Pastores honrando el ministerio del Día Postrero

Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador, que es la Casa de Dios, sobre la cual Cristo como Hijo ha sido colocado y de quien nosotros somos Sus colaboradores. Somos colaboradores de Cristo en Su Casa, en el ministerio que Él ha colocado en nosotros.

Dios había colocado a Moisés como siervo sobre Su Casa, y ahora ha colocado a Cristo, no como siervo sobre Su Casa sino como Hijo sobre Su Casa[1]; y a nosotros como ministros nos ha colocado como Sus colaboradores, colaboradores de Dios y también coherederos con Cristo Jesús de toda la herencia de los hijos de Dios.

Por lo tanto, trabajamos en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor, en esa construcción, que es la construcción más grande, más importante, que se haya llevado a cabo en el Programa Divino: es la construcción del Templo espiritual de Dios; en el cual Dios por medio de Cristo habitará en toda Su plenitud.

Y en esta construcción, Dios por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, ha estado en medio de Su Iglesia de edad en edad, pues Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (San Mateo, capítulo 28, verso 18 al 20).

Él ha estado en Espíritu Santo de edad en edad, y ha estado usando diferentes velos de carne. Y San Pablo, uno de ellos, para la primera edad de la Iglesia entre los gentiles, dijo que él era un colaborador de Dios en ese Templo que está siendo construido[2], que es la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; en la cual Dios, por medio de Su Espíritu, el cuerpo angelical de Dios, que es Cristo en Su cuerpo angelical, Él mora en medio de Su Iglesia.

De edad en edad se ha construido con piedras vivas, con los creyentes de cada edad, la etapa correspondiente a cada edad.

En el Antiguo Testamento, o de Adán hasta Cristo, se construyó el Atrio de esa Casa; hubo diferentes personajes que fueron instrumentos de Dios en esa etapa del Atrio. Luego vino la etapa del Lugar… En esa etapa del Atrio, vean ustedes, murió Cristo; porque el sacrificio se efectuaba en el atrio del tabernáculo y también en el templo que construyó el rey Salomón; no se efectuaba el sacrificio en el lugar santo, sino en el atrio.

Y por consiguiente, el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano tenía que efectuarse en la parte del Atrio; por eso Cristo murió en esa etapa del Templo de Dios, que está compuesto por seres humanos, y que está representado en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón.

Luego ese sacrificio, la sangre de ese sacrificio…, la sangre de ese sacrificio pasa por el lugar santo, porque el sacerdote, sumo sacerdote, tiene que pasar por el lugar santo para entrar al lugar santísimo.

Luego del… – en las siete edades se está en el Lugar Santo, por donde está pasando la Sangre de Cristo; el mismo Cristo está pasando en Espíritu Santo con Su Sangre, pues la Vida de la Sangre es el Espíritu Santo. Si Él está pasando, está pasando la Vida de la Sangre; y está limpiando de todo pecado a los que entran al Cuerpo Místico de Cristo: son limpiados, entran al Cuerpo Místico de Cristo, y los mantiene limpios de todo pecado.

Y en el Cielo ya la Sangre de Cristo entró al Lugar Santísimo, y está allí haciendo intercesión por todos los que lo reciben como Salvador; y por todos los que ya lo han recibido, que piden a Cristo por alguna falta, error o pecado, que los perdone y los limpie con Su Sangre de todo pecado.

Y ahora, encontramos que después de las siete edades se pasa a la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, es el Lugar Santísimo de la Iglesia como Templo espiritual de Cristo; y es ahí el lugar más importante, donde Cristo en Espíritu Santo pasa a Su Iglesia; y por eso es ahí donde se obtendrá, la Iglesia obtendrá la total redención, la redención del cuerpo también.

Cuando el sumo sacerdote salía del lugar santísimo, ya obteniendo esa victoria, habiendo recibido Dios la sangre que fue ofrecida, luego salía al pueblo…; también él entraba con el incensario de oro para hacer – llevar las oraciones del pueblo ante la presencia de Dios.

