Recibiendo un Reino inconmovible

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas e internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta ocasión leemos en Hebreos, capítulo 12, versos 25 al 29, y dice de la siguiente manera, por lo cual dice así:

«Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.

Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

porque nuestro Dios es fuego consumidor.»

Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

«RECIBIENDO UN REINO INCONMOVIBLE.»

Así dice el verso 28:

«Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.»

«RECIBIENDO UN REINO INCONMOVIBLE.»

A través de la Escritura se nos habla mucho de reinos, se nos habla del reino de Saúl, del reino de David, del reino de Salomón y así por el estilo se nos habla de diferentes reinos de Israel, o también se nos habla de diferentes reinos en el Medio Oriente a través de la historia, y aun existen muchos en la actualidad y también en diferentes naciones de la Tierra, en los libros de historia encontramos diferentes reinos que existieron en Europa y también en Rusia, en todos esos lugares, en China, allá en Asia Mayor, Asia, y diferentes continentes y naciones se nos habla de reinos que existieron, y aun todavía existen reinos, y aun en algunos países que ya no existen los reinos, como Inglaterra, en España y algunos otros países, todavía quedan reyes.

Así que lo que quedó de los reinos son esa descendencia de reyes que todavía existen, y vienen a ser una labor diplomática en sus países, y el estado también los sostiene y así por el estilo, tienen sus tratados con el gobierno de sus países.

También la Escritura nos habla de reinos en otra dimensión. Encontramos que a través de la Escritura se habla del reino del maligno: el diablo o Satanás, y se nos habla del Reino de Cristo, se nos habla del Reino de Dios, se nos habla del Reino de los Cielos.

Para poder apreciar el Reino de Dios en las bendiciones que hay en él para los seres humanos, también es bueno saber acerca del reino de las tinieblas, el cual tiene como rey al maligno, que es llamado el diablo o Satanás.

Este reino del maligno comenzó hace miles o millones de años, pues encontramos que así como Gabriel y Miguel están establecidos, y otros (establecidos con sus reinos) tienen el principado, y por consiguiente, al tener el principado, ser príncipes, son los reyes de ese Reino espiritual. Tenemos a Miguel, el Arcángel, y tenemos a Gabriel, que son los principales mencionados en las Escrituras, y tenemos también a Lucero o Luzbel o Satanás o diablo, como le quieran llamar, como le quieran llamar, es identificado, y es el mismo, actúa siempre en la misma forma.

Él fue colocado aquí en la Tierra, y él gobernaba sobre el mundo terrenal antes de Adán. La civilización que existía en ese entonces era la de la raza de la serpiente, de la cual sin entenderlo, sin comprenderlo, la ciencia ha descubierto seres de miles y de millones de años, y piensan que esa era la raza humana en sus comienzos, pero esa era la raza de la serpiente sobre la cual Lucero, Luzbel, el diablo o Satanás o la serpiente antigua como también se le llama, era el rey manifestado a través de una persona de esa raza de la serpiente, porque la raza de la serpiente era parecida al ser humano, lo único es que no tenía alma.

Ahí está la diferencia entre esa raza de la serpiente, raza animal, que hablaba, y así por el estilo, tenía conocimiento de la ciencia también, esa raza pecó ante Dios, utilizada, engañada y utilizada, por el mismo diablo, el cual era el príncipe sobre esa raza, y perdió su forma cuando engañó a Eva en el Huerto del Edén el diablo por medio de la serpiente; y ahora encontramos que esa raza se convirtió en reptil.

Pero quedaron, han quedado rastros, una mezcla hay en medio de la raza humana, la cual Cristo identifica como la cizaña, como los hijos del malo, y así por el estilo, o los hijos de las tinieblas, los hijos del mundo, y así por el estilo; en los cuales un espíritu del mundo, de esa dimensión del maligno, que es la quinta dimensión, entra y habita, y por eso es que el mismo Jesucristo llamó a algunas personas: hijos del diablo: «Vuestro padre es el diablo.» así hablaba Cristo conociendo a las personas.

