Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes, televidentes y los que están a través de internet en los diferentes países de la América Latina, el Caribe y Norteamérica.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos llene del conocimiento de Su Programa en este Día Postrero, y nos prepare, y pronto transforme nuestros cuerpos y nos lleve a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
En esta ocasión quiero leer en Efesios, capítulo 5, verso 14 al 15, donde nos dice San Pablo…, tomando San Pablo como referencia Isaías, capítulo 60, verso 1 en adelante, nos dice San Pablo aquí en este pasaje:
“Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu (o sea, del Espíritu Santo)”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “TIEMPO DE DESPERTAR A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO HOY”.
En el Programa Divino encontramos que hay edades y dispensaciones; y para cada edad y para cada dispensación Dios ha asignado la Obra que Él llevará a cabo en ese tiempo; y ha asignado el hombre, el mensajero, que Él usará en ese tiempo, y el Mensaje que predicará ese mensajero para ese tiempo.
Y nadie puede hacer la Obra de Dios correspondiente a una edad o a una dispensación si no es el mensajero enviado por Cristo para esa edad o para esa dispensación, con el Mensaje correspondiente a ese tiempo; otro Mensaje no va a funcionar.
Por ejemplo, si viene, en el tiempo para la liberación del pueblo hebreo, si llegaba un hombre diciendo: “Dios ha prometido que va a libertar a Su pueblo Israel; por lo tanto, es necesario construir un arca, porque tenemos que pasar el Mar Rojo cuando Dios nos liberte. Vamos a construir un arca, porque Dios va a libertar a Su pueblo: nos va a llevar a la tierra prometida, a la tierra de Israel”…; pero ese Mensaje de construir un arca no iba a funcionar para aquel tiempo, porque ese era el Mensaje del profeta Noé.
Ahora, el arca siempre funciona si se tiene actualizada el arca para el tiempo en que uno vive. El arca representa a Cristo, la Palabra; y si se tiene a Cristo, la Palabra, para el tiempo en que uno vive: se tiene el arca, y funciona bien en esa forma; pero no podemos meter el pueblo a una edad o dispensación que ya pasó para que la persona reciba las bendiciones de Dios.
Por ejemplo, si nos metemos a la etapa del tiempo de Noé, no podemos obtener los beneficios que Dios tiene para este tiempo. Pero recuerden que aquellos tiempos de Noé, por cuanto eran un tiempo de entrelace dispensacional y Dios envió un profeta dispensacional, aquellos tiempos reflejan lo que sería el tiempo final, el tiempo en que nosotros estamos viviendo.
Cristo, hablando de la Venida del Hijo del Hombre, dijo que sería como en los días de Noé y también como en los días de Lot1. En los días de Noé tenemos un profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional en un entrelace dispensacional; y para el tiempo de Lot también tenemos un mensajero dispensacional, que fue el profeta y patriarca Abraham, con un Mensaje dispensacional.
También los días de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero son como los días de Jesús; porque es en un entrelace dispensacional donde la Venida del Hijo del Hombre está prometida para ser cumplida, en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio; y viene con Sus Ángeles para llamar y juntar a todos los escogidos de Dios con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino.
A todas estas cosas correspondientes a este Día Postrero, toda la Iglesia del Señor Jesucristo tiene que estar despierta; porque de otra forma se le pasa por encima el cumplimiento de todas estas promesas divinas correspondientes al Día Postrero, y le sucedería como al pueblo hebreo: que estaba esperando la Venida del Mesías y estaba esperando también la venida del profeta Elías, que le estaría preparando el camino al Mesías…; y todo eso fue cumplido…
La venida del precursor, que le preparó el camino al Mesías, fue Juan el Bautista, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías, como dijo el Arcángel Gabriel2; y como también dijo, dio testimonio Jesús, al decir que Juan era aquel Elías que había de venir.
San Mateo, capítulo 11, verso 14, y capítulo 17 de San Mateo, verso 10 al 13; en esos dos pasajes Jesús da testimonio de Juan el Bautista, de que Juan era aquel Elías que había de venir en aquel tiempo.
Y muchas personas estaban esperando al profeta Elías literalmente, que viniera como se fue; pues si Dios prometió que Elías vendría, pensaron e interpretaron que tenía que venir como él se fue. Y ahora, “vino, y no lo conocieron, e hicieron de él todo lo que quisieron”.
Cuando Dios promete que vendrá un profeta que vino en el pasado, esa promesa se cumple en un hombre del tiempo en que Dios cumplirá esa promesa; y el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, viene en ese hombre operando el ministerio de aquel profeta que Él envió en tiempos pasados. Eso es el regreso y ministerio y venida de un profeta que vino en el pasado, prometido para venir nuevamente.
Ahora, el profeta Elías, vean ustedes, es el hombre que tuvo un ministerio del Espíritu Santo que se repetiría por cinco ocasiones; ese ministerio se repetiría en cinco hombres diferentes.
O sea, primeramente en Elías Tisbita3. Por segunda vez se repitió ese ministerio, lo repitió el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo que estaba en Elías, lo repitió en Eliseo; porque el Espíritu de Cristo luego estuvo en Eliseo manifestado, operando ese ministerio de Elías en una doble porción4.
Y luego repitió ese ministerio por tercera vez en Juan el Bautista, el cual estaba lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre5; y fue el Espíritu Santo el que operó ese ministerio. Pero no estaban despiertos en aquel tiempo espiritualmente; el pueblo hebreo como nación y la religión hebrea como religión, no estaban despiertos al cumplimiento de esa promesa, y pensaron que Juan el Bautista era un loco.