Luego de toda esa labor que el sumo sacerdote efectuaba (terminaba ya en la tarde), salía y proclamaba fuera el Nombre de Dios[3]. Y todo el pueblo, muy gozoso, sabía que Dios había aceptado el sacrificio, y que quedaron perdonados y cubiertos con la sangre de ese sacrificio, esa sangre que había sido llevada ante la presencia de Dios.

Y ahora, nos encontramos en la Edad del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, donde, así como Cristo entró al Lugar Santo y se manifestó por medio de diferentes mensajeros, así también está prometido que entrará al Lugar Santísimo y se manifestará en el Lugar Santísimo, en la Obra correspondiente a ese lugar.

También construirá ese lugar con piedras vivas; y cuando esté completado ese lugar, cuando esté completada la Iglesia, se habrá completado la Casa de Dios espiritual, la Iglesia del Señor Jesucristo, ese Templo espiritual; y luego Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, efectuará la resurrección de los muertos creyentes en Él y la transformación de nosotros los que vivimos.

Todo eso ocurrirá en la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, y ahí es donde estará la manifestación plena de Dios. Es en esa edad donde va a ocurrir la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos.

¿Y por qué en esa edad? Porque ya han transcurrido las otras edades y no ocurrió en las otras edades; o sea que por eliminación ya se sabe que no era para ninguna de las edades pasadas. Y solamente queda la Edad de la Piedra Angular, por lo tanto se sabe que es para la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Adopción.

Y la adopción del cuerpo es la redención del cuerpo, la glorificación de cada creyente que esté vivo, y de los muertos en Cristo en la resurrección, con cuerpos glorificados. Esa será la glorificación de la Iglesia y de los creyentes en Cristo, y será la redención del cuerpo, la adopción de los hijos e hijas de Dios. Tan simple como eso.

Y esa bendición le ha tocado en este tiempo a los creyentes del Señor del Día Postrero, del tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular. Y como cada edad se cumplió en un territorio, ahora el territorio bienaventurado es la América Latina, así como el territorio bienaventurado para la séptima edad fue Norteamérica.

Y cuando rechazaron al mensajero de su edad en cierto tiempo, estaban rechazando al que estaba en el mensajero, que era Cristo. Así que, cuando el mensajero ya estuvo fuera de ellos: estaba Cristo fuera de la séptima edad.

“Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi Voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Esa es la promesa: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono”; en la misma forma. Y cuando decimos “en la misma forma” es porque Él lo dice: “Así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono”[4].

Y eso no lo vamos a explicar porque se abriría mucho el Séptimo Sello, y no conviene por ahora. Pero recuerden, será en la misma forma; y eso, Cristo fue el que lo dijo.

Y también Él dijo que va a escribir sobre el Vencedor el Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, la Nueva Jerusalén, “la cual desciende del Cielo, de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”[5]. O sea que el Nombre de la Ciudad lo va a tener el Vencedor; el Nombre Eterno de Dios lo va a tener el Vencedor, va a ser escrito sobre el Vencedor; el Nombre Nuevo del Señor (porque Él dice que tiene un Nombre Nuevo) lo va a tener el Vencedor. Y vamos a verlo ahora de una forma… de más cerca.

El Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, o sea, de la Nueva Jerusalén, y el Nombre Nuevo del Señor: es el mismo; y va a ser escrito sobre el Vencedor.

Para entenderlo más fácil: el Vencedor va a tener el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de Dios y el Nombre Nuevo del Señor.

¿Cómo va a ser eso? Espere un momento. En el cumplimiento de la Visión de la Carpa se va a ver mejor. Porque ahí los Truenos estarán abriendo ese misterio del Séptimo Sello, estarán abriendo todo el misterio que tiene que ver con las Trompetas y las Copas y las Plagas; todo eso va a ser hablado más claramente.

Y Dios lo va a estar respaldando. Como respaldó cada palabra que dijo Moisés; porque era lo que Dios le estaba diciendo, y Moisés solamente era como son las cornetas o bocinas y el amplificador. ¿Ven? Dios le hablaba a Moisés como yo hablo aquí frente a este micrófono: este micrófono escucha, lo transmite al amplificador, y el amplificador lo transmite a la bocina, y ustedes lo escuchan.