Ahora, encontramos que el mundo entero, desde que cayó el ser humano en el Huerto del Edén, cayó preso en el reino de las tinieblas. Y por cuanto el reino de las tinieblas está sentenciado a desaparecer, vean, la muerte la trajo el diablo y entró a la raza humana por el pecado original allá en el Huerto del Edén, y por consiguiente se hizo mortal la raza humana, pero ¿de dónde vino? De la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, allá él trajo la muerte a la raza humana.

Es como cuando una persona se está ahogando, trata de agarrarse de lo que sea, y si hay otra persona, lo agarra y se ahoga la otra persona con él si no sabe nadar, o como algunas personas que dicen o piensan que si él va a tener problemas, va a tener algún accidente o algo, trata de llevarse con él en el problema a todas las personas que pueda. Y así es el diablo y los hijos del maligno.

Pero los hijos de Dios, por cuanto van a vivir eternamente con Dios en el Reino de Dios, tratan de llevarse con ellos a todos los que puedan al Reino de Dios, a través de la predicación del Evangelio de Cristo, para que todo aquel que oye y cree, al nacer la fe de Cristo en su alma, lo reciba a Cristo como Salvador y obtenga la salvación y Vida eterna, y así es como se manifiestan ambos reinos.

Los que son del reino de las tinieblas tratan de arrastrar al reino de las tinieblas a todos los que puedan, con todas las cosas que existen que llevan a la perdición del alma del ser humano, y hay tantas cosas en este mundo que apartan al ser humano de Dios, que los seres humanos tienen que andar con los ojos espirituales abiertos para no ser contaminados con las cosas que apartan al ser humano de Dios, y levantar sus cabezas al Cielo, a Dios, para buscar a Dios y todas las cosas de Dios que Dios tiene para Sus hijos en esta Tierra.

Por esa causa es que Dios le enseñó a Israel por medio del profeta Moisés que la historia de la manifestación de Dios para la liberación de Israel fuera enseñada a los hijos, los padres enseñar a los hijos y enseñarle a sus nietos y a sus bisnietos, y así por el estilo para que tuvieran memoria del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob y de la liberación o redención que llevó a cabo con Israel, lo cual viene luego a ser no solamente historia, sino profecía de lo que Dios haría para una nueva dispensación.

Lo que hizo para la Dispensación de la Ley luego lo hace para la Dispensación de la Gracia, para la liberación de todos los hijos e hijas de Dios que son los que tienen la promesa, como Israel la tenía, para ser libertados del reino de las tinieblas de Egipto, el cual tenía esclavizado a los hebreos, y Dios le hizo la promesa a Abraham en el capítulo 15, verso 12 al 19, le hizo la promesa a Abraham de que su decendencia estaría esclava en tierra ajena, y cuando ya están esclavos en tierra ajena, esa tierra era la del país de Egipto, pero que estarían allí por cuatrocientos años, y luego de los cuatrocientos años Dios los libertaría con mano fuerte, o sea, con la manifestación del poder de Dios castigando a esa nación, al rey, todo su reino, y todos los ejércitos del faraón y todo el pueblo que oprimía a los hebreos.

Ese fue el primer éxodo, y el Reino de Dios luego estaba con Israel; fue una batalla grande, pero tuvo la victoria Dios y Su Reino. El reino de Egipto tenía su religión oficial que era religión pagana; e Israel creía en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en el verdadero Dios, aunque hubo algunos que se contaminaron con el paganismo y arrastraban también la idolatría; por eso lo del becerro del oro allá en el monte Sinaí, donde Dios le está dando la Ley del Reino de Dios para Israel, y allá viene un grupo de hebreos que fueron enemigos de Moisés y por consiguiente de Dios y de otras personas, porque salieron también gentiles, que eran esclavos algunos, y otros que vivían allá en Egipto, y cuando vieron la oportunidad de salir libres, salieron con los judíos, con los hebreos, en ese éxodo.

Vean que en el Sinaí son puestas delante del pueblo dos religiones: Moisés trajo al pueblo al Dios verdadero y Sus leyes divinas, pero por otro lado otro grupo trajo la religión pagana del becerro de oro, religión que pasó a Egipto pero que viene de Babilonia, del tiempo de Nimrod, donde adoraban al becerro allá en Babilonia, de lo cual algún día estaremos hablando cuando ustedes tengan la Carpa-Catedral, para ese tiempo he sido invitado para dictar algunas conferencias, y en nombre de la Gran Carpa-Catedral en Puerto Rico le extendí la invitación al Gran Rabino de parte de todos ustedes para que esté también en la dedicación o inauguración de la Gran Carpa-Catedral. Y ya ustedes vieron la respuesta y escucharon la contestación del Gran Rabino, está esperando la invitación cuando esté ya levantada la Gran Carpa-Catedral.