Jesús, hablando de Juan el Bautista y de la opinión que tuvo el pueblo hebreo acerca de Juan el Bautista, dijo: “Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía…”. No comía ni bebía como los demás hombres, sino que comía saltamontes (que son esas langostas) y también miel silvestre6; y tomaba agua del río y de donde pudiera encontrar agua. No comía como las demás personas, que se podían sentar a una mesa muy fina y comer con reyes y comer con los demás sacerdotes. Juan no tenía tiempo para esas cosas: su ministerio era tan importante y su labor era tanta, y tenía tan poco tiempo para llevarla a cabo, que tenía que llevar una vida sencilla y comer en esa forma, lo que podía encontrar.
Y Jesús dijo: “Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijeron: Demonios tiene, es un loco. Y ahora viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Este es un hombre comilón, bebedor de vino y amigo de publicanos y pecadores”7. O sea que, a uno, porque no comía y bebía como las demás personas, dijeron que era un loco, que tenía demonios; y a Jesús, porque comía y bebía, dijeron que era un hombre comilón y bebedor de vino, y amigo de publicanos y de pecadores. A la gente no hay cómo entenderlos.
Y a estos líderes religiosos, con tantos grados de teología, tampoco hay cómo entenderlos; ellos tienen sus propias interpretaciones de lo que debe ser el cumplimiento de las profecías que Dios ha dado, tienen su propia interpretación de lo que debe ser la venida del precursor de la Venida del Mesías y tienen su propia interpretación de lo que debe ser la Venida del Mesías.
Y cuando se cumplió la venida del precursor, el Elías que tenía que venir se llamaba Juan (pero el ministerio era el ministerio de Elías, operado por el Espíritu Santo); pero no lo pudieron reconocer, porque ellos tenían sus propias interpretaciones de lo que Dios había prometido.
Y Dios no tiene que ver con las interpretaciones que las personas le den a lo que Dios ha prometido. Dios tiene que ver con lo que Él prometió; y cuando llega el tiempo, tiene que cumplir lo que Él prometió; estén de acuerdo o no estén de acuerdo los grandes sabios en asuntos religiosos de este mundo y de las religiones, o religión hebrea o religión cristiana.
Así que Dios no le puede pedir permiso a los líderes religiosos para cumplir lo que Él prometió y preguntarles: “¿Está bien así, que lo cumpla en esta forma? ¿Cómo ustedes lo tienen interpretado?, para cumplirlo en esa forma”.
¿Qué fue primero: el pensamiento y profecía…, pensamiento de Dios expresado en forma de profecía, o la interpretación que le dieron los teólogos? Primero fue el pensamiento de Dios en cuanto a lo que Él iba a hacer, y la forma en que Él lo iba a hacer; y luego fue profetizado a través de los profetas de Dios.
Por lo tanto, lo que es primero, permanece para siempre; y lo que ha venido a ser las interpretaciones, eso es quitar. Y la interpretación correcta es la que Dios le da cuando Él cumple lo que Él prometió.
El cumplimiento de lo que Él prometió es la perfecta interpretación de lo que Dios prometió. Y cualquier interpretación que no esté de acuerdo al cumplimiento de lo que Dios prometió: hay que echarla a un lado, y quedarse con la interpretación que Dios le da, que es el cumplimiento de lo que Él prometió; aunque no cuadre con la interpretación que le habían dado los grandes sabios y entendidos de este mundo.
Bien dijo Jesús en San Mateo, capítulo 11, versos 25 en adelante, cuando dijo:
“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.
Escondió Dios todas estas cosas de la Primera Venida de Cristo, las escondió de los sabios y entendidos; y aunque se cumplieron esas profecías allí, no las pudieron ver: estaban escondidas de los sabios y entendidos. O sea, estaba escondida toda esa profecía, el cumplimiento de ella: todo estaba escondido del entendimiento teológico de los grandes sabios en divinidad y teología de la religión hebrea.
Y si Dios escondió de los sabios y entendidos, de los teólogos y doctores en divinidad, de los grandes líderes religiosos de la religión hebrea, escondió el misterio de la Primera Venida de Cristo, la pregunta es: ¿Esconderá Dios también el misterio de la Segunda Venida de Cristo de los sabios y entendidos en teología, en asuntos religiosos, de la religión cristiana? Si lo hizo allá, en Su Primera Venida, no le quepa duda de que lo hará en Su Segunda Venida; pues si no lo hace, tendría entonces que pedir perdón a los sabios religiosos, teólogos y doctores en divinidad, de la religión hebrea allá, del tiempo de Jesús.
Todo obró para bien, para que el Evangelio pasara de los hebreos a los gentiles8, y la salvación pasara de los hebreos a los gentiles9, y Dios llamara de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre10.
Y todo obrará en el Día Postrero, en la Segunda Venida de Cristo, para bien: Dios cegará los ojos de los sabios y entendidos del Día Postrero, y revelará el misterio de Su Segunda Venida a los niños; porque así le agradó allá, revelar Su Primera Venida a los niños, y lo hará también en Su Segunda Venida.
Y todo obrará para bien, para que el Evangelio luego pase de los gentiles al pueblo hebreo, a los hebreos; los cuales están esperando la predicación del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; como Hijo del Hombre e Hijo de David, para sentarse en el Trono de David y reinar con Su Iglesia por mil años y luego por toda la eternidad, en medio del pueblo hebreo y en medio de este planeta Tierra.