Moisés era ese micrófono, ese amplificador y esa bocina. Entraba a Moisés la revelación como micrófono, entraba al alma; él la captaba; entonces pasaba por su espíritu, y de su espíritu lo transmitía al cuerpo, a la boca, la bocina, ¿ven? Ahí tienen los tres pasos del amplificador: micrófono, amplificador y bocina: alma, espíritu y cuerpo.

Así que es sencillo todo; y Dios respaldaba eso porque era ¿qué? La Palabra de Dios: el pensamiento de Dios pasando al corazón, al alma de un hombre. Era un hombre también conforme al corazón de Dios: Moisés. Y como era la Palabra creadora de Dios, Moisés solamente hablaba eso que había recibido, y ocurría lo que había sido hablado.

Así que podemos ver que todo es sencillo. El secreto está en que sea la Palabra de Dios, el pensamiento de Dios. Y no es Palabra hasta que llega al profeta y él lo habla; mientras tanto es el pensamiento de Dios, que es transmitido.

Es como usted también, el suyo: lo que usted habla es su palabra, pero no es su palabra hasta que usted lo habla. Mientras no lo ha hablado, solamente es un pensamiento, el pensamiento suyo; pero ya para hacer que sea su palabra: tiene que hablarlo, y entonces viene a ser su palabra.

Y la boca de Dios son Sus profetas.

Por lo tanto, cuando lo habla a través de Sus profetas, entonces es Palabra de Dios. Por eso ellos decían: “ASÍ DICE EL SEÑOR”. Era la Palabra del Señor siendo hablada por labios humanos.

Por eso en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, dice: “Y que no quisieron escuchar”, ¿a quién? A Dios. No quisieron escuchar esa Palabra que Dios les hablaba… Vamos a leerlo. En Zacarías, capítulo 7… Por eso es que ustedes llaman a todo lo que Dios ha hablado por medio de Sus instrumentos, llaman “la Palabra de Dios”; y eso es la Biblia para los creyentes en Dios. Dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros”.

“La Palabra que Dios enviaba por Su Espíritu”. Vean aquí el orden divino, es el mismo orden en el ser humano; porque tenemos a Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo; y el ser humano, que es alma, espíritu y cuerpo.

Del corazón, o sea, del alma, es que vienen los pensamientos, es que viene la palabra pero en forma de pensamiento; pasa al espíritu, la capta el espíritu, y ya entonces lo que no podía comprender qué era lo que quería, ya cuando pasa al espíritu ya la persona lo está teniendo en su mente, pensando; y después, del espíritu pasa al cuerpo, o sea, se materializa: pasa al cuerpo, habla, actúa, lo hace realidad, trabaja para ese propósito, para que se materialice eso que pensó. Cuando lo habla, ya es palabra para ser hecho realidad lo que ha dicho.

Por eso es que también, cualquier cosa negativa o pensamientos negativos, hablando la palabra positiva en contra de esos pensamientos negativos: usted los anula, y evita que se manifiesten; y aun si comete el error de hablar algo negativo: corríjalo hablando entonces algo positivo, aun hablándolo en contra de eso negativo que había hablado, y contrarreste así lo negativo.

Pensando positivo usted anula los pensamientos negativos, y hablando positivo usted anula las cosas negativas. Y aun antes de que surjan: viene un pensamiento negativo, y usted va a hablar y ve que es negativo, entonces usted habla positivo; y anuló eso negativo que iba a hablar. Y usted tiene que saber cómo defenderse, porque lo que usted piense y hable negativo: se le va a materializar.

Job decía que lo que temía, eso le vino[6]. Y así le pasa a todo el mundo: lo que teme, eso le va a venir.