Ese es un proyecto muy importante que ustedes están llevando a cabo en favor, no solamente de Cayey, sino de todo Puerto Rico y de toda la raza humana, porque va a llegar el tiempo en que Dios va a manifestarse grandemente en favor de los seres humanos, porque vendrá un tiempo, una etapa, muy difícil para la raza humana.

Ya vemos muchos problemas políticos, problemas militares, a causa de las relaciones políticas que no van bien con algunos países, y eso va a causar una tercera guerra mundial, la cual será atómica, y es mejor estar conscientes de lo que va a pasar y no que le sorprendan las cosas a uno y uno no estar preparado.

También la situación económica está muy difícil a nivel mundial, y cada día la situación se va poniendo más difícil, cuando se cree que ya se llegó a la solución o que se está llegando, de momento surge otro problema y se atrasan las cosas; y en cuanto al medio ambiente, las noticias no son muy buenas, el ser humano, con sus adelantos científicos, ha dañado el medio ambiente; y por consiguiente lo que se ha sembrado dará una cosecha de grandes problemas en el medio ambiente: calentamiento global, lo cual ocasiona que se derritan los polos y que aumente el nivel de los mares o del mar, y por consiguiente las costas corren grave peligro. Muchas costas van a desaparecer, y la Escritura dice: «Yo daré el pago a los de las costas,» así que hay una sentencia divina en la Escritura.

Los maremotos por otro lado van a destruir muchas costas, y sobre todo en el continente americano, y por consiguiente también en Asia, porque lo que divide a Asia del continente americano, es el Océano Pacífico, y por consiguiente están cerca, de ahí también vendrá los problemas de la tercera guerra mundial; al otro lado del mar, el rey del Norte: Rusia.

Por eso tenemos que vigilar, también estar al tanto de las cosas que están sucediendo en el mundo, todo eso nos ayuda para comprender que no hay esperanza en este mundo, excepto la venida del Señor para el Día postrero, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estén vivos, creyentes en Cristo, en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Este mundo, desde la caída del ser humano en el Huerto del Edén, ha estado en las manos del maligno y ha estado siendo gobernado por el reino de las tinieblas, por eso en el capítulo 4 de San Lucas y capítulo 4 de San Mateo cuando el diablo le muestra todos los reinos de este mundo a Cristo y le dice que se los dará si postrado lo adora, el diablo dice… porque a él (al diablo) le fueron dados. ¿cuándo? Allá con la caída del ser humano en el Huerto del Edén, allí los engañó y se apoderó de este mundo.

Adán era el rey de este mundo y Eva era la reina con Adán, y perdieron el Reino, un golpe de estado fue lo que le hizo el diablo allá a Adán y a Eva, y el Reino entonces pasó a las manos del maligno, el reino de este planeta Tierra; pero el Título de Propiedad regresó a las manos de Dios, Adán lo tenía pero el diablo no lo podía tomar, Dios lo tomó, y ese es el Librito sellado con siete Sellos en la diestra de Dios en Apocalipsis, capítulo 5, versos 1 en adelante, porque Dios es el dueño original del Título de Propiedad, ese Librito sellado con siete Sellos.

El que tenga ese Título de Propiedad es el dueño legal del planeta Tierra y por consiguiente del reino de este planeta Tierra. Aunque el diablo tiene el reino, o reina sobre este planeta Tierra, no es legal porque no tiene el Título de Propiedad.

Es como cuando una persona se mete en una propiedad privada y hace una casa ahí, él puede decir que es el dueño, pero el dueño es el que tiene el título de propiedad, la escritura, a su nombre, de esa propiedad; pero si pasa cierta cantidad de tiempo, entonces en Corte presenta ciertos argumentos de que lleva tantos años y trata de hacerse dueño legal de esa propiedad, que el tribunal, la Corte, lo declare dueño por el tiempo que lleva viviendo allí, y entonces surge una Escritura a favor de esa persona.