Y los hebreos serán bendecidos en el Programa Divino del glorioso Reino del Mesías; ahí es donde está la bendición para el pueblo hebreo. Fuera de ese glorioso Reino del Mesías que Él establecerá en Su Venida, no hay bendición para el pueblo hebreo; pero con la Venida del Reino de Dios siendo establecido en medio del pueblo hebreo, y sentándose el Mesías en el Trono de David, y reinando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, vendrá la bendición para todo el pueblo hebreo; y hasta el desierto florecerá, no solamente como ha florecido en la actualidad, sino en toda su plenitud11, porque para el Reino Milenial ya la Tierra estará enderezada, esos 10 grados [10°], aproximadamente, que tiene de inclinación.
¿Cómo lo va Dios a hacer?, ¿cómo va a enderezar esos 10° que tiene? Durante la gran tribulación, por medio de esas explosiones atómicas; porque ya todo está preparado y el fuego atómico está preparado, y tiene que desatarse el fuego atómico sobre la Tierra, y principalmente sobre ciertos territorios, en una guerra mundial que vendrá; y eso ocasionará que la Tierra se enderece. Con esas explosiones nucleares, y los volcanes en erupción, y terremotos, y todas estas cosas, la Tierra se colocará en la posición que le corresponde.
Por ejemplo, miren ustedes. Si en este lugar, en la parte de arriba, estando esta libreta inclinada, se hace una explosión, miren lo que sucede: una explosión, y se endereza12. Y así será durante la gran tribulación. La Tierra se va a enderezar, y por eso no habrá durante el Reino Milenial esas etapas de frío y nieve, como las hay en la actualidad en los diferentes países; será una estación de primavera para el planeta Tierra bajo el Reino Milenial de Jesucristo. Todo estará colocado correctamente.
Por eso es que la Tierra está con dolores de parto, para dar a luz un nuevo mundo13. Y será un mundo que estará enderezado, así como las personas que estarán viviendo en ese Reino Milenial estarán enderezadas delante de Dios; serán colocados derechos delante de Dios, como el planeta Tierra también, para caminar rectamente delante de Dios en el Reino de Jesucristo.
Ahora, tenemos que despertar a la realidad de las cosas prometidas para este tiempo final, que ocasionarán que venga a existencia el cumplimiento de la resurrección de los muertos en Cristo, de la transformación de nosotros los que vivimos, del llamado del pueblo hebreo con la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final o Séptima Trompeta, y rapto o arrebatamiento de los escogidos siendo llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, y las cosas que luego en la gran tribulación estarán pasando aquí en la Tierra. Pero nosotros estamos interesados más en lo que estará pasando en la Casa de nuestro Padre celestial, que es el lugar donde nosotros vamos a estar.
Se cumplirá la Palabra profética que Dios habló por medio del profeta Isaías, por ahí por el capítulo 26 de Isaías, donde hay una profecía relacionada al tiempo final, donde nos dice: capítulo 26, verso 20 al 21, dice:
“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación (o sea, la ira, la gran tribulación).
Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”.
Esas son las cosas que estarán sucediendo en la gran tribulación; pero ya la Iglesia del Señor Jesucristo estará escondida con Cristo en la Casa de nuestro Padre celestial, en la Gran Cena de las Bodas del Cordero; y la Puerta ya estará cerrada. En lo que pasa la ira, en lo que pasa el tiempo malo, nosotros estaremos pasando un buen tiempo en la Casa de nuestro Padre celestial.
Cristo dijo: “En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, yo lo hubiera dicho antes; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez (eso es Su Segunda Venida), y os tomaré a Mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Dice: “Os tomaré a Mí mismo”, porque Su Iglesia es Su Cuerpo Místico de creyentes, es parte de Cristo. Eso está en San Juan, capítulo 14.
Ahora, podemos ver que tenemos que despertar a todas estas promesas correspondientes a este tiempo final para que no se nos pase por encima lo que Dios está haciendo en este tiempo final. Tenemos que estar despiertos a la realidad del Programa de Dios correspondiente a este tiempo final.
Hemos sido llamados en este tiempo final, ¿saben para qué? Vamos a ver para qué nos dice el reverendo William Branham que hemos sido nosotros llamados en este tiempo final. En el mensaje “Reconociendo el Día y su Mensaje”, página 42, vean lo que dice14:
“[207] Reconozcamos, amigos, porque hemos sido llamados para reunirnos bajo el sonido de la Trompeta. ‘Porque la Trompeta del Señor sonará, y el tiempo ya no será más’”.
¿Para qué hemos sido llamados y para qué estamos siendo reunidos? Para ser reunidos para escuchar el sonido de esa Trompeta Final de Primera de Corintios, capítulo 15, versos 50 al 56; que es la misma Trompeta de Dios de Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 14 al 17; y es la misma trompeta que se sonaba o se tocaba cuando José, el príncipe, segundo en el reino del faraón (José el hijo de Jacob), salía, se levantaba de su asiento y salía: se tocaba esa trompeta y se proclamaba: “¡Doblad rodilla a José!”15. Esa es la misma Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta que anuncia la Venida del Señor; porque la Séptima Trompeta o Trompeta Final, como el Séptimo Sello, es la Venida del Señor16.