Ahora, yo temo que voy a ser transformado; pero no lo temo con miedo sino con temor reverencial. Yo tengo temor, es un temor reverencial, siento que voy a ser transformado de un momento a otro, y uno está medio – como medio asustado. Y algunas veces uno despierta, o está soñando, y siente como que va – ese es el momento, como que ahí va a ser transformado, por la experiencia que está teniendo en el sueño; y aún después, cuando despierta, todavía tiene esa sensación de ese momento hermoso que ha estado teniendo en sueño, y cree que va a ser transformado en ese momento.

Yo no sé cuántos han experimentado ese momento. Yo lo he experimentado, y es un momento muy hermoso, y es un momento en donde uno siente un… como un temor reverencial; pero siente gozo, porque va – está sintiendo que va eso a suceder.

Así que tenemos que tener esos pensamientos positivos; y cuando vengan los negativos, pues se anula. Lo negativo se anula con lo positivo.

El hambre, por falta de comida, se anula con comida, que mata el hambre. ¿Ve? La falta de comida trae hambre; la comida o abundancia de comida, o suplir comida, anula el hambre.

Siempre hay que trabajar con lo positivo. No podemos decir como algunas personas en algunas ocasiones dicen, lo cual muestra que son negativas, y cuando le va bien en algo, dicen: “Algo está mal, porque todo está saliendo muy bien”. Y de momento le viene lo que ellos esperaban, algo mal, y entonces ahí es que ellos dicen: “Bueno, las cosas están marchando bien, porque no podían ser tan buenas las cosas, no podían marchar tan bien”. Siempre están esperando un problema, y así le viene.

Pero nosotros somos ministros responsables, que honramos el ministerio del Espíritu Santo de nuestro tiempo, de nuestra edad, y de la dispensación que se está entrelazando con la Dispensación de la Gracia. La Dispensación del Reino se está entrelazando con la Dispensación de la Gracia, ¿por qué? Porque el Programa Divino es como el recorrido del sol.

El Evangelio nació, el Evangelio de la Gracia, nació en el este (Cristo surgió allí en el este), para todos los pueblos; y comenzó a ser proclamado, predicado el Día de Pentecostés[7], donde se abrió la Dispensación de la Gracia, y comenzó a alumbrar el alma de los seres humanos.

El Evangelio de la Gracia, vean ustedes, por medio del Evangelio fueron alumbrados los corazones de millones de personas en el este; y después pasó a Asia Menor, a Europa y a Norteamérica; y así Cristo, el Sol, la Luz, ha estado recorriendo del este al oeste.

Y ahora se encontró, hace algún tiempo, en Norteamérica, en la séptima etapa o edad de la Iglesia, alumbrando el alma de los seres humanos; y despertaron millones de seres humanos. Dice [Efesios 5:14]:

“Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo”.

La simiente de Dios no muere sino que duerme; porque los santos no mueren: duermen; pero estaba dormida entre los muertos.

¿Cómo es que se puede comprender esto? El ser humano, cuando pecó en el Huerto del Edén, murió a la vida eterna, y la humanidad está muerta a la vida eterna; por lo tanto, esa simiente de Dios han estado muertas, o han estado dormidas en medio de los muertos, muertos a la vida eterna.

Pero ahora ocurre una resurrección a los que escuchan la Voz de Cristo, y despiertan: despiertan a la vida eterna; una resurrección a vida eterna; y así han despertado de entre los muertos. De entre una raza que está muerta a la vida eterna, ahora han despertado, han resucitado, a vida eterna.

Y así continúa siendo en nuestro tiempo hasta que despierten a la vida eterna, resuciten a la vida eterna, todos los que faltan de recibir a Cristo como Salvador, y obtener el nuevo nacimiento, y nacer a la vida eterna en el Reino eterno de Cristo nuestro Salvador.

Y ahora, como pastores en el Día Postrero honramos el ministerio del Día Postrero, el ministerio del Espíritu Santo que Él opera en nuestra edad, así como operó el Espíritu Santo el ministerio correspondiente a cada edad, en el mensajero de cada edad.

Siempre en cada edad Dios ha tenido el ministerio correspondiente, operado por el Espíritu Santo en el mensajero de cada edad. Un espíritu ministerial, un ángel mensajero, un espíritu ministrador, ha venido del mundo de los espíritus, ha venido de en medio de los espíritus ministradores, los espíritus de los profetas, y ha venido en un cuerpo de carne a la Tierra, a través del cual luego el Espíritu de Dios opera ese ministerio correspondiente a ese tiempo.

