Pablo hablando de Él, dice en Hebreos, capítulo 1:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.
Y también nos dice que Él es la imagen del Dios viviente, él nos dice que es la sustancia de Dios[13]; y la imagen es el cuerpo angelical, ese cuerpo teofánico. Esa imagen es el Espíritu Santo, el cual es ese cuerpo angelical o cuerpo teofánico llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Dios, en el cual está – estaba, está y estará eternamente el Nombre de Dios.
Y ahora, podemos ver que lo que Él también dijo: que nos daría un Nuevo Pacto, haría un Nuevo Pacto, el mismo Ángel, que es Cristo en Su cuerpo angelical, en el cual está Dios, ahora hace un Nuevo Pacto con Su pueblo y escribe Sus leyes acá, en el corazón de todos los creyentes.
Ahora podemos ver que Jesucristo es más grande y más importante de lo que nos imaginábamos muchos años atrás.
Hemos visto estas cosas, y ahora sabemos que es un Plan Divino el que se ha estado llevando a cabo a través de las edades de la Iglesia; y ahora nos encontramos (conscientes) en una edad eterna: la Edad de la Piedra Angular, en una fase eterna, a la cual hemos entrado sin darnos cuenta; y hay unas palabras del reverendo William Branham que dice que si reconocemos nuestra posición…; y dice: “Así será algún día”[14].
Y nuestra posición ahora no es la cuarta, quinta o séptima edad; es la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde el Espíritu Santo sube y ahí es donde viene manifestado en el Día Postrero.
Y ahora, hemos visto todas estas cosas y sabemos que la manifestación de la Tercera Etapa no podía ser en otras edades de la Iglesia, solamente fue dada una muestra de ella; pero está prometida esa manifestación plena para la Edad de la Piedra Angular, en la cual hemos entrado; y por consiguiente, hemos entrado a una edad eterna; y por eso estando vivos estamos esperando nuestra transformación, o sea, entrar físicamente a la vida eterna: obteniendo el cuerpo eterno y glorificado.
Siendo obedientes a esa Palabra profética tendremos bendiciones grandes de parte de Dios.
Aprecio y agradezco mucho el respaldo que ustedes han estado dándole a Puerto Rico en este gran proyecto de La Gran Carpa Catedral que está siendo llevado a cabo allá en Puerto Rico. Y como están las cosas en el continente americano, la situación económica, la cual ha afectado a todas las naciones, tenemos que avanzar, porque la situación económica se está poniendo más difícil cada día.
Y por consiguiente, nos conviene completar toda esa labor que corresponde a esa Carpa Catedral antes de que se empeoren mucho las cosas en el campo económico; porque hay unos gastos que – en los cuales se entran para esta construcción de esa Carpa Catedral; y también el piso, que es grande y tiene unas especificaciones que llevan mucho gasto.
Tenemos que…, como dice Miguel: un esfuerzo mayor, para que pronto ya tengamos todo pagado y La Carpa ya terminada, porque depende de los pagos que se hagan el avance que ellos hagan en la construcción; (así que…); y también de los terrenos.
Mi deseo pues siempre ha sido no tener deudas, y eso también yo se los he enseñado allá en Puerto Rico; y lo mejor para allá para Puerto Rico es que no tengan deudas, para que no tengan la preocupación de esos pagos altos; porque también tienen los pagos de la energía eléctrica, que son altos, por los edificios que hay allá, y los pagos de agua también. O sea que hay unos gastos mensuales también que son altos, pero que se necesitan esas facilidades. Y donde más lo vamos a necesitar todo es cuando llegue esa etapa, cuando esté manifestada esa etapa completamente, ahí es que vamos a ver que todo eso lo necesitaríamos para ese momento tan glorioso de esa manifestación plena del Señor.
Ahora quizás cualquiera puede decir: “Quizás no necesitamos tanto terreno y un edificio tan grande”. Pues no se preocupe: usted no lo necesita, pero la Obra de Dios sí. Gracias a Dios que usted no lo necesita, porque entonces no podría ayudar a la Obra, porque todo lo gastaría para usted.
Pero en el Programa Divino ya fue mostrado que habría una Carpa Catedral grande, y en algún lugar tiene que aparecer; y tiene que aparecer en el territorio donde Dios esté obrando, donde se esté cumpliendo esa edad eterna.
No puede ser en la… en otra edad, tiene que ser en la edad vigente, y tiene que ser con la gente que está en esa edad, y tiene que ser con el instrumento que Dios esté usando en esa edad.
Por eso el reverendo William Branham trató, aunque él era el instrumento de su tiempo, pero La Carpa Catedral no era para su tiempo; solamente se le dio la visión, y como un buen mensajero quiso hacerla una realidad en su tiempo, pero no le fue permitido.
Lo mismo que ir a los hebreos, a los judíos, para llevar el Evangelio: él quiso, pero le fue prohibido a él, porque él no era el mensajero con el quinto ministerio de Elías[15]. Tan simple como eso.