Y eso es lo que el diablo ha estado tratando, lograr eso, pero en el Cielo es que está el título original de propiedad, no solamente del planeta Tierra, sino de los Cielos y de la Tierra. Vean cómo se reflejó ahí en Isaías, capítulo 14, y también el capítulo 27 y 28 de Ezequiel, se reflejó el diablo en esos reyes que aparecen ahí mencionados.

El diablo ha querido ser, no solamente el rey de este planeta Tierra, sino el rey del universo completo, deseó subir al Cielo y sentarse en el Trono celestial. Pero esa batalla Cristo se la ganó, porque Cristo murió, resucitó y subió al Cielo y se sentó en el Trono celestial a la diestra de Dios, ya esa la perdió.

Estará luchando por sentarse en el Trono de David, el Trono del Reino terrenal, esa es la batalla ahora; para lo cual tendría que tener el Título de Propiedad, tomarlo de la diestra de Dios, traerlo a la Tierra, y entregárselo al instrumento en el cual él se haga carne, que será el anticristo. Pero no lo logrará, ya la Escritura da testimonio que el que tomará el Título de Propiedad será Cristo para hacer la Obra de Reclamo de todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, incluyendo el planeta Tierra, incluyendo a Israel, e incluyendo a todos los que lo han recibido como único y suficiente Salvador. Por eso la Escritura nos habla del Reino de Dios como también nos habla del reino del maligno, del reino de las tinieblas.

Comenzó la guerra, la batalla, la lucha, en el Cielo, y ha continuado en la Tierra la batalla, la guerra, entre ambas dimensiones: la dimensión de Dios, la dimensión de Cristo, luchando contra el diablo, la dimensión del diablo que es la quinta dimensión, la dimensión del infierno, la dimensión de las tinieblas.

Y a través de la predicación del Evangelio de Cristo han estado siendo libertados en el segundo éxodo, que es espiritual, siendo libertados del reino de las tinieblas y llevados al Reino de Cristo, al Reino de Luz, al Reino de Vida eterna, siendo restaurados así a su tierra, a su Reino, el Reino de Dios, el Reino de Cristo, con Vida eterna.

Por eso es que Cristo dice: «El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna y no vendrá condenación, mas ha pasado de muerte a vida,» San Juan, capítulo 5, verso 24. También Cristo dice: «El que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.» esto es ahí en San Juan también. El evangelio según San Juan nos habla mucho del Reino de Dios y del reino de las tinieblas, y así nos da un cuadro claro de ambos reinos, para que la persona, en el segundo éxodo, en el éxodo espiritual, en donde Cristo saca del reino de las tinieblas a todos los que están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, en ese éxodo, la persona al escuchar acerca de esa liberación, como fue tipificada en el primer éxodo con Moisés, en el cual estaba Dios libertando el pueblo hebreo, y salían las personas en ese éxodo en la mañana de la pascua luego de haber comido el cordero pascual y tener la sangre aplicada en el dintel y los postes de sus hogares para la preservación de la vida de los primogénitos.

La muerte espiritual en el segundo éxodo ha estado en el planeta Tierra, millones han muerto espiritualmente, pero también millones han salido en el segundo éxodo rumbo a la tierra prometida, al Reino de Dios, y han entrado a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo y por consiguiente han recibido Vida eterna.

Cristo a Nicodemo le dice: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios,» San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6. Les debía una Escritura por aquí, era la de San Juan, capítulo 8, verso 2, que dice:

«Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» La luz de la Vida eterna, que es el Espíritu Santo:

«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.»

Y Cristo dice que Él es la luz del mundo; así que es la luz de la Vida eterna el Espíritu Santo, el que es impartido por Cristo a todos los creyentes en Cristo, y entonces tienen Vida eterna, han obtenido el nuevo nacimiento y por consiguiente han obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión, del Reino de Cristo, llamado el Ángel del Señor de cada persona que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.

En ese cuerpo angelical es que los cristianos cuando mueren van a vivir en el Paraíso, al Paraíso en ese cuerpo angelical que se parece al cuerpo físico, pero que es joven representando de 18 a 21 años de edad, y luego cuando regrese en la resurrección recibirá un cuerpo físico también, joven, que representará de 18 a 21 años de edad.