Por eso San Pablo, vean cómo le llama: en Hebreos, capítulo 1, verso 14:

“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”.

Estos espíritus ministradores… Vean ustedes, por ejemplo, en Apocalipsis dice que el Hijo del Hombre, que es Cristo, tiene… Vamos a ver, vamos a leerlo aquí: Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”.

Ese Ángel del Señor es un espíritu ministrador. El Dios de los espíritus de los profetas, vean ustedes, Él lo envía a la Tierra.

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono”.

Esos siete espíritus son los siete ángeles mensajeros de las siete edades. En el cuerpo de ellos operó cada espíritu en cada mensajero: para cada mensajero, uno de esos espíritus.

En Apocalipsis, capítulo 5, dice, verso…, vamos a ver cuál es el verso aquí [verso 6]:

“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos (ojos son videntes: son los siete mensajeros de las edades), los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”.

Ahora, esos siete ojos son los siete espíritus de Dios; esos son los siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia. Luego, en otros lugares, usted los va a encontrar como las siete estrellas en la diestra del Señor. Dice, verso 16 del capítulo 1 [Apocalipsis]:

“Tenía en su diestra siete estrellas”.

Esas siete estrellas son los siete ángeles mensajeros. Recuerden que la simiente de Abraham, dice que sería como las estrellas del cielo[8]. Y el mismo Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana[9], representada esa Estrella – o representado Cristo en Venus, que es la estrella de la mañana.

Y yo soy una estrella, y usted es una estrella, de esas estrellas que dice Dios a Abraham: como simiente de Abraham; porque todos los creyentes en Cristo, todos los que son de la fe en Cristo, son hijos de Abraham[10]; y ahí están las estrellas, o la simiente que sería como las estrellas del cielo.

“PASTORES HONRANDO EL MINISTERIO DEL DÍA POSTRERO”.

En todas las cosas positivas que hacemos en nuestras vidas y en el Programa de Dios, y todo el trabajo que llevamos a cabo en favor de la Obra de Dios, estamos honrando el ministerio del Día Postrero.

El ministerio del Día Postrero será un ministerio dispensacional, un ministerio que hará el entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia. Solamente un ministerio dispensacional, operado en un profeta dispensacional, podrá hacer un entrelace dispensacional; ningún otro tipo de ministerio lo puede hacer. Y eso será el Espíritu Santo obrando y operando el ministerio triple del Día Postrero; un triple ministerio.

Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de estas cosas correspondientes a este tiempo. Y recordando y agradeciéndoles y apreciando el respaldo que le han estado dando al proyecto La Carpa Catedral en Puerto Rico.

Bueno, que continúen pasando todos una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Y ahora dejo al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para que les indique qué otra cosa tienen, en… A lo mejor no sea necesario el… – pasar lo de las damas, lo que se habló allá; ya con lo que hemos hablado yo creo que es suficiente, para que puedan estar tempranito en la actividad.

¿Ya qué hora es? 3:30. Así que tienen tiempo para almorzar, y… ¿Es a las 6:00? Así que hay que estar caminando ya a las 5:00 para allá. Así que, yo creo que Miguel…, ya con lo que hemos hablado hemos cubierto, y ya tienen un cuadro claro de… también de lo que se habló allá entre las damas.

Y, que Dios les bendiga y les guarde; y ya con nosotros Miguel.

“PASTORES HONRANDO EL MINISTERIO DEL DÍA POSTRERO”.

[Revisión julio 2024]

[1] Hebreos 3:5-6

[2] 1 Corintios 3:9-10

[3] Levítico 16:1-34

[4] Apocalipsis 3:20-21

[5] Apocalipsis 3:12

[6] Job 3:25

[7] Hechos 2:1-4

[8] Génesis 15:1-5, 22:15-18

[9] Apocalipsis 22:16

[10] Gálatas 3:7-9

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