Y escuchando la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Séptima Trompeta, es que nosotros obtenemos el conocimiento de todas estas cosas correspondientes a este tiempo final. Con esa Trompeta es que son despertados todos los hijos e hijas de Dios: despertados del sueño espiritual, para despertar a la realidad de lo que Dios está haciendo en este tiempo final; y ver cómo van siendo cumplidas todas esas profecías correspondientes a este Día Postrero; y ver cómo Cristo, así como obró en Sus siete etapas o edades de la Iglesia gentil por medio de Sus mensajeros, en este Día Postrero estaría obrando por medio de Su Ángel Mensajero.
Por eso Juan se postró a los pies del Ángel de Jesús, para adorarlo, pero él le dijo que no lo hiciera; porque ese Ángel es el profeta del Día Postrero, del séptimo milenio: de la Dispensación del Reino y del séptimo milenio, y de la Edad de la Piedra Angular; y él no es el Señor Jesucristo: él solamente es un redimido por la Sangre del Señor Jesucristo, él es uno de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Y ahora, tenemos que despertar todos nosotros a la realidad de lo que Dios está haciendo hoy, en nuestro tiempo, en el cual nos ha tocado a nosotros vivir; y escuchar la Voz de Cristo, esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es el misterio de los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10, hablándonos directamente al alma y revelándonos el misterio del Séptimo Sello. Con ese misterio siendo revelado es que son llamados y juntados todos los escogidos de Dios de en medio de los gentiles en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y cuando se complete el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, luego Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, y saldrá de Su Obra de Intercesión como Sumo Sacerdote en el Cielo, y ya no habrá más Sangre allá sobre el Propiciatorio; y ya Cristo reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa: resucitará a los muertos en Cristo y nos transformará a todos nosotros; y ya ahí estará plenamente como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y estará como Juez de toda la Tierra, en Su manifestación en medio de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.
El precursor de la Segunda Venida de Cristo estuvo hablando algo muy importante con relación a la resurrección de los muertos en Cristo, y nos dijo que eso estaba relacionado al Reino Milenial y estaba relacionado al Milenio. Vamos a ver; página 146 del libro de Citas dice, al final de este pasaje 1303, dice:
1303 – “Todo pecado tiene que venir a aniquilación. Todo pecado tiene que ser destruido. Por eso, en el Gran Milenio, cuando la resurrección venga, no tendremos que renacer otra vez por medio de nuestros padres, sino que Dios, como Él hizo en el principio, llamará al hombre del polvo de la tierra y a su compañera con él. Eso es correcto. Eso es la manera en que Él lo hizo en el principio”.
¿Y cuándo dice que será? Dice:
“… en el Gran Milenio, cuando la resurrección venga, no tendremos que renacer otra vez por medio de nuestros padres…”.
El Gran Milenio, o sea, el séptimo milenio, que es el Día Postrero delante de Dios. Es en ese Día Postrero o séptimo milenio que la resurrección de los muertos en Cristo será cumplida, y la transformación de nosotros los que vivimos.
Ahora, algunas personas pensarán con relación al Milenio, al séptimo milenio, y dirán: “¿Hay que esperar tanto?”. Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio. Así que estamos en el tiempo en donde de un momento a otro se completará el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, y los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Y cuando eso ocurra, ¿habrá ocurrido en qué milenio? En el séptimo milenio; en ese milenio en donde Cristo establecerá Su Reino en este planeta Tierra.
Vean, aquí, en la página 138 del libro también de Citas, verso 1236, dice:
1236 – “‘Y entonces Él enviará Sus Ángeles, y juntará a Sus elegidos de los cuatro vientos, desde un cabo de la Tierra hasta el cabo del Cielo’. Eso está hablando de la resurrección, el arrebatamiento, subiendo. Él enviará Sus Ángeles para juntar. ¿Ustedes alguna vez pensaron qué son los ángeles? ¿Eh? Mensajeros. Él los juntará, los congregará juntos (¿ven?), trayéndolos, juntándolos de las partes extremas de la Tierra a las partes extremas del Cielo, la Palabra que fue, y ha sido hecho manifiesta en la Tierra. ¿Ven? ¿Lo captan? La Palabra ha sido hablada; aquí se manifiesta”.
Y ahora, todos los que tuvieron la Palabra de Dios para la edad en que vivieron fueron la Palabra de Dios para su tiempo, juntamente con el mensajero de Dios para ese tiempo; y esos son los que en el Día Postrero se levantarán en la resurrección en cuerpos eternos, y los nuestros que ya han partido; y nosotros los que vivimos: todos los que tienen la Palabra de Dios para nuestro tiempo (la Palabra de Dios para la Edad de la Piedra Angular, la Palabra de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino) serán transformados en este tiempo final cuando los muertos en Cristo resuciten, todos los que estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que antecede a la resurrección, la Gran Voz de Trompeta, que sonaría en el Día Postrero.
Ahora, alrededor de esa Palabra que han recibido y de ese cuerpo teofánico que han recibido, se materializará el nuevo cuerpo: el cuerpo físico y eterno que hemos de tener; porque lo que se ve es hecho de lo que no se veía17.
El Verbo se hizo carne, y habitó entre los seres humanos18, y fue conocido por el nombre de Jesús; primeramente tuvo que estar en Su cuerpo teofánico, y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.
Y antes de una persona recibir el cuerpo físico y eterno, primero tiene que tener su cuerpo teofánico: haber creído en Cristo como su Salvador y haber nacido de nuevo; y tener ya su cuerpo teofánico, para luego obtener el cuerpo físico y eterno que Él ha prometido para todos nosotros. Por eso es tan importante estar despiertos en este tiempo final.