Por eso es tan importante estar esperando la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia para nuestra transformación y la resurrección de los muertos creyentes en Cristo. Esa es la tierra prometida para el tercer éxodo en el Día postrero para entrar al Reino de Dios físicamente con cuerpos físicos, inmortales, glorificados y jóvenes, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y así seremos a Su imagen: cuerpo angelical, y a Su semejanza: cuerpo físico glorificado, y así seremos a imagen y semejanza de Dios. Así es como será restaurada la imagen y semejanza de Dios en el ser humano.

El Reino de Dios tendrá la victoria físicamente también en el tercer éxodo, que corresponde a este tiempo final. El reino de las tinieblas con su príncipe: el diablo o Satanás o Lucifer o como le quieran llamar, o la serpiente antigua, será derrotado por Cristo, Apocalipsis, capítulo 19 lo muestra, y el capítulo 20, verso 1 al 3, muestra que el diablo será atado con cadenas y echado al pozo del abismo, y será preso allí por mil años.

Luego saldrá, será suelto nuevamente y volverá a actuar en la misma forma, tratará de dar un golpe de estado al Mesías, que estará sobre el Trono de David gobernando sobre el pueblo hebreo y sobre todo el planeta Tierra, sobre todas las naciones.

Es que en esos días ocurrirá la resurrección también de todos los muertos de todos los tiempos pasados que no fueron resucitados en la primera resurrección, ocurrirá la segunda resurrección, y engañará a los mismos que había engañado en otros tiempos. Tratará de dar un golpe de estado a Cristo y Su Reino, pero volverá a tener la derrota, fuego del Cielo lloverá y destruirá a todo ese ejército que viene, con el cual viene el enemigo de Dios, el diablo, contra Cristo, y luego viene el juicio final, y luego del juicio final: eternidad para todos los que salen con la bendición de recibir la Vida eterna porque ayudaron a la Iglesia del Señor Jesucristo en las diferentes etapas de la Iglesia, o ayudaron al pueblo hebreo, a los judíos, en algún momento. Así que… y también a los hijos de Dios, al pueblo de Dios, de tiempos pasados, de otras dispensaciones. O sea, desde el tiempo de Adán hacia acá.

No sabemos cuánto tiempo durará el juicio final, pero se va a llevar a cabo. Los que salgan culpables, y también los que no estén escritos en el Cielo en el Libro de la Vida, serán echados en el lago de fuego, donde está (dice la Escritura) el anticristo, o sea, la bestia y el falso profeta, porque la bestia y el falso profeta son echados ahí en el lago de fuego al final de la gran tribulación.

Pero los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo no tienen que temer porque han recibido un Reino inconmovible, un Reino que no puede ser quitado, un Reino que no puede ser destruido, no puede ser conquistado, ese Reino inconmovible de Cristo es el que conquista todo reino.

Él es el Rey de ese Reino inconmovible, y los creyentes en Cristo son reyes y sacerdotes con Cristo en ese Reino, y jueces también, porque los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles. Es una bendición grande y privilegio grande pertenecer al Reino inconmovible de Cristo nuestro Salvador, al cual entramos en la forma espiritual, esfera espiritual, al recibirlo como nuestro Salvador, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el perdón de pecados por Cristo y ser llenos del Espíritu de Cristo.

Así la persona en el campo espiritual entró al Reino de Dios. Fue sacado del reino de las tinieblas, del reino del maligno, y fue colocado en el Reino de Cristo, el Reino de luz, de nuestro amado Salvador.

Recuerden que Cristo es el Príncipe del Reino de luz y por eso nosotros los creyentes en Cristo somos hijos de luz, no son de las tinieblas, sino son hijos de Luz, hijos del Reino de Cristo, el Reino de Luz, por lo cual es importante saber lo que está prometido para los hijos de Luz mencionados por San Pablo en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 en adelante:

«Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.»

Destrucción repentina, una tercera guerra mundial atómica; volcanes, terremotos, maremotos y todas estas cosas, lo cual vendrá sobre el reino de las tinieblas y por consiguiente sobre los hijos de las tinieblas:

«Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.»