Y ahora, Dios tiene muchas bendiciones, mucha Palabra profética para ser hecha realidad, para ser cumplida en este tiempo final. Ya mucha ha sido hecha realidad entre nosotros, y ha sido abierto el misterio también de esas profecías correspondientes a nuestro tiempo, pero hay otras que todavía están selladas y que tienen que hacerse una realidad también, y ser identificadas en la Palabra profética como las profecías que están siendo cumplidas.
Algunas veces les hablamos de algunas que no están cumplidas, y les decimos que van a ser cumplidas; o sea, ya eso es mostrando que vienen ciertas… – cierta Palabra profética para ser cumplida.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les use cada día más y más en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y recuerden: un esfuerzo mayor en todo este año, hasta que salgamos de esos compromisos y… ¿Ah? [Hno. Miguel: Hasta que tengamos La Carpa levantada] Sí, hasta que esté levantada y hayamos – se hayan pagado todos esos terrenos, ya después estaremos más cómodos.
Cualquiera dice: “¿Pero después? Después nos vamos a ir. ¿Tanto gasto para irnos?”. Pero así es que está en el Programa. No se preocupe, que los que no tengan eso pues no tendrán tampoco las bendiciones que están ahí prometidas.
[Hno. Miguel: Tampoco tiene bendición].
Sí.
[Hno. Miguel: No tendrá gastos pero no tiene bendición].
Es como cuando Dios le dijo a Moisés: “Construye un tabernáculo”[16], cualquiera podía decir: “¡Oye! Pero construir un tabernáculo, y estamos caminando todo el tiempo; esto va a ser difícil después; y después hay que cargar con él”. Pero así era el Plan. Otros pueblos no tenían ese tabernáculo y no tenían a Dios entre ellos.
Siempre Dios tiene al ser humano como socio de Su Programa, socio de todos los proyectos que Dios lleva a cabo. Y el mejor Socio es Dios, y para Dios los mejores socios son Sus hijos; se queda entre Familia todos los negocios de nuestro Padre celestial. Cristo dijo: “En los negocios de mi Padre me conviene estar”[17]. Y no estar de vago, sino estar trabajando.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde; y adelante trabajando en los negocios de nuestro Señor, los negocios de nuestro Dios, el cual tiene un negocio grande para este tiempo final, un proyecto grande que fue ya profetizado y tiene que hacerse una realidad en nuestro tiempo.
Y tenemos que avanzar para que no nos agarre, no nos llegue el tiempo más difícil; porque el mismo presidente de Estados Unidos dijo que este año se podían poner peores las cosas en el campo económico de Norteamérica; o sea que él no les dio esperanzas al pueblo de que este año ya iba a estar resuelto todo ese problema financiero.
Así que, estamos en tiempos difíciles; pero también, no sé si Miguel les dijo, les leyó, que el reverendo William Branham dijo que vendría una depresión, y que sería en lo espiritual y en lo físico[18].
Así que, son las profecías siendo cumplidas; en cuanto a eso nada podemos hacer. Pero en cuanto a trabajar para que se cumpla el Programa Divino, sí podemos todos, aun en tiempos difíciles. En tiempos difíciles fue que nació la Iglesia, así que…, pero estaba la presencia de Dios con ellos.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde; y dejo por aquí nuevamente al misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar. Y ya por allá veo a las personas que están llegando.
Así que Dios les bendiga y les guarde, y nos vemos ya en la próxima actividad, y también los que estarán allá en Bogotá, allá nos vemos nuevamente el sábado; y esperamos grandes bendiciones de parte de Dios para la reunión de ministros el sábado. Y después el domingo también tenemos actividad.
¿Cuántos estuvieron en la actividad de la… en memoria del Holocausto? Allí, conforme a lo que me informaron, hubo más del 75% (no menos del 75%) de judíos, o sea que la mayor parte eran judíos. Están muy inquietos, saben que algo está por pasar, y también saben que están en peligro allá en Israel y que necesitan que Dios los ayude.
Quizás no conozcan todo el Plan que Dios tiene para nuestro tiempo, pero Dios va a hablarles a ellos. En algún momento ellos lo van a ver en esa manifestación, y van a decir: “Este es el que nosotros estamos esperando”. ¿Por qué sabemos que va a ser así? Porque ya está dicho, ya el reverendo William Branham vio todo eso y habló que va a ser así.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos.
“PASTORES ATENTOS Y OBEDIENTES A LA PALABRA DE DIOS”.
[Revisión agosto 2024]
[1] Zacarías 14:7
[2] San Juan 5:43
[3] Éxodo 31:18
[4] Éxodo 32:15-19
[5] Éxodo 34:1-28, Deuteronomio 10:1-5
[6] Éxodo 3:1-6
[7] Hechos 9:1-6, 22:6-16, 26:12-18
[8] Daniel 2:31-45
[9] 2 Pedro 1:20-21
[10] Amós 3:7
[11] Citas, pág. 22, párr. 176
[12] Citas, pág. 26, párr. 216
[13] Hebreos 1:3
[14] Citas, pág. 107, párr. 931
[15] Las Setenta Semanas de Daniel – 61-0730M “Instrucciones de Gabriel a Daniel”. Pág. 41, párrs. 159-164 (LGCC)
[16] Éxodo 25:1-9
[17] San Lucas 2:49
[18] Citas, pág. 53, párr. 462