Cristo, hablando de la Venida del Hijo del Hombre, dijo: “Velad y orad; porque no sabéis en qué hora el Hijo del Hombre ha de venir”19. Él nos enseñó a estar despiertos velando, vigilando, por la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, velando por la Segunda Venida de Cristo; porque los que estarán velando, y lo verán en Su Venida y lo recibirán, son los que se irán con Él, y están representados en las vírgenes prudentes de San Mateo, capítulo 25, verso 10 al 13.
Dice que mientras las vírgenes insensatas fueron a comprar aceite, “vino el esposo; y las que estaban preparadas (las vírgenes prudentes) entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”. Luego vinieron también las vírgenes insensatas tocando la puerta, pero ya la puerta estaba cerrada; y se quedaron, tuvieron que ser echadas a la gran tribulación: se quedaron para pasar por la gran tribulación, donde serán purificadas por el juicio de la gran tribulación, como también Israel será purificado en la gran tribulación y la Tierra será purificada en la gran tribulación.
La gran tribulación es un tiempo de purificación para la Tierra, para Israel y para las vírgenes insensatas; pero ya las vírgenes prudentes han sido purificadas por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y Su Espíritu Santo ha estado obrando en cada hijo e hija de Dios. Así que se encuentra la Iglesia de Jesucristo justificada, como si nunca hubiese pecado, y cada escogido de Dios como individuo también.
Ahora, podemos ver, miren aquí, en la misma página 138 del libro de Citas, verso 1235, dice:
1235 – “El arrebatamiento de la Novia será la misma cosa. La Palabra que está en ustedes, el cuerpo materializará alrededor de esa Palabra, la misma cosa como hizo a Sara”.
Como hizo con Sara y con Abraham, es lo que hará con cada uno de ustedes y conmigo también.
Para obtener el cuerpo nuevo y eterno, tenemos que tener primero esa Palabra: la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para nuestro tiempo, y el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, para que luego se materialice y obtengamos el cuerpo eterno y glorificado. Y así estaremos, al estar en el nuevo cuerpo, estaremos hechos carne, pero carne no mortal, sino inmortal, incorruptible y glorificada: carne glorificada, cuerpo glorificado, como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Estamos viviendo en el tiempo en que tenemos que estar despiertos a la realidad de lo que Dios está haciendo en este tiempo, conforme a como Él prometió para este tiempo final; estamos viviendo en el fin del siglo, conforme al calendario de los gentiles. Y Cristo advirtió a Sus discípulos que estuviesen vigilando siempre por la Venida del Hijo del Hombre; porque el Hijo del Hombre viene (¿con quién?) con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras20.
Y ahora, ¿qué cosas ha prometido Cristo para realizar en el tiempo final, en el fin del siglo?, ¿y cuál será la señal del fin del siglo y de Su Venida? Le hicieron esa pregunta en San Mateo, capítulo 24, a Jesús. Le preguntan… Dice, capítulo 24, verso 3:
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo (qué señal habrá de la Segunda Venida de Cristo, y qué señal habrá del fin del siglo)?”.
¿Y qué señal dio Jesús? En el mismo capítulo 24, verso 30 al 31, dijo:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Y aquí tenemos esa señal en el cielo, viniendo en las nubes del cielo; esta nube, que forma el rostro del Señor, fue formada por los siete ángeles mensajeros de las siete edades y por otro Ángel que era diferente a los demás, que es el Ángel que tiene el Séptimo Sello. Y para el Séptimo Sello ser manifestado en la Tierra, ser cumplido, ese Ángel tiene que venir en carne humana en el Día Postrero, manifestado a través de Su Ángel Mensajero, así como los siete ángeles mensajeros tuvieron que venir en carne humana para poder tener sus ministerios aquí en la Tierra.
Y vean ustedes, dice, sigue diciendo:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
Ahí tenemos dos grandes señales: la señal de la Venida del Hijo del Hombre y la señal del fin del siglo.
Y ahora, vean ustedes, en San Mateo, capítulo 13, verso 30, dice:
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
Esto es en la parábola del trigo y de la cizaña. Y luego, explicando esta parábola del trigo y de la cizaña a petición de Sus discípulos, en este mismo capítulo 13, versos 36 en adelante, dice de la siguiente manera:
“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino (¿Quiénes son los hijos del Reino? Son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo), y la cizaña son los hijos del malo.
El enemigo que la sembró (que sembró la cizaña) es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles”.
¿Cuál es la señal del fin del siglo? La señal del fin del siglo es la Siega, la Cosecha, llevada a cabo por los Ángeles del Hijo del Hombre. Con la venida de los Ángeles del Hijo del Hombre, que es la venida de los ministerios de Moisés y Elías en el Día Postrero con la Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a los escogidos, recogiendo a los escogidos, recogiendo al trigo, tenemos la señal del fin del siglo.
“De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
O sea, a la cizaña la echarán (¿dónde?) en el horno de fuego, que es la gran tribulación. ¿Pero qué será con los escogidos, con el trigo?
“Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”.
Los justos son los escogidos, el trigo, que van a resplandecer como el Sol; o sea, van a resplandecer como el Sol de Justicia21, van a resplandecer como Cristo. Cristo viene con Su rostro como el sol, viene como Rey, pues el sol es el astro rey; y por cuanto el trigo, los escogidos de Dios, los hijos del Reino, son reyes y sacerdotes: resplandecerán como reyes y sacerdotes en el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver lo que es la señal del fin del siglo.