Porque los creyentes en Cristo en el Día Postrero estarán vigilando, «cuando ustedes vean suceder estas cosas, levantad vuestras cabezas porque vuestra redención está cerca,» dice Cristo en San Lucas, capítulo 21, versos… para no deberles… San Lucas, capítulo 21, verso 28, dice:

«Cuando estas cosas comiencen a suceder…»

Cuando comiencen, no cuando estén a mitad, no cuando estén al final, sino cuando comiencen a suceder

«Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.»

Y ya todas estas señales, estas profecías, que Cristo dio, que señalan el tiempo final y que señalan que está cerca la transformación de los vivos en Cristo y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, entonces Él dice: «Levantad vuestras cabezas,» levantar nuestras cabezas y nuestros corazones a las cosas de Dios, al Cielo, porque nuestra redención, nuestra transformación, está cerca, la redención del cuerpo que es la glorificación o transformación:

«También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles (o sea, Israel y las demás naciones, vean cómo está la situación en Israel y cómo está la situación en las demás naciones allá en el Medio Oriente y en todas las naciones del planeta Tierra. Israel es la higuera y los demás árboles son las demás naciones).

Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.»

Porque el Reino de Dios va a ser establecido o restaurado en este planeta Tierra. El Reino de Dios, dice Primera de Crónicas, capítulo 28 y capítulo 29, que es el Reino de David, y el Trono de Dios en la Tierra es el Trono de David.

Por lo tanto, la restauración del Reino de David y Trono de David, está cerca. El mismo Cristo decía, enseñando a orar a Sus discípulos, que en la oración pidiéramos a Dios la venida del Reino de Dios: «Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el cielo también en la tierra.» y la venida del Reino de Dios es la restauración del Reino de David, de lo cual San Lucas da testimonio diciendo en el capítulo 1, verso 30 en adelante, dice:

«Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»

El Trono de David es el Trono terrenal de Dios, y el Reino de David es el Reino terrenal de Dios, y estamos en el tiempo en que el Reino de Dios está cerca, y nuestra adopción, nuestra transformación, nuestra redención física, también está muy cerca. Todas las señales que señalan el tiempo para el cumplimiento de esas promesas, están identificadas en la Escritura y en su cumplimiento en diferentes naciones.

Por lo tanto, el Reino de Cristo es un Reino inconmovible al cual han entrado, en la esfera espiritual millones de seres humanos que lo han recibido como su único y suficiente Salvador, han entrado al Reino de Dios, han entrado a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo en donde ha obtenido cada uno su cuerpo angelical, y nos falta la segunda parte de la adopción, la adopción física, la redención de nuestro cuerpo, que será nuestra transformación, para entrar físicamente a ese Reino de Cristo con Vida eterna física para vivir con Él en Su Reino por toda la eternidad.

Aunque la Tierra tiemble y los montes se traspasen al corazón del mar o de la mar, no temeré mal alguno porque Jehová, el Señor, estará conmigo, así también sean estas palabras también de aliento y fortaleza para vuestra alma, sabiendo que el Señor está con nosotros, no importa que la Tierra tiemble.

Sabiendo que hay un terremoto grande profetizado, que destruirá a California y que estremecerá al mundo entero, entonces nuestra fe tiene que estar bien anclada en Cristo, estando firmes y dentro del Reino de Cristo nuestro Salvador, que es el único Reino inconmovible, y siguiendo las enseñanzas bíblicas y tomando todas las precauciones y estando adiestrados para casos de terremotos, para algún tiempo de terremotos y maremotos, así está profetizado y Dios va a estremecer la Tierra y también los Cielos, dice la Escritura que leímos, al principio, de Hebreos, capítulo 12, versos 25 al 29.

Tenemos que ser realistas y saber que hay un terremoto profetizado, del cual el Espíritu Santo profetizó por medio del reverendo William Branham, y que la ciencia, los científicos, han descubierto que California será azotado por un terremoto muy grande que la va a destruir; el reverendo William Branham dice que se va a hundir.