Hemos tenido a través de la historia de la raza humana, de Cristo hacia acá, muchos fines de siglos. Muchos fines de siglos han transcurrido: el fin del primer siglo, el fin del segundo, el fin del tercero, el fin del cuarto, el fin del quinto, el fin del sexto, el fin del séptimo, y así por el estilo la raza humana ha vivido en el fin de cada uno de esos siglos; y ahora se encuentra viviendo, conforme al calendario gentil o de los gentiles, se encuentra viviendo en el fin del siglo XX, a una distancia de dos mil años de Cristo hacia acá. Cada dos mil años, aproximadamente, un evento mayor ocurre en el planeta Tierra, conforme al Programa de Dios.
Y ahora, viviendo en el fin del siglo, los escogidos tienen que estar siendo llamados y juntados en este tiempo final por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre; y por eso en el cielo apareció la señal del Hijo del Hombre, y estaban allí los ángeles de las siete edades de la Iglesia gentil y otro Ángel que era diferente a los demás.
Luego de esa gran señal en el cielo, de ahí en adelante, los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre para el Día Postrero tienen que estar en la Tierra manifestados en una forma progresiva desde 1963 en adelante; y esos son los ministerios de Moisés y de Elías con la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a los escogidos de Dios en el Día Postrero.
Ahora, podemos ver que esta fecha de 1963, febrero 28 de 1963, es muy importante en el cumplimiento de las profecías bíblicas correspondientes al Día Postrero.
Hablando acerca del fin del siglo y fin del sexto milenio, si le añadimos al calendario todos los años de atraso que tiene, ya para el año 1960 o 1963 se estaba en el fin del sexto milenio, y por consiguiente en el fin del siglo XX. Eso es tomando desde el tiempo de Jesús hacia acá, tomando esos dos mil años de Cristo hacia acá, a razón de 360 días; pero el calendario tiene, el calendario que se usa entre los gentiles tiene 365 días y cuarto [365¼], por lo tanto, tiene 5 días y cuarto [5¼] de más.
Eso significa que en un lapso de tiempo de 2000 años, conforme al calendario de entre los gentiles… Si lo llevamos al calendario profético, que consta de 30 días al mes y de 360 días (conforme a la profecía del profeta Daniel y también de Apocalipsis, capítulo 11), descubriremos que 2000 años vividos: conforme al calendario gentil son de 2026 a 2036 años del calendario de Dios. O sea que, conforme al calendario de Dios, estamos ya dentro del séptimo milenio desde hace mucho tiempo.
Y eso significa que estamos dentro del séptimo milenio, en donde los Ángeles del Hijo del Hombre tienen que estar en la Tierra llamando y juntando con la Gran Voz de Trompeta, con esa Trompeta Final, a los escogidos de Dios de entre los gentiles; para luego llamar a los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 escogidos, y colocarlos en la cúspide, en la cima del Monte de Sion, y sellarlos con el Sello del Dios vivo (conforme a Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, y Apocalipsis, capítulo 14). Pero antes tienen que ser llamados y juntados todos los escogidos de entre los gentiles, y ser colocados en la Edad de la Piedra Angular, que es la cúspide del Monte de Dios, del Monte de Sion, o sea, de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, nosotros estamos viviendo en el tiempo más grande y glorioso, donde tenemos que estar despiertos a lo que Dios está realizando en este tiempo final. Dios está llamando y juntando a los últimos escogidos de Su Iglesia, de Su Cuerpo Místico de creyentes; y luego llamará y juntará a los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos.
Este es EL TIEMPO DE ESTAR DESPIERTOS A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO.
Y ahora, muchas personas se preguntarán:
“¿Y dónde están los Ángeles del Hijo del Hombre sonando la Gran Voz de Trompeta en este tiempo final?”. En la Edad de la Piedra Angular, en la cúspide del Monte Dios, de la Iglesia de Jesucristo.
“¿Y dónde están los escogidos de Dios, que están siendo llamados y juntados?”. ¡Pues aquí estamos! Estamos presentes en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en la cúspide del Monte de Dios. Y ahí también serán colocados los 144.000 hebreos en este tiempo final.
Porque no hay otra edad, sino la Edad de la Piedra Angular, que es una edad eterna, donde el Reino Milenial será establecido; porque el Reino Milenial y el séptimo milenio pertenecen a la Edad de la Piedra Angular. No la Edad de la Piedra Angular al séptimo milenio; sino el Milenio y el Reino Milenial pertenecen a la Edad de la Piedra Angular; porque la Edad de la Piedra Angular es una edad eterna.
Por eso el Evangelio del Reino es predicado en la Edad de la Piedra Angular para la Dispensación del Reino; y luego ese Mensaje seguirá hacia adelante, y ese mensajero seguirá hacia adelante con su Mensaje.
En Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 en adelante, nos dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno (un ángel con el Evangelio Eterno) para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado…”.
Con Su Evangelio proclama, revela, que la hora del juicio divino ha llegado; o sea que viene predicando el día de venganza del Dios nuestro en su Mensaje, en su Evangelio; y dice:
“… y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
Ahí podemos ver que lo que se reflejó en el quinto ángel mensajero de la quinta edad de la Iglesia gentil22, luego se cumple en toda su plenitud en el Ángel del Señor Jesucristo, en el cual estará Cristo en Espíritu Santo manifestado, y a través del cual viene el Mensaje del Evangelio Eterno para todo pueblo, nación y lengua; y nos enseña que la hora de Su ira, de Su juicio, ha llegado; nos enseña que hemos llegado al séptimo milenio, en donde tiene que derramarse el juicio divino sobre la raza humana.