Es que en los Ángeles, California, comenzó la séptima edad de la Iglesia en el año 1906, la Edad Pentecostal. Y ese derramamiento del Espíritu Santo en la calle Azuza, en los Ángeles, California, impactó también a Chile; ahí hubo un derramamiento del Espíritu Santo en Chile en esos días o ese mismo día, hay que verificar si fue el mismo día o fue en esos días.

También toda cosa que ocurra en California, en el Estado de California, va a impactar toda la América Latina, porque cada edad tiene un territorio donde se cumple cada edad, y la séptima edad de la Iglesia se cumplió en Norteamérica; y la Edad de Corona, la Edad de Oro de la Iglesia, corresponde a la América Latina y el Caribe.

Así que es lo más seguro que cuando caiga el juicio divino sobre Norteamérica, sobre todos los que rechazaron a Cristo como Salvador, también ahí comience el juicio divino sobre la América Latina y el Caribe, sobre todos aquellos que han rechazado a Cristo como único y suficiente Salvador, y por consiguiente, el juicio divino sobre el reino de las tinieblas comience en esa forma en este tiempo final, y en esos días, por cuanto la resurrección y para la resurrección ocurrirá un terremoto, ese puede ser el terremoto, lo más seguro, para la resurrección de los muertos en Cristo, porque cuando Cristo resucitó y resucitaron con Él los santos del Antiguo Testamento, hubo un terremoto también.

Pero no se preocupe por el terremoto, ese será el tiempo también, no solamente para la resurrección de los muertos en Cristo, sino para la transformación de los vivos creyentes en Cristo, ¿cómo ocurrirá la transformación? ¿Será todos a la vez, el mismo día, o será gradualmente? ¿Cuándo vamos a ver eso? Lo vamos a ver cuando seamos transformados, y estaremos hablando de todas esas cosas, de esos temas, en la Carpa-Catedral, se estará hablando de todos esos temas, se estará hablando del Libro de la Vida del Cordero, se estará hablando de los Siete Sellos, se estará hablando también del Séptimo Sello, ahí será abierto el Séptimo Sello en ese tiempo, será abierto también todo el misterio completamente, será abierto o se estará predicando, acerca de las Siete Trompetas y de las Siete Copas con las siete plagas finales. De todo eso se estará hablando en las actividades de la Gran Carpa-Catedral para el tiempo en que sea levantada esa Gran Carpa-Catedral y sea dedicada a Dios.

El reino de las tinieblas, conforme a las profecías bíblicas, va a ser destruido. Daniel, capítulo 2, la piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo en Su venida, viene, y el reino de las tinieblas en los pies de hierro y de barro cocido serán desmenuzados, o sea, el reino de las tinieblas habrá llegado a su fin, para dar paso al Reino de Cristo, del Mesías, al cual le son entregados por Dios, al entregar el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete Sellos, le es dado el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra y entonces reclama el Reino, reclama el Trono de David, reclama el Reino de David, y reclama a todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, reclama también este planeta Tierra, donde establecerá el Reino, y ahí yo voy a estar, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, teniendo nosotros y habiendo recibido nosotros un Reino inconmovible, sirvamos a Dios por medio de Cristo con gratitud, con agradecimiento, por la bendición y privilegio de recibir ese Reino y de estar en el Reino del Mesías, el Reino de Cristo nuestro Salvador. Cristo dijo: «No temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido daros el Reino.»

Y ahora, en la lectura que tuvimos de Primera de Tesalonicenses, que no terminamos, dice:

«Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.»

Los creyentes en Cristo no son del reino de las tinieblas, no son del reino del príncipe de las tinieblas, del maligno, sino que son del Reino de Luz, del Reino de Cristo nuestro Salvador, porque Él nos ha trasladado a Su Reino. Colosenses, capítulo 1, verso 13 dice:

«El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.»

¿Ven? Nos ha librado, nos ha libertado, nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, del poder de las tinieblas, del poder del reino del maligno, del reino de las tinieblas, en el segundo éxodo, y nos ha colocado Cristo en Su Reino, eso es una Obra de Dios en el segundo éxodo; y nos colocará físicamente también en Su Reino físico cuando Él lo establezca en este planeta Tierra, nos colocará ahí con Vida eterna física, con cuerpos glorificados.

Ya tenemos el Reino en la esfera espiritual, y de lo que no se ve, es hecho *lo que se ha de ver, porque lo que se ve fue hecho de lo que no se veía, dice hebreos, capítulo 11, verso 1 al 3. Así que los creyentes en Cristo han estado recibiendo ¿qué? Un Reino inconmovible, no importa cuántos terremotos y maremotos surjan, y guerras atómicas surjan, hemos recibido un Reino que no puede ser destruido por una guerra, no puede ser destruido por una bomba atómica, no puede ser destruido por un terremoto, no puede ser destruido por un tsunami, nada de eso puede destruir el Reino inconmovible de nuestro amado Señor Jesucristo, al cual pertenecen todos los creyentes en Cristo, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, el cual está en la esfera espiritual, ese Reino está en la esfera espiritual. No temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido daros el Reino.

Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al Reino de Cristo por medio de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en su alma y recibirlo como su único y suficiente Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre y Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego y producir en la persona el nuevo nacimiento, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted, para lo cual puede pasar acá al frente, y si está en otra nación puede pasar al frente en la Iglesia en la cual usted se encuentre, para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, lo más importante es la vida, y si la vida física es importante, cuánto más la Vida eterna que Cristo nos da al recibirlo como único y suficiente Salvador.

Él dijo: «Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna,» es Cristo el que nos da la Vida eterna porque lo recibimos como único y suficiente Salvador al escuchar la predicación de Su Evangelio y nacer la fe de Cristo en nuestra alma. Es la fe de Cristo, no es fe humana, sino la fe de Cristo nace en nosotros.

En las demás naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, y los niños de diez años en adelante también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Vida eterna, es lo que el alma de toda persona anhela, por eso es que cada persona come, trabaja, come, duerme y sigue trabajando, comiendo y durmiendo, para poder continuar viviendo.

Toda persona quiere vivir, y tiene la oportunidad de obtener también la Vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador. «El que come mi carne y bebe mi Sangre, tiene Vida eterna,» dice Cristo. Es Vida eterna recibir a Cristo como Salvador, recibirlo como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador en esta ocasión.

El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios, dice Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, versos 1 al 6, y nuestro tema ha sido: «RECIBIENDO UN REINO INCONMOVIBLE,» al cual entramos con Vida eterna.

Ya vimos la forma de entrar al Reino de Cristo nuestro Salvador. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo y están presentes, y también por los que están en otras naciones. Con nuestros ojos cerrados y nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo:

Señor, Dios eterno, Padre celestial, vengo a Ti con todas las personas que escucharon el Evangelio de Cristo predicado y lo han recibido como único y suficiente Salvador. Te ruego les recibas en Tu Reino y les des Vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador. En el Nombre del Señor Jesucristo Te lo ruego.

Y ahora repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Repitan conmigo:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único y suficiente Salvador.

Reconozco que soy pecador y Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Reconociendo que no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos, Te ruego se haga una realidad Tu salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador, por lo cual ustedes me dirán: «Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible,» porque Él dijo: «El que creyere y fuere bautizado, será salvo, mas el que no creyere, será condenado.»

«¿Cuándo me pueden bautizar?» es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El agua en el bautismo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. El bautismo en agua es tipológico, es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente, simbólicamente, está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna, con Cristo en Su Reino eterno.

Por eso en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por lo cual, conscientes del significado del bautismo en agua en el Nombre del Señor, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren al Reino inconmovible de Cristo nuestro Salvador y tengan asegurada la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, nos veremos el próximo domingo, Dios mediante, y oren mucho por las actividades de esta semana que comienza hoy domingo, porque el sábado también hay actividades, la cual les anunciará el reverendo José Benjamín Pérez, y el domingo también. Así que hasta el sábado y domingo, Dios mediante, que estaré con ustedes.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, sabiendo que hemos recibido un Reino inconmovible, estamos dentro de ese Reino, el Reino de Cristo nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos los presentes y a todos los que están en otras naciones. Los que están en otras naciones también pueden ser bautizados en estos momentos, los que han recibido a Cristo como Salvador en estos momentos y los que están aquí también.

Dejo al ministro, reverendo José Benjamín Pérez, para que les indique cómo hacer para ser bautizados, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

«RECIBIENDO UN REINO INCONMOVIBLE.»

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