Esto es una realidad que no puede ser negada, porque está ya profetizada para ser cumplida esta realidad en el Día Postrero. Pero antes de que se cumpla la realidad del juicio divino sobre la raza humana, son llamados y juntados todos los escogidos con la Gran Voz de Trompeta, y son preparados, y son transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero, juntamente con los muertos en Cristo, que resucitarán en cuerpos eternos. Por eso es que no nos asusta la gran tribulación y los juicios que van a ser derramados en la gran tribulación; ¡claro que no nos asustan, pues no vamos a estar aquí!
Ahora, a los que estarán aquí les asustan estas noticias, les asusta la predicación del día de venganza del Dios nuestro; pero a los escogidos no les asusta: porque ya tendremos un cuerpo nuevo y estaremos en la Cena de las Bodas del Cordero.
A todas estas realidades proféticas correspondientes a este tiempo final tenemos que estar nosotros (¿cómo?) despiertos, en este día en el cual nosotros estamos viviendo; y ver cómo van siendo cumplidas estas profecías correspondientes al Día Postrero.
Y solamente podemos estar atentos y entender todas estas cosas que estarán sucediendo en este tiempo final ¿escuchando qué? La Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero.
Este es el TIEMPO DE DESPERTAR A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO HOY, en nuestro día, en el Día Postrero o séptimo milenio, el cual hemos visto que ya comenzó si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene.
Y aun si solamente le añadimos 7 años, también ya comenzó. Y si no le añadimos ningún año, pues miren, el jueves termina el año 1998 y comienza el año 1999; o sea que dentro de algunos días se cumplen 1999 años (o sea, ya cumplidos). Y luego, cuando lleguemos al año 2000… o sea, luego nos queda solamente un año.
Recuerden que cuando se dice que estamos en el año 1998, es que se ha cumplido ya ese año, y ya el resto que se está viviendo pertenece al nuevo año. Los años que ustedes viven, cuando usted dice que tiene (digamos) 25 años, es que ya vivió 25 años; son 25 años ya cumplidos.
Y conforme al calendario gentil: De Cristo hacia acá ¿tenemos cuántos? 1998 años; y el jueves ya entraremos (jueves para el viernes), entraremos al año 1999. O sea que si los años de los siglos y milenios se cumplen en la misma forma en que se cumplen los años nuestros desde que hemos nacido, la Tierra entonces, de Cristo hacia acá tiene, del viernes en adelante, de las 12 y un segundo en adelante [12:00:01], tiene ya entonces 1999 años (de Cristo hacia acá). Así que nos queda muy poco para, conforme al calendario de los gentiles, entrar al séptimo milenio.
¿Pero se le habrá atrasado el calendario a Dios?, ¿o habrá Dios cambiado Su calendario? Yo pienso que no. El mismo precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo que el calendario estaba atrasado23.
Así que podemos mirar desde otro ángulo, desde otro punto de vista, y ver que el calendario está atrasado, pero mirar y ver que todo ha obrado para bien. Las personas no saben en qué tiempo están viviendo, ni en qué milenio están viviendo, ni en qué siglo están viviendo, pero los escogidos sí saben; porque los entendidos entenderán24.
Y para el séptimo milenio, y para el siglo XXI, XXII, XXIII y todos esos siglos venideros, Cristo por medio de Su Ángel Mensajero estará haciendo grandes cosas, y dándonos a conocer todas las cosas que Él quiere que nosotros conozcamos; y estará cumpliendo todo lo que Él ha prometido para el Día Postrero, o sea, para el séptimo milenio.
Vimos en esta mañana que la Trompeta Final y Gran Voz de Trompeta que llama y junta a los escogidos de entre los gentiles y que revela el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Segunda Venida de Cristo, es la misma Trompeta Séptima que llama y junta a los hebreos revelándoles el misterio de la Venida del Señor; porque la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son (¿qué?) la Venida del Señor. Él viene con Sus Ángeles.
Y ahora, vean cómo ese misterio para este tiempo final sería revelado.
Y hemos sido llamados por la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta para ser convocados en la Santa Convocación del Día Postrero de la Iglesia de Jesucristo, para obtener la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, y obtener la revelación del Séptimo Sello: la revelación de la Venida del Señor con Sus Ángeles, para ser colocados en la cúspide de la Iglesia de Jesucristo y ser preparados para ser transformados en este tiempo final. Podemos ver el propósito para lo cual serían llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero.
Cuando se complete ese número: Cristo saldrá del Trono de Intercesión, reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, y adoptará a Su Ángel Mensajero, y también adoptará a todos los escogidos que viven en este tiempo, y también a los muertos en Cristo. Y la adopción es la redención del cuerpo25, dándonos un nuevo cuerpo: un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahí Dios estará manifestado en toda Su plenitud en Su Ángel Mensajero y en cada uno de los escogidos de Dios del Día Postrero, porque todos estaremos en el cuerpo nuevo y eterno que Él ha prometido (¿para quiénes?) para cada uno de ustedes y para mí también. Por eso este es el tiempo de estar despiertos a la realidad de lo que Dios está haciendo hoy, en este Día Postrero:
“TIEMPO DE DESPERTAR A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO HOY”.
Y ahora, podemos ver que el llamado es a despertar.
Y ahora, ¿dónde están los que ya han despertado a la realidad de lo que Dios está haciendo en este día, en este tiempo? Pues aquí estamos: ¡Despiertos espiritualmente!, viendo las profecías correspondientes al Día Postrero y viendo cómo Dios va cumpliendo esas profecías; y escuchando Su Voz, Su Gran Voz de Trompeta, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Por eso es que cosas que no habían sido conocidas en edades y dispensaciones pasadas, ya nosotros las conocemos. ¿Por qué? Porque estamos despiertos a la realidad de lo que Dios está haciendo hoy, en este Día Postrero.
Ahora, el momento: año literal, mes, semana y día y hora en que Cristo resucitará a los muertos en Cristo y nos transformará a nosotros los que vivimos, no lo sabemos; pero ya sabemos que es en el séptimo milenio, y ya el séptimo milenio comenzó. Y será para los que están escuchando la Voz de Cristo, la transformación de sus cuerpos. Así que lo importante es estar despiertos escuchando la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Arcángel y Trompeta de Dios prometida para este tiempo final.
Ninguno se vaya a dormir espiritualmente: ¡Manténgase despierto espiritualmente!, escuchando todos los días la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, con la cual le está preparando a usted y me está preparando a mí.
Y alrededor de esa Palabra que Él nos habla en Su Mensaje de Gran Voz de Trompeta, viene la preparación para ustedes y para mí; y alrededor de esa Palabra se materializará la transformación de cada uno de ustedes y la mía también, se materializará la adopción de todos nosotros.
¿Ven la importancia de estar despiertos? Por eso Cristo habló de estar despiertos velando por la Venida del Hijo del Hombre.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Una de las formas en que nosotros mostramos que queremos ser transformados pronto, ¿saben cuál es? Amando a Cristo con toda nuestra alma, obedeciendo Su Palabra y sirviéndole todos los días de nuestra vida; y llevando el Mensaje, para que se complete el número de los escogidos, porque no seremos transformados y no nos iremos de aquí hasta que entre hasta el último de los escogidos; porque ninguno de los escogidos se perderá; y ninguno de los escogidos de la Iglesia de Jesucristo, ninguno de ellos se quedará aquí para la gran tribulación: nos iremos todos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Bueno, ya hemos visto por qué todavía estamos aquí: porque todavía Él está llamando y juntando a Sus escogidos en los diferentes países.
Y por eso es que tenemos que estar viajando por todas las naciones; porque así como le dijo Cristo a Pablo: “Yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”26, ahora Dios tiene mucho pueblo en la América Latina y el Caribe; y también hay algunos salteados en otras naciones; pero mucho pueblo Él lo tiene en la América Latina y el Caribe, mucho pueblo de y para Su Cuerpo Místico de creyentes; pues la Edad de la Piedra Angular ¿se cumple dónde? Pues en la América Latina y el Caribe: ahí es donde tiene mucho pueblo para Su Iglesia, para Su Cuerpo Místico; y ahí es donde es efectivo ciento por ciento el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta.
Bueno, vamos a dejar ahí quietecito todo. Nuestro tema ha sido: “TIEMPO DE DESPERTAR A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO”.
Y aquí estamos despiertos; pero el resto de los hijos de Dios que no han despertado tienen que ser despertados. Y para eso nosotros nos ponemos en las manos de Cristo, para que nos use llevando Su Palabra: la Voz del Hijo de Dios, la Voz del Hijo del Hombre, Su Mensaje, para despertar a todos los que están dormidos espiritualmente y no han visto la realidad de lo que Dios está haciendo en este Día Postrero.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y dejo con nosotros nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión; y luego estaré con ustedes también en la próxima actividad que Miguel tendrá, para también compartir en esa actividad con todos los que estarán allí presentes.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y continúen teniendo grandes bendiciones de parte de Cristo en estas Navidades, y que tengan un próspero año 1999.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“TIEMPO DE DESPERTAR A LA REALIDAD DE LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO HOY”.
[Revisión noviembre 2021]
1 San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30
2 San Lucas 1:17
3 1 Reyes, capítulos 17-21; y 2 Reyes, capítulos 1-2
4 2 Reyes 2:9-15
5 Lc. 1:15, 1:41-45 / Ministerio de Juan el Bautista: Lc. 1:5-25, 1:39-45, 1:57-80, 3:1-20; Mt. 3:1-17; Mr. 1:1-9; Jn. 1:19-34 / Muerte: Mt. 14:1-12, Mr. 6:14-29, Lc. 9:7-9
6 San Mateo 3:4, San Marcos 1:6
7 San Mateo 11:18-19, San Lucas 7:33-34
8 Hechos 15:7-9, Hechos 10:1-48
9 Romanos 11:11
10 Hechos 15:12-17
11 Isaías 35:1-2
12 [El Dr. Soto choca con sus dedos la libreta por debajo, en la parte superior, simulando la explosión, y quedando así la libreta enderezada, en forma vertical]
13 Romanos 8:21-22
14 SPN64-0726M “Reconociendo Tu Día y su Mensaje”, pág. 39, párr. 207
15 Génesis 41:42-43
16 Citas, pág. 130, párr. 1164
17 Hebreos 11:3
18 San Juan 1:14
19 San Marcos 13:33; San Mateo 24:44, San Lucas 12:40
20 San Mateo 16:27
21 Malaquías 4:2
22 [Lutero, Edad de Sardis]
23 63-1127 “Nuevamente el mundo se está cayendo a pedazos”, párr. 126
24 Daniel 12:10
25 Romanos 8:23
26 Hechos 